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Del 2 al 8 de julio de 2020
Por Dra. Rosalba Esquivel-Cote
N
orristown, PA – Hace dieciocho meses mi familia y yo llegamos al país “del sueño americano”, donde todo ocurre y donde todo es posible. Un proyecto de trabajo y un vuelo de seis horas nos trajo hasta acá con muchas expectativas. Al descender del avión comenzó esta aventura, mí aventura, los Estados Unidos era ahora mi casa. Al llegar todo me pareció diferente, los árboles, la arquitectura de las calles, los señalamientos, la forma como hablaban las personas y hasta su apariencia misma. Descubrí toda una diversidad cultural. No obstante, el arribo al país “de las oportunidades” fue grata y emocionante. Un lugar donde muchos han perdido hasta la vida por llegar, y donde ahora yo me encontraba lista para conquistar mi propio sueño. Al principio fue un reto adaptarme al clima, al horario, a las costumbres y hasta los días
A17 VOL 723
ENTÉRATE
¡Hoy, esta es mi casa!
Yo y la señora Libertad en Nueva York.
Tiempo de dibujar en el CCATE.
Clase de arte con el grupo de niñas en el CCATE.
de festejo. Empecé a extrañar todo, a la familia que se quedó, a la comida, al puesto de tamales en la esquina, la paletería donde compraba mi paleta de guayaba o de tamarindo; la muchedumbre y lo colorido del mercado, la venta
de plantas, quesos, tortillas, verduras, frutas, antojitos, piñatas y artesanía. Qué difícil fue dejar mi rutina, mi universidad, mis alumnos, mi trabajo, mis amigos, mis pasiones, mi espacio, mi zona de confort.
» LAS MARAVILLAS DE LA CIENCIA
Tierra de oportunidad Por Nilsa R. Graciani, Ph. D.
C
ondado de Delaware, PA – Este próximo fin de semana celebramos la Independencia de los Estados Unidos. Nuestra editora nos asignó la tarea de escribir acerca de nuestras experiencias en este país y lo que ha significado para nosotros. En mi opinión, el regalo que he recibido de este país es la oportunidad de educación y desarrollo. Los Estados Unidos me han brindado a mí la oportunidad de crecer como profesional y desarrollarme como persona. Soy puertorriqueña. Estudié mi ba-
chillerato en la Universidad de Puerto Rico y me mudé a Texas recién casada para continuar mis estudios graduados. Mi inglés no era el mejor y todo era nuevo y distinto. No teníamos familia cerca, sin embargo, allí conocí a gente muy linda, de muchas nacionalidades con quien hice amistad. En los salones de clase y laboratorios de la Universidad de Texas A&M aprendí más de química y me pude especializar en química orgánica. Fueron años de mucho esfuerzo, que culminaron con un
grado doctoral que permitiría que mi carrera alzara vuelo. Luego de Texas nos mudamos a Delaware y eventualmente a Pensilvania. En esa época tuve la oportunidad de trabajar en la
Llena de incertidumbre, comencé por aceptar el idioma, a familiarizarme con el vecindario y con la gente de la calle, del mostrador, del centro comercial, y del restaurante. Así, topé con otras personalidades, singulares entre industria farmacéutica, donde gané ricas experiencias y me establecí como una científica. Tuve la oportunidad de contribuir a proyectos en el área de cáncer, cardiovascular, y virología entre otros. Ahora trabajo en Esperanza/Esperanza College donde mi meta es motivar en otros la pasión por las ciencias y mostrarles las puertas que ofrecen las carreras en estas áreas. Como profesora tengo la responsabilidad de contribuir al futuro de mis estudiantes, e indirectamente al de sus familias. Ambas experiencias de trabajo me han formado en quien soy profesionalmente. El vivir en Estados Unidos también significa que nuestros hijos han nacido y se han criado
ellas, pero con el mismo fin, ser mejores seres humanos. Al paso del tiempo, encontré buenas personas, nativas y migrantes; y hoy, ¡tengo amigos de todo el mundo! Actualmente, tengo la bendición de trabajar como voluntaria en el Centro de Cultura, Arte, Trabajo y Educación (CCATE) en NorrisContinúa en la pág. siguiente
aquí. La experiencia que ellos han tenido es, en algunos aspectos distinta de la mía. Su primer idioma es el inglés y no el español, pero están muy orgullosos de su sangre puertorriqueña. Se han asimilado a la cultura americana, pero les gusta tanto una hamburguesa como un “mofongo”. Lo más importante es que también tienen la oportunidad de estudiar y convertirse en profesionales. Lo bonito de este país es que las oportunidades que recibimos nos permiten contribuir a la sociedad y abrir puertas para otros. En ocasiones la oportunidad es para aquellos más cercanos a nosotros, como nuestros hijos. En otras ocasiones es para desconocidos que se beneficiarán del trabajo y esfuerzo nuestro. Así nos ayudamos unos a otros y nos convertimos en mejores personas.