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El espacio público como habitación exterior

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The outdoor room,

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E L E S P A C I O P Ú B L I C O C O M O H A B I T A C I Ó N E X T E R I O R

«En los paises donde las calles no se han transformado todavía en autopistas y playas de estacionarnientos, algunos arreglos como pérgolas, toldos (que atraviesan de lado a lado las calles) o techos permanentes, contribuyen a herrnosearlas y brindar mayores comodidades a los transeúntes. Todas estas son características del Oriente, o de los países con herencia oriental, como España. Los toldos y arcadas son una refinada expresión de filantropía y solidaridad cívica. Estos elementos, casi desconocidos en nuestras latitudes, cumplen una función que va más allá del solo hecho de proveer reparo contra la intemperie o proteger a los peatones de los peligros del tránsito, convirtiéndolas en lugares de reunión y esparcimiento. A través de Europa, el norte de África y Asia, las arcadas constituyen un espectaculo común, porque también han sido incorporadas a la arquitectura "formal". Las calles de Bologna, para citar un ejemplo, estan rodeadas de casi veinte millas de "portici".

Fragmento de RUDOFSKY, Bernard, Arquitectura sin arquitectos: una breve introducción a la arquitectura sin genealogía, Editorial Universitaria de Buenos Aires, 1973

Como en Streets for People, este último capítulo va a dedicarse al mundo exterior, la calle peatonal y a cómo la habitan sus ocupantes.

La ausencia de zonas de refugio y sombra, la suciedad, y el ajetreo de la ciudad estadounidense llevan a Rudofsky a realizarse la siguiente pregunta: ¿por qué los americanos nunca han llegado a plantearse cómo darle un mejor uso a sus calles? Rápidamente llega a la conclusión de que nunca ha sido una de sus preocupaciones, ni lo será. Entre ellos, hace alusión a los arquitectos y urbanistas, entes cuya labor incluye el tratamiento y cuidado del espacio público y sus vías, componentes de la ciudad que en sus planos aparecen representados por dos simples líneas.

Continuando su crítica recurrente hacia los modos de vida americanos (y ahora, sus calles), a través del viaje y la fotografía Rudofsky va a documentar ejemplos de todo el mundo donde la calle es en sí una habitación exterior, un lugar donde el pavimento se visualiza como extensión del acabado interior de las edificaciones que lo presiden.

Al igual que ocurre en la arquitectura doméstica que articula su estudio, la calle deberá experimentarse desde una perspectiva emocional, exigiéndole ciertos requerimientos sensuales. Las cualidades de las estructuras que protegen las calles, como son los portici de Bologna o los toldos de la calle Sierpes en Sevilla, como son sus colores, materiales o disposición en la vía pública, trabajan conjuntamente para crear impresiones y efectos en los paseantes.

A continuación, se ha realizado una selección de fotografías y textos acordes a los temas abordados a lo largo del trabajo, en expresión de lo que creo una síntesis del manifiesto rudofskyano.

Pórticos de edificios universitarios en Bolonia

Continúan la tradición de hace setecientos años cuando los boloñeses construían pórticos por toda la ciudad que servían de pasillos a sus ambulantes universidades. Fotografía en blanco y negro, Bernard Rudofsky Publicada en Streets for People: a primer for Americans (1969)

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Pórticos en Garrovillas, España

Fotografía en blanco y negro, Bernard Rudofsky Publicada en Architecture without architects (1964) y posteriormente en Streets for People: a primer for Americans (1969)

Sobre calles cubiertas

Desde la península itálica, las calles cubiertas se extendieron por Europa y rápidamente se convirtieron en una característica urbana destacada desde Portugal hasta Polonia. Se encuentran tanto en los pueblos de las sierras ibéricas como en los frondosos valles del Alpes. En Garrovillas, localidad rural del extremo occidental de España, los pórticos bordean calles y plazas. Como en toda arquitectura vernácula, los elementos son estandarizados pero nunca idénticos. Envergadura, altura y curvatura-cualidades que se repiten en las loggias del piso superior- son lo suficientemente variados para evitar la monotonía.

Traducción propia. Fragmento de Bernard Rudofsky, Streets for People: a primer for Americans (1969), p. 98

Vicenza, Italia

Fotografía en blanco y negro, Bernard Rudofsky Publicada en Streets for People: a primer for Americans (1969)

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Neoyorquinos descansando en la calle

Fotografía en blanco y negro, Bernard Rudofsky Publicada en Streets for People: a primer for Americans (1969)

Sobre la vida en comunidad

Para los italianos, la calle significa charla e intercambio. Perpetuando una tradición milenaria, se reúnen, debaten y regatean al aire libre. El aire fresco y el espacio amplio de la calle contribuyen a mantener vivos el rápido ingenio y la libertad de expresión.

Traducción propia. Fragmento de Bernard Rudofsky, Streets for People: a primer for Americans (1969), p. 109

Banco monumental de mármol de la Catedral de Bolonia

Fotografía en blanco y negro, Bernard Rudofsky Publicada en Streets for People: a primer for Americans (1969)

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Sobre escaleras

Hablar de subidas y bajadas de escaleras parecería un juego de palabras si no fuera porque la historia ha dejado un registro gráfico de su cambiante importancia. En el pasado, las escaleras siempre figuraban entre los elementos más nobles de la arquitectura. Subir o bajar un tramo de escaleras requería una exhibición de gracia sin mancharse de ningún signo externo de esfuerzo físico, mientras escalones que conducían a altares y tronos imponían un verdadero ritual de movimiento [...].

Desde que el hombre no pudo llegar al cielo a través de escaleras, su importancia ha disminuido, alcanzando su reflujo más bajo en nuestros días. En tiempos en los que solo caminan los desfavorecidos, y donde la palabra "peatón" se ha convertido en sinónimo de aburrido y lento, las escaleras apenas sobreviven como escaleras traseras. El hombre industrial de pies planos -y en el suelo- es reacio a subir tanto como un solo tramo de escalones. Considera que subir escaleras es tan atávico como subir árboles. Además, las escaleras han sido reemplazadas en gran medida por máquinas: ascensores, escaleras mecánicas, telesillas y teleféricos. Excepto en la arquitectura doméstica, las escaleras son el último recurso a ser utilizado; sólo cuando fallan otros medios de transporte vertical. [...] Si los estadounidenses alguna vez aprenden a caminar de nuevo, las escaleras pueden encontrar una vez más un lugar que le corresponde en sus vidas.

Traducción propia. Fragmento de Bernard Rudofsky, Streets for People: a primer for Americans (1969), pp. 165-166

Calle escalonada en Sperlonga, Italia

Fotografía en blanco y negro, Bernard Rudofsky Publicada en Streets for People: a primer for Americans (1969)

Pavimento de una calle en Tetuán, Marruecos

Fotografía en blanco y negro, Bernard Rudofsky Publicada en Streets for People: a primer for Americans (1969)

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Pavimento de una calle en Évora, Portugal

Fotografía en blanco y negro, Bernard Rudofsky Publicada en Streets for People: a primer for Americans (1969)

Sobre pavimentos

A nadie se le pasa por la cabeza que la acera de una calle pueda ser adaptada para el uso de las personas; es, al fin y al cabo, la extensión del suelo de la vivienda. Ocasionalmente, el límite entre los dos se diluye, como cuando el pavimento de una calle traspasa el umbral de una casa, o cuando un suelo se derrama al aire libre. La distinción se pierde por completo en el italiano donde la palabra pavimento significa tanto pavimento exterior como el suelo de una casa. [...] En un palacio sustancial, la calle podía continuar como rampa a la segunda planta o planta principal, el piano nobile. Así, un hombre a caballo podía llegar a sus aposentos sin distracciones.

O podría ser al revés: el pavimento interior que se extiende a la calle, como una alfombra roja.

Traducción propia. Fragmento de Bernard Rudofsky, Streets for People: a primer for Americans (1969), p. 266

Toldos sobre la calle Sierpes, Sevilla

Fotografía en blanco y negro de la autora, Isabella Ford, 2022

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