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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA AÑO IV. NO 178 / 03-12-2017
PIO TAMAYO CARTA A UN AMIGO MIO. Parte I Castillo de Puerto Cabello, 19 de Noviembre de 1930.
PEON JORNALERO EN LABORES DE BELLEZA Y LIBERTAD Amigo Mío, Necesito por estas letras, agradecerle aquella carta suya que fue a llevarme su saludo y su entusiasmo a mi celda de prisionero enfermo, donde la soledad oía cuentas al mar. No pude contestarle desde allí y tampoco fuera respuesta la corta comunicación que llevó “Jesús”. Ahora sí; y puede reanudada nuestra correspondencia intervenida por un año de imposibilidades. Vanidoso me dio a sonreír su elogio, prodigado con el despilfarro de los generosos. ¡Defiéndeme contra las vanidades mi celoso yo crítico, que ganas le dan a mi medianía de creerse “alto representante de la juventud de Hispanoamérica”! Y vea que declara mi franqueza, no faltarme el deseo de serlo; pero el conocimiento de mi mismo, mide exacta la estatura: peón jornalero en labores de belleza y libertad. Como la palabra bella ha sido escrita, de lo que para engrandecerla y darle adorno humano y glorioso hemos de hacer, escribamos que esa preocupación de la libertad de los hombres necesitará todavía mucho decir y largo batallar. VENEZUELA HA IGNORADO SIEMPRE LA REVOLUCION La prisión no fue para el conjunto estudiantil, atajo puesto en el camino de su avance ideológico y antes, afirmación convencedora de lo en muchos comenzara entusiasmo rebelde, no lo ha sido tampoco para los que poseyeron la clara noción de nuestras obligaciones, hemos trabajado conforme la situación y los medios lo han permitido. El nivel de la entereza moral se eleva y paralelo el de educación de un revolucionario porvenirista, cada día más completo y ya van dejando ver núcleo pensamental, que formará por agregaciones, la gran unidad del mañana, en donde pondrá encajar ese partido que tanto nos escribiéramos, apto para representar “la revolución en el gobierno”. Venezuela, por un desgraciado proceso prolijo de detallar, pero ya estudiado entre los nuevos, ha
ignorado siempre la Revolución. Nuestras turbulencias, obedientes a personales ambicionesayudadas por una demagogia desaforada y por un intelectualismo cargado de teorías librescas y proyectadas fuera de un campo que padecía necesidades naturales no observadas ni satisfechas- condujeron a la resultante fatal que nos tiene en prisión. Se peleó por términos adstratos, dentro de una ignorancia acaso absoluta y sin ninguna honda preocupación que se ocupara de la salud del pueblo. Por encima y al lado de la masa trabajadora del país, creció una turba cuartelaria, cuidada de mantener en pie por los caudillos, que engordaban a esperanza y profesión de derribar gobiernos. COMPLETA CARENCIA DE CONCIENCIA NACIONAL Detrás de cualquier carátula vendida por retóricos del republicanismo y la constitucionalidad se verificaron todas nuestras “revoluciones”, a las que nunca, nunca informó un propósito firme de dotar al país de una civilización superior y conformada al medio, ni de imponer una norma y programa, que atendiendo a las necesidades reales- espirituales y económicas- aseguraran a sus postuladores en el mando, por el hecho sencillo de su cumplimiento. Codicia del erario público, como botín y medio el más seguro de enriquecerse al rápido; satisfacción de sensualidades desencadenamiento de soberbias, en los directores; completa carencia de conciencia nacional a pesar del idolatrismo heroicista y anulación del sentido de la responsabilidad social, son para hoy el producto de cien años de vida republicana. HEGEMONÍA DEL HOMBRE SOBRE LA SOCIEDAD ¡Sólo biología de individualismo primitivo actuando desenfrenadamente! Hegemonía del hombre sobre la sociedad. Fatigado el pueblo que no pudo encontrar en las llamadas “revoluciones” lo que esencialmente debe ser: Educación en grande escala y desde lo alto, dejó adueñar firmemente