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Ramón Allones Patagón, Edición Regional Cono Sur

Una reseña entre Topos

Gastón Banegas

Ocasionalmente algunas cosas de la vida me sorprenden; son difíciles de mensurar y mucho más de transmitir por cuanto a emociones se refiere. No quedan testigos de las sensaciones que estos eventos generan. En algunos casos se trata de sucesos enormes, pero en otros tantos, de pequeños detalles que igual me impactan y graban un tipo en el lienzo en blanco de las experiencias, que llevo al costado de los recuerdos.

Tal vez sólo se trate de un saludo cálido e inesperado durante la mañana gélida de un invierno cualquiera, o como sucedió hace poco tiempo, que una mujer bella hable bien de este escribiente. Quizá un atardecer rojizamente tranquilo sirva de ejemplo también, al igual que los sabores o un perfume –¿por qué no?–, de esos que te hacen viajar montado en un recuerdo a ese territorio del pasado, justo doblando en esa esquina, donde fuimos felices un momento.

Esta vez me impactó un gesto y una idea engarzada que no pude dividir: ¿cuántos kilómetros puede viajar una pasión?, ¿cuánto tiempo hace que no te sorprenden con un gesto..? Pues a mí y a unos cuantos Topos, un cofrade querido nos sorprendió y –en este caso–, pudimos medir los kilómetros que nuestra pasión viajó.

Lo cuento en esta reseña que compilé con el aporte de otros Topos que han colaborado y me nutren con sus pareceres acerca de un habano muy particular, que en esta Edición de Aniversario creí apropiada para compartir con lectores y aficionados al Arte del buen fumar.

No recuerdo bien cómo empezó todo… sólo tengo un borrador en la memoria, algo así como un dibujo de acuarelas, difuso, pero estoy convencido de que algo tuve qué ver en este asunto. Explico: como cualquier grupo de amigos, los Topos compartimos un chat de WhatsApp, en el que volcamos experiencias de fumadas, preferencias de bebidas y comidas, bromas por demás, etcétera. Léase, todo.

En esos chats, no sé bien por qué, mencionamos de la marca Ramón Allones muy seguido, en particular de su robusto Specially Select, un gran habano del que haré una reseña más temprano que tarde, pues vale la pena conocerlo.

Como decía, hablamos de la marca, particularmente –con cierta nostalgia–, los Topos que hemos tenido el gusto de probar el Ramón Allones Patagón, Edición Regional, que apareció en 2016 destinado a los mercados del Cono Sur: Chile, Argentina y Uruguay. Fumar este habano ha sido un pequeño lujo; placer que nos damos ocasionalmente por estas tierras, algo alejadas del calor caribeño que cobija a las mejores hojas de tabaco del mundo.

Así que como algunos lo habíamos probado y otros tantos no, alguien tuvo una idea y al terminar la conversación un Topo generoso –quien tiene algunas cajas de este habano guardadas– me escribió, palabras más o menos: “…Gastón, te mando con mi hermano una caja para los Topos…”. Él prefiere el anonimato y no voy a “delatarlo” porque tengo un código de discreción, además de que a Danny Matzkin no le gustaría que lo mencione en la revista sin avisarle. No me lo perdonaría.

Pero fue así de sencillo. Esta pasión que nos hermana y nos hace mejores viajó alrededor de 27 mil kilómetros de Centro a Norte y Sur por todo el extenso continente americano y esperó durante más de seis años, añejando –a mi entender– uno de los productos más sabrosos y complejos del vitolario de Habanos, S.A., que como muchas cosas buenas desgraciadamente escasea.

También de modo reservado recibí las instrucciones para hacerme de la caja donada, pues Edición Especial significa que no se hacen más. Seguí el mandamiento al pie de la letra y así pude cumplir el deseo de Danny para compartir sus habanos con algunos Topos. Como fueron diez piezas traté de hacer el reparto lo más justo posible y aún quedan por distribuir a cofrades de Chile y Costa Rica.

El criterio de adjudicación del regalito partió de otorgarlo a quienes participamos de manera virtual en el curso de Habanosommelier impartido por los mejores maestros que podrían conseguirse. Los 4 Fantásticos: Jose Miguel Salvador, Álex Avellar, Fernando Fernández y Gabriel Estrada. Si no los conoce, googleelos, porque son cuatro personalidades de calidad cinco estrellas.

Así que en modo Navidad anticipada los Patagón fueron llegando uno por uno a cada Topo, y les pedí como retribución unas notas breves con sus impresiones, lo que seguramente habría sucedido de cualquier forma. Como Diego, Lucho, Lucas y Darío lo fumaron, lo recibido de ellos y algún aporte propio se integró en formato reseña escueta, compilada y no muy organizada. Son las impresiones de los Topos...

EL PATAGÓN

Lanzado en la Casa del Habano de Santiago de Chile en 2016, este habano de 110 milímetros de largo, cepo 52, es una vitola muy agradable de fumar. Es la misma vitola de galera Petit Edmundo que comparte con Montecristo, Vegueros Entretiempos y alguna que otra edición especial de la marca para el mercado de Portugal.

La Edición Regional constó de 6 mil cajas y la comercializó en estos territorios Puro Tabaco, S.A. Según leí en su descripción, luego de varios años de trabajo y coordinación conjunta, que incluyeron visitas a la fábrica en Cuba, análisis de aroma, sabor, combustión y tiraje surgió este tabaco, pensando especialmente en los consumidores del mercado en el que los Topos nos encontramos.

Patagón es un homenaje a los nativos aborígenes de La Patagonia en ambos lados de la Cordillera de los Andes. Un gran habano, de formato pequeño, acorde con las prisas de hoy. Torcido a mano, se compone por hojas de tripa larga de las mejores zonas de Vuelta Abajo, en la región de Pinar del Río. Su sabor e intensidad particular –territorio de sabor fuerte–, lo hacen ideal para añejamientos largos y considero que queda muy bien con los grandes rones intensos, como los de la línea Selección de Maestros o Unión, de la casa Havana Club.

LOS TOPOS OPINAN

Lucas Luciani envió este comentario: “…Una delicia. Combustión pareja y buen tiraje. Predominio de pimienta y madera, con notas de frutos secos y cuero. Muy agradable durante toda la fumada, que fue de unos 50 minutos aproximadamente. Un formato que me encanta…”. Agrego que lo fumó en una locación al aire libre a orillas del Río de la Plata durante un día de sol, muy apropiado para disfrutar un buen cigarro y desconectar el cerebro de este mundo mundano, al menos por un rato.

Este habano exclusivo viene en cajas de madera numeradas, con diez unidades. A nosotros nos tocó la 3,234. No viene forrada, como otros estuches, y presenta una cinta de Habanos D.O.P., así como la inscripción “Torcido especialmente para Cono Sur” en el ángulo superior derecho. Porta la anilla tradicional, más la cinta “Exclusivo Cono Sur”, que lo engalana. Es una de las ediciones regionales más agradables que he probado.

Parte del territorio de sabor fuerte –como antes dije–, su ligada tan particular y sabrosa, así como el añejamiento, permite al Patagón ofrecer un fumar muy agradable y para nada tan potente. Es como que los ímpetus tánicos de su juventud –fumé varios a principios de 2017, recién lanzado– estén ya un poco dormidos.HLM

Sus sabores dicen “presente”, con una identidad aromática ya más delicada y sutil. Es realmente un placer fumar algo que tiene cierta crianza, pues al igual que algunos vinos, estos cigarros se ponen mucho más interesantes con el paso del tiempo.

Luciano Quadrini, Topo, compañero de fumadas y en la revista, escribió según su apreciación en frío: “… canela, chocolate, cedro en la capa y miel en el pie (…) en la primera calada abundan los frutos secos. La almendra llega primero y rápidamente le acompañan el cedro y una nota a heno que le aporta un toque herbáceo. Luego se empieza a percibir algo de pimienta negra en la punta de la lengua…”.

Mis primeras caladas son geniales, me han dejado sorprendido. Tiene un sabor dulce y también encuentro esa nota herbácea que Luciano identificó. No es intenso y también noto sabores a maderas, para nada astringentes. Tras el almuerzo, acompaño el Patagón de buena manera, con café hondureño. Entre nosotros tres nos vamos llevando de maravillas.

Es turno de un gran Topo, Diego Franco, quien dijo sobre su fumar: “…me quedó mucha madera, cedro. Algo dulce, no de caramelo sino vainilla; algo floral, y es muy parejo en su combustión. Gran densidad de humo…”. Recuerda que le pareció sensacional: “… el cuero presente, la madera, sin duda, de principio a fin, que no se diluyeron a lo largo de la fumada…”. Luciano aportó: “…La cremosidad es impresionante, dan ganas de comerse el humo…”.

Sin duda, este cigarro me impresiona tanto como a mis queridos Topos. Conforme avanza noto en el paladar esa sensación táctil de untuosidad que el humo regala y aplica sobre las papilas; sensación placentera que me gusta encontrar cuando fumo. Es como que el humo tuviera peso... Notable. A esto agregaría –traten de imaginar–, los sabores que mis amigos notaron. En resumen: dulzor y maderas que llevan a cedros; especias, pimientas y canelas que hablan de la profundidad del Patagón y de su fuerza, que habiendo pasado seis años se nota un poco cansada.

Cuero y frutos secos proponen una complejidad muy armónica, esculpida perfectamente por el paso del tiempo. Agregaría algo que detecto e imagino un poco, porque no puedo determinarlo del todo: casi oculta y tapada por los sabores protagonistas, una nota muy pequeña de fruta abrillantada. Quizá me equivoque, pero por descarte y entre tantas notas a maderas, almendras y cueros, la sueño ahí, tímida, detrás de todo el show. Con un poco de concentración vuelvo a encontrarla y es deliciosa. A veces nuestro lenguaje, tan bello y rico, no alcanza para explicar algunas sensaciones…

Sobre su cierre de fumada, Luciano añadió: “…En el último tercio encuentro café y notas tostadas a pan. Va surgiendo el cuero, que finalmente se asienta y domina la fumada condimentado por la pimienta negra, que se había escondido por un rato…”.

Algunos Topos pudimos fumar más que un gran habano. Otros esperaran por su cuota de Patagón, que espera en mi humidor para que esta pasión siga viaje y complete más de 6 mil kilómetros adicionales, logrando –creo– un récord absoluto de 33 mil kilómetros. Es prueba cabal de las palabras de mi amigo y Topo Gabriel, cuando dice que “el tabaco une”. Agradeceré que, por favor, me avise si conoce el caso de algún tipo de pasión que haya recorrido más distancia.

Hemos fumado más que un habano, repito, porque compartimos una experiencia, una pasión que seguirá su camino hasta concluir la caja de Patagones: pasión que plasmó mucha gente antes que nosotros y nuestro grupo esperó durante seis años, sin saber que formábamos parte de un plan; una red tejida mucho antes por el destino lúdico, que nos propuso disfrutar por un rato.

Pasión apañada en la casa de un gran cofrade, quien supo conservar lo que otros fumamos en su momento con la euforia posterior al lanzamiento de su primera edición regional para el Cono Sur. Agradezco nuevamente a Daniel Matzkin por compartir este gusto por el buen fumar. Su generosidad es parte de un plan mayor, porque estoy bien seguro de que las cosas buenas vuelven. Más aún en este mundo de los placeres que el tabaco nos ofrece, y que solemos compartir, a veces en persona y otras tantas a la distancia.

No deje de tener buenos humos, y como digo siempre, Keep in touch! @TP5161

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