No más bolsas de plástico
Las bolsas de plástico que hemos utilizado desde que nacimos, siguen contaminando nuestro planeta y siguen estando presentes en nuestro ecosistema.
Sofía Franco Villalobos*
¿Eres de los que utilizas bolsas de plástico diariamente y ya ni siquiera lo notas? ¿Las utilizas una sola vez para posteriormente desecharlas en la basura? ¿Eres de la mitad de la población mundial que considera que las bolsas de plástico son de los mejores inventos del hombre? ¿Sabías que una bolsa de plástico tarda más de 700 años en su descomposición? Esto quiere decir que las bolsas de plástico que hemos utilizado desde que nacimos, siguen contaminando nuestro planeta y siguen estando presentes en nuestro ecosistema. Lo anterior sin mencionar que en promedio al año una persona utiliza 200 bolsas de plástico… les dejo las matemáticas a ustedes, pero el resultado es no sólo devastador, si no alarmante. En los últimos años hemos sido testigos silenciosos (la mayoría, sin generalizar) de cómo nuestro planeta se ha ido maltratando debido a la alta contaminación ambiental y daño a nuestro ecosistema, que nosotros mismos propiciamos por costumbre o cotidianidad. Vivimos en una época donde nos consume el tiempo y nuestras actividades diarias, pero te has detenido a pensar ¿Qué implica no sólo la descomposición, sino también la elaboración de una bolsa de plástico? Las bolsas de plástico consumen para su fabricación una cantidad excesiva de energía, además de utilizar para su composición derivados 46 ESPACIO PÚBLICO
del petróleo que es lo que hace que tarden tanto en degradarse. Pero, considerando que el diablo está en los detalles, hay que agregar que si además están marcadas con serigrafía pueden contener residuos tóxicos que resultan dañinos para el entorno. A Todo lo anterior se agrega que a final de cuentas desechamos las bolsas, es peor que nosotros somos quienes las fabricamos y quienes las desechamos, lo cual genera una contaminación impresionante y semi-permanente en nuestro planeta. En conclusión, lamentablemente somos nosotros mismos quienes, por comodidad y de manera irresponsable, propiciamos este daño. En términos generales, las malas noticias siguen, siguen y siguen…
