REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA AÑO 1. NO 8 / 18-05-2014
EL PENSAMIENTO Y LA ACCIÓN ANTIMPERIALISTA DE BOLÍVAR Y MARTÍ Y EL PORVENIR DE AMÉRICA LATINA César Rengifo (14/05/1915 - 02/11/1980)
Se refiere que cuando José Martí vino por primera vez a Venezuela, en 1881, al llegar a Caracas impulsado por lo que consideraba un imperioso deber, y casi sin quitarse el polvo del camino, dirigióse a la Plaza Principal, donde con fervorosa emoción rindió su tributo a Bolívar, al gran padre de la libertad americana, cuyos pasos, obra y pensamiento él se disponía a continuar con firme voluntad y total desprendimiento. Nacido a mitad del siglo XIX, exactamente el 18 de enero de 1853, y guiados sus primeros pasos por un maestro de primaria que supo infundir en él un profundo amor por su patria, por los desposeídos y por la libertad —llamábase el maestro y patriota Rafael María de Mendive—, pudo Martí en su niñez lúcida y alerta tener mucha información acerca de las guerras que por la independencia continental librara Bolívar. Los dolores y glorias de esas luchas, el eco de los triunfos, los alientos que de ella llegaban para animar a la juventud cubana, necesariamente obligaban al niño Martí a comparar la situación colonial que aún pesaba sobre su patria, Cuba, y sobre la hermana Puerto Rico, y a acercarse para nutrirse de cuanto hermoso, grande y heroico emanaba de aquellas gestas y de su conductor genial, Simón Bolívar, quien comenzó a ser para Martí ejemplo, cantera y manantial ideológico revolucionario. Ese acercamiento, las prédicas de su maestro Mendive y la decisión para asumir una conducta patriota, llevan al niño que va ya hacia su adolescencia a sufrir prisión, trabajos forzados y destierro a la edad de dieciséis años. Ese trance, soportado con entereza, antes que doblegarlo acrisola más en el joven Martí principios e ideales de libertad. El amor a la América Mestiza, a la verdad, a la justicia en pro de los más y su decisión de lucha, lo irá identificando en acción y pensamiento con Bolívar, y por eso como ya lo hiciera éste —alerta por informaciones y presentimiento— a ser otro precursor lúcido del antimperialismo en América Latina y esforzado luchador por el acercamiento político y la unidad espiritual y cultural de nuestra América. En Martí se cristaliza y cobra mayor
Nuestra América 1975 César Rengifo
trascendencia teórica y práctica la idea de una América Latina unida por sus más sólidos vínculos históricos, lo que otorga a sus hijos una definida singularidad. Esta idea había —a fines del siglo XVIII— animado a lo largo y ancho del continente a los duros y ejemplares precursores. Ese sentirse hombre de América, ciudadano de América, ese saberse distinto del sajón del norte, venia de la historia misma de la América de habla en español, y ese sentimiento al encarnar en Martí, se transforma en acción y verbo encendido que recorren, una y otro, al conmovido continente en lo que resta de ese siglo XIX y marcan hitos para tiempos posteriores. Confluyen en Martí la América que viene de librar grandes combates no concluidos y la América que ha de continuarlos. Por eso ha de proclamar él alguna vez: "Lo que Bolívar no hizo está por hacer en América". Y él se entregó a ese hacer, iniciando un nuevo ciclo de luchas políticas, sociales y culturales en América Latina, algunas de cuyas etapas se han cumplido y otras continúan avanzando por el camino de la historia bajo el signo luminoso que Bolívar y él, genios de la Revolución de nuestros pueblos, señalaran. (…) Y hasta el fin de su existencia habría de acompañar a Martí el ideario que lo identificaba a Bolívar y a los mejores hombres de la liberación de América. Por eso, iniciada la guerra decisiva por la liberación de su patria y ya en los campos donde se libraban batallas, escribe para el mundo: 1