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Que es el duelo

La palabra duelo tiene un origen latino y signifca dolor.

Cuando hablamos de duelo, estamos haciendo referencia a un “proceso

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normal tras la pérdida de un ser

querido”. Esta defnición contiene dos aspectos importantes:

1. Primero, el duelo es un proceso, es decir, requiere tiempo. Los duelos no se resuelven en un mes o una semana. Cada persona necesita un tiempo que dependerá de su proceso. Por ello, es necesario ser paciente y no apurar a la persona en duelo. Al ser un proceso, también es algo dinámico que cambia con el tiempo. A lo largo del proceso de duelo, la persona enfrentará decisiones y situaciones que debe resolver, lo que afectará el desarrollo del duelo.

2. Segundo, que el duelo sea una experiencia normal signifca que es algo que todos los seres humanos vivimos cuando perdemos un ser querido. Lo normal es que dicha pérdida duela.

Podemos utilizar la palabra duelo en sentido más amplio, no solo para hablar de la muerte. En efecto, el duelo también puede resultar de una

separación o cambio signifcativo en la relación con algo o alguien con quien una persona estuvo intensamente vinculada

(Randó 2012).

Algunos ejemplos de situaciones que implican cambios tan signifcativos en nuestra vida que las experimentamos como pérdidas son las rupturas de pareja, los cambios de empleo, ciudad o país de residencia y el término de una amistad, entre otras. En el caso de las niñas y niños, un cambio de casa o colegio también puede ser vivido como una pérdida que conlleva un duelo.

Estas separaciones o cambios son de tal magnitud que nos obligan a modifcar tanto nuestras expectativas en relación a la vida como en relación a una o más personas signifcativas.

Entre los cambios que se experimentan como un duelo está la pérdida de las propias capacidades. Es decir, la experiencia de ya no ser capaz de

¿Que es el duelo? ¿Que es el duelo?

realizar las funciones o habilidades que antes eran parte de mi identidad.

El duelo siempre es un proceso personal, que se vive con altibajos, obstáculos y difcultades. No existe un duelo igual a otro, ya que esta experiencia se suma a lo que la persona ya es. Como no existe una sola persona igual a otra tampoco existen dos duelos iguales. Podemos imaginar el duelo como una transparencia que se superpone a las características personales de cada persona. Esas características peculiares hacen del duelo algo único.

Por ello, no podemos esperar que todos nos comportemos de la misma forma frente al duelo. Tampoco podemos suponer que las necesidades de las personas sean las mismas. Como profesionales de la salud nuestra principal tarea ante el duelo es acompañar a la persona que lo vive –a quien se conoce como doliente– sin limitar su libertad para experimentar el proceso a su manera.

Lo que el duelo no es

Duelo normal y duelo complicado

1. Una enfermedad:

La persona en duelo no está enferma, aunque tenga determinados síntomas o sienta que a veces lo que siente es demasiado intenso y lo describa como “sentirse enfermo”. 2. Una depresión:

La persona en duelo tampoco está deprimida, aunque su estado anímico comparta casi todos los signos de una depresión.

La diferencia entre un duelo normal y uno complicado es la duración e intensidad de los síntomas.

Otra diferencia es el momento de aparición de los síntomas. Si los síntomas aparecen en el momento de la pérdida o a pocos días después de ocurrida, estamos hablando de un duelo normal. En cambio, si los síntomas se manifestan de manera diferida en el tiempo, semanas o meses después de la pérdida y cuando el apoyo social ya no está disponible, el duelo puede convertirse en uno patológico o complicado.

Otra característica que nos permite detectar un posible duelo patológico es la negación de la muerte. Se trata de un mecanismo de defensa muy primitivo y típicamente psicótico. También es importante poner atención a las creencias culturales y a la manera en que entienden y aceptan la muerte.

El duelo en aislamiento en tiempos de coronavirus

Vivir el duelo en aislamiento puede ser positivo para algunas personas y complejo para otras.

El coronavirus obliga a vivir tanto la enfermedad como el duelo aislados de nuestros seres queri-

dos. Para las familias de los pacientes, estas circunstancias especiales se traducen en no poder cuidar, acompañar y despedirse de su ser querido como hubiesen deseado.

La experiencia de un duelo en aislamiento puede ser tan intensa que las personas pueden sentir que lo que viven no está realmente ocurriendo, lo que les genera confusión o incredulidad.

También pueden experimentar variadas emociones como tristeza, rabia, culpa, frustración o impotencia en las que a la experiencia de pérdida se suma la sensación de soledad. Es absolutamente normal sentirse enojado. Estas emociones pueden estar presentes durante un tiempo. En torno al duelo también durante la pandemia podamos experimentar síntomas de desregulación física y psicológica asociadas a una situación que puede ser traumática. Entre estos síntomas están: taquicardias, palpitaciones, sensación de opresión en el pecho, sensación de nudo en la garganta o en el estómago, cefaleas, sequedad en la boca, sensación de mareo, irritabilidad, cambios de humor, impaciencia, difcultad para concentrarse, disminución del rendimiento, aumento de consumo de tabaco o alcohol, entre otros.

También es normal hacerse

preguntas: ¿Por qué apareció este virus? ¿Hice todo lo que pude? ¿Agoté todas las posibilidades? ¿Estaría viva o vivo si yo hubiera hecho las cosas de otra manera? ¿Podría haber evitado su muerte? ¿Habrá sufrido?

Si estás viviendo la muerte de un familiar por coronavirus y tienes todas estas preguntas dando vueltas en tu cabeza podemos sugerirte, en primer lugar, que no seas tan duro

o dura contigo misma. Nadie estaba preparado para enfrentar una situación de esta envergadu-

ra. Nadie puede controlar lo que está sucediendo.

Lo mejor que puedes hacer es analizar desde lo más profundo de tus sentidos, con cariño y compasión por ti y por todos los que amas. No agregues más dolor a tu dolor.

Podemos encontrar respuestas a estas preguntas que surgen en circunstancias tan dolorosas pero las respuestas no siempre nos traerán la calma o el equilibrio necesarios para sostener el dolor. Nos sentiremos mucho mejor si simplemente aceptamos que estamos viviendo una experiencia traumática, muy difícil para cualquier ser humano. A medida que recorras

este camino llegará un momento en que tu corazón dolido se sentirá fortalecido.

Como desaprender para aprender sobre el duelo por coronavirus

Sabemos que los familiares de las personas fallecidas por coronavirus no podrán tocarlos, estar cerca ni despedirse de ellos. Esto es completamente nuevo para cualquier persona que viva el fallecimiento de un ser querido durante esta pandemia.

También sabemos que esta situación nos puede pasar a nosotros mismos con nuestros seres queridos, familia, amigos o colegas.

Entonces la pregunta es: ¿Cómo puedo colaborar para que el proceso que está viviendo la persona que me toca acompañar sea diferente? Frente a estas interrogantes ... No existe una sola respuesta.

El escenario ideal es que el sistema nos permita a lo menos acompañar a nuestro ser querido y despedirnos.

Sabemos que esto no siempre será posible. De hecho, lo más probable es que los familiares no estén presentes en el momento en que su ser querido enfermo fallezca por coronavirus.

Una forma de aliviar el dolor de esta distancia, si el protocolo institucional lo permite, es que los familiares puedan (a lo menos uno) observar el procedimiento desde una ventana.

Esto ayudará a aminorar el trauma provocado por una muerte ocurrida en aislamiento. Con el tiempo, los familiares en duelo podrán buscar herramientas para elaborar este proceso traumático.

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