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El valor de la fruticultura

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La pandemia muestra el valor de la fruticultura

MARCELO LOYARTE Gerente General de CAFI marcelo_loyarte@cafi.org.ar

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La pandemia del coronavirus COVID 19 trajo efectos no deseados e inesperados a nivel economía mundial y nacional en la gran mayoría de los sectores, así co mo permitió revalorizar y redescubrir actividades que siempre fueron claves, pero que quedaban a la sombra de otras grandes luces.

La fruticultura es una de ellas. Entre las primeras cuestiones que surgieron co mo recomendaciones para hacer frente de manera saludable tanto a la pandemia como a la cuarentena, fue la del consumo de frutas. Así, entre los men sajes centrales a la población los consejos de médicos y nutricionistas instaron a que todos consumamos frutas frescas, como una cuestión fundamen tal, casi de política de salud pública. Una verdad que ni siquiera quienes forma mos parte de la actividad solemos tener lo suficientemente en cuenta y que refuerza la clara necesidad de trabajar en un plan de promoción del consumo. No sólo a nivel nacional, sino mundial, y detrás de eso, la consideración de la fruticultura como un actividad esencial fue la reafirmación de la importancia no sólo del consumo, sino del sector pro ductor y comercializador de manzanas y peras, asumiendo rápidamente el desa fío de asegurar que millones de familias argentinas accedieran a frutas frescas, y a la vez, se siguiera exportando para se guir generando divisas para el país.

Esos primeros días de la cuarentena re sultaron muy intensos tratando de superar obstáculos complejos para lograr esos objetivos. Una vez más quedó en evidencia que cuando el sector privado y el sector público trabajan en forma con junta, pueden lograrse objetivos superadores. Fue clave la coordinación con SENASA, Aduana, el Ministerio de Pro ducción, el de Agricultura, los gobiernos de las provincias de Rio Negro y de Neuquén, los sindicatos de la actividad y muchas otras organizaciones que están alrededor de la producción de manzanas y peras. Sin la coordinación conjunta no se hubiera podido terminar de cosechar, empacar y conservar la fruta necesaria. La fruta, contra viento y marea, siguió llegando al mercado interno y a más de 60 países, cuidando a sus trabajadores. Una enorme demostración de que el sis tema frutícola sigue siendo sólido.

Y una vez más es importante detenerse para poner de manifiesto la importan cia de la producción de manzanas y peras en la economía regional y nacional.

Los números así lo demuestran:

• Producir, empacar y contar con la in fraestructura logística implica una inversión de 75.000 dólares por ha.

• Genera 50.000 puestos de trabajo.

• 6,3 millones de jornales

• Más de U$S 400 millones de exporta ción, entre otros datos claves.

Mas allá de la crisis que afronta el sec tor desde hace varios años, no cabe duda que la potencialidad que tiene es de las mayores. Si las condiciones macroeco nómicas se vuelven estables y existen políticas de apoyo a la producción y la exportación, la fruticultura puede cre cer en 300 mil toneladas y generar más de 3 millones de jornales de trabajo adi cionales, por sólo mencionar algunos datos concretos.

Ya no existen mayores dudas sobre qué hacer para lograrlo. Si se puede alcan zar el objetivo de generalizar a lo largo de todo el valle el acceso a una mayor tecnología en cada eslabón (malla antigranizo y plataformas en produc ción, informatización y sistematización en los sistemas de empaque, actualización en tecnologías de conservación, etc.) estaremos en condiciones de seguir el tren de la producción a nivel mundial, y no alejarnos de lo que están hacien do nuestros competidores del Hemisferio Sur. Como dije, para eso se requiere de políticas estables en el largo plazo y en el mientras tanto, medidas de im pacto directo.

EVOLUCIÓN DE LAS EXPORTACIONES

En ese sentido es importante mencionar que de todas las medidas que recibió el sector, la Emergencia Frutícola repre sentó la de mayor impacto en muchísimos años, por ser ésta una actividad mano de obra intensiva donde el costo de los impuestos laborales es un ancla, en especial, comparado con nuestros competidores Chile y Nueva Zelanda.

Gracias a la Emergencia Frutícola des de el año 2017, se podrían considerar dos efectos muy positivos sobre la produc ción y comercialización de frutas de la región:

a- Que muchos productores y empresas pudieran seguir en la actividad.

Una importante cantidad de integrantes del sector que estaban en una situación financiera terminal, pudieron continuar produciendo y comercializando, con lo que ello significa a nivel de sostenimien to del empleo directo e indirecto y la movilización de servicios conexos.

b.- Detener la desinversión y consecuente envejecimiento del sistema productivo regional.

En el eslabón todavía en carrera, pero con dificultades para invertir, el alivio financiero que generó la medida repre sentó la oportunidad de volver a invertir en esas tecnologías que mencionaba necesaria. Sólo a modo de ejemplo po demos ver que en el Valle, en el período de vigencia de la Ley de Emergencia, se avanzó fuertemente en la instalación de mallas antigranizo, tanto de produc tores independientes como en integrados. Así lo demuestran las cifras oficiales que reflejan que se pasó en el 2017 de 680 has. con malla a 1.671 en el 2019.

“Si las condiciones macroeconómicas se vuelven estables y existen políticas de apoyo a la producción y la exportación, la fruticultura puede crecer en 300 mil toneladas y generar más de 3 millones de jornales de trabajo adicionales”

Además, cuando determinadas condi ciones básicas dan alivio financiero se pueden aprovechar oportunidades, co mo lo refleja el aumento de las exportaciones en ese período.

Medidas de esa naturaleza, de impacto directo y generalizado, demuestran que este sector tiene una fuerte y rápida ca pacidad de reacción.

Si a las ventajas naturales, la capaci dad empresarial y productiva, y al entramado público y privado, se le suman estabilidad económica y políticas de mediano y largo plazo que contem plen incentivos a la inversión productiva privada, promoción de las exportaciones con alivio de la presión fiscal, la región volverá a tener el protagonismo de otras épocas.

La pandemia deja en claro la importan cia y potencialidad de la producción de alimentos, y en una economía post pan demia tan compleja como puede ser la economía argentina, la fruticultura es un sector que puede aportar más divi sas, más empleo y más actividad. Ojalá así se interprete y podamos aprovechar esta oportunidad.

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