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1.3 La dimensión ético – política de la Educación en Derechos Humanos

La Educación en Derechos Humanos tiene implicancias de carácter teórico y práctico, pero también -y probablemente esto sea lo más importante-, tiene trascendentales implicancias éticas y políticas, toda vez que tiene que ver con la dignidad de las personas, como una dimensión inherente a la condición humana, que viene a ser el fundamento mismo de los derechos humanos.

Por otro lado, la dimensión ético-política de la Educación en Derechos Humanos responde a nuestra condición de ciudadanos, seres sociales, es decir políticos, que desarrollamos infinidad de relaciones y vínculos dentro de un sistema de organización de la sociedad que son necesarios para nuestro desarrollo y realización personal y colectiva. En el marco de lo señalado anteriormente, y siendo que la razón de ser de la Educación en Derechos Humanos es la persona, es innegable que para su implementación, es necesario asumir una responsabilidad que no puede ser solo académica, técnica u operativa, sino, fundamentalmente, éticopolítica, toda vez que ella tiene como objetivo central la formación de seres humanos y ciudadanos capaces de actuar e interactuar en la sociedad, con libertad, autonomía, responsabilidad y voluntad propias.

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La responsabilidad ética y política en la Educación en Derechos Humanos, tiene que ver con el hecho de que las políticas educativas siempre responden a una determinada ideología y a una estructura social, económica, política y cultural. En tal medida, ningún proyecto educativo es neutro, es decir, ajeno a dicha realidad. Además, la acción educativa tiene que ver con el tipo de desarrollo, de sociedad y de ciudadanos que se quiere lograr. Es en función a este marco que la noción de democracia cobra su real sentido y relevancia. La educación entendida como un derecho

humano, no puede ser sino democrática, puesto que no puede haber democracia sin derechos humanos, ni derechos humanos sin democracia. Para alcanzar la formación integral y la realización humana, el medio, modelo o forma de convivencia que necesitamos los seres humanos es la democracia, toda vez que ésta va de la mano de los derechos humanos. En otras palabras, la realización de los derechos humanos implica la democracia y la democracia implica la realización y garantía de los derechos humanos.

La finalidad de la Educación en Derechos Humanos no es la ideología del mercado con su carácter pragmático, instrumentalista y utilitarista, cuyo interés central es el afán de lucro y la competitividad individualista, porque la educación no es una mercancía.

La realidad actual, dentro del modelo de desarrollo neoliberal, promueve un enfoque utilitarista, pragmático que ha convertido la educación en una mercancía, ampliando las brechas de exclusión y desigualdad entre los sectores sociales del país.

¡ LA ÉTICA NOS HACE PERSONAS RESPONSABLES !

Si la estructura socioeconómica, cultural y política de la sociedad mella la dignidad de las personas y afecta o vulnera sus derechos, la Educación en Derechos Humanos tiene la responsabilidad ética de brindar, no solo los conocimientos, las capacidades y habilidades necesarias para la supervivencia material de las personas, sino también la teoría y práctica de los valores éticos y democráticos que le den sentido a sus vidas y orienten su derecho a ejercer su ciudadanía con libertad y autonomía.

Es importante tener en cuenta que, en la medida que la Educación en Derechos Humanos no está presente en el imaginario de la gente y solo formal y declarativamente en las políticas de Estado, la tarea de visibilizarla, tanto como categoría de análisis, como en la práctica pedagógica y de gestión en todos los niveles del sistema educativo peruano, es una tarea de construcción cotidiana que debe comprometer nuestros mejores esfuerzos.

“Todo acto que dañe la dignidad humana no merece ser tolerada”

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