22 DE SETIEMBRE 2018 I N°434 I AÑO XVIII
QUINCENARIO DE LA ARQUIDIÓCESIS DE MONTEVIDEO
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PRECIO $30
TODOS
Abusos en la Iglesia Católica
Vergüenza, perdón y compromiso INFORME
Todos los casos, la respuesta de la Iglesia y la situación en Uruguay PÁGINAS 02 a 07
SOCIEDAD
Celibato y abusos: ¿Existe un vínculo entre ambas realidades, o son dos situaciones paralelas? PÁGINAS 16 Y 17
Editorial del Card. Daniel Sturla
Compasión y vergüenza PÁGINA 12
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ENTRE TODOS 22 de setiembre de 2018
Vergüenza y dolor El caso de Pensilvania y las heridas que "nunca prescriben" CAMILO GENTA Redacción Entre Todos
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l 20 de agosto de 2018, unos días antes del Encuentro Mundial de Familias celebrado en Dublín, el Papa Francisco publicó una carta dirigida al Pueblo de Dios. En la misiva el Pontífice mostraba la vergüenza y el dolor que atraviesan la Iglesia por “los casos de abuso sexuales, de poder y de conciencia cometidos por un notable número de clérigos y personas consagradas” a menores. En esas líneas, el Obispo de Roma dijo: “Si bien se pueda decir que la mayoría de los casos corresponden al pasado, sin embargo, con el correr del tiempo hemos conocido el dolor de muchas de las víctimas y constatamos que las heridas nunca desaparecen y nos obligan a condenar con fuerza estas atrocidades, así como a unir esfuerzos para erradicar esta cultura de muerte; las heridas 'nunca prescriben'”. Afirmó que “El dolor de estas víctimas es un gemido que clama al cielo, que llega al alma y que durante mucho tiempo fue ignorado, callado o silenciado. Pero su grito fue más fuerte que todas las medidas que lo intentaron silenciar o, incluso, que pretendieron resolverlo con decisiones que aumentaron la gravedad cayendo en la complicidad. Clamor que el Señor escuchó demostrándonos, una vez más, de qué parte quiere estar”. Los abusos en el estado de Pensilvania Días antes, el martes 14 de agosto, se había dado a conocer un reporte del Gran Jurado de Pensilvania (órgano judicial estadounidense que no determina culpabilidad o inocencia, solamente decide si hay evidencias suficiente para iniciar un juicio), que daba cuenta de los abusos a menores cometidos durante un lapso de casi 70 años. La investigación señalaba a más de 300 sacerdotes como responsables del abuso de más de 1.000 menores, en seis diócesis del Estado norteamericano. El informe de unas 900 páginas también denuncia una trama de encubrimiento que permitió que la mayoría de los casos hayan prescripto, ya sea por el tiempo transcurrido, ya sea por el fallecimiento del acusado. Solamente en dos casos los clérigos podrían ser llevados a juicio. Los abusos, en su gran mayoría, son anteriores al año 2000. De acuerdo con el informe, las víctimas fueron mayoritariamente varones, aunque también hubo casos de niñas, adolescentes y preadolescentes.
Los informes revelaron la existencia de abusos sexuales y de encubrimiento por parte de algunas autoridades. M. FREIRE
El informe del Gran Jurado de Pensilvania ha significado un fuerte golpe para la Iglesia a nivel mundial, y la de Estados Unidos en particular. En 2002 la Iglesia norteamericana vivió una crisis similar por otra serie de abusos sexuales a menores que salieron a luz. En ese momento la Conferencia Episcopal llamó a un consejo de laicos y se creó la Comisión Nacional de Estudio para la Protección de Niños y Jóvenes. La dimensión del problema Otra acción tomada en ese entonces fue la elaboración de un informe con dos documentos, como recoge la web Aceprensa. El primero fue un estudio estadístico de los casos de abusos, encargado al John Jay College of Criminal Justice (City University of New York), y el segundo, un análisis con recomendaciones a la vista de los datos hallados, obra de la propia Comisión. En el estudio del John Jay College, con los datos facilitados por las diócesis y órdenes religiosas de todo Estados Unidos, se analizó un largo período de tiempo, entre 1950 y 2002. De los datos recabados en esos 52 años se pudo saber que 10.667 personas denunciaron a la Iglesia abusos de menores, referidos a 4.392 sacerdotes. Estos números excluyen las denuncias que fueron retiradas o que se demostraron falsas (cerca de 2.000).
1.000
Fue el número aproximado de menores que sufrieron abuso sexual en 6 diferentes diócesis del estado de Pensilvania.
900
Páginas son las que conforman el informe del Gran Jurado presentado por la fiscalíade Pensilvania.
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Son los sacerdotes que pueden ser acusados judicialmente por no haber prescripto el delito de abuso.
No obstante, como en todos los ámbitos en los que se dan los abusos de menores no siempre existe la denuncia, el total real probablemente haya sido mayor. El John Jay College, a partir de estimaciones de otros estudios similares, calcula que pudo haber unos 3.000 casos más; pero esto es solo una conjetura. El porcentaje de sacerdotes denunciados es de entre el 4% y el 4,3% de los clérigos activos en esos años. Algo que dificulta la exactitud de esta cifra es la imposibilidad de hacer un censo completo de todos los sacerdotes del periodo estudiado. Además, la mayoría de los acusados, un 56%, fueron denunciados por una sola víctima. Y una parte muy pequeña (149 sacerdotes, de más de los 4.000 relevados) acumula más de un cuarto de las denuncias (27%). También en la investigación se da cuenta del tiempo de duración de los abusos. En la mayor parte de los casos (38,4%), estos se cometieron en el término de un año. Una cantidad similar (38,2%) se prolongaron de 2 a 9 años. Lo que hace notar que más de la tercera parte abusó de menores de forma crónica. Por último, en el informe del John Jay College se dice que los abusos fueron en su mayor parte contra varones, un 81% y que el 76% eran menores de 15 años. La justicia civil actuó solamente
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OTROS CASOS
Los datos del oprobio 01
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ALEMANIA El pasado miércoles 12 de setiembre el semanario alemán Der Spiegel presentó un informe que señala que más de 3.600 niños de Alemania fueron abusados por sacerdotes católicos entre 1946 y 2014. La investigación había sido confiada por la Conferencia Episcopal alemana a tres universidad de ese país, e iba a ser publicada el martes 25 de setiembre, pero salió a la luz de forma adelantada a través de la página web del semanario. Los datos recogidos informan de alrededor de 1.670 miembros de la Iglesia involucrados en los casos de abuso en Alemania. También dan cuenta del ataque sexual a 3.677 menores durante un período de 68 años. Casi mitad de las víctimas de es los abusos eran menores de 13 años.
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Actualmente se examinan por parte de la Fiscalía chilena casos que involucran 104 víctimas potenciales, la mitad de ellas eran menores de edad al momento de los hechos. Casi 70 laicos y clérigos son investigados, incluidos tres obispos. Luego de la difícil visita a Chile del pasado enero, el Papa Francisco envió a los arzobispos Charles Scicluna y Jordi Bertomeu a ese país. La investigación concluyó con un reporte de 2.300 páginas basado en 64 entrevistas, en el cual se comprueba que los líderes de la Iglesia chilena fallaron en investigar las acusaciones de abuso. En abril Francisco se reunió con tres hombres que habían sido abusados en su adolescencia, y el mes siguiente se reunió con la Conferencia Episcopal Chilena. En ese momento los 34 obispos ofrecieron su renuncia, hasta ahora el Papa aceptó cinco.
contra el 5% de los sacerdotes acusados (226). Fueron condenados 138 de ellos, destacó Aceprensa. ¿Qué caminos se siguieron? Luego de entregado del informe encargado por la Conferencia Episcopal de Estados Unidos, la Comisión Nacional de Estudio para la Protección de Niños y Jóvenes hizo una serie de recomendaciones. Primeramente el esmero en el escrutinio y la formación de los candidatos al sacerdocio. Después, para aumentar la vigilancia, dar más autoridad a los obispos metropolitanos, reforzar las visitas canónicas de seminarios y diócesis, formar consejos consultivos de laicos en todas las circunscripciones. También aconsejaba cooperar más con las autoridades civiles. La compunción y la conversión Sobre el final de su Carta al Pueblo de Dios, el Papa Francisco advertía: “Es imprescindible que como Iglesia podamos reconocer y condenar con dolor y vergüenza las atrocidades cometidas por personas consagradas, clérigos e incluso por todos aquellos que tenían la misión de velar y cuidar a los más vulnerables”. Y llamaba a pedir perdón “por los pecados propios y ajenos. La conciencia de pecado nos ayuda a reconocer
En el informe final de la Royal Commission Institutional Responses to Child Sexual Abuses, publicado en 2017, se da cuenta de 4.440 niños y ñinas abusadas, 1.880 sacerdotes involucrados y más de un millar de instituciones católicas señaladas. La comisión, que comenzó a trabajar en el año 2013, recogió el testimonio en 8.013 sesiones privadas. La documentación contó con 17 volúmenes de casos ocurridos entre los años 1950 y 2010. Según los datos que pudo relevar la comisión, la edad promedio de los menores abusados fue de 10 años y medio en las niñas y de 11 años y medio en los niños. Además se hizo notar que en promedio las víctimas tardaron 33 años en denunciar a sus abusadores. Se creó, por parte de la Iglesia australiana, el Consejo de Verdad, Justicia y Sanación.
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CHILE
los errores, los delitos y las heridas generadas en el pasado y nos permite abrirnos y comprometernos más con el presente en un camino de renovada conversión”. Es que el Sumo Pontífice sabe que estas heridas, aunque cicatricen, seguirán allí. Por eso terminaba diciendo en la misiva “Que el Espíritu Santo nos dé la gracia de la conversión y la unción interior para poder expresar, ante estos crímenes de abuso, nuestra compunción y nuestra decisión de luchar con valentía”.
«El dolor de estas víctimas es un gemido que clama al cielo, que llega al alma y que durante mucho tiempo fue ignorado, callado o silenciado» Papa Francisco
AUSTRALIA
IRLANDA En 2009 se dio a conocer un informe que relataba cómo monjas y sacerdotes católicos irlandeses habían abusado de miles de niños en sus escuelas durante 60 años, entre 1930 y 1990. Además aseguraba que el gobierno hizo poco por detener las golpizas y violaciones, según una investigación que llevó adelante la Asociación de sobrevivientes irlandeses de abusos a niños. En el documento, de 2.500 páginas, se recogieron más de 2.000 entrevistas. Este informe fue el punto de partida para la intervención directa por parte de Benedicto XVI en el caso puntual de Irlanda, pero pensando en la situación a nivel global. Por su parte, en la última visita a Irlanda, el Papa Francisco remarcó que estos abusos son causa de sufrimiento y vergüenza para toda la comunidad católica.
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La respuesta de la Iglesia Hechos y palabras ante la realidad de los abusos
CAROLINA BELLOCQ Redacción Entre Todos
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uienes quieran conocer las respuestas de la Iglesia católica ante los abusos cometidos por sus ministros se encontrarán con un nombre que se destaca entre los demás: Joseph Ratzinger. Fue este alemán quien, al frente de la Congregación para la Doctrina de la Fe, elaboró los principales documentos que tratan este asunto. Luego, ya como Papa, en 2010 hizo más ágiles esos mismos procesos, que Francisco terminó de endurecer en julio de 2013. El primer documento en abordar el tema de modo directo fue "Sacramentorum sanctitatis tutela", un motu proprio divulgado en 2001 con la firma del Papa Juan Pablo II y que estaba acompañado de una serie de normas aplicativas y de procedimiento denominadas “Normae de gravioribus delictis”. Allí se atribuyó a la Congregación para la Doctrina de la Fe la competencia para tratar y juzgar una serie de delitos particularmente graves que puede cometer el clero (principalmente referidas a los sacramentos de la Eucaristía y de la Penitencia, pero también a los abusos sexuales cometidos por sacerdotes contra menores). Se dispuso que los culpables fueran castigados “según la gravedad del crimen, sin excluir la dimisión o la deposición”. También se obligó a denunciar los casos ante la Justicia civil. Joseph Ratzinger fue luego elegido Papa y al poco de asumir, en 2005, dio pasos elocuentes en este terreno: condenó a Marcial Maciel (fundador de los Legionarios de Cristo) y a Gino Burresi, fundador de los Siervos del Corazón Inmaculado de María, por cometer abusos. La realidad estalló nuevamente en 2010, cuando surgieron informes lapidarios en Irlanda. El Papa acusó a los obispos de aquél país por "traicionarlo" al encubrir casos y al mismo tiempo publicó una actualización de los procesos detallados en 2001. Amplió el plazo de prescripción (de 10 a 20 años), hizo más ágiles los procesos y habilitó las condenas directas, sin juicio. Asimismo, permitió que los laicos integren los tribunales y se equiparó a los adultos con uso imperfecto de la razón con los menores, para los casos de delitos contra la moral. Entre otras medidas, además, se autorizó a que se pueda presentar directamente la dimisión al sacerdocio.
«Esta es mi angustia y el dolor por el hecho de que algunos sacerdotes y obispos hayan violado la inocencia de menores y su propia vocación sacerdotal al abusar sexualmente de ellos. Es algo más que actos reprobables» Papa Francisco, en una Misa en el Vaticano con víctimas de abusos Al año siguiente, la Congregación para la Doctrina de la Fe envió una Carta Circular para ayudar a las Conferencias Episcopales a avanzar en este tema. Y a partir de entonces, los diferentes países comenzaron a elaborar protocolos propios. Francisco llegó al papado en 2013 y en el mes de julio divulgó una reforma del código penal del Vaticano, donde reforzó las sanciones contra los actos de pederastia y los delitos contra menores. En diciembre creó la Comisión para la Protección de los Menores, que se dedica a ayudar a las iglesias locales en estos temas. Este organismo, integrado por algunas personas no católicas y víctimas de abusos, fomenta un día de oración por las víctimas y propicia instancias formativas a distintos niveles. Instrucciones para los seminarios En diciembre de 2016 se alcanzó un nuevo hito en la lucha contra la pederastia. La Congregación para el Clero de la Santa Sede publicó el documento “El Don de la vocación presbiteral. Ratio Fundamentalis Institutionis Sacerdotalis”, un texto de 80 páginas con las claves para la selección y formación de los futuros sacerdotes en los seminarios. El texto sustituyó a uno de 1985 y tiene dos grandes pilares, según declaró en aquél momento uno de sus principales responsables, el Cardenal Beniamino Stella, a Rome Reports. Por una parte, se supera el "automatismo"en la preparación de sacerdotes, lo que implica un seguimiento más
El Papa emérito Benedicto XVI y el actual pontífice, Francisco. L'OSSERVATORE ROMANO
copales del mundo (es decir, un obispo de cada país) para una reunión sobre la protección de los menores.
«¡Cuánta suciedad en la Iglesia y entre los que, por su sacerdocio, deberían estar entregados al Redentor!» Card. Joseph Ratzinger, en el Via Crucis de 2005, antes de ser Papa
personal a cada uno de los candidatos. Por otra, se dejó claro que, “en coherencia con el Magisterio” “la Iglesia, respetando profundamente a las personas en cuestión, no puede admitir al Seminario y a las Órdenes Sagradas a quienes practican la homosexualidad, presentan tendencias homosexuales profundamente arraigadas o sostienen la así llamada cultura gay”. Estas personas, indica el texto, “se encuentran, efectivamente, en una situación que obstaculiza gravemente una correcta relación con hombres y mujeres. De ningún modo pueden ignorarse las consecuencias negativas que se pueden derivar de la ordenación de personas con tendencias homosexuales profundamente arraigadas”. El último hecho en la contienda contra los abusos ha sido la convocatoria, para febrero de 2019, a todos los presidentes de las conferencias epis-
Y palabras San Juan Pablo II fue el primer papa que enfrentó públicamente la realidad. En 2002 tuvo un encuentro con cardenales estadounidenses y no le faltó rigor en sus palabras. "Desde todos los puntos de vista, el abuso que ha causado esta crisis es inmoral y, con razón, la sociedad lo considera un crimen; es también un pecado horrible a los ojos de Dios. A las víctimas y a sus familias, dondequiera que se encuentren, les expreso mi profundo sentimiento de solidaridad y mi preocupación", les dijo. Luego fue Benedicto XVi quien, en su viaje a Estados Unidos en 2008, recibió por primera vez a víctimas de estas situaciones. Después de ese encuentro comentó que "ninguna palabra podría describir el dolor y el daño producido por dicho abuso", y que tampoco era posible expresar "el daño que se ha hecho dentro de la comunidad de la Iglesia". "Ya se han hecho grandes esfuerzos para afrontar de manera honesta y justa esta trágica situación y para asegurar que los niños — a los que nuestro Señor ama entrañablemente, y que son nuestro tesoro más grande— puedan crecer en un ambiente seguro", dijo, al tiempo que aseveró que "estos esfuerzos para proteger a los niños han de continuar". A esos encuentros le siguieron otros similares en Australia (2008), Malta y Reino Unido en 2010, y en Alemania en 2011.
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Irlanda merece un párrafo aparte. Allí se destapó una crisis en 2010 y al Pontífice no le tembló el pulso. Citó a los obispos de aquél país para pedirles explicaciones, y luego escribió una carta a los fieles de esa nación. "Para recuperarse de esta dolorosa herida, la Iglesia en Irlanda debe reconocer en primer lugar ante Dios y ante los demás los graves pecados cometidos contra niños indefensos. Ese reconocimiento, junto con un sincero pesar por el daño causado a las víctimas y a sus familias, debe desembocar en un esfuerzo conjunto para garantizar que en el futuro los niños estén protegidos de semejantes delitos", decía en esa misiva, que luego contenía apartados específicos para las víctimas, los padres, los sacerdotes, obispos y todos los fieles. Reservó sus más duras palabras para los abusadores: "Habéis traicionado la confianza depositada en vosotros por jóvenes inocentes y por sus padres. Debéis responder de ello ante Dios todopoderoso y ante los tribunales debidamente constituidos", lamentó. Una Iglesia llagada Francisco llegó a la sede de Pedro en 2013 y se declaró llamado a actuar en el mismo sentido. "Me siento interpelado a hacerme cargo de todo el mal que algunos sacerdotes, bastantes, bastantes en número, no en comparación con la totalidad, han hecho". Así, en 2014 invitó al Vaticano a seis víctimas procedentes de Irlanda, Reino Unido y Alemania. Se reunió cerca de una hora con cada uno de ellos y luego prometió castigar a los responsables de actos "satánicos". En 2017 sorprendió al redactar el prólogo de un libro escrito, precisamente, por el suizo Daniel Pittet, que fue víctima de abuso sexual entre los 9 y 13 años de edad. "Se trata de una absoluta monstruosidad, de un horrible pecado que contradice todo lo que predica la Iglesia (...). ¿Cómo puede ser que un sacerdote, consagrado a Cristo y a su Iglesia, lle-
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PUNTOS
REUNIÓN EN FEBRERO En el último encuentro del Consejo de Cardenales (conocido como C9), a mediados de setiembre el Papa decidió convocar una reunión con los presidentes de las Conferencias Episcopales de la Iglesia Católica sobre el tema de la "protección de los menores". Este evento será en el Vaticano del 21 al 24 de febrero de 2019.
Protocolo vigente en Uruguay 01
02 gue al punto de causar tanta desgracia", con la que "no sólo daña al niño, sino también la vida de la Iglesia?" El texto se titula Le perdono, padre. Estados Unidos (2015), Chile e Irlanda (2018) fueron otros países donde también se encontró con los ultrajados. Tras las reuniones en Chile siguieron la convocatoria a los obispos y su presentación de la dimisión al cargo. Francisco acompañó con una carta al pueblo de ese país, donde denunció la falta de reconocimiento de las autoridades locales ante la magnitud de los hechos y sentenció —una vez más— que "la cultura del abuso y del encubrimiento es incompatible con la lógica del Evangelio". Terminaba esa misiva con esperanza, con la conciencia de quien sabe que puede aprender de los errores y apoyarse en el Todopoderoso para salir adelante. "Una Iglesia llagada es capaz de comprender y conmoverse por las llagas del mundo de hoy, hacerlas suyas, sufrirlas, acompañarlas y moverse para buscar sanarlas. Una Iglesia con llagas no se pone en el centro, no se cree perfecta, no busca encubrir y disimular su mal, sino que pone allí al único que puede sanar las heridas y tiene un nombre: Jesucristo".
FASE PRELIMINAR El obispo tiene obligación de indagar en caso de que tenga noticia al menos verosímil de la ocurrencia de un delito de abuso sexual de menores. No incide en esto el hecho de que podría haber prescrito. Si se trata de un hecho actual, también tiene que dar cuenta a la Justicia civil. Si la denuncia es sobre un presunto hecho del pasado y con una persona que ya es adulta, se le pide a esa persona que vaya a la justicia.
INVESTIGACIÓN PREVIA Si de la indagatoria se concluye que corresponde hacer una investigación previa, el obispo decreta su inicio formal, para ver si corresponde iniciar luego un proceso administrativo o judicial. Se pueden aplicar medidas cautelares: apartar al denunciado del ejercicio del ministerio o de su cargo, imponerle o prohibirle la residencia en un lugar, o prohibirle que reciba públicamente la Eucaristía. Si el resultado de esta investigación previa determina que la denuncia es verosímil, se recomendará al acusado que recibe atención de un médico especialista.
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ENVÍO DE ANTECEDENTES Si la denuncia tiene fundamento, la diócesis envía a la Congregación para la Doctrina de la Fe (Vaticano) un expediente con actas del proceso, opinión del obispo, currículum del sospechoso, sus declaraciones, las medidas cautelares aplicadas, entre otros. La Santa Sede puede descartar el caso, pedir más información, comenzar a investigar, aprobar la sanción o pasar el expediente al Papa.
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PROCESO CANÓNICO PENAL La Congregación para la Doctrina de la Fe puede decretar que se instruya a nivel local un proceso penal (administrativo o judicial) para definir los hechos. Se deben mantener o establecer las medidas cautelares. "El mero traslado de diócesis nunca puede ser considerado como una medida preventiva o como pena medicinal suficiente", aclara el protocolo.
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REPORTAJE
Uruguay: 45 denuncias en 70 años Desde 2013 hay un protocolo de actuación ante acusaciones de posibles abusos a menores por parte de sacerdotes
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os obispos uruguayos están pendientes de la situación en este país y, a raíz de las denuncias en otros puntos del globo, en 2012 comenzaron a trabajar más decididamente en este terreno. Reunidos en la Conferencia Episcopal del Uruguay (CEU) y con el aporte de expertos, elaboraron en 2013 un protocolo de acción frente a denuncias de abuso sexual a menores por parte de clérigos. En 2015 recibieron a un equipo interdisciplinario integrado por sacerdotes, psicólogos y abogados extranjeros. Y dentro de la órbita del Departamento de Educación Católica se ha constituido la Comisión para la Prevención de Abusos Sexuales a Menores, con la tarea de elaborar y proponer proyectos normativos que garanticen ambientes seguros en parroquias y centros educativos, trabajando alineados con el Centro de Prevención del Vaticano. En 2016 los obispos expresaron públicamente, a través del documento “perdón y compromiso”, un pedido de perdón a las personas que han sufrido abusos por parte de algunos clérigos y religiosos. “Sentimos dolor y vergüenza ya que son personas que habiendo prometido servir a Dios y al prójimo, cometieron actos aberrantes”, declararon. Expresaron allí la “firme disposición a recibir, escuchar y acompañar a las víctimas, investigando y procediendo con rigor”. En abril de ese año pusieron a disposición una línea telefónica (095 382 465) para recibir denuncias de todo el país. Hubo llamadas en los primeros dos meses de funcionamiento, pero desde entonces y hasta la fecha no han recibido más información por esta vía. Cuatro suspendidos Ante cada una de las llamadas se aplicó el mismo proceso: derivar de inmediato al obispo del lugar —o al superior competente, en el caso de miembros de congregaciones religiosas— para su estudio. Asimismo, se recomendó a todos hacer las acusaciones pertinentes ante la Justicia. En noviembre de 2016, cuando ya hacía cinco meses que no se recibían nuevos datos, la Conferencia Episcopal informó de los resultados de las investigaciones llevadas a cabo. En total, teniendo en cuenta los casos ya juzgados y los que no se refieren al tema abuso sexual de menores, la CEU se abocó a 44 denuncias (contando los acusados fallecidos), que correspondían a 40 denunciados. Las acusaciones abarcaban un período de 70 años. Del total de denuncias, 18 se referían a hechos sucedidos hacía más de 40 años, 16 eran de entre 20 y 40 años atrás, cinco casos eran de hacía 20 a 10 años. Otros cinco casos eran de los últimos diez años pero no se referían a abuso de menores, sino a inconductas con mayores.
DENUNCIAS RECIBIDAS HASTA 2016_
5 Casos de hace 10 a 20 años
16 Casos de hace 20 a 40 años
5 Casos de los últimos 10 años
18 Casos de hace más de 40 años
TOTAL 44 DENUNCIAS
Del total de denuncias recibidas hasta 2016, cinco casos eran de los últimos diez años pero no se referían a abuso de menores. Mons. Carlos Collazzi y Mons. Milton Tróccoli, de la CEU. DECOS
En algunos casos se dio por concluida la investigación porque los denunciantes no la ratificaron. En otros, sucedidos hace mucho tiempo, las personas no querían iniciar una investigación, sino solo ser escuchadas por la Iglesia y recibir una palabra de comprensión y consuelo. En algunos casos se comprobó que la denuncia no tenía fundamento. El resultado fue la sanción aplicada a cuatro sacerdotes. Dos de ellos abusaron de menores hace más de diez años y no estaban en Uruguay cuando se recibieron los datos. Los otros dos cometieron faltas al celibato (es decir, no fue con menores de edad) en los últimos diez años. La Iglesia no elevó ningún caso a la Justicia porque, o bien habían prescrito, o bien no fueron considerados un delito civil. Sí se recomendó a todos hacer las denuncias pertinentes cuando correspondiera, caso que no se dio. “Todo esto ha sido muy penoso, por el dolor de las víctimas y, en algún caso, porque se expuso públicamente a quienes después de una investigación rigurosa resultaron inocentes”, indicaba el comunicado de la CEU. Después de 2016 La línea telefónica para recibir denuncias no ha sonado desde mediados de 2016, confirmó Mons. Milton Tróccoli,
«Asumimos el compromiso de hacer todo lo posible para la prevención de estas conductas indeseables y la actuación correspondiente ante los hechos que puedan consumarse» Protocolo ante denuncias contra clérigos por abuso sexual de menores, CEU 2013
Obispo de Maldonado y secretario de la Conferencia Episcopal del Uruguay. Esto no implica que no hayan llegado acusaciones directamente a los obispos o superiores de congregaciones, aclaró. En Montevideo se registró un caso desde entonces. Un sacerdote extranjero residente en Uruguay fue denunciado por el afectado ante la policía, y luego ante la Justicia. El Arzobispado tomó conocimiento de los hechos por parte de familiares directos del denunciante en febrero de 2017, e inmediatamente se contactó con la congregación religiosa correspondiente y aplicó las medidas cautelares establecidas: suspenderlo de toda actividad con menores, retirarlo de los ámbitos donde se desempeñaba, y suspender todas sus actividades pastorales. Enviaron los antecedentes al Vaticano y la congregación realizó un proceso penal administrativo según el derecho canónico. A nivel de la justicia civil, el hombre fue condenado a seis meses de cárcel por el delito de atentado violento al pudor contra un joven que, al momento de los hechos, era adolescente. “Es muy doloroso que un sacerdote haya sido responsable de estos hechos, nos avergüenza y pedimos perdón a todos los afectados”, decía un comunicado de la Arquidiócesis divulgado cuando se conoció el fallo judicial.
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REPORTAJE
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¿Quiénes entran al Seminario? SANTIAGO SILVA LEDESMA Redacción Entre Todos
Requisitos de admisión y procesos de formación de los candidatos al sacerdocio.
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ara ser un buen sacerdote —nos lo viene repitiendo Papa Francisco de muchas formas— es necesario ser ante todo un ser humano, con todo lo que implica esto: humanidad, calidez y sensibilidad ante el sufrimiento del prójimo. Sin esa base de humanidad, la vida cristiana se desfonda, y todo los estudios no sirven para nada bueno. Gracias a Dios vemos una preocupación en este sentido, y debemos seguir enfatizando esta dimensión de la formación sin descuidar las otras”, dice el P. Guillermo Buzzo, formador en el Seminario Mayor Interdiocesano Cristo Rey. El Seminario interdiocesano fue fundado por el primer obispo del Uruguay, el Siervo de Dios Monseñor Jacinto Vera, y actualmente viven allí 17 seminaristas (seis de Montevideo, tres de Salto, dos de Mercedes, dos de San José, dos de Canelones, uno de Tacuarembó y uno de Florida). Allí la formación se comprende como una base inicial, pero se requiere de una formación permanente que dura toda la vida. “Hay una formación básica, introductoria, pero después es necesario seguir profundizando y creciendo en todo sentido”, explica el P. Buzzo. El proceso de discernimiento vocacional para el ingreso al Seminario, que continúa durante la formación y finalmente llega a su punto nodal al definir la ordenación, siempre tiene dos dimensiones: la personal y la comunitaria. En la primera el candidato escruta la voluntad de Dios en su vida y en la segunda la Iglesia discierne sobre el llamado vocacional que la persona manifiesta. Primeros pasos “Para ser admitido al proceso de formación para ser sacerdote hay que ser un adulto capaz de tomar decisiones sobre la propia vida, en el sentido de poseer la madurez necesaria que se pide, y haber descubierto y discernido con algún director espiritual el llamado de Dios”, confiesa el P. Buzzo. Además, es requisito haber tenido una experiencia pastoral previa de inserción activa en una comunidad parroquial y tener el bachillerato completo.
El primer paso para el ingreso en el Seminario se da cuando los candidatos son presentados por su obispo, quien conoce normalmente a estos jóvenes porque se los presenta algún sacerdote, por lo general el párroco del joven. A continuación, se hacen una serie de estudios médicos con el fin de descartar cualquier trastorno psicológico-psiquiátrico que contraindique o desaconseje que un candidato ingrese en la formación. “La primera intención al realizar una evaluación psicológica no es una actitud de 'filtrar', sino que se busca ver en qué situación está la persona que quiere ingresar en el Seminario y cuáles son las ayudas que se le pueden dar para que desarrolle de la mejor manera posible los aspectos de su personalidad que serán indispensables en el ejercicio del ministerio presbiteral. Se busca, desde luego, descartar trastornos mentales graves, impedimentos psiquiátricos y psicológicos que sean una barrera para este tipo de camino que la persona desea seguir”, señala el diácono y psiquiatra José Lima, quien es psicoterapeuta y asesor al equipo de formadores del Seminario, además de realizar evaluaciones y acompañamientos a los seminaristas. Luego, el equipo de formadores, con el rector a la cabeza, define si puede ingresar o no, después de conocer al candidato y valorar los diferentes informes. “Es una tarea muy seria y delicada, porque está en juego la felicidad de la persona que pretende entrar, pero también, el día de mañana, la comunidad que lo tendrá como pastor”, afirma el P. Buzzo. Hay casos en los que se detectan dificultades e inconvenientes que, si la persona no puede o no se compromete a superar, se constituyen en impedimentos psicológicos formales para ingresar al Seminario. La preparación Habitualmente, quienes ingresan tienen un desarrollo de su dimensión espiritual significativo. El diácono Lima cuenta que este tipo de personas “tienen una vida de oración y una búsqueda del encuentro con Dios y con las personas particular, que es parte de lo que los motiva en el día a día. Son jóvenes que, desde el punto de vista de sus características personales, son abiertos a la ayuda del otro y sienten que su camino de crecimiento y desarrollo personal pasa por la ayuda a los demás”. En los dos primeros años del Seminario se hacen psicodiagnósticos, una evaluación psicológica y psiquiátrica exhaustiva. Allí el objetivo ya no es descartar impedimentos graves, sino ver
El proceso formativo en el Seminario suele durar unos siete años. M. FREIRE
«Está en juego la felicidad de la persona que pretende entrar, pero también, el día de mañana, la comunidad que lo tendrá como pastor» P. Guillermo Buzzo, formador en el Seminario Interdiocesano
determinados aspectos que la persona necesita mejorar o que necesita desarrollar desde el punto de vista psicológico para avanzar en la formación. El primer año del Seminario se llama “Propedéutico” y su énfasis fundamental está en la dimensión espiritual y humano-comunitaria del candidato. Le siguen dos años de “Discipulado” donde se estudia la Filosofía, y luego cuatro años de etapa de “Configuración con Jesús Buen Pastor” donde se estudia Teología, y según convenga —esto es personalizado— puede haber entre medio algún año llamado de “Pastoral”. Allí no hay estudio, sino que se pasa a vivir a una parroquia, y se refuerza la formación
pastoral. Desde que se ingresa al Seminario hasta el final, el proceso tiene una duración mínima de siete años, que puede extenderse dos o tres años más, dependiendo las necesidades y características de cada persona. “Recientemente se ha visto la necesidad de acompañar mejor los primeros años del sacerdocio, que es donde se establecen las bases de toda la vida futura. Esta inquietud va concretándose en algunas acciones pequeñas pero significativas, pero todavía es necesario seguir desarrollando más este acompañamiento”, cuenta el P. Buzzo. Continuidad La Iglesia hace años que está enfocándose en cuidar, estimular y potenciar el desarrollo afectivo-humano y psicológico de los seminaristas, primero, y de sus presbíteros luego, por medio de la formación permanente. Desde 2007 en Uruguay existe el PROSIP (Programa de Salud Integral del Presbítero). Este es un programa que está en la órbita del Hogar Sacerdotal Mons. Jacinto Vera y que tiene el objetivo estimular, promover y cuidar la salud integral de los presbíteros del clero secular, integrando tres dimensiones: somática, psicológica y espiritual. Esto permite que los sacerdotes pueden concurrir a realizar consultas y recibir ayuda cuantas veces lo crean necesario, además de participar en talleres y acceder a publicaciones que se realizan en consonancia con los objetivos del programa.
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ENTREVISTA
ENTRE TODOS 22 de setiembre de 2018
A: DRA. LAURA VIOLA PSIQUIATRA DE NIÑOS Y ADOLESCENTES
«No es tan fácil detectar a un abusador» "La situación de poder que tiene el abusador y que sabe que no va a pasar nada es la más terrorífica. El menor queda absolutamente afuera de la posibilidad de poder actuar”, puntualiza la psiquiatra Laura Viola.
L
a doctrora Laura Viola es psiquiatra infantil y fue, durante 13 años, profesora y directora de la Cátedra de Psiquiatría Pediátrica del Centro Hospitalario Pereira Rossell, de la Facultad de Medicina. En la actualidad forma parte del equipo de psiquiatría infantil de la Asociación Española. Su trabajo en temas de abusos en niños y adolescentes se ha dado en el marco de diferentes investigaciones, aportando a la resolución de varios casos. En la siguiente entrevista con Entre Todos, la Dra. Viola habla de la realidad de los abusos en Uruguay.
¿Cómo se vincula su trabajo con el tema de abusos en niños y adolescentes? Como psicóloga he atendido muchas veces casos en donde hay situaciones de abuso sexual, pero no como terapeuta. Mi trabajo ha sido como perito. En las pericias he ayudado a jueces, dándoles herramientas e información, para que puedan determinar cuál es la situación. ¿Cuáles son los abusos más frecuentes en Uruguay? Existe abuso sexual, abuso psicológico y abuso físico. El psicológico es difícil de determinar; en cambio, el abuso físico es más evidente cuando realmente hay lesiones. Los abusos deben ser entendidos desde muchos lugares. También existe una cantidad de situaciones abusivas que provienen desde las instituciones. Por ejemplo, el bullying en las escuelas o dentro del sistema legal cuando el paciente se pasa meses esperando por una resolución.
Viola destaca la necesidad de ser cuidadosos en el tema. M. BONJOUR - EL PAÍS.
¿Cuáles son los ámbitos o lugares más frecuentes en donde se dan casos de abusos con menores? Los abusos sexuales con menores se dan principalmente en el ámbito familiar, con una persona cercana y que afectivamente esté relacionada con el niño. No es tan fácil detectar a un abusador. Quizá es más evidente en otras situaciones, pero en este tipo de abusos el abusador hace un largo trabajo para seducir al niño y es difícil detectarlo; hablando de abusos intrafamiliares. Hay otras situaciones en donde los abusos son extrafamiliares. ¿Cómo se pueden prevenir estos casos? ¿Cómo los padres pueden estar alerta? Los padres deben tener un vínculo cercano con sus hijos. Un vínculo de confianza en donde uno le crea al niño y pueda pensar desde el lugar del niño y desde lo que está pasando. Así va a poder cuidarlo y protegerlo. Es importante poder evaluar cuáles son las personas que acompañan a los menores en todo momento, ya que el principal abuso es intrafamiliar, en la casa. ¿Cuáles son las vías por las cuales un menor puede denunciar un abuso? El niño va y lo dice. El niño acude a algún familiar o se lo comenta a algún amigo o hermano y ahí se descubre lo que estaba sucediendo. El adolescente quizá tenga más herramientas que un
«Hay que ser
cuidadosos en cómo lo cultural influye en la forma de relacionarse de los niños y los adultos» niño chico para disparar de la situación. El abuso infantil siempre es negativo para la víctima. Se genera una situación de desigualdad importante: uno tiene el poder de hacer las cosas y sabe que no va a ser denunciado. La situación de poder que tiene el abusador y que sabe que no va a pasar nada es la más terrorífica. El menor queda absolutamente afuera de la posibilidad de poder actuar. Esa exclusión del niño es lo que le genera mucha angustia y fenómenos traumáticos, queda una lesión. El reclamo de "¿por qué no pudieron defenderme?" se extiende a todas las personas que rodean al niño.
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ENTREVISTA
PERFIL
«En este tipo
de abusos el abusador hace un largo trabajo para seducir al niño y es difícil detectarlo»
«No hay que quitar credibilidad a lo que dicen los niños»
¿Cómo está Uruguay en tema de abusos y prevención comparado con otros países de la región? Las cifras de casos son más o menos iguales a las de otros países. Veo la necesidad de que todos seamos muy cuidadosos cuando hablamos de abusos. No hay que quitar credibilidad a lo que dicen los niños. Cuando todo se pone en la categoría de abuso o maltrato, después los verdaderos casos pasan desapercibidos. Hay que ser cuidadosos en cómo lo cultural influye en la forma de relacionarse de los niños y los adultos.
EN 2016 HUBO 475 DENUNCIAS DE ABUSOS SEXUALES A NIÑOS En 2016 ingresaron a INAU 2.375 niños que habían vivido situaciones de violencia ejercida por un adulto. De ellos, 475 correspondían a situaciones de abuso sexual, es decir, el 20%. En un informe de UNICEF titulado "Panorama de la violencia hacia la infancia en Uruguay 2017" se destaca: “Según el informe del Sistema Integral de Protección a niños, niñas y adolescentes contra la Violencia (SIPIAV), cuando los niños, niñas y adolescentes llegan al sistema de protección para recibir atención, la mitad de ellos (48%) no advierte el daño que le produjo ser víctima de abuso sexual o no considera que lo vivido corresponda a una situación de abuso sexual (…). En tres de cada cuatro situaciones captadas por el sistema de protección el abusador es familiar del niño”.
DRA. LAURA VIOLA PSIQUIATRA DE NIÑOS Y ADOLESCENTES
Profesora y directora de la Cátedra de Psiquiatría Pediátrica del Centro Hospitalario Pereira Rossell – Facultad de Medicina por 13 años.
Integra el equipo de médicos del sector Psiquiatría Pediátrica de la Asociación Española.
Ha participado en múltiples congresos nacionales e internacionales y cuenta con varias publicaciones acerca del TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad)
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COMUNIDAD
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El dolor en primera persona EN LA VOZ DE_
RICHARD ARCE Parroquia S. Alejandro Barrio Pocitos
"Me dio mucha tristeza" ¿Cómo te afectó la noticia sobre abusos? Me dio mucha tristeza y me hizo pensar en algunas situaciones que ya habíamos vivido hace unos años en nuestra diócesis. Tristeza por la situación de abuso, además, tristeza por todo lo que provoca en la comunidad: gente a favor, gente en contra, distintas versiones, sospechas. Nos hace daño a todos. Pero, creo que la primera razón de la tristeza fue la persona que fue abusada, la víctima.
Sacerdotes de Montevideo hablaron sobre el impacto que les generan las noticias de abusos. G. DE LUCA
EN LA VOZ DE_
JAVIER GALDONA Parroquia Santa Elena Barrio Buceo
"No se puede tolerar jamás un abuso a nadie" ¿Cómo te afectó la noticia sobre abusos? De una manera terrible. Realmente me generó mucha angustia, una pena espantosa. Creo que es algo que, no solo nunca debería haber pasado, sino que era inimaginable para mí que pase y en la forma y cantidad que ocurrió. Me afectó desde el punto de vista afectivo, espiritual, psicológico. Me impactó mucho. ¿Por qué ocurrió esto? Creo que ocurrió por dos razones fundamentales. Una es por el sentimiento de impunidad. Muchas veces, en este tipo de situaciones donde lo que ocurre es un abuso de poder, se da por parte de alguien que tiene poder sobre el otro y lo va ejerciendo de una manera patológica. Eso se va desarrollando cada vez más y esa patología llega a niveles inconcebibles. Por otro lado, está el tema del encubrimiento. Eso es un vicio institucional, todas las instituciones tienden a ocultar sus fallas. Eso también nos ha ocurrido en la Iglesia, y en este caso de una manera espantosamente dramática. Es una estructura de pecado que hemos tenido y que estamos tratando de erradicar.
¿Qué hay que hacer para que no ocurra nunca más? La tolerancia cero. Es decir, ante el primer caso que aparezca, ante cualquier situación, inmediatamente hay que denunciarlo, encararlo, asumirlo y tomar las medidas eclesiásticas, civiles y judiciales que corresponden. No se puede tolerar jamás un abuso a nadie, una violación de un derecho humano a nadie, ni tampoco otras formas menos impactantes pero que también son formas de abuso. La única forma es no tolerar absolutamente ninguna. ¿Cómo seguir adelante como Iglesia? Primero, asumiendo el dolor del sabernos pecadores. Lo sabemos, todos somos pecadores. Asumir que hay niveles de pecado que no imaginábamos que podía haber entre nosotros, y que tampoco uno puede imaginar que pueda ocurrir entre los seres humanos, pero que ocurren. La Iglesia somos seres humanos como los demás. Y desde la fe, confiados en el Espíritu Santo, remontar con ver-
güenza ante Dios y ante nosotros mismos de no haber estado a la altura de lo que Jesús tiene derecho a esperar de nosotros, lo que nuestra dignidad tiene derecho a esperar de nosotros. Y a su vez confiar en que somos capaces de tener vidas dignas, todos. Y que, por lo tanto, en la medida en que nos cuidemos y nos exijamos mutuamente en este sentido, podremos tener vidas dignas y ser una Iglesia más digna. De todas maneras, creo que la vida de la Iglesia es parte de esa historia, ese camino de salvación donde hay momentos como este, duros y difíciles, que nos hacen asumir nuestra realidad de pecado, pero que también van conduciendo a procesos de sanación de la propia Iglesia, del propio pueblo de Dios, de los propios católicos y cristianos. Para ir asumiendo, justamente, lo que significa cambiar el mundo, cambiar la mentalidad, los comportamientos, hacer presente el Reino de Dios en medio de nosotros. Eso es posible y se está haciendo, pero bueno... estos golpes hacen que uno tenga que redoblar la esperanza, el compromiso y la conversión.
¿Por qué ocurrió esto? Es una pregunta muy compleja. Creo que hay una cuestión que tiene que ver más con el manejo del poder que usamos en la Iglesia, en la Iglesia y en cualquier grupo humano, que nos da impunidad para muchas cosas que terminan en esto cuando la persona se enferma de poder. No es una cuestión sexual simplemente, sino que es una enfermedad mucho más compleja. Tiene que ver en su raíz con el manejo del poder. ¿Qué hay que hacer para que no ocurra nunca más? Vivir el Evangelio, ser auténticos, ser capaces de pedir ayuda, reconocer nuestras debilidades. Seguimos a uno que murió en la cruz y que perdió. En la película de Jesús, Jesús no se defiende, no se muestra poderoso. Solamente su poder es el del perdón, el del amor. Pero no el de la imposición o en convencer, ese no es el camino. Creo que tenemos que seguir creciendo en esto, convertirnos a Jesús, al Evangelio y aceptar que no somos los dueños de la Iglesia, ni del mundo, ni de la sociedad. Confiar en que el amor vence. ¿Cómo seguir adelante como Iglesia? Generando espacios comunitarios que nos permitan hacer experiencia de Evangelio. Experiencia de perdón, de servicio, de fraternidad, de solidaridad mutua. Creo que mucha gente en este mundo no tiene ni idea de que podemos sentarnos a compartir la vida con otro. Ni siquiera un familiar, y vive su vida aislada. Eso nos enferma a todos como sociedad y como Iglesia. Tenemos una herramienta muy poderosa que es el Evangelio vivido en comunidad, y creo que por ahí tenemos que caminar.
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COMUNIDAD
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EN LA VOZ DE_
FRANCISCO LEZAMA
JAVIER CARIDE
Santuario Nacional de María Auxiliadora Barrio Villa Colón
Santuario del Señor Resucitado Barrio Tres Cruces
"Sentí un dolor y una vergüenza que me golpearon muchísimo" ¿Cómo te afectó la noticia sobre abusos? Cuando empecé a enterarme de la noticia de los abusos me golpeó muchísimo. Me dio un profundo dolor y una gran vergüenza. Como sacerdote, y acompañando pastoralmente, he estado cerca de víctimas de situaciones de abusos, también abuso sexual, recibidos en la familia o en otros lugares y siempre es algo que provoca muchísimo dolor y una especie de vergüenza humana de que estas cosas ocurran. Al enterarme de que estas cuestiones pasan adentro de la Iglesia, y por sacerdotes, lo sentí muy personal. Sentí un dolor y una vergüenza como católico, como sacerdote, que me golpeó muchísimo. Y un segundo momento, que también me dolió profundamente, fue irme enterando de que estas situaciones fueron acompañadas por encubrimiento. En determinados momentos, y en determinados tiempos, se creó todo un sistema por el que se encubrieron estas barbaridades, estos actos lamentables. Eso multiplica el problema, multiplica el dolor de las víctimas y como Iglesia me cuestiono muchísimo que hayan sucedido estas cosas en nuestras comunidades. ¿Por qué ocurrió esto? Creo que habrá especialistas en psicología y en sociología que podrán aportar elementos más específicos sobre las razones por las que esto llegó a ocurrir. Me parece que faltó prevención en el acompañamiento de los sacerdotes y de las personas que se preparaban para el sacerdocio. Después, como ha remarcado el Papa Francisco, una cultura clerical, elitista, y ciertos ambientes muy rígidos favorecieron este ambiente de silencio y de encubrimiento, que de alguna manera generaron un caldo de cultivo para que estas situaciones de abuso se multiplicaran. Allí hay un punto en el que tenemos que estar muy atentos. ¿Qué hay que hacer para que no ocurra nunca más? Lo primero es hablarlo, reconocerlo, pedir perdón desde lo más profundo, sacarlo del secreto, sacarlo de esa nube medio oscura donde no se sabe bien y donde no se quiere hablar. Poder hablarlo, dialogarlo, ponerlo sobre la mesa y reconocerlo. Después, para los que trabajamos en la formación de los aspirantes al sacerdocio, hacer una invitación a estar muy aten-
tos en el acompañamiento, y sobre todo en el de la dimensión humana. En los aspectos emocionales, psicológicos, de maduración, donde me parece que no tenemos que descuidarnos... más allá de todo lo que apostemos al crecimiento espiritual y vocacional. No tenemos que dar por descontados esos elementos más humanos, hay que estar allí ayudándonos de los recursos técnicos, psicólogos y de otras especialidades, que nos puedan aportar en el acompañamiento de los futuros sacerdotes. Como Iglesia debemos generar una cultura, como nos dice el Papa Francisco, de sentirnos pueblo de Dios donde nadie es más que nadie, como decimos en nuestro dicho criollo. En la Iglesia todos somos hermanos, como dice el Evangelio, y todos tenemos que cuidarnos unos a otros más allá de nuestra vocación y del servicio que prestamos en la Iglesia. Tenemos que tener esa capacidad de acompañarnos, de corregirnos, de saber que nadie está libre del pecado, sino que justamente estamos todos en camino de conversión. ¿Cómo seguir adelante como Iglesia? Sin duda que es muy duro. A veces me da la impresión de que recién estamos empezando a ver las consecuencias de estos hechos terribles que se dieron. En el desprestigio como Iglesia, y en particular nosotros como sacerdotes, en una especie de “linchamiento público” que a veces se da en donde se generaliza. Yo lo percibo y lo sufro como una consecuencia de estos hechos lamentables que sucedieron. Pero, al mismo tiempo, tengo una esperanza. A lo largo de la historia, de los 2000 años de historia de la Iglesia, en los momentos donde los cristianos hemos caído más bajo y que hemos pasado las crisis más profundas y en las que muchos profetizaron el final de la Iglesia, es en esos momentos en que Dios interviene y suscita los santos más grandes, los movimientos espirituales que renuevan la Iglesia y en que los católicos nos sentimos llamados a profundizar nuestra vivencia del Evangelio. Yo tengo esa esperanza, en la gracia de Dios. No por ningún impulso humano, sino la confianza en que Dios en este momento nos va a ayudar a aprender y a poder seguir adelante sacando lo mejor de nosotros, que es el mensaje de Jesús.
"Una sorpresa enorme, dolorosa" ¿Cómo te afectó la noticia sobre abusos? En un primer momento, la noticia sobre los abusos me afectó con una sorpresa enorme, una sorpresa dolorosa. Increíble. En un segundo momento, la idea de desagraviar a Jesús, que es el primero ofendido en todo esto, y pedirle perdón a Él de parte de toda la Iglesia.
sale. El “nunca más” no depende solamente de lo que uno pueda hacer. Efectivamente me parece que hay dentro de la autoridad de la Iglesia unas posibilidades de fijarse más en las condiciones de los candidatos al sacerdocio y también de la situación de felicidad que están viviendo los que ya están ordenados. No es simplemente con los candidatos.
¿Por qué ocurrió esto? Es difícil explicar una cosa así. Pienso que siempre hay que tener en cuenta el pecado original, que abre la puerta a la posibilidad de que los hombres hagamos bestialidades. Pero no tengo una razón para explicar cómo hay comportamientos de este estilo.
¿Cómo seguir adelante como Iglesia? La Iglesia tiene mucha experiencia en seguir adelante después de golpes fuertes. La Iglesia conoce que sus miembros somos pecadores, nunca fue la Iglesia un club de elegidos. Además, tenemos la promesa hecha por el mismo Jesús de que va a seguir la Iglesia hasta el fin de los tiempos. Por lo cual, tenemos la tranquilidad de que la Iglesia va a seguir y se va a rearmar como Cristo la quiere.
¿Qué hay que hacer para que no ocurra nunca más? A veces hay ámbitos donde se busca un “nunca más”, y se intenta, pero siempre
«Tengo la confianza en que Dios en este momento nos va a ayudar a aprender y a poder seguir adelante sacando lo mejor de nosotros, que es el mensaje de Jesús». Francisco Lezama
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ENTRE TODOS 22 de setiembre de 2018
OPINIÓN
«Ante los abusos de menores estos sentimientos afloran en nosotros: compasión con las víctimas e indignación con los abusadores»
EDITORIAL CARDENAL DANIEL STURLA ARZOBISPO DE MONTEVIDEO
Card. Daniel Sturla
@danielsturla
Compasión y vergüenza
EN LA VOZ DE_
D
e las pocas palabras del griego del Nuevo Testamento que aprendí en los estudios de teología, una fue: "esplajnizomai". En general se traduce por compasión. Es el movimiento de las entrañas, es el estremecimiento ante el sufrimiento del otro, es ponerse en su lugar y sentir su dolor como propio. Jesús, sintió "compasión" por la viuda que iba a enterrar a su hijo único; o por la multitud que "andaba como ovejas sin pastor"; es el sentimiento del buen samaritano que no pasó de largo ante el hombre herido. Este Jesús compasivo tiene, al mismo tiempo, duras palabras de indignación para aquel que escandaliza a los pequeños: "Más le valdría que le ataran al cuello una piedra de moler y lo precipitaran al mar" (Lc 27, 2). Más aún cuando nos ha dicho: "El que recibe a uno de estos pequeños en mi Nombre, a mí me recibe". Ante los abusos de menores estos sentimientos afloran en nosotros: compasión con las víctimas e indignación con los abusadores. Cuando los abusadores son religiosos o miembros del clero, sentimos, como Iglesia, culpa y vergüenza. Somos además conscientes de que los pastores no supimos durante años responder como es debido a las denuncias recibidas, que "se barría abajo de la alfombra", que no se daba lugar a la justicia. Hace al menos diez años que la Iglesia en el mundo sabe qué hacer frente a estas situaciones. También la Iglesia en el Uruguay ha aprendido. Tiene su protocolo de actuación. Procura que se haga justicia y se priorice a las víctimas. Ha pedido perdón y expresado su vergüenza. Nunca será suficiente para quienes fueron víctimas y sus familiares el pedido de perdón. Pero nuevamente lo volvemos a expresar. Por otro lado, también la Iglesia es Madre de aquellos que fueron victimarios, y junto a la claridad y dureza de las sanciones canónicas previstas, o de la actuación de la justicia civil competente, también se procura su atención. Confiamos que esta crisis, que ha creado una fuerte desconfianza hacia la Iglesia, pasará, y que ayudará a purificarla. Pero nuestro dolor y compasión, nuestra vergüenza y petición de perdón, no quieren moverse al ritmo de la "opinión pública", ni bailar al compás de aquellos que se solazan en nuestra vergüenza y que están a la espera de una palabra, de más o de menos, para encontrar, felices, una nueva piedra que lanzarnos. Es a los que hemos dañado que pedimos perdón, ya sea a las víctimas y sus familiares, como a todos aquellos que se han sentido defraudados por la Iglesia. A Dios misericordioso, nos encomendamos.
JOSÉ MARÍA RODRIGUEZ OLAIZOLA SACERDOTE JESUITA @jmolaizola
¿Por qué seguir?
S
í, uno se pregunta, ¿por qué seguir? ¿Y por qué animar a otros a seguir? Y aquí van algunas respuestas, sin duda incompletas y subjetivas, pero que ayudan. Uno, porque la Iglesia es mayor que todo esto. Y aunque haya que hacer un enorme esfuerzo en este momento, es importante no perder de vista una visión mayor, en la que se incluyen tantos hombres y mujeres que viven e intentan vivir el evangelio con pasión, coherencia y justicia. Muchos de ellos jamás llenarán cabeceras ni darán titulares. Pero son millones, siguen a Jesucristo y trabajan por su Reino, y en muchos lugares del mundo, en muchos márgenes, en muchas vidas, son buena noticia. Y son Iglesia. Dos, porque se puede elegir intentar cambiar las cosas desde dentro. Empujando, con otros muchos. Es verdad que en esta era de la inmediatez, aceptar el ritmo mucho más lento de la Iglesia requiere buenas dosis de paciencia y esperanza. Pero, si no se oyen, desde dentro, voces proféticas (pero no airadas y despectivas), entonces
dejaremos que la Iglesia se convierta tan solo en un reducto de intransigentes de todo cuño. Porque la Iglesia es plural. Siempre lo ha sido. Y hay en su seno tensiones entre distintos acentos, distintas sensibilidades y miradas. El problema de nuestra época es que no se sabe vivir con las tensiones. Se acentúa el desprecio, el odio, y el que piensa distinto se convierte en enemigo. Pero no debería ser así. Porque la virtud y el pecado están desde el origen enraizados en la humanidad que forma parte de esta comunidad. La comunidad que Jesús reunió a su alrededor ya era un grupo tan lleno de fragilidades como de valores. Eso no es una justificación para aceptar cualquier cosa que ocurra, sino una constatación para comprender que por el bien hay que pelear, sin ingenuidad. Y dicho esto, sin duda, duele esta Iglesia. Abochorna mucho de lo ocurrido. No bastan lamentos ni caras de circunstancias. Hace falta más, luz, verdad, y justicia. (Publicado originalmente en el portal web pastoralsj.org)
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CLERO
OPINIÓN
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EN LA VOZ DE_
CONFERENCIA EPISCOPAL DEL URUGUAY Consejo Permanente
CUMPLEAÑOS Y ANIVERSARIOS
JOSEPH RATZINGER SACERDOTE Futuro Papa Benedicto XVI
MIÉRCOLES 26 Pbro. Juan José López VIERNES 28 R.P. Andrés Boone S.D.B. Diác. Francisco Caserta (aniv.) SÁBADO 29 Pbro. Pablo García Pbro. Miguel Ángel Leyra DOMINGO 30 Pbro. Leonel Burone (aniv.) R.P. Hugo Espinoza S.D.B. (aniv.) R.P. Vicente Novello O.F.M.Conv. (aniv.) R.P. Rubén Strina S.J. (aniv.) MARTES 2 DE OCTUBRE Pbro. Gonzalo Estévez MIÉRCOLES 3 Pbro. Javier Galdona JUEVES 4 Diác. Tabaré Julio Alcorta (aniv.) VIERNES 5 Pbro. Mauro Fernández SÁBADO 6 Pbro. Agustín Sapriza (aniv.) R.P. Rafael Costa S.D.B. (aniv.)
SANTOS MIGUEL, GABRIEL Y RAFAEL, ARCÁNGELES SÁBADO 29 La Sagrada Escritura revela que estos tres arcángeles tuvieron misiones singulares en la Historia de la Salvación. Miguel fue quien lideró al ejército celestial que se enfrentó contra los ángeles que rechazaban a Dios. Rafael acompañó al joven Tobías cuando cumplía un difícil encargo y se ocupó de solucionar algunos asuntos y de presentarle a su esposa. Gabriel fue el elegido para anunciarle a la Virgen María que sería la madre del Salvador, Jesucristo.
Carta apoyo al Papa Francisco
L
os obispos uruguayos manifestaron su apoyo explícito al Papa Francisco. Lo hicieron a través de una carta firmada por el Consejo Permanente de la Conferencia Episcopal del Uruguay (CEU), que entregaron a Mons. Martin Krebs. Krebs es el nuevo nuncio apostólico o embajador de la Santa Sede en Uruguay. De esta manera, los uruguayos se sumaron a iniciativas similares adoptadas por obispos de todo el mundo, que quisieron hacer explícito su apoyo al Sucesor de Pedro en tiempos difíciles. En los últimos días se han conocido cartas de apoyo escritas por los españoles, estadounidenses, argentinos, peruanos o por el Consejo de las Conferencias Episcopales Latinoamericanas, entre otros. Santo Padre: Los obispos, y todo el pueblo de Dios que peregrina en el Uruguay, le hacemos llegar nuestro saludo fraterno y nuestra cercanía. Cuando el apóstol Pedro estaba en un momento de tribulación “toda la Iglesia oraba por él” (Hch 12,5). Por eso con filial estima, a la vez que unimos nuestras oraciones por su ministerio petrino, le hacemos llegar nuestro afecto y apoyo colegial. Como nos enseña el Concilio Vaticano II: “Para que el mismo Episcopado fuese uno solo e indiviso, puso al frente de los demás Apóstoles al bienaventurado Pedro e instituyó en la persona del mismo el principio y fundamento, perpetuo y visible, de la unidad de fe y de comunión” (Lumen Gentium, 18). “…El Romano Pontífice, como sucesor de Pedro, es el principio y fundamento perpetuo y visible de unidad así de los Obispos como de la multitud de los fieles" (Lumen Gentium, 23). “Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas” (Mt. 26,31). Jesús nos recuerda esta estrategia del enemigo, que busca disgregar, desunir, y romper la comunión. Por eso consideramos que no se puede propiciar este tipo de actitudes. Santo Padre, le reiteramos nuestra comunión y la fidelidad a su magisterio, tal como se lo hemos manifestado personalmente en nuestra visita Ad Limina de noviembre pasado. Con filial estima, en nombre de los obispos del Uruguay, Consejo Permanente de la CEU.
¿Por qué permanezco en la Iglesia?
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l Vaticano I había descrito la iglesia como el signum levatum in nationes, como el gran estandarte escatológico visible desde lejos que convocaba y reunía a los hombres. Según el concilio de 1870, ella era el signo esperado por Isaías (11, 12), la señal que incluso desde lejos todos podían reconocer y que a todos indicaba claramente el camino a recorrer. Con su maravillosa propagación, su eminente santidad, su fecundidad para todo lo bueno y su profunda estabilidad, ella representaba el verdadero milagro del cristianismo, la mejor prueba de su credibilidad ante la historia. Hoy parece verdadero todo lo contrario: De este modo la Iglesia no aparece ya como el signo que invita a la fe, sino precisamente como el obstáculo principal para su aceptación. Una Iglesia que contra toda su historia y su naturaleza sea considerada únicamente desde un punto de vista político, no tiene ningún sentido y la decisión de permanecer en ella, si es puramente política, no es leal, aunque se presente como tal. Ante la situación presente ¿cómo se puede justificar la permanencia en la iglesia?. La opción por la Iglesia para que tenga sentido tiene que ser espiritual (...). Yo estoy en la Iglesia porque creo que, hoy como ayer e independientemente de nosotros, detrás de “nuestra iglesia” vive “su iglesia” y no puedo estar cerca de él si no es permaneciendo en su iglesia. Yo estoy en la iglesia porque a pesar de todo
creo que no es en el fondo nuestra, sino “suya”. En términos muy concretos: es la Iglesia la que no obstante todas las debilidades humanas existentes en ella nos da a Jesucristo; solamente por medio de ella puedo yo recibirlo como una realidad vida y poderosa, que me interpela aquí y ahora. Henri de Lubac ha expresado de este modo esta verdad: “Incluso los que la (iglesia) desprecian, si todavía admiten a Jesús, ¿saben de quién lo reciben?... Jesús está vivo para nosotros. Pero ¿en medio de qué arenas movedizas se habría perdido, no ya su memoria y su nombre, sino su influencia viva, la acción de su evangelio y la fe en su persona divina, sin la continuidad visible de su iglesia?... Sin la iglesia, Cristo se evapora, se desmenuza, se anula. ¿Y qué será la humanidad privada de Cristo?”. Por medio de la iglesia Él, superando las distancias de la historia, se hace vivo, nos habla y permanece en medio de nosotros como maestro y Señor, como hermano que nos reúne en fraternidad. Dándonos a Jesucristo, haciéndolo vivo y presente en medio de nosotros, regenerándolo continuamente en la fe y en la oración de los hombres, la iglesia da a la humanidad una luz, un apoyo y una norma sin los que no podríamos entender al mundo. Quien desea la presencia de Cristo en la humanidad, no la puede encontrar contra la iglesia, sino solamente en ella. (Extracto de un ensayo publicado en base a un discurso pronunciado en 1971, años antes de ser Arzobispo)
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ESPIRITUALIDAD
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¿Cómo mantener la fe cuando hay escándalos graves en la Iglesia? O más bien, ¿en qué Iglesia creemos? ¿En un club de perfectos o en un hospital de pecadores? MIGUEL PASTORINO Publicado en www.aleteia.org
E
n 1969 el entonces teólogo Joseph Ratzinger escribía en su obra “Introducción al cristianismo” un breve capítulo sobre la Iglesia y comenzaba de un modo que nos parece sumamente actual: “…Hablemos también de lo que hoy día nos acosa. No intentemos disimularlo; hoy sentimos la tentación de decir que la Iglesia ni es santa ni es católica… La historia de la Iglesia está llena de compromisos humanos. Podemos comprender la horrible visión de Dante que veía subir al coche de la Iglesia las prostitutas de Babilonia, y nos parecen comprensibles las terribles palabras de Guillermo de Auvernia (siglo III), quien afirmaba que deberíamos temblar al ver la perversión de la Iglesia: La Iglesia ya no es una novia, sino un monstruo tremendamente salvaje y deforme... La catolicidad de la Iglesia nos parece tan problemática como la santidad. Los partidos y contiendas han dividido la túnica del Señor, han dividido la Iglesia en muchas Iglesias que pretenden ser, más o menos intensamente, la única Iglesia verdadera. Por eso hoy la Iglesia se ha convertido para muchos en el principal obstáculo para la fe. En ella sólo puede verse la lucha por el poder humano, el mezquino teatro de quienes con sus afirmaciones quieren absolutizar el cristianismo oficial y paralizar el verdadero espíritu del cristianismo”. Dicho esto, con total claridad y dureza, está convencido de que no
Las crisis son una oportunidad para mirar alto y unirse más fielmente a Dios. A. GONZÁLEZ
se pueden refutar estos argumentos y que esta percepción no solamente está cimentada en razones, sino también en corazones defraudados y heridos en su alta expectativa y que ahora sufren una terrible decepción. Y es desde este punto de partida, de este contraste entre lo que se cree en la fe y lo que se percibe en la realidad, que se pregunta “¿por qué a pesar de todo, amamos a la Iglesia?”. ¿Iglesia santa? Decir “Iglesia santa” no es afirmar que todos y cada uno de sus miembros sean santos, inmaculados. Ratzinger plantea que este sueño de una
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«Decir “Iglesia santa” no es afirmar que todos y cada uno de sus miembros sean santos»
iglesia inmaculada ha renacido en todas las épocas, pero no tiene lugar en el Credo y que de hecho las más duras críticas a la Iglesia provienen de este sueño irreal de una iglesia inmaculada. “La santidad de la Iglesia consiste en el poder por el que Dios obra la santidad en ella, dentro de la pecaminosidad humana. Es un don de Dios, una gracia, que permanece a pesar de la infidelidad humana. Es expresión del amor de Dios que no se deja vencer por la incapacidad del hombre, sino que siempre es bueno para él, lo asume continuamente como pecador, lo transforma, lo santifica y lo ama”.
ENTRE TODOS 22 de setiembre de 2018
Como lo que es don, gratuito, no depende del mérito de los creyentes, la santidad que permanece en la Iglesia es la de Cristo, no la nuestra. “Lo que en ella está presente y lo que elige en amor cada vez más paradójico las manos sucias de los hombres como vasija de su presencia, es verdaderamente la santidad del Señor”. Para Ratzinger la paradójica imagen la yuxtaposición entre la santidad de Cristo y la infidelidad humana, es la dramática figura de la gracia en este mundo, por la que se hace visible el amor gratuito e incondicional de Dios, que tanto ayer como hoy se sienta a comer en la misma mesa con los pecadores. El sueño de un mundo incontaminado La idea de que la Iglesia no se mezcla con el pecado es un pensamiento simplista y dualista, que pretende una imagen ideal, aristocrática, pero no real. Ratzinger recuerda como se escandalizaban de Cristo sus mismos contemporáneos porque no era un fuego que destruyera a los pecadores, no era un celoso de la pureza con esa nota judicial de separar el trigo de la cizaña. “Su santidad se mostraba en el contacto con los pecadores que se acercaban a él, hasta el punto de que él mismo se convirtió en pecado, en plena comunidad con el destino común de los perdidos… y reveló así lo que era la santidad: Nada de separación, sino purificación, nada de condenación, sino amor redentor”.
ESPIRITUALIDAD
«¿No es acaso la Iglesia la continuación de este ingreso de Dios en la miseria humana?» Joseph Raztinger, en 1969
Las preguntas que surgen de este modo de ver las cosas son estremecedoras y al mismo tiempo están todas ellas cargadas de esperanza: “¿No es acaso la Iglesia la continuación de este ingreso de Dios en la miseria humana? ¿no es la continuación de la participación en la misma mesa de Jesús con los pecadores? ¿no es la continuación de su contacto con la necesidad de los pecadores, de modo que hasta parece sucumbir? ¿no se revela en la pecadora santidad de la Iglesia frente a las expectaciones humanas de lo puro, la verdadera santidad aristocrática de lo puro e inaccesible, sino que se mezcla con la porquería del mundo para eliminarla? ¿Puede ser la Iglesia algo distinto de un sobrellevarse mutuamente que nace de que todos son sostenidos por Cristo?”.
Sobrellevarse unos a otros, porque él ha cargado con nosotros Confiesa en su tono siempre lúcido y transparente, que la santidad casi imperceptible de la Iglesia tiene algo de consolador. Porque nos desalentaríamos ante una santidad inmaculada, judicial y arrasadora que no abrazara la fragilidad humana y que no ofreciera siempre el perdón a quien se arrepiente de corazón. De hecho, todos tendríamos que ser dados de baja si la Iglesia fuera una comunidad de los que merecen un premio a la perfección. Quien vive con la conciencia de que tiene necesidad de ser sostenido por otros, no podrá negarse a cargar con sus hermanos. El único consuelo que puede ofrecer la comunidad cristiana es sobrellevar a otros como uno mismo es cargado.
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Lo que realmente importa a los creyentes. Las visiones reduccionistas sobre la Iglesia no tienen en cuenta lo que ella cree de sí misma, ni su centro, que es Jesucristo. No es una institución donde lo más importante sea su organización u objetivos políticos, “sino el consuelo de la palabra y de los sacramentos que conserva en días buenos y aciagos”. “Los verdaderos creyentes no dan mucha importancia a la lucha por la reorganización de las formas cristianas. Viven de lo que la Iglesia siempre fue. Y si uno quiere conocer la Iglesia, que entre en ella. La iglesia no existe principalmente donde está organizada, donde se reforma o se gobierna, sino en los que creen sencillamente y reciben en ella el don de la fe que para ellos es vida. Sólo sabe quién es la Iglesia de antes y de ahora quien ha experimentado cómo la Iglesia eleva al hombre por encima del cambio de servicio y de formas, y cómo es para él patria, y esperanza, patria que es esperanza, camino que conduce a la vida eterna”. Para Ratzinger la Iglesia vive de la lucha entre el pecado de sus miembros y la santidad de Cristo que la habita, pero es una lucha útil si está llevada por el amor real y eficaz. Una Iglesia de puertas cerradas destruye a los que están dentro y considera una ilusión creerse que por aislarse del mundo podemos hacerlo mejor, porque también es una ilusión creer en una “iglesia de santos”, porque lo que hay es una “Iglesia santa”, santa porque es de Cristo y no nuestra.
Montevideo Mejora
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SOCIEDAD
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Celibato y abusos ¿Existe un vínculo entre ambas realidades, o son dos situaciones paralelas que no tendrían por qué cruzarse?
HOMOSEXUALIDAD En Estados Unidos del 81 al 90% (según la diócesis) de los abusos verificados por sacerdotes católicos entre 1950 y 2002 fueron hacia varones de entre 13 y 17 años. "Este alto porcentaje indica la relación existente entre el abuso y la orientación sexual hacia personas del mismo sexo. Esto no quiere decir que las personas que tengan atracción hacia al mismo sexo están determinadas a cometer abusos, para nada. Lo que indica es que en la mayoría de los sacerdotes que abusaron de menores existía esta atracción", puntualizó Roberto Almada, psiquiatra y sacerdote. Los abusos son consecuencia de patologías en la afectividad. F. GUTIÉRREZ CAROLINA BELLOCQ Redacción Entre Todos
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l sacerdote es un reprimido sexual y por algún lado debe desfogar. No tiene pareja y por eso necesita afecto. Vive en un mundo antinatural, es inevitable que luego ocurran desastres. Si se aboliera el celibato, desaparecerían los abusos. Esos son algunos de los argumentos que se escuchan cuando se menciona la realidad de los abusos en el seno de la Iglesia. ¿Puede afirmarse que efectivamente hay un vínculo entre estas dos realidades? ENTRE TODOS consultó a algunos expertos y todos fueron categóricos al responder que no. “Cuando se estudia la frecuencia — incidencia y prevalencia— de los abusos, se ve que la inmensa mayoría son intrafamiliares, cometidos por hombres que no son célibes. Es una patología del afecto que no guarda ninguna relación con el celibato religioso ni con la continencia sexual adoptada por alguna otra razón”, explica José Lima, diácono permanente y médico con especialización en psiquiatría. María José Soler, psicóloga con experiencia tanto académica como clínica, confirma esta observación y define que el celibato y el abuso “son realidades distintas que hacen referencia a situaciones diferentes desde el punto de vista humano. Muchas personas viven períodos prolongados de abstinencia sexual y no por eso desarrollan una patología”. Agrega que los abusos o la perversión son una “patología seria” vinculada a dificultades en los víncu-
«El célibe por vocación y carisma no es un reprimido. Al contrario, busca que su afectividad sea lo más plena posible porque está destinada a servir a muchos. Requiere de madurez emocional y afectiva, por eso se da» Diác. José Lima, médico psiquiatra
los, generalmente primarios. Esto es, en aquellos que el niño establece con las figuras que satisfacen sus necesidades primarias (apego, referencia, sostén, etc.), que son principalmente sus padres o sucedáneos. Algunas falacias El doctor Lima señala algunos conceptos equivocados que se suelen evocar cuando se trata este asunto. El primero, a su entender, es reducir la sexualidad a la genitalidad. En cambio, aclara, “el célibe vive la sexualidad a pleno en todas sus manifestaciones menos en la genitalidad”. En esta confusión puede haber incidido un contexto histórico que identificó al celibato con una suerte de sexualidad neutra, pero precisamente la clave de la abstinencia por el Reino de los Cielos está en la fecundidad espiritual. “Hay una renuncia a la capacidad biológica de crear pero en búsqueda de potenciar la fecundidad”, define. Segunda falacia: asumir que el abuso de menores es algo que resulta de una suerte de compulsión o algo incontrolable, asociándolo con la violación. El especialista traza una división clara: en el primer caso se trata de un trastorno de la afectividad donde se busca (de modo equivocado, criminal y contra la humanidad, claro está) demostrar afecto. En las violaciones, en cambio, hay un trastorno más grave de descontrol e impulsos, en general vinculado a lo afectivo, donde se busca agredir. El celibato es antinatural, tercera falacia. “Es tan natural como el uso de la genitalidad, en la historia hay registros de la contención genital como expresión de sexualidad. El celibato sería
antinatural si negara la sexualidad, pero no es el caso”. “El abuso no es consecuencia de alguien que contiene su genitalidad, sino de alguien con patologías en su afectividad. Es una falacia pensar que la suspensión del celibato mejoraría los abusos o sería una protección”, cierra el médico. Educar la afectividad La clave, coinciden los expertos, está en la afectividad. Por eso es fundamental el empeño en la formación humana. Roberto Almada es médico psiquiatra, logoterapeuta, licenciado en Filosofía y con vasta experiencia en la formación permanente de personas comprometidas en instituciones educativas, de voluntariado y eclesiales. Se ordenó sacerdote y vive en Italia, y desde allí contestó algunas preguntas por vía telefónica. No dudó en señalar la importancia de la formación, en estos aspectos, de los candidatos al sacerdocio o a la vida consagrada. “No creo que exista una relación directa entre celibato y abusos. Pero sí creo que la hay con la formación —inicial y permanente— de los candidatos al sacerdocio o a la vida consagrada”. A su modo de ver, hay una “escasa formación en la madurez humana, el conocimiento de las propias motivaciones conscientes e inconscientes, el manejo de las emociones, la historia de vida” que se suma al “escaso acompañamiento de la vida en los seminarios y sobre todo luego del seminario, donde las vivencias de soledad son frecuentes". Cuando no existe ni formación ni acompañamiento, y ni siquiera se los
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Pedido en el siglo V, fijado en el XII y ratificado en el XX El fundamento del celibato es el seguimiento de Cristo célibe y su consagración total al Padre, que nos muestra a todos como hijos y hermanos.
E El celibato busca potenciar la fecundidad en la entrega. A. GONZÁLEZ
considera necesarios, “en ese caso todo es posible, incluso los abusos a menores”. “La formación para el sacerdocio, que contiene el celibato, tiene que ser clara en relación a la renuncia que se hace y a la gratificación trascendente con la cual se la sublima. La vivencia del celibato como una frustración de la actividad sexual podría desequilibrar al presbítero llevándolo a la transgresión o a la muerte psicológica", agrega. ¿Reprimidos? “Una persona célibe puede ser plena sexualmente como hombre o como mujer. Basta que comprenda que está en una situación especial, que pueda
tener motivaciones especiales, y cómo esto se trasciende”, indica el sacerdote y médico. Como los demás, concuerda en que la renuncia a la vida sexual activa se plenifica en la relación con Dios y con los demás. También Soler se detiene en la plenitud de este modo de vida. “Una persona célibe puede ser plena en su afectividad. Puede sentir esas necesidades completas más allá de no tener el vínculo del encuentro sexual con una pareja. La necesidad afectiva tiene muchas manifestaciones, una de ellas es el encuentro sexual, pero hay otros tantos modos de canalizarla, como por ejemplo los vínculos de amistad, de cuidado o de pertenencia”.
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l celibato es una entrega total a Dios y a los demás, un don por el que se imita el camino recorrido por Cristo en esta tierra. Si bien es cierto que algunos de los 12 apóstoles eran casados, también es verdad que dejaron todo para seguir a Jesús. Siguiendo este ejemplo, en los primeros tiempos del cristianismo las vírgenes o viudas comenzaron a vivir de este modo, lo mismo que algunos monjes que luego se ordenaban sacerdotes. "No es algo dogmático sino más bien de carácter disciplinar del clero", confirma Mons. Milton Tróccoli, Obispo de Maldonado y estudioso del sacerdocio, muy vinculado con la oficina de prevención de abusos del Vaticano. En Occidente, algunas iglesias locales comenzaron a pedir este modo de vida para sus sacerdotes en el siglo V. En el siglo XII se estableció, en el primer concilio Laterano, que los candidatos a este ministerio debían tener esta condición. Más recientemente, el tema fue tratado en el Concilio Vaticano II (19621965). El Papa Pablo VI pidió que no se debatiera en el aula conciliar, pero lo abordó en el decreto Presbyterorum
ordinis, sobre el sacerdocio ministerial. Allí reafirmó la validez y conveniencia de esta práctica en la Iglesia latina. El decreto, en su conjunto, fue aprobado por abrumadora mayoría (2.390 votos favorables en un total de 2.394). No es un desprecio al matrimonio, sino una consagración más radical a Dios. Mons. Tróccoli destaca el valor sobrenatural de esta realidad: "Como todo lo de la fe, es una bendición y tiene su cuota de cruz; es una realidad pascual. Es una renuncia a uno miso por un amor más oblativo, más entregado. Y al mismo tiempo, una Pascua porque florece en las comunidades y personas donde se entrega". Agrega que es una gracia que debe ser cuidada con la oración y los sacramentos, especialmente el de la reconciliación.
SACERDOTES CASADOS En la Iglesia católica de Oriente coexisten las dos modalidades de sacerdocio (célibes y casados) pero solo los primeros pueden ser obispos. Los pastores anglicanos casados que se convierten al catolicismo también mantienen su estado civil.
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INTERNACIONAL
Carta del Santo Padre Francisco al pueblo de Dios A continuación, el texto completo de la carta publicada por el Papa Francisco el pasado 20 de agosto
El Papa Francisco quiso escribir una carta para todo el Pueblo de Dios, como un modo de mostrar su cercanía y pedir su apoyo en estos tiempos. CNA
S
i un miembro sufre, todos sufren con él" (1 Co 12,26). Estas palabras de san Pablo resuenan con fuerza en mi corazón al constatar una vez más el sufrimiento vivido por muchos menores a causa de abusos sexuales, de poder y de conciencia cometidos por un notable número de clérigos y personas consagradas. Un crimen que genera hondas heridas de dolor e impotencia; en primer lugar, en las víctimas, pero también en sus familiares y en toda la comunidad, sean creyentes o no creyentes. Mirando hacia el pasado nunca será suficiente lo que se haga para pedir perdón y buscar reparar el daño causado. Mirando hacia el futuro nunca será poco todo lo que se haga para generar una cultura capaz de evitar que estas situaciones no solo no se repitan, sino que no encuentren espacios para ser encubiertas y perpetuarse. El dolor de las víctimas y sus familias es también nuestro dolor, por eso urge reafirmar una vez más nuestro compromiso para garantizar la protección de los menores y de los adultos en situación de vulnerabilidad. 1. Si un miembro sufre En los últimos días se dio a conocer un informe donde se detalla lo vivido por al menos mil sobrevivientes, víctimas del abuso sexual, de poder y de conciencia en manos de sacerdotes durante aproximadamente setenta años. Si bien se pueda decir que la mayoría de los casos corresponden al pasado, sin embargo, con el correr del tiempo hemos conocido el dolor de muchas de las víctimas y constatamos que las heridas nunca desaparecen y nos obligan a condenar con
fuerza estas atrocidades, así como a unir esfuerzos para erradicar esta cultura de muerte; las heridas “nunca prescriben”. El dolor de estas víctimas es un gemido que clama al cielo, que llega al alma y que durante mucho tiempo fue ignorado, callado o silenciado. Pero su grito fue más fuerte que todas las medidas que lo intentaron silenciar o, incluso, que pretendieron resolverlo con decisiones que aumentaron la gravedad cayendo en la complicidad. Clamor que el Señor escuchó demostrándonos, una vez más, de qué parte quiere estar. El cántico de María no se equivoca y sigue susurrándose a lo largo de la historia porque el Señor se acuerda de la promesa que hizo a nuestros padres: "Dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos" (Lc 1,51-53), y sentimos vergüenza cuando constatamos que nuestro estilo de vida ha desmentido y desmiente lo que recitamos con nuestra voz. Con vergüenza y arrepentimiento, como comunidad eclesial, asumimos que no supimos estar donde teníamos que estar, que no actuamos a tiempo reconociendo la magnitud y la gravedad del daño que se estaba causando en tantas vidas. Hemos descuidado y abandonado a los pequeños. Hago mías las palabras del entonces cardenal Ratzinger cuando, en el Via Crucis escrito para el Viernes Santo del 2005, se unió al grito de dolor de tantas víctimas y, clamando, decía: "¡Cuánta suciedad en la Iglesia y entre los que, por su sacerdocio, deberían estar completamente entregados a él! ¡Cuánta
«La magnitud y gravedad de los acontecimientos exige asumir este hecho de manera global y comunitaria» Papa Francisco
soberbia, cuánta autosuficiencia! (...) La traición de los discípulos, la recepción indigna de su Cuerpo y de su Sangre, es ciertamente el mayor dolor del Redentor, el que le traspasa el corazón. No nos queda más que gritarle desde lo profundo del alma: Kyrie, eleison – Señor, sálvanos (cf. Mt 8,25)". 2. Todos sufren con él La magnitud y gravedad de los acontecimientos exige asumir este hecho de manera global y comunitaria. Si bien es importante y necesario en todo camino de conversión tomar conocimiento de lo sucedido, esto en sí mismo no basta. Hoy nos vemos desafiados como Pueblo de Dios a asumir el dolor de nuestros hermanos vulnerados en su carne y en su espíritu. Si en el pasado la omisión pudo convertirse en una forma de respuesta, hoy queremos que la solidaridad, entendida en su sentido más hondo y desafiante, se convierta en nuestro modo de hacer la historia presente y futura, en un ámbito donde los conflictos, las tensiones y especialmente las víctimas de todo tipo de abuso puedan encontrar una mano tendida que las proteja y rescate de su dolor. Tal solidaridad nos exige, a su vez, denunciar todo aquello que ponga en peligro la integridad de cualquier persona. Solidaridad que reclama luchar contra todo tipo de corrupción, especialmente la espiritual, «porque se trata de una ceguera cómoda y autosuficiente donde todo termina pareciendo lícito: el engaño, la calumnia, el egoísmo y tantas formas sutiles de autorreferencialidad, ya que “el mismo Satanás se disfraza de ángel de luz (2
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Co 11,14)”. La llamada de san Pablo a sufrir con el que sufre es el mejor antídoto contra cualquier intento de seguir reproduciendo entre nosotros las palabras de Caín: "¿Soy yo el guardián de mi hermano?" (Gn 4,9). Soy consciente del esfuerzo y del trabajo que se realiza en distintas partes del mundo para garantizar y generar las mediaciones necesarias que den seguridad y protejan la integridad de niños y de adultos en estado de vulnerabilidad, así como de la implementación de la “tolerancia cero” y de los modos de rendir cuentas por parte de todos aquellos que realicen o encubran estos delitos. Nos hemos demorado en aplicar estas acciones y sanciones tan necesarias, pero confío en que ayudarán a garantizar una mayor cultura del cuidado en el presente y en el futuro. Conjuntamente con esos esfuerzos, es necesario que cada uno de los bautizados se sienta involucrado en la transformación eclesial y social que tanto necesitamos. Tal transformación exige la conversión personal y comunitaria, y nos lleva a mirar en la misma dirección que el Señor mira. Así le gustaba decir a san Juan Pablo II: "Si verdaderamente hemos partido de la contemplación de Cristo, tenemos que saberlo descubrir sobre todo en el rostro de aquellos con los que él mismo ha querido identificarse". Aprender a mirar donde el Señor mira, a estar donde el Señor quiere que estemos, a convertir el corazón ante su presencia. Para esto ayudará la oración y la penitencia. Invito a todo el santo Pueblo fiel de Dios al ejercicio peniten-
INTERNACIONAL
Un momento de oración del Papa Francisco durante su reciente viaje a Dublín. CNS
«Es imposible imaginar una conversión del accionar eclesial sin la participación activa de todos los integrantes del Pueblo de Dios» Papa Francisco
cial de la oración y el ayuno siguiendo el mandato del Señor, que despierte nuestra conciencia, nuestra solidaridad y compromiso con una cultura del cuidado y el “nunca más” a todo tipo y forma de abuso. Es imposible imaginar una conversión del accionar eclesial sin la participación activa de todos los integrantes del Pueblo de Dios. Es más, cada vez que hemos intentado suplantar, acallar, ignorar, reducir a pequeñas élites al Pueblo de Dios construimos comunidades, planes, acentuaciones teológicas, espiritualidades y estructuras sin raíces, sin memoria, sin rostro, sin cuerpo, en definitiva, sin vida. Esto se manifiesta con claridad en una manera anómala de entender la autoridad en la Iglesia
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—tan común en muchas comunidades en las que se han dado las conductas de abuso sexual, de poder y de conciencia— como es el clericalismo, esa actitud que "no solo anula la personalidad de los cristianos, sino que tiene una tendencia a disminuir y desvalorizar la gracia bautismal que el Espíritu Santo puso en el corazón de nuestra gente". El clericalismo, favorecido sea por los propios sacerdotes como por los laicos, genera una escisión en el cuerpo eclesial que beneficia y ayuda a perpetuar muchos de los males que hoy denunciamos. Decir no al abuso, es decir enérgicamente no a cualquier forma de clericalismo. Siempre es bueno recordar que el Señor, "en la historia de la salvación, ha salvado a un pueblo. No existe identidad plena sin pertenencia a un pueblo. Nadie se salva solo, como individuo aislado, sino que Dios nos atrae tomando en cuenta la compleja trama de relaciones interpersonales que se establecen en la comunidad humana: Dios quiso entrar en una dinámica popular, en la dinámica de un pueblo" (Exhort. ap. Gaudete et exsultate, 6). Por tanto, la única manera que tenemos para responder a este mal que viene cobrando tantas vidas es vivirlo como una tarea que nos involucra y compete a todos como Pueblo de Dios. Esta conciencia de sentirnos parte de un pueblo y de una historia común hará posible que reconozcamos nuestros pecados y errores del pasado con una apertura penitencial capaz de dejarse renovar desde dentro. Todo lo que se realice para erradicar la cultura del abuso de nuestras comunidades,
INTERNACIONAL
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sin una participación activa de todos los miembros de la Iglesia, no logrará generar las dinámicas necesarias para una sana y realista transformación. La dimensión penitencial de ayuno y oración nos ayudará como Pueblo de Dios a ponernos delante del Señor y de nuestros hermanos heridos, como pecadores que imploran el perdón y la gracia de la vergüenza y la conversión, y así elaborar acciones que generen dinamismos en sintonía con el Evangelio. Porque "cada vez que intentamos volver a la fuente y recuperar la frescura del Evangelio, brotan nuevos caminos, métodos creativos, otras formas de expresión, signos más elocuentes, palabras cargadas de renovado significado para el mundo actual". Es imprescindible que como Iglesia podamos reconocer y condenar con dolor y vergüenza las atrocidades cometidas por personas consagradas, clérigos e incluso por todos aquellos que tenían la misión de velar y cuidar a los más vulnerables. Pidamos perdón por los pecados propios y ajenos. La conciencia de pecado nos ayuda a reconocer los errores, los delitos y las heridas generadas en el pasado y nos permite abrirnos y comprometernos más con el presente en un camino de renovada conversión. Asimismo, la penitencia y la oración nos ayudará a sensibilizar nuestros ojos y nuestro corazón ante el sufrimiento ajeno y a vencer el afán de dominio y posesión que muchas veces se vuelve raíz de estos males. Que el ayuno y la oración despierten nuestros oídos ante el dolor silenciado en niños, jóvenes y minusválidos. Ayuno que nos dé hambre y sed de justicia e impulse a caminar en la verdad apoyando todas las mediaciones judiciales que sean necesarias. Un ayuno que nos sacuda y nos lleve a comprometernos desde la verdad y la caridad con todos los hombres de buena voluntad y con la sociedad en general para luchar contra cualquier tipo de abuso sexual, de poder y de conciencia. De esta forma podremos transpa-
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A la raiz espiritual de la crisis «Pidamos perdón por los pecados propios y ajenos» Papa Francisco
rentar la vocación a la que hemos sido llamados de ser "signo e instrumento de la unión íntima con Dios y de la unidad de todo el género humano" (Conc. Ecum. Vat. II, Const. dogm. Lumen gentium, 1). "Si un miembro sufre, todos sufren con él", nos decía san Pablo. Por medio de la actitud orante y penitencial podremos entrar en sintonía personal y comunitaria con esta exhortación para que crezca entre nosotros el don de la compasión, de la justicia, de la prevención y reparación. María supo estar al pie de la cruz de su Hijo. No lo hizo de cualquier manera, sino que estuvo firmemente de pie y a su lado. Con esta postura manifiesta su modo de estar en la vida. Cuando experimentamos la desolación que nos produce estas llagas eclesiales, con María nos hará bien "instar más en la oración" (S. Ignacio de Loyola, Ejercicios Espirituales, 319), buscando crecer más en amor y fidelidad a la Iglesia. Ella, la primera discípula, nos enseña a todos los discípulos cómo hemos de detenernos ante el sufrimiento del inocente, sin evasiones ni pusilanimidad. Mirar a María es aprender a descubrir dónde y cómo tiene que estar el discípulo de Cristo. Que el Espíritu Santo nos dé la gracia de la conversión y la unción interior para poder expresar, ante estos crímenes de abuso, nuestra compunción y nuestra decisión de luchar con valentía.
Con su carta, Francisco trató el asunto de modo directo y sincero. CNA
Extracto de un editorial del periódico oficial L'Osservatore Romano, firmado por Lucetta Scaraffia
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s evidente que en esta situación dramática las denuncias y las sentencias no son suficientes, incluso siendo indispensables. Y no es suficiente limitar la responsabilidad dentro del clero: necesitamos profundizar el análisis, captar el origen de este profundo mal y erradicarlo. Por esta razón, todos los creyentes deben participar, como lo indica el Papa Francisco. Quienes en muchos casos fueron víctimas, pero en otros, de alguna manera y en diversos grados, también fueron cómplices. Las modalidades de los abusos revelan fallas muy graves: el sacerdocio se tergiversa en un rol de poder que se ejerce sobre los demás, una hipócrita tapadera como si se tratara una práctica normal
de comportamiento para el «bien de la Iglesia». Básicamente, se adopta una actitud que niega cada palabra hablada por Jesús, como el Papa denuncia en su misiva al citar el Magnificat (...). En este texto, que se adentra en la raíz espiritual de la crisis, el Papa nos pide a la Iglesia, como un solo cuerpo y herido, hacer penitencia y rezar, llegando a proponer un "ayuno que nos dé hambre y sed de justicia e impulse a caminar en la verdad apoyando todas las mediaciones judiciales que sean necesarias. Un ayuno que nos sacuda y nos lleve a comprometernos desde la verdad y la caridad con todos los hombres de buena voluntad y con la sociedad en general para luchar contra cualquier tipo de abuso sexual, de poder y de conciencia". En resumen, es imposible imaginar una verdadera conversión en la Iglesia, dice el Papa, "sin la participación activa de todos los miembros del Pueblo de Dios".
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VIDA CULTURAL
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La verdad y las apariencias Spotlight, The Keepers y Manzanas Podridas LAURA ÁLVAREZ GOYOAGA
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os escándalos de abusos sexuales perpetrados por algunos sacerdotes católicos han conmovido a la opinión pública. Son muchas las denuncias e informes que salen en los medios, si bien no siempre se trata de información rigurosa y bienintencionada. Basta tener presente que no es cierta la presunción de que la Iglesia fracasó a la hora de manejar el problema cuando, al contrario, adoptó al respecto medidas eficientes: no intentó justificar los actos aberrantes de algunos clérigos y religiosos, por los cuales no solo ha manifestado sentir dolor y vergüenza, sino que postuló con acciones concretas su firme disposición a acompañar las denuncias de casos de personas dañadas, procediendo con rigor, de acuerdo al protocolo de acción elaborado especialmente. También se fuerza la objetividad cuando se habla de un problema sistémico de la ins-
titución: en los abusos denunciados, individuos específicos cometieron actos despreciables específicos; otros individuos puntuales los encubrieron o eligieron ignorarlos. La reflexión anterior aplica a la representación artística de los hechos. Como bien decía Michel Foucault, detrás de la actividad cotidiana de presentar ideas bajo la forma de discursos, cualquiera sea el soporte en el cual se materialicen, subyacen poderes y luchas intencionadas. De un modo lateral, la mención al personaje del sacerdote abusador aparece hoy casi como un lugar común en cualquier tipo de narrativa. Pero algunas lo han tomado como tema central. Uno de estos casos es la película Spotlight, acerca de las investigaciones periodísticas del Boston Globe en el año 2002, a partir de las cuales salieron a luz decenas de casos de pederastia en dicha diócesis de Estados Unidos. Como película, es correcta. No es espectacular; no es impresionante; no es inspiradora. Sin dudas peca de parcialidad en su enfo-
El Card. Müller reflexiona sobre la pobreza más allá de las ideologías y sobre la misión liberadora y evangelizadora de la Iglesia. Explica que la teología de la liberación es teología de la Palabra de Dios y no una ideología y que es necesaria una renovación que reconozca a los otros como hermanos.
operandi de apelar a la reacción emotiva del espectador. En realidad, solo presenta especulaciones y proyecciones subjetivas. En otro paradigma está el documental del año 2010 Manzanas Podridas, producido por Rome Reports. Partiendo del testimonio de algunas víctimas, muestra de un modo global todos los aspectos de lo ocurrido, y la respuesta de la Iglesia. Explora en detalle la actuación de Joseph Ratzinger, como cardenal hasta el 2005 y como Papa Benedicto XVI desde entonces, para hacer frente a este grave problema. En el marco de una crisis por momentos abrumadora, cuyos efectos poco pueden vislumbrarse y menos predecirse, una mirada objetiva a la historia nos recordará que la Iglesia ha capeado muchos temporales. El menú de sensibilización e información está abierto a la sabiduría del público capaz de deslindar la verdad por encima de las apariencias. No existe ningún orden del discurso que pueda, a la larga, derrotar a la verdad.
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LIBROS RECOMENDADOS_
IGLESIA POBRE Y PARA LOS POBRES GERHARD LUDWIG MÜLLER
que, que busca conducir al espectador hacia la conclusión de que la pederastia es un fenómeno típico y casi exclusivo de la Iglesia católica, acotando sus más amplias repercusiones sociales. Más bien, es un film de tesis, con la intención de formar opinión. No obstante ello, fue ampliamente galardonado e impactó en el imaginario colectivo. Menos éxito tuvo la docu-serie de Netflix titulada The Keepers. Apuntada a un mismo target, se la publicitó prometiendo revelar quién fue el asesino de la Hermana Cathy Cesnik, muerta en Baltimore a fines de la década de los 60. Promueve la teoría de que la mataron porque amenazó con revelar abusos sexuales ocurridos en la Preparatoria Católica Keough, y que hubo un complot para encubrir todo, del cual participaron la Iglesia Católica, la policía y el sistema judicial de Baltimore. Contrariamente a lo que promete, The Keepers no resuelve el asesinato de Cesnik. Simplemente dedica la mayor parte de sus siete episodios a atacar a la Iglesia Católica, aplicando el modus
LA SAL DE LA TIERRA JOSEPH RATZINGER Este libro contiene gran parte de la vida, pensamiento y actuación de Joseph Ratzinger: su infancia, aficiones y familia; su vocación sacerdotal y actividad teológica en la Universidad; sus intervenciones clave en el Concilio Vaticano II y su valiente actitud ante los abusos del 68. Esto entre muchos otros temas.
CERRITO 473
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BENEDICTO XVI - UNA MIRADA CERCANA PETER SEEWALD
¿CÓMO Y POR QUÉ LA IGLESIA PROCLAMA SANTOS? CARD. ANGELO AMATO
El autor retrata al hombre Ratzinger con un estilo y documentación originales, recurriendo a detalles hasta ahora desconocidos. El periodista muestra que es precisamente Benedicto XVI quien puede dar aliento y esperanza a personas de dentro y de fuera de la Iglesia.
Estas páginas arrojan una primera luz sobre el proceso de la Iglesia para llevar a los altares a fieles cristianos. Cuando se canoniza a un cristiano, no es un premio que le concede. Es un reconocimiento de que esa persona ha vivido de forma santa y está en el cielo.
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EVANGELIO
ENTRE TODOS 22 de setiembre de 2018
DOMINGO 23 DE SETIEMBRE, XXV DEL TIEMPO ORDINARIO
Ser como niños EVANGELIO SEGÚN
SAN MARCOS (9, 30-37)
Jesús atravesaba la Galilea junto con sus discípulos y no quería que nadie lo supiera, porque enseñaba y les decía: "El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres; lo matarán y tres días después de su muerte, resucitará". Pero los discípulos no comprendían esto y temían hacerle preguntas. Llegaron a Cafarnaún y, una vez que estuvieron en la casa, les preguntó: "¿De qué hablaban en el camino?" Ellos callaban, porque habían estado discutiendo sobre quién era el más grande. Entonces, sentándose, llamó a los Doce y les dijo: "El que quiere ser el primero, debe hacerse el último de todos y el servidor de todos". Después, tomando a un niño, lo puso en medio de ellos y, abrazándolo, les dijo: "El que recibe a uno de estos pequeños en mi Nombre, me recibe a mí, y el que me recibe, no es a mí al que recibe, sino a aquel que me ha enviado".
Padre KRZYSZTOF PACHOLAK
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os discípulos tuvieron que aprender que la mentalidad de Jesús es muy diferente de la del mundo. En el mundo lo que importa es la clase social, el dinero, el prestigio. Este es a menudo un mundo de apariencias, fachas y cálculos. El mundo que agrada a Jesús, el del Evangelio, es desinteresado, es el mundo de la discreción, el servicio y la actitud del niño. Quien quiera ser el primero será el último. Y alguien que parece ser grande e importante, en realidad es pequeño. El niño es un símbolo de espontaneidad, naturalidad, simplicidad, apertura a la novedad, frescura y asombro. Al poner como modelo algo que no siempre corresponde a nuestras ambiciones y deseos, Jesús nos ordena rechazar nuestra propia medida. Ser grande a los ojos del Evangelio significa estar abierto a los pequeños, a los débiles, necesitados de respeto y amor. Jesús, sin embargo, no quiere decir que debemos ser niños toda nuestra vida (a menudo infantiles, caprichosos). Más bien, él quiere que nos convirtamos en niños en la
edad adulta, maduros. Esto significa desarrollo espiritual hacia la simplicidad, la modestia, la humildad y la pureza. La infancia evangélica es un aprendizaje constante de sencillez, honestidad, autenticidad y amor. Todos tenemos una tendencia a ser exaltados, porque nacemos sin un sentido de autoestima y solo en el curso de la vida, con la ayuda de los demás, construimos este sentimiento dentro de nosotros mismos. Si las personas que nos rodean no pueden mostrarnos nuestro valor, entonces aparecen complejos en nosotros, seguidos por una tendencia a ser exaltados. A los ojos de Dios, sin embargo, no tenemos precio en el momento de la concepción. Jesús, abrazando al niño, quiso decirnos que no necesitamos ganar valor, siempre lo hemos tenido. En lugar de ser exaltados, mirémonos siempre con los ojos de Dios. Quien se mira a sí mismo con los ojos de Dios no tiene razón para ser exaltado. ¿Qué más tengo que aprender de Jesús? ¿Soy humilde ocupando siempre el último lugar? ¿Mi vida se caracteriza por la sencillez, la autenticidad y la espontaneidad propias de los niños?
DOMINGO 30 DE SETIEMBRE, XXVI DEL TIEMPO ORDINARIO
Vencer al pecado EVANGELIO SEGÚN
SAN MARCOS (9, 38-43. 45. 47-48)
Juan dijo a Jesús: "Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu Nombre, y tratamos de impedírselo porque no es de los nuestros". Pero Jesús les dijo: "No se lo impidan, porque nadie puede hacer un milagro en mi Nombre y luego hablar mal de mí. Y el que no está contra nosotros, está con nosotros. Les aseguro que no quedará sin recompensa el que les dé de beber un vaso de agua por el hecho de que ustedes pertenecen a Cristo. Si alguien llegara a escandalizar a uno de estos pequeños que tienen fe, sería preferible para él que le ataran al cuello una piedra de moler y lo arrojaran al mar. Si tu mano es para ti ocasión de pecado, córtala, porque más te vale entrar en la Vida manco, que ir con tus dos manos al infierno, al fuego inextinguible. Y si tu pie es para ti ocasión de pecado, córtalo, porque más te vale entrar lisiado en la Vida, que ser arrojado con tus dos pies al infierno. Y si tu ojo es para ti ocasión de pecado, arráncalo, porque más te vale entrar con un solo ojo en el Reino de Dios, que ser arrojado con tus dos ojos al infierno, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga".
Padre KRZYSZTOF PACHOLAK
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odos tenemos nuestra misión y los dones necesarios para realizarla. En cada uno de nosotros, actúa el Espíritu de Dios y todos pueden “profetizar”, aunque de una manera diferente. Cristo y su Espíritu no llegan solo a un hombre o a una categoría de personas. Jesús vino a todos. Es por eso que quiere decir hoy: "No tengan celos, al contrario, regocíjense de que el trabajo de Dios puede crecer en otros, incluidos aquellos que piensan y creen de manera diferente". Hablando del escándalo de los "pequeños", o gente sencilla, Jesús usa un verbo que literalmente significa "causar pecado", "ser piedra de tropiezo". Ante tal escándalo, anuncia un terrible castigo: hundirse en el mar atando una pesada piedra de molino. En el mundo antiguo era el castigo más cruel. Porque se creía que los espíritus de los torturados permanecerían perpetuamente en las aguas en las que perecieron y nunca encontrarían la paz. En vista de un castigo potencial tan cruel, la acción debería ser radical. Hay que evitar cualquier oportunidad para que el mal pueda ofender a los otros. Cortar la mano, la pierna o
sacar el ojo no se debe entender literalmente. Es más bien un símbolo de dificultades con las que debemos luchar y combatir todos los días. Debemos rechazar y evitar todo lo que esclaviza, conduce al pecado, aleja del amor y provoca los escándalos. En la vida espiritual es importante conocernos a nosotros mismos y a nuestras debilidades, que son la causa de los pecados. Así con el poder de Cristo lograremos enfrentar las tentaciones y vencer las batallas. ¿Tengo celos de alguien o algo? ¿Hay en mí actitudes que pueden causar algún escándalo? ¿De qué me escandalizo? ¿Cuál es mi “mano, pierna y ojo” que debería cortar?
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MARTES 25 A JUEVES 27
AGENDA
II Simposio de Teología
LLAMADO PARA CANTANTES
SANADOS PARA AMAR
Desde el lunes 24
ADORACIÓN PERPETUA EN MARÍA REINA DE LA PAZ
Viernes 28 al domingo 30 20:00 a 22:00 092 610 688 y 098 039 630 Colegio Los Pilares Prudencio de Pena 2525
Desde el lunes 1° de octubre
094 363 602
Todo el día, todos los días
moregules@gmail.com
Parroquia María Reina de la Paz Bvar. Batlle y Ordóñez 2645
El coro Martin Bergengruen y su director invitan a todos los interesados en todas las cuerdas (sopranos, contraltos, tenores y bajos) a participar de la edición 2018 del concierto "Navidad para la paz". Los ensayos son los lunes y la idea es realizar el concierto en Maldonado y en Minas en diciembre. Quienes quieran sumartes pueden entrar en contacto.
098 033 072
II SIMPOSIO DE TEOLOGÍA: COMUNICAR LA BELLEZA Y LA ALEGRÍA DEL EVANGELIO Martes 25, miércoles 26 y jueves 27
TALLERES JACINTO VERA
19:30 a 21:00
En esta etapa del Programa Misionero Jacinto Vera se están desarrollando talleres en las distintas zonas pastorales. Son para los miembros de las parroquias que se han inscrito al programa. Próximos talleres: Sábado 22 en la Pquia. de Colón, de la zona Santa Isabel, de 9 a 13 hs, y sábado 6 de octubre de 14.30 a 18 hs en el Colegio de las Capuchinas de Belvedere, zona San Juan
Club Católico Cerrito 475
XXXV ENCUENTRO NACIONAL DE LAICOS Sábado 29 8:30 a 17:30 Colegio Maturana Bvar. Artigas y Agraciada Organizado por el Departamento de Laicos de la Conferencia Episcopal del Uruguay (DELAI) y bajo el lema "Desde el Evangelio: Vivir la Cultura del Encuentro" se realizará, en Montevideo, el XXXV Encuentro Nacional de Laicos. Congregará a laicos de todo el país y la inscripción incluye el almuerzo. Cuesta $ 250 para los del interior y $ 300 para los montevideanos y canarios. La inscripción se realiza a través de redtickets.
La Comunidad Shalom invita al retiro Sanados para Amar. Una experiencia nueva que capacita a amar. Es en el Centro de Espiritualidad Manresa y requiere de inscripción previa.
Habrá en Montevideo una capilla donde se podrá adorar de modo perpetuo a Jesús en la Eucaristía. El sábado 29 a las 19 horas el Card. Daniel Sturla celebrará Misa e inaugurará la capilla. La parroquia estará siempre abierta para acudir a rezar, de día y de noche. Quienes deseen pueden contactarse y anotarse para cubrir un turno fijo.
90 ANIVERSARIO DE LA FUNDACIÓN DEL OPUS DEI Martes 2
2200 0289 De 9 a 13 hs La Facultad de Teología del Uruguay Mons. Mariano Soler convoca al II Simposio Teológico, en este caso sobre "El gozoso anuncio del kerygma en América Latina a los 50 años de Medellín". El encuentro tendrá tres instancias. El martes 25 el Pbro. Lic. Pablo Bonavía, la Lic. Mary Larrosa y Mons. Dr. Antonio Bonzani disertarán sobre el Contexto histórico de Medellín en relación con el hoy del mundo y la Iglesia. Miércoles 26: El gozoso anuncio del kerigma, a cargo del Pbro. Dr. Daniel Kerber (bíblico), el Pbro. Dr. Richard Arce (teológico), y el Pbro. Dr. Ricardo Ramos (viapulcritudinis). El último día, jueves 27, la Hna. Mag. Cristina Robaina STJ, el Pbro. Jorge Techera y el Cr. Miguel González, hablaran sobre la repercusión social del anuncio. La síntesis final estará a cargo del Pbro. Dr. Pablo Peralta.
El Opus Dei es una Prelatura Personal de la Iglesia Católica que promueve la llamada a la santidad en lo cotidiano, especialmente a través del trabajo y la familia. Fue fundado en 1928 por inspiración divina a San Josemaría Escrivá de Balaguer. En la Universidad de Montevideo esa semana habrá una exposición sobre su historia e iniciativas en Uruguay y el mundo.
SIGNOS, SÍMBOLOS, GESTOS ORDENACIÓN EPISCOPAL DEL P. PABLO JOURDAN Domingo 30
Lunes 1, 8, 22 y 29 de octubre Colegio y Liceo Ntra. Sra. del Huerto San José 990
17:00
19:30 a 21:30
Catedral Metropolitana Ituzaingó 1373 esq. Rincón
vliturgia@gmail.com
El sacerdote fue designado Obispo Auxiliar de Montevideo y el Card. Daniel Sturla presidirá su ordenación episcopal.
La Comisión Arquidiocesana de Liturgia invita al curso Signos, Símbolos, Gestos que se realizará en el mes de octubre. Cada encuentro cuesta $ 150, los cuatro, $ 500. Los interesados podrán inscribirse por correo electrónico.
ENTRE TODOS 22 de setiembre de 2018
LA IGLESIA EN FOTOS
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1. En la Expo Prado 2018 se celebró la Misa criolla, donde la fe se unió a las tradiciones del campo. Presidió el P. Pablo Jourdan, que próximamente será ordenado Obispo. F. GUTIÉRREZ 2. El P. Cristóbal Fones, sacerdote jesuita y músico, brindó un concierto de oración cantada. A. GONZÁLEZ 3. El público disfrutó de la música que ayuda a la oración en el concierto del P. Fones en la UCU. A. GONZÁLEZ
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NÚMERO 434 Impresa el 19 de setiembre de 2018 por Microcosmos S.A (D.L 320.667) Próximo número: Sábado 6 de octubre
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