3 minute read

Unidos, mexicanos

Next Article
Pillerías

Pillerías

EDITORIAL

César Salinas Chávez

De acuerdo con distintas fuentes, la planta de tabaco se dispersó desde Sudamérica, avanzando hacia el istmo central, el archipiélago de las Antillas, México y Estados Unidos. En todo el continente, los pueblos originarios le dieron un "uso cultural" en ceremonias religiosas y mágicas, pero también fue medicina y alimento.

Más allá de la “disputa” por el punto geográfico en que los conquistadores españoles le conocieron, lo destacable es su rápida diseminación por el mundo y apropiación con una práctica que persiste hasta nuestros días: fumar.

El tabaco está ligado irremediablemente a la historia particular de cada pueblo del continente. En algunos casos, con éxito, y en otros, rayando en la extinción de una industria que en otros tiempos significó riqueza, abundancia.

El caso mexicano es un ejemplo de lo segundo, pues tras el gobierno virreinal que estableció el Estanco del Tabaco y fundó la Real Fábrica de Puros y Cigarros –la empresa más desarrollada y que más empleos generó durante la segunda mitad del siglo XVI–, la Guerra de Independencia y movimientos sociales posteriores trajeron consigo el decaimiento de la actividad.

Si alguien piensa que con tabaco mexicano no se puede elaborar un puro de la mayor calidad, se equivoca. Baste citar que a finales del siglo XIX el país llegó a exportar al mercado europeo 3 mil 107 toneladas de tabaco oscuro en rama, para puros; que se le comparaba con los producidos en Cuba y Brasil, y se cultivaba en 22 estados. De hecho, se manufacturaba un promedio anual de 100 millones de puros.

La alta calidad de la materia prima y de los productos mexicanos era reconocida mundialmente.

Por ello destaca el surgimiento de una iniciativa que busca posicionar nuevamente al tabaco y sus productos derivados en el sitio que les corresponde. Se trata de Humo Mexicano Unido, un grupo de productores convencidos de que hacer las cosas bien debe rendir frutos y para ello se debe comenzar en casa.

Es decir, que desde lo local se puede reactivar el consumo y el gusto por lo nuestro; primero entre los aficionados del país, pero luego, ¿por qué no?, en mercados más amplios. Recordemos que toda casa productora de puros importante, de cualquier país, usa el tabaco Negro San Andrés en alguna de sus vitolas. Principalmente se utiliza la capa, pero cada vez más se incorpora en los capotes, e incluso en la tripa.

En este número de septiembre, el mes patrio, llevamos una semblanza breve de once productores nacionales de marcas boutique, miembros de agrupación mencionada. Son parte de una generación nueva, producto del cambio generacional que hoy vive el Mundo del Tabaco, y que en este caso busca demostrar que, como su lema dice: Lo hecho en México también está bien hecho.

Disfruten la lectura.

This article is from: