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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA AÑO II. NO 67 / 12-07-2015
VIGENCIA DRAMÁTICA DE CRISTÓBAL ROJAS. Parte II. 1951 Cristóbal Rojas nace en la población mirandina de Cúa el año de 1858. Terribles convulsiones políticas se agitan sobre el territorio de la patria. No restañadas aún las heridas de la guerra independentista, otras nuevas se abren bajo el signo de las contiendas civiles y provocadas por los apetitos de poder de las viejas oligarquías y los nuevos caudillos. Por doquier todo es ruina y miserias. Los campos se han vuelto yermos y el éxodo constante los depaupera cada día más. La región de Cúa, otrora próspera, también ha sufrido por el malestar reinante. A esto se agrega la casi destrucción que sufre debido a un violento terremoto que la sacude y que obliga a muchos de sus habitantes a abandonarla. Entre éstos se encuentra la familia de Cristóbal Rojas, la que decide radicarse en Caracas deseosa de mejores seguridades para vivir y trabajar. Familia pobre, los chicos, apenas salían de la escuela primaria, requerían ir a trabajar para contribuir al sustento de todos. Obligado por esta dura necesidad, el joven Rojas oficia de tabaquero, lo que ya en Cúa practicaban sus mayores. Sin embargo, en la capital se amplían las perspectivas para su vocación de pintor, y tras breves diligencias alcanza compartir su tiempo entre el trabajo y el aprendizaje bajo la dirección del maestro Antonio Herrera Toro. Para el año 1882 pinta su primera obra, cuya temática se apoya en el pasado heroico venezolano: La Muerte de Girardot. Como en Tovar y Tovar, confluían en Rojas dos corrientes poderosas para dar estructura y contenido a su pintura de entonces, el positivismo y el romanticismo. Ambas unidas al fervor nacional por el reciente pasado, pleno de gloria, contribuían a que nuestros pintores
César Rengifo (14/05/1915 - 02/11/1980)
Regulo Pérez. 1980. Ave César.
cerraran los ojos a la realidad convulsa, llena de sangre y miserias, para abrirlos sobre la reciente epopeya siempre propicia a la idealización. Pero Rojas no ve sólo en nuestro pasado heroico al señorío de grandes casacas, camisas bordadas y bastones de puños dorados; él no sólo ve la figura de los héroes patricios sino que también posa sus ojos en el pueblo humilde, en ese que, calzado de alpargatas y vistiendo humilde blusa de algodón, ha ido tras el mantuanaje sembrando libertad desde el Ávila hasta la meseta boliviana. Por eso, al pintar el sacrificio de Girardot en Bárbula, descubre también al pueblo y lo coloca como pedestal silencioso del héroe.
AÑO 2015 ¡¡¡ CENTENARIO CÉSAR RENGIFO !!! ¡¡¡CÉSAR AL PANTEÓN NACIONAL!!!