Revista ISTMO 342 Febrero-marzo 2016

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AÑO 58 No. 342 2016/1

342 • Febrero-marzo 2016

31-marzo-2016 Precio al público $80.00 ISSN-0021-261X

PERSONAS ÍNTEGRAS CONSTRUYEN NEGOCIOS DE PRINCIPIOS

PERSONAS ÍNTEGRAS

CONSTRUYEN NEGOCIOS DE PRINCIPIOS ÓPERA: RAZÓN, POESÍA Y MÚSICA • UNA MIRADA AL LEGADO DE SIMONE DE BEAUVOIR


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editorial

PERSONAS ÍNTEGRAS CONSTRUYEN NEGOCIOS DE PRINCIPIOS

Aunque se habla mucho de ética, hoy en día sigue siendo un tópico ajeno a las prácticas de diversas organizaciones. Numerosos casos lo demuestran: fraudes corporativos, tráfico de influencias, e incluso el abuso de poder de algunos directivos sobre los miembros de su equipo. Por ello en este número buscamos dar a conocer la necesidad y las ventajas de construir empresas éticas, lo cual implica un reto pues el ambiente arrastra. La misión recae sobre el directivo, quien debe estar en la lucha, manteniéndose contracorriente, sorteando los problemas y tomando decisiones ponderadas, en las que siempre se piense en las personas que se verán afectadas. En la sección Alta Dirección abordamos la ética empresarial desde diferentes perspectivas. German Serrano asegura que la empresa tiene un poder preponderante para mejorar la sociedad y es el director quien debe comenzar este movimiento a partir del desarrollo de sus propias virtudes. Juan Francisco Millán Soberanes y Marco Iván Escotto Arroyo hablan desde su trinchera, la industria farmacéutica, en donde la ética es vital. Consideran que es necesario que las instituciones cuenten con un código de ética y un órgano de control que lo regule, para evitar que éste se convierta en un catálogo de buenas intenciones. En esta línea

continua Fernando Chamas, Ethics Officer de la empresa Aguas, Servicios e Inversiones de México (ASIM), quien afirma que los códigos de ética son necesarios para compartir con los miembros de la empresa los valores que se seguirán como institución. Esto al final del día garantiza la respetabilidad, reputación y prestigio de la empresa. José Manuel Núñez encuentra la vena ética del trabajo, al que considerarlo una conquista que enriquece al hombre y le permite legar algo a la sociedad. Para cerrar la sección, Germán Scalzo hace hincapié en que toda empresa que busque el título de «ética» debe orientar su comportamiento a la realización plena de las personas que la integran, hasta conseguir que sean virtuosas. Por último, en busca de nutrir el espíritu, la sección Coloquio está dedicada a la ópera, un arte por demás completo en el que coinciden la poesía, el canto, la música, las artes plásticas y la danza; para deleitar los sentidos e invitar a la reflexión del espectador ante la narrativa de las historias que se presentan.

Andrea Moreno Herrero


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contenido

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Febrero-marzo 2016

PORTADA: MÓNICA MANZANO

ALTA DIRECCIÓN Ética en la empresa

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Ética y transparencia en las empresas del siglo XXI. El caso de la industria farmacéutica en México Juan Francisco Millán Soberanes y Marco Iván Escotto Arroyo La industria farmacéutica ha implementado un sistema para que la ética no sea sólo una quimera, sino una realidad que permea en todos los integrantes y en las operaciones de cada empresa y organización. Útil reflexión sobre los aprendizajes logrados en once años.

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¡Empecemos todo de nuevo! Hasta conseguir que la ética sea relevante Germán Scalzo Las empresas, para ser éticas, no deben centrarse sólo en la productividad y la eficiencia; también necesitan orientar su comportamiento a la realización plena de las personas que la integran, hasta conseguir que sean virtuosas.

¡Construyamos empresas éticas! Primer paso: potenciar las competencias directivas German Serrano Duarte La empresa tiene la capacidad de influir positivamente en la sociedad. El rumbo de la organización depende en buena medida del director, por ello sus decisiones deben ser rectas, sólo así conseguirá formarse y formar a los miembros de su equipo.

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44 Dilemas éticos empresariales ¿Luchar o bajarse del barco?

COLOQUIO Ópera, un arte que toca los sentidos

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Ópera. Razón, poesía y música Cecilia Sabido La ópera hoy es arte de especialistas, nota de personas cultas. Sin embargo conviene mirarla, no sólo para redimirla, sino también para apreciar un arte capaz de deleitar a todos los sentidos gracias a la poesía, el canto, la música y la danza que en ella conviven.

¿Puede un código de ética ser algo más que buenos deseos?

#NemorinoSomosTodos El valor de una persona se origina en ella misma

Redacción istmo Fernando Chamas, Ethics officer de la empresa Aguas, Servicios e Inversiones de México (ASIM), comenta en entrevista cómo se implantó un código de ética, cómo prepararon su difusión y cómo ha ayudado a elevar el nivel de conciencia ética en la organización.

Héctor Velázquez Fernández La ópera no sólo es música, también narrativa, sus historias son capaces de tocar las fibras más sensibles del espectador. El autor del artículo está convencido de ello y muestra un personaje humano capaz de perfeccionarse y crecer.

El trabajo ético es un buen trabajo José Manuel Núñez El trabajo humano toca dos dimensiones: el resultado de la tarea y la persona. Un trabajo bien hecho es un trabajo ético que hace del sujeto una mejor persona pues al realizarlo es capaz de mejorarse a sí mismo, al prójimo y a la sociedad.

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De música, voces y estereotipos Alejandrina Lincoln Strange ¿Cualquiera puede cantar ópera o se necesita de un don? En entrevista, Jasmin Martorell, barítono, actor, maestro de canto y vocal coach para artistas y compañías de ópera en Delhi (India) y Recife (Brasil), resuelve algunas dudas que envuelven a la voz operística.


MISCELÁNEA

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Una mirada al legado de Simone de Beauvoir Xavier Ginebra Serrabou Simone De Beauvoir fue la primera mujer que realizó una obra enciclopédica preguntándose sobre su identidad. Su defensa de la condición femenina en una sociedad todavía determinada por paradigmas obsoletos fue un anuncio de la igualdad que posteriormente alcanzaría la mujer.

LAS MANÍAS DE ZAGAL

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Deliciosos fracasos «Envidio a quienes saben convertir los desastres en pequeños éxitos. A diferencia de mi pesimismo paralizante, otros reinterpretan el desastre y le sacan partido. La historia de la gastronomía está llena de esos desastres convertidos en exquisiteces».

dirección editorial

Andrea Moreno Herrero andreamoreno@ipade.mx gerencia comercial

Daniela Flores Basurto danielaflores@ipade.mx editora en jefe

Alejandrina Lincoln Strange Ochoa alincoln@ipade.mx diseño y arte final

Editorial: Mónica Manzano Islas Comercial y medios digitales: Quetzal Romero Villanueva publicidad

Enrique Yhip Santillán eyhip@ipade.mx

EL BUEN VICIO

redacción

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administración y suscripciones

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Libros NOVELA COSTUMBRISTA Ve y pon un centinela Harper Lee ENTREVISTA El nombre de Dios es Misericordia. Una conversación con Andrea Tornielli, Papa Francisco MEMORIAS Así fue Auschwitz. Testimonios 1945-1986 Primo Levi y Leonardo de Benedetti NOVELA NEGRA El expresso de Tokio Seicho Matsumoto BIOGRAFÍA Dos veces única Elena Poniatowska NOVELA NEGRA Rosas negras Ana García Bergua TESTIMONIOS Dios preguntó por ellos Raúl Espinoza Aguilera NOVELA Los millones de Brewster George Barr McCutcheon ENSAYO El diablo existe y actúa Francisco Martínez García NOVELA La luz que no puedes ver Anthony Doerr MEMORABLE Una letra femenina azul pálido Franz Werfel Cine La princesa Mononoke Director: Hayao Miyazaki

José Alfredo Walls Gómez Mariana Domínguez Tamayo suscripcionesistmo@ipade.mx

istmo@ipade.mx www.istmo.mx

ISTMO LIDERAZGO CON VALORES, año 58 número 342, febrero-marzo 2016, es una publicación bimestral editada por SOCIEDAD PANAMERICANA DE ESTUDIOS EMPRESARIALES, A.C. (Propietaria del IPADE Business School), Floresta # 20, Col. Clavería, Delegación Azcapotzalco, México, DF, CP 02080 Tel. 52 (55) 5354 1800. Editor responsable: Andrea Moreno Herrero. Reserva de Derechos al Uso Exclusivo 04-2011-062010063500-102, ISSN-0021-261X, ambos otorgados por el Instituto Nacional de Derechos de Autor. Certificado de Licitud de Título No. 01723; Certificado de Licitud de Contenido No. 00997, ambos otorgados por la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas de la Secretaría de Gobernación. Distribuida por El Economista Grupo Editorial, SA de CV, con domicilio en Av. Coyoacán, No. 515, Col. Del Valle, Del. Benito Juárez, México, DF, CP 03100. Porte pagado, publicación periódica. Permiso PP09-02028. Autorizado por SEPOMEX. Impresa por Infagon Web S.A. de C.V., Alcaicería 8, Central de Abastos, 09040, Ciudad de México, DF, Certificación Forest Stewardship Council.

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Tus comentarios son muy importantes, ¡escríbenos! istmo@ipade.mx Algunas opiniones se extraen de la página web istmo.mx y se adaptan al formato impreso.

OLVIDO INMERECIDO Felicito a Javier Galindo por su artículo «Agustín Yáñez: narrativa con luz propia» (istmo 272. 2004), ya que puso sus ojos sobre un hombre que amó profundamente a su país. Desafortunadamente, la intelligentia mexicana ha mandado al rincón del olvido a un escritor que vivió modestamente. Me gustó la manera en que el autor del artículo utilizó la primera persona, como si él se presentara en tertulia con los lectores. El 68 sigue manteniéndose por un grupo de personas que buscan legitimar el trauma, antes que esclarecer qué fue lo que sucedió. Todos los líderes de ese movimiento estudiantil (y los de otros) fueron integrantes de partidos, funcionarios de la UNAM, del Gobierno capitalino. En fin, Javier Galindo analiza excelentemente a un estudioso del pueblo mexicano. Muchas felicidades.

LO QUE PUEDO Y LO QUE NO PUEDO El doctor Zagal en su artículo «Melody o la limosnera» (istmo 341. 2016) me hizo pensar en algunas cosas. Quien ha tenido un animal en casa y ha dado amor y cariño, sólo ha recibido amor y cariño. No estoy seguro si fue Schopenhauer quien dijo que podríamos saber mucho de las personas observando cómo tratan a los animales; así lo creo. He permitido una constante convivencia entre mis perritas (Padme y Rexy –schnauzer y doberman respectivamente) y mi hija, Fernanda. El resultado es que a sus 10 meses de vida, Fernanda tiene a las mejores amigas (y me atrevería decir «hermanas» en el sentido más pop y devaluado del término). Me preocupa el maltrato animal, pero también las desgracias humanas. Me preocupa la vida en general. No puedo decir que nunca he lastimado; pero aspiro a ser más amigable con toda la vida, la gente, los animales y el planeta. No puedo resolver el hambre en San Juan Tepeuxila, pero sí puedo respetar a los peatones, a los automovilistas, a mis amigos y a los que no lo son; no puedo evitar la muerte de focas, pero sí puedo darle una caricia a un perrito en la calle. No puedo cambiar al mundo, pero sí me puedo cambiar. ¡Saludos!

alberto de la barreda

EDUCACIÓN QUE PERMANECE Leí el artículo «Antropología, filosofía... y el mundo de los negocios» del doctor Carlos Llano (istmo 341. 2016) y con gusto me acordé de él, pues tuve oportunidad de escucharlo. Con orgullo les comparto que soy egresada de la Universidad Panamericana, y hoy tengo, junto con mi hermano, una empresa de ingeniería y acero inoxidable, donde fabricamos tanques y equipos de proceso. Somos de las mejores empresas en el ramo. Sin duda, parte de mi éxito se lo debo a mi formación integral en la Universidad Panamericana, institución que transmite el legado del doctor.

paulina zapfe vicente méndez

FE DE ERRATAS Como dijo el periodista Manuel Seco: «las erratas son las últimas que abandonan el barco». En nuestra edición anterior (istmo 341. pág. 68) publicamos la fotografía de la camioneta Yukon y no de la camioneta Terrain, a la que hacía referencia el artículo.

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UN TEXTO SINTÓMATICO Muy interesante el artículo «Sharing Economy. Creando redes de colaboración» de Rodrigo Arévalo (istmo 341. 2016). A nuestro país le urge una economía colaborativa. Somos, como nación y pueblo, muy egoístas. carlos dorín


HACE FALTA DIFUNDIR

¡AHORA LOS ENTIENDO!

Como señala Emilio Palafox en el artículo «Alexis Carrel enfrenta la incógnita del hombre» (istmo 323. 2012), las reflexiones de este investigador abarcan toda la gama de lo humano, por lo cual es siempre vigente. Autores así deben tener más difusión.

Muchas gracias por el artículo «Generación Net, nuevas formas de aprender» de Ramón F. Ferreiro (istmo 287. 2006), me ha ayudado a entender a esta generación. Ahora comprendo mucho mejor el porqué del comportamiento de mis dos hijos y me da pauta para entenderlos y apoyarlos con una nueva visión educativa que los acerque a desarrollarse de una forma más integral.

alejandro melo

luz martínez

PRIMERO HAY QUE INFORMARSE El artículo de Andrea Oviedo «De enemigo voraz a fiel aliado» (istmo 340. 2015) me pareció muy interesante y revelador con bases empíricas y enfoque objetivo. Creo que es un texto útil para las personas que buscan más información y recomendaciones sobre cómo incorporar adecuadamente la tecnología en sus vidas, tanto como padres de familia como usuarios. Es claro que hay videojuegos positivos y negativos, pero hace falta saber distinguirlos. ¡Bienvenida la tecnología que se utiliza adecuadamente!

arturo de la paz

En Twitter Si vieras sufrir a un cachorrito y a un pordiosero, ¿a cuál salvarías? @hzagal medita al respecto: http://goo.gl/CY74Ys #ArticuloISTMO Revista ISTMO @revistaistmo

@ELKIRYKIRY @revistaistmo ¿y si no te queda sino elegir? Héctor Zagal @hzagal

REALISTAS VS RELATIVISTAS El padre Francisco Ugarte, en su artículo «El realismo» (istmo 227. 1996) expone maravillosamente la postura de una persona realista, que es la que funda su vida en la verdad y cuya actitud contrasta con la del relativista, porque está convencida de que la verdad es objetiva y universal. Me ha encantado todo lo escrito, fue un placer leer el artículo. Un gran saludo. genaro terfox

@revistaistmo @hzagal a los dos... Karim Meléndez @ELKIRYKIRY

@hzagal @revistaistmo cuando existen dos opciones viables, no hay mucho o nada qué pensar, hacer lo correcto no creo que tenga condición... Karim Meléndez @ELKIRYKIRY

«La forma más rápida de mejorar nosotros mismos es estar con personas que ya son de la forma que nosotros queremos ser» Reid Hoffman #ISTMO Revista ISTMO @revistaistmo @revistaistmo Difícil encontrarlas; sólo en el Evangelio. SalU2 Manuel Gracián @ManuelGracian 342

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alta dirección en portada

S O M A Y U R T S ! N S O A C I ¡C T É S A S E R P M E

GERMAN SERRANO DUARTE

Primer paso: potenciar las


¿DE DÓNDE VIENE LA EXCELENCIA de una empresa? ¿Basta con que presente resultados? Todo indica que no, pues de lo contrario negocios mafiosos o el tráfico de drogas serían empresas de excelencia. ¿Dónde surge la grandeza de las organizaciones excelentes? En la ética, aunque ésta no existe en abstracto, hace falta una persona que le dé sentido, ésta es el director, quien no sólo debe preocuparse por obtener resultados, sino también por formarse y formar a los miembros de su equipo, impulsarlos y conseguir que se realicen en la máxima finalidad humana: ser feliz.

competencias directivas


alta dirección

Referirse a la ética de las virtudes es hoy casi un lugar común, aunque no por eso carece de novedad. Ciertamente llevamos veinticinco siglos

escuchando este tema, desde que la filosofía griega, en cabeza de Aristóteles, desarrolló ampliamente el tratado de las virtudes morales y las instaló en la base del aparato de la ética, esa ciencia que regula y orienta el comportamiento moral de las personas en todos los ámbitos de la sociedad. Gracias a ella, el hombre puede mirar muy alto y luchar para alcanzar la meta de la excelencia humana a la que está llamado. Sugerir una ética de competencias, en cambio, parece invitar a descender a un plano más técnico, instrumental si se quiere, que poco o nada tendría que ver con la actuación moral del directivo. En efecto, desde su misma concepción, competencia quiere decir habilidad para realizar una determinada tarea. Una persona competente es aquella que es capaz de llevar a cabo un encargo de la mejor manera posible obteniendo el resultado esperado. Para desarrollar cualquier labor se requiere, por tanto, poseer las competencias necesarias para realizarla. En el caso del directivo, su responsabilidad se centra en dos planos: resultados y personas. Lo que se espera de él o ella es que sepa orientar y formar a sus colaboradores para que puedan cumplir con los encargos profesionales y juntos consigan los objetivos y metas asignados por la organización. Eso implica, en buena medida,

cambiar su conducta para que hagan lo que tienen que hacer y que lo hagan bien.

LA LABOR DIRECTIVA: MÁS QUE SIMPLES RESULTADOS

En ese sentido, la tarea del directivo es tan amplia como compleja. No sólo requiere de conocimientos técnico-teóricos sobre dirección de empresas, sino también de conocimientos propios del negocio, saber los principios generales que rigen la actividad de una organización y tener una idea clara de cómo dotar a la empresa de aquellos elementos mínimos necesarios para su correcto funcionamiento, tales como estructuras, procesos, sistemas… todo aquello que constituye una organización formal.1 Y ha de poseer también algún dominio sobre las características particulares del negocio en el que se desempeña. Pero todo este acervo teórico no es suficiente; la clave de la función directiva, más que en saber, consiste en saber hacer.2 No en vano la parte que más se valora en los currículos profesionales es el apartado sobre los logros obtenidos en la vida laboral. No obstante, la tarea más relevante del directivo, la que más directamente le concierne, es la función de mando, una actividad que de primera mano lo sitúa en el campo de la moral. Esto significa que el hacer a secas no basta, se requiere de un bien hacer que eleve al director a un nivel superior. Si el saber hacer se limitara al logro de los resultados, caeríamos en una desafortunada simplificación. Los resultados en sí mismos, con todo lo que representan, son apenas una parte de lo que se espera del directivo. Su responsabilidad sobre las personas acarrea ciertas implicaciones de las cuales el director no siempre es consciente.

La empresa tiene la capacidad de influir positivamente en la sociedad, su accionar depende en buena medida del director, por ello sus decisiones deben ser rectas. 12

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AMBIGÜEDAD E INCERTIDUMBRE, COMPAÑEROS DEL CEO

La utilidad práctica de las competencias se da por descontada; una de las finalidades de la empresa es generar riqueza y en ello, las habilidades, destrezas y conocimientos de la gente son un factor crítico.3 Pero cuando se trata del trabajo directivo, su cualificación obliga a hacer


Doctor en Gobierno y Cultura de las Organizaciones, Universidad de Navarra. Su línea de investigación se centra en temas de dirección de personas, comportamiento y desarrollo de habilidades directivas, y fundamentos antropológicos de las organizaciones. Director del Executive MBA de INALDE y profesor del área de Dirección de Personas en las Organizaciones en la misma institución.

algunas consideraciones especiales. Una competencia directiva se define como un comportamiento observable y habitual que permite desempeñar de manera adecuada y eficaz la tarea de dirigir; 4 su objetivo es ayudar al directivo a mejorar sus habilidades de tal manera que incremente su contribución. La cuestión está en que esa contribución tiene que ir más allá de los resultados. Una decisión eficaz en términos económicos, se sabe, puede resultar lesiva para la organización como un todo y poner en riesgo su futuro. La sola mención del término «dirigir» sugiere algo más que una simple habilidad técnica. Como señala Carlos Llano: «la dirección de empresas es más política que técnica y, como toda política, es más arte que ciencia»5; de tal manera que para conseguir la armonía de la orquesta y que ésta «suene bien», hace falta algo más que capacidad técnica de su director. La capacidad directiva exige criterios adecuados para poder enfrentar con éxito la complejidad propia de los problemas empresariales; la ambigüedad y la incertidumbre son compañeras de viaje en la vida del directivo, y para lidiar con ellas no basta con poseer un listado de soluciones genéricas.

EL ARTE DE GOBERNAR

de ser positiva o negativa dependiendo de si se ha realizado conforme, o no, a la ley moral natural. Aún las decisiones técnicas han de pasar por ese tamiz pues, aunque la técnica es en sí misma moralmente neutra, el uso que se haga de ella sí tiene contenido moral.6 Y en sentido más amplio, siendo la empresa una de las instituciones con mayor capacidad para influir positivamente en la vida social, su accionar depende en buena parte de la responsabilidad que el directivo, personalmente, asuma respecto de esta misión.7

La responsabilidad del directivo se centra en: resultados y personas. Por lo tanto su deber es formar a sus colaboradores para que juntos consigan las metas asignadas por la organización.

En su acepción más simple, directivo es aquel que responde por resultados y por personas. En este sentido, el supervisor de una línea de producción que tiene a su cargo un puñado de operarios y debe cumplir con unas determinadas metas en términos de unidades producidas, es un directivo. Sin embargo, la propuesta de este artículo va más allá, pretende situarse en los niveles superiores de la estructura organizativa hasta alcanzar la posición del director general, cargo que posee la dignidad de gobernante que, en términos prácticos, conlleva responsabilidades que superan a las de la organización en particular, abarcando las de la sociedad en general. El acto de gobernar tiene una dimensión moral; no sólo por el impacto que puede generar el gobernante en sus dirigidos, sino también por lo que ocurre en su propio interior. El acto humano es siempre objeto de valoración moral, y ésta pue-

¿CUÁL ES EL PAPEL DE LAS COMPETENCIAS DIRECTIVAS?

Se cuenta que en cierta ocasión Peter Drucker fue interrogado acerca de por qué no se había convertido en directivo siendo uno de los mayores conocedores de la disciplina del management; su respuesta fue que no se sentía capaz de poner en práctica aquello que predicaba.8 Asoma ya en esta escueta declaración del prestigioso autor austríaco una veta de la dimensión moral de la dirección; ciertamente, ejercer un oficio sin poseer las capacidades adecuadas implica, de por sí, un fallo moral, una grave imprudencia. Por tanto, poseer la habilidad técnica es una condición necesaria, aunque no suficiente, para el ejercicio pleno de la profesión. 342

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alta dirección

Por vocación natural, todo ser humano debe orientar su actuar por entero hacia el logro del pleno desarrollo de sus potencialidades. Gracias a las dos grandes potencias humanas (inteligencia y voluntad), Aristóteles visualizó al hombre como objeto de perfección mediante el ejercicio de las virtudes; un querer alcanzar libremente el bien, guiado por los trazos de la razón que señalan lo que mejor conviene a tal propósito. En ese caminar hacia la plena humanización –la felicidad– se entretejen los hilos de la virtud formando un vigoroso tramado que constituye uno de los fundamentos de la ética. De acuerdo con Sellés,9 la ética es la vida añadida que aporta la persona a su propia naturaleza mediante la práctica de las virtudes; un añadir que enriquece a su misma esencia. La finalidad de toda vida humana es, pues, alcanzar la felicidad; en consecuencia, todo su accionar ha de estar orientado hacia tal fin. Y esto cuenta también para la persona del directivo y su elenco de colaboradores; nadie escapa a tan anhelada meta que, por lo demás, es un deber moral. El ejercicio de toda profesión es, en sí mismo, fuente de crecimiento y desarrollo; es mediante la práctica de la dirección como el directivo se realiza y perfecciona. Pero siendo que el núcleo de esa realización descansa en la virtud, se entiende ahora la insuficiencia de las habilidades técnicas para alcanzar ese estado de perfección. El asunto es que siempre que el directivo actúa, bien sea para sí o para otros, ocurre algo en su interior; lo modifica en un sentido o en otro. Si actúa bien, generará hábitos buenos que lo elevan a la virtud; de lo contrario, caerá en un decrecimiento, en una merma que le impedirá ejercer el liderazgo al que está llamado. La ausencia de virtud debilita su carácter restándole fuerza y minando toda posibilidad de mejora. Es aquí donde cabe interrogarse acerca de ¿cuál es el papel de las competencias directivas en todo esto?, ¿es posible que desde el desarrollo de competencias ocurra un crecimiento interior?, ¿cómo hacer para elevar las competencias directivas a la categoría de virtud? Para esclarecer estas cuestiones basta con dirigir la mirada hacia los conceptos. Hemos dicho que las competencias son comportamientos habituales y observables; habituales pues se repiten en el tiempo y de

La sola mención del término «dirigir» sugiere algo más que una simple habilidad técnica. Como señala Carlos Llano: «la dirección de empresas es más política que técnica y, como toda política, es más arte que ciencia»

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esa manera se instalan en el modo de actuar de quien las ejercita. Las virtudes, por su parte, en la concepción aristotélica son hábitos operativos buenos, cualidades estables que perfeccionan las potencias operativas de la persona.10 Se puede observar que, en ambos casos, se trata de comportamientos adquiridos mediante la repetición de actos; la gran diferencia está en que la virtud perfecciona en cuanto está orientada al bien. En cierta forma, se puede decir que las competencias se quedan en la epidermis, mientras que las virtudes penetran el interior de la persona y lo modifican. El problema radica en que, desde su misma esencia, las competencias adolecen de una limitación intrínseca que les impida dar más de sí; se quedan en meros automatismos que, ciertamente, contribuyen a la eficacia de la tarea directiva, pero carecen de esa fuerza dinámica que acrecienta la capacidad de actuar que sólo puede proporcionar la virtud.11

EL DIRECTOR TIENE OBLIGACIONES SUPERIORES

La debilidad de las competencias directivas se remonta a sus mismos orígenes; en efecto, los modelos de competencias han sido formulados desde las ciencias sociales y, tal vez, éstas no alcanzan a explicar profundamente el contenido de la tarea de gobernar; tampoco abarcan la totalidad del ser humano y se quedan, por así decirlo, a mitad de camino. Pero por otra parte hay que aceptar que si el propósito con el que fueron creadas era ayudar al directivo a ser más eficaz, no cabe duda de que han cumplido a cabalidad con tal objetivo. No obstante, no parece razonable que, pudiendo ir a más, se desperdicie su capacidad para que, tanto directivo como dirigidos mejoren y se perfeccionen. El fondo de la cuestión está en que las competencias se quedan, por definición, sólo en el resultado externo de la acción; y según Leonardo Polo, las consecuencias de la acción humana repercuten también en el interior de la persona.12 Cuando un directivo imparte una orden, no lo hace mecánicamente sino que ha sido algo pensado, tiene una razón de ser, lo ha visto viable y entiende que la persona a quien se la ha dado es capaz de realizarla. Detrás de ella hay una finalidad y cuenta con la libertad de quien la recibe para cumplirla; sabe, además, que esa persona actuará del modo que mejor le parezca.13 Al margen

del resultado, en el proceso ocurren cosas en el interior de las personas que, quien manda, no puede desconocer. El directivo, a diferencia de otras profesiones, tiene obligaciones superiores porque en su trabajo debe gobernar la acción de otras personas, lo cual le exige tener especial cuidado en el desarrollo de las virtudes morales. Si bien es cierto que, en su formulación, las competencias directivas pueden ser afines a las que se encuentran en los diccionarios genéricos de competencias profesionales, su aplicación demanda un cuidado especial. Por la trascendencia de su función, el directivo debe preguntarse por la razón de ser de sus acciones; ha de encontrar en cada una de ellas un para qué que dé sentido, no sólo a la acción misma, sino que impregne toda su existencia. En otras palabras, ha de convertir su faena diaria en un motivo de crecimiento personal y de desarrollo para cada uno de sus dirigidos; encontrar allí el espacio propicio para el pleno desarrollo de sus potencialidades, un camino a la auténtica felicidad. Todo esto ocurrirá en la medida en que logre orientar sus acciones hacia el bien, entendido como bien moral.

SIEMPRE CON UN PROPÓSITO

La ética de las competencias directivas consiste, pues, en esforzarse para acercarlas al plano de las virtudes; en despojarlas de la condición de simples comportamientos habituales que mejoran el desempeño profesional, para convertirlas en cualidades estables que

El directivo, a diferencia de otras profesiones, tiene obligaciones superiores porque en su trabajo tiene que gobernar la acción de otras personas, lo cual le exige tener especial cuidado en el desarrollo de las virtudes morales. 342

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alta dirección

Por lo general, a los equipos de trabajo se les evalúa por el resultado y se presta poca atención a quienes la consiguieron. Poner el énfasis en el resultado dejando de lado a quien lo realiza es una instrumentalización; es considerar a la persona como medio cuando ésta sólo puede ser tenida como fin. Acercar esta competencia al nivel de la virtud significa dotar el trabajo del equipo de un sentido de propósito convirtiéndolo en ocasión de crecimiento personal para sus miembros, de tal manera que, a medida que avanzan hacia la conquista del resultado, vayan creciendo también en hábitos de virtud. Un directivo que encuentra ese sentido de propósito y es capaz de infundirlo en su equipo, que se fija como meta ayudar a sus dirigidos en el pleno desarrollo de sus potencialidades, transita por la senda de hacer del desarrollo de sus competencias un camino virtuoso.

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contribuyan al crecimiento de las potencias operativas de la persona. Para ello, su ejercicio debe dar cuenta de un sentido de propósito, de tal manera que, en lugar de poner el énfasis en aquello que el directivo es capaz de hacer –su competencia–, lo haga en lo que la persona es o quiere llegar a ser: su integridad. Siendo así, su accionar queda incorporado a la misión personal que define la identidad del directivo y le proporciona la fuerza necesaria para transmitir ese propósito a todo su equipo. Para una mayor comprensión de la propuesta del presente artículo, revisemos el trabajo en equipo, una de las competencias más comunes en la vida de la empresa. Un equipo se define como un conjunto de personas con diversidad de habilidades que unen sus esfuerzos para sacar adelante una tarea o un proyecto común. Por lo general se asigna un jefe o líder cuya función es coordinar la acción de los miembros para que se consiga el objetivo. Se mira cuidadosamente su conformación para que haya diversidad de talentos y las fortalezas de unos hagan contrapeso a las debilidades de otros, y viceversa. 16

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Pérez López, J. A. (2000). Fundamentos de la dirección de empresas. Madrid: Rialp. Llano, C. (1996). La enseñanza de la dirección y el método del caso. México: Sociedad Panamericana de Estudios Empresariales. Ginzberg, P. y Vojta, G. J. (1981). The service sector of the U.S. economy. Scientific American, 244 (3), 48-55 Cardona, P. y García Lombardía, P. (2005). Cómo desarrollar las competencias de liderazgo. Pamplona: Eunsa. Llano, C. Op. cit. Palacios, J. E. (1978). La prudencia política. Madrid: Gredos. Paladino, M. (2004). La responsabilidad de la empresa en la sociedad. Buenos Aires: Ariel. Stein, G. (2001). El arte de gobernar según Peter Drucker. Barcelona: Gestión 2000. Sellés, J. F. (2006). Antropología para inconformes. Madrid: Rialp. Rodríguez L., A. (1989). Ética. Pamplona: Eunsa. Dianine-Havard, A. (2010). Perfil del líder. Madrid: Palabra. Pérez López, J. A. (1991). Teoría de la acción humana en las organizaciones. Madrid: Rialp. Sellés, J. F. (2013). Los tres agentes del cambio en la sociedad civil: familia, universidad y empresa. Madrid: Ediciones Internacionales Universitarias.

REFERENCIAS Cardona, P. y García Lombardía, P. (2005). Cómo desarrollar las competencias de liderazgo. Pamplona: Eunsa. Dianine-Havard, A. (2010). Perfil del líder. Madrid: Palabra. Ginzberg, P. y Vojta, G. J. (1981). «The service sector of the U.S. economy». Scientific American, 244 (3), 48-55. Llano, C. (1996). La enseñanza de la dirección y el método del caso. México: Sociedad Panamericana de Estudios Empresariales. Palacios, J. E. (1978). La prudencia política. Madrid: Gredos. Paladino, M. (2004). La responsabilidad de la empresa en la sociedad. Buenos Aires: Ariel. Pérez López, J. A. (1991). Teoría de la acción humana en las organizaciones. Madrid: Rialp. Pérez López, J. A. (2000). Fundamentos de la dirección de empresas. Madrid: Rialp. Rodríguez L., A. (1989). Ética. Pamplona: Eunsa. Sellés, J. F. (2006). Antropología para inconformes. Madrid: Rialp. Sellés, J. F. (2013). Los tres agentes del cambio en la sociedad civil: familia, universidad y empresa. Madrid: Ediciones Internacionales Universitarias. Stein, G. (2001). El arte de gobernar según Peter Drucker. Barcelona: Gestión 2000.



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ÉTICA Y TRANSPARENCIA EN LAS EMPRESAS DEL SIGLO XXI El caso de la industria farmacéutica en México

CON DATOS Y EXPERIENCIAS CONCRETAS, los autores explican cómo una industria organizada ha implementado un sistema para que la ética no se quede sólo en buenas intenciones, sino sea una realidad que va permeando en todos los integrantes y operaciones de cada empresa y organización. Útil reflexión sobre los aprendizajes logrados en once años.

JUAN FRANCISCO MILLÁN SOBERANES Y MARCO IVÁN ESCOTTO ARROYO Uno de los problemas éticos en las organizaciones es el desconocimiento acerca de lo que debe entenderse por ética y los alcances que ésta posee para la vida del hombre y de la organización. Carlos Llano, Dilemas éticos de la empresa contemporánea 18

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Juan Francisco Millán Soberanes Médico Cirujano y Diplomado en Bioética por la UNAM. AD-2 (IPADE). Director General fundador del CETIFARMA. Expresidente de la Junta de Asistencia Privada del Distrito Federal y exdirector General de Arbitraje de la Comisión Nacional de Arbitraje Médico (CONAMED).

La ética y la transparencia son valores estratégicos en toda empresa e industria que quiera conjuntar el logro de objetivos con el desarrollo

de las personas y alcanzar impactos positivos en el bienestar de la sociedad. Pero para que estos valores tengan un impacto real es necesario fomentarlos, trabajarlos e interiorizarlos en las organizaciones, incluyendo en esta acción de manera sobresaliente a la alta dirección que ha de estar convencida de su utilidad y comprometida a demostrarlo como ejemplo en sus relaciones con todos los trabajadores, de tal manera que la organización tenga conciencia de lo que se busca y de las consecuencias de hacerlo o dejar de hacerlo. Este artículo desea compartir la experiencia del Consejo de Ética y Transparencia de la Industria Farmacéutica establecida en México (CETIFARMA) en el diseño, gestión y difusión de la ética y la transparencia, a lo largo de 11 años, desde su creación en 2005. En su trayectoria, el organismo ha sorteado diversas dificultades y se ha enriquecido con aprendizajes derivados de lecciones impartidas por una confrontante realidad, que han alimentado acciones de mejora continua.

TODA DECISIÓN FORTALECE O DEBILITA A LA EMPRESA

La ética actúa como una variable horizontal y transversal en nuestras empresas e industrias, es decir, tiene una relación directa, influye y cruza variables como la productividad,1 la imagen2 y la rentabilidad de nuestras organizaciones; pero también impacta transversalmente las conductas esperadas de los colaboradores en la operación de los procesos. Las decisiones de formación y desarrollo humano, financieras, comerciales y logísticas que tomamos cotidianamente, están llenas de una carga moral; en consecuencia es una falacia proponer que se pueden disociar las decisiones empresariales de las morales. Toda decisión que se toma tiene un impacto en la persona que la toma y en la gente a su alrededor, es decir, la ética influye a lo largo de la organización por medio de las conductas adoptadas por todos y cada uno de los colaboradores. Sin importar el nivel o

Marco Iván Escotto Arroyo Licenciado en Filosofía y maestro en Comunicación Institucional por la UP. MEDEX 2008-2010 (IPADE). Secretario Ejecutivo del CETIFARMA. Profesor de Ética y Talento Humano en la maestría en Alta Dirección en la UNAM.

área donde estén, cada acción que se realiza tiene un impacto en la empresa, sea para fortalecerla o debilitarla. Por tanto, la dirección debe asegurarse que todas las acciones estén alineadas a los valores, principios y objetivos de la empresa. Actuar con transparencia tiene que ver con un compromiso social que incluye el ambiente de la organización para la toma de decisiones y la rendición de cuentas de los resultados de esas decisiones. Este «ambiente» genera en el entorno claridad sobre la decisión tomada y certidumbre en todos los sujetos potencialmente involucrados. El binomio ética y transparencia genera al interior y exterior de nuestras organizaciones un bien intangible necesario para realizar la actividad empresarial: la confianza. En entornos donde no hay confianza, necesariamente se elevan los costos de transacción; impactan directamente en la competitividad y elevan el riesgo en la toma de decisiones; riesgos al interior de las empresas pero también para los clientes y la sociedad. En el caso de la industria farmacéutica (IF) puede significar afectaciones en la salud y bienestar de las personas. Apegarse a este binomio es el componente de una empresa socialmente responsable y promotora del orgullo de pertenencia para quienes trabajan en este tipo de organizaciones.

ÉTICA Y TRANSPARENCIA GENERAN CONFIANZA

CETIFARMA es el organismo de autorregulación de la IF establecida en México, creado en 2005 por la Asamblea General de la Cámara Nacional de la Industria Farmacéutica (CANIFARMA).3 Nació en un entorno en que la IF mundial estaba muy cuestionada por una serie de prácticas poco éticas que tuvieron un impacto

Es una falacia proponer que se pueden disociar las decisiones empresariales de las morales. 342

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alta dirección

El binomio ética y transparencia genera al interior y exterior de nuestras organizaciones un bien intangible necesario para realizar la actividad empresarial: la confianza. profundo en su reputación, y al mismo tiempo un ambiente de exigencia social a todo el sector privado para que se responsabilizara por el impacto de sus acciones en la sociedad. México no estaba al margen de este fenómeno. Con el propósito de promover buenas prácticas en la interacción de la IF con los profesionales de la salud, prevenir riesgos sanitarios y generar confianza hacia la IF, la CANIFARMA decidió crear un organismo que tuviera las siguientes funciones: • Promover cultura ética con respeto a la legalidad. • Fortalecer la autorregulación y contribuir con el cumplimiento de las disposiciones normativas emitidas por las autoridades. • Expedir los códigos de ética de la IF y revisarlos periódicamente. • Constatar el cumplimiento de los códigos por parte de las empresas, y en su caso, sancionar incumplimientos. • Asesorar y capacitar a las empresas de la IF en temas de ética y transparencia. Esas funciones se sustentan en diversos principios éticos adoptados por la IF relacionados principalmente con: la responsabilidad con la vida y salud de las personas, y con la transparencia de sus actuaciones. Estos a su vez traen como consecuencia principios fundamentales de actuación orientados a: 1) Desarrollar conductas profesionales, honestas e íntegras; 2) Contribuir con las políticas públicas de salud; y 3) Promover la confianza de la sociedad en los productos farmacéuticos.4 20

342

CÓMO LOGRAR QUE LOS CÓDIGOS ÉTICOS SE VIVAN

Si alguna empresa farmacéutica, autoridad, profesional de salud o consumidor en general, considera que se viola alguno de los códigos de ética de la IF, lo da a conocer al CETIFARMA, quien tiene facultad para investigar de oficio. Si el organismo considera que hay suficientes elementos se pronuncia respecto a si hay contravención o no de los códigos. Si considera que la hay, se sanciona a la empresa de conformidad con el capítulo de sanciones de su reglamento interno.5 A once años de su funcionamiento se han atendido 120 controversias, mismas que son fuente de conocimiento práctico y un elemento estratégico para la mejora continua enfocada a la prevención de riesgos vinculados a incumplimientos de los códigos.

ALGUNAS LECCIONES APRENDIDAS

Se describen brevemente algunos aspectos relevantes de las lecciones aprendidas: 1. Alcances y límites de los códigos de ética. Su principal función es hacer explícitos los valores de la empresa, con la idea de que al interior y exterior, se conozca qué es lo importante para la misma y qué valores y principios rigen su actuación. En nuestra experiencia hacer explícitos los valores ha comprometido de manera gradual a un cambio en las organizaciones para conducirse con apego a los mismos y evitar desviaciones en sus conductas. Cuando esto ocurre, la organización corre el riesgo de ser señalada como incongruente con los valores que se comprometió a respetar. Es importante señalar que hacer explícitos los valores es un primer paso esencial, pero por sí solos los códigos no cambian actitudes, no influyen comportamientos ni direccionan actitudes, para eso se necesitan otros elementos, en especial, el compromiso de la alta dirección. 2. Los códigos de ética tienen vida. Cuando los códigos están impactando realmente a la organización tienen un movimiento orgánico y no permanecen estáticos, es decir, responden


Cuadro 1

LA INDUSTRIA FARMACÉUTICA EN MÉXICO Número de afiliados a la Cámara Nacional de la Industria Farmacéutica: 199. 104 de la especialidad de medicamentos de uso humano, 32 de medicamentos de uso veterinario y 63 empresas de la especialidad de dispositivos médicos.

Ventas totales ex factory de todas las especialidades en 2014: $204,445 mil millones de pesos. Del total, el sector público representa 26.7%, el privado 65.8% y 7.4% las exportaciones.

realmente a la operación de la organización y se van modificando según sus necesidades. Usualmente esos códigos tienen dos partes relevantes, una concierne a los valores y principios de la organización, y otra, a aspectos críticos y de alto riesgo en la operación. Tanto valores como «reglas de operación» deben revisarse continuamente para asegurarse que responden a la realidad de la empresa, la industria y el entorno social. En el CETIFARMA, los códigos se actualizan aproximadamente cada dos años, para alinearlos a las tendencias internacionales y a la realidad del entorno nacional.6 3. Se requieren órganos de control. Para que un código de ética influya en el comportamiento de las personas, hace falta un órgano responsable al interior de las organizaciones que asegure su cumplimiento (el CETIFARMA funciona como órgano eje en esta materia de la IF). Ese órgano se materializa de diversos modos: con comités de ética (integrados con diversos miembros de la organización), en otros casos, el Consejo de Dirección o el área de compliance se ocupan de esa función… Con independencia de la forma, sin un órgano de control, los códigos de ética son como un catálogo de buenas intenciones, los cumple quien quiere, y quien no, no enfrenta consecuencias. 4. La importancia de los integrantes del órgano de control. Sea cual sea la

Volumen de unidades desplazadas por la industria de medicamentos de uso humano afiliada a CANIFARMA en 2013: 2,660 millones de unidades (70% del total de lo consumido en México).

Total de empleos directos generados por las empresas afiliadas a la Cámara en 2013: 86,783.

forma en que se concrete este órgano de control, debe tener especial cuidado con dos variables:

• Las personas que elige para conformarlo y • Los procesos que adopte para hacer cum plir el código

Toda organización que quiera regir su actuación por medio de la ética y la transparencia, ha de cuidar especialmente la reputación de los integrantes del órgano de control. Deben ser personas íntegras, honestas, responsables, comprometidas con la transparencia y con la suficiente autoridad para emitir opiniones. Integran el Consejo del CETIFARMA once miembros, tres de la industria farmacéutica7 y ocho consejeros independientes.8 El hecho de que los consejeros independientes sean mayoría ha dado certidumbre a los actores

Sin un órgano de control, los códigos de ética son como un catálogo de buenas intenciones, los cumple quien quiere, y quien no, no enfrenta consecuencias. 342

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alta dirección

Cuadro 2

SINOPSIS DE CONTROVERSIAS A continuación se hace un resumen de las modalidades de contravención opuestas a los códigos de ética en el periodo de 2005 a 2014: MODALIDAD DE PRÁCTICAS CONTRARIAS A LOS CÓDIGOS (2005-2014)

NÚMERO DE CONTRAVENCIONES

PORCENTAJE TOTAL

Información médica imprecisa, engañosa, exagerada y sin sustento científico

28

22%

Incentivos no permitidos por el código

20

16%

Promoción sesgada, incompleta o desleal

21

17%

Prácticas indebidas en ventas al sector público, incumplimiento de leyes aplicables

15

12%

Promoción contraria al respeto a la receta médica y desapego al uso apropiado de medicamentos

16

13%

Responsabilidad por la conducta de terceros contratados

6

5%

Uso de información no autorizada

7

6%

Desacato de principios éticos

6

5%

Hospitalidades no permitidas por el código

4

3%

Falta de controles en las actividades promocionales

3

2%

Prácticas de disclosure por terceros involucrados

1

1%

127 (*)

100%

* En algunos casos se identificó más de una contravención por caso.

de que las decisiones son colegiadas, objetivas, imparciales y sin conflicto de intereses.9 5. Definición de sus procedimientos. Otra variable esencial para dar certidumbre a los órganos de control, son los procedimientos para su operación. Todos los actores deben tener claro cuál es el camino para que el órgano de control actúe, qué pasos se seguirán y qué consecuencias puede tener la decisión de este órgano. Aquí la transparencia juega un rol esencial, entre más transparentes sean los procesos mayor la confianza, pues todo mundo sabrá si el organismo actúa o no de acuerdo a estos procedimientos. En toda empresa y organización es primordial la reputación, pero se deberá tener especial cuidado cuando decidan crear órganos de este tipo, porque la reputación de sus miembros y la transparencia en la aplicación de sus procesos son los activos más valiosos de sus integrantes. Especial mención requiere el cuidado y transparencia que se ha de emplear en los procedi22

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mientos para hacer explícitos los potenciales conflictos de intereses que puedan tener los miembros de este organismo y las reglas para actuar al respecto. En el CETIFARMA sólo pueden intervenir en la investigación de una controversia los ocho consejeros independientes y si para alguno surge un conflicto de intereses, lo debe hacer explícito y abstenerse de tomar parte en cualquier decisión al respecto. Esta regla ha facilitado el papel de árbitro y mediador entre las distintas partes. 6. Prevención sobre sanción. Desde el comienzo del CETIFARMA se visualizó como un organismo más enfocado a prevenir que a sancionar, evitando un desgaste innecesario al interior de la IF. Para que este enfoque funcione, hay que tomar en cuenta dos cosas: A) Un monitoreo orientado a la prevención de riesgos, que permita identificar, jerarquizar los riesgos en la operación y actuar con oportunidad. B) La capacitación: sólo una capacitación constante


y continua puede adelantarse a evitar riesgos en la operación, sobre todo en industrias donde hay alta rotación. En el caso del CETIFARMA se optó por un modelo donde la contraparte del organismo al interior de las empresas son los responsables de compliance, por lo que mínimo cuatro veces al año se realizan reuniones de capacitación y discusión de los temas relevantes para la IF. La interacción y comunicación fluida con los responsables de compliance y sus Directores Generales, permite al organismo adelantarse para evitar posibles conflictos, agregando valor a su operación.

7. Alineado a la normativa nacional e internacional: en el caso de los órganos responsables del cumplimiento de los códigos al interior de las empresas y los organismos de autorregulación de las industrias, es muy relevante que los códigos de ética estén alineados a la normativa de la industria y estos a su vez a la normativa internacional. Participar en los organismos internacionales encargados de expedir los códigos de ética globales de la IF10, ha permitido al CETIFARMA no sólo alinear sus códigos, sino estar a la vanguardia en situaciones o problemas que se viven a nivel internacional y así poder adelantarse para prevenirlos en el ámbito nacional.

Los integrantes del órgano de control deben ser personas íntegras, honestas, responsables, comprometidas con la transparencia y con la suficiente autoridad para emitir opiniones.


alta dirección 8. De la mano con el regulador. Una industria sobrerregulada y sin diálogo con la autoridad reguladora es poco competitiva e ineficiente (tanto para la propia industria como para la autoridad que tiene que invertir más en mecanismos de vigilancia). La autoridad valorará la importancia de los organismos de autorregulación, si y sólo si, los adherentes demuestran seriedad, congruencia, consistencia y compromiso.

activamente dentro del Consejo, si no fuera por su involucramiento activo, la eficiencia y resultados del organismo no serían los mismos.

ALGUNAS CONCLUSIONES

Hay diversos cuestionamientos a la iniciativa privada sobre si los modelos de autorregulación realmente sirven. Podemos afirmar categóricamente que la autorregulación por medio de la ética y la transparencia no solamente funciona, sino que es necesaria para el sano y sustentable desarrollo en diversas industrias.11 Finalmente queremos señalar que la autorregulación parte de una profunda realidad antropológica, que es el desarrollo de las virtudes en las personas. Una persona sólo podrá desarrollarse plenamente cuando trabaje en su interior los hábitos necesarios para hacer crecer las capacidades físicas, emocionales e intelectuales que necesita; desarrollar las virtudes es el modo que tenemos las personas para autorregularnos. Nuestras empresas e industrias necesitan desarrollar en su interior las virtudes necesarias para alcanzar el potencial que tenemos como país y sociedad. Los organismos de autorregulación son una buena herramienta para desarrollar estos hábitos y pueden aportar mucho a este respecto, si y sólo si, se está convencido de que la ética y la transparencia son una palanca fundamental del desarrollo de la organización y un compromiso moral con la sociedad.

Podemos afirmar que la autorregulación por medio de la ética y la transparencia no solamente funciona, sino que es necesaria para el sano y sustentable desarrollo en diversas industrias.

El principal beneficiario de los sistemas de corregulación (donde colaboran la autoridad y el órgano de autorregulación) siempre es el consumidor final, por lo que mecanismos de este tipo siempre serán bien vistos por la autoridad. En el caso del CETIFARMA se han desarrollado mecanismos de corregulación tanto con el Consejo de Salubridad General (por medio del Compromiso por la Transparencia), como con la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS).

9. Compromiso de la alta dirección. Finalmente y no menos importante es mencionar que ninguna de las medidas antes mencionadas sirve si no hay un continuo compromiso de la alta dirección respecto de estas iniciativas. El ejemplo y apoyo de la alta dirección a sus órganos de control es lo que le da fuerza a este tipo de iniciativas. Dentro del CETIFARMA los líderes de la IF participan 24

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4 5 1

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6

7

8

9

10

11

Entendida como la mayor generación de riqueza al menor costo. Entendida como la reputación de la empresa ante la sociedad. Cfr. Cuadro 1: La industria farmacéutica en México. Cfr. Código de Ética y Transparencia Cfr. Reglamento Interno del CETIFARMA, cap. X De las Denuncias. Del procedimiento y sanciones. En la actualidad existen tres códigos de ética expedidos por el CETIFARMA: 1) Código de Ética y Transparencia, 2) Código de Buenas Prácticas de Promoción y 3) Código de Buenas Prácticas de la Industria Farmacéutica con Organizaciones de Pacientes. El Presidente, Vicepresidente y Director General de la CANIFARMA. En el caso de los consejeros independientes optamos por una combinación de empresarios, médicos y académicos. Todos ellos de alta reputación y respetados en el gremio donde actúan. Cfr. Cuadro 2: Sinopsis de controversias En el caso de la IF es la Federación Internacional de la Industria del Medicamento (IFPMA) por sus siglas en inglés. A este respecto, merece mención especial el caso a nivel internacional de la Federación Europea de la Industria Farmacéutica y Asociaciones (EFPIA, por sus siglas en inglés).



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¿PUEDE UN CÓDIGO DE ÉTICA SER ALGO MÁS que buenos deseos?

LA PRESENCIA DE LA ÉTICA en la empresa toca dos pilares importantes: la imagen y la reputación que los colaboradores, clientes y la comunidad posee o perciben sobre una institución. Fernando Chamas, Ethics Officer de la empresa Aguas, Servicios e Inversiones de México (ASIM), subsidiaria en México de la empresa francesa Suez, comenta en esta entrevista cómo se implantó un código de ética, cómo prepararon su difusión y, lo más importante, cómo ha ayudado a elevar el nivel de conciencia ética en la organización. REDACCIÓN istmo

La ética en la empresa no es un lujo ni un complemento, es una necesidad, algo interno, indispensable para sus fines y su actividad. Para asegurar que la ética se viva desde el interior, la empresa moderna ha creado puestos como el Ethics Officer, oficial de ética; Compliance Officer, quien se asegura de que se cumplan todas las políticas, procedimientos, regulaciones y normatividad general de la empresa en el aspecto legal, regulatorio y ético; o el Risk Officer, quien identifica y monitorea los riesgos económicos, operativos y financieros de la empresa. Fernando Chamas, Ethics Officer de ASIM, empresa que busca optimizar los sistemas de agua potable, alcantarillado y saneamiento; describe las actividades de un Ethics Officer u oficial de ética. En su caso, no es la única función que desempeña, pues su puesto principal es el de Director Financiero.

¿En qué consiste la labor del oficial de ética y cómo iniciaste en este proyecto?

La misión del oficial de ética en nuestra empresa es la de implementar y difundir el Código de ética, responder preguntas o dudas que pudieran surgir, liderar la capacitación y la difusión de la ética en la empresa, indagar las causas y tomar las medidas necesarias para 26

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evitar problemas éticos que son de su conocimiento, y monitorear la conciencia ética en los colaboradores, proveedores y contratistas. Antes de la existencia de ésta figura, la responsabilidad era de Recursos Humanos y Auditoría Interna, áreas que podían inquirir algunos temas éticos como robo u otras violaciones al código de conducta sin que hubiera una línea ética o una persona encargada de esta misión. Sin embargo dejaban de lado otros temas cuya esencia siempre remite a la ética, tales como: transferir información a la competencia, sobornos, acoso sexual, discriminación, etcétera; tópicos que en ocasiones no podían detectarse en una auditoria regular. En 2006 me nombraron oficial de ética de ASIM, como propuesta del Country Manager. Luego de una conferencia de oficiales de ética del grupo en París concluimos que había que implementar, en cada país en el que la empresa tiene presencia, los códigos de ética en la forma en que mejor se adapte a las costumbres y creencias de cada región. Lo importante era comunicar los valores del grupo en la forma más simple que se pudiera. En el caso de México comenzamos por difundir el código de ética entre los trabajadores y, además, constituir la línea ética, es decir, el cauce que seguirían todas las denuncias; nosotros decidimos que dicha vía sería el correo electrónico. No optamos


¿Cómo se estructura la información de un documento como éste?

El código se aprobó por el Consejo de Dirección de la empresa, con sede en París. Después se tradujo a diversos idiomas y se envió a cada país. La cuestión es que, aunque el código de ética estuviera bien escrito y fuera claro, al entregárselo a un colaborador, no estábamos seguros de que lo leería, pues no todos los niveles de la organización lo encontraban de fácil lectura. Por ello creamos herramientas claras, sencillas y sobre todo atractivas para que los colaboradores conocieran el código. En la empresa, la ética es para todos y el compromiso empieza desde los niveles operativos de la organización, no con el gerente o el director. Ahora bien, el «cómo» comunicar los principios éticos a todos los colaboradores de la empresa sin importar su cargo es un trabajo de comunicación, no del oficial de ética. Éste tiene como función principal implementar, difundir y asegurar su cumplimiento.

¿Cómo infundir los valores en los operarios?

Una de las funciones del oficial de ética y del área de Comunicación Interna es levantar la conciencia ética (ethical awareness). Dejar claro a qué estamos comprometidos y cuáles principios éticos debemos respetar como empresa.

Foto: Marina Morris Uruchurtu

por una whistle blower line (línea telefónica para las denuncias) porque en nuestra opinión es mejor que se hagan las denuncias por escrito. El correo electrónico con la denuncia llega al Comité de ética en forma simultánea, por lo tanto es imposible que el oficial de ética esconda una denuncia pues él también puede ser denunciado. Lo mismo ocurre con cualquier miembro del Comité de ética. En principio, uno de los mayores retos fue convencer a la alta dirección operativa acerca de la necesidad de difundir el código de ética. Por todos lados escuchaba frases como «hay un reglamento de trabajo, la gente ya sabe cuál es la conducta esperada». El segundo desafío fue dar a conocer el código de ética de manera atractiva e interesante pues descubrimos que nadie lo consultaba en su versión original, sólo con texto. Para ello trabajamos de la mano del equipo de Comunicación Interna de la empresa y elaboramos una estrategia de difusión sin cambiar el contenido del código de ética, pero sí su presentación.

Fernando Chamas, Ethics Officer

Hicimos un trabajo en tres etapas. La primera consistió en capacitar y dar a conocer el código de ética a partir de la comunicación interna y del código impreso distribuido al personal, contratistas y proveedores. Para ello el área de Comunicación realizó un código con imágenes que expresan los mismos principios escritos. Sabemos que, aunque la gente no lea el código, sí verá las imágenes. Además se les pidió firmar una carta de adhesión. La segunda etapa consistió en atender las dudas éticas. Al darnos cuenta de que algunos conceptos no eran bien comprendidos, preparamos un diccionario que explicara la ética de ciertos conceptos. Por ejemplo: qué es profesionalismo, qué es conflicto de intereses, etcétera. Gracias a la descripción acompañada de una imagen los términos se comprendieron mejor.

La respetabilidad de la empresa, su reputación y prestigio no se pueden medir en pesos. Se trata de valores universales que el oficial de ética tiene que transmitir e investigar cuando se quebrantan. 342

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alta dirección

La tercera etapa buscó instaurar el «Comité de ética» y la línea de denuncia (por correo electrónico). Como mencioné, antes de este punto, Recursos Humanos o Auditoría Interna atendían todos los procesos éticos y cuestiones que violaban el reglamento de trabajo. Los mismos se reportaban al Director General, quien decidía si eran un tema ético o de incumbencia de la empresa. Ahora la organización prefiere que no decida una sola persona sino el Comité de ética, que resuelve si se trata de una falta ética y si habrá sanción. Muchas cosas se saben por denuncia, en general anónimas. El canal de denuncias permite una comunicación directa entre el colaborador de cualquier nivel, con la Dirección General y los miembros del Comité de ética, que generalmente divulgamos quiénes son. El personal cuenta, además, con un segundo canal directo al oficial de ética del grupo en París. Instaurar el Comité de ética es una tarea necesaria pues por lo general las consideraciones en un problema ético son diferentes entre las distintas personas. Por ejemplo, hay temas que son claros, como el caso de una persona que tenía 25 años en la empresa y fue arrestada por manejar el fin de semana una camioneta de la institución en estado de ebriedad; hay otras cuestiones, como el conflicto de interés, que en ocasiones no son tan evidentes. Pero las consideraciones y circunstancias pueden ser diferentes. El oficial de ética opina como miembro del Comité de ética, pero no decide, el fallo lo da el Comité en conjunto por mayoría de votos.

¿Quiénes integran el Comité?

El Country Manager, el director general de operaciones, el oficial de ética y el director de Auditoria Interna, en total cuatro personas. Abundan los matices, en temas éticos rara vez hay blanco y negro y las consideraciones éticas de las personas son muy diferentes. Los códigos de ética y de trabajo están hermanados. Algunos problemas atañen a ambos y otros sólo a uno. Si es asunto sólo de reglamento, en general el oficial de ética no se involucra. En temas más «grises» o asuntos difíciles de probar, como denuncias de acoso sexual, sobornos, discriminación, maltrato… el oficial de ética y el Comité valoran las pruebas y la Auditoría Interna hace la investigación. La presencia del Comité es vital ya que no hay una única solución, cada situación difiere y cada persona encuentra un matiz diferente. Es como un prisma, que desde distintas perspectivas muestra colores diferentes. Además, en un Comité hay gente, que gracias a su expertise, tiene mayor peso. Cada año el oficial de ética en París me solicita un reporte ético, mismo que resume todas las cuestiones éticas que atendimos. «Hemos recibido cinco denuncias, que se trataron en el Comité de ética, no tuvimos ningún contrato de consultoría o acuerdo con gobiernos sin la necesarias autorizaciones, etcétera». Firmo como oficial de ética, afirmando que no hay una violación o infracción (ethical breach). En caso de que la haya, debo informarlo a París. Me corresponde a mí como oficial de ética denunciarla ante el oficial de ética del Grupo Suez, de quien dependen funcionalmente los oficiales de ética. Suez considera que el riesgo más grande entre los riesgos operativos, financieros, macroeconómicos, etcétera, es el riesgo ético pues éste no es cuantificable y sus repercusiones son de larga duración. La respetabilidad de la empresa, su reputación y prestigio no se pueden medir en pesos. Se trata de valores universales que el oficial de ética tiene que transmitir e investigar cuando se quebrantan.

No hay solución única para problemas de determinado tipo, cada situación difiere y cada persona percibe un matiz diferente. Es como un prisma, donde desde distintas perspectivas se ven colores diferentes. 28

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¿Se puede alinear a diferentes países en un mismo código?, ¿no hay obstáculos?

Los países hacen diferentes cosas para adaptar el código a sus circunstancias. Por lo general el código demanda algunos «aterrizajes culturales» a diferentes contextos, siempre


conservando los mismos valores, porque estos son por naturaleza universales. Como oficiales de ética de Suez podemos acceder a una página web con cursos de formación sobre distintos temas: proveedores, prácticas éticas, consultoría, ejemplos de aplicación práctica, casos, etcétera. Estos ejemplos ayudan a encarar los problemas, a ver dónde está el límite, para aclarar un poco ese gris y volverlo más blanco o más negro.

¿Consideras que hay una ética con valores universales?

Claro, aunque en ocasiones existen posturas diversas en relación con los valores éticos. A veces las circunstancias hacen que la persona se comporte de forma diferente, ejemplos hay muchos: necesidad, extorsión… todas ellas pueden ser atenuantes en un comportamiento no ético. Hablando de ética he escuchado a directores generales afirmar que «mientras no haya un daño patrimonial a la empresa, todo pertenece al ámbito privado de la persona». Es una definición con la que no estoy de acuerdo porque, en mi opinión, un colaborador debe mostrar una conducta alineada a los valores de la empresa donde trabaja. He escuchado también casos de ética en las empresas con el tema del comportamiento de sus colaboradores en las redes sociales, donde hay muchas zonas grises. ¿Tienes derecho a publicar todo lo que quieras en tus redes?, pero si representas a

tu empresa, ¿eso refleja los valores de la empresa en el medio? Me parece que hay otros aspectos a tomar en cuenta. En estos casos el Comité de ética decide con base en las evidencias que tiene y, si encuentra que el colaborador viola el código de ética, debe haber una sanción.

¿Cómo establecer objetivos y comprobar resultados de proyectos que no son medibles?

Esto lo vemos a través del área de Comunicación Interna. Hacemos una encuesta bianual entre los colaboradores sobre determinados valores y conocimientos para medir el awareness y descubrir cuánto ha penetrado el conocimiento en el colaborador. Cerca de 800 colaboradores llenan la encuesta de manera anónima, esto nos permite evaluar determinados conceptos del conocimiento del negocio y de los valores y entender si la comunicación del código de ética ha permeado hasta donde queremos. Los resultados los recibe el oficial de ética. En el primer año de evaluación, el ethical awareness en la empresa fue muy alto. 80 de 100 personas contestaron que gracias a esta iniciativa tienen otra visión de la ética en la empresa, que no sólo abarca robar, llegar tarde, etcétera. Hay gente que dice que no entiende ciertos términos y no contesta alguna pregunta. Eso nos sirve para abrir un canal de dudas éticas. También 342

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alta dirección

En temas éticos abundan los matices, rara vez las cosas son blancas o negras y las consideraciones del comportamiento ético de las personas son muy diferentes. pueden consultar cualquier inquietud con el Oficial de ética, quien responde por escrito.

Tener un código de ética con tales requisitos implica mucho trabajo. ¿Qué distingue a una empresa que cuenta con él?, ¿en qué la enriquece?

Yo tenía la misma duda sobre el impacto en la organización, pero es muy importante que los colaboradores formen su conciencia ética. En el instante en el que las personas se dan cuenta de que la ética va mucho más allá, muestran un cambio de conducta. Nosotros vivimos un efecto significativo porque los colaboradores no consideraban que determinadas actitudes de sus jefes fueran asuntos de ética, como la discriminación o la falta de respeto a ciertas normatividades de trabajo. Cuando descubrieron que hay límites y que la empresa está comprometida con ciertos valores hubo una reacción importante, positiva, y el grado de pertenencia aumentó. Se denunció a personas por falta de profesionalismo, trato discriminatorio o maltrato en la empresa y tuvieron que irse. Estas medidas y las encuestas sobre el grado de conocimiento e inserción en la empresa del Código de ética, producen un cambio de actitud. Todo es más claro y queda mejor establecido, pues se sabe a qué nos comprometemos como colaboradores y empresa. El impacto es positivo en las líneas de toda la institución y por consiguiente en la sociedad, sobre todo luego de su acción efectiva. La ética no puede ser cuestión declaratoria, para cumplir un procedimiento, la gente tiene que ver que se aplica, que hay premios y castigos. En ocasiones, una actitud no ética puede ser parte 30

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de la «cultura» de la empresa, y en ese caso, el establecer claramente estos valores ayuda erradicarla y por consiguiente hay un cambio cultural en la empresa.

Así como la responsabilidad social es hoy un valor agregado y se ve bien que una empresa la practique ¿ocurre algo similar con el código de ética?

Me parece que sí y que tiene un efecto tanto interno como social, al igual que la reputación. Creo que cuando la sociedad y los colaboradores ven que la empresa practica y defiende los valores éticos, se siente a gusto trabajando en la misma y la sociedad está orgullosa de contar con empresas donde la utilidad no es a cualquier costo o por cualquier medio. Después de la quiebra de Enron, Estados Unidos promulgó en 2001 la ley Sarbanes Oaxley Act que exige la evaluación de control interno de las empresas que cotizan en bolsa para evitar el fraude y la conducta no ética en los empleados. Esto derivó en una serie de medidas de control interno, como una mayor acción interna al implementar y difundir el Código de ética en las empresas. En nuestra industria, donde trabajamos en el ciclo completo del agua, evidentemente tenemos diversas regulaciones ambientales que debemos seguir de forma estricta. No cumplirlas sería una falta ética y de responsabilidad social. Hay normas regulatorias sobre la calidad del agua para que la misma sea apta para consumo humano. Si no las cumplimos con altos estándares, cuando nuestros clientes abran el grifo tendremos fuertes implicaciones legales, éticas y de reputación. Por ello el compromiso ético de nuestros colaboradores en la organización es uno de los activos más importantes que tenemos que cuidar.



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EL TRABAJO ÉTICO es un buen trabajo CADA ÉPOCA REQUIERE revisar y desechar o revalorar muchas realidades sociales; una muy significativa es el trabajo, actividad humana y realidad ética. Éste no siempre fue considerado como ahora, un derecho humano (proclamado en la declaración de la ONU hace apenas unas décadas). El autor aplica una lupa filosófica, analiza algunas características y lo considera un don y una conquista que enriquece al hombre y le permite, además de crecer individualmente, ofrecer su personal aportación al desarrollo social.

JOSÉ MANUEL NÚÑEZ

En épocas recientes el trabajo se ha revalorado hasta el punto de considerarlo un derecho fundamental del ser humano, cauce y expresión para

insertarse en la sociedad y contribuir con creatividad a su desarrollo. Pero no siempre fue así, a lo largo de la Historia surgieron muy diversas y encontradas concepciones respecto del trabajo. En la antigüedad, por ejemplo, los griegos no lo consideraban una actividad propiamente humana, pues impedía dedicarse a la contemplación, reputada como la actividad adecuada para el hombre libre. 32

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Transcurrieron muchos años, hasta la modernidad, para que el trabajo empezara a valorarse positivamente; camino que se trunca por los matices que le imprimieron el capitalismo y el marxismo, al reducirlo a un intercambio económico o a un mecanismo de explotación. Esta pluralidad de ideas se refleja en las distintas acepciones que el diccionario confiere al término, que van, desde «ocuparse en cualquier actividad física o intelectual», pasando por «intentar conseguir algo con esfuerzo» o más negativas: «afligir o desazonar» o para referirse a «una dificultad, impedimento o perjuicio». No faltan las burlas en la cultura popular: «es tan malo que hasta pagan por hacerlo».


Profesor en la Universidad Panamericana. Licenciado en Filosofía (UP) y doctor en Filosofía (Universidad de Navarra).

TRABAJO: MEDIO PRIVILEGIADO DEL DESARROLLO

Para reflexionar sobre el trabajo y sus implicaciones éticas, lo definimos como: la actividad física o intelectual que permite mediante el empeño y la adecuada elección de los medios, alcanzar, con un sistema o método determinado, un objetivo concreto. Se trata pues, de la consecución de algo complejo o difícil cuyo logro requiere esfuerzo. La capacidad de exigirse facilita a las personas la posibilidad de lograr las realidades que se proponen. El modo más frecuente y habitual del esfuerzo humano en nuestra sociedad es el trabajo. Por ello, la actividad central de cualquier proyecto humano de envergadura implica trabajar. La empresa no es la excepción. El ingrediente principal para alcanzar sus fines: desarrollar mercados, obtener ganancias, generar empleos, es el trabajo de los sujetos que la integran. Esto es tan definitorio, que bien podemos decir que no es otra cosa, que la integración del entramado de actividades particulares unificadas por una misión común. Dicho de modo más sencillo: es la suma del trabajo de las personas que la integran. El trabajo es cimiento fundamental para construir organizaciones y medio privilegiado para el desarrollo de las personas. Como actividad humana es una realidad ética; por el simple hecho de ser humana la integran una serie de obligaciones y derechos.

HAZ EL BIEN Y EVITA EL MAL: ¡PONTE A TRABAJAR!

El primer principio regulador de la ética, llamado principio de sindéresis, se formula «haz el bien y evita el mal». El trabajo es imagen toral de este primer principio regulador del quehacer ético, pues es un modo primordial para realizar el bien. Como es lógico, toda reflexión ética profunda y seria comienza por lo que debe hacerse y, secundariamente, por lo que ha de evitarse. La finalidad de la ética es la consecución de un fin y, por tanto su posibilidad para alcanzarlo se vincula a la realización de una tarea. El talante ético es una expresión del obrar del hombre y se orienta a hacer el bien. Un modo corriente y frecuente para alcanzar nuestros fines cotidianos se relaciona con nuestra actividad, nuestro trabajo. Los hombres hacemos el bien a través de nuestro trabajo.

El trabajo es motor de la persona y las organizaciones. Como realidad compleja abarca distintos aspectos; una dimensión objetiva y otra subjetiva. Quien trabaja realiza una actividad con un resultado externo y, a la vez, se transforma al realizarla. Además, como el trabajo no puede hacerse en solitario, esa tarea tiene un impacto en los demás, ya sea en quienes colaboran o en quienes se benefician del trabajo efectuado. Las dimensiones del trabajo son: 1. Dimensión objetiva: producto entregable (objeto externo, servicio). 2. Dimensión subjetiva: impacto en el sujeto que lo realiza (habilidades desarrolladas, actitudes, destrezas). 3. Dimensión trascendente: impacto en el entorno, mejorando a las personas con quienes se comparte el trabajo o contribuyendo al desarrollo de la sociedad donde se lleva a cabo. Bajo esta división podemos delinear algunas condiciones éticas del trabajo que deben considerar las tres perspectivas y ponderar sus características para que ese trabajo haga el bien.

BIEN HECHO ES FUENTE DE APRENDIZAJE

Comencemos con el ámbito objetivo. La tarea en sí misma. Para que un trabajo sea bueno requiere estar bien hecho: ejecutarse con competencia profesional, con la técnica adecuada y la mayor perfección posible. Para lograrlo, quien lo realiza requiere un conocimiento serio y estar al tanto de los avances que le permitan realizar su tarea con profesionalidad. Un trabajo bien hecho requiere preparación, esfuerzo para mantenerse al día sobre los avances del área de desempeño. Preparación y estudio permanentes, conocer bien el estado de las cosas e incorporar los constantes avances del conocimiento al trabajo personal. Además, es imprescindible una adecuada ejecución. Un trabajo serio y competente implica cuidar multitud de pequeños detalles. Terminarlo con esmero y pulcritud, cumplir con los tiempos de entrega de los productos o servicios y atender todos los aspectos involucrados en la responsabilidad 342

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No está terminada una tarea si no se reflexiona sobre los aspectos que podrían mejorarse para realizarla de modo más eficaz y certero en el futuro. asumida. En definitiva, maestría en la ejecución. Como señala el poeta Antonio Machado: «despacito y buena letra, que el hacer las cosas bien, importa más que el hacerlas». Sin duda, también hay que considerar el ingrediente de la suerte, como bien se ilustra en la narración de El viejo y el mar. Una anécdota que relata un prestigioso abogado ilustra la importancia del bien hacer en el trabajo. Este hombre contaba su vieja amistad con un juez y un litigante. Al litigante le reclamaban frecuentemente su mala redacción. Para ayudarle, el juez, en una ocasión, después de leer una demanda mal redactada dictó en su sentencia «hágase lo que se pide», y era tan mala la explicación del postulante que no pudo ejecutarse nada, pues no fue capaz de aclarar lo que se pedía. Un trabajo realizado a conciencia supone el acopio de experiencia, de modo que sea fuente de aprendizaje. No está terminada una tarea si no se reflexiona sobre los aspectos que podrían mejorarse para realizarla de modo más eficaz y certera en el futuro. Así el trabajo se convierte también en una suerte de anticipación de los futuros quehaceres y es probable que, el paso de los años y la repetición de tareas, hagan al experto capaz de realizar su trabajo de modo más acabado. Quizá la palabra apropiada para determinar un trabajo bien realizado es profundidad. Poner atención en la tarea que se realiza y mantener fijo el objetivo por el cual se desempeña. No perder de vista el impacto que tiene en el entramado del trabajo de otros cuyos logros, en muchos casos, serían imposibles si no entregara cada uno su parte de la mejor manera. Hacerlo con perspectiva, de modo que cada aspecto se mantenga intencionalmente 34

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vinculado a los objetivos más relevantes que se persiguen. Es, valga la insistencia, la precisión del cirujano, la estrategia del director, la sazón del chef. El primer elemento de un trabajo ético es pues un buen trabajo. Sin profesionalismo no se podría señalar como ético en sentido pleno.

ME CAMBIA Y HABLA DE MÍ

Con respecto al aspecto subjetivo del trabajo, ¿qué le sucede a la persona que lo realiza? En cierto sentido trabaja a sí misma, cambia mientras trabaja. Un buen trabajo es fruto de un buen trabajador y se es tal al realizar un buen trabajo. Son tantas y tan intensas las horas que pasamos trabajando, que nuestro trabajo manifiesta cómo somos, y a la vez, somos consecuencia del modo como trabajamos. Es evidente que existe una relación entre nuestro ser y nuestro quehacer. Nuestras acciones reflejan nuestro ser, no podemos hacer algo que no esté de un modo u otro entre nuestras capacidades. Simultáneamente las acciones humanas dejan un poso en quien las realiza, de modo que la persona va siendo su quehacer, no de modo total, pero sí generando un reflejo de su quehacer en su modo de ser. Si atendemos a la maestría en la ejecución, podremos conocer el modo de ser de una persona por el tipo de trabajo que entrega. Cuando alguien ejecuta habitualmente su trabajo de un modo ordenado, eficaz, competente, ese trabajo «dice» esas características de quien lo realiza, habla de sus hábitos, virtudes y defectos. Para una valoración adecuada se requiere revisar el desempeño a lo largo de una trayectoria, no basta un hecho aislado, que puede ser fruto de una casualidad positiva o negativa. Un aspecto más íntimo son las motivaciones e intenciones por las que cada persona desempeña un trabajo. Pueden ser de mayor o menor calado y propiciar que se convierta en alguien que busca un bien profundo y trascendente o una simple ventaja pragmática. La intencionalidad en el trabajo permite a cada uno conocer sus valores más profundos. Una persona puede trabajar objetivamente bien por motivos banales, por miedo o por la satisfacción de cumplir con un deber. Y puede también hacerlo por motivaciones más profundas: contribuir al bienestar de su familia, al progreso de su país, a su desarrollo integral como persona.


BIEN HECHO Y CON BUENA INTENCIÓN

Aunque las motivaciones impactan el modo de trabajar no son definitivas para explicar un trabajo bien hecho. Pueden encontrarse motivaciones banales en trabajadores competentes y profundas en trabajadores menos profesionales. Las motivaciones de fondo dan una perspectiva antropológica que impacta de modo más o menos pleno en el trabajador, pues le permite realizarse como persona de un modo más o menos intenso. Las motivaciones también son muy relevantes para sostener al hombre en las situaciones adversas o de dificultad y en su capacidad para sostener el trabajo bien hecho por largos periodos. Es importante mirar el fin a lograr de modo que, por modesto que sea el trabajo de una persona, sepa que está contribuyendo a una tarea magnánima. Lo relataba de este modo un joven empresario para explicar la misión de su negocio: «Antes vendía juguetes, hoy llevo alegría a muchos niños». El matiz supone más que un mero juego de palabras, las dos versiones son verdaderas, pero es más entusiasta la segunda. La intencionalidad marca una dirección radical en la bondad de una tarea y en su calificativo ético. No puede haber un trabajo bueno sin una intención también buena. Aunque, como sabemos, la sola intención no basta para calificar un trabajo como bueno, se requiere que también lo sea objetivamente. Además de buscar el bien es necesario hacerlo de buena manera.

CUANDO HAY ESPERANZA SE DELINEA EL FUTURO

Una persona trabaja porque tiene esperanza. Aspira a lograr algo y se cree capaz de conseguirlo si se esfuerza. La confianza es fundamental para la realización feliz del trabajo y totalmente contrapuesta a quien trabaja por miedo o imposición. Una persona trabajadora tiene la convicción de que empleando una serie de medios será capaz de suscitar un futuro diverso, el futuro para el cual trabaja. El trabajo templa el carácter y desarrolla un sinnúmero de cualidades que facilitan o dificultan la convivencia. Se aprende a valorar las aportaciones de los demás, se reconoce el valor del trabajo de quienes, cerca de nosotros, contribuyen con su esfuerzo a lograr la tarea conjunta.

La colaboración permite desarrollar muchas virtudes: se aprende a ser humilde, a escuchar y aprender de otros. A ser afable y ayudarlos a mejorar su tarea. Se practica la paciencia como ingrediente para esperar el fruto del esfuerzo y conjugar las diferentes capacidades y ritmos en la consecución de los fines deseados. En el trabajo se generan ambientes de alegría, camaradería, entusiasmo o sus contrarios. Un lugar agradable para trabajar es consecuencia de gente feliz laborando conjuntamente y de que compañeros y colaboradores reconocen la importancia de la tarea realizada. El trabajo inspira y mueve a otros, anima en las dificultades y permite conservar el afán de logro.

ES DON Y ES CONQUISTA

El modo como se dirige el trabajo de otros es elemento fundamental para propiciar que sea armónico y libre. Quien gobierna ha de mantener el sentido de todos los que componen un equipo. De aquí se desprenden compromisos éticos ineludibles para que las condiciones de trabajo permitan que sea digno. La dignidad del trabajo requiere saber apreciar las tareas de los demás. Implica una remuneración que permita satisfacer con holgura las necesidades propias y de su familia. Proveer un ambiente que facilite el desarrollo de las personas, desde una relación educada y de camaradería, hasta oportunidades de mejora, ya sea con tareas de mayor responsabilidad o fortaleciendo el sentido de pertenencia, la técnica y las motivaciones para realizar con mayor impacto una tarea y mantener el deseo y disfrute en su desempeño.

Para que un trabajo sea ético debe estar bien hecho: ejecutarse con competencia profesional, con la técnica adecuada y la mayor perfección posible. 342

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El trabajo tiene una dimensión de don y de conquista. Es un don porque cada uno despliega sus potencialidades y aporta a la sociedad un aspecto genuino y personal que posibilita una mejora en su entorno, es conquista porque con empeño se consigue provocar o producir aquello que para conseguirse demanda esfuerzo. El mundo del trabajo propicia el encuentro con otras personas y permite la socialización. Si alguien realiza su trabajo con alegría, lo entrega a los otros y además agradece el servicio que los demás prestan para conseguir el objetivo común, contribuye, con estas actitudes, a construir una sociedad más justa y armónica. Un dirigente que valora el trabajo de todos y pondera la necesidad de cada tarea para lograr la meta conjunta, ayuda a desarrollar personas dignas, que se saben valoradas y valiosas pues este reconocimiento manifiesta que se les aprecia como personas y no simplemente como engranajes de una maquinaria.

BUEN TRABAJO O TRABAJO BUENO

Trabajar y vivir éticamente no guardan entre sí una relación superpuesta. Como acción humana, el trabajo tiene una dimensión ética permanente que no se añade ni se quita, es una cualidad que surge desde dentro e impacta toda tarea. Así, cabe distinguir entre un trabajo bien hecho y un trabajo bueno, pues puede hacerse de manera muy profesional algo malo, ningún trabajo puede ser plenamente bueno –por más profesional que sea– si no está orientado al crecimiento radical de la persona y la sociedad. Así como puede decirse que el objetivo de la ética no es la buena vida sino una vida buena, el objetivo del trabajo no es hacer un buen trabajo sino hacer un trabajo bueno. Pero el trabajo es sólo una dimensión de la existencia y la vida ética no se reduce a él, demanda armonía en las otras esferas. Un hombre bueno no es sólo buen trabajador, también buen padre o madre, buen ciudadano o ciudadana, que se esfuerza por desplegar en los diversos ámbitos de su existencia todo su potencial y capacidad por ser mejor e influir en una mejor vida para los demás. El trabajo influye mucho en la personalidad del hombre y la mujer de hoy, no se entendería una persona buena sin incluir de manera central su trabajo. No sólo la tarea remunerada, sino toda actividad que contribuya a alcanzar los fines propuestos. El trabajo es medio para conseguir fines importantes. Con él construimos una mejor sociedad y contribuimos a generar los bienes y servicios que permiten una vida digna. A la vez, tiene una conexión real con el desarrollo del cada individuo. Trabajar es un medio para crecer nuestros talentos, descubrirnos valiosos y capaces de aportar riqueza material y espiritual en nuestro entorno. Los fines que nos proponemos con nuestro trabajo enmarcan su grandeza. Un trabajo es tan valioso como lo es el fin hacia el que se ordena. Por eso la dimensión más profunda y su valoración ética depende de la respuesta que demos a la pregunta: ¿Para qué trabajamos?

El trabajo es cimiento fundamental para construir organizaciones y medio privilegiado para el desarrollo de las personas. De este modo se consigue aquilatar la diferencia de trabajar para y trabajar con. Se trabaja para alguien cuando la subordinación o el servicio tienen como destinatario a alguien y supone una absoluta sumisión. Se trabaja con cuando la misión de quien trabaja trasciende la jerarquía de mando y el trabajo se concibe como colaboración y no como subordinación. Es importante lograr un ambiente en que las personas vislumbren la trascendencia de su trabajo y su impacto en el desarrollo global del entorno. Un ambiente donde cada uno sea reconocido porque su trabajo contribuye a lograr un mejor entorno.

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¡EMPECEMOS TODO DE NUEVO!

Hasta conseguir que la ética sea relevante

PARECIERA QUE ALGUNAS INSTITUCIONES han perdido el foco, al centrarse en la productividad y en la eficiencia, dejando de lado a la persona. La empresa que busque llamarse «ética», necesita un giro, ahora deberá orientar su comportamiento a la realización plena de las personas que la integran, hasta conseguir que sean virtuosas. GERMÁN SCALZO ¡Oh Pan y demás divinidades de estas ondas! dadme la belleza interior del alma, y haced que el exterior en mí esté en armonía con esta belleza espiritual. Que el sabio me parezca siempre rico; y que yo posea sólo la riqueza que un hombre sensato puede tener y emplear. Platón (Fedro)


Profesor de Ética de Negocios en la Universidad Panamericana y miembro del Sistema Nacional de Investigadores. Licenciado en Administración de Negocios por la Universidad Austral, en Argentina. Maestro y doctor en Cultura Organizacional por el Instituto Empresa y Humanismo de la Universidad de Navarra.

Recientemente el ya célebre filósofo Alasdair MacIntyre publicó un polémico artículo titulado: «The Irrelevance of Ethics». Éste comienza

citando las palabras de Sócrates al final del Fedro, mismas que utilizamos aquí como epígrafe. Según MacIntyre, Platón nos presenta en estas líneas una opción: que nuestras actividades se midan según los estándares de la virtud o, por el contrario, por los del dinero; más no por ambos, hay que elegir entre ellos. Inmediatamente denuncia un cierto desconcierto en la enseñanza de la ética en los negocios. El artículo es provocativo, pero bienintencionado. MacIntyre ha dejado bien atrás su pasado marxista para declararse abiertamente tomista. Asegura que no es que haya algo en la actividad de hacer dinero en sí que sea difícil de reconciliar con los mandatos de las virtudes sino que, con demasiada frecuencia, los individuos están moralmente equivocados y no han entendido cómo deben actuar para que su actividad sea, además, virtuosa. «Lo que falta en tales individuos, y lo que se reclama, es una dimensión ética.» 1 Este reclamo, lamentablemente, se ha convertido en un lugar común en la crítica social, por lo general cargada de moralina y cierta ingenuidad. Lo cierto es que esta brecha entre ambos modos de medir nuestras acciones es cada vez más evidente. Por ejemplo, como muestra en un imperdible artículo del teórico de los negocios Jeffrey Pfeffer, quien asegura que existen compañías admiradas a nivel internacional que poseen condiciones laborales lamentables. La yuxtaposición de admiración y éxito financiero a expensas de «acuerdos laborales tóxicos e infernales» refuerza la visión de que, más allá de los valores o liderazgo que profesan, lo que verdaderamente importa es que los directivos y las empresas sean ricos y exitosos. «Como una droga, el dinero y el status se vuelven adictivos».2

¿SE PUEDE ENSEÑAR LA ÉTICA?

La ética nos exige una convicción verdadera para ser efectivo y enseñar a alguien a ser ético resulta bastante complicado pues, quienes carecen de ella, instrumentalizan todo esfuerzo educativo. Ya decía Aristóteles que para una vida virtuosa se requieren ciertas disposiciones del carácter, las cuáles se for-

talecen con el desarrollo de la virtud. El problema está en que precisamente son los que carecen de un carácter formado quienes más necesitan educación moral, pero no están en condiciones de reconocerlo, y por lo tanto no se benefician de los cursos de ética. Para resolver esta paradoja MacIntyre señala ciertos hábitos a desarrollar: 1. Un templado realismo sobre uno mismo, lo cual requiere autoconocimiento, humildad, criterio para evaluar riesgos y fortaleza para hacerles frente. 2. Reconocer que el logro del bien propio es inseparable del logro de algún tipo de bien común, a través de bienes que puedan ser compartidos con los demás. 3. No enfocarse en el presente a expensas del futuro, ni viceversa, ello implica «saber en cuáles proyectos hay que persistir, incluso cuando vayan mal, y cuáles deben dejarse a un lado. Es preferir un fracaso honorable a un éxito deshonesto y saber qué hacer cuando uno fracasa. Es entender la importancia de contribuir a proyectos que han comenzado antes de haber nacido y que seguirán incluso después de nuestra muerte. Es saber a qué historia uno pertenece»3. Sin embargo, en el actual mundo de los negocios pareciera que, quienes pretenden ser exitosos consideran que «la ética no sólo es irrelevante, sino probablemente una desventaja insuperable».4 No continuaré con los argumentos que MacIntyre desarrolla con un tono marcadamente pesimista sobre el rol del dinero en la sociedad moderna, aunque sí me interesa resaltar su acertada conclusión: «¿Cómo vamos a hacer relevante la ética? Tenemos que empezar todo de nuevo»5. En efecto, para tomarse en serio a la ética –o lo que es lo mismo, para tomarse en serio al hombre– hay que dejar atrás el reductivo modelo antropológico que configuró la moderna economía política, al erigirse como ciencia autónoma para ofrecer una explicación alternativa al orden social. La empresa moderna surgió en ese contexto intelectual, y la tan cuestionada business ethics emergió como una manera de atenuar los efectos perniciosos que se derivan de un planteamiento tan estrecho, como erróneo. 342

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LA ÉTICA SUFRE UNA CRISIS

MacIntyre expresa abiertamente su desencanto por el proyecto ético de la Ilustración6 y resalta la importancia de la historia y la antropología en la filosofía moral, así como la noción de tradición. Asegura que el voluntarismo de la moral de finales del siglo XVII y XVIII desestimó la posibilidad de encontrar en las acciones humanas un fin último que dé unidad y sentido al proyecto vital. Así, todo intento contemporáneo de encarar cada vida humana como una unidad, cuyo carácter provea a las virtudes de una finalidad adecuada, encuentra serios obstáculos, pues la modernidad ha fragmentado la vida en una multiplicidad de roles, cada uno de ellos sometido a sus propias normas y modos de conducta. Las propuestas morales propiamente modernas –Hume, Smith, Kant, Kierkegaard y muchos otros– que rechazaban una concepción de finalidad de la naturaleza humana, estaban destinadas al fracaso. El proyecto de la Ilustración era dotar a la moral de una justificación racional y secular, sin embargo también resultó inviable. Ya que entre ambas posturas es imposible un acuerdo, se impuso un diseño que emana del poder, y se cristaliza en la burocracia: «la racionalidad burocrática es la racionalidad de unir medios y fines económica y eficientemente»7.

1. La idea de una práctica Una práctica es «cualquier forma coherente y compleja de actividad humana cooperativa socialmente establecida, a través de la cual se alcanzan bienes internos a dicha forma de actividad».9 Implica bienes externos –también llamados de la eficiencia– y bienes internos –o de excelencia–. A diferencia de los bienes externos, el logro de bienes internos supone un bien común para la comunidad en cuyo seno la práctica se lleva a cabo, así como el desarrollo de una virtud en quien la realiza. «La riqueza material surge, en último término, de esa riqueza inmaterial pero patente: la donación y el mutuo servicio que son elementos constitutivos de toda comunidad».10 El desarrollo de virtudes es fundamental, no sólo porque en función de ellas se define la relación con las demás personas sino también porque sin ellas, las prácticas no podrían resistir el poder corruptor de las instituciones. 2. Un orden narrativo de la vida humana La noción de orden narrativo es consecuencia de la fragmentación vital que se produjo en la modernidad, de la que Max Weber realiza un brillante diagnóstico. Para entender lo que alguien hace hay que situar la acción narrativa en un conjunto de historias, resaltando su sentido histórico. La inteligibilidad como vínculo entre la acción y la narración, y el carácter impredecible del ser humano coexisten con un carácter de finalidad para que nuestras vidas encuentren su proyección hacia el futuro.11 La identidad personal se configura en esta narración, donde la inteligibilidad y la responsabilidad son elementos esenciales, y la unidad permite ordenar los bienes y comprender el propósito y contenido de las virtudes.

La modernidad ha fragmentado la vida en una multiplicidad de roles, cada uno de ellos sometido a sus propias normas y modos de conducta. El proyecto moderno se agotó con Nietzsche,8 considerado el último representante del individualismo liberal, por lo que MacIntyre en el capítulo final de After Virtue propone recuperar la ética aristotélica y la dimensión narrativa de la vida. Por ello las virtudes comparecen como el elemento más importante de esta tradición. Para repensar las virtudes necesitamos tres elementos: 40

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3. Una tradición moral La tradición se construye al coincidir la identidad histórica y la identidad social del hombre, es decir, su pertenencia a distintas comunidades. Estas relaciones, que influyen en las prácticas, vinculan las virtudes con el pasado y futuro de una comunidad, es decir, con su tradición. Las tradiciones vivas continúan una narrativa incompleta que continuamente está en diálogo con los bienes que se han propuesto


alcanzar. En última instancia, es el ejercicio de las virtudes lo que mantiene viva una tradición. La dimensión narrativa ayuda a pasar de un discurso lógico-científico a otro de tipo histórico-vivencial, en el que la dimensión ética emerge de manera más natural, como en cierto sentido recoge el fenómeno de storytelling, cuya recepción en el ámbito del management ha sido muy positiva.

TRES ELEMENTOS, UNA ÉTICA

La empresa es una vía para organizar la sociedad, a partir de un enfoque humanista de realidades como el trabajo, la creación de propiedad y la riqueza en común.

Toda ética demanda tres puntos: bienes, normas y virtudes.12 El primero se refiere a la finalidad de la acción humana, es decir, la ordenación al fin. «Es en actividades tan elementales como las que sustentan y preservan la vida de un individuo, tan biológicamente universales como las que provienen de las relaciones familiares y de parentesco, y tan ilimitadas como las que proporciona a uno la educación inicial en las artes productivas, prácticas y teoréticas, que el individuo se descubre a sí mismo inevitablemente como un ser que se erige según normas hacia fines que son, en tanto que fines, reconocidos como bienes».13 Precisamente por su relación con las inclinaciones naturales, estos bienes se recogen en los preceptos de la ley natural. Hay una conexión entre las inclinaciones naturales y los preceptos, ya que «cuando descubro que mi vida, como hecho biológico y social, está parcialmente ordenada por regularidades que expresan aquellas tendencias primarias hacia fines particulares, entonces soy capaz, al dirigir autoconscientemente mis actividades a aquellos fines, de hacerlos míos por segunda vez y de una manera nueva, y si he entendido mi propia naturaleza, hacerlo así será racional para mí».14 Son entonces los «bienes reglados» (por los preceptos de la ley natural) quienes guían el desarrollo de las virtudes. ¿Cómo se hacen operativos dichos fines? A través de formas cooperativas de actividad que permitan a sus participantes buscar la excelencia, a la vez que los fines propios de tal actividad. Por lo tanto es un imperativo que la empresa sea una de tales formas cooperativas, pues en la sociedad actual «la que unifica y organiza a los hombres es la empresa»,15 por lo que conviene aprovechar las oportunidades de desarrollo personal que la misma ofrece. «A pesar

de todo, la empresa sigue siendo una de las pocas vías que por su propia naturaleza permanece abierta para lograr un nuevo y más amplio sentido de la acción humana, un modo mejor y más justo de organizar la sociedad, a partir de un enfoque humanista de realidades tan importantes como el trabajo y la creación de propiedad y riqueza en común»16.

LOS HOMBRES PRUDENTES Y LA EMPRESA

El desarrollo de las virtudes en la práctica es imposible sin el sentido clásico de prudencia. Aristóteles define esta virtud como «un hábito práctico verdadero, acompañado de razón, sobre las cosas buenas y malas para el hombre».17 La prudencia es una cualidad que perfecciona la razón práctica intrínsecamente, y por lo tanto, una virtud intelectual, aunque tiene la particularidad de que, siendo una virtud intelectual, adquiere un carácter moral al permitir que puedan ejercitarse las virtudes del carácter. En efecto, la prudencia es la virtud rectora (auriga virtutum) de la vida humana, que le permite al hombre descubrir el bien para alcanzar la felicidad. La primacía de la prudencia sobre las demás virtudes descansa sobre las raíces fundamentales de la filosofía clásica. «El principio de la primacía de la prudencia refleja, mejor quizá que ningún otro postulado ético, la armazón interna de la metafísica cristiano-occidental, globalmente considerada; a saber: que el ser es antes que la verdad y la verdad es antes que el bien».18 342

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¿Cómo se adquiere la prudencia? Con la educación en el seno de una comunidad y la experiencia. Es indispensable la participación en una práctica, pues dicho aprendizaje no es teórico sino práctico, se da en la deliberación y la acción. De ahí que la empresa ofrezca un excelente contexto para el desarrollo de una práctica. Según Aristóteles, las virtudes intelectuales se incrementan con la educación, mientras que las morales, con la costumbre o repetición de actos semejantes precedidos de elección reflexiva.19 La elección es «un deseo deliberado de cosas a nuestro alcance»20 y el acto propio de la prudencia es deliberar acertadamente para la vida buena. La prudencia perfecciona la capacidad de deliberación sobre aquello que contribuye a la felicidad, pues «la prudencia recae sobre lo que es justo, bello y útil para el hombre».21 Por ello sólo el hombre virtuoso puede alcanzar la felicidad. Por su parte, quien subordina la racionalidad moral a la lógica del éxito económico o de la eficiencia, está vedando dicha posibilidad para sí, pero especialmente para los demás, quienes tienen que padecer las consecuencias de dicha inversión de fines. Es entonces cuando todo discurso moral se vuelve irrelevante, pues nos encontramos ante una humanidad desesperanzada. La empresa moderna, que parece erigida sobre cimientos filosóficos y políticos de corte individualista, en ocasiones puede expresar tal desesperanza. Al final de After Virtue MacIntyre nos recuerda que la humanidad ha superado épocas de barbarie y oscuridad preservando ciertas formas de comunidad, aunque advierte que esta vez los bárbaros «no están fuera» sino en el gobierno de las distintas formas de organización social, en especial de las empresas. Es precisamente por ello que hay que transformar las organizaciones «desde dentro», desde su misma vitalidad –que son las personas– y para ello es necesario que toda racionalidad emane de la verdad de la persona, expresada en una acción ética renovada. La ética profesional no es un correctivo que se añade a la acción humana, y del que se pueda prescindir, es la misma acción del hombre en toda su profundidad y complejidad, y a ella debe subordinarse cualquier otra lógica o racionalidad. Es por eso que MacIntyre ha vislumbrado con agudeza que hay que empezar de nuevo, y aunque su mensaje pueda parecer pesimista o escéptico, en la frase final de su libro queda patente la esperanza. La misma reza: «No estamos esperando a Godot, sino a un nuevo San Benito».22 42

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MacIntyre (2015), p. 8 Pfeffer (2016), p. 1. 3 MacIntyre (2015), p. 10 4 MacIntyre (2015), p. 17 5 MacIntyre (2010), p. 14 6 El proyecto comienza con After Virtue: a Study in Moral Theory (1981) y continúa con Whose Justice? Which Rationality? (1988) y Three Rival Versions of Moral Enquiry (1990). Aunque admite que no es parte de dicho proyecto, MacIntyre presenta Dependent Rational Animals: Why Human Beings Need the Virtues (1999) como una continuación y corrección del mismo. Véase MacIntyre (1999). 7 MacIntyre [1981 (2007)] p. 25 8 MacIntyre [1981 (2007)] capítulo 9 9 MacIntyre [1981 (2007)] p. 187. Luego aclara de no confundir «practices with institutions, which are characteristically and necessarily concerned with external goods»; p. 194 10 Martínez, Echevarría (2013), p. 165 11 González, Pérez (2006) p. 81 12 «Ética para directivos y consejeros», Véase Regojo (2014), es un excelente manual estructurado en torno a estos tres elementos. Polo presenta un esquema similar en su Ética (1995) 13 MacIntyre (1991) p. 66 14 MacIntyre (1991) p. 66 15 Alvira (1989), p. 9 16 Martínez Echevarría (2013), p. 161 17 EN VI-5 1140b. 18 Pieper, J. (1957) p. 58 19 EN III-2 y 3 20 EN III-3, 1113a 21 EN VI-12 1143b 22 MacIntyre [1981 (2007)] p. 263. «Esperando a Godot» es una obra de Beckett que representa lo absurdo de la esperanza, así como la falta de sentido de la vida humana. La referencia a San Benito representa la resignificación del trabajo humano en toda su profundidad. 1

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BIBLIOGRAFÍA Alvira, Rafael (1989) «¿Qué es el humanismo empresarial?», Cuadernos Empresa y Humanismo, nº 17, Pamplona. quino, Tomás de (2006), Summa Theologiae, Cambridge University Press, Cambridge. Aristóteles (1988), Ética a Nicómaco, Traducción: Julio Pallí Bonet, Gredos, Madrid. (EN) Aristóteles (1988), Política, Traducción: Manuela García Valdés, Gredos, Madrid. (Pol.) González Pérez, Juan (2006) «Una biografía intelectual de Alasdair MacIntyre», Cuadernos Empresa y Humanismo, nº 97, Pamplona. MacIntyre, Alasdair (1967) A Short History of Ethics, Routledge & Kegan Paul, London. MacIntyre, Alasdair [1981 (2007)] After Virtue, Duckworth, London. MacIntyre, Alasdair (1988) Whose Justice? Which Rationality?, University of Notre Dame Press, Notre Dame, Indiana. MacIntyre, Alasdair (1990) Three Rival Versions of Moral Enquiry. Encyclopaedia, Genealogy, and Tradition, University of Notre Dame Press, Notre Dame, Indiana MacIntyre, A. (1991) Persona corriente y Filosofía moral: reglas, virtudes y bienes, Conferencia pronunciada el 24 de enero de 1991 en la Universidad de Dallas, The Marquette University Press. MacIntyre, Alasdair (1999) Dependent Rational Animals: Why Human Beings Need the Virtues, Open Court, Chicago y La Salle. MacIntyre (2015) «The irrelevance of ethics», in Virtue and Economy. Essays on Morality and Markets, ed. by Bielskis, A. and Knight, K., Ashgate, Farnham, pp. 7-20. Martínez Echevarría, Miguel Alfonso (2013) «Filosofar con el martillo o con la empresa», Humanizar emprendiendo: Homenaje a Rafael Alvira, Cuadernos Empresa y Humanismo, nº 123, pp. 153 a 171 (2013). Pfeffer, Jeffrey (2016) «Why the Assholes are Winning: Money Trumps All», Journal of Management Studies, pp. 1-7. Pieper, Josef (1957) La prudencia, Rialp, Madrid. Polo, Leonardo (1995) Ética. Hacia una versión moderna de los temas clásicos, Unión Editorial, Madrid. Regojo, Pedro (2014) Ética para directivos y consejeros. Cómo construir empresas excelentes y socialmente responsables, EUNSA Astrolabio, Pamplona. Sellés, Juan Fernando (1999) «La virtud de la prudencia según Tomás de Aquino», Cuadernos de Anuario Filosófico, nº 90, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Navarra, Pamplona. Sellés, Juan Fernando (2000) «Razón teórica y Razón práctica según Tomás de Aquino», Cuadernos de Anuario Filosófico, nº 101, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Navarra, Pamplona.



alta dirección dilemas éticos empresariales

¿LUCHAR O BAJARSE

DEL BARCO?

Esta sección presenta dilemas empresariales buscando afinar el razonamiento ético. A cada problema sigue la respuesta de algunos asesores que conocen y manejan los principios éticos y se mueven en el ámbito empresarial.

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Recientemente me incorporé como director comercial en una empresa del sector inmobiliario. Es un puesto nuevo, pues antes se encargaba de mis funciones el director de negocios. Al ingresar, me llamó la atención lo relajado del ambiente entre los ejecutivos de ventas, quienes no trabajan en equipo, sino en dos bandos: uno leal al director de negocios (al que le reportan más que a mí) y otro dispuesto a trabajar conmigo. Por otro lado, el sueldo de los vendedores es bajo y su ingreso fuerte proviene de las comisiones. Poco a poco he descubierto algunas irregularidades, encontré que la empresa tiene retrasos de más de un año en el pago de las mismas, incluso hay trabajadores que ni siquiera pasan las facturas para cobrar. También existe un arreglo off the record con el director de negocios para cobrar las comisiones directamente a los clientes, siempre y cuando los precios de venta estén arriba del mínimo autorizado por él y se le brinde un porcentaje de la comisión. Acudí al director general para comentar tales anomalías y, aunque se mostró sorprendido, mencionó que no lo considera un problema grave pues con tales prácticas se evitan gastos a la empresa, que el director de negocios gana poco, no tiene bonos y que esto puede funcionar para completar su ingreso. Estoy extrañado y desanimado, sin embargo me parece que pensar en cambiarme de trabajo es una salida fácil, pues una vez que te has topado con la corrupción, tu deber como persona y ciudadano es combatirla. ¿Qué hacer ante este panorama?


LOS ASESORES SUGIEREN

METAS CLARAS, CAMBIOS REALES Es verdad que uno tiene la obligación de resistir y combatir el mal. También es cierto que, para hacerlo, debe evaluar su capacidad de transformar una realidad concreta. Desde mi perspectiva, a esa empresa le aquejan muchas deficiencias. Entre ellas, falta profesionalismo pues es un grave mal retrasar los pagos de quienes -a decir de usted y del propio director general- tienen un ingreso insuficiente. Una empresa que ahorra en el sueldo de sus empleados y consiente que se compensen con cobros arreglados es, en cierto sentido, cómplice de los mismos y con su desidia fomenta que haya remuneraciones por debajo del agua. Entiendo su deseo de combatir la corrupción y cambiar la realidad, pero lo animo a ponerse metas más claras y un tiempo perentorio para lograr los cambios, o mejor cambiar de trabajo. Felipe Jiménez Filósofo dedicado a docencia

NO SÉ SI LLAMARLO CORRUPCIÓN Estimado director comercial: el dilema que expones presenta diversas aristas. La primera y más importante de ellas es la convicción ética del director general (o su ausencia, para ser más específicos en este caso). Cuando la dirección general no está convencida del valor de la ética, entonces sienta el «tono» del comportamiento en el interior de la empresa y direcciona una serie de conductas y acciones en un sentido. En estos casos no hay código de ética, ni control alguno que alcance a detener lo que él mismo provoca y permite en su empresa. Es la alta dirección quien debe ser la primera en manifestar y vivir una serie de valores que construyen la reputación de la empresa, hacia su interior y hacia los stakeholders involucrados con ella. Además, se notan otros problemas estructurales, por ejemplo, la liquidez de la empresa y un sistema de incentivos no alineados a la estrategia, tanto de los vendedores como de los directores. Pero estos problemas son secundarios con respecto a la convicción de la que hablamos antes. Mi sugerencia es no desgastarse y buscar lo antes posible una empresa que esté alineada a tus valores y convicciones. La corrupción es el abuso de un poder dado en beneficio propio, si este abuso es consentido por quien dio ese poder no sé si llamarla corrupción. Rodrigo Villaurrutia Profesor de Ética de la empresa

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ÓPERA

Razón, poesía y música SI EXISTE UN ARTE SUMAMENTE COMPLETO, ése es la ópera. En ella coinciden la poesía, el canto, la música, las artes plásticas y la danza. Cada representación invita al espectador a dejarse llevar por la belleza del espectáculo, pero sobre todo por el encanto de la música y de las historias que se narran. CECILIA SABIDO


Doctora en Filosofía por la Universidad de Navarra. Licenciada en Filosofía por la Universidad Panamericana. Experta en temas de Estética y Filosofía del Arte. Directora de la Compañía de Teatro de la Universidad Panamericana.

Sin duda la manifestación artística más compleja de nuestro tiempo es el cine. Cada producción, por sencilla que sea, reúne las expresiones

creativas más complejas y nace de la reunión del talento de los guionistas, fotógrafos, actores, músicos, escenógrafos, vestuaristas, etcétera. Muestra de ello son todas las nominaciones que una sola película puede recibir en una gala de premiación. El lugar que hoy ocupa el cine en la vida artística lo tuvo durante muchos siglos la ópera. Acudir a este espectáculo era, sin duda, uno de los acontecimientos más importantes de la sociedad y los cantantes solían tener la fama que hoy corresponde a los artistas de la pantalla. Mis abuelos, sin ir más lejos, se conocieron y se enamoraron durante una temporada de ópera en Bellas Artes y dieron nombre a mi madre en honor de una famosa soprano, Claudia Muzio. (Cosa curiosa, mi madre no puede escuchar ópera sin desesperarse y el gusto tuvo que saltar una generación). En el siglo XX, aunque la ópera aún se creó, produjo y cantó, perdió mucho del protagonismo que tuvo desde sus orígenes, a finales del siglo XVI. Se ha convertido en arte de especialistas, pasión de diletantes, nota de personas cultas. Todo el mundo reconoce una que otra aria, gracias a la popularización de ciertos espectáculos, pero cada vez son menos quienes pueden decir que han escuchado o presenciado una función completa. Tengo amigos, sin embargo, que aún esperan con verdadera emoción la temporada de ópera y tararean alguna pieza de camino a casa, amigas talentosas que dedican su tiempo a preparar su voz y emociona lo más profundo de mi corazón escucharlas interpretar una «Casta Diva» de Norma de Bellini (mi ópera favorita) o el «Liebestod» del Tristán e Isolda de Wagner. En particular, pienso en la profunda alegría que un amigo siente al ver una representación del L’elisir d’amore de Donizzeti. Es tal su pasión que, cuando pienso en ópera inevitablemente pienso en él.

LA ÓPERA: MEZCLA DE ARTES

Aunque nació en pleno periodo barroco, la ópera fue concebida en el seno del humanismo renacentista. Sus orígenes se remontan al mismo entorno artístico en que se gestaron las obras de Leonardo y

Michelangelo: la corte de los Medici. En la casa del Duque de Bardi se reunía un grupo de humanistas, músicos, poetas e intelectuales que se hacían llamar la «Camerata di Bardi» o la «Camerata florentina». Estaban convencidos de una alta misión: rescatar la música del estado de corrupción en la que –según ellos– se encontraba. Además de ser artistas, todos estaban profundamente influidos por una teoría: consideraban que la música polifónica ocultaba la esencia y la claridad del texto y que la música debía ser corregida para mejorar su sociedad. Creían, con los griegos clásicos, que la música contribuía a la formación moral de los jóvenes, y pensaban –aunque no es del todo cierto– que la tragedia clásica debió ser cantada más que hablada. Tras una detenida lectura de las fuentes humanistas, el grupo se dio a la tarea de «reproducir la tragedia griega original» con todos los elementos que Aristóteles había registrado en su Poética: historia, personajes, poesía, estilo, espectáculo y música.1 Esta pequeña agrupación rindió notables frutos en poco tiempo, aunque el resultado estuviera muy alejado de las obras clásicas. En realidad, mezclaron todas las artes de su tiempo: el fasto de los carnavales y sus danzas, las mascaradas venecianas, con sus vestuarios y decorados, que por lo general estaban a cargo de un intendente dell’arte; los madrigales y pastorales que solían representarse como divertimentos en aquel tiempo y que eran esencialmente poesías musicalizadas; solicitaron a los poetas que escribieran historias basadas en los personajes y las fábulas de la mitología grecolatina para la tragedia, y que rescataran las situaciones de la próspera Comedia dell’arte para la comedia. Así surgió un nuevo género que ellos mismos llamaron «melodrama», es decir acción musical. Un famoso superintendente del grupo, Emilio de Cavalleri aportó a la cocción un nuevo estilo llamado «monodia acompañada», que consistía en una pieza musical destinada a un solo cantante; también aportó al proyecto, con teoría y algunos experimentos, Vincenzo Galillei, –sí, el padre del célebre Galileo–. Sin embargo fue Jacopo Peri, un joven músico de origen romano, quien creó la primera «ópera». La obra, hoy perdida, se llamó Dafne. Peri pidió al poeta Ottavio Rinuccini que escribiera el texto para el libreto, compuso la música íntegra con el estilo monódico 342

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coloquio

y se estrenó en casa de Jacopo Corsi, patrón de la música florentina, en 1597. Tres años después, el 6 de octubre de 1600 se estrenó una nueva obra, Eurídice, y el éxito fue tal, que Peri fue llamado por toda Italia para representar y componer obras con el nuevo estilo. Entre sus colaboradores se encontró Claudio Monteverdi, quien pronto consolidó el género con una tendencia más barroca con una ópera llamada Orfeo, mucho más vital en la acción y más rica en la música. Pronto se llenó Italia de óperas con una sed que los historiadores consideran «insaciable». Tampoco estuvo Monteverdi alejado de la teoría y en el prefacio a Il Combattimento di Tancredi e Clorinda afirma haber logrado la descripción musical del «género excitado» que Platón describía en el tercer libro de la República.2 Después se preció de lograr la imitación de la cólera a partir del uso de pausas rítmicas. La extraordinaria búsqueda de los compositores de su generación era la de la elocuencia narrativa implícita en las posibilidades musicales, por sí mismas. A diferencia de muchas otras artes donde la práctica precede al análisis teórico, la ópera fue racional desde su origen. Tal vez por eso sus derroteros pueden marcarse siempre a la par del desarrollo intelectual de la modernidad.

PARA LIBERAR AL ARTE

Hegel otorga a la ópera un lugar señero en el desarrollo de las manifestaciones del espíritu, entre las artes románticas: es en la ópera donde el arte se libera. Dice al respecto: «En la ópera (…) que ejecuta de modo enteramente musical toda la acción,

somos transportados de una vez por todas de la prosa a un mundo artístico superior en cuyo carácter se mantiene toda la obra cuando la música toma como su contenido principal el aspecto interno del sentimiento, las disposiciones singulares y generales en las distintas situaciones, los conflictos y luchas de las pasiones, a fin de subrayarlos por completo únicamente mediante la más completa expresión de los afectos».3 La ópera es un arte que, consciente de su complejidad, se concibe a sí mismo capaz de manifestar la grandeza del espíritu. La ópera hace de la música su texto, por eso la traducción es accesoria y con ella sólo se «gana» una clave más en la experiencia del espectador, pero no es indispensable para comprender la esencia de lo representado. ¿Qué importancia tiene entonces el libreto? Hegel advierte que los libretos en la ópera tienen un valor relativo y recuerda que el libreto de la Flauta mágica resultaba más bien sencillo: «Cuántas veces se oye decir, por ejemplo, que el texto de la Flauta mágica es harto deplorable, y sin embargo esta chapucería se cuenta entre los libretos de ópera más loables. Tras tanta produc-

El lugar que hoy ocupa el cine en la vida artística lo tuvo durante muchos siglos la ópera. Acudir a este espectáculo era, sin duda, uno de los acontecimientos más importantes de la sociedad. 48

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ción estrafalaria, fantástica y banal, Schikaneder [el libretista] dio aquí en el clavo. El reino de la noche, la reina, el reino del sol, los misterios, las iniciaciones, la sabiduría, el amor, las pruebas y junto a esto la especie de moral tópica, que es excelente en su generalidad, todo ello, junto a la profundidad, la gracia encantadora y el alma de la música, dilata y llena la fantasía e inflama el corazón».4 Desde que Peri y Cavalleri crearon la monodia buscaron que el texto fuera canto en toda su pureza. ¿El libreto importa tan poco en la ópera como dice Hegel? En la concepción de la ópera importa más la fábula, lo que Aristóteles llamaba mythos. Se trata del núcleo de la historia que ya todos saben, la acción central que cualquiera puede reconocer. El libreto corresponde más bien al «pensamiento», a las palabras concretas con que esa historia se cuenta. En una obra de teatro sería esencial, como la partitura para un músico. En la ópera es apenas un ingrediente de un todo más complejo, hace falta traducir el libreto entero en música: caracteres, acciones, emociones y situaciones. Todas y cada una adquirirán una forma musical. Por esta razón el estilo de expresión requiere una cierta simplicidad que no deja de ser poética y que responde al estilo y el género. Un ejemplo claro se encuentra en el bellísimo texto del «Liebestod», el aria final que el propio Wagner escribió para Tristán e Isolda:

pero olvidamos a Lorenzo da Ponte, el autor de Così fan tutte, Le nozze di Figaro y Don Giovanni. Sabemos quién es Verdi, pero no nos dicen mucho los nombres de Temístocle Solera,5 Arrigo Boiti6 o Antonio Ghislanzoni.7 Algo semejante ocurre en el cine, donde suele tenerse más en cuenta al director que al guionista, a menos que éste sea muy famoso como Guillermo Arriaga o Charlie Kauffman, o que una sola persona haga las dos tareas, como ocurre con Woody Allen en el cine y Richard Wagner en la ópera.

Los orígenes de la ópera se remontan al mismo entorno artístico en que se gestaron las obras de Leonardo y Michelangelo: la corte de los Medici.

En el fluctuante torrente, en la resonancia armoniosa, en el infinito hálito del alma universal, en el gran Todo… perderse, sumergirse… sin conciencia… ¡supremo deleite!

COMPOSITOR VS LIBRETISTA

Los libretos teatrales suelen tener como base alguna historia famosa en su tiempo (al modo en que el guion cinematográfico en ocasiones toma como punto de partida algún bestseller literario). Cuando atribuimos la autoría de una ópera mencionamos siempre al compositor y sólo en segundo plano se alude al autor del libreto. Conocemos a Mozart,

Esta aparente «simplicidad» del libreto responde también a la fuente teatral de las fábulas. Ya he comentado que el origen de los libretos cómicos fue la Comedia dell’arte. Este género renacentista consistía en una serie de situaciones más o menos fijas con personajes bien definidos. Se trataba de caracteres con una función establecida cuya sola presencia anunciaba un conflicto y un estilo para implicarse en él. Pueden clasificarse los personajes en tres bandos: enamorados, ancianos y sirvientes. Así, siempre habrá una Rosaura, la chica joven, cortejada por Lelio, el joven enamorado. El padre de la dama, Pantaleón, suele oponerse a la relación de los jóvenes y apoya a otro partido, un hombre repulsivo que solía ser Il dottore o Il capitano. A la intriga se sumaban siempre los zanni, sirvientes, que protagonizaban en espejos sus propios amores y daban sal y sabor a la historia central: tales eran Colombina, Arlequino, Brighella o Pulcinella. Las historias consistían en variantes de la misma situación, más o menos improvisadas por el actor, que conocía bien el carácter del personaje y sus objetivos. Innumerables óperas tienen como 342

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Dottore y el Capitano, en esa misma historia, Gianetta es una Colombina. La ópera buscó desde sus orígenes dar forma musical tanto a las acciones como a los personajes, desarrollando la potencia narrativa de la música. Decía al respecto Vicenzo Galilei que los compositores debían tener en cuenta «el carácter de la persona que habla, su edad y su sexo, de quién habla y el efecto que intenta originar de este modo. Debía en suma expresar el tiempo, los acentos apropiados para cada acción y cada persona».8 Por esta razón la enamorada suele ser soprano y el enamorado un tenor, voces brillantes de juventud. Los zanni suelen ser mezzos y barítonos, los amos son bajos y las brujas o ancianas celestinas pueden ser contraltos. Estos esquemas funcionaron como arquetipos del carácter musical y dieron a la ópera todo un sistema estructurado durante sus tres primeros siglos. Desde luego, conforme el barroco migró desde el clasicismo racional hacia el patetismo romántico, las historias de la ópera fueron hallando lo que Hegel llamaría la libertad del espíritu. Dieron paso a épicas más sublimes, tragedias de mitos originarios, comedias de sentimientos más individuales, personajes menos genéricos. Wagner quizá sea el mayor exponente de la madurez de la ópera, diga Nietzsche lo que diga… El uso del leit motif wagneriano y su extraordinaria capacidad narrativa logra entretejer musicalmente la complejidad del espíritu y todo cuanto sucede en él. Pero no fue el único: entre los siglos XIX y XX todas las historias se enriquecen, dan giros narrativos, cambian los estilos personajes; así, por ejemplo, Bizet tiene una protagonista mezzosoprano, Carmen, pero no deja de ser una antiheroína y la pureza de Micaela sigue recayendo en la soprano lírica. Turandot es una princesa vanidosa y cruel, a quien conquista poco a poco el intrépido príncipe.

Cuando atribuimos la autoría de una ópera mencionamos al compositor y sólo en segundo plano al autor del libreto. Conocemos a Mozart, pero olvidamos a Lorenzo da Ponte, autor de Don Giovanni.

base esta misma fórmula: Fígaro no es otro que un Brighella, Don Giovanni no es sino un retorcido Lelio y Leporello es el típico Arlequino. Nemorino y Adina, de L’elisir d’amore, se enfrentan al Doctor Dulcamara y el sargento Belcore, que recuerdan al 50

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DE BELLAS OBERTURAS Y VOCES VIRTUOSAS

A medida que el arte era más libre las fórmulas melódicas adquirieron otra psicagogia, es decir, otra narrativa más emocional y menos activa. Puccini, Bellini, Donizetti, el propio Verdi, desarrollaron al máximo esta vertiente emocional y la siguiente generación,


por contraste, dio lugar a un movimiento llamado verismo, que solía cantarse con un estilo más declamatorio y que hizo a un lado, por cierto tiempo, las técnicas del Bel Canto: Mascagni y Leoncavallo son exponentes de un proceso compositivo que daba más protagonismo a la música como una sinfonía independiente y el canto ocupa un segundo plano, útil sólo para seguir la historia. La prueba de ello es que se recuerdan más las oberturas y los intermezzos de sus composiciones que sus arias. No obstante, el siglo XX vio renacer grandes figuras de la disciplina, recuperaron las bondades de la coloratura y el trino, y podemos reconocer muchas voces virtuosas aun si escuchamos poca ópera: María Callas, Joan Sutherland, Teresa Berganza, Marilyn Horne, Montserrat Caballé, Jessye Norman, Enrico Caruso, Alfredo Kraus, Luciano Pavarotti, Jussi Björling, Plácido Domingo, Juan Diego Flórez... Una lista apenas ilustrativa en la que cualquiera de ustedes seguro echará en falta algún nombre. La ópera contemporánea se nutre hoy de los asombrosos avances escénicos, las técnicas actorales más recientes, la maravillosa difusión simultánea que nos permite ver cualquier puesta en escena en cualquier parte del mundo, el extraordinario tesoro de los repositorios digitales para escuchar la selección de las mejores obras en cualquier momento. En el ámbito escénico, hoy con frecuencia se incorpora la ópera de modo fragmentario a otro tipo de producciones –escenas fílmicas que rescatan algún aria, puestas en escena que integran la voz de un par de sopranos, como hizo John Malkovich en La comedia infernal… Faltan, es cierto, óperas nuevas, historias para nuestro tiempo, un deseo real de hacer gran música y hacerla para todos. Es un reto para los músicos y compositores, guionistas e intérpretes que, además de conservar la portentosa tradición operística de la modernidad occidental, puedan recuperar la esencia del género que, por tanto tiempo, pudo revelar el espíritu de la época, y que hable a la nuestra. Quizá para ello haya que tener en cuenta lo que aconseja Hegel: «A la ópera, (…) dados la magnificencia sensible del canto y el coro resonante, susurrante, de voces e instrumentos, puede sin

duda permitírsele este para sí relevante encanto de engalanamiento y ejecución externos. Pues si los decorados son fastuosos, para estar a su altura los trajes no deben ser menos, y el resto debe en tal caso estar siempre en consonancia con ello. A una tal pompa sensible, que por supuesto siempre es un signo de la ya iniciada decadencia del auténtico arte, le corresponde entonces como el contenido más adecuado particularmente lo asombroso, fantástico, fabuloso extirpado de la conexión intelectiva, de lo que Mozart nos ha dado en su Flauta mágica el ejemplo más consumado en cuanto a mesura y en cuanto a arte. Pero cuando se agotan todas las artes de la escenografía, del vestuario, de la instrumentación, etc., lo mejor es no tomar completamente en serio el contenido propiamente hablando y sentirnos como en la lectura de los Cuentos de las mil y una noches.»9

Faltan, es cierto, óperas nuevas, historias para nuestro tiempo, un deseo real de hacer una gran música y hacerla para todos. Aristóteles: Poética 6, 1150 a 10 Schonberg, Harold: Los grandes compositores, Javier Vergara editor, Buenos Aires, 1987, pp. 27 3 Hegel: Lecciones de Estética, III-3a, 2, 3, a., p. 688 4 Hegel, Lecciones de Estética, III-3a, 2, 3, a., p. 685 5 Autor del libreto del Nabucco. 6 Escribió los libretos de Otello y Falstaff, basado en Shakespeare. 7 Escritor de Aída, con un argumento de Auguste Mariette. 8 Schonberg, Harold, op. cit., p. 21 9 Hegel, Lecciones de Estética, III-3, 3, C, iii, 3, a, p. 853 1 2

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#NEMORINO SOMOSTODOS

El valor de una persona se origina en ella misma EN LA ÓPERA EL ESPECTÁCULO SONORO se hallaría incompleto sin la grandeza de sus historias, éstas tienen el poder de dar una lección al espectador, de mostrarle el mundo con otra mirada y enfrentarlo con la esencia de su persona. El autor del artículo está convencido de ello y muestra un personaje similar a cualquiera de nosotros: sujeto de perfeccionamiento, crecimiento, protagonismo, rectificación y enmienda.

HÉCTOR VELÁZQUEZ FERNÁNDEZ


Miembro del Sistema Nacional de Investigadores. Profesor investigador visitante en la Universidad Autónoma Popular del Estado de Puebla. Coleccionista de libretos, partituras y versiones de L’elisir d’amore, de las que acumula más de 40 diferentes.

Desde que Platón, con el mito del andrógino, describió el enamoramiento humano como la búsqueda por

recuperar la unidad originaria entre hombre y mujer; amor y desamor han cruzado de norte a sur la geografía temática de cuanto estilo literario ha servido de inspiración a la cultura occidental. Pero pocos momentos tan peculiarmente enfocados en las angustias del corazón rechazado (ése que busca con arrojo una amada que lo complemente), como el clima sentimental europeo de inicios del siglo XIX. Mientras la épica caballeresca medieval aludía a los sinsabores de quienes luchaban por su Dios, su rey y su dama, el romanticismo decimonónico se interesó en el yo, en los deseos no saciados y las ilusiones que se frustran; verdadero rompe y rasga como eje de la vida sentimental del hombre. Enseñaba Carlos Llano que algunos pretenden mover la voluntad ajena por dos vías: como causa eficiente o como causa final. Aseguraba que la primera modalidad está condenada al fracaso, pues ni la tortura ni el acorralamiento pueden arrinconar a tal grado la decisión de alguien y obligarle a entregar a otro el dominio de sus más profundas convicciones; y la segunda sólo tiene éxito cuando se pone por delante un objeto suficientemente valioso para que la voluntad de una persona se rinda sin remedio. Ambas variantes encuentran en la literatura romántica ejemplos que ilustran lo difícil que es ganarse un corazón y convertirse en objeto de la voluntad de otro, u obligar a que nos quiera aquella persona para quien no representamos un objeto de suficiente interés. Las artes escénicas y musicales no podían sustraerse al cultivo de esta problemática del sentimiento, y al trato que la literatura decimonónica le dio durante las primeras décadas del siglo antepasado. En ese contexto, la ópera como espectáculo de arrastre popular gozaba de cabal salud. Sus temáticas comenzaban a abrir paso a problemas más reales y caseros que los abordados en los argumentos mitológicos, epopéyicos o esotéricos que tanto habían

gustado en los escenarios europeos a lo largo del siglo XVIII. Entre los autores de esa transición hacia lo costumbrista y cotidiano figuraba en el primer tercio del XIX Gaetano Donizetti, quien para 1830 ya se había ganado un lugar de prestigio en las funciones de la Europa musical por su Anna Bolena. Las óperas Lucía de Lammermoor y Don Pasquale aventuraban aires nuevos que atraerían a libretistas gustosos de adaptar historias más creíbles (crudas o ligeras, pero creíbles) entre las que se incluían, obviamente, los sinsabores del amor y el desamor humanos.

El romanticismo del XIX se interesó en el yo, en los deseos no saciados y las ilusiones que se frustran; verdadero rompe y rasga como eje de la vida sentimental del hombre. OPUESTOS QUE NO SE ATRAEN

L’elisir d’amore, a mi parecer, ejemplo innegable de lo que venimos apuntando, se estrenó en Milán en mayo de 1832 con un éxito arrollador. Basada en el argumento de Eugène Scribe, adaptado por Felice Romani, cuenta la historia de un joven campesino sencillo, gris, tímido, ignorante, soñador, ilusionado, resignado, y a la espera de que la vida siga pasando sin pena ni gloria ante sus impasibles ojos; en contraste, y como todo buen don nadie, cuenta al menos con una gran virtud: su nobleza a toda prueba y la bondad generosa de quien sabe ser leal y justo. Como es común en este tipo de historias, a todo tímido le corresponde su contraparte extrovertida. 342

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a la venta un elixir capaz casi de resucitar muertos y curar todo mal conocido. Nemorino queda convencido de que Adina caería rendida a su amor si consiguiera tan preciado brebaje. Es así que lo adquiere con sus ahorros, pero su amada sigue sin ceder; al tiempo que se divierte haciéndolo rabiar al coquetear con el capitán Belcore, un enamoradizo militar de paso por el pueblo, quien no pierde oportunidad de cortejar a la joven avispada del lugar. Como el dichoso elixir de Dulcamara no es sino vino francés, Nemorino en vez de los favores de Adina, lo único que obtiene es una borrachera sin par. Mientras esto ocurre, las mozas del pueblo se enteran que por la muerte de su tío (infortunio que Nemorino ignora) nuestro campesino se ha vuelto un hombre inmensamente rico; y buscan con insistencia ganarse sus favores. Ante tan inesperado éxito de Nemorino con toda fémina casadera de la región, Adina se desconcierta y experimenta un gran pesar. Un ebrio Nemorino atribuye su inesperado éxito con las mujeres al elixir comprado a Dulcamara, mientras que Adina se entera que el joven fue capaz de enrolarse en el ejército de su rival de amores con tal de conseguir, con la paga correspondiente, más y más elixir que provoque en ella los efectos que Tristán generó en Isolda. La joven recapacita y cae en la cuenta de lo importante que es para ella un corazón enamorado como el de Nemorino, capaz de renunciar a su libertad con tal de un último esfuerzo para ganar su corazón. Por fin comprende la gran valía de Nemorino, al margen de pócimas y magias falsas. Al final de la historia todos salen ganando: el merolico Dulcamara defiende firmemente que el elixir permitió a Nemorino conquistar a Adina; Nemorino se sorprende de verse tan capaz de interesar por sí mismo y sin artilugios a la inconquistable joven; ésta se da cuenta de lo ciega que fue al negarse al amor que siempre experimentó por Nemorino, sin reconocerlo; y el resto de los campesinos fueron felices al presenciar la sorprendente visita de tan portentoso vendedor y la milagrosa conquista de amor del gris campesino a la radiante dama bella.

La trama de L’elisir d’amore gira en torno a los intentos desesperados de Nemorino para hacerse amar por la indiferente Adina.

En este caso, se trata de la bella Adina: presumida, autosuficiente, orgullosa, y confiada en que su belleza le sería más que suficiente para colocarse con algún buen mozo del pueblo, pero sabedora de que para poder apuntar aún más alto (un capitán, un político o un marqués) debe aprovechar su chispa e inteligencia para aplicarse con ingenio y conseguir un buen partido. Sobra decir que Nemorino no entraría jamás entre sus candidatos. Así que la trama de esta ópera gira en torno a los intentos desesperados de Nemorino para hacerse amar por la indiferente Adina. Al inicio de la obra, Adina lee a los analfabetas de su pueblo la historia de Tristán y el mágico elixir que provocó en Isolda un enamoramiento sin control; lo que hace pensar a Nemorino que una pócima de tal calado podría ser el remedio a los rechazos de su heroína. Y es cuando por suerte inusitada arriba al pueblo Dulcamara, un merolico itinerante que ofrece 54

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INCAPACES DE CONQUISTAR UN CORAZÓN

Quizá ya se nos acabaron las figuras mitológicas para ilustrar taras y complejos con el mismo impacto


alegórico con que lo hizo Freud a inicios del siglo XX; pero esta ópera nos recuerda la asfixiante sensación de frustración de quienes se sienten una y otra vez incapaces de ganar el corazón de las personas de quienes se enamoran. Lo que podríamos considerar una suerte de sentimiento de inelegibilidad o el complejo Nemorino. Al igual que el protagonista de la ópera de Donizetti, todo aquel que experimenta la sensación de no ser elegible, suele considerar inútil el darse a conocer con los demás y manifestar la peculiaridad propia (quién es, qué desea, qué aspira) por la sospecha de que, al hacerlo, ahuyente a la persona que en principio pudo sentirse atraída. Sentir que no se es capaz de generar interés en las personas que nos rodean, ni siquiera merecerlo, es una de las condiciones mentales y antropológicas de más aislamiento y aridez social que puede experimentar un corazón humano. La inelegibilidad que asume Nemorino como condición de su persona, le hace creer que sólo al dejar de ser quien es (por ventura del artificio de un elixir) puede lograr el éxito, que parece tan sencillo de alcanzar para quienes se muestran como avezados conquistadores. La sociedad contemporánea privilegia la valoración de nuestra persona a partir de los ojos ajenos, que supuestamente nos revelarán qué tan lejos o cerca estamos del éxito en nuestra convivencia cotidiana, la aceptación pública o el impacto de nuestra presencia entre los demás. Los abundantes tests, cuestionarios y omnipresentes espejos en las salas de los gimnasios, nos recuerdan no sólo que esse est percipi (existir es ser experimentado) como afirmaba Berkeley, sino que hoy existir es, en buena medida, ser medido, comparado, ubicado, calibrado. Al inicio Nemorino cree que por sí mismo y su poquitero talante, no es merecedor de la ambiciosa Adina; se convence de que así está bien por la simple razón de que así debe ser pues, supuestamente, lo mediocre ha de acomodarse con lo poco y lo pleno sólo puede cohabitar si se acompaña de lo bueno. Quien padece del complejo Nemorino se ha asumido como inelegible. A diferencia de la damisela que esperaba impaciente en el castillo a que llegara el príncipe para salvarla, para él no hay esperanza ni margen para abandonar su lugar natural: el anonimato, la exclusión, la ausencia.

NO HAY MAL QUE DURE 100 AÑOS

Los Nemorino de hoy no sólo aparecen en el contexto del rechazo y el desamor, también en todas las esferas donde el ser humano perdió la capacidad de convencerse de que ningún pesar, por más real que se presente, puede permanecer para siempre sin dar paso al futuro que trae consigo nuevos odres y diferentes vientos. Es verdad: diferente no significa necesariamente mejor. Pero tampoco permanencia quiere decir, sin más, conveniencia ni felicidad. Nemorino despierta de su letargo cuando se da cuenta que es él mismo, con su nobleza (inocente y torpe si se quiere, pero

Nemorino despierta de su letargo cuando descubre que, con su nobleza, es capaz de conseguirse un futuro mejor, que en su caso lleva el nombre de Adina. 342

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coloquio

nobleza), capaz de conseguirse el futuro mejor, que en su caso lleva el nombre de Adina. El crecimiento humano sólo puede emprenderse cuando se advierte que toda condición presente está hecha para abandonarse en la búsqueda de futuros inéditos, insospechados, no imaginados pero sí conquistables; tal como ocurre en la generación de hábitos y la aparición de las virtudes. Al final, Nemorino comprende que su supuesta inelegibilidad no radicaba en parecer gris a los ojos de su amada, sino en el atavismo en que se había convertido al no entender que el otro no es quien le aporta el valor para existir, sino él a partir del residuo benéfico (virtud) de las acciones buenas que comete. Porque, como decían las abuelas: «no hay que preocuparse tanto por encontrar a la persona indicada sino más bien en llegar a ser uno mismo la persona indicada cuando sea el otro quien nos encuentre». La esperanza es el motor de búsqueda de condiciones que cada vez sean más ricas, más plenas, más virtuosas. Al abandonar la idea de que estaba

destinado a ser un simple inelegible, Nemorino recuperó el protagonismo de su propia existencia y encontró una manera de cumplir el máximo de sus sueños: el amor de Adina. No es que Nemorino se haya curado (el elixir no era tal y ninguna diferencia marcó), sino que se liberó de un espejismo: es él quien elige ser elegido al presentarse como es, bajo el entendido de que todavía mañana puede ser más y mejor, y cada vez más atractivo e interesante.

DE LA ÓPERA A LA SOCIEDAD

Obviamente ninguna de estas cavilaciones las tuvo en mente Donizetti al escribir su L’elisir d’amore, sin embargo, la ópera de mediados del siglo XIX proveía a la población de criterios de vida, máximas de conducta y ejemplos de costumbres y expresiones. Por ello podemos servirnos de Nemorino para representar a quien ha colapsado sobre sí mismo, y sin esperanza aguarda sentado a que desde fuera se le apruebe. Nemorino somos todos: sujetos de perfeccionamiento, crecimiento y protagonismo, rectificación y enmienda. De triunfo y finalmente de eventual recompensa. Porque el ser humano es así: elegible y elector. No obstante el valor de una persona debe originarse en ella misma y no esperar a que una «enamorada» lo determine. Las interpretaciones son de quien las trabaja: sacarle provecho a la trama sencilla y sin complicaciones de L’elisir d’amore no es algo que debe exigírsele al libretista de la ópera, sino a la creatividad del espectador, para que encuentre un poco más que el argumento y las incidencias de la música en turno. Después de dos décadas de asistir una y otra vez a la representación de esta bella obra del costumbrismo musical, estoy convencido que, como ópera, L’elisir d’amore da para mucho más que ser titular en los medios: «Nemorino como el papel preferido por Pavarotti de cuantos personajes integraron su repertorio». Porque hasta la ópera merece mucho más que sólo esperar a ser elegida. Y dejar de ser, ella misma como género artístico, un ejemplo más del complejo Nemorino.

Sacarle provecho a la trama sencilla de L’elisir d’amore no es algo que debe exigírsele al libretista, sino al espectador.

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coloquio

DE MÚSICA, VOCES

y estereotipos

LA ÓPERA Y SU TÉCNICA VOCAL traen consigo diversos mitos: que una soprano es capaz de quebrar una copa de cristal con su voz o que entre más corpulenta sea una persona, mayor será su capacidad de resonancia. ¿Todo esto es verdad?, ¿cualquiera puede cantar o se necesita de un don? La autora entrevista a Jasmin Martorell, barítono, actor, maestro de canto y vocal coach para artistas y compañías de ópera en Delhi (India) y Recife (Brasil), quien resuelve algunas dudas que envuelven a la voz operística.

ALEJANDRINA LINCOLN STRANGE

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Editora en jefe, revista istmo. Estudió la maestría en Historia del Pensamiento en la Universidad Panamericana. Licenciada en Filosofía por la misma institución.

¿De dónde viene la potencia de la voz? Vulgarmente se cree que las personas corpulentas tienen mayores capacidades vocales para la ópera, ¿es así?

En la voz intervienen diversas partes del cuerpo: laringe, cuerdas vocales, cabeza, caja torácica, etcétera. Ciertamente hay cuerdas vocales más fuertes que otras, diferentes formas de cabezas, cajas torácicas más grandes… sin embargo esto no define todo lo relacionado con la voz. Si bien el cuerpo nos da un instrumento, es necesario que el intérprete domine su organismo para amplificar el sonido. Por otro lado tenemos las calidades de la voz. Hay algunas ideales para la ópera, otras para el rock, otras más para el jazz, etcétera. Incluso en la ópera hay ciertas voces magníficas para arias leves, otras para arias más pesadas o para música barroca o del siglo XX. Hay tantos estilos como voces.

¿Cantar bien es cuestión de talento o técnica? En el caso de la ópera, ¿para interpretarla hace falta una técnica vocal distinta a la del resto de los géneros?

Ambos aspectos están hermanados. Como vocal coach he trabajado en diversas partes del mundo (Francia, Brasil, México, Irán, España, Irlanda, Marruecos e India), por lo que he tenido oportunidad de escuchar voces que, sin tantos años de entrenamiento suenan maravillosamente y otras que, con trabajo constante, consiguen un sonido espléndido. En el caso de la ópera, el protagonista requiere de técnica, imaginación y carisma. Por otro lado, considero que la técnica vocal es universal y debe servir para varios estilos. Un cantante de jazz y uno de ópera tienen la misma forma de ser un instrumento, lo que varía es el modo.

¿Qué cuidados debe tener un cantante para conservar su voz?

La voz es para toda la vida si se tiene un uso adecuado de ella. A los 30 años ésta llega a un estado de madurez por lo que el cantante está obligado a mantenerse. Después de los 50 años el cuerpo cambia y el intérprete se debe enfocar en conservar el instrumento. También depende del físico de la persona. Al cantante de

ópera se le puede equiparar con un deportista de alto rendimiento, pues debe llevar un estilo de vida adecuado y sano para que su cuerpo rinda como es debido.

La voz humana es fascinante, al cantar se pueden transmitir emociones, simular sollozos, risas… ¿Consideras que la voz produce en el espectador una experiencia estética distinta a la que le puede brindar un instrumento?

Lo maravilloso del canto es que la persona se convierte en el instrumento, no tiene que agregar nada a su ser. Así la voz, al ser humana, consigue identificar al espectador con las emociones que el intérprete desea transmitir. No obstante hay público para todo, hay quienes prefieren el piano, el violín, la guitarra, etcétera. Por otro lado, la creación musical es amplia, de hecho hay obras en las que los instrumentos son los solistas y también pueden transmitir diversas emociones. En el caso de la ópera, para producir una experiencia estética en el espectador, al solista se le exige imaginación e interpretación. Actuar y entender las facetas por las que está pasando el personaje le da un color específico a la voz. Pongamos como ejemplo el papel de Violetta Valery, protagonista de La traviata (Verdi, 1853): al inicio de la ópera el personaje destila triunfo y locura, esto se debe notar en la voz e incluso en la respiración de la cantante al interpretar Follia, Follia, apelando a la vida. En cambio, en el acto final, al cantar su última aria y despedirse del mundo terrenal su voz, movimientos y respiración son una despedida de la vida. En pocas

Lo maravilloso del canto es que la persona se convierte en el instrumento, no tiene que agregar nada a su ser. 342

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coloquio

La técnica vocal es universal y debe servir para varios estilos. Un cantante de jazz y uno de ópera tienen la misma forma de ser un instrumento, lo que varía es el modo.

palabras, la interpretación en la ópera va ligada al teatro y la expresión.

¿Cómo evoluciona el espectáculo teatral hasta derivar en la ópera?

Una de las primeras obras que se cataloga como ópera es La fábula de Orfeo (1607), de Claudio Monteverdi, se asemeja mucho más al teatro pues mezcla partes de música con partes habladas. En la época de Mozart se hicieron indispensables los recitativos, momentos de teatro que explican la situación y son tanto cantados como hablados y actuados; a diferencia del aria, donde es más difícil entender el texto y expresan un sentimiento. Durante el barroco se exacerbó el gusto por el canto, siempre dando más importancia al solista y la historia pasaba a segundo plano. Con el tiempo la temática de la ópera fue más pasional, plagada de sentimientos. A partir de Verdi se desarrollaron historias como La traviata, una obra que tiene su origen en el teatro (La dama de las camelias) y que de ahí deriva en una ópera. Lo anterior da pie al realismo o verismo.

Se dice que una de las razones por las que María Callas pasó a la historia fue su voz peculiar, que le permitió interpretar distintos tipos de personajes. ¿Cuál consideras que fue la razón por la que marcó la historia de la ópera?

Tomé clases con un profesor que afirmaba que cuando un cantante tenía un completo control de su instrumento podría llegar a producir música que fuera más allá de los límites de su propia voz. Esto sucedía con María Callas, quien además de tener un dominio apabullante de la técnica, era una excelente actriz. Sus interpretaciones son históricas, marcó papeles con su manera de cantar y actuar. Antes de Callas la ópera estaba más enfocada en el canto que en el teatro o en la propia historia. Ella consiguió poner el foco en la intención de interpretar y conmover con el teatro y la voz.

¿Qué convierte a un cantante en icono de la ópera? ¿Su voz, su interpretación o los papeles a los que da vida?

Montserrat Caballé es la diva más reciente que nos ha dado este género artístico. Ha cantado por varios años y ha grabado un gran número de papeles. 60

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¿SABES CUÁL ES

TU TIPO DE VOZ? Redacción istmo La voz humana es una de las expresiones donde se hace más evidente al individuo, pues en ella intervienen factores tanto anatómicos como anímicos. Clasificaciones hay muchas, que varían según el periodo histórico de la música y cuya intención no es evidenciar las notas que alcanza el cantante, sino el color de su voz. Actualmente una categorización consensuada es:

MUJERES Soprano

La voz más aguda femenina y de todos los registros Ejemplo: María Callas

Mezzosoprano

La voz media-grave del registro vocal femenino Ejemplo: Cecilia Bartoli

Contralto

La voz más grave del registro femenino Ejemplo: Ewa Podles

HOMBRES Contratenor

Voz masculina que desarrolla su falsete para cantar el registro de una voz femenina. Dicha técnica vocal sustituyó a la castración. Ejemplo: Philippe Jaroussky

Tenor

La voz masculina más aguda Ejemplo: Luciano Pavarotti

Barítono

El registro medio-grave de la voz masculina Ejemplo: Leo Nucci

Bajo

La voz más grave masculina y de todos los registros Ejemplo: Nikolái Giaúrov

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coloquio

¿Qué la hará pasar a la historia? El dominio de su instrumento, el carisma de su voz, su capacidad para combinar talento con técnica. Gracias a las grabaciones, aunque pasen los años, habrá espectadores que se sientan transformados por su interpretación. Lo que a mí me parece fabuloso de los cantantes icónicos es que consiguen tocar el alma del espectador, hacen magia pura en el escenario, formando un parteaguas en la historia de su arte. Claramente en la historia de la ópera hay un antes y un después de María Callas, Luciano Pavarotti, Plácido Domingo o Montserrat Caballé.

¿En tu opinión, los personajes de la ópera están estereotipados para ciertos tipos de voces?

El estereotipo varía dependiendo la época de la ópera. En un tiempo las obras se escribían para los castrati, después para las sopranos o los tenores. Por lo general el estereotipo radica en que los enamorados son las sopranos y los tenores, el que busca impedir la relación suele ser el barítono o la mezzosoprano. Ahora bien, el estereotipo en los personajes no depende sólo de momento histórico, sino también la historia que se narra. Por ejemplo, en cierta época los papeles dramáticos eran para las mezzosopranos, en cambio Verdi y Puccini escribieron para las sopranos y dieron origen a la diva de la ópera.

¿La ópera es para todo tipo de espectador? El público fanático de la ópera suele tener una imaginación desarrollada gracias a la cultura que posee, esto le permite apreciar el trabajo de los artistas. Sin embargo, cuando espectadores que quizá no conocen mucho de este género se topan con verdaderos virtuosos suelen cambiar su impresión. Tal vez no se transforman en apasionados de la ópera, pero seguramente vivirán una experiencia estética y mirarán este género artístico con otros ojos.

¿Qué poder tiene la ópera para el ser humano y por qué crees que se debe seguir produciendo, escuchando y grabando?

El poder de la ópera es muy grande, su sólo nombre denota una «obra completa» que conjuga canto, música, teatro y danza. El teatro tiene la capacidad de poner sobre la mesa una temática, ya sea de la sociedad o del ser humano, busca hacernos reflexionar. Esto no es nuevo, ya los griegos hablaban de la capacidad de la tragedia, que buscaba producir en el espectador una catarsis, una purificación emocional. La ópera, por la belleza de la voz, los instrumentos, las historias, la interpretación… permite al espectador vivir el amor como nunca en su vida o sufrir la ausencia de alguien como nunca antes. En el caso del intérprete, la ópera tiene la capacidad de purificar su alma, con el flujo de voz que demanda cada aria a cantar, los movimientos que requiere el personaje, etcétera, todo ello permite expresar los sentimientos más humanos y hacer del cantante mejor persona. El arte hace avanzar a la sociedad y abre el espíritu del público, por ello a lo largo de la historia, una de las primeras acciones que toman los dictadores es la de anular la cultura, pues es más fácil dirigir personas que no se cuestionan. Sin embargo, el arte es inherente al ser humano, por lo que siempre se produce, aunque sea de manera oculta; su fortaleza es ensanchar el espíritu del espectador y del intérprete, obligándolos a salir de sí mismos para abrirse hacia los demás.

Antes de María Callas la ópera estaba más enfocada en el canto que en el teatro o en la propia historia. Ella consiguió poner el foco en la intención de interpretar y conmover con el teatro y la voz. 62

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41 AÑOS DE TRADICIÓN Y PRESTIGIO Reservaciones: 5533-3390 5525-1265 Río Sena 88, D.F. entre Reforma y Río Lerma Comida: Lunes a Domingo de 13:00 a 18:00 hrs. Cena: Miércoles a Sábado de 18:00 a 23:30 hrs. Les_Moustaches RestaurantLesMoustaches www.lesmoustaches.com.mx restaurante@lesmoustaches.com.mx


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UNA MIRADA AL LEGADO

de Simone de Beauvoir HACE APENAS UNAS DÉCADAS, Simone de Beauvoir se atrevió a levantar la mirada y superar la angostura de tantos clichés que encapsularon a la mujer por siglos. El paso de los años va modificando el enfoque con que se analizan sus ideas; muchas, muy criticadas en su tiempo, son ahora una realidad; otras, se desecharon o superaron. Siempre es provechoso revisar su legado, en el que abundan aciertos y errores, e intentar comprender sus argumentos sobre la identidad femenina.

XAVIER GINEBRA SERRABOU

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Máster y doctor en Derecho, con estudios de filosofía. Profesor investigador de la UAEM (Morelos), donde imparte la materia de Teoría de la justicia y derechos humanos.

En Le deuxième sexe, largo ensayo publicado en 1949, Simone de Beauvoir elabora un análisis fenomenológico

del sujeto-mujer y de las figuras de lo femenino. El primer libro comprende cuatro partes: destino, historia, mitos y formación de la mujer; y en el segundo, la autora expone minuciosamente la situación de la mujer, su justificación, para concluir con sus tesis sobre la liberación de la mujer.1 Hay que reconocerle a De Beauvoir el hecho de que fue la primera mujer que realizó una obra enciclopédica preguntándose sobre su identidad. En su exposición, pretende lograr que se considere a la mujer como un ser humano con libertad y autonomía personal, capacidad activa y recursos propios. Afirma en la introducción que dudó durante mucho tiempo en escribir un libro sobre la mujer, porque el tema le parecía irritante. No se consideraba feminista, porque pensaba que era un movimiento equivocado en su raíz. En sus Memorias escribió que nunca le pesó ser mujer, sino que le supuso grandes satisfacciones, pues los varones fueron para ella camaradas y no adversarios. Presumía de unir en su persona corazón de mujer y cabeza de hombre, y se consideraba única (Mémoires, p. 413).

SALIR DE LA CONDICIÓN SUBORDINADA

De Beauvoir consideró que era necesario crear un clima de opinión pública para que la condición subordinada de la mujer cambiara. En su opinión, el problema de la mujer se reducía a uno: no estaba considerada como un ser humano igual al varón, sino relegada a un segundo plano, tenida como un objeto, apreciada casi exclusivamente por el servicio sexual prestado al varón. Resignada a limitarse sólo a sus funciones de esposa y madre, en muchos casos la mujer, advierte, ha sido víctima de una ilusión. Dependiendo social y económicamente de su marido, sin otra capacitación para valerse por sí misma, cuando sus hijos no la necesitan directamente, le sobra tiempo y se ve condenada a la pasividad, a la ociosidad o a las falsas evasiones. Los

defectos achacados a las mujeres reflejan su situación y están provocados por su pasividad forzada, su dependencia, la falta de horizontes y el aislamiento en el que muchas veces se encuentran.2 En este punto, se le objeta a De Beauvoir el hecho de que rechaza el concepto sartriano de libertadsituación para el caso de la mujer, ya que afirma que es precisamente su «situación» concreta lo que ha constreñido hasta el momento su libertad desde fuera. La obra fue criticada entonces por quienes, como los comunistas, defendían que la opresión era siempre una cuestión de clase, o por quienes denunciaban su «atrevimiento pornográfico» o sus «descripciones sórdidas». Despertaron especial rechazo y polémica sus capítulos sobre el lesbianismo o su defensa del aborto libre al hablar de la maternidad, donde reduce el instinto maternal a una cuestión cultural que trae como consecuencia la alienación de las mujeres.

EL DESTINO DE LA MUJER

A Simone de Beauvoir se le reprocha negar la diferencia entre mujeres y hombres, dentro de la igualdad como derecho humano; o el hecho de ideologizar desde posturas sartrianas existencialistas la defensa de la igualdad de oportunidades de la mujer, en vez de remitirse a la puesta en práctica de los más elementales derechos humanos aplicados de facto y no sólo de iure a la

Simone de Beauvoir no se consideraba feminista, pensaba que era un movimiento equivocado en su raíz. Escribió que nunca le pesó ser mujer y que los varones fueron para ella camaradas y no adversarios. 342

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miscelánea

mujer, en materia de empleo, igual salario por igual trabajo, participación plena en el poder y en la toma de decisiones, igualdad de educación, etcétera. Pero los aciertos de la obra de Simone de Beauvoir son claros cuando afirma categóricamente que ni la biología, ni la psicología, ni el materialismo histórico definen el destino de la mujer, determinándola a ser inferior al varón y conduciéndola a ser relegada: la mujer es un ser humano con la misma dignidad y derechos que el varón (p. 850). También acierta al desarrollar y promover el papel de las mujeres en la sociedad, al exigir una formación intelectual y profesional (p. 839); así podrán tener otro tipo de intereses y de posibilidades de ganarse la vida que no sea sólo el contraer matrimonio, como si éste fuera su «única carrera» y la exclusiva justificación de su existencia (p. 442). Propugna que se den responsabilidades a las mujeres, que tengan autonomía económica, para que puedan desarrollar sus capacidades en igualdad de

Realizó un esfuerzo de investigación histórica, literaria, psicoanalítica y antropológica sin precedentes en torno a la situación de la mujer, e impulsó la bandera del trato de igualdad.

«IGUALDAD DE GÉNERO»

«IGUALDAD GÉNERO» FRASEDE EQUÍVOCA Redacción istmo

Género es un término equívoco: para algunos es una realidad que se opone al sexo; para otros, un vocablo sustituto y para otros, sexo y género son aproximaciones diferentes a una realidad. Muchos ven en la «ideología de género» una nueva e insidiosa revolución cultural que al sustituir la palabra sexo por género implica que las diferencias entre hombre y mujer, más allá de las obvias diferencias anatómicas, no corresponden a una naturaleza fija sino que son producto de la cultura de un país o de una época determinada, algo convencional atribuido por la sociedad, por lo que cada uno puede inventarse a sí mismo. 66

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Para quienes impulsan esta revolución, la naturaleza prácticamente no existe, no hay nada constitutivo que nos preceda, no cabe un orden moral universal, se exalta a tal grado la libertad que vale todo lo que cada uno decida. Estas ideas alteran el nexo individuo-familia-sociedad y reducen a la persona a individuo. Se disocia naturaleza y cultura y se cuestiona lo que tiene que ver con la identidad y la tradición; todo se resuelve en un relativismo radical en el que no caben ni Dios ni verdad objetiva alguna.

OTRAS FORMAS DE ENTENDER EL GÉNERO María Prats («¿De qué hablamos cuando hablamos de género varón y mujer?». Nuevas tendencias, enero 2011) dice que dos planteamientos han dado lugar a distintos desarrollos en cuanto a la diferencia-igualdad de ser varón o mujer. El constructivismo y el esencialismo, diferentes, pero implicados entre sí. El constructivismo dice que los géneros masculino y femenino son construcciones relativas a cada sociedad de las que la común esencia humana se reviste de acuerdo con la


oportunidades (p. 851). En el terreno del amor y de las relaciones entre mujeres y hombres propone considerarse ambos, uno a otro, como semejantes y tratarse con mutuo respeto: «En los dos sexos se desarrolla el mismo drama de la carne y el espíritu, de la finitud y la trascendencia; a ambos les roe el tiempo, los acecha la muerte; ambos tienen la misma necesidad esencial uno del otro; y pueden extraer de su libertad la misma gloria; si supiesen saborearla, no sentirían la tentación de disputarse falaces privilegios; y entonces podría nacer la fraternidad entre ellos» (p. 867).

DIFERENCIAS EN LA IGUALDAD

Sin embargo, al ideologizar desde la postura sartriana la existencia de la mujer, afirma que la libertad es un fin en sí mismo, lo que conduce a una autonomía que se desprende de cualquier relación o rechaza cualquier compromiso estable; y asienta su postura en un humanismo ateo impregnado de prejuicios antirreligiosos, que le lleva a eliminar toda ética.3 Al afirmar que la mujer no es esencia («no se nace mujer, se llega a serlo») ni destino, niega la posibilidad de definir la diferencia; reduce su ser

a pura facticidad, donde la forma de ser «activa», atribuida alegremente al varón, se erige en única forma de existir, sin dejar opción a desarrollar el derecho a la diferencia de la mujer. Se defiende de esta crítica al afirmar que las diferencias no pueden lesionar la igualdad, pero admite sólo diferencias biológicas: «No veo que la libertad haya creado nunca uniformidad. En primer lugar, siempre habrá entre el varón y la mujer ciertas diferencias; al tener una figura singular, su erotismo, y por tanto su mundo sexual, no podrían dejar de engendrar en la mujer una sensibilidad singulares: sus relaciones con su propio cuerpo, con el cuerpo masculino, con el hijo, no serán jamás idénticas a las que el varón sostiene con su propio cuerpo, con el cuerpo femenino y con el hijo; los que tanto hablan de ‘igualdad en la diferencia’ darían muestras de mala voluntad si no me concedieran que pueden existir ‘diferencias en la igualdad’» (p. 869).

LO QUE ELLA NO VIO

Simone de Beauvoir realizó un esfuerzo de investigación histórica, literaria, psicoanalítica y antropológica sin precedentes en torno a la situación de la mujer, e impulsó la bandera del trato de igualdad

FRASE EQUÍVOCA influencia del entorno y la orientación personal. El esencialismo distingue a su vez dos enfoques: el feminismo de la igualdad y el feminismo de la diferencia. Ambos comparten el concepto de esencia y reconocen una diferencia radical entre mujeres y varones que da razón de los géneros. Por siglos se dio por supuesta la «natural» subordinación de las mujeres a los varones. Buscando cambiar esta arraigada idea y la injusticia que conlleva, surgió en la primera mitad del siglo XX la corriente esencialista de la igualdad. Habla de una identidad universal del ser humano, esencia común que fundamenta la igualdad de ambos sexos. Idea, promovida por Simone de Beauvoir (aunque ella se consideraba antiesencialista), que se extendió mucho en las décadas sesenta y setenta, con el deseo de liberar a la mujer de su subordinación al varón. Dos decenios más tarde, la igualdad se considera ya visión obsoleta y surge un feminismo de la diferencia que privilegia la esencia femenina y la experiencia de la maternidad, pero mantiene ya la idea de igualdad de ser.

SEXO: FUNCIÓN BIOLÓGICA GÉNERO: FENÓMENO CULTURAL Otros pensadores consideran que sexo y género, naturaleza y cultura no se contraponen, que no son binomios opuestos. La sexualidad humana, además de la función reproductiva, expresa también la afectividad y cubre toda la relación de pareja. Más que añadir a un fenómeno biológico (el sexo), otro fenómeno cultural (el género), la intención es considerarlos dos enfoques de una misma realidad. El sexo alude a la ciencia biológica y el género es el sexo interpretado que engloba los comportamientos de la vida cotidiana. La característica que hace al sexo específicamente humano es que elegimos la forma como ordenamos nuestra conducta; mientras los animales la regulan desde patrones biológicos, los humanos utilizan patrones simbólicos. En consecuencia, el sexo en la vida humana está mediado siempre por el género. No somos sin más macho y hembra, sino varón o mujer, siempre mediados por una pauta cultural específica. La humanización o personalización del sexo la determina el género. 342

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miscelánea

para mujeres y hombres. Tuvo el mérito de apuntar desde el existencialismo sartriano unas reivindicaciones de los derechos humanos de las mujeres que hasta entonces no se habían planteado de forma sistemática. Pero sabemos que en su vida personal y afectiva tanto ella como Sartre fueron menos heroicos y resistentes de lo que dejaron creer, que instrumentalizaron amores y amistades, que ella tardó en comprender la argumentación feminista. La perspectiva de las mujeres reales se desdibujó en ese intento personal de autoexplicarse desde una bandera ideológica. De ahí que las tesis de Simone de Beauvoir, retomadas por el feminismo norteamericano de los años setenta, hayan influido en carencias o limitaciones del modo de concebir la liberación de la mujer. Así, la desvalorización de la maternidad que hace De Beauvoir llevó a despreocuparse de dar soluciones a la dificultad de conciliar vida profesional y atención a la familia. Igualmente, en el terreno del amor, su modelo de las relaciones entre hombres y mujeres ha estimulado la igualdad, pero, en vez de favorecer un amor de más calidad, ha justificado una concepción de la libertad sexual que tantas veces ha desvalorizado esas relaciones, ha rechazado el compromiso y ha sido fuente de frustración.

de gobierno, de desarrollo y política social. Porque la defensa de los derechos humanos de las mujeres no es un movimiento que afecte sólo a sus militantes. Tanto sus efectos como sus causas inciden en la sociedad moderna entera, pues forman parte de las políticas democráticas de gestión en su fase más avanzada.4

LA PERSPECTIVA DE LA IGUALDAD DE GÉNERO

Desde instancias supranacionales como las Naciones Unidas y el Consejo de Europa se aborda hoy el derecho a la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres bajo el concepto de «igualdad de género». Esto incluye aceptar y evaluar de forma igualitaria las diferencias que existen entre mujeres y hombres, incluyendo el derecho a ser diferentes. Se acentúa el derecho de igualdad en cuanto a coparticipación en todas las esferas de la vida. Pues el desarrollo de una sociedad depende del empleo de todos los recursos humanos, y por lo tanto, ambos, mujeres y hombres, deben participar totalmente de forma paritaria para atender las necesidades de la sociedad.5 La IV Conferencia Mundial sobre la Mujer (Pekín, 1995), convocada por Naciones Unidas, recogió en su Plataforma de Acción la estrategia de esta perspectiva de género, y afirmó que «los gobiernos y otros agentes sociales deberán promover una política activa y visible de integración de la perspectiva de género en todas las políticas y programas, a fin de que se analicen los efectos concretos sobre las mujeres y hombres respectivamente antes de tomar decisiones». También el Consejo de Europa insistía en un Informe de marzo de 1998 en la necesidad de dedicar esfuerzos a fomentar la participación compartida del poder de mujeres y hombres en la economía, en la sociedad y en los procesos de toma de decisiones; de igualdad de oportunidades en empleo, de igual salario por igual trabajo desempeñado; de acabar con los despidos por maternidad o por embarazo; de flexibilizar los horarios laborales para hacer posible que tanto mujeres como hombres compartan el trabajo familiar no remunerado, las ocupaciones domésticas, la atención de personas a su cargo: niños, enfermos, personas mayores, etcétera. La igualdad de género, porque respeta la diferencia entre mujeres y hombres, conduce a que la

Presumía de unir en su persona corazón de mujer y cabeza de hombre, y se consideraba única. Hoy se defienden posturas contenidas en El segundo sexo desde opciones intelectuales similares al existencialismo de De Beauvoir. Sin embargo, cerramos el siglo XX con un verdadero cambio cualitativo en el discurso: se ha pasado de hablar de feminismo como antidiscriminación a hablar de la «perspectiva de igualdad de género»; se ha pasado –a nivel conceptual, al menos– de considerarlo un problema propio de las mujeres, a resolver por ellas, a verlo como un problema de todos: un problema 68

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miscelánea

como la denominada gender mainstreaming, que es la reorganización y mejora de los procesos de adopción de políticas públicas, de manera que se incorpore en todas ellas la perspectiva de igualdad de género. Esto supone una potenciación (empowerment), participación y visión de ambos sexos tanto en la vida pública como en la vida privada. Si esto se lleva a cabo desde instancias supranacionales, se trata de ponerlo en práctica a niveles de gobierno político, empresarial, cultural, social, familiar. Buena muestra de ello es el III Plan de Igualdad de Oportunidades (1997-2000) diseñado en España por el Instituto de la Mujer, donde se afirma que el principio del mainstreaming «implica la promoción de la igualdad de oportunidades en todas las políticas y medidas generales, teniendo en cuenta activa y abiertamente, en el momento de su planificación, los posibles efectos en las respectivas situaciones de hombres y mujeres. Esto significa un examen sistemático de estas políticas y medidas, evaluando sus posibles efectos, cuando se definen y se ponen en vigor en temas cotidianos tales como la organización del trabajo o el establecimiento de horarios escolares, que pueden tener impactos diferenciales significativos en la situación de hombres y mujeres, y deben ser tenidos en cuenta a fin de promover la igualdad». De lo anterior se deduce que el nuevo modo de hacer política en nuestra sociedad democrática incluye esta problemática, sin dejar que sea un asunto que concierne solamente a las mujeres. Si la mujer se considera «invertebrada» ante los nuevos retos de nuestra civilización, es un problema con solución social, política, económica y cultural. Y es un problema de todos.

Su modelo de relación amorosa entre hombres y mujeres estimula la igualdad, pero no favorece un amor de más calidad. participación de las mujeres en todos los ámbitos de la vida pública y en los procesos de toma de decisiones sea mayor, de modo que los valores, intereses y experiencias de las mujeres se tengan en cuenta al tomar decisiones políticas. No son sólo las mujeres las que han de defender los asuntos familiares; pero, de hecho, la mayoría de los defensores de la igualdad en dichos asuntos son las mujeres. Por otra parte, los cambios serán más visibles y rápidos si participan las mujeres en mayor grado. Este rumbo nuevo, lógicamente, interesa a quienes reprochan al feminismo que no conecta con la mujer real, o que vuelve la espalda a la familia; o a quienes opinan –lamentando desde fuera las tensiones originadas por las «dobles jornadas»– que la mujer debería inventarse un nuevo modelo que vertebre sus identidades para que no se excluyan maternidad y trabajo, autonomía y entorno afectivo, y evitar así las crisis familiares. Pero no es admisible considerar estas dificultades como un problema exclusivo de las mujeres. ¿No será que han de transformarse esos rígidos esquemas competitivos y de productividad empresarial de manera que los hombres compartan con las mujeres las responsabilidades de educación y cuidado de los hijos? ¿No será que aún no se es consciente de que la cultura, la política, la economía y la sociedad están encomendadas en su desarrollo tanto a hombres como a mujeres?

UNA NUEVA FORMA DE HACER POLÍTICA

Muchas veces en la historia del pensamiento humano, las grandes revisiones se deben a posturas que nacieron radicalizadas para aclimatarse después a la realidad. Pero el feminismo se encuentra ya de vuelta de la fase de radicalización, y ha recalado en estrategias tales 70

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Simone de Beauvoir. El segundo sexo, en Obras completas, (María Molina León, trad.) Tomo II, Aguilar, Madrid (1981). Ibídem 3 Ibídem 4 Ibídem 5 María Molina León. Servicio Central de Prensa (España), Aceprensa. 1

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E S C A P A R A T E ■ ESTILOS DEL MUNDO

BEL CIELO

Disfruta de su sabor y encanto Bel Cielo celebra su primer aniversario; un año en el que se ha consolidado como el restaurante obligado para probar las delicias gastronómicas de la fusión italo-mexicana, en la que destacan su tradicional mole de olla, el pato en salsa de jamaica y el exquisito risotto tartufo. No sólo las exquisiteces que se sirven en este espacio son un motivo para regresar, también su colorida atmósfera en la que se mezclan elementos artísticos y arquitectónicos nacionales e internacionales. Cada sala de este restaurante busca cautivar a los diversos estilos de comensales, por ello cuenta con una terraza revestida de plantas comestibles y con la «Mesa del chef», sección privada con un menú especial. Además, los amantes del jazz encuentran en Bel Cielo un día especial, pues cada viernes de 20:00 a 22:00 hrs se tocan las mejores piezas de este género musical. La extensa oferta de bebidas, su cava con más de 300 etiquetas de vinos italianos y mexicanos, la repostería hecha en casa y su decoración coronan la experiencia gastronómica de cada comensal.

Paseo de las Palmas no.555 P.B. Lomas de Chapultepec. www.belcielo.com @belcielomx instagram.com/belcielomx Tel. (55) 52805133

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E S C A P A R A T E ■ ESTILOS DEL MUNDO

GMC INGENIERÍA

Distintas personalida GMC YUKON IMPOSIBLE NO MIRARLA Cuenta con un motor 6.2L V8 EcoTec3 de 420 HP que está equipado con un sistema de desactivación de cilindros, inyección directa y tecnología VVT. Su parrilla cromada le da fuerza al diseño de los rines de 22” de aluminio. Al interior impacta su incomparable comodidad: asientos delanteros forrados en piel, 10 bocinas BOSE® y control activo de cancelación de ruido. Su sistema de info-entretenimiento, con pantalla táctil de 8”, ofrece funciones de navegación GPS con mapas 3D y conectividad con dispositivos móviles. También está equipada con bolsas de aire distribuidas al interior de la cabina, varios sensores de proximidad y el sistema StabiliTrak®.

El Professional Grade de GMC impreso en ambos modelos. www.gmc.com.mx 72

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E S C A P A R A T E ■ ESTILOS DEL MUNDO

QUE IMPONE

des, un mismo ADN GMC TERRAIN DISEÑO INNOVADOR La grandeza de GMC Terrain 2016 nace en su avanzada ingeniería, que se hace patente en su motor de 3.6 litros, con 6 cilindros e inyección directa, que ofrece 301 caballos de fuerza y 272 libras-pie de torque. En cada viaje, los amantes de la música vivirán una experiencia indescriptible gracias al sistema de sonido de 8 bocinas Pioneer® con amplificador tipo surround y subwoofer; sin contar las sutilezas de su diseño interior, como los asientos forrados en piel perforada. Ofrece a sus pasajeros una experiencia de máxima seguridad con el sistema StabiliTrak®, que garantiza la estabilidad del vehículo en todo momento; y el OnStar® con asistencia personalizada.

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las manías de zagal

las manías

de zagal

DELICIOSOS FRACASOS Soy un pesimista empedernido. Creo en la Ley de Murphy: «lo que puede fallar fallará». Precisamente por eso

considero el fracaso como un componente básico del universo. Desde Adán y Eva, nada funciona en el mundo, salvo el cobro de impuestos. Mi pesimismo está potenciado por haber nacido y crecido en México. Digan lo que digan las autoridades, esto es un desastre. El haber nacido en este país caótico y corrupto ha desarrollado en mí y en mis paisanos una habilidad para sobrevivir en medio del apocalipsis cotidiano. Si queremos sobrevivir, debemos aprovechar el caos. En mi caso, los filósofos estoicos me enseñaron que los hechos, siendo importantes, pueden ser moderados por nuestra actitud ante ellos. Pensemos en un ejemplo trivial, un aguacero en la Ciudad de México. El hecho, el factum, es un pequeño desastre. México recobra su vocación veneciana; las calles se inundan. Nada podemos hacer para contener la ira de Tláloc. No nos queda sino enfrentar el desastre de manera que nos convenga. ¿Un castigo del cielo?, ¿dos horas de atasco en el periférico?, ¿un momento para escuchar música en el auto y pensar en mi vida afectiva?, ¿una excusa para quedarnos en nuestra oficina chateando con nuestros amigos?, ¿un pretexto para beber una cerveza en el bar cercano? El modo como enfrentamos la realidad es casi tan importante como la realidad misma. Les confesaré algo. Soy bastante distraído y, además, mi vista falla. Cuando camino por los pasillos de mi universidad, no suelo reconocer a las personas. Mis amigos saben que no los saludé simplemente porque no los vi. Pero algunos se molestan porque conjeturan que soy un antipático engreído, cuando en realidad soy un miope distraído. Continuamente olvido si llegué en automóvil a la oficina; ustedes dirán si tengo la concentración suficiente como para advertir con quién me cruzo. Mi falta de cortesía tiene que ver más con el oculista que con la arrogancia. Pondré otro ejemplo. En diciembre recibí un correo de la Secretaría de Hacienda. No logré abrir el mensaje porque necesitaba el auxilio de mi contador (además de miope soy un inepto en computación). 74

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Imaginé los peores escenarios: olvidé pagar el IVA de un recibo de $5.00 y sería acusado de evasión fiscal y lavado de dinero. Ya me imaginaba en una celda de alta seguridad, compartiendo la mesa con el Chapo Guzmán. El aparato del Estado se volcaría en mi contra. Sufrí. Finalmente, tras algunas horas de amarga espera, el contador me mostró el mensaje. La Secretaria de Hacienda me informaba que yo era un contribuyente cumplido. Mi catastrófica interpretación de un hecho me causó un sufrimiento innecesario.

EL CUITLACOCHE Y EL PRÍNCIPE DE GALES

Envidio a quienes saben convertir los desastres en pequeños éxitos. A diferencia de mi pesimismo paralizante, otros reinterpretan el desastre y le sacan partido. La historia de la gastronomía está llena de esos desastres convertidos en exquisiteces. La alta cocina pasa por el camino del fracaso. A finales del verano, tras días y días de lluvia, un pobre campesino mesoamericano revisa su milpa. Desastre. Los elotes están infestados de hongos negros y asquerosos. Muchos agricultores habrían llorado al ver sus milpas. Pero a nuestro amigo se le ocurrió comerse los hongos. Descubrió ese manjar mexicano llamado huitlacoche. El desastre lo lleva el nombre, del náhuatl cuitlacoche, de cuitla, «trasero», «excremento». Sin embargo, quienes hemos probado este hongo con una tortilla hecha a mano, sabemos que se trata de una verdadera delicatessen. Problemas de actitud ante el hecho: ¿lloro y tiro el elote o lo pruebo? El descubrimiento del queso habrá sido parecido. Según otra leyenda, un pastor guardó leche en un odre que colocó en su burro. Salió el pastor a trabajar. El calor del día y el movimiento del animal estropearon la leche. En lugar de tirarla la probó: grasosa, ácida, cuajada. Era un pariente próximo del queso fresco. ¿Y el roquefort? Todo sugiere que fue otro descuido. Un queso olvidado en una cueva. ¿El resultado? Una masa azul, infestada de hongos repugnantes… sobre todo cuando se sirve en un trozo de pan de nueces y se acompaña de una copa de oporto.


Doctor en Filosofía por la Universidad de Navarra. Profesor de la Facultad de Filosofía de la Universidad Panamericana. Autor de Felicidad, placer y virtud. La vida buena según Aristóteles y la novela Imperio @hzagal

Vayamos a finales del siglo XIX. El Príncipe de Gales, más tarde Eduardo VII, visita Montecarlo huyendo del invierno de Inglaterra. Henri Charpentier le sirve la cena en un elegante hotel. El postre, crepas con mantequilla, azúcar y un toque de zumo de naranja. La cocina está ajetreada. Accidentalmente, una copa de brandy incendia la salsa. Aterrado, el cocinero observa que el jugo se ha caramelizado. Por mera curiosidad, Charpentier lo prueba. Nada mal. Incluso le ha dado un sabor peculiar al postre. Dada la urgencia, el chef se atreve a servir las crepas flameadas. A Su Alteza le encantan: — ¿Cómo se llama este platillo francés?— pregunta el príncipe — Crepe Princesse, —responde zalameramente el chef— una invención para esta ocasión, Alteza. — ¿Y si las nombramos crepes Suzette, en honor de la princesa que nos acompaña? —pregunta el príncipe Eduardo mirando a la pequeña Susana ahí presente. Así nacieron las crepas Suzette. La historia es muy discutible. Los críticos consideran que Charpentier la inventó para adjudicarse el platillo. Lo interesante es la anécdota. Un pequeño incendio en la cocina se convierte en un flameado artístico.

DESCUBRIMIENTO EN FAMILIA

Dos hermanos hierven cereal para fabricar granola, uno de esos productos inmundos, supuestamente sanos. Algo falla. La mezcla se estropea. Meten el cucharón y descubren flotando en medio del inmundo engrudo unas extrañas hojuelas. Estamos en 1898, W.K. Kellogg y su hermano, el doctor John Harvey Kellogg, acaban de descubrir accidentalmente las hojuelas de trigo. W.K. siguió experimentando y consiguió las hojuelas de maíz… corn flakes, desayuno de millones de personas y fuente de una inmensa fortuna. Cuando era joven, antes de que sufriera de triglicéridos altos, disfrutaba de la tarta Tatin. ¿La han probado? Hija de otro accidente. Sucedido éste en 1889, en un hotel en Lamotte-Beuvron, centro de Francia. El lugar era propiedad de las hermanas Caroline y Stéphanie Tatin. Se cuentan varias versiones, la más popular dice que Stéphanie horneaba una tarta de manzanas. Por un descuido, la fruta se le

quemó un poco. Algo tacañas, las hermanas reutilizaron las frutas semi quemadas cubriéndolas de pasta y dándole la vuelta a la tarta. Había nacido la tarta Tatin.

LAS CAPRICHOSAS PAPAS

El rey Luis Felipe I inaugura el primer tren en Francia; la vía cubre el corto trecho entre París y Saint Germain-en-Laye. Es el 25 de agosto de 1837. El Barón de Rothschild, inversionista y anfitrión, ha programado un viaje en tren y al final del veloz recorrido, un almuerzo en el Hotel Pavillion Henry IV. La comitiva es grande e importante: príncipes, diplomáticos, políticos. Pero el peso de tantas personas disminuye la velocidad de los vagones. La llegada se retrasa. El chef Collinet, inventor de la salsa bearnesa, se contonea nerviosamente. La guarnición del platillo fuerte son papas fritas cortadas en forma redonda, pommes de terre en Liard. El chef las tenía listas para servirse sin hacer esperar a los regios invitados. El retraso del tren arruina el plan. Con todo el dolor de su alma, Collinet ordena recalentar las papas en aceite. A un rey no se le pueden servir papas frías. Mágicamente, las papas se inflan como pequeños globos. Luis Felipe I pide que le sirvan otra ración de papas. El chef sonríe satisfecho. Han nacido las papas soufflé. Por ahí leí que un tal George Crum, chef en el restaurante Carey Moon Lake House en Saratoga Springs, Nueva York, servía papas a la francesa el verano de 1853. Un inoportuno parroquiano, descontento con las papas mal cortadas y cocidas, las regresó un par de ocasiones. Molesto, el cocinero rebanó finamente las papas y las frío hasta endurecerlas. «¿Las quería cocidas? Aquí le van éstas». Al cliente le fascinaron las potatoe chips, originalmente llamadas papas Saratoga. Los desastres forman parte de la vida. Algunos son irremediables, otros muchos pueden convertirse en ocasión de éxitos inesperados. En español culto se llaman «serendipias» a estas «chiripadas» exitosas. El vino y la cerveza no son sino líquidos echados a perder. Llorar y paralizarnos ante el caos de poco sirve. Enfrentar los problemas con ingenio puede darnos grandes satisfacciones. Debemos aprender a vivir con la destreza de los cocineros. El modo como interpretamos los hechos es casi tan importante como los hechos. 342

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el buen vicio libros

VE Y PON UN CENTINELA Harper Lee Harper Collins Estados Unidos, 2015 272 págs.

Primero, es preciso hablar de Matando a un ruiseñor (1960), ópera prima de Harper Lee y grandiosa novela costumbrista. Todo ocurre desde la visión de Scout, la temperamental hija de Atticus, a quien su padre trata de modular su actuar. Atticus aparece aquí como un gran hombre; admirable. Las pequeñas lecciones que enseña a Scout son dignas de los mejores cursos de educación familiar. 55 años después, Harper Lee publicó Ve y pon un centinela, cuyas críticas decían que, de alguna manera, ella «mataba a un ruiseñor», porque en esta entrega el perfecto Atticus Finch revela ser un hombre como cualquier otro, con defectos. La novela transcurre en el mismo pueblo de Alabama, 20 años después. Scout vive en Nueva York y va de visita por unos días, en los que su mundo infantil (retratado en Matar a un ruiseñor) se derrumba junto con la grandiosa figura de Atticus. Sin embargo, Harper Lee vuelve a conquistar con sus maravillosas descripciones, para reír con las actitudes de Scout y llorar durante dolorosas reflexiones. Cuando lea la última palabra, quedará con un delicioso sabor de boca, pues Atticus sigue siendo un gran hombre, ahora más que se sabe de sus defectos.

Javier Duarte Schlageter

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EL NOMBRE DE DIOS ES MISERICORDIA. UNA CONVERSACIÓN CON ANDREA TORNIELLI Papa Francisco

ASÍ FUE AUSCHWITZ TESTIMONIOS 1945-1986 Primo Levi y Leonardo de Benedetti Ariel (Paidós). México, 2015 288 págs.

EL EXPRESSO DE TOKIO Seicho Matsumoto Libros del asteroide Barcelona, 2014 216 págs.

Con palabras sencillas y mirada profunda Francisco dibuja el encuentro de Dios con el hombre. Unas páginas que denotan una maestría entrañable y una humanidad llena de ternura, que plasma –en admirable armonía con sus predecesores– cómo la misericordia se halla al centro del mensaje cristiano. Una llamada a poner en marcha estrategias que permitan al hombre reconciliarse y encontrarse con Dios a través de la acogida de esa humanidad doliente que no puede ser rechazada. La entrevista entrelaza la doctrina perenne de la Iglesia católica con el sentido pastoral de un hombre que pone al servicio de Dios la capacidad de escucha y de encuentro con las demás personas. Recoge anécdotas y vivencias que permiten vislumbrar hecha vida una densidad humana que logra cautivar, porque expresa su sabiduría de modo sencillo, al alcance de cualquiera. Una invitación a reflexionar por qué la humanidad necesita disponerse a vivir y acoger la misericordia con los demás y con uno mismo. Se lee con rapidez. Invita a la reflexión e impele a la acción. Un libro que seguramente sugerirá a cada lector reflexiones muy personales.

Los italianos Primo Levi, químico, y Leonardo de Benedetti, físico, en ese entonces reclusos en uno de los tres campos de Auschwitz (Monowitz-Buna), ofrecen su testimonio sobre una deplorable realidad: aquella que vivieron en los campos de concentración alemanes. ¿Alguna vez hemos experimentado un terrible vacío, dando paso a un sentimiento de absoluta tristeza, al no poder entender de lo que somos capaces como especie? Ejemplo de ello es la tortura, denigración y asesinato de poco más de 6 millones de seres humanos durante el Holocausto, sin otra razón que ser víctimas de su propia naturaleza. Así fue Auschwitz acerca al lector a una serie de relatos que surgen a partir de una solicitud por parte de la comandancia soviética del campo de ex prisioneros de Katowice, en Polonia, de informar sobre las condiciones del campo. Estas páginas muestran los matices y atrocidades, así como la amarga experiencia de vivir en uno de los más famosos campos de concentración. Su contenido, rico en medios y con un detallado esmero de informar, nos hace recapacitar que, como especie, podemos llegar a ser el mayor de los peligros en este mundo.

Los cuerpos sin vida de un hombre y una mujer, tendidos, ordenada y limpiamente, en una desierta y rocosa playa de Japón, parecen apuntar a un doble suicidio. Pero al viejo policía local, Jutaro Torigai, algunos detalles sin importancia le hacen pensar en un posible asesinato. El caso se complica pues el presunto suicida era funcionario en un Ministerio donde ha estallado un grave caso de corrupción. Es turno, entonces, de que el subinspector Mihara, de la Policía Metropolitana de Tokio, se haga cargo de la investigación. El expresso de Tokio de Seicho Matsumoto se escribió como novela de entregas y tuvo un éxito inmediato. Ya como libro, se convirtió en uno de los mayores best sellers de la posguerra japonesa. Para los amantes de rompecabezas y los enigmas este libro es un deleite. El autor se engolosina con los horarios de los trenes japoneses para componer una historia donde el tiempo es, también, arma asesina. Más que novela psicológica, la trama exuda una impecable ejecución espacial, estilística y narrativa. Y para el lector mexicano común, el solo hecho de constatar que un tren puede llegar todos los días a las 12:03 o las 21:09 es un gozo añadido.

José Manuel Núñez

Héctor Chávez Pérez

Ernesto Aguilar-Álvarez Bay

Planeta Testimonio. España, 2016 144 págs.


DOS VECES ÚNICA

ROSAS NEGRAS

Elena Poniatowska

Ana García Bergua

Seix Barral. México, 2015 412 págs.

Ediciones Era. México, 2015 201 págs.

El proverbio dice: «Detrás de todo gran hombre se esconde una gran mujer». Dos veces única narra la vida de Lupe Marín, la primer mujer del muralista Diego Rivera y, posteriormente, del poeta Jorge Cuesta, autor de Un Dios mineral. Lupe Marín no era sólo una mujer detrás del gigante, sino que su personalidad atraía la compañía de personajes como Kahlo, Soriano, Novo, Villaurrutia y Pellicer. Marín escribió La única, titulada así debido a que el camarada Rivera se casó por la Iglesia sólo una vez y fue con ella. Sin embargo, su obra carecía de talento literario y consistía en una enumeración de chismes en respuesta a La Diegada de Salvador Novo. Para reivindicar la carencia de talento literario de Lupe Marín, la escritora y periodista Elena Poniatowska -ganadora del premio Cervantes- escribe una biografía minuciosa en la que entremezcla narrativa y periodismo e introduce al lector al círculo intelectual y artístico que retrata la época de oro del arte y la intelectualidad mexicana. Octavio Paz recuerda que la mesa más divertida del Café París la encabezaban las ocurrencias de Lupe Marín, quien dejó de «esconderse» detrás de Rivera y Cuesta, porque era consciente de su propio encanto.

¿Qué podría ser tan importante como para mantener un alma en la tierra cuando su cuerpo muere? Rosas negras es un acercamiento a las costumbres mexicanas de la época porfirista, que se manifiesta al narrar cómo el alma del señor Bernabé Góngora queda involuntariamente atada a un candil eléctrico al fallecer, durante una espléndida comilona, en presencia de su esposa y amigos. Sin obtener respuesta ante sus alaridos, Bernabé comienza a percatarse de una nueva realidad: ahora Sibila, su viuda, se hará cargo de la mueblería que dirigía su esposo, y lidiará con los retos que implica ser una mujer atractiva, sola y con un negocio propio, pero con una nueva gama de oportunidades en puerta. La época en la que se desarrolla la historia es de evidente cambio social, tecnológico, científico, religioso, etcétera. En ese contexto, Sibila intenta por nuevos medios comunicarse con su difunto esposo pensando que el espiritismo le daría alguna respuesta. La cotidianidad presente en los diálogos de ideas liberales y conservadoras, exhibe la interacción de diferentes clases sociales y hace preguntarse al lector sobre la veracidad de esta propuesta literaria de la también autora de Isla de bobos.

Andrea Fajardo

Regina Oviedo

DIOS PREGUNTÓ POR ELLOS

LOS MILLONES DE BREWSTER

Raúl Espinoza Aguilera

George Barr McCutcheon

Editorial Minos III Milenio, México, 2015. 182 págs.

Alba. Barcelona, 2014 304 págs.

Dios preguntó por ellos relata las inquietudes de diversas celebridades que experimentaron, con profunda ansiedad, una sed insaciable del Ser Trascendente al percatarse de la fugacidad de su existencia, con motivo de una enfermedad, al surgir una crisis económica, ante el fallecimiento de un ser querido, al hablar con un amigo… Cada protagonista testimonia la intervención palpable de Dios –de forma extraordinaria o de manera ordinaria– que dio un giro radical en sus vidas. El autor inicia su escrito abordando las raíces filosóficas de la ausencia de Dios en nuestro tiempo. Por este libro desfilan las más variadas personalidades que no preguntaban por Dios, e incluso, se reconocían ateos y anticlericales, como el periodista alemán Peter Seewald, quien se convirtió al catolicismo a raíz de las largas entrevistas que le hizo al entonces Cardenal Joseph Ratzinger; o bien, el reconocido escritor italiano, Vittorio Messori, quien había recibido desde su adolescencia una beligerante y prejuiciosa educación liberal. Otros ejemplos son: el cantante norteamericano, Bob Dylan, y el actor y cineasta mexicano, Eduardo Verástegui. Todos ellos eran personas con vidas bastante alejadas de Dios y que tuvieron una súbita conversión al cristianismo con experiencias sobrenaturales.

El cumpleaños 25 de Monty Brewster es, para decir lo menos, surrealista. Su abuelo le ha heredado un millón de dólares, pero hay una complicación: debe gastarlos en un año para heredar siete que le ha dejado un tío materno... que odiaba a su abuelo. El novelista estadounidenseGeorge Barr McCutcheon (18661928) publicó en 1901 una exitosa serie de aventuras. Sin embargo, siempre quiso que se le reconociera por otras obras y de ese anhelo nació Los millones de Brewster. Además apostó cien dólares con su editor a que el nombre del autor no era tan importante como la propia novela para que ésta triunfara, por lo que se sirvió de un pseudónimo (Richard Greaves) para firmarla. Y ganó. Apasionado del riesgo, Barr McCutcheon lanzó a su simpático personaje a un viaje complicadísimo: no poseer un céntimo en 365 días; quedar como un manirroto y excéntrico ante la sociedad neoyorkina de fines del siglo XIX; no perder el amor y el respeto de su amada; y no decirle a nadie (prohibición expresa en el testamento) su objetivo de gastar, hasta consumirla, la herencia del abuelo. Una divertida y trepidante historia con un matiz por descubrir: este millonario no es como lo pintan.

Alberto Rojas

Dunstan Stout

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el buen vicio libros

REVIVIR LOS MEMORABLES

EL DIABLO EXISTE Y ACTÚA

LA LUZ QUE NO PUEDES VER

Francisco Martínez García

Anthony Doerr

Minos III Milenio. México, 2014 365 págs.

Suma de letras. España, 2015 664 págs.

Para algunos, el escuchar hablar del demonio es motivo de risas burlescas, sarcasmos y punzantes ironías. Para otros, se trata sólo de mitos que pertenecen a épocas pretéritas o de viejas leyendas ya superadas. Francisco Mar†ínez García, autor de El diablo existe y actua, realiza en su obra un profundo tratado, con todo el rigor de la ciencia teológica y expone, paso a paso y con un minucioso orden lógico, la existencia de este ser maléfico y sus secuaces, que explican –en buena parte– la presencia del mal en el mundo. Afirma que hoy en día hay personas que se empeñan en rendirle culto a Satanás y pedirle favores mediante la brujería y las supersticiones, lo cual acarrea diversos problemas. ¿Qué ocurre cuando los seres humanos frecuentan el trato con el demonio? Según el autor, las personas terminan por caer en la posesión diabólica o son fácilmente manipulables por el maligno. El lector de El diablo existe y actúa será capaz de meditar sobre la existencia demoniaca en su entorno y la manera en que se palpa cotidianamente en el mundo. También, de descubrir los senderos para vencer al mal y a sus posibles tentaciones.

La historia de Marie-Laure, una niña ciega que crece en Francia al amparo de su ingenioso padre durante la segunda guerra mundial, es también la historia de Werner, un huérfano alemán con una sobresaliente capacidad para construir radios, que se ve arrastrado por el patriotismo exacerbado del fanatismo nacionalista. No es fácil encontrar libros de tan afortunada calidad narrativa y un manejo tan envolvente de los tiempos. Capítulos cortos y alternados entretejen los diversos hilos narrativos. Es fantasía, como la historia de un diamante portador de una maldición. Es filosofía, como una apología del poder de los sentidos, el atractivo de enigmáticos laberintos, o la luz de un mundo interior frente a la ceguera que causan excesivas imágenes. El relato «convierte los puntos en letras, las letras en palabras, las palabras en un mundo». Los personajes apelan a nuestra propia existencia. Etienne es miedo superado por el amor. Jutta es sencillez engastada en sentido común. Madame Manec es heroísmo en el pequeño deber de lo ordinario. Von Rumpel es crueldad oculta tras virtuosa perseverancia. Metáforas, serenas y penetrantes, que develan lo que la simple vista no alcanza a descubrir.

Raúl Espinoza

German Céspedes

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UNA LETRA FEMENINA AZUL PÁLIDO Franz Werfel Traducción: Juan José del Solar Anagrama. Barcelona, 2015 144 págs.

dignidad espiritual o seguridad material Dentro de una nueva colección, la editorial Anagrama reedita esta amena novela de Franz Werfel, judío nacido en Praga en 1890 y muerto en 1945, conocido quizá por su libro sobre Santa Bernardette de Lourdes –lugar que tanto impacto espiritual le causó– y también por haber estado casado con esa singular mujer a quien todo el mundo llama todavía Alma Mahler, ya que contrajo su primer matrimonio con el famoso compositor. La acción de esta breve novela transcurre en un solo día del otoño vienés de 1936. El protagonista, un distinguido funcionario del Ministerio de Educación, recibe una carta de recomendación, enviada por la única mujer de la que estuviera nunca enamorado. La había conocido, ya casado, en sus años juveniles de estudiante, y la abandonó cuando quizá esperaba un hijo. Leer las pocas líneas en las que le pide ayuda para un joven brillante le produce una profunda inquietud y le induce a examinar a fondo su confortable existencia presente, lograda gracias al matrimonio con una rica heredera. La lectura de esa carta, en apariencia insustancial, dispara sus olvidados remordimientos. Sin embargo, el miedo a todo lo que tiene que perder lleva a su alma una lucha dura y sorda, tanto más amarga cuanto que su antigua amante, y en consecuencia su hipotético hijo, son de raza judía. Confesar sus vínculos con ambos en la época en que la anexión de Austria a la Alemania nazi se adivinaba inminente exigía una audacia rayana en la locura. La frustración personal, la amenaza hitleriana y el peligro de la guerra forman en ese único día de la novela un hábil planteamiento argumental. El tratamiento narrativo de corte sentimental, que todavía hoy conserva su vigencia, se enmarca en una ambientación muy bien caracterizada. El protagonista es a la vez un hombre de ayer y de siempre, que se enfrenta al clásico dilema entre dignidad espiritual y seguridad material.

Pilar de Cecilia



el buen vicio cine

La princesa Mononoke

El viaje hacia la redención

Nadia Escalante Escritora. Ha sido becaria de la Fundación para las Letras Mexicanas (2008-2010) y del Fonca (2012-2013). Octubre. Hay un cielo que baja y es el cielo (Textofilia, 2014) es su libro más reciente.

La princesa Mononoke (Mononoke Hime) Dirección y guion: Hayao Miyazaki País: Japón Año: 1997 Producción: Studio Ghibli

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Mi mejor amigo me habló por primera vez de las películas de Hayao Miyazaki hace diez años. Cinco años antes, otra amiga muy cercana me urgió a que viera Nausicaa del valle del viento, película postapocalíptica del mismo directorguionista-productor. Por aquel entonces mi recién adquirida adolescencia criaba muchos prejuicios con respecto al anime y al manga. La princesa Mononoke, que hoy me ha dejado cautivada, se había estrenado recién, pero entonces no estuve dispuesta a cuestionar mis caprichos adolescentes. Qué bueno que este año, ya entrada en la treintena, desobedecí la inercia de mis decisiones cinematográficas. Así que ahora me dediqué a recuperar el tiempo perdido con Miyazaki. Al ver sus películas, terminaron por desvanecerse mis prejuicios tontos y lamenté no haberme educado sentimentalmente con ellas y no con las de Walt Disney (con excepción de La espada en la piedra, a la que siempre regreso). Comencé por Totoro y El castillo vagabundo, continué con Nausicaa y El viaje de Chihiro para quedarme con La princesa Mononoke. Las vi varias veces. En japonés con subtítulos, en inglés, en español latino. Me conmovió que los «villanos» no fueran la encarnación simple y plana del mal sino personajes desorientados que pretendían el bien pero causaban el mal por no ver el panorama completo o que se dejaban gobernar por las emociones o la ambición.

Cuando alcanzaban la calma o aprendían la lección lograban redimirse. La historia de La princesa Mononoke –título que podría traducirse como la princesa monstruo− transcurre en la edad media de Japón, el periodo Muromachi, cuando la incipiente industria amenazaba los bosques y las relaciones pacíficas entre humanos y animales y entre humanos y otros humanos. Un nuevo orden era inminente pero nadie estaba dispuesto a ser hospitalario ni compartir. La comunidad de productores de hierro y armas, dirigida por Lady Eboshi, quería acabar con los árboles y los animales. Estos, por su parte, estaban decididos a defender su territorio y terminar con los humanos. El odio y la ira, muy tangibles en esta historia, extendían manchas y tentáculos en los cuerpos que infectaban hasta llevarlos a la muerte. La espiral de odio –y redención− se detona cuando Ashitaka, un joven príncipe, defiende su aldea matando a Nago, dios-jabalí transformado en demonio por la ira. Durante la lucha, los tentáculos de odio de Nago alcanzan a Ashitaka en el brazo derecho, dejándole unas manchas oscuras que comenzarán a invadirle el cuerpo y el alma. Con la intención de revertir la maldición, el príncipe emprende la búsqueda del Espíritu del Bosque: a través de sus ojos vemos la terrible ambición de la señora Eboshi, pero también su generosidad para con los leprosos, a quienes integra activamente al trabajo y la vida común. Conocemos también a San, la niña feral criada por lobos y devota del bosque −llamada princesa Mononoke por Eboshi− pero que es una presa fácil para la ira. El verdadero viaje de Ashitaka no es geográfico sino espiritual. Aunque la infección de la ira lo invade poco a poco, aprende –como decía mi maestro de Aikido− a defenderse sin miedo y atacar sin odio. Aprende a perdonar y reparar el daño antes que buscar vengarse. Sabe cuándo actúa la ira en su nombre y cuándo es él quien decide. El odio generalizado, sin embargo, cobra presas en esta historia y desata una conflagración social y ambiental. Miyazaki no apuesta por una conclusión ni moralinas: con maestría japonesa, deja que los hechos transcurran y los personajes aprendan a observar y actuar, esperar y morir. Nos muestra cómo la humildad les enseña a vivir de la mejor manera que pueden.




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