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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA AÑO V. NO 183 / 28-01-2018
CARLOS APONTE. Parte I Por Fidel Díaz Castro 14 de julio, 2016 Siempre que voy a Matanzas trato de llegarme al menos un rato al Morrillo; visito el museo, me asomo a la terraza a contemplar la belleza marina, rememoro lo leído y visto en un documental acerca de aquellos días 7 y 8 de mayo de 1935, en que caen combatiendo juntos Antonio Guiteras, y el venezolano Carlos Aponte. Medito un poco sobre ellos, sobre mí, sobre la América actual, ante sus restos que descansan allí, esperando porque le pongamos más atención a sus historias, a la nuestra que deriva de ellos. Salgo de ese santuario de la rebeldía recorriendo más o menos los rincones por donde trataron de escapar, bajando a tramos hasta la orilla, imaginando -especulando más bien pues ya la vegetación habrá variado notablemente en 80 años-, por dónde cogerían tratando de burlar el cerco del ejército, en aquella ratonera. Luego el monumento cerca de los pinos, donde marcan el lugar en que al parecer cayeron, muy cerca uno del otro, Guiteras y Aponte. Confieso que Carlos Aponte era para mí un importante luchador antimperialista, nacido en Venezuela, que había combatido en Nicaragua con Sandino y que se había enrolado en la lucha de Guiteras. Esto no es poco; pero gracias al Centro Pablo (a Víctor Casaus y María Santucho), que me enviaron un ejemplar, he estado leyendo “Carlos Aponte: un peleador sin tregua” libro electrizante que me ha multidimensionado la admiración hacia este gran héroe nuestroamericano, al que deberíamos tener –más en estos días en que la hermana bolivariana es atacada económicamediática e imperialistamente- en primera fila
de los luchadores continentales. El libro es un ejercicio del más alto periodismo, y de vanguardia combatiente, pues lo escribe nada menos que Pablo de la Torriente Brau. Creo que Antonio Guiteras y Carlos Aponte – así como el propio Pablo de la Torrientedeberían estar entre nosotros, no como héroes caídos sino como jóvenes rebeldes, latinoamericanistas, que no tuvieron límites territoriales, que hicieron de cada pueblo su patria, y suyas todas las injusticias en la tierra; tuvieron clara conciencia de lo que era el imperialismo, y le salieron el paso de todas las maneras que encontraron posible. Hoy, que el Norte no es menos brutal, aunque use disfraces o envenene en tercera persona, debemos unirnos a esa guerrilla que ellos vivieron, y hacer de ese Morrillo, donde están sus restos, un centro de conspiración por esa América nueva y nuestra que nos espera, o mejor decir, que espera por la obra de nosotros. Carlos Aponte: un peleador sin tregua Por Pablo de la Torriente Brau Ahora, cuando la prensa, sistemáticamente, ha venido dando el título de bandidos y enemigos públicos a los revolucionarios que mueren en Cuba, procede decir quién fue Carlos Aponte Hernández, muerto en el combate del fuerte El Morrillo, cerca de Matanzas, haciendo frente a la sorpresa y la traición. Su vida, que por lo extraordinaria merece los honores de la inmortalidad, no puede desfilar por la brevedad de un artículo de periódico, sino a rasgos relampagueantes.