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Sergio Armendáriz Royval

Sergio Armendáriz Royval

Profesor e historiador.

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Justicia y elecciones

A REFLEXIONAR “Aquel que decide un caso sin escuchar la declaración del otro, aunque la decisión sea justa, no puede considerarse justo”. Sócrates

Los partidos políticos vigentes tienen la creencia que los ciudadanos somos niños de pecho y, además, que carecemos de inteligencia. Las camarillas de cada partido se ubican en el Monte Olimpo y al llegar las convocatorias para designar candidatos, se reúnen en corto, para repartir las candidaturas a los puestos de elección popular –entre ellos–, las consultas, las encuestas, las elecciones internas, son predecibles: “dedazos”, repartos a los grupos y organizaciones, imposiciones de los poderes fácticos y los “elegidos”. Las campañas se circunscriben a placear a los candidatos y éstos a mentir con el uso abusivo de la demagogia y las postverdades. Tenemos, pues, un escenario de enormes gastos, de versarios.

Todos los ciudadanos exigimos el imperio de la justicia, para que al concluir el proceso electoral quedemos satisfechos y en sana paz. Debemos aportar nuestra convicción cívica y nuestra concien-

cia social, sin egoísmos, ni taxativas, por ello es exigible a todos los electores el asistir a las urnas electorales a emitir nuestro valioso voto, que es la expresión de la voluntad popular de la que nos hablaba Juan Jacobo Rousseau. Las elecciones, son un acto de justicia de la sociedad en un régimen democrático, por ello, debemos demostrar a los partidos y a sus candidatos que votaremos con plena conciencia y con la convicción de que queremos un México revolucionario, pleno de justicia, libertad y respetuoso de la ley.

Todavía no se realizan las votaciones y ya hay candidatos que las instituciones que organizan dichos procesos, por cumplir los preceptos de su legislación. Lamentable que el Gobierno Federal imponga candidatos indeseables, que amenazan a las instituciones con la violencia y el caos. ¿Esos son los que quieren gobernar nuestros estados? Si la ley violada me favorece, hay democracia, pero si me sanciona, hay corrupción, esa es la ecuación que plantea quien no está seguro de dar continuidad a su régimen dictatorial.

Lo bueno y destacable, es que más pronto que tarde, están mostrando su violencia y su autoritarismo con el que gobiernan y quieren seguir haciéndolo. La pandemia ha sido cruel en el mundo entero, pero en México, la perversidad con el desorden de la vacunación, aprovechada por las huestes morenas, no tiene nombre. Ni el asistencialismo, ni el clientelismo, darán el marco de justicia que los mexicanos merecemos. Al empatar las elecciones estatales con las federales, se busca “ahorrar” recursos, empero le da mayor complejidad al proceso, al incrementar, asambleas, personal y apoyo logístico. Es de desearse que el Poder Ejecutivo no intervenga en ninguna de las etapas de la elección –ni antes, ni durante, ni después–, para que los ciudadanos tengan la plena y absoluta seguridad de la validez de su voto. Los esfuerzos del Instituto Estatal Electoral que hasta la fecha ha realizado, son enormes, porque la extensión de nuestra Entidad Federativa es enorme, con población muy dispersa y poco conocedora de la organización de los procesos electorales.

De antemano, pronosticamos que las personas que sean seleccionadas para fungir como funcionarios, serán honestos, dilectos y capaces, de lo contrario, se ensombrecerá toda la acción electoral. Los chihuahuenses merecemos órganos conductores de las elec bros de la OPLE (Instituto Estatal Electoral), que se ajuste estrictamente a los mandatos de las leyes correspondientes. Recordemos a Benito Juárez en su apotegma: “TODO DENTRO DE LA LEY, NADA FUERA DE ELLA”.

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