5 minute read

1.3.3. Universidad de Santo Tomás de Aquino

Pasado y Presente de las Universidades Públicas en la República del Ecuador 49

Solamente el 19 de mayo de 1651 recibe la orden de “Obedecimiento”, que le posibilita iniciar oficialmente sus labores y siguiendo la tradición del Colegio San Luis, la Universidad de San Gregorio lo hace con las características de aristocrática y elitista, debiendo justificarse la limpieza de sangre para el ingreso a ella.

Advertisement

Esta Universidad tenía una importante biblioteca considerada como una de las más grandes de Latinoamérica de la época. Contaba con destacados laboratorios, que inclusive, fueron utilizados por La Condamine y la Misión Geodésica Francesa en su visita a estas tierras.

La Universidad San Gregorio Magno fue clausurada mediante Cédula Real emitida por el Rey Carlos III, el 9 de julio de 1769.

1.3.3. Universidad de Santo Tomás de Aquino

La última Universidad de la colonia en Quito, se funda con aprobación del Papa Inocencio XI, mediante la transformación en 1688 del Seminario de San Fernando. Es la denominada Universidad de Santo Tomás de Aquino de la ciudad de Quito, que estuvo regentada por los dominicos.

Tanto la Universidad San Gregorio y la Santo Tomás eran Universidades privadas y religiosas. Su acceso era limitado y exigía la limpieza de sangre, por lo que los sectores más

50

Silvio Alejandro Toscano Vizcaíno

abandonados no tuvieron oportunidad de ingresar a ellas al igual que sucedía en los colegios. Pese a ello, se encuentra como excepción la posibilidad que sí la tuvo Eugenio Espejo30, prócer de la independencia de América, quien por circunstancias particulares al ser hijo de blanca y la tenacidad de su padre Luis Chusig, es aceptado como estudiante del Colegio San Luis y luego en las Universidades de San Gregorio y Santo Tomás de Aquino. En esta última Universidad también estudiaron Juan de Salinas, José Joaquín Olmedo y José Mejía Lequerica, insignes personajes que participaron de manera activa en los procesos de independencia.

La Universidad estuvo al servicio de la Iglesia y la difusión de sus postulados, no cabía nada fuera de la religión, al punto que el estudio de la Filosofía se supeditaba a la Teología y el

30 Francisco Javier Eugenio de Santa Cruz y Espejo (1747-1795) probablemente es el personaje más importante de la historia ecuatoriana. Pese a su condición humilde y de mestizo, alcanza niveles inimaginables de estudio científico, en una época de privilegios concedidos a los criollos y españoles. Apasionado por el estudio de las ciencias, se adelanta inclusive a los descubrimientos que se realizaban en Europa en diferentes áreas del conocimiento, con especial énfasis en la Medicina. Estudió en el Colegio San Luis de los jesuitas en el cual es víctima de la discriminación pese a lo cual obtiene el bachillerato con honores. En la Universidad de San Gregorio se gradúa como Maestro de

Filosofía y en la de Santo Tomás de Aquino se gradúa de Doctor en Medicina.

Junto a estos estudios también emprendió en Teología y Derecho ramas en las cuales obtuvo licenciaturas. Escritor prolífico pudiendo destacar obras como Nuevo Luciano de Quito, Ciencia Blancardina, Marco Porcio Catón,

Retrato de la Golilla, Reflexiones acerca de un método para preservar a los pueblos de las viruelas. También es símbolo del periodismo ecuatoriano al ser el fundador del primer periódico “Primicias de la Cultura de Quito”.

Agitador político y pionero en las ideas de independencia, encarcelado varias veces por su pensamiento libertario, muere en la más absoluta pobreza y solo obtiene la libertad cuando agonizaba.

Pasado y Presente de las Universidades Públicas en la República del Ecuador 51

conocimiento de la misma determinaba la cumbre del saber de la época.

Valdano señala que en Filosofía la única doctrina que se estudiaba era la escolástica, aunque con matices según las órdenes religiosas, los dominicos eran seguidores de Duns Escoto y los jesuitas de Francisco Suárez; tomistas y neotomistas respectivamente. Igualmente, señala que la ciencia moderna para aquella época no tuvo acogida en la Universidad colonial por la censura proveniente de la Iglesia.

En las Universidades de Quito, la escolástica tradicional dominó el escenario y se impuso como método de estudio oficial, justificando con ello la presencia de los conquistadores y sus acciones como resultado de la divinidad ante la cual no había lugar para la oposición.

En las Universidades quiteñas no hubo lugar para la investigación, la crítica o la generación de ideas. Se concretaban en el plano de la escolástica y de la dogmática, a la repetición de los dogmas transmitidos desde las Universidades españolas que se encontraban aún con la enseñanza del feudalismo.

“La Universidad era la gran receptora de una tradición y de una doctrina establecida, y su función estaba limitada a guardarla, repetirla y difundirla fielmente, sin examen de sus fundamentos ni de sus conclusiones. Estaba cerrada la posibilidad a toda interpretación personalista, y si esta llegaba a darse rondaba sobre ella la sospecha de herejía y el

52

Silvio Alejandro Toscano Vizcaíno

consiguiente proceso inquisitorial.”31

Como se puede apreciar, la esencia de la Universidad fue la copia, la repetición de conceptos, la memoria como elemento fundamental para la trasmisión y adquisición de conocimientos.

Otro elemento a destacar es la preparación en la oratoria a las élites, la misma que era un juego de palabras envolventes sin contenido útil, que permitía según Valdano, el lucimiento verbal de las élites mediante el púlpito y la cátedra universitaria, para sometimiento de los aborígenes.

No existieron muchos libros, la imprenta se instaló por primera vez en Ambato en 1754 y luego se trasladó a Quito, lo que revela que la investigación y la producción de cultura mediante textos, estuvo al margen de las Universidades.

Debe destacarse que a Quito llegó la influencia del Renacimiento y la presencia de las ciencias experimentales, lo que afectó los cimientos de la escolástica. La presencia de los Académicos Franceses en 1736, contribuyó a este progreso por lo que las Universidades debieron adaptarse a esta nueva realidad. Juan Bautista Aguirre y Juan Hospital, profesores de la Universidad de San Gregorio, son importantes personajes a este respecto.

31 VALDANO, J. (2000: 80).

This article is from: