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El duelo y la culpa

“La culpa es la emoción de angustia que surge como consecuencia de la realización de actos (físicos, mentales, fantaseados u omitidos) que transgreden el sistema de normas y valores de la persona”

(Pérez-Sales, 2006).

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La culpa incluye componentes cognitivos y afectivos, como sentimientos dolorosos, remordimientos, sentido de responsabilidad, que surgen como consecuencia de la transgresión moral (real o imaginaria) en la que la persona cree que sus acciones (u omisiones) han causado resultados negativos (Tilghman-Osborne Et Cole 2010). La culpa en el duelo es una reacción emocional de remordimientos con el reconocimiento de haber fallado en el vivir la vida con los estándares y expectativas propios en la relación con el ser querido fallecido y / o su muerte (Li, Stroebe, Chan,Chown, 2014). La culpa es un síndrome emocional, cognitivo, comportamental y somático que se da como respuesta natural a la percepción de que hemos fallado o estamos fallando o fallaremos a nuestro ser querido, sea por acción u omisión en nuestras obligaciones, hechos palabras o pensamientos, provocando un daño o una muestra de desamor. (Alba Payás)

Tipos de culpas

Podemos sentir diferentes tipos de culpas: Culpa relativa a la muerte, Culpa

como defensa, Culpa relacional, Culpa de estar mejor / sobrevivir.

Cuando hablamos de culpa relativa a la muerte nos referimos a las circunstancias asociadas a la muerte. Los sentimientos y pensamientos pueden ser variados. Si hemos vivido alguna vez esta experiencia podremos reconocer algunos de los siguientes: Culpa por no haberlo o haberla protegido de la muerte o del sufrimiento.

B. Culpa relacional

La culpa asociada a aspectos relacionales nos hace sentir emociones como:

C. Culpa asociada a la transformación y los cambios

La culpa asociada a la transformación y los cambios nos llevan a sentir: Culpa por no sentir tanto dolor, por sentirse mejor, ser feliz, tener un buen día o sonreír. experimentado.

D. Culpa como defensa

La culpa como defensa está asociada a la evitación-negación del dolor y a sentimientos como: atención. Sentir que con ello daño a los demás. Sentir que expresar mis sentimientos es inadecuado, que no tengo derecho a hacerlo.

La culpa además nos hace sentir emociones naturales adaptativas que se dan por distintos elementos constitutivos.

Somáticos:

dolor de estómago, peso en la espalda, opresión en el pecho, rigidez corporal, pesadez en las extremidades, sensación de brazos pegados al tórax.

Emocionales:

sentimiento de inadecuación, vergüenza espontánea, pena o tristeza, enfado natural contra uno mismo, contrariedad (falta de amor hacia los demás y hacia uno mismo).

Cognitivos:

preocupación sobre lo que he hecho, he dicho o he sentido, experimentando que hice apta, que soy responsable de lo sucedido o no tengo derecho a estar bien y a disfrutar.

Conductuales:

inhibición momentánea de la acción o la palabra. Retirada momentánea del contacto. Aislamiento, falta de vitalidad, pasividad, hiperactividad o impulso de reparación.

La culpa es un sentimiento fuerte que puede durar toda una vida. Si sientes que este es uno de los procesos que estás viviendo pide ayuda a un profesional que pueda acompañarte a explorar tus emociones y elaborarlas.

La muerte por COVID puede generar muchos tipos de culpa, de ahí la importancia de elaborar terapéuticamente el sentimiento de culpa.

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