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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA AÑO II. NO 50 / 15-03-2015
LA CUESTIÓN AGRARIA Y NUESTRO PROCESO CULTURAL. Parte I. 1949 César Rengifo Toda cultura es consecuencia del esfuerzo creador del hombre en compenetración orgánica, permanente, con un medio geográfico y social determinado; es la vinculación material y sentimental con la tierra y con todo cuanto en ella se vaya creando mediante el trabajo, el sentimiento y el pensamiento. Esa fusión creadora entre hombre y geografía va determinando una sucesión de productos materiales y morales que constituyen los valores de la cultura, los cuales, a su vez, van influyendo en la transformación del hombre y del medio, hacia el perfeccionamiento del uno y el dominio y mejor productividad del otro. Las características geográficas, históricas, sociales, económicas y humanas, determinan, en el proceso creador de hombres y ambiente terrenal, lo nacional. Todas en conjunto influyen para producir una cultura con caracteres típicos, nacionales. La vinculación — por afinidades— en un plano superior de las diversas culturas nacionales suma la cultura universal. Es ésta una consecuencia de aquéllas: superestructura de los principales valores que conforman las culturas nacionales, influye sobre ellas, a su vez, provocando su expansión y enriquecimiento, pero también, en no pocos casos —sobre todo en aquellos pueblos cuyas libertades y fuentes de producción están intervenidas por otros más poderosos, coloniales— determina su agostamiento y extinción. La estandarización de la cultura universal, la conversión de ella en producto accesible a todo aquel que pueda pagarla directa o indirectamente, aun sin comprenderla, conforma la civilización. Es ésta el esparcimiento generalizado mediante el impulso y dirección que le dé la clase en el poder, de la cultura universal, por ello carece de vinculaciones sentimentales y morales con no pocos hombres o grupos sociales a los cuales llega. En nuestro tiempo, mediante el mecanismo que mueve y proyecta la sociedad capitalista, la civilización es un factor de productividad para aquélla y también un medio de penetración y dominio. De allí que la civilización pueda existir, verse, en sitios de retardado o menguado proceso cultural. Ella ha llegado allí gracias a la interesada voluntad de expansión y dominio de los grupos superiores que
(14/05/1915 - 02/11/1980)
Mural Amalivaca, César Rengifo.
dirigen y administran los medios de producción, y no mediante un proceso de eslabonamientos y asimilaciones. Ese caso es corriente verlo en muchos lugares interioranos de nuestro país, donde, en ranchos destartalados, junto al hombre famélico y analfabeto, chirria la radio, útil de cultura civilizada en manos capitalistas, una música donde lo popular de algún pueblo ha sido mitificado para darle interés comercial. Entre hombre, rancho, radio, música y paisaje, no hay ninguna vinculación orgánica, sólo existe la impuesta desde arriba como civilización, mediante el comercio y la penetración colonialista. En Venezuela, como nación que fuera hasta hace poco sustentada por economía agrícola propia, y cuyos principales núcleos de población eran rurales o dependientes vitalmente del medio rural, el proceso cultural se vincula desde los albores mismos de la nacionalidad —amalgamiento hispánico indio bajo el signo colonial— a la cuestión agraria. Ella, en sus sucesivas etapas históricas, va determinando las características más acusadas del proceso cultural vernáculo. Ya el medio geográfico imponente, al impresionar a los primeros navegantes —no escapados aún de
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los misterios y fantasías medioevales— determina la sustancia sugestiva de sus relatos. Colón, frente a las costas orientales de Venezuela, las mira como el pórtico del Paraíso Terrenal: "Grandes indios son estos del Paraíso Terrenal, porque el sitio es conforme a la opinión de estos santos e sanos teólogos, y asimismo, las señales son muy conformes..." Así escribe el Almirante relatando su Tercer Viaje, suspendido en el sueño por un paisaje que lo sobrecoge y maravilla. Más tarde, en el alba misma de la conquista de esa geografía deslumbradora, al irse dando, al aventurero hispano lo ata a sí misma y lo conmueve. Ya la vemos hecha poesía en la voz popular e ingenua de Juan de Castellanos: Donde la flava Ceres los contenta con liberalidad de franca mano. Las posibilidades agrícolas habrán de ser ya un incentivo para el arraigo, cuando, cruzada la violenta etapa de la Conquista, guardada la espada y la adarga, —requeridas a veces para hazañas contra filibusteros y piratas— se conozca la realidad de no ser esta tierra de oro y platería. Y el agricultor castellano dejará caer la semilla en la nueva tierra bondadosa y feraz, y tras ella se irá sembrando su cariño, su sangre, sus huesos mismos. Y con el peón rural, con el hombre de campo y con el sencillo villano, se trasplantará la cultura romanesca, popularista; ella también realizará el mestizaje con las primitivas indígenas, esas culturas indígenas que sí existieron y que hasta ahora han negado muchos, soslayando así el investigarlas debidamente. Ambas culturas confluyen bajo el signo mismo de los encomenderos, e inician la conformación raizal de la vernácula. Por arriba, desde la clase y castas dirigentes, fluirán también el escolasticismo y el culteranismo barroco. La base está echada. El medio geográfico, la realidad histórica donde despuntan ya las luchas y aspiraciones de los criollos en oposición a los privilegiados peninsulares, el sentido de formar parte de un nuevo mundo continental, unido todo esto al anhelo de independencia, de liberación, latente en las desposeídas masas indígenas cuyo pasado de soberanía sobre estas tierras no estaba tan lejano, fue determinando el sentimiento nacional.
Por ello, cuando las capas más pudientes de los criollos, se ponen en contacto directo o indirecto con el pensamiento de vanguardia europeo, orientado ya por los enciclopedistas hacia la liquidación definitiva del absolutismo real y de los restos del feudalismo, acogen con entusiasmo las nuevas ideas y las van haciendo suyas, como que ven en ellas estímulos para su naciente nacionalismo y medio para alcanzar la liberación de la península y poder administrar para sí únicamente las vastas tierras y su población de indios, negros y pardos. La cultura universal, pues, orientada por el racionalismo, entra a influir, enriqueciéndolo, al proceso gestatorio de la cultura venezolana. Ya en Oviedo y Baños adviértese el despunte de ese sentimiento nacional fuertemente arraigado a la tierra, al paisaje, a las costumbres sociales. Es ese sentimiento el que lo lleva a historiar. El amor a la patria que ha adoptado, que en sí es uno de los valores morales de la cultura, lo lleva a hacer historia, la que también es otro valor de la cultura. Esta, con su matiz nacional, está en marcha. Y es con Bello, por su voz poética primero, que fluye buscando ya hacerse expresión perenne y propia, el espíritu nacional uniforme, y donde ya se han fundido el popularismo hispano, el primitivismo indígena, el barroquismo cultista y el humanismo enciclopédico. José Ángel Lamas ha mostrado ya el fondo místico y musicalmente lírico de un pueblo que está mirándose ya a sí mismo, y buscando su alto destino. El pensamiento mirandino es el puente que, en lo político, lo ha ligado al proceso de lucha universal. Y es Bello, precisamente, quien nos muestra la identificación del proceso político y cultural con la tierra, con el agro: "Salve Oh fecunda zona...". El cacao, el café, el añil, el tabaco, sustentan la economía de Venezuela, aún Capitanía General. No es por casualidad, pues, que son exaltados por la poesía, idealizados. Representan—para las clases dirigentes— la realidad dorada y el futuro promisor. A la sombra de la agricultura y la cría, viven también su proceso de desarrollo las grandes masas, y con ellas el folklore y el arte popular. Son ellas las que van construyendo el cancionero vernáculo. Y son ellas también las que decidirán la suerte del país en los campos de batalla, conducidas por el señorío criollo.
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¿Le “torcieron el brazo”? Néstor Rivero
Parece que la frase pronunciada por el presidente de Estados Unidos, Barak Obama, según la cual “A veces torcemos el brazo a otros países para que hagan lo que queremos”, si tiene una primera aplicación –y precisamente en primera persona–, es a él mismo, arrinconado como luce dentro de un cerco de contradicciones a que le someten quienes alientan la política guerrerista de aquella potencia mundial. Miedos, chantaje sobre episodios de la vida personal de las grandes figuras e inmensos intereses de orden económico están detrás de esta política a todo extremo equivocada que en los últimos meses lleva la Casa Blanca en sus relaciones con América Latina y el resto del mundo. Nadie en este continente, hasta donde se conoce al momento de redactar la presenta nota, ha “doblegado” su brazo, ante las versiones del inquilino de la Casa Blanca respecto a que “Venezuela es una amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad nacional de Estados Unidos”, declaración que ni en los tiempos de efímera gloria de Al Qaeda osó formular el expresidente George W. Bush hijo en contra de los llamados “santuarios” de dicha organización criminal. No nos queda duda de que el presidente Obama, quien alcanzó la Presidencia de su país por su discurso progresista y de políticas de amplitud, se ha dejado atrapar dentro de un tonel que contiene dos ingredientes turbadores: uno, las fobias que el aparato propagandístico y el complejo imperial de la información difunden con sus matrices de opinión, al fabricar enemigos
donde no los hay, para complacer a los oligopolios financieros e hidrocarburíferos de dicha potencia. Dos, el miedo a que, de ejecutar la Casa Blanca políticas que contraríen los intereses del complejo militarindustrial –que es el verdadero corazón que gobierna a EEUU–, se le pueda liquidar físicamente, del mismo modo que sucedió con el presidente John Fitzgerald Kennedy hace medio siglo. Ciertamente, se dice “el miedo es libre” empero algunos miedos vuelan más alto que otros, cuando logran doblegar el brazo de quienes toman las grandes decisiones que conducen a la paz y la coexistencia, o a la destrucción, lágrimas y sufrimiento. ¿Doblegarse ante la infamia e intereses de algunas decenas de familias corporativas que amenazan la paz mundial y distorsionan el rol que Estados Unidos debe desempeñar al lado de otras grandes potencias en el mundo de hoy? ¡Recapacite, señor presidente Obama, enderece de nuevo su brazo! nestor5030@gmail.com Caracas
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Comunicado de la Unión de Naciones Suramericanas sobre el Decreto Ejecutivo del Gobierno de los Estados Unidos sobre Venezuela Los Estados miembros de la Unión de Naciones Suramericanas manifiestan su rechazo al Decreto Ejecutivo del Gobierno de los Estados Unidos de América, aprobado el 9 de marzo de 2015, por cuanto constituye una amenaza injerencista a la soberanía y al principio de no intervención en los asuntos internos de otros Estados. Los Estados Miembros de UNASUR reafirman su compromiso con la plena vigencia del Derecho Internacional, la Solución Pacífica de Controversias y el principio de No Intervención, y reiteran su llamado a que los Gobiernos se abstengan de la aplicación de medidas coercitivas unilaterales que contravengan el Derecho Internacional.
UNASUR reitera el llamado al gobierno de los Estados Unidos de América para que evalúe y ponga en práctica alternativas de diálogo con el gobierno de Venezuela, bajo los principios de respeto a la soberanía y autodeterminación de los pueblos. En consecuencia, solicita la derogación del citado Decreto Ejecutivo. Mitad del Mundo, Quito, 14 de marzo de 2015
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AGRADECIMIENTO: César Rengifo Jesús Mujica Rojas Néstor Rivero Rafael Febles Tano UNASUR
Diseño y Diagramación: Angela Manzur de Mujica