Revista Jael Joyas de Galicia 19

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JOYAS DE GALICIA MAGAZINE DE JAEL JOYERÍA

Nº 19 • 2021

ARTE El Pórtico redescubierto ENTREVISTAS Luciano Calvo y Nava Castro HISTORIA El Obelisco coruñés


LAUREATO — – S P O RT Y E L EGA N C E S I N C E 1 79 1 –

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presentación Vaya año y medio el que hemos vivido. Inmersos como estábamos en nuestras cosas del día a día, la pandemia ha dado la vuelta a nuestras vidas. Para algunos ha sido una época de incomodidad, de inquietud. Para otros ha significado algo mucho más dramático y doloroso: vaya por delante nuestra solidaridad y nuestro cariño. Si de algo nos han servido estos meses de locura ha sido para confirmar que juntos podemos conseguir grandes cosas. El avance en la vacunación, impensable hace solo medio año, nos está haciendo ver la luz al final del túnel. Soñamos con una vida lo más semejante posible a la que teníamos antes del coronavirus, y parece que está cada vez más cerca. Nos queda ahora volver a hacerlo, volver a unirnos y lograr remontar como sociedad, dar un impulso a nuestra economía y resituarnos en el contexto europeo y mundial. Por eso, porque sabemos que solo unidos lo conseguiremos, hemos elegido para el número de verano de Joyas de Galicia un elemento tan simbólico como los puentes. En Galicia tenemos muchos (no en vano somos, como decía Cunqueiro, el país de los mil ríos) y bien hermosos. Hemos elegido cinco de Compostela, A Coruña y su entorno como ejemplo de la importancia de salvar la corriente y juntar las dos orillas. En este bienio 2021-2022, los gallegos contamos también con otro elemento que puede diferenciarnos y darnos el empujón que necesitamos para retomar el crecimiento: la celebración del Xacobeo, en esta ocasión extendido a dos años. La cita debe ser la palanca sobre la que apoyar la recuperación, y más allá. Por ello, nos llena de orgullo habernos convertido en patrocinadores oficiales del evento, apoyando así actos culturales, deportivos y festivos que tanto necesitamos. En Joyas de Galicia queremos atender también a esta fecha tan singular repasando cómo el Pórtico de la Gloria, lugar simbólico de la Catedral y hoy felizmente restaurado, se hizo un hueco en el imaginario cultural europeo. Su prestancia, su serenidad, el hecho de que lleve ahí cientos de años, nos recuerda que todo pasa, y que resistir es una virtud. Disfrutad del verano.

Jose M.ª Fernández

Tachi Fernández

Tono Carabel


sumario

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JOYAS DEL ARTE

El redescubrimiento del Pórtico

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JOYAS DE LA AUTOMOCIÓN 22

Colección de coches singulares JOYAS DE LA MÚSICA

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JOYAS DEL PASADO

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25 años con la Real Filharmonía Ángel del Castillo, coruñés ilustre

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ENTREVISTA 42

Luciano Calvo, empresario

JOYAS DE VERANO

Propuestas frescas

JOYAS DE LA RELOJERÍA

El Obelisco de A Coruña

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ENTREVISTAS EN EL HOSTAL 64

Nava Castro, Turismo de Galicia PEREGRINOS ILUSTRES

Piratería en el Camino de Santiago

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ACTUALIDAD 85

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Pantín Classic

JAEL 97

Recomendaciones

English translation

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54 jael joyas de galicia N.º 19  • VERANO 2021 Edita: Jael Joyería Producción y diseño: Versal Comunicación, S. L. Dirección: Elena Goyanes Coordinación: Martiño Suárez Traducción inglés: Reverso Comunicación Maqueta: Paula Cantero Fotografía: Adolfo Enríquez Estudio Fotográfico Imprime: Gráficas Lasa ISSN: 2254-0253

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texto: elena goyanes fotografía: adolfo enríquez

el redescubrimiento del pórtico La decisión papal de comprar el excepcional grupo escultórico del Laocoonte tras su aparición fortuita en 1506 obligó a los restantes aspirantes a contentarse con copias, entre ellos el mismo rey de Francia, que ordenó hacer un vaciado de bronce considerado como la primera gran reproducción de una obra de arte antigua. Poseer una réplica de los clásicos se convirtió en símbolo de distinción y fortuna y las colecciones de copias se multiplicaron desde entonces en academias, universidades y residencias privadas. Con el siglo XIX la práctica llegó a su apogeo. Fue entonces cuando se llevó a cabo el vaciado del Pórtico de la Gloria de la Catedral compostelana, que permanece en el Victoria & Albert Museum de Londres desde su realización en 1866.

En el XIX las copias no solo no eran inusuales sino que se convirtieron en una moda a la que todos los museos se querían incorporar. Se trataba de mostrar el arte, de democratizarlo y de facilitar su conocimiento aunque fuese a costa de la autenticidad, en un momento en el que muy pocos podían viajar y conocer las obras originales. La creación en Madrid del Museo de Reproducciones Artísticas por iniciativa de Cánovas del Castillo se realizó en beneficio de «la cultura general». París, Berlín o Roma disponían de museos similares y hasta las grandes capitales sudamericanas, como Santiago de Chile, configuraron sus propios museos de copias al estilo europeo. El vaciado del Pórtico compostelano no fue, ni mucho menos, un caso singular. La proliferación de colecciones había hasta generado una red internacional de talleres especializados que facilitaba la adquisición de piezas, considerando las dificultades que implicaba crear los moldes para realizarlas. Eran famosos los talleres de Signa en Florencia, el Moulage del Louvre de París, o los de Roma. Y en los museos lo importante era acertar con la selección de piezas a exponer. Los clásicos se daban por descon-

tado, pero en la Inglaterra victoriana existía ya un interés creciente por el arte medieval y renacentista, clave para que nuestro Pórtico acabase siendo una de las piezas estrella de la colección de copias del centro londinense South Kensington Museum. En un extenso artículo sobre el vaciado la experta en historia del arte Matilde Mateo Sevilla sitúa la génesis del Pórtico copiado en la mención que el británico Richard Ford (1796-1858) incluyó en su densa guía de viaje sobre España, el Manual para Viajeros por España y lectores en casa, con enorme influencia en la época, que mostró una Galicia prácticamente desconocida incluso para la mayor parte de los españoles. Ford recorrió Galicia en 1832 y de Santiago destaca su pasado de esplendor y un presente que llama su atención por los numerosos conventos «abandonados y desiertos» tras el saqueo de los invasores franceses. El Pórtico de la Gloria y sus «músicos» captan su interés como para mencionarlos, pero no hasta el punto de dejar testimonio gráfico de él en forma de dibujo o acuarela, que era la manera que el británico tenía de recoger impresiones sobre lo que veía. –›


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Fue esta mención de Ford la que años más tarde, en 1863, pudo traer a Santiago al arquitecto también británico George Edmund Street en busca de una Catedral completamente desconocida para él cuando recopilaba información para su estudio sobre la arquitectura gótica española. En una visita que él mismo calificó de «experimental», Street acabó por encontrar «una iglesia de extrema magnificencia e interés» a la que dedicó un capítulo completo de su estudio. Incluyó además el Pórtico de la Gloria como una obra de arte en sí mismo, catalogándolo como «una de las grandes glorias del arte cristiano». G.E. Street sería por ello considerado como el «descubridor» del Pórtico ante el mundo, el que reveló la existencia de la obra de Mateo escondida en una tierra aislada y completamente alejada de los circuitos de interés artístico de la Europa decimonónica. El redescubrimiento del Pórtico tras sus años de esplendor medieval culminaría en 1865, cuando el reconocido experto en arte John Charles Robinson recala también en Santiago en uno de sus viajes por España en busca de piezas para el museo británico de copias. Robinson fue el verdadero artífice de lo que el catedrático Serafín Moralejo califica como «el capítulo más decisivo de la secular fortuna» del monumento, ya que fue el que realizó la propuesta de su vaciado al South Kensington Museum, nombre que recibió hasta 1899 el Victoria & Albert Museum londinense.

El furor por las copias decaería en las primeras décadas del siglo XX, cuando la mayoría de los museos fueron desmantelando sus colecciones impulsados por las nuevas corrientes de revalorización de lo original y casi desprecio por las reproducciones. Como no podía ser menos el británico también se dispersó y padeció años de decadencia y abandono, pero se acabó recuperando y, más recientemente, fue incluso objeto de mejora y restauración. En el siglo XXI la relación entre ambos pórticos de la Gloria se estrechó gracias a los intercambios de información de los expertos dedicados a su conservación y la coincidencia en el tiempo de su restauración.

la historia del vaciado

Al pueblo de Santiago no le hizo gracia comenzar a ver a extranjeros pululando por su Catedral y enterarse de que se iba a intervenir en el Pórtico. Algunos hasta desconfiaron de que los ingleses pretendiesen llevárselo, como recoge Mateo Sevilla. Una reacción lógica cuando todavía estaban recientes los robos y destrozos de los franceses tras la invasión, y que de alguna forma ha permanecido en la memoria popular, si consideramos que muchos compostelanos aún achacan todos los males del Pórtico exclusivamente al vaciado británico, sin reparar en las filtraciones, el moho y la humedad, en su excesivo contacto con los humanos, o en las sucesivas intervenciones de las que fue objeto en sus casi 850 años de vida.


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Aunque no se sabe a ciencia cierta si vino o no guiado por el estudio del arquitecto Street, Robinson llega a Santiago en el verano de 1865 y defiende fervorosamente ante el museo la oportunidad de crear la copia del Pórtico. El contacto con el Cabildo lo consiguió gracias a un intermediario, George Mould, a quien, con su hijo John Stephenson Mould, se le debe la construcción del primer ferrocarril gallego, de Santiago-Cornes a Vilagarcía de Arousa. Mould había llegado a España desde Inglaterra como constructor de líneas ferroviarias, estableciéndose primero en Santander y luego ya en Iria Flavia, desde donde acometería la línea compostelana. Su elección como mediador respondió seguramente al hecho de tratarse de una persona muy conocida en las esferas de poder de la ciudad. El proyecto fue ejecutado por el experto italiano radicado en Londres Domenico Brucciani, cuyo taller trabajaba ya de modo regular con el museo británico y que se enfrentó al Pórtico como una de sus obras más ambiciosas. El vaciado comenzó en agosto y concluyó en octubre de 1866. Fue tal el éxito desde la misma inauguración en Londres que muy pronto pasó a tener la consideración de la joya mundial del arte románico que es. La propuesta de Robinson generó además la realización de las primeras fotografías conocidas del Pórtico por parte del prestigioso Thurston Thompson, una colección que amplió su difusión y reconocimiento mucho más allá del público visitante del South Kensington Museum. Se había producido el redescubrimiento de la obra cumbre del Maestro Mateo, oculta durante siglos para el resto del mundo. ᴥ

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fotografía: adolfo enríquez

texto: ramón yzquierdo peiró museo catedral de santiago

LA CONSAGRACIÓN DE UNA OBRA MAESTRA: LA REPRODUCCIÓN DEL PÓRTICO DE LA GLORIA EN LOS CAST COURTS DEL VICTORIA & ALBERT MUSEUM English translation on page 92

Resulta llamativo el escaso eco que el Pórtico de la Gloria tuvo hasta su «descubrimiento» a mediados del siglo XIX; ello se explica, entre otros factores, porque hasta época reciente se trataba de un espacio con una consideración especial dentro de la catedral, que solo se abría, excepcionalmente, para determinados usos y solemnidades. El origen, gestación y ejecución del proyecto de realización de una reproducción del Pórtico de la Gloria presentan una curiosa historia, que, desde

Inglaterra, se desarrolla entre la década de los años 30 y 70 del siglo XIX y que tuvo una importancia fundamental para la consagración del Pórtico, «una de las grandes glorias del arte cristiano». La instalación de la réplica en el South Kensington Museum, hoy Victoria & Albert Museum, supuso el punto culminante de dicho proceso. Poco después de su creación en 1857, desde el South Kensington Museum se realizaron misiones internacionales para seleccionar las piezas más


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destacadas del patrimonio mundial. Con tal motivo, John Charles Robinson recorrió España en varias campañas, con la doble misión de adquirir piezas originales y de proponer aquellos vaciados de obras de arte especialmente relevantes. Robinson visitó Compostela en 1865 y quedó deslumbrado por el Pórtico de la Gloria, que elogia en sus escritos, afirmando que «como obra de arte, su título es bien merecido. No dudo en afirmar que lo considero incomparablemente el monumento escultórico y ornamental más importante de su época»; al tiempo que insiste, en varias ocasiones, en la conveniencia de realizar una copia del mismo, a tamaño natural, con destino a las salas dedicadas a presentar lo mejor del arte universal a través de reproducciones. Convencidos en Londres, los trámites fueron relativamente ágiles para la época y, apenas un año después de su visita, en abril de 1866, el Cabildo accedió a la solicitud de permiso para la realización del vaciado del Pórtico, imponiendo una serie de condiciones para garantizar la conservación de la obra y la supervisión de los trabajos, que serían dirigidos por el prestigioso especialista de origen italiano Doménico Brucciani, que tenía una amplia

experiencia en la realización de este tipo de trabajos para los museos británicos más importantes. El vaciado se llevó a cabo, con gran diligencia, entre los meses de agosto y octubre de 1866; en medio de una inusitada expectación en la ciudad, no exenta de cierta polémica y división entre los que veían en su realización un reconocimiento a los valores artísticos de la obra y los que detectaban oscuros motivos en el interés británico en el monumento. De todo ello, ha quedado testimonio en las crónicas de la época, como también del acto por el cual el Cabildo y el Museo se intercambiaron presentes para conmemorar la conclusión del proyecto; así, en el Victoria & Albert se conserva, entre otros materiales, el escaparate de plata, con la imagen de Santiago Caballero, que el Cabildo entregó a Brucciani en reconocimiento por su dedicación; y, por su parte, en los fondos del Museo Catedral se encuentra el electrotipo de una Tazza parisina regalado por la delegación inglesa. Satisfacción, pues, por ambas partes y ninguna mención a posibles daños en la obra; bien al contrario, el informe realizado para el Cabildo por el pintor compostelano Juan José Cancela es claro al respecto y señala las virtudes de los trabajos realizados. Habría que esperar algunas décadas para que surgiesen las primeras críticas al posible deterioro del Pórtico causado por el vaciado, aunque siempre en el terreno de las hipótesis y sin pruebas evidentes, ni en lo que respecta a la policromía, ni en lo estructural. En el curso de la reciente restauración del Pórtico se llevó a cabo un completo estudio de policromías por el cual se identificaron las diferentes capas aplicadas a lo largo de la historia y que, también, sirvió para confirmar que la cuidadosa realización del vaciado por el equipo contratado por el South Kensington Museum apenas había causado daños en la obra. Tendría razón, por tanto, Cancela cuando certificó a su conclusión que todo estaba en orden y que los trabajos no habían dañado el conjunto, principal condición exigida en 1866 por el Cabildo de la catedral para autorizarlos. El vaciado del Pórtico gozó, desde un principio, de gran consideración entre el público del South Kensington Museum, si bien la falta de espacios adecuados provocó que, en los primeros tiempos, se expusieran solo algunos fragmentos. Por fin, en octubre de 1873, se inauguraron en Londres los Architectural Courts, con la reproducción completa del Pórtico de la Gloria como una de sus grandes protagonistas, tal y como aparece reflejado en la literatura de la época. De este modo, seis siglos después de su creación por el genio del Maestro Mateo en Compostela, el Pórtico pasaba a formar parte del Templo del Arte y, con ello, del selecto grupo de obras maestras de la historia del arte universal. ᴥ


ROLEX, EN LA BIENAL DE ARQUITECTURA DE VENECIA La Bienal de Venecia es probablemente la exposición internacional más importante en el ámbito de la arquitectura. Desde los años ochenta del pasado siglo, los proyectos más audaces, los diseñadores más geniales y las polémicas más encendidas de este ámbito artístico se han desarrollado en sus pabellones. El patrocinador de la cita es Rolex, que suma su savoir faire al esfuerzo por dotar al mundo de mejores edificios. El apoyo de Rolex a la cita veneciana no es una casualidad. La firma de alta relojería se ha caracterizado siempre por la elegancia y el gusto por la innovación. En el ámbito arquitectónico lo ha demostrado encargando sus edificios más emblemáticos a grandes nombres del panorama internacional. Dos de sus proyectos más recientes han tenido la sostenibilidad como centro de gravedad: se trata del centro de ventas y de servicio de Rolex en Dallas (Texas), obra de Kengo Kuma, y el plan de remodelación del cuartel general de Rolex en Nueva York, encargado a sir David Chipperfield. Rolex ha encomendado el diseño de sus oficinas e instalaciones en todo el mundo a firmas como las de Michael Graves (Lititz Watch Technicum, Pensilvania, EE. UU.), Fumihiko Maki (edificio Rolex en Tokio) y Ryue Nishizawa y Kazuyo Sejima (Rolex Learning Center de la EPFL en Lausana, Suiza). La Bienal de Venecia se inauguró el pasado mes de mayo y estará abierta hasta finales de noviembre. Como patrocinador exclusivo y reloj oficial de esta decimoséptima edición, Rolex cuenta con un pabellón singular en la muestra, un edificio que mezcla sólidos cimientos con una delicada estructura transparente con superficie facetada que recuerda al bisel estriado de tantas de las creaciones relojeras de la marca. El inmueble alberga la exposición de un proyecto de la arquitecta nigerina Mariam Kamara. Es la protegida del célebre arquitecto británico de origen ghanés sir David Adjaye en la Iniciativa Artística Rolex para Mentores y Discípulos, un programa que invierte en el futuro de la arquitectura fomentando el talento.


Patrocinador exclusivo de la exposición, presenta un pabellón en el que la sostenibilidad es el elemento central


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texto: j. pombo fotografía: adolfo enríquez

o burgo recuerda batallas pasadas Dice el tópico que los puentes unen. A veces, y para algunos, demasiado. Se comprobó durante la llamada Guerra de Independencia española, a principios del siglo XIX, en la que los ejércitos napoleónicos volaron o estropearon un gran número de estructuras en toda Galicia, hartos del acoso de las guerrillas locales; o los británicos, escapando de los galos. El puente de O Burgo, que une los municipios de A Coruña y Culleredo, fue un ejemplo más, con el atractivo añadido de su papel en la mitificada retirada de las tropas británicas comandadas por sir John Moore. English translation on page 94

La historia de la retirada inglesa y la batalla de Elviña ha sido contada muchas veces: perseguidos por las tropas del mariscal francés Soult, los británicos afrontaron desde Castilla y a principios de 1809 una penosa escapada con final en el puerto de A Coruña. Mientras esperaban a sus barcos de guerra para embarcar, tuvieron que contener a los napoleónicos en las afueras de A Coruña, donde su comandante, Moore, fue herido de muerte. Ahora está enterrado en los jardines románticos de San Carlos y es todo un símbolo de la ciudad herculina. En ese esfuerzo de contención, Moore encargó a una división de su ejército cortar el histórico puente de O Burgo para evitar que los soldados de Soult cruzasen la fértil ría camino de A Coruña. Al mando

de la división, el general Paget cumplió con su misión e hizo volar el 12 de enero por los aires todo un arco del histórico viaducto. Militarmente, la estrategia fue rentable para los ingleses, pues obligó al rival a dar un enorme rodeo y subir hasta Cambre para cruzar el río Mero y evitarse problemas en el limoso y peligroso estuario. El puente de O Burgo no pudo ser reparado hasta el 15, logrando unos días preciosos que bastaron para embarcar la mayor parte de la tropa británica (y que costaron la vida a Moore en Elviña, el día 16). Aparentemente ambos bandos consiguieron lo que querían: los ingleses escapar y los franceses tomar A Coruña. Como siempre, salió perdiendo la población local, condenada a durísimos meses de hambre y penurias.


joyas dejoyas la arquitectura del museo

Otra cosa es lo que sucedió en el ámbito del patrimonio, que por entonces no era tan valorado. Lo que destruyeron los británicos fue una parte considerable de una edificación medieval, datada en el siglo XIV o XV. En su versión actual cuenta con 11 arcos de medio punto, de los cuales son originales los del centro. Algunos más han quedado enterrados en el hormigón de sus márgenes. El puente se encuentra al pie del Camino Inglés a Santiago, que, sin embargo, no lo cruza: pasa por uno de sus extremos, junto a la hermosa iglesia románica de Santiago de O Burgo, que contempla con aire perplejo el incansable tráfico que la rodea. En el otro extremo, el de Culleredo, se haya la iglesia de Santa María de O Temple, con orígenes en el siglo XII

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y construida en su momento a instancias de los entonces poderosos caballeros templarios. Durante siglos, el puente de O Burgo fue clave para la comunicación de A Coruña con As Mariñas. Hay que tener en cuenta que, voladuras inglesas aparte, no tuvo alternativa viable hasta finales del siglo XX, con la inauguración, en 1975, del puente de A Pasaxe. Por encima han pasado peregrinos, carretas, coches e incluso el tranvía, hasta que en 1942 se edificó la alternativa que le saca de encima el tráfico de la concurrida AC-211. Desde entonces, el puente de O Burgo puede descansar y dedicarse a contemplar cómo las aguas del Mero y de las mareas atlánticas lamen sus tajamares, mientras sestea y recuerda batallas y glorias pasadas. ᴥ


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texto: s. fraga fotografía: adolfo enríquez

la artesana: alta cocina y espíritu de barrio

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a Artesana es la apuesta personal de Álvaro Pérez Blanco por trasladar su experiencia en algunos de los mejores restaurantes del mundo al muy compostelano barrio de Conxo. Con experiencia en fogones como los del mítico El Bulli de Ferrán Adriá, este chef, natural de Dodro, apuesta por el producto excelente, cocinado con sencillez, pero siempre con un toque innovador, servido en un ambiente informal y rodeado de una buena conversación con amigos. El restaurante abrió hace ya nueve años con la idea, inalterada desde entonces, de «trasladar la alta gastronomía al día a día», según explica su alma

mater. «Santiago es una ciudad que me encanta y, además, tiene un público gastronómico muy interesante», reflexiona, «de gente que sabe apreciar la calidad, pero también valora un precio razonable». La Artesana apuesta por Galicia y el producto gallego, local, «casi siempre de kilómetro cero», y por un elemento que no se suele reflejar en las cartas pero que, al final, es lo que hace triunfar a un restaurante: el trato personal con el cliente. La cocina de Álvaro Pérez reposa sobre tres pilares: una oferta «sana, limpia y eficiente». Así, los mediodías están dedicados fundamentalmente a un menú del día contenido pero inteligente, mientras que por las noches la propuesta discurre entre vinos, cañas y unas tapas creativas. «Queremos que la cena sea un juego divertido, en el que sea posible probar las últimas propuestas de denominaciones de origen poco conocidas». Los platos para compartir son una especialidad en la casa, habitual en los premios SantiagoÉTapas, el principal concurso de tapas de la ciudad: «Nos esforzamos por estar guapos todo el año, pero ese día nos vestimos como para celebrar una boda por todo lo alto», bromea el cocinero. Álvaro Pérez prepara para Joyas de Galicia un menú compuesto por algunas de sus recetas más populares, todas ellas muy apropiadas para los calores del verano. Comienza con unas Empanadillas de pulpo y queso muy jugosas. En general, explica el chef, los nombres de sus platos son «contenidos; prefiero no crear demasiadas expectativas y sorprender». La propuesta sigue con una fresca Escalivada que da paso al que quizá es el plato más demandado, una versión propia de Fish and chips con base en la merluza del pincho, rebozada con tempura. Para finalizar, una sorpresa, porque realmente sorprende que el postre sean unas Croquetas: el secreto está en que, al meterlas enteras en la boca, lo que sale de su interior es una ligera crema de chocolate. La propuesta de Álvaro Pérez Blanco está ya más que asentada en un barrio a caballo entre Conxo y el Ensanche, la principal zona comercial y residencial de Compostela. La atención al cliente es, con todo, el ingrediente estrella del local: «Nuestro lema es emocionar antes que alimentar, y eso se consigue siendo conscientes de que cada comensal es diferente». ᴥ


joyas en la mesa

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Empanadillas de pulpo y queso. Entrante jugoso con materia prima del país

Escalivada. Un plato mediterráneo con verduras gallegas

Fish and chips. Con base en la merluza del pincho

Croquetas. Interior de ligera crema de chocolate


LA METAMORFOSIS DE LA SERPIENTE DE BULGARI Siempre a la vanguardia del cambio y la innovación, Bulgari celebra su icono más legendario, Serpenti. Así como la serpiente se transforma continuamente mudando de piel, la joyería de lujo romana evoluciona su primer icono, introduciendo un nuevo giro contemporáneo y urbano. Símbolo de poder, seducción, tentación y transformación, el emblema apareció por primera vez a finales de la década de 1940 con la destacada introducción del reloj con engaste de la Serpiente Secreta; y continuó creciendo en visibilidad en la década de 1960 cuando empezó a aparecer en las colecciones de joyería y se estableció como el símbolo distintivo de Bvlgari. Desde las versiones más animalistas de los años 70 hasta las formas más geométricas y estilizadas de las décadas pasadas, la serpiente personifica profundamente el espíritu audaz y feroz de la firma. Ahora, con Serpenti Viper la marca logra un resultado, entregado por las manos de sus artesanos joyeros. Con su construcción modular flexible que presenta las escamas de la serpiente cuidadosamente articuladas e insertadas una por una, las llamativas piezas se envuelven alrededor del cuerpo como poderosas armaduras. Brillando con preciosos conjuntos de diamantes, añadiendo exclusividad al diseño vanguardista disponible en tres colores de oro, Serpenti Viper ahora presenta una amplia selección sin precedentes de pulseras, anillos, collares y pendientes. Los brazaletes y anillos, que son pilares clave del surtido de Serpenti, se vuelven más preciosos gracias a la característica de doble envoltura en oro rosa y blanco.


El icónico símbolo de la firma italiana se adapta a los tiempos en las últimas creaciones


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texto: elena goyanes fotografía: adolfo enríquez

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el antiguo puente del arzobispo English translation on page 94

Cuando en Santiago se levantó el puente del Arzobispo, como se denominaba entonces al del Carme de Abaixo, el marqués de Croix advirtió que debía ser una estructura «de la mayor perfección y solidez posible», aunque coincidió con el representante de la ciudad en que no era precisa una estructura de gran tamaño porque, al no tratarse de un camino real, sobraba con garantizar el paso cómodo de un coche o de dos carros del país.


joyas de la arquitectura

Carlos Francisco de Croix dudó inicialmente entre reconstruir el puente ya existente, muy deteriorado, o acometer una obra nueva con cimientos sólidos y perfectos que soportasen bien las riadas, por lo que hizo que el ingeniero José Santos lo valorase y ayudase a tomar la decisión. La obra del nuevo puente sobre el Sarela en el barrio del Carme se adjudicó en subasta pública por ocho mil reales y las condiciones incluían la

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retirada de todos los materiales del puente viejo, debiendo quedar todo desembarazado y limpio, como recoge Socorro Ortega Romero en un estudio sobre los puentes compostelanos del XVIII. Se concluyó formalmente en julio de 1759, aunque hay registro de obras menores en el año 60, y también de la construcción de la calzada desde el puente a la cuesta del Gaio en 1764. Se remataba así una intervención promovida por el marqués de Croix, que ocupó el cargo de capitán general de Galicia durante una década en la que llevó a cabo múltiples proyectos de la red viaria de Santiago y sus alrededores, entre los que se encuentra también el de Sar. Ahora es difícil imaginarse el barrio del Carme de Abaixo como una zona industrial, pero lo era hacia finales del siglo XVIII e inicios del XIX, cuando progresivamente se fueron implantando en las riberas del Sarela numerosas factorías artesanas de curtido de cuero que convivían con las tradicionales tareas agrarias y ganaderas. En determinados momentos, a lo largo de los cauces del Sar y el Sarela coexistieron veinticinco curtidurías, una actividad en la que Compostela llegó a ser referencia nacional hasta la decadencia en el siglo XX, cuando comenzaron a cerrar por la confluencia de causas como la pérdida de las colonias o la Guerra Civil. La mayoría de las fábricas desaparecieron, o acabaron por derrumbarse tras décadas de abandono. Sin embargo en el Carme las intervenciones de 1990 en la ribera, junto con la recuperación de los núcleos de la curtiduría y la vaquería y la restauración del antiguo convento de las Oblatas –hoy hotel con encanto– revalorizaron el barrio. Pero en la época de construcción del nuevo puente podemos imaginárnoslo como un arrabal marginal de Compostela volcado hacia el río, con callejones tortuosos, salpicado de labradíos y lavaderos, y hasta sumido en el característico mal olor que emanaban las curtidurías, una actividad prohibida en el centro de la ciudad precisamente por su hediondez. El barrio además estaba lo suficientemente alejado del centro como para que los vecinos y la Cofradía del Carmen promoviesen la ampliación de la pequeña capilla de Nuestra Señora de la Puente del Arzobispo y la construcción de la nueva Iglesia. Se sentían faltos de consuelo espiritual por la larga distancia que hay desde el lugar hasta la parroquia que les correspondía, San Fructuoso, sobre todo en los tiempos rigurosos de invierno, como incluye Enrique Fernández Castiñeiras en su estudio sobre la historia de la Cofradía en Compostela. La ampliación de la capilla y construcción de la Iglesia del Carme de Abaixo se inicia en 1760, muy poco después del remate del nuevo puente, aunque por falta de fondos las obras se alargaron hasta 1773. En 1864 volvió a ampliarse la iglesia. ᴥ


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texto: s. fraga fotografía: adolfo enríquez

autos de ensueño Bugatti, Ferrari, Porsche, Lamborghini, Aston Martin, Mercedes, Alfa Romeo, BMW... Todas las marcas relevantes en la historia del automóvil están presentes en la colección de la empresa CarClassic Museum, perteneciente al grupo Redcom del empresario Manuel Ferreira. Apasionado del motor, durante veinte años ha guardado más de cien ejemplares que son auténticos tesoros, algunos por su exclusividad, otros por su leyenda, por su relevancia histórica o por sus éxitos en circuitos y ralis. Y todos con una historia detrás. English translation on page 92

Nadie conoce mejor estas historias que Antonio Alfonso, gran amigo de Ferreira y coleccionista él mismo, que ha sido en encargado de traer a Galicia buena parte de estas obras de arte. «Todos estos coches funcionan perfectamente y, de hecho, se sacan con cierta frecuencia a la calle», explica. El mantenimiento es una de las grandes dificultades que presentan los automóviles históricos. En la nave en la que Ferreira conserva su colección, todos están conectados a un sistema eléctrico que evita la degradación de las baterías, aunque estar parados no es lo ideal para estos bólidos. Entre los automóviles hay un flamante Lamborghini Countach, más allá un Mercedes 540K Roadster de los años treinta (uno se imagina cómo debía imponer un artefacto como ese en la época), más allá un Aston Martin DB5 como el de James Bond o un elegantísimo Mercedes 300 SL, conocido como alas de gaviota por la inconfundible forma en que abren las puertas; y un Pegaso, fabricado en Barcelona de edición única. También hay representantes de los primeros años de la industria, como un mítico Model T de Ford de 1914, el decano de la colección; o piezas muchos más modestas, pero con una gran trascendencia histórica, como el Biscúter número 100.000, que la fábrica regaló a Franco. En el apartado de coches de competición, los ralis se llevan la palma, con modelos ganadores como el Lancia Delta Integrale Martini, un Audi Quattro que llevó al podio a Stig Blomqvist, un hermoso Ford GT40 como el que ganó las 24 Horas de Le Mans en el que se puede imaginar a Steve McQueen…


joyas de la automoción Es difícil fijar el valor exacto de cada una de estas piezas históricas. Alfonso apunta que probablemente el coche más caro de cuantos se reúnen aquí es un Alfa Romeo TZ II Auto Delta del año 1965. Sólo se fabricaron 13 unidades y probablemente sigan en circulación 9, lo que eleva su precio hasta los tres o los cuatro millones de euros. Un poco menos cuesta un ejemplar también de los sesenta del mítico Ferrari GTO, en una versión fuera de la serie regular: por un original de los salidos de la fábrica de Maranello se pagan hasta 60 millones de euros, pero esta cuesta unos dos o tres. La diferencia radica en que se trata de una unidad montada por su diseñador, el ingeniero Allegretti, después de jubilarse: «Sólo construyó tres, y su hijo nos confirmó que este es uno de los auténtico». –›

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Alfa Romeo TZ II Auto Delta

Ferrari GTO Alegretti

Mercedes 540 K Roadster

Aston Martin DB5

Mercedes 300SL

Audi Quattro

Una de las joyas de la colección: sólo se fabricaron 13 y tiene un valor de tres a cuatro millones de euros.

Un lujo de 1937, con asientos traseros plegables. Superaba los 200 kilómetros a la hora.

Conocido como alas de gaviota por la inconfundible forma de sus puertas.

De 1962, su diseñador fabricó sólo tres, después de jubilarse. Tiene un valor de más de dos millones.

El clásico de las primeras películas de James Bond es una preciosidad de 1966 y 314 caballos.

En él corrió el campeón mundial de ralis Stig Blomqvist.


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Ford GT40

Ford Model T

El rey de las 24 Horas de Le Mans en los sesenta es una joya de 425 caballos y 7.000 centímetros cúbicos.

El coche que popularizó el coche: este modelo es de 1914 es todo un símbolo.

AC Cobra 289

Jaguar XK 120 Cabriolet

Emblema de una época gloriosa de la automoción británica, se fabricó en 1964 y desarrolla 272 caballos.

BMW 328

Construido en la Alemania nazi, en 1937, sólo se hicieron 464 unidades.

La elegancia hecha automóvil: se fabricaron 12.000 ejemplares en 1952.

Pegaso Z102

Modelo único de 1954, de fabricación española. En su día rivalizó con los Ferrari en diversas competiciones.


HUBLOT EURO2020: HOMENAJE AL MAYOR ESPECTÁCULO DEL MUNDO El panel de Hublot en el que el cuarto árbitro marca los cambios o el tiempo de prolongación se ha hecho ya un clásico entre los seguidores del fútbol internacional. La firma suiza va un paso más allá en su implicación con el deporte de masas por excelencia, convirtiéndose en patrocinador del campeonato de selecciones Euro2020, celebrado en 2021 por causa de la pandemia. El retraso en la disputa de la gran competición continental no ha restado entusiasmo a los fans, ni tampoco a los responsables de Hublot, una marca especialmente volcada en la promoción del fútbol. Con motivo de su implicación en la Eurocopa, la firma ha diseñado un espectacular reloj conectado inspirado en su ya clásico Big Bang, una creación que permite a los aficionados seguir la competición con solo un vistazo.

El reloj se basa en el modelo Big Bang con una ergonomía aumentada: cuenta con una caja de 42 mm de diámetro de Black Magic, la espectacular cerámica negra pulida, hermética hasta 30 metros de profundidad. Su cristal de zafiro permite utilizar su pantalla táctil AMOLED de alta definición, mientras que, al igual que un reloj mecánico, su corona giratoria con pulsador permite activar sus funciones. Dispone de un módulo electrónico complejo desarrollado en colaboración con otras marcas del grupo LVMH. Funciona con el software WearOS by Google, adaptado y perfeccionado para responder a las exigencias de Hublot, gracias, en particular, a una aplicación específica para el fútbol que permite a los usuarios seguir la competición en tiempo real.


La firma lanza un reloj conectado conmemorativo de la gran competición continental de selecciones de fútbol


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fotografía: adolfo enríquez

texto: antonio s. río vázquez arquitecto

el puente del pedrido En la ría de Betanzos, entre los municipios de Paderne y Bergondo, se encuentra una de las obras de ingeniería más destacadas del siglo pasado: el puente del Pedrido. Un proyecto cuya gestación comenzó en los años veinte, cuando solamente existía un pasaje en barca que unía las dos orillas, del que todavía se conserva el embarcadero en la ribera de Paderne. Entonces se inició una primera propuesta por parte del ingeniero Luciano Yordi Menchaca que comenzó a construirse, pero, enseguida, fue sustituida por el proyecto elaborado por César Villalba Granda en 1928. La obra arrancó cinco años más tarde, pero el estallido de la Guerra Civil la paralizó, con el vano central sin ejecutar y no se retomó hasta los años cuarenta. English translation on page 95

La recuperación de los trabajos supuso la introducción de una de las figuras clave en la construcción en hormigón armado: el ingeniero Eduardo Torroja Miret. Torroja asumió la terminación del puente y modificó el proyecto de Villalba en el tramo central, aportando la solución que hoy podemos contemplar: un arco atirantado de 75 metros de luz y 12,50 metros de flecha, con un tablero inferior, suspendido mediante péndolas espaciadas 3,65 metros. La claridad y la racionalidad del conjunto, la asunción de las preexistencias de la propuesta anterior y su incorporación natural y coherente al proyecto y su dimensión monumental y paisajística en el horizonte de la ría hacen de este puente, inaugurado en abril de 1943, una de las obras más relevantes de su época.

Más allá de sus valores constructivos y estructurales, descritos en detalle en otros lugares, volvamos la vista hacia el puente del Pedrido para desvelar su importancia como una pieza fundamental en el territorio del golfo Ártabro. Los puentes constituyen un símbolo universal de la unión entre personas y lugares. El del Pedrido transformó el trabajoso tránsito a remo en una conexión permanente y cómoda entre los dos márgenes de la ría, manteniendo la cota de media ladera en la que las poblaciones se fueron consolidando. Junto a la ligazón más inmediata se produce también un enlace a gran escala, pues el puente encuentra su justificación territorial por el desarrollo que soporta la carretera que une las ciudades de


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A Coruña y Ferrol, evitando el recorrido por el fondo de la ría y generando una nueva movilidad de carácter metropolitano, en los albores de aquella «Ciudad de las Rías» que, desde las décadas centrales del siglo veinte, se fue conformando a lo largo del golfo Ártabro, uniendo varias poblaciones medianas. Además de estos valores, que integran lo rural y lo urbano, el puente del Pedrido destaca también como elemento patrimonial. Lo es por sus formas, deudoras de la modernidad, que lo convierten en uno de los monumentos más reconocibles de la ría de Betanzos. Una línea trazada sobre el horizonte, de orilla a orilla, sostenida por una hilera de arcos que se interrumpe con majestuosidad en el centro, abriéndose a las aguas, a los barcos y al paisaje. Este orden

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superior, de una escala territorial, se complementa magistralmente con otro del detalle inmediato: balaustrada, pináculos y relieves de placas que «domestican» la estructura y la vuelven familiar y cercana, muy fácilmente identificable desde la distancia. Con sus casi ochenta años de historia, y después de una profunda restauración llevada a cabo en la última década, sigue cumpliendo con la función para la que fue concebido: acercar ambas riberas, habitar las rías. A finales del siglo pasado se construyó el nuevo puente de la autopista y, como queriendo mostrar una actitud de respeto ante su antepasado, se retiró hacia el interior, permitiendo observar una hermosa perspectiva al circular sobre él, con el puente del Pedrido abriendo la ría al Atlántico. ᴥ


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texto: martiño suárez fotografía: rfg

un cuarto de siglo con la real filharmonía de galicia La Real Filharmonía de Galicia celebra en julio de 2021 su vigésimo quinto aniversario. Lo hace con seis meses de retraso: la pandemia ha obligado a posponer la conmemoración, que se debería haber llevado a cabo en febrero. El día 29 de ese mes, en 1996, el conjunto interpretaba su primer concierto, punto de partida de una historia en la que la flexibilidad y la apertura a nuevos horizontes comparten camino con el rigor y la calidad musical. English translation on page 92


joyas dedel la música joyas museo El actual director de la Real Filharmonía, Paul Daniel (Birmingham, 1958), define a la orquesta con una palabra inglesa que, a su juicio, da en el clavo a la hora de describirla: «nimble, ágil. Puede moverse con facilidad y rápidamente. Es un grupo compacto, flexible, muy eficiente. Nunca hay nadie sentado en casa y fuera del proyecto. Cuando necesitamos otros músicos, los invitamos. A veces en una gran orquesta sinfónica de noventa miembros es difícil decir, ¡hey, vamos a hacer un Haydn sólo con cuarenta músicos! Eso significa tener a mucha gente sin trabajar». Esto no pasa en la RFG, que cuenta con 50 músicos en nómina y un equipo de trabajo también reducido, de media docena de personas, comandado por la directora técnica Sabela García Fonte (Cabanas, 1979) y dependiente del Consorcio de Santiago. En sus manos ha recaído el enorme embrollo de gestionar los últimos 18 meses, con la pandemia de covid-19 haciendo estragos en las programaciones culturales, algo especialmente complicado en el caso de una orquesta sinfónica. «Planificar en estos tiempos es muy difícil», explica García Fonte, «sobre todo cuando tienes que gestionar los públicos y en situaciones muy cambiantes. El aniversario, por ejemplo, se tendría que haber celebrado el 29 de febrero, pero no pudo ser porque estábamos en el pico más alto de la pandemia y decidimos cancelar tres semanas de conciertos siguiendo el principio

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«Tengo que decir que, en medio de este tiempo tan terrible, la orquesta ha sido como un faro» » Paul Daniel

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texto: olga gonzález alonso fotografía: adolfo enríquez

«La orquesta ha hecho una apuesta por abrirse a la ciudad, a Galicia y a colaborar con artistas locales». Sabela García Fonte

de máxima prudencia». Se celebra finalmente en el tradicional concierto de la RFG en A Quintana, con motivo de las fiestas del Apóstol, el 29 de julio. Hace justo un año, pasado lo más duro del confinamiento, la orquesta volvió a los ensayos tras meses de separación. «Estábamos muy nerviosos», confiesa Daniel, «y al principio nos dijimos: esto es imposible. ¿Hacer música, todos separados? Pero pudimos». Para conseguirlo, desde la dirección técnica se diseñó «un protocolo sanitario súper exhaustivo. Hay más distancia, cada músico tiene su atril, las entradas y salidas están muy regladas… Estamos muy orgullosos porque hemos salido bien parados y no ha habido ningún contagio», explica García Fonte. Para los intérpretes fue un tiempo confuso. «Lo primero que piensas es: no puedo oír, no puedo ver, no puedo conectar con el resto», explica Paul Daniel. «Pero estos músicos son fantásticos, han tomado cada obstáculo y lo han superado, uno por uno. Incluso hemos encontrado ventajas. Una, que cada instrumentista de cuerda tiene su propio atril y cada uno toca como un solista. Si la orquesta fuera un ejército, ahora todo el mundo es capitán», bromea. En segundo lugar, «con más espacio, el sonido de cada instrumento tiene más sitio para resonar». Eso sí, Daniel desea que la vieja manera de hacer música vuelva cuanto antes: «Juntos todo es posible; así… algunas cosas no se pueden hacer». «Tengo que decir que, en medio de este tiempo tan terrible, la orquesta ha sido como un faro», cuenta el director británico, «y de ello estamos muy orgullosos. Hemos podido hacer todos los conciertos, a veces sin público, a veces con muy poco, pero todos en streaming. Creo que sólo ha habido dos orquestas en España que lo han conseguido. En cierta medida hemos tenido mayores audiencias, de todo el mundo. Pero es muy artificial. El streaming no es música en directo. El latido del público uniéndose al latido de la orquesta… eso se pierde».

Daniel es el tercer director artístico de la RFG, tras Helmuth Rilling (1996-2001) y Antoni Ros Marbà (2001-2013), con Maximino Zumalave siempre como director asociado. «He tenido mucha suerte», explica el director, «con los anteriores titulares la orquesta se construyó unos cimientos muy fuertes, interpretando grandes obras. Fue un legado fantástico». Desde Compostela, la RFG diseña programaciones anuales que la llevan a tocar en muchas otras localidades gallegas, además de conciertos y materiales didácticos y otras fórmulas de difusión de la música clásica entre la población. En esta última etapa, explica Sabela García Fonte, la orquesta ha hecho «una apuesta por abrirse a la ciudad y a Galicia y un compromiso por no estancarnos en la música del período clásico o romántico y colaborar con artistas locales», dando conciertos con varios de ellos y contratando piezas ad hoc a compositores gallegos menos conocidos. Es un reto especialmente grato para Daniel, que pone como ejemplo la colaboración de la Filharmonía con el grupo compostelano de jazz Sumrrá: «Fue una asociación totalmente loca. En un primer momento puedes pensar: ¿cómo va a trabajar una orquesta sinfónica con un conjunto maravilloso de jazz, con un percusionista tan loco [L.A.R. Legido], con una música que a veces es tan anárquica? ¡Pues para la Real Filhamonía es perfecto! Queremos ser dinámicos, expansivos, movernos en nuevas direcciones». Este es un buen resumen de la forma en que Paul Daniel ve el arte: «Nunca he pensado en la música nueva como algo diferente de Haydn o de Mozart. En la Viena de la época clásica también se preguntaban, oye, ¿qué hay de nuevo esta semana? ¿De qué va esta sinfonía de ese tal Mozart? ¿Quién es este Beethoven que está haciendo cosas tan locas? La tradición tiene que seguir moviéndose. Imagínate ver siempre el mismo partido de fútbol: nunca volverías a entrar en un estadio en tu vida». ᴥ



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texto: cristobal ramírez fotografía: adolfo enríquez

un sabio coruñés en el olvido Su nombre era Ángel del Castillo López, nació y murió en A Coruña (1886-1961), en su especialidad fue un auténtico sabio preocupado por la protección del patrimonio y por la investigación del arte, y casi nadie se acuerda de él ahora. Un hombre que sigue esperando un reconocimiento más allá del hecho de que tenga una calle dedicada a honrar su memoria. Quizás a ese olvido haya contribuido el que su archivo, sus miles de hojitas de tamaño octavilla escritas a pluma o a lápiz con su minúscula y enrevesada letra, esté en manos de un particular, lo cual ha impedido que se estudie su obra a fondo.


joyas del pasado Primero, la persona. Ángel del Castillo no pudo comenzar sus estudios universitarios hasta cumplidos los 40 años, lo cual habla de su constancia, su interés y su convencimiento. Esas cualidades ya lo habían llevado a la Real Academia Gallega en 1905 (primero como miembro adjunto, luego como numerario) y en 1924 había entrado en el Seminario de Estudios Gallegos. A ello hay que añadirle actividades muy diversas, desde publicar artículos en prensa a participar en las tertulias de la famosa Cova Céltica. Su vida se desarrolló en su ciudad natal pero también, aunque de una manera tangencial, en Santiago, siempre vinculado a la enseñanza. Primero como profesor de la Escuela de Comercio y después en la Universidad, además de en academias particulares con las que completaba sus ingresos y mantenía a los cinco hijos que tuvo con su segunda mujer. Su caso merece un estudio a fondo que todavía espera turno: de joven fue un republicano convencido si bien alejado de la radicalidad y se afilió a Acción Republicana, y en 1932, con 46 años, ocupó durante uno y medio el cargo de gobernador civil en Pontevedra. En contra de lo que sucedió después de 1936 con tantas otras personas de su ideología y nivel

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El académico Ángel del Castillo, 1937. Fernando Álvarez de Sotomayor. Museo de Belas Artes da Coruña

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de responsabilidad política, no fue reprimido con dureza y continuó con su carrera. Pero estudiando lo que queda de su correspondencia no da la impresión en ningún momento que se hubiera adherido entusiásticamente al régimen franquista, e incluso en un determinado momento recibe una reprimenda por no ser diligente en el reparto a sus alumnos de materiales relacionados con la Formación del Espíritu Nacional, la asignatura doctrinal del nuevo régimen, y se le avisa para que tal situación no se repita. Ese era el personaje que a principios del siglo XX escribe para Solidaridad Gallega, la activa organización anticaciquil: «Podrá faltar en Galicia el hombre para aquellos que confían en un caudillo al que dejan en sus manos la causa y a cuya inteligencia directora fían la fuerza, pero no faltan ni la idea, ni gentes que la sientan». Se equivocó: hubo un caudillo, y gallego para mayor contradicción. Su carrera estuvo centrada en el arte de la hoy Comunidad autónoma y culminaría con su indispensable volumen Inventario de la riqueza monumental y artística de Galicia, que en 1972 publicó la Fundación Barrié de la Maza, Conde Fenosa. Sus trabajos de A Coruña tenían un claro objetivo: publicar una gran guía de la ciudad. Para lo cual, lógicamente, fue reuniendo material por capítulos, siendo quizás el de más interés el referente a las iglesias locales, al que habría que sumar el de las calles. Este hombre de acción que adoraba la arqueología también excavó, aunque poco. Por ejemplo, en el castro de Pastoriza, en Arteixo (al lado del conocido santuario), para lo cual recibió 3.000 pesetas en 1932. Pero este coruñés polifacético que vestía como un dandi y adoptaba una cierta pose elitista sin serlo no paró ahí. Era un reputado perito y un grafólogo al que recurrían los jueces constantemente, le interesaba la fonética (y tiene algunos estudios sobre ella), reflexionó y escribió sobre las relaciones entre el catedrático y el alumno, estudió la obra de otros eruditos como Martínez Salazar y hasta encontró tiempo para escribir una novela corta bajo el título de A dona das torres, centrada en una leyenda que sitúa el autor en el siglo XV, un relato pseudohistórico de fácil lectura y que fue popular en su época. Sin olvidar la correspondencia, claro. Cartas muy variadas, por lo general ligadas a informes de sus alumnos, pero también algunas interesantes como una del pintor Lloréns fechada el 13 de enero de 1928 cuando este se queja de que el Ayuntamiento de A Coruña ofrece para el museo un local inapropiado. Figura también otra del popularísimo catedrático de Prehistoria Carlos Alonso del Real, quien le anima a participar en el Seminario de Historia Primitiva, creado bajo el paraguas de la Unesco en unos momentos (1956) en que el organismo internacional no estaba bien visto por el régimen.


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Cabe preguntarse cuál fue la influencia que sobre este insigne coruñés tuvo el mayor geógrafo gallego de todos los tiempos, Ramón Otero Pedrayo, unidos ambos por la idea republicana y autor este último de la insuperada Guía de Galicia. Habría que analizar con detalle los papeles que Del Castillo ha dejado sin publicar en una carpetilla bajo el epígrafe «Turismo». ¿Preparaba un libro? Desde luego, vista la cantidad de anotaciones, no estaba trabajando en un mero artículo, sino en algo con mucho más peso específico y mayor longitud. Pero mucho más interesante es la carpeta «Horas tranquilas». Ahí se incluye un largo conjunto de reflexiones a medio camino entre el mero diario autobiográfico y el relato corto. Numerosas tachaduras y correcciones indican que era un texto en el que estaba sumergido con interés, con notas de una Galicia que ya no existe («Se oye el batir de los mallos en las eras y el cantar de los carros»), frases de alto poder lírico («Apenas sí el Sol nos acaricia envueltos aún en las lejanas brumas, mi débil reflejo rosado…») y retazos de la propia experiencia personal («Noche plácida y serena, caminan lentamente almas en pena, almas peregrinas»). Filgueira Valverde escribió sobre él que «sacrificaba al poeta que le bullía en el alma para servir al arqueólogo que se necesitaba». Y quizás no estuviese muy descaminado. Están también en ese archivo los originales de pequeños volúmenes que editó y de conferencias impartidas, que preparaba con su letra menuda, a veces convertida en jeroglífico indescifrable. Como está el original de una gruesa memoria anual de la Universidad Popular, en la que tanto empeño puso Ángel del Castillo y que presidió entre 1912 y 1916.

Su polifacetismo lo llevó adonde habían ido muy pocos: a estudiar y recuperar algo que había sido pero ya no era y además parecía que no volvería a ser nunca. En efecto, el mundo peregrino a Santiago no existía. La peregrinación a pie se recuperó en 1971, pero de los años 40 datan sus carpetillas «Camino Francés (notas)», «Camino Francés», «Del Camino Francés. Itinerarios», «De las peregrinaciones y Camino» y «Las antiguas peregrinaciones compostelanas», entre otras, con observaciones propias sobre el terreno. Se fijó también, y desde muy pronto, en otro elemento que hoy goza de fama mundial pero que como quien dice lo acababan de descubrir los viajeros ingleses: el Pórtico de la Gloria, que nunca fue construido para que entrasen por ahí peregrinos y visitantes (históricamente lo hacían por Azabachería) sino para mayor gloria de Dios. Del Castillo fue un coruñés que además de obtener el premio extraordinario en la licenciatura de Filosofía y Letras, de ser archivero titulado, de haber recibido becas para estudiar en Francia, Alemania e Italia, también presidió la Real Academia Provincial de Bellas Artes (institución en la que entró con solo 35 años y por la que cobraba 1.000 pesetas al año, seis euros de hoy). Excepto sus cientos de análisis caligráficos que se encuentran prestados al Ateneo de Ferrol, su archivo no ha recalado en ninguna institución a disposición de los investigadores. Su actual propietario asegura que hace una treintena de años intentó entregarlo a una de aquellas, «gratis, pero puse como condición que se organizase una jornada en torno a la figura de ese gran coruñés que fue Ángel del Castillo, y no aceptaron, así que…». ᴥ


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texto: martiño suárez fotografía: adolfo enríquez

pontevea, contra la naturaleza y los humanos El viejo puente de Pontevea, a una decena de kilómetros al sur de Compostela, es un buen ejemplo de cómo el tiempo acosa a estas infraestructuras. El implacable caudal del río Ulla, que salva entre los términos municipales de Teo y A Estrada, lo ha ido minando durante siglos. Pero ha sido la historia de los seres humanos la que más disgustos ha dado a un gigante felizmente restaurado. English translation on page 95

No está muy clara la edad real del actual puente. El historiador local Manuel Reimóndez Portela lo sitúa entorno al siglo XV, época en la que habría sido construido para sustituir a un antecesor romano que salvaba el Ulla para el antiguo Itinerario Antonino. La primera mención inequívoca se debe, sin embargo, a un desastre: en 1571 una riada lo dejó muy tocado, y lo mismo le ocurrió a principios del siglo XVIII. De hecho, la historia de la vieja «Ponte Abea» es la de una resistencia resignada frente a los embates del Ulla, y quien haya pasado por la zona después de varios días de lluvia sabrá de qué se trata: en invierno no es infrecuente que el río se salga del cauce y que una mole de aguas color chocolate se lleve por delante todo lo que no esté bien sujeto al suelo. De los destrozos del siglo XVIII se recuperó gracias a una reforma atribuida al último gran arquitecto del barroco compostelano, Miguel Ferro Caaveiro.

En el siglo XIX Pontevea comienza, con todo, su combate contra un enemigo más tenaz y destructivo que las riadas: el ser humano. Durante la Guerra de Independencia y como tantos otros puentes gallegos (el de Ledesma, aguas arriba, el de Ponte Sampaio, en el Lérez…), fue testigo de enfrentamientos sangrientos entre tropas francesas y paisanos armados. En la refriega, uno de los arcos voló por los aires. Los franceses lo reconstruyeron deprisa con madera, y así remendado estuvo hasta mediados de siglo, cuando se afrontó una de sus reformas más importantes. Aquellas refriegas, y las que pocos años después enfrentarían a monárquicos y liberales en pasajes históricos como la batalla de Cacheiras, inspirarían la tradición de los «xenerais da Ulla», las batallas dialécticas entre personajes disfrazados de militares decimonónicos que se desarrollan cada año por carnaval con gran seguimiento.


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El momento más crítico lo vivió en pleno desarrollismo franquista. A mediados del siglo XX ya estaba bien claro que la estructura, que había soportado al menos cinco siglos en pie, se había quedado pequeña para el nuevo rey de los caminos: el automóvil. Por el viejo puente, de dos metros y medio de ancho, no cabía un coche en cada sentido. Era un obstáculo para el progreso económico y, fuera ironías, un peligro para la circulación, como se puso de relieve en sus últimos años de servicio. En el carnaval de 1979, un coche atestado de chavales que volvían de fiesta se precipitó al Ulla por el hueco, apenas señalizado, que habían dejado unas obras en la barandilla. Murieron ocho y sobrevivió uno. Así que en 1953 se propusieron varias opciones para llevar el puente medieval a la era de la técnica. Algunas de ellas eran agresivas: aumentar la plataforma con hormigón, o derribar la parte su-

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perior para aprovechar las pilastras. Otras resultaban todavía más brutales, como la de tirarlo abajo y construir uno nuevo. El informe de la época, citado por Olalla Barreiro, habla de una construcción «de poca importancia» y «arquitectura desgarbada», sin «más valor que el puramente sentimental». «Es tan incómodo el puente que podemos asegurar que nadie levantaría un solo dedo para defender su integridad», afirma el trabajo académico. Por suerte, se optó por una cuarta vía: construir un viaducto unos metros aguas arriba y conservar el viejo puente, recuperando su aspecto original. Entre la redacción del primer plan, en los cincuenta, y la inauguración de la nueva estructura, a principios de los ochenta, pasaron casi treinta años. El viejo fue restaurado y ahora vigila los baños de los muchos vecinos de A Estrada y Teo que utilizan cada verano su deliciosa praíña, reacondicionada hace poco. ᴥ


TAG HEUER INSUFLA NUEVA VIDA AL AQUARACER Ocurrió en la feria Watches and Wonders de Ginebra, el pasado mes de abril. En ese foro, uno de los más importantes en el mundo de la relojería, TAG Heuer anunció que recuperaba uno de sus modelos más emblemáticos. Fiel al espíritu original, el nuevo Aquaracer es un reloj-herramienta en el que la practicidad se une al lujo. Es una pieza preparada para cualquier uso, un producto todoterreno que se adapta a los entornos más variados. Así, su caja, su bisel y su brazalete se han estilizado, sin que ello afecte a las prestaciones y a la hermeticidad, fijada hasta 300 metros. No en vano, el Aquaracer actual hereda la visión del Heuer Ref. 844, el reloj de buceo que lanzó la firma en 1978. Su escala roja de 24 horas, las notorias marcas horarias fosforescentes y el bisel giratorio de buceo para cronometrar con seguridad los tiempos de inmersión se convirtieron en norma entre el resto de productos destinados al submarinismo. El Heuer Ref. 844 se convirtió en una pieza cotizadísima para buzos profesionales y aficionados, y esa pasión ha sido la que ha animado a la marca a lanzar el Aquaracer Professional 300.

«Este modelo», explica el CEO de TAG Heuer, Frédéric Arnault, «retoma una historia que despierta gran admiración y constituye el paso más significativo que hemos dado en muchos años para llevar adelante nuestra colección Aquaracer. Es un reloj que va más allá de los límites establecidos, muy funcional, con una estética audaz e inconfundible y la promesa de acompañarte hasta en las situaciones más extremas... El reloj Aquaracer Professional 300 te llevará a territorios inexplorados. Al fin y al cabo, en ellos es donde realmente nos encontramos a nosotros mismos». El bisel giratorio de 12 lados, quizá la parte más identificativa de este modelo, ha sido rediseñado para hacer más fácil su ajuste. Además, se ha añadido un magnificador en el bisel de zafiro para hacer más clara la visión de las fechas. En el rediseño se han mejorado numerosos aspectos de legibilidad, algo fundamental en las profundidades. Destaca especialmente la aplicación de nuevos materiales luminiscentes en bisel, esfera y agujas, que brillan gracias al producto exclusivo de la marca Super-LumiNova.


El emblemático modelo de buceo se rediseña tras 40 años como referencia del sector


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texto: s. fraga fotografía: alicia d. sanisidro

Tras el escritorio de su despacho en la factoría principal del Grupo Calvo en Galicia, Luciano Calvo (Carballo, 1948) tiene una estantería en la que se combinan fotos familiares y piezas de productos históricos de la firma conservera que capitanea. Es una buena muestra de cómo se mezclan en su historia vital familia y empresa: nació sobre la pequeña fábrica que fue el germen de lo que ahora es una multinacional con presencia en 65 países, una flota propia de barcos factoría y transportes y cientos de trabajadores.

Luciano Calvo: «La empresa familiar es más ágil a la hora de tomar decisiones» English translation on page 93

Usted conoció los primeros tiempos de Calvo, la transformación de una pequeña empresa familiar en una compañía internacional. ¿Qué recuerda de aquellos primeros tiempos en los que su padre encabezaba el proyecto? La empresa que fundó mi padre en el año 40 era, hasta mediados de los 50, una empresa prácticamente artesanal. En verano se dedicaba al pescado y en invierno, como no lo había, compraba habas y las distribuía por España y Cuba. Era ya un negocio importante que daba muchos puestos de trabajo. A mediados de los cincuenta mi padre inventó una empacadora de conservas que nos dio el impulso definitivo. Es la misma máquina que tienen ahora presidiendo la entrada de este edificio industrial. Fue muy importante. Ayudó a democratizar el consumo del atún en lata pequeña y redonda. Antes ibas a la tienda, te lo cortaban y te lo daban en papel de estraza. Con esto se amplió mucho el consumo. Usted y sus hermanos estuvieron implicados en la empresa casi desde niños, ¿no es así? Pues sí, encima de la fábrica estaba nuestra casa y la vivíamos intensamente, aunque estudiábamos en internados fuera de Carballo.

Había que echar una mano, entonces. Sí, de pequeños siempre estábamos alrededor de los trabajadores y ayudábamos en lo que podíamos. ¿Le habría gustado haberse dedicado a otra cosa? Pues no. Desde pequeño me gustó y fui dirigido. En mi caso particular estudié Económicas y después de acabar la carrera me incorporé al negocio. Lo decía sobre todo porque al ser una empresa familiar parecía inevitable ese paso. Bueno, sí. En el caso de mis hermanos mayores, José Luis y Chicha, al acabar el bachiller ya se quedaron en la fábrica para dirigirla, y el tercer hermano, Manolo, ya fallecido, estudió Químicas y se estableció en Madrid, y se dedicó a la publicidad, pero también ayudó mucho al negocio: fue la persona que nos hizo salir en televisión e impulsó la famosa campaña de «Claro, Calvo». Luego llevó la división de flota pesquera y fue el impulsor de esta faceta de negocio tan importante. Se les conoce por muchas de las innovaciones de las que ya ha hablado: la empacadora, la publicidad… ¿Cuál cree que fue el principal avance que permitió situar a Calvo donde hoy está?


entrevista

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Nos consideramos una empresa innovadora, ya desde mi padre, primero con la empacadora y luego con la lata redonda, que implantamos nosotros en España. Después fuimos los primeros en vender packs de tres, que pusieron las cosas más fáciles a los consumidores. Tenemos más hitos: la línea de productos saludables que abrimos con el atún bajo en sal, la primera campaña de una conservera en televisión… Fue un momento clave para su historia. Sí, tanto para nosotros como para el sector fue un impulso. También innovamos con las ensaladas en lata, las bolsas de atún… Ahora hace pocos meses lanzamos el vuelcafácil, una idea nuestra que facilita la apertura y el volcado del producto. El consumidor lo está acogiendo muy bien. Imagino que en tres cuartos de siglo de existencia, el grupo habrá pasado por momentos difíciles. ¿Cuáles han sido los peores? Siempre coinciden con las crisis económicas y el freno en el consumo. Quien resiste mejor eso son las empresas grandes, sólidas y con marca. Una crisis importante que vivimos fue con la aparición de las marcas de distribución, las llamadas marcas blancas. Tuvimos que luchar mucho para mantenernos.

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¿Y esa situación se ha revertido en algún modo? No, no. Si la marca de distribución en los noventa no era ni el 5% en el mercado, llegó a ser el 75 u 80%. Nosotros hemos perdido mercado, pero también lo hemos recuperado en parte. Ahora mismo tenemos una cuota en el atún de un 8 a un 10%. Somos la primera marca en España y Brasil y la segunda en Italia. Para hacer frente a la marca blanca tienes que innovar y mantener la calidad del producto. ¿Este momento, el de la pandemia, es comparable? Pues no. El año pasado las empresas de alimentación vivimos el efecto contrario. La gente, al tener que quedarse en casa, recurrió a productos envasados para tener una despensa amplia, y se incrementó el consumo… o el acaparamiento, eso no lo sabremos nunca. Este año ya se regularizó prácticamente. Aunque la pandemia ha generado una crisis, parece que gracias a Dios esta va a menos y estamos en consumos de 2019 o algo mayores. Es un año normal. ¿Qué ventajas, qué dificultades y qué responsabilidades tiene a su juicio una empresa familiar sobre otra menos enraizada? Tiene sus ventajas. Nuestra empresa es familiar, pero está altamente profesionalizada. De la familia somos cuatro los que estamos en la compañía, el resto son profesionales. Lo mejor es que somos más ágiles: una decisión importante se toma rápidamente y no hay que esperar a un montón de reuniones. La desventaja es que, si quieres acceder a un capital para

crecer, no puedes vender tus participaciones, como una empresa normal. En nuestro caso, si tenemos un proyecto tenemos que recurrir a créditos. Pero es la única desventaja de una empresa familiar sobre una sociedad anónima pura y dura. Van por la cuarta generación… Sí, estamos preparando un protocolo familiar para que no haya desavenencias en el futuro. La segunda generación somos hermanos, la tercera son primos y la cuarta ya son primos de primos y ya se va la cosa un poco… Queremos regular la composición del consejo de administración para que en el día de mañana esté cada uno en su sitio y el que quiera y tenga merecimientos esté en un puesto de responsabilidad. Calvo patrocina a muchos clubes de Carballo y comarca. Ud. mismo es presidente del Bergantiños ¿De dónde le viene esa pasión por el deporte? Yo he practicado balonmano y fútbol y estoy metido en un sinfín de asociaciones, principalmente el Bergantiños, de fútbol, y el Xiria, de balonmano, vóley, baloncesto y ajedrez. Todo esto lo agrupamos en la Fundación Luis Calvo Sanz, de donde emanan las ayudas que damos a la comarca tanto para deporte como para cultura u otras actividades sociales. Además, colaboramos con muchas oenegés. En la pandemia, por ejemplo, hemos contribuido al Banco de Alimentos, al Proyecto Hombre y otras agrupaciones donando algo así como tres millones y medio de latas. En ese momento era necesario ayudar.


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Esta implicación con el entorno la están llevando a países de Sudamérica en los que la empresa tiene factorías. ¿Puede contarme algo más sobre esto? Principalmente, en El Salvador, porque es un país muy deficitario en todo, en infraestructura, en educación… En nuestra zona hemos creado una asociación deportiva en la que atendemos a los niños en todo: alimentación, sanidad, educación, deportes, más que nada el fútbol. No sé en estos momentos, pero hace dos años había 1.200 niños asociados. En Brasil también tenemos actividad, pero menos, porque es un país más desarrollado. Hacemos sobre todo colaboraciones con asociaciones locales del ámbito cultural y deportivo. Allí el fútbol… ¡bueno, allí nos tienen que enseñar ellos a nosotros! ¿Cree que las empresas, sobre todo las de mayor tamaño, deben implicarse de esta forma en la vida

social, cultural y deportiva de las localidades en las que están radicadas? Yo opino que, si la sociedad nos da, hay que devolver. Los consumidores nos dan mucho y nosotros tenemos que ayudar a quienes tengan algún déficit, y a nuestro entorno. Es casi una obligación, si puedes, tienes que contribuir al bienestar. También han iniciado, hace ya unos años, proyectos para conseguir una producción prácticamente sin residuos. ¿Cómo se está llevando a cabo? Sí, tenemos un departamento con cuatro personas que atiende a la sostenibilidad, tan importante. En residuos estamos culminando el proyecto de residuos cero valorizados: el 97% de lo que usamos se reutiliza, hojalata, cartonajes, madera… Estamos buscando cómo devolver el valor a ciertos residuos orgánicos que generamos en la producción. ᴥ

innovación La empacadora, un punto de inflexión La empacadora de latas redondas y pequeño tamaño, inventada por Luis Calvo en los años 50, preside la entrada de las oficinas del Grupo Calvo en Carballo. Como explica Luciano Calvo, actual presidente del grupo e hijo del fundador, esta máquina significó un impulso para la empresa y una revolución en la forma de consumir pescado en todo el mundo: «Democratizó el consumo de atún», afirma.. ᴥ


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Fotografía: Angelo Ramos Estilista: Berto Murias Modelo: Laura Pardo Martínez


SUPER CHRONOMAT


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fotografía: adolfo enríquez

texto: rubén ventureira periodista

el obelisco, 126 años dando la hora «¿Quedamos en el Obelisco?». Desde hace 126 años, los coruñeses toman como referencia espacial la columna que preside la entrada del Cantón Grande. Pero es mucho más que un punto de encuentro. El escritor y periodista Julio Rodríguez Yordi la elevó a la categoría de «centro geográfico y metafísico de La Coruña». Y no le falta razón. Desde su nacimiento, se convirtió, junto a la torre de Hércules, en el monumento por excelencia de la ciudad coruñesa. Eso sí, la pátina del tiempo le ha restado gran parte de las utilidades para las que fue concebido. Pero sigue manteniendo una fundamental: dar la hora. English translation on page 93


joyas de la relojería La primera persona a la que A Coruña honró con un monumento público fue al prócer Eusebio da Guarda, quien, entre otras destacadas acciones, pagó de su bolsillo el millón de pesetas que costó levantar el edificio que aún hoy lleva su nombre, el que a partir de 1890 albergó la Escuela Provincial de Bellas Artes y el único instituto de la localidad. La estatua con la que el empresario pasó a la posteridad se inauguró el 29 de junio de 1891. El siguiente agraciado por la generosidad coruñesa fue Aureliano Linares Rivas (Santiago de Compostela, 1841; Madrid, 1903). Son muchos los méritos que el político compostelano hizo para hacerse merecedor de la distinción, pero el que causó esta movilización fue uno en concreto: siendo él ministro de Fomento de Cánovas del Castillo, el Gobierno aprobó y licitó en 1892 el proyecto de las obras del puerto, consistente en la construcción de cinco muelles. Hasta entonces, A Coruña carecía de una infraestructura portuaria acorde con su importancia. Según dejó escrito Juan Naya, que fue cronista oficial de A Coruña, se pensó primero en elevar un mausoleo en su honor. Después, en erigirle una estatua. Mientras se debatían ideas, la realidad económica se impuso: la falta de dinero era el principal problema para llevar adelante la iniciativa. De ahí que se lanzase la feliz idea de hacer una suscripción publica. Al tiempo, Linares Rivas se hacía el modesto. Pidió que «ningún recuerdo ostensible se le consagrase», pero que si la ciudad seguía empeñada en agajasarle, se invirtiese la suma recaudada en «algún objeto benéfico o de reconocida utilidad». Fue entonces cuando se retomó la idea del alcalde Marchesi de dotar a la ciudad de una columna meteorológica. Y este es el origen de lo que desde sus inicios se dio en llamar «el obelisco», pero en realidad no lo es, pues se trata de una columna de fuste acanalado y capitel corintio. Salvando las distancias, si la columna de Trajano narra algunas de las victorias del emperador, el Obelisco informa de los principales hitos meteorológicos de la ciudad, recopilados por el profesor de Física del instituto, el zamorano Acisclo Campano, que dejó huella en el mismísimo Pablo Picasso, alumno de ese centro. Esos datos le dan cierta utilidad informativa. Pero son datos pasados, así que para conocer los contemporáneos se instalaron aparatos de medición, como un barómetro y un termómetro que se colocaron en los chaflanes, y una veleta que –junto al pararrayos– culminó el conjunto. Y, además, claro, el monumento tenía que dar la hora; o, mejor dicho, las horas. En septiembre de 1893, la comisión promotora, presidida por el banquero Narciso Obanza, entregó el proyecto del Obelisco al Ayuntamiento, que lo aprobó en su sesión del 25 de ese mismo mes. –›


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El consistorio asumió una pequeña parte de los gastos, los relativos a la cimentación y escalinata, obra del arquitecto municipal –el madrileño Juan de Mesa–, que ascendieron a 1.995 pesetas. Lo que es el monumento en sí, cuyo proyecto firmó el vallisoletano Gabriel Vitini Alonso, costó 60.000. La suscripción solo logró reunir 40.000. Muchas más que la cuestación que se hizo para levantar la estatua de Eusebio da Guarda (23.046,23), pero muchas menos de las necesarias. La brutal diferencia la acabaron asumiendo los propios constructores de las dos partes, los hijos del acreditado industrial Baltasar Escudero, Saturnino y José. El reloj se le encargó a un prestigioso fabricante de la ciudad francesa de Morez, en la región de Jura. Así nos lo cuenta Luis Antonio Quintana Lacaci en su libro El Obelisco y su reloj: cien años de existencia (editado en 1995): «Por ser un reloj muy especial, Vergne se pone en contacto con Paul Odobey (...), al que reclama un aparato cuya maquinaria no lleve tren de sonería, posea una larga transmisión y arbole las cuadraturas de cuatro esferas. A finales del siglo XIX, todo lo concerniente a la manofactura relojera procedente del Jura francés se identificaba con la máxima garantía que se pudiera ofrecer». Hijo del prestigioso relojero Louis Delphin Odobey Cadet, Paul Odobey (1851-1923) decidió abrir su propia empresa (Paul Odobey Fils) en 1879, compitiendo con la de su progenitor, en la que trabajan también sus hermanos. La firma, que se convirtió en una de las más potentes de Francia, se mantuvo en activo hasta comienzos de los años 70 del siglo XX. Las obras del Obelisco se iniciaron el 4 de mayo de 1894. La inauguración se fijó en principio para el 9 de septiembre de ese año, y así figura en el programa de fiestas editado por el Ayuntamiento. Esa fecha sufrió numerosas variaciones. De hecho, llegó octubre y ni siquiera habían llegado los relojes. Lo hicieron a finales de ese mes. Les esperaba una armadura fundida en los talleres del señor Ortiz, donde, si todo iba bien, habrían de encajar las cuatro esferas. El desembalaje lo realizó el relojero local Emilio Vergne, encargado de la dirección de esta parte de la obra. Se llevó una sorpresa: una de las esferas llegó rota debido a un accidente ocurrido en la aduana de Irún, así que hubo que reclamar una nueva.


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El reloj es obra del fabricante Paul Odobey (1851-1923)

Como bien describe Quintana Lacaci, el monumento en cuestión es «una columna hueca que en su interior contiene, por un lado, la barra de transmisión que desde la maquinaria llega hasta las esferas del reloj y, por otro, la pesa que sube y baja, y el cable de pararrayos». Sabemos la fecha exacta en la que el Obelisco empezó a contar el tiempo, el 26 de noviembre de 1894. «Convenientemente arreglado por el relojero señor Vergne, ayer á las doce del día comenzó a funcionar el reloj colocado sobre el obelisco (...) De las cuatro esferas que dicho reloj consta, las del Norte y Sur, ó sea las que se corresponden hacia el Cantón Grande y la bahía, señalan la hora de Madrid, y las de Este y Oeste, que hacen frente á la plaza de Mina y á la llamada casa de Caruncho, la hora de la Coruña», detalló La Voz de Galicia en su edición del 27 de noviembre. Como también cuenta Quintana Lacaci, las naciones no habían acordado aún su sistema de integración en el modelo universal GMT, por lo que en «el horario solar regido por sus meridianos la diferencia horaria era de 19 minutos y 20 segundos». Con estas especificaciones, el Obelisco coruñés estaba preparado para comenzar su andadura como centro neurálgico de la ciudad, en una de las zonas de más tránsito y actividad comercial. ᴥ

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lluviosa inauguración La inauguración se celebró el 10 de enero de 1895. No asistió Aureliano Linares Rivas, al que se erigió este tributo en vida, pues fallecería el 31 de marzo de 1903. Llovió a mares, por lo que los discursos oficiales sonaron en la sede del Ayuntamiento. Después, el séquito se trasladó al monumento por pura cortesía, pues seguía diluviando. El bautizo fue accidentado, pero no gafó el Obelisco, que desde el principio fue recibido con cariño por los coruñeses. Ya hace muchos años que el termómetro y el barómetro desaparecieron de los chaflanes del Obelisco: eran constantemente vandalizados y se optó por su supresión. La reja que rodeaba al monumento fue sustituida por una acera. La altura de la columna ya no es la misma, puesto que se decidió alargarla para que no perdiese tanta presencia ante el crecimiento en altura de los edificios del Cantón Grande: así que el fuste se amplió en tres sillares cilíndricos en 1951, siendo alcalde Alfonso Molina, alcanzando así los 18 metros que tiene hoy. Pero hay algo que no ha cambiado: el reloj. ᴥ

la misma maquinaria Primero estuvo al cuidado de Emilio Vergne, al que el Ayuntamiento asignó 75 céntimos diarios por esta tarea extra, con lo que duplicó sus honorarios, que eran de 75 céntimos por cuidar de los relojes de capitanía y de las oficinas municipales. A continuación fueron sus sucesores los que asumieron la supervisión. Y desde entonces han sido muchos más. «Es un reloj muy peculiar. El granito cae sobre la maquinaria. Hay que estar muy encima: cada día o cada dos días vamos a ajustarlo, pero ya hace varios meses que se para muy a menudo por mucho que hagamos. En todos estos años se ha limpiado y se han cambiado piezas, pero no se ha hecho una restauración completa», explica Carlos Sánchez, responsable del mantenimiento de los relojes municipales de A Coruña. De hecho, en 2006 se llegó a barajar su sustitución, pues 111 años de arenillas, temporales y salitre lo tenían en las últimas. No ha sido la de todos estos cuidadores una labor agradecida. Les han pitado los oídos muchas veces. Según el historiador Carlos Fernández, «es que me fie de la hora del Obelisco» fue durante décadas la disculpa favorita de las coruñesas para llegar tarde a las citas. Y, además de los oídos, también han sufrido sus manos, pues han sido incontables las intervenciones. Pero el caso es que ahí sigue, resistiendo. Y siendo el centro de A Coruña, física y metafísicamente. ᴥ


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Tudor Black Bay Ceramic:

superando todas las pruebas Los grandes aficionados a los relojes de calidad saben lo que significa que un mecanismo sea comprobado por el METAS. El Instituto Federal de Metrología suizo somete a los modelos a las pruebas más exigentes de precisión, hermeticidad, la reserva de marcha y resistencia a campos magnéticos, y solo los mejores obtienen su aprobación. Es el caso del Black Bay Ceramic, el reloj que Tudor acaba de presentar y que apunta a estrella dentro del catálogo de la marca suiza. Las pruebas independientes independiente Master Chronometer del METAS son increíblemente exigente, empezando por la precisión. Para obtener la homologación, los relojes deben funcionar dentro de un intervalo de variación diaria de cinco segundos, es decir, cinco segundos menos de lo que permite el Control Oficial Suizo de Cronómetros (COSC) y un segundo menos que la norma interna de TUDOR. La certificación también garantiza la precisión de la hora cuando el reloj se somete a campos magnéticos de 15.000 gauss. Además, garantiza que la hermeticidad declarada por el fabricante cumpla la norma 22810:2010 de la Organización Internacional de Normalización (ISO) y solicita una reserva de marcha de 70 horas como mínimo. Hay dos requisitos más que cumplir para optar a la certificación: la manufactura suiza debe cumplir los criterios Swiss Made y el movimiento debe estar testado por el Control Oficial Suizo de Cronómetros (COSC).

A todas estas pruebas ha sido sometido el Tudor Black Bay Ceramic, que ha recibido la primera certificación de este nivel en un modelo de la marca. En el corazón del reloj está el Calibre de Manufactura MT5602-1U, un prodigio de la técnica: totalmente negro, en línea con el aspecto general del reloj, contiene un rotor troquelado en tungsteno monobloque negro satinado con detalles pulidos a chorro de arena, mientras que los puentes y la platina alternan superficies arenadas y decoraciones láser. Robusto y fiable, cuenta con una espiral de silicio amagnético que le hace capaz de funcionar dentro de un margen de tolerancia de cinco segundos.


El nuevo modelo es el primero de la marca con la exigente certificación Master Chronometer de METAS


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texto: martiño suárez fotografía: wifre meléndrez

diálogo entre épocas en el pazo de toubes El despacho compostelano de arquitectura OAU, comandado por Juan Caridad e Isidro López, recibió esta primavera el Premio Galicia de Rehabilitación por su trabajo en el Pazo de Toubes, en Cenlle (Ourense). La puesta al día de una vieja bodega de vino de O Ribeiro y la adición de una espectacular sala de eventos enoturísticos les han valido un galardón que confirma una trayectoria ligada a este sector clave en la economía gallega con otras actuaciones destacadas para bodegas como Pittacum.


joyas de la rehabilitación

«La cubierta, de lenguaje racionalista, es casi un campo de la fiesta para el verano y un refugio para el invierno» » Juan Caridad

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«Quien diga que no le gustan los premios miente», bromea Caridad. El arquitecto destaca que el reconocimiento «nos respalda en nuestra trayectoria. Llevamos mucho tiempo trabajando por nuestro territorio y por la construcción de Galicia, y que te lo confirme un premio como este es muy satisfactorio. Significa que estamos haciendo bien nuestra labor». En Cenlle el desafío era considerable. La bodega Viña Costeira, propietaria del edificio, pidió a OAU que, por una parte, recuperase el viejo esplendor de un pazo del siglo XVII y de su lagar, muy maltratados ambos por el paso del tiempo; y que edificase en el terreno un espacio para eventos amplio, que sirviese como balcón a la belleza natural del valle. Así, el proyecto tiene dos partes muy distintas. Como explica Caridad, en la parte histórica hubo que actuar «con sentidiño y mucho cuidado. Lo viejo se cuida y se completa restaurando y manteniendo su espíritu. Este es un paisaje con mucha historia y una potencialidad que hay que conservar». Para la parte de nueva construcción se redistribuyeron los bancales tradicionales para encontrar espacio a la cubierta, de gran tamaño y caracterizada por una pieza de acero corten de dimensiones notables, cuya horizontalidad dialoga con el fraccionamiento de la arquitectura tradicional. La cubierta, de lenguaje racionalista, es «casi un campo de la fiesta para el verano y un refugio para el invierno», cuenta el arquitecto, además de un mirador al valle y un espacio singular para eventos. Funciona además como alero que protege del sol impenitente que cae sobre Ourense en los meses estivales. En el interior, una escultura de Acisclo Manzano, también en acero corten, completa el conjunto. El conjunto es hermoso pero, como toca, también funcional: «No hay que olvidar lo fundamental, que aquí se hace vino», destaca Juan Caridad. «En el estudio», remarca, «tenemos claro que la arquitectura no se hace para uno mismo: se hace para los demás, y más aún en intervenciones como esta en las que hay que equilibrar lo estético y lo funcional de los espacios diseñados». ᴥ


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texto: s. fraga fotografía: adolfo enríquez

Nava Castro, directora de Turismo de Galicia, es una de las caras más visibles en el gran esfuerzo que supone la programación del Año Santo. El Xacobeo 2021, prolongado ahora al 2022, es la palanca en la que confía el Gobierno autonómico para salir de las turbulencias económicas provocadas por la pandemia del covid-19. ‘Joyas de Galicia’ entrevista a Castro en un patio del Hostal dos Reis Católicos, en plena plaza del Obradoiro, donde, como ella misma destaca, ya se vuelven a ver los abrazos entre peregrinos.

Nava Castro: «El Xacobeo es una reactivación económica y emocional» Hay muchas expectativas puestas en el Xacobeo como vía para salir de la crisis que ha provocado el coronavirus. ¿Cuáles se tienen desde la Axencia Turismo de Galicia? Las mejores posibles. Llevábamos esperándolo once años y estábamos preparadísimos para celebrarlo. Llegó la pandemia y lógicamente tuvimos que reinventarnos y adaptarnos. En estos formatos híbridos lo que conseguimos fue, por ejemplo, llegar a millón y medio de personas el día de la apertura de la Puerta Santa. Tenemos ilusión y ánimo de que este Xacobeo, además de reactivar la economía, sea una reactivación emocional. Estamos viendo que otras comunidades autónomas se suman a esta iniciativa. Es una muestra de compromiso, de colaboración y de que el Xacobeo es más que Galicia: es Marca España, una joya que tenemos que aprovechar. Eso lo entienden los gallegos y las gallegas, y el empresariado. Llevamos 1.200 años con los brazos abiertos. En estos últimos días, con la relajación de algunas medidas de restricción, ya se ha notado esa reactivación emocional de la que habla. El otro día estábamos en el Centro Internacional de Acogida a Peregrinos y ver a esa gente, a esos peregrinos, esa ilusión y esas emociones… Se nota en los rostros. También en la feria Fitur, en nuestro stand. Lo importante es la gente.

¿Está Galicia en mejor disposición que otros territorios para recuperar el turismo? Por supuesto. Llevamos preparándonos desde el día del confinamiento, preparando manuales de medidas higiénico-sanitarias, en colaboración con el Instituto para la Calidad Turística. Aparte, nosotros teníamos una comisión para adaptar a la realidad gallega esos manuales. En el Camino hemos diseñado planes de contingencia específicos para los ayuntamientos inicio y final de etapa para estar preparados. Además tenemos en funcionamiento la app PassCovid con toda la información, códigos QR para la hostelería y el seguro que cubre al turista y acompañante en caso de rebrote o cuarentena. Creo que estamos transmitiendo que Galicia es un destino seguro y que puedes disfrutar y vivir la experiencia única del Camino. Esto te cambia la vida. Es un antes y un después, y cuando llegas a la meta de peregrinación te das cuenta de todo lo que te aportan esa reflexión y los contactos humanos que se dan. ¿Es el turismo internacional lo que va a ser más difícil de recuperar tras la pandemia? No. El otro día lo recordaba el Rey en su visita a Santiago: ya en el Códice Calixtino se citan cantidad de nacionalidades distintas, entonces solo de Europa. Ahora estamos hablando de 180 países diferentes. Inglaterra, que es donde más dificultad parece que

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entrevistas en el hostal

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hay, es importantísima, pero Japón está abierto, Corea está abierta, Estados Unidos también, y aquí son todos bien recibidos. ¿Tiene Galicia potencial para convertirse en destino de turismo de compras? Una parte muy importante del Año Santo son sus patrocinadores y ahí tenemos un abanico muy amplio de empresa, desde banca a energía, joyería como Jael o artesanía. En el turismo de compras nos tenemos que diferenciar con lo nuestro, con productos exclusivos que tenemos en Galicia. A lo mejor no podemos competir con grandes capitales como Madrid o Barcelona en cuestión de compras, pero sí con lo propio, la joyería, la artesanía… Hablaba de los patrocinadores privados. ¿Qué importancia tienen en un evento como este? Son fundamentales. En esta apuesta todos tenemos que sumar, no es un evento de la Administración. La iniciativa privada ayuda a que podamos hacer una gran programación. Queremos que se vea que es un

esfuerzo de todos y que el beneficio lo reciban tanto las personas que vienen como los gallegos y gallegas. Los patrocinios tienen una desgravación fiscal, al ser este un evento declarado como de excepcional interés, pero para nosotros son fundamentales. Como decía el presidente de la Xunta en la presentación de los patrocinadores del Xacobeo, son como los discípulos que no pueden faltar en este Año Santo. Jael Joyería cuenta con tiendas en Santiago y A Coruña. ¿Cuáles son sus lugares favoritos de estas dos ciudades? Si hablamos del Camino, la plaza del Obradoiro, porque es el corazón en el que se fusionan todas las rutas que llegan desde cualquier parte del mundo. Es un punto de encuentro de todas las nacionalidades y donde brotan todas las emociones: alegrías, llantos, de todo. Aquí el abrazo, como el del Apóstol, es el principal actor. Y en A Coruña hay tantísimo que admirar… Si tengo que elegir un símbolo me quedo con la Torre de Hércules, patrimonio mundial, un faro que nos ilumina desde hace tantísimo tiempo. ᴥ


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jael joyería, patrocinador del xacobeo 21-22 Jael Joyería se incorpora a la lista de empresas patrocinadoras del Xacobeo 21-22, participando como sponsor oficial en las actividades deportivas, lúdicas, de dinamización cultural, musicales y escénicas que se celebren en el marco del programa institucional. El Xacobeo, que en esta ocasión se ha extendido durante dos años, está llamado a marcar un hito en la recuperación económica de la Comunidad. En virtud del convenio que vincula a la Axencia Turismo de Galicia y a Jael, la joyería apoyará las actividades organizadas dentro del paraguas del Xacobeo 21-22, junto con el resto de la treintena de entidades que respaldan la cita. Entre ellas se encuentran varias de las empresas gallegas más relevantes. El director de Jael Joyería, José M.ª Fernández, considera «un honor apoyar este evento, llamado a ser la palanca sobre la que Galicia conseguirá salir de la profunda crisis que deja la pandemia por el coronavirus».

Jael es desde su fundación una empresa conocida por su implicación en la difusión del deporte de base y la cultura, con lo que el apoyo a las actividades enmarcadas en la programación del Año Santo «es un paso adelante lógico y que teníamos que dar. Creemos que este momento es ideal para dar visibilidad a nuestra tierra, para demostrarle al mundo de qué somos capaces y cuánto talento atesoramos los gallegos. Qué menos que apoyar el gran escaparate que va a ser para Galicia este Xacobeo», afirma el responsable de Jael. Los treinta patrocinadores del Xacobeo 21-22 inyectarán más de 20 millones de euros al programa oficial. El presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, reconoce la importancia de estas aportaciones privadas: «Gracias por materializar vuestro apoyo inequívoco a un evento fundamental para Galicia, para España, para nuestra cultura occidental y para todo el mundo», dijo el pasado mes de mayo en la presentación de los sponsors. Feijóo calificó la cita de «evento de país, que requiere de todos y que tiene una marca: la marca Galicia». En el mismo evento, el vicepresidente Alfonso Rueda calificó a los representantes de las empresas patrocinadoras de «primeros peregrinos de este Xacobeo 21-22», llamado a situar Galicia en un primer plano internacional. ᴥ


HOMENAJE A LA BOHEMIA DE LA MANO DE MONTBLANC La actriz Xin Zhilei, una de las grandes estrellas en el emergente panorama cinematográfico chino, es la elegida para presentar al mundo la última creación relojera de Montblanc. La colección Bohème se inspira en la libertad y la creatividad, dos cualidades tan queridas por los amantes del séptimo arte. La colección cuenta con dos modelos, el Bohème Day & Night y el Bohème Perpetual Calendar, este último en edición limitada de 88 unidades. El primero es un prodigio de la técnica y de la decoración, pues ofrece multitud de combinaciones que hacen que su aspecto siempre sea ligeramente diferente. Su complicación muestra múltiples caras que se transforman con el paso del tiempo, y la esfera blanca y plateada se ha realizado con técnicas decorativas tradicionales y de gran

dificultad de ejecución, como el guilloché y el engaste de piedras preciosas. Por su parte, la edición limitada del Montblanc Bohème Perpetual Calendar es una interpretación en femenino de los códigos de la alta relojería. El reloj se distingue por un bisel engastado con diamantes y una esfera de cristal de aventurina. Este material tiene una curiosa historia detrás: su nombre deriva de la palabra italiana «ventura», que significa «por casualidad», y se produjo por primera vez en Murano (Venecia) en el siglo XV. Vidrieros italianos de la época mezclaron diminutas partículas de cobre con grandes cantidades de vidrio fundido y, por puro azar, crearon un cristal de brillos intensos y azulados. También se le conoce como «astralita», en alusión a la semejanza con el cielo estrellado.


La estrella cinematográfica Xin Zhilei pone cara al lanzamiento de la colección Bohème de la firma alemana


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texto: s. fraga fotografía: adolfo enríquez

uro: cenar en un ambiente refinado

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l restaurante Uro (calle Paio Gómez, 12) es pura herencia coruñesa. El establecimiento ocupa uno de esos bajos del ensanche herculino, de techos altos, con décadas de trasiego como local comercial y hostelero. Su carta hace cosmopolitas algunos de los platos más tradicionales de la cocina gallega. Y su gerente, José María Pérez, Pepu, combina el desparpajo juvenil con el respeto a los valores de la empresa familiar: trabajo duro, servicio al cliente y buen gusto en la decoración. «En esta zona tenemos la suerte de contar con locales de toda la vida, que hace cien años eran fá-

bricas o almacenes y hoy están ocupadas por restaurantes o por comercios de calidad como Jael Joyería», explica Pepu Pérez. Coruñés de 1992, acabó la carrera de Derecho para darse cuenta de que lo suyo no era vivir entre legajos. Con apenas 24 años gestionaba dos restaurantes que traspasó para crear el grupo que ahora encabeza, pero que, como él mismo destaca, es una cuestión de familia. «En el proyecto empresarial siempre he contado con la complicidad de mi familia, de mi padre, de mi hermano», explica. Uro es el restaurante emblema del grupo: «Hemos querido hacer una apuesta por

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joyas en la mesa

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Tartar de atún. Con salsa oriental semipicante Steak tartar. De chuletón de vaca madurada a noventa días

Solomillo. Con salsa de setas shiitake, oporto y foie

Zamburiñas Uro. Con meunière de ajo negro

Arroz de carabineros. El marisco potencia el sabor del conjunto


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el fine dining. Evidentemente, lo gastronómico es lo fundamental, pero también queremos que cenar aquí sea una experiencia sensorial completa». Por ello, se ha cuidado al detalle la decoración del local, en el que la piedra vista se combina con la carpintería a medida y los materiales nobles, en tonos destacados pero elegantes. En Uro se mira con lupa incluso la música, porque lo auditivo y lo gustativo van muchas veces de la mano. Pepu Pérez abrió Uro en diciembre de 2019, apenas unos meses antes del gran cataclismo económico que supuso la pandemia de covid-19. No se arrepiente: «Hay que afrontar las cosas como vienen y que el trabajo sea el que te saque adelante. ¿Habríamos abierto en otro momento si hubiésemos sabido lo que iba a pasar? Seguramente, no lo niego. Pero no lo sabíamos, y seguro que otras cosas diferentes habrían ocurrido». De la cocina del Uro sale para Joyas de Galicia un menú compuesto por algunos de los platos más populares entre la clientela del local. Comienza con

un Steak tartar de chuletón de vaca, de textura delicada y sabor potente, no en vano la carne ha sido madurada durante noventa días. Le sigue un Tartar de atún con salsa oriental semipicante de ingredientes secretos; y unas Zamburiñas Uro con meunière de ajo negro, que combinan un producto muy típico de las cartas de cualquier restaurante gallego con un aderezo misterioso y de sabor penetrante. Para los segundos platos, el equipo de Pepu Pérez se reserva el gran éxito entre la oferta gastronómica del Uro, un delicado Solomillo con salsa de setas shiitake y oporto, coronado por un medallón de foie, un plato que une a su sabor el detalle teatral del espectacular remate en mesa, con soplete. Finaliza el menú un Arroz de carabineros de sabor penetrante; los arroces han sido una apuesta de la casa, que los elabora con diferentes mariscos y carnes. Para finalizar con un dulce, una curiosa tarta de queso que, aunque parezca recurrida no lo es, porque su acabado cremoso la diferencia tanto de los pasteles fríos como de los horneados. ᴥ

una vermutería con homenaje oculto El grupo hostelero que encabeza Pepu Pérez cuenta con otros dos locales en el centro de A Coruña, la Taberna Chitín, en la muy tradicional calle Olmos, una «taberna canalla» en palabras de su gerente; y la vermutería Chitín (calle Emilia Pardo Bazán, 14), un local en el que el homenaje familiar está especialmente presente. El nombre y el concepto recuerdan al abuelo de Pérez, emigrado a Cuba y retornado, del que cuentan que en los días señalados «daba a los más pequeños un vasito de chupito de vermú; eran otros tiempos». Papá Chitín fue también quien inició la vocación de la familia por la gastronomía, desde el cuidado de su huerta, en la que cultivaba vegetales para después elaborar con ellos sus platos favoritos. Chitín es un establecimiento de cocina más tradicional en el que se pueden compartir picoteo y conversación con buenos vinos. La propuesta gastronómica es, por definición, más fresca e informal. En ella destacan platos realizados con productos del mar (almejas, pescado fresco) y carnes de elaboración ligera, servidos en una de las zonas de restauración más tradicionales del centro herculino. ᴥ


BIG BANG UNICO Caja de King Gold 18k y cerámica. Movimiento cronógrafo UNICO In-house.


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texto: l. fernández moreno fotografía: adolfo enríquez

la entrada natural al sur de compostela

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Sar es casi un pequeño pueblo en pleno corazón de Compostela. Aunque dista apenas unos cientos de metros del centro, su ritmo sigue pareciendo más pausado. Quizá sea la masa vegetal de las Brañas, un espacio natural milagrosamente a salvo de la voracidad inmobiliaria. Quizá, el mismo influjo del río, que funciona como frontera psicológica. El puente de Sar fue durante siglos la mejor forma de vadearlo; ahora conserva su modesta elegancia y sigue siendo zona de tránsito para el tráfico de la zona. English translation on page 95

Tres arcos medievales salvan el río en una zona no especialmente profunda, como se puede comprobar en las épocas más secas del verano. El Sar es aquí un río casi recién nacido, pues parte de unos kilómetros más arriba, en Bando, desde donde serpentea de forma casi clandestina hasta ocupar el centro de las Brañas, que cubren un largo espacio entre el Multiusos y O Restollal. El puente conserva toda su solidez y ha sufrido varias modificaciones, la última de las cuales ha liberado su entorno para hacerlo más accesible a los paseantes, que por aquí son legión en los días buenos.

El puente de Sar era la entrada natural a la ciudad de aquellos peregrinos que la alcanzaban por la Vía de la Plata, el gran Camino de Santiago desde el sur. También era el último obstáculo de una ruta comercial de primer orden desde la Edad Media hasta no hace cien años, la que cubrían los vendedores de vinos que acudían a la ciudad desde O Ribeiro y otras zonas vitícolas de Ourense. Las prueba de la importancia de la vía son, por una parte, el sólido puente de tres ojos y, por otra, lo que queda de la calzada medieval, un poco más allá en la orilla sur del río. El camino debió existir ya


joyas de la arquitectura

desde tiempos romanos. Lo que pervive conserva un empedrado de chapacuña a la portuguesa, datado en el siglo XVIII. Los caminos gallegos cambiaron poco durante milenio y medio, dado que los romanos aprovechaban las vías naturales y sus sucesores medievales las vías romanas. Fue en el siglo de las luces cuando se realizó un mayor esfuerzo para mejorar estas comunicaciones, y en ese contexto se procuró mejorar este acceso a Compostela. De hecho, se conserva un informe del año 1759, redactado por el arquitecto Lucas Ferro Caaveiro, en el que se describe su inspección de la zona.

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Desde mediados del siglo XX todo ha cambiado mucho en el entorno. La transformación no ha sido tan dramática como en otras partes de Galicia y, así, el puente de Sar es un buen punto de partida para explorar un barrio con un patrimonio que ya querrían para sí muchas localidades de nombre: la Colegiata de Santa María la Mayor y sus inverosímiles contrafuertes; el lavadero octogonal del barrio y la traza de los molinos y las industrias primigenias que poblaban la orilla del río; los restos de la calzada; hasta su tabernas, las más tradicionales que quedan en Compostela, hacen de Sar una visita obligada. ᴥ


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texto: cristóbal ramírez ilustración: daniel pino


peregrinos ilustres

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piratas y peregrinos Que a Santiago llegaban miles de peregrinos del norte de Europa, procedentes por lo general de Inglaterra, es cosa sabida. Que A Coruña era el puerto ansiado para echar pie a tierra, también, aunque los vientos de vez en cuando jugaban una mala pasada. Pero menos conocido es que algunos de los barcos que transportaban a aquellos se dedicaban, de paso o cuando no había a nadie a quien trasladar, a la piratería. Y además, otros se centraban única y exclusivamente en esta última lucrativa y peligrosa actividad, y ponían un a todas luces innecesario punto de tensión y miedo a quienes simplemente hacían el viaje porque era su oficio o para rezar ante la tumba del Apóstol. Lo cierto es que pensamientos y deseos de capitanes y tripulaciones no coincidían por lo general con las ansias y preocupaciones religiosas de los peregrinos. Así que de paso que los transportaban, o bien una vez que los dejaban en puerto, simplemente buscaban a quien abordar y robar. Unos robos que también se daban entre los propios viajeros, como dejó escrito el sacerdote William Wey en 1456: un bretón fue pillado in fraganti cuando estaban en alta mar. En algunas ocasiones la desfachatez con que actuaban los piratas movía y todavía mueve al asombro. Así, el 15 de julio de 1456 una embarcación bretona llegó tranquilamente al puerto coruñés y por la noche sus tripulantes asaltaron el Juliana, inglés, que se encontraba anclado cerca de la orilla. De allí se marcharon a toda prisa con cuerdas, anclas, capas y túnicas. Dice el refrán que quien roba a un ladrón tiene cien años de perdón. Porque el Juliana, que acababa de desembarcar peregrinos quienes en esos momentos se encontraban rumbo a Santiago, estaba mandado por John Barlett. Y John Barlett había sido cuatro años atrás el capitán del Catherine, dedicado

a la piratería y que había tenido la mala suerte de abordar el George, donde iban dos grandes amigos del rey de Inglaterra por lo cual el episodio acabó en ese momento y, de paso, con la escasa reputación de Barlett como hombre honrado. Por cierto que el episodio del Juliana no remató mal. Meses después los ladrones fueron obligados a devolver lo sustraído, aunque cuesta creer que fuese la totalidad. Así consta en un documento denominado «Renuncia» y que se encuentra en el Archivo Departamental de Nantes, firmado el 18 de noviembre de 1456. John Girdler es otro nombre propio que merece ser recordado pero no encumbrado. Hombre de gran habilidad y escasa moral, era miembro de la tripulación del Trinity, que se dedicó a llevar peregrinos a A Coruña entre 1434 y 1462. El barco, con John Girdler a bordo, no era ajeno a los avatares piráticos, como sufrieron entre otros quienes navegaban en una pinaza que desde Bretaña se dirigía a la isla de Guernesey. Todo apunta a que en general no había un interés en hacer daño a las personas, pero sí en saquear: de ese barco se llevaron cuatro piezas de tela pequeña, mil lienzos y bienes valorados en cien libras esterlinas, una gran cantidad de dinero en el siglo XV. John Girdler debió de desempeñar bien y a conciencia su trabajo, porque acabó siendo capitán del Margaret, de Topsham, un puerto pequeño y hoy turístico muy cerca de la ciudad de Exeter. El Margaret se dedicó,al transporte de peregrinos. En fin, otro John, de apellido Elys, capitaneaba el Peter, de Dover, dedicado al trasladar a devotos ingleses a aguas gallegas, y cuando podía aumentaba sus ingresos por la vía del abordaje, como bien supo el Mighel, de Burdeos, en 1440. Son solo ejemplos que cumplen otro viejo refrán: a Dios rogando y con el mazo dando. ᴥ


Jael Joyería incorpora a Breitling a su catálogo de marcas Los relojes de la firma Breitling ya son parte de la familia Jael. Los modelos fabricados por la compañía suiza se unen al catálogo de marcas de la joyería en sus tiendas de A Coruña y Santiago de Compostela. Para Jael Joyería es un orgullo incorporar a una firma con el prestigio y el legado de Breitling. Fundada en 1884, la casa helvética ha consolidado su prestigio como marca pionera que goza de reputación mundial por sus relojes de alta precisión, el desarrollo del cronógrafo de pulsera y un compromiso sin reservas con sus valores en materia de diseño. En la rica historia de sus vínculos con la aviación, Breitling ha estado presente en los momentos estelares de la conquista humana de los cielos. Además del renombre del que disfruta por su espíritu innovador, se encuentra también en situación privilegiada en los ámbitos de la ciencia, el deporte y la tecnología. Breitling manufactura internamente sus propios movimientos y, al igual que los movimientos en todos los relojes Breitling, su estatus de cronómetro con la certificación COSC fabricados en Suiza garantiza la calidad de cada uno de ellos. La colaboración entre Jael y Breitling se abre con la presentación de la colección Premier, un paso más allá en el terreno de la elegancia y la maestría artesana. Los relojes Premier Heritage ofrecen algunas de las complicaciones de más renombre y las combinan con el sofisticado espíritu de la década de 1940. Para poder conocerlos, no hay más que pasar por cualquiera de los establecimientos de Jael Joyería.


Fundada en 1884, la casa helvética ha consolidado su prestigio como marca pionera en relojes de alta precisión


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texto: s. fraga fotografía: adolfo enríquez

apego a la tierra en a quinta da auga

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roducto local, de pequeños productores a los que se conoce de siempre. Esa es la base de la cocina de Federico López Arcay para Filigrana, el restaurante del Hotel A Quinta da Auga. Esta antigua fábrica de papel, situada en la salida de Compostela hacia Noia, traslada a sus fogones la naturaleza agreste que la rodea, con una cocina, en palabras del chef, «muy gallega». «Hacemos platos elaborados, pero sin pasarse; bien presentados, pero sin disfrazarlos», resume López Arcay. El cocinero estradense fía gran parte de su propuesta gastronómica a la calidad excelente del producto y, para ello, echa mano de productores que en ocasiones son casi de la familia: «Para hacerse una idea, tenemos unos sesenta proveedores diferentes, cada uno especializado en lo suyo. La huerta nos la trae un ex compañero del restaurante; los quesos vienen de la zona del Ulla; el pescado, de un distribuidor que fue marinero», explica. «El pequeño productor», razona, «no puede competir en precio con las explotaciones gigantescas, pero sí en calidad y en cercanía, y eso hay que valorarlo».

La terraza es uno de los territorios estrella de A Quinta da Auga en verano. Aprovecha el frescor del agua que rodea la finca, un agua que fue básica en el uso que el edificio tuvo en un pasado no tan remoto. La reforma contemporánea deja a la vista algunos elementos de la fábrica primitiva, como canales o la guía del molino que movía la maquinaria papelera, integrados en un cómodo y recogido hotel de calidad. El exterior es un lugar ideal para disfrutar del menú que propone Federico López Arcay, y que comienza con un fresco Tartar de tomate negro de Santiago con requesón, helado de tomate y aceitunas Kalamata, en el que la base es el tomate autóctono, ahora de temporada. Como plato principal, una Merluza del pincho con cremoso de guisantes y tomate confitado; los pescados son uno de los productos más queridos en Filigrana y proceden de las lonjas coruñesas de Muros y Ribeira. Para finalizar aparece una Tarta de chocolate con aceite de oliva, nata cruda de A Capela y arándanos gallegos que resume bien el ideario gastronómico de la casa: innovador, sí; apegado a la tierra, también. ᴥ


joyas en la mesa

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Tartar de tomate negro de Santiago. Acompañado de requesón, helado de tomate y aceitunas Kalamata

Merluza del pincho. Con cremoso de guisantes y tomate confitado

Tarta de chocolate con aceite de oliva. Coronada por nata cruda de A Capela y arándanos gallegos


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texto: martiño súarez fotografía: adolfo enríquez

la casa bailly y los estragos del tiempo

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na ruina misteriosa atrae la vista de quienes usan la N-VI a la altura de O Temple (Cambre), en una de las entradas principales de A Coruña. Sobre la transitada carretera se alza lo que queda de dos cubiertas y dos chimeneas de clara inspiración modernista, rodeadas por la vegetación y los árboles. Son los restos de la llamada Casa Bailly, obra de dos de los principales arquitectos del siglo XX español y testigo de una historia breve y ciertamente torturada.

El complejo lo forman dos construcciones principales, diseñadas en los años 20 del pasado siglo por Antonio Tenreiro y Peregrín Estellés. Entre ambos trazaron algunos de los edificios más significados de la transición de A Coruña a la modernidad. Su creación más destacada es, quizá, el emblemático Banco Pastor de los Cantones, con el que introdujeron las técnicas constructivas norteamericanas más avanzadas en Galicia; esta torre, hoy de dimensiones modestas en comparación con lo que se construyó


joyas del pasado

después, fue en su día el edificio más alto de España, un prodigio adelantado a su tiempo. La llamada Casa Bailly, también conocida en su momento como El Grajal, se concibió como hotel, pero fue utilizada principalmente como residencia de verano de una destacada familia coruñesa. Hay quien traza el origen de los Bailly hasta uno de los momentos estelares de la historia coruñesa: la batalla entre ingleses y franceses en las afueras de la ciudad, en 1809, en la que perdió la vida el romántico

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sir John Moore. El primer Bailly coruñés habría sido un militar napoleónico que, después de ayudar a tomar la ciudad, decidió quedarse en ella. No hay nada probado en esa historia. Lo conocido es que Julio López Bailly se había hecho rico con negocios en Sudamérica y que, de vuelta a Galicia, participó en numerosas iniciativas ciudadanas, como la creación de la segunda encarnación del Banco de La Coruña, del que fue vocal en su primera junta. Fiel a su espíritu emprendedor, López Bailly proyectó un complejo hotelero lejos y a la vez cerca del centro urbano. En sus tiempos de esplendor, El Grajal contaba con casa para el guardián, fuentes y un terreno de 30.000 metros cuadrados. En ese momento, la conurbación coruñesa no era lo que hoy es, y Cambre, pese a estar muy cerca del centro, resultaba un lugar apacible en el que desconectar del bullicio y de los negocios. Las piezas estrella del complejo eran las dos casas: dos plantas con buhardilla, espléndidos lucernarios, 22 habitaciones, mosaicos de minúsculas teselas, muebles ostentosos… Quizá consecuentemente con los orígenes galos de su propietario, Tenreiro y Estellés la proyectaron con un claro espíritu afrancesado, aunque los delirios vegetales del art déco se muestran aquí domesticados por el espíritu racionalista que ya comenzaba a dominar a los arquitectos más avanzados. López Bailly murió en Madrid en 1935 sin que el proyecto hotelero se hiciera realidad. Le sobrevivieron su mujer, Isabel Lecarrere y Heugas, y sus hijos Julio (que acabaría por ser uno de los oftalmólogos más famosos de España), Eduardo y Juan Carlos. Tras la Guerra Civil, para El Grajal comenzaron a pintar bastos, a pesar de que no parece que la familia fuese especialmente incómoda para las nuevas autoridades franquistas. De hecho, en el archivo del diario ABC se puede encontrar una imagen de López Bailly asistiendo en 1934 a un homenaje a Calvo Sotelo en A Coruña, pocos años antes del golpe de Estado. La casa fue usada en un primer momento como prisión y luego para diversos usos en la administración del régimen. Después, en la época de la Transición, quedó desierta. Con el vacío llegó la degradación y, convertida en refugio para gentes sin hogar, acabó ardiendo de forma accidental y espectacular. Buena parte de la construcción se vino abajo y, pese numerosos proyectos e ideas (ahora es de propiedad municipal), así se ha mantenido, cediendo cada vez más terreno a la maleza. Las sucesivas ampliaciones de la carretera le han ido comiendo espacio y en la actualidad apenas la separa de la jungla de asfalto una tímida valla metálica. De su interior, y aunque todavía se puede apreciar lo ostentoso de sus mosaicos y algunos detalles decorativos, todo lo que tenía de cierto valor ha desaparecido. ᴥ


Pulsera Peregrina

La presenta su renovado diseño y un nuevo hito, “El Faro”, dedicado especialmente a Fisterra.

www.joyeriajael.es Santiago | Xeneral Pardiñas, 7 | T. 981 576 895 | santiago@joyeriajael.es A Coruña | Compostela, 8 | T. 981 909 029 | coruna@joyeriajael.es


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pantín, orgullo del surf olímpico Jael Joyería es, un año más, patrocinador oficial de esta cita decana en el panorama nacional

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a última gran prueba antes de que el surf debute como deporte olímpico: la Abanca Pantín Classic se celebró a caballo entre junio y julio en Valdoviño con la presencia de algunos de los mejores surfistas del mundo, que buscaban puntos para el escalafón internacional y escaparate a las puertas de una cita que cambiará para siempre este deporte. Jael Joyería es, un año más, patrocinador oficial de esta cita decana en el panorama nacional de esta disciplina tan atractiva. El enorme auge del surf en los últimos años se ve coronado en 2021 con su inclusión en el calendario oficial de los Juegos Olímpicos de Tokio. Muchos de los deportistas de élite citados para esta cita planetaria pudieron mostrar al mundo sus habilidades sobre las olas de Pantín. Fue el caso de Teresa Bonvalot y Yolanda Hopkins (Portugal), Leon Glatzer (Alemania) o Anat Lelior (Israel), que compartieron playa con surfistas como Lucía Martiño o Leti Canales. La edición de 2021 de la Pantín Classic fue además un soplo de esperanza, después de que la de 2020 se tuviese que celebrar en un ambiente reducido y muy estricto debido a la pandemia. El montaje volvió a ser equiparable al de citas como la de 2019, aunque se dispuso de un protocolo de control de aforos y circuito de entrada y salida para cumplir con las medidas higiénico-sanitarias requeridas por las autoridades en este momento. ᴥ

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tienda virtual, la ventana de jael al mundo

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ás de 600 productos conforman el catálogo de la tienda virtual de Jael Joyería, en la que se ofrecen productos de joyería y relojería para clientes de toda la Península. La calidad de las primeras marcas y el diseño actual se suman en este portal al mundo a toda la garantía del comercio tradicional. «En el momento en que vivimos, es imprescindible incorporarse a la digitalización, también en lo que toca a los canales de comercialización», explica José M.ª Fernández, consejero delegado de Jael. La tienda online de la joyería, accesible desde la web www.joyeriajael.es, ha supuesto una inversión importante pero «necesaria; está muy bien preocuparnos por la influencia negativa que tienen en el

comercio local y en las ciudades grandes monstruos como Amazon, pero también es necesario desarrollar herramientas que nos permitan estar en esta nueva forma de vender, que nos permite llegar a más clientes de forma remota». Los productos incluidos en la tienda online de Jael van desde relojes a pulseras, collares o solitarios, pasando por complementos de moda. Algunas de las principales marcas de las que el firma compostelana es distribuidora tienen representación en el catálogo, caso de Tudor, Bulgari, Dodo, Frederique Constant, Garmin, Hamilton, LeCarré, Longines, Montblanc o TAG Heuer, además de creaciones propias de la joyería, en un rango de precios que comienza en los 39€ y finaliza en propuestas muy exclusivas. ᴥ


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joyas militares: una tradición familiar

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esde sus inicios, la saga familiar de la que desciende Jael Joyería ha estado ligada a la creación de piezas específicas para la Marina, el Ejército, ministerios, embajadas o la misma Casa Real. Recogiendo este legado con casi tres cuartos de siglo de tradición, Jael Joyería ofrece su catálogo de joyas militares, que se pueden encargar en cualquiera de las tiendas en Santiago de Compostela y A Coruña. «Para nosotros es un honor y un orgullo continuar con esta labor, que tuvo una importancia clave en la historia familiar», explica José María Fernández, consejero delegado de Jael. La trayectoria de la empresa hunde sus raíces en una empresa nacida

en Cedeira en los años cincuenta del pasado siglo, cuando los hermanos Ricardo y Aladino Fernández Aneiros comenzaron a atender pedidos en la casa paterna. Pocos años después de su comienzo decidieron instalarse en Ferrol y abrir un taller de joyería en el que una parte muy apreciable de los encargos procedían de la Marina, que tiene en la ciudad una de sus principales plazas. Con la ampliación del negocio y la puesta en marcha de un taller moderno para la fabricación y reparación de piezas singulares, los hermanos Fernández comenzaron a atender peticiones más allá de la propia Marina, llegando a elaborar joyas para la Casa Real, jefes de gobierno o embajadas. ᴥ


GIRARD-PERREGAUX, RELOJERO OFICIAL DE ASTON MARTIN Dos marcas de referencia de la relojería y los automóbiles colaborarán a partir de esta temporada de Formula Uno y conmemoran la ocasión lanzando una exclusiva edición limitada de relojes. Girard-Perregaux, marca de la que Jael Joyería es distribuidor oficial en A Coruña y Santiago de Compostela, colabora con la firma británica Aston Martin en una edición limitada de relojes que verá la luz próximamente. La imagen de GirardPerregaux está presente en los coches del equipo Aston Martin Cognizant desde el comienzo de la temporada 2021, en la que la mítica escudería vuelve a los circuitos. Las dos empresas comparten una larguísima tradición artesana y una voluntad de perfección y de innovación que las ha convertido en referentes en sus campos. Lionel Martin y Robert Bamford fundaron Aston Martin en 1913, mientras que Girard-Perregaux se remonta a 1791, cuando Jean-François Bautte fabricó su primer reloj en la ciudad suiza de Ginebra. El ya legendario Aston Martin DBR1 (1956), un coche fabricado para las carreras de competición, fue el precursor de algunos de los coches «DB» de carretera más conocidos de la marca. Frank Feeley, un diseñador de gran talento de Aston Martin, llegó al culmen de su carrera con este modelo. De hecho, la forma del DBR1 continúa siendo una de las más bellas y aerodinámicas de todos los tiempos. Por primera vez, además, el diseño incorporaba rejillas de ventilación laterales, un atributo funcional clave en aquel coche y que, hasta la fecha, continúa siendo una peculiaridad funcional y visual fundamental en los coches deportivos de carretera de Aston Martin. Este elemento, meramente funcional, ha acabado por convertirse en un detalle estético que otorga a todos los modelos de la marca su propia personalidad.


Ambas firmas colaboran en un ambicioso proyecto en el campeonato de automovilismo de Formula 1


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fotografía: alicia d. sanisidro

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pazos y camanzo vencen en la copa jael

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os golfistas Enrique Pazos y Pablo Camanzo vencieron en la competición más exigente del club compostelano: la Copa Jael, patrocinada por Breitling y disputada en un ambiente radiante en el campo de Ames. Durante todo un fin de semana se jugó en las instalaciones del Real Aeroclub de Santiago el campeonato más exigente del calendario del club. La Copa Jael reunió casi un centenar de jugadores en una competición que se juega a 36 hoyos, y que se caracteriza por la participación de diferentes generaciones. La prueba, solo abierta a los socios del Real Aeroclub de Santiago y con categorías de adultos e infantil, otorga el título de Campeón

Absoluto del Club, por lo que se dan cita los mejores jugadores de golf de la entidad. El campeón de esta edición fue Enrique Pazos, quien obtuvo la victoria con 147 golpes. El campeón infantil del club, 18 hoyos, fue Pablo Camanzo. El fin de semana se caracterizó por el magnífico ambiente de competición, y ni la amenaza de tormenta ni el calor del medio día impidieron que los participantes se quedaran a la entrega de trofeos, en la que participaron Jose María Fernandez, consejero delegado de Joyería Jael; María Blanco, directora de marketing de Breitling, marca colaboradora del torneo; y Celso Barrios, presidente del Real Aeroclub de Santiago de Compostela. ᴥ


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la pandemia no para al viravolta

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i la mayor pandemia en cien años ha logrado parar la actividad del Club Ximnasia Viravolta. Sus deportistas han seguido cosechando grandes resultados en cuanto las restricciones se han levantado mínimamente. La consecución del Campeonato de España con el conjunto cadete mixto ha sido el gran éxito que ha coronado una temporada muy complicada. La suspensión del Torneo Jael Viravolta, previsto para la primavera pasada, justo cuando se decretó el Estado de Alarma, «fue un palo», explica Wendy Rey, responsable del club, «porque había mucha ilusión y trabajo detrás. Traíamos a gimnastas buenísimas, a la selección española y a Alexandra Soldatova, una participación estelar, y había muchos clubes con ganas de venir. Pero no pudo ser y tenemos que pensar ya en el siguiente compromiso competitivo». Estos meses han sido difíciles. «Más que competir, lo complicado es hacer una buena competición»,

cuenta Rey, «porque tenemos menos horas de entrenamiento y muy pocos campeonatos. Ahora vas a los torneos oficiales sin rodaje, sin posibilidad de corregir fallos, y con menos sesiones de trabajo. Lógicamente, la evolución de las gimnastas se resiente». Por suerte, apunta, «parece que vamos mejorando y esperamos que en 2022 todo sea como antes, o casi». Los Nacionales, que se celebran en noviembre, son la próxima gran cita del equipo. De todos modos, la competición se ha reiniciado en los últimos meses. El conjunto cadete mixto consiguió su título nacional en marzo, en Valencia, pero este no ha sido el único éxito del arranque de 2021. En la fase provincial de promoción, disputada en Ferrol, el Viravolta consiguió ganar las categorías de conjuntos alevín y cadete, y Sonia Martín fue campeona gallega en esta última categoría. En la provincial escolar, que se celebró en la misma ciudad, se obtuvieron un oro (en cadetes) y tres bronces. ᴥ


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THE CONSECRATION OF A MASTERPIECE: THE REPRODUCTION OF THE PORTICO OF GLORY IN THE CAST COURTS OF THE VICTORIA & ALBERT MUSEUM (pages 16-19) The scarce echo that the Portico of Glory had until its “discovery” in the mid-19th century is particularly striking; this is explained, among other factors, because until recently it was a space with a special consideration within the cathedral, which was only opened, exceptionally, for certain uses and solemnities. The origin, development and execution of the project of making a reproduction of the Portico of Glory have a curious history, which, from England, takes place between the decade of the 1830s and 1870s and which had a fundamental importance for the consecration of the Portico, “one of the great glories of Christian art”. The installation of the replica in the South Kensington Museum, now the Victoria & Albert Museum, was the culmination of this process. Shortly after its creation in 1857, the South Kensington Museum undertook international missions to select the most outstanding pieces of world heritage. For this, John Charles Robinson toured Spain on several campaigns, with the dual mission of acquiring original pieces for the Museum's collections and proposing those casts of particularly important works of art. Robinson visited Compostela in 1865 and was dazzled by the Portico of Glory, which he praised in his writings, stating that “as a work of art, its title is well deserved. I have no hesitation in affirming that I consider it incomparably the most important sculptural and ornamental monument of its time”; at the same time he insists, on several occasions, on the convenience of making a life-size copy of it, destined for the rooms dedicated to presenting

the best of universal art through reproductions. As those in London were also convinced, the formalities were relatively swift for the time and, barely a year after his visit, in April 1866, the Chapter agreed to the request for permission to carry out the casting of the Portico, imposing a series of conditions to guarantee the conservation of the work and the supervision of the work, which would be directed by the prestigious specialist of Italian origin, Doménico Brucciani, who had extensive experience in carrying out this type of work for the most important British museums. The casting was carried out, with great diligence, between August and October 1866; in the midst of an unusual expectation in the city, not without some controversy and division between those who saw in its realization recognition of the artistic values of the work and those who saw dark motives in the British interest in the monument. The chronicles of the time bear witness to all this, as does the act by which the Chapter and the Museum exchanged gifts to commemorate the completion of the project; thus, in the Victoria & Albert is preserved, among other materials, the silver showcase, with the image of Santiago Caballero, which the Chapter gave to Brucciani in recognition of his dedication; and, in turn, in the Cathedral Museum's collection is the electrotype of a Parisian Tazza given by the English delegation. Satisfaction, then, on both sides and no mention of possible damage to the work; on the contrary, the report undertaken for the Chapter by the painter Juan José Cancela from

Bugatti, Ferrari, Porsche, Lamborghini, Aston Martin, Mercedes, Alfa Romeo, BMW... All the important makes in automotive history are present in Manuel Ferreira’s personal collec-

tion of historic cars, a businessman from Vigo. Passionate about motor racing, for twenty years he has kept more than a hundred cars that are authentic treasures, some due to their

Santiago de Compostela is clear in this respect and points out the virtues of the work carried out. It was not until several decades later that the first criticisms of the possible deterioration of the Portico caused by the casting were made, although always in the realm of hypotheses and without evident proof, either in terms of the polychromy or the structure. In the course of the recent restoration of the Portico, a complete study of the polychromy was carried out which identified the different layers applied throughout its history and which also served to confirm that the careful casting carried out by the team contracted by the South Kensington Museum had caused little damage to the work. Cancela was right, therefore, when he certified, at its conclusion, that everything was in order and that the works had not damaged the work, the main condition required, in 1866, by the Cathedral Chapter, to authorise them. The casting of the Portico was, from the beginning, highly regarded at the South Kensington Museum, although the lack of adequate space meant that, in the early days, only a few fragments were exhibited. Finally, in October 1873, the Architectural Courts were inaugurated in London, with the complete reproduction of the Portico of Glory as one of its main protagonists, as reflected in the literature of the time. Thus, six centuries after its creation by the genius Master Mateo, the Portico became part of the Temple of Art and, with it, of the select group of masterpieces of the history of universal art. ᴥ

dream cars (pages 22-25) exclusivity, others due to their legend, historical relevance or successes on circuits and rallies. And all have a story behind them. Nobody knows these stories better than


english translations

Antonio Alfonso, a great friend of Ferreira and a collector himself, who has been in charge of bringing a good part of these works of art to Galicia. “All of these cars work perfectly and, in fact, they are taken out on the road quite frequently,” he explains. Maintenance is one of the great difficulties of historic cars. In the warehouse where Ferreira keeps his collection, they are all connected to an electrical system that prevents the batteries from degrading, as is not ideal for these cars never to be started up. Among the cars there is a splendid Lamborghini Countach, a Mercedes 540K Roadster from the 1930s (one can imagine how such a machine must have stood out at the time), an Aston Martin DB5 like James Bond's or a very

elegant Mercedes 300 SL, known as gull wings due to the unmistakable way the doors open; and a unique edition Pegaso, made in Barcelona. Here we also find representatives of the early years of the industry, such as a legendary Ford Model T from 1914, the doyen of the collection; or much more modest pieces, but with great historical significance, such as the Biscúter number 100,000, which the factory gave to Franco. In the competition cars section, rallying wins hands down, with winning models such as the Lancia Delta Integrale Martini, an Audi Quattro that took Stig Blomqvist to the podium, a beautiful Ford GT40 winner of the 24 Hours of Le Mans in which you can imagine Steve McQueen.

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It is difficult to determine the exact value of each of these historical pieces. Alfonso notes that probably the most expensive car of all those found here is a 1965 Alfa Romeo TZ II Auto Delta. Only 13 units were made and probably only 9 are still in circulation, which raises its price to three or four million euros. A model, also from the 1960s is the legendary Ferrari GTO, in a version that is not from a regular series, costs a little less: an original of those that came out of the Maranello factory can cost up to 60 million euros, but this one costs about two or three. The difference is that it is a unit assembled by its designer, the engineer Allegretti, after his retirement: “He only built three, and his son confirmed to us that this one is authentic." ᴥ

luciano calvo - chairman of grupo calvo (pages 44-46) “A family business is more agile when it comes to making decisions” Behind the desk of his office in the main factory of Grupo Calvo in Galicia, Luciano Calvo (Carballo, 1948) has a shelf with a mix of family photos and samples of historical products from the canning company he heads. It is a good example of how family and company blend in its life history: it was founded on the small factory that was the origin of what is now a multinational with a presence in 65 countries, its own fleet of factory and transport ships and hundreds of workers and partners. What do you remember of those early days when your father headed the project? The company that my father founded in the 1940s was, practically an artisanal business until the mid-1950s,. In summer it was dedicated to fish and in winter, as there was no fish, my father bought beans and distributed them in Spain and Cuba. It was already an im-

portant business that provided many jobs. In the mid-1950s my father invented a canning machine that gave us the final push. What do you think was the main breakthrough that allowed Calvo to get to where it is today? We consider ourselves an innovative company, ever since my father, first with the canning machine and then with the round can, which we introduced in Spain. Then we were the first to sell in packs of three, which made things easier for consumers. We have more milestones in innovation: the line of healthy products that we opened with low-salt tuna, the first advertising campaign by a canning company on television? What have been the worst moments? They always coincide with economic crises and a slowdown in consumption. A major crisis was the emergence of so-called own brands. We had to fight hard to keep up.

What advantages, difficulties and responsibilities does a family business have over one that has less family roots? It has its advantages. Our company is family-run, but highly professionalised. There are four family members in the company, the rest are professionals. The best thing is that we are more agile: an important decision is made quickly and we do not have to wait for a lot of meetings. The disadvantage is that, if you want to access capital to grow, you cannot sell your shares, like a normal company. Do you think that companies should be involved in this way in the social, cultural and sporting life of the towns in which they are based? I believe that if society gives to us, we have to give back. Consumers give us a lot and we have to help those who have a deficit, and our environment. It is almost an obligation, if you can, you have to contribute. ᴥ

the obelisco of a coruña (pages 54-58) “Shall we meet at the Obelisco?” The people of A Coruña have taken the column that presides over the entrance to the Cantón Grande as a spatial reference for more than

126 years. But it is much more than a meeting point. The writer and journalist Julio Rodríguez Yordi elevated it to the category of “geographical and metaphysical centre of

La Coruña.” And he was right. Since its creation, together with the Tower of Hercules it became the monument par excellence of the city of A Coruña.


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Built in memory of the dignitary Linares Rivas, the Obelisco tells us about the main meteorological landmarks of the city, compiled by the Physics teacher of the institute, Acisclo Campano from Zamora, who left his mark on Pablo Picasso himself, a student of that school. That information gives it some informative utility. But these are past data, so in order to know the contemporary ones, measuring devices were installed, such as a barometer and a thermometer that were placed in the chamfers, and a weather vane that -together with the lightning rod- finished off the piece. And then, of course, the monument had to tell the time, or rather, the hours. In September 1893, the project promotion committee, chaired by the banker Narciso Obanza, delivered the Obelisco project to the City Council, which approved it in its session on the 25th of the same month. The project was signed by Gabriel Vitini Alonso from Valladolid and cost 60,000. The public subscription only managed to raise 40,000. The brutal difference ended up being assumed by the builders of the two parts themselves, the sons of the accredited industrialist Baltasar Escudero, Saturnino and José. The clock was commissioned from a prestigious manufacturer in the French town of Morez in the Jura region. Son of the prestigious watchmaker Louis Delphin Odobey Cadet, Paul Odobey (1851-1923) decided to open his own company (Paul Odobey Fils) in 1879, in competition with that of his father, in which his brothers also worked. The firm, which became one of the most powerful in France, remained in business until the early 1970s. Work on the Obelisco began on 4 May 1894. The inauguration was originally scheduled for 9 September of that year, and appears in the festivities programme published by the City Council. This date underwent numerous changes. In fact, October came and the clocks had not even arrived. They did so at the end of that month. A cast frame awaited them in the workshops of Mr Ortiz, where, if all went well, the four spheres were to be fitted. The unpacking was done by the local watchmaker Emilio Vergne, in charge of managing this part of the work. He got a surprise: one of the spheres was broken on arrival due to an accident at Irun customs, so a new one had to be called for. There have been countless interventions. To stick to the last decades, in 1982 it underwent a major repair, and in fact the watch was transferred to some workshops to treat it thoroughly; in 1990 one of the higher spheres was replaced; in 2002 all four were repaired, as one accumulated a delay of half an hour (it was attributed to the weight of the needles) and the others, between three and four minutes; in 2006 the clock stopped a couple of times in three days and it was published that it could be replaced, because 111 years of grit, storms and saltpeter had heavily damaged it. ᴥ

o burgo and the memory of past battles (pages 14-15)

the archbishop's old bridge (pages 20-21)

The cliché says that bridges unite. Sometimes, and for some, too much. This was verified during the so-called Spanish War of Independence, at the beginning of the 19 th century, in which the Napoleonic armies blew up or damaged a great number of structures all over Galicia, fed up with the harassment of the local guerrillas; or the British, escaping from the Gauls. The bridge of O Burgo, which joins the municipalities of A Coruña and Culleredo, was another example, with the added attraction of its role in the mythicised retreat of the British troops commanded by Sir John Moore. The story of the English retreat and the battle of Elviña has been told many times: pursued by the troops of the French Marshal Soult; at the beginning of 1809 the British faced a humiliating escape from Castile ending in the port of A Coruña. While waiting for their warships to be able to embark, they had to hold off Napoleon’s army outside A Coruña, where their commander, Moore, was mortally wounded. He is now buried in the romantically set gardens of San Carlos and he is a symbol of the city. In this containment effort, Moore ordered a division of his army to cut off the historic bridge of O Burgo to prevent Soult's soldiers from crossing the fertile estuary on their way to A Coruña. In command of the division, General Paget accomplished his mission and blew up an entire arch of the historic viaduct on 12 January. Militarily, the strategy was profitable for the English, because it forced the enemy to have to make a huge detour and go up to Cambre to cross the river Mero and avoid problems in the silty, dangerous estuary. The bridge at O Burgo could not be repaired until the 15th, which gave them enough days to embark most of the British troops (and which cost Moore his life at Elviña on the 16th). Apparently both sides got what they wanted: the English escaped and the French took A Coruña. The local population lost out, condemned to months of hunger and hardship. Originally from the 14th or 15th century, in its current version it has 11 semi-circular arches, of which the ones in the centre are original. Some more have been buried in the concrete of its banks. ᴥ

When the Archbishop's Bridge was built in Santiago, as it was called, the Marquis de Croix warned that it should be a structure of the greatest possible perfection and solidity, although he agreed with the city’s representative that a structure of great size was not necessary because, as it was not a royal road, it just had to guarantee the comfortable passage of one or two traditional carriages. Carlos Francisco de Croix initially hesitated between rebuilding the existing bridge, which was very deteriorated, or undertaking a new construction, so he had the engineer José Santos evaluate it and help him make the decision. The work on the new bridge over the Sarela in El Carme neighbourhood was awarded by public tender for eight thousand reals and the conditions included the removal of all the materials from the old bridge, everything having to be cleared and cleaned, as Socorro Ortega Romero states in a study on the bridges of Compostela in the 18th century. It was formally completed in July 1759, although there are records of minor works in 1760, and also of the construction of the road from the bridge to Gaio hill in 1764. This was the culmination of an action promoted by the Marquis de Croix, who held the post of Captain General of Galicia for a decade. Nowadays it is difficult to imagine the neighbourhood of Carme de Abaixo as an industrial area, but it was this at the end of the 18th century and the beginning of the 19th century, when numerous artisan leather tanning factories were progressively established on the banks of the Sarela, which coexisted with traditional agricultural and livestock farming activities. At certain times, twenty -five tanneries coexisted along the Sar and Sarela rivers, an activity in which Compostela became a national reference until the decline in the 20th century, when they began to close due to the coming together of causes such as the loss of the colonies or the civil war. The enlargement of the chapel and construction of the Church of Carme de Abaixo began in 1760, shortly after the completion of the new bridge, although due to lack of funds these works went on for more than a century, until 1773. In 1864 the church was extended again. Some of the modifications made to the environment throughout its history were carried out because of the serious and frequent floods caused by river flooding. ᴥ


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pedrido bridge (pages 28-29) In the Betanzos estuary, between the municipalities of Paderne and Bergondo, is one of the most outstanding engineering works of the last century: the Pedrido Bridge. A project which began to be developed in the 1920s, when there was only a crossing by boat linking the two banks, where the pier on the bank of Paderne can still be found. Then a first proposal by the engineer Luciano Yordi Menchaca was started, but it was immediately replaced by the project drafted by César Villalba Granda in 1928. The work started five years later, but the outbreak of the civil war paralysed it, with the central span not being executed, and it was not taken up again until the 1940s. The recovery of the works involved the introduction of one of the key figures in reinforced concrete construction: the engineer Eduardo Torroja Miret. Torroja undertook the completion of the bridge and modified Villalba's project in the central section, providing the solution that we see today: a cable-stayed arch with a 75 metre span and 12.50 metre deflection, with a lower deck, suspended by means of pendulums spaced 3.65 metres apart. The clarity and rationality of the whole, the assumption of the existing constructions from the previous proposal and its natural, coherent incorporation into the project and its monumental, scenic dimension on the horizon of the estuary make this bridge, which was inaugurated in April 1943, one of the most relevant works of its time. The bridge transformed the laborious journey by row boat into a permanent, comfortable connection between the two banks of the estuary. Together with the most immediate link, there is also a largescale link, as the bridge finds its territorial justification in the development that supports the road linking the cities of Coruña and Ferrol, avoiding the journey along the bottom of the estuary and generating a new metropolitan mobility, in the dawn of that “City of the Estuaries” that, since the middle decades of the twentieth century, was being formed along the Gulf of Ártabro. In addition to these values, which integrate the rural and the urban, the Pedrido Bridge also stands out as a heritage element due to its shape, indebted to modernity. ᴥ

pontevea, against nature and humans (pages 38-39)

the natural entrance to the south of compostela(pages 74-75)

The old bridge of Pontevea, about ten kilometres south of Compostela, is a good example of how time hounds these infrastructures. The relentless flow of the river Ulla, which rises between the municipalities of Teo and A Estrada, has been undermining it for centuries. But it has been the history of humans that has caused the most upset to a happily restored giant. The actual age of the current bridge is not very clear. The local historian Manuel Reimóndez Portela places it at around the 15th century, the time it would have been built to replace a Roman predecessor that saved the Ulla for the old Antonine Itinerary. The first unmistakable mention is due, however, to a disaster: in 1571 a flood left it badly damaged, and the same thing happened to it at the beginning of the 18th century. In fact, the history of the old “Ponte Abea” is that of a resigned resistance against the Ulla's attacks, and whoever has passed through the area after several days of rain will know what this means. It recovered from the 18th century damage thanks to a refurbishment attributed to the last great architect of the Baroque from Santiago de Compostela, Miguel Ferro Caaveiro. However in the 19 th century Pontevea began its fight against an enemy that was more tenacious and destructive than the floods: humans. During the War of Independence and like so many other Galician bridges (Ledesma, upstream, Ponte Sampaio, on the Lérez...), it witnessed bloody clashes between French troops and armed peasants. In the scuffle, one of the arches was blown up. The French hastily rebuilt it with wood, and it was patched up in this way until the middle of the century, when one of its most important reforms was undertaken. The most critical moment was in the middle of Franco's developmentalism. Several options for widening the bridge were proposed in 1953. Some of them were aggressive: increasing the platform with concrete, or demolishing the upper part to take advantage of the pilasters. Others were even more brutal, such as tearing it down and building a new one. Fortunately, a fourth option was chosen: to build a modern viaduct a few metres upstream and preserve the old bridge, restoring its original appearance. ᴥ

Sar is almost a small village in the heart of Compostela. Although it is only a few hundred metres from the centre, its pace still seems much more leisurely. Perhaps it is the vegetation of Brañas, a natural space miraculously kept safe from the voracity of property developers. Perhaps, it is the influence of the river itself, which functions as a psychological frontier. For centuries, the Sar Bridge was the best way to cross it; now it retains its modest elegance and remains a transit zone for traffic in the area. Three medieval arches span the river in an area that is not particularly deep, as can be seen in the driest periods of the summer. Here the Sar is almost a river that has just emerged, as it starts a few kilometres upstream, in Bando, from where it almost clandestinely meanders to occupy the centre of Brañas, which covers a large space between the Multiusos and O Restollal. The bridge retains all its solidity and has undergone several modifications, the last of which has freed its surroundings to make it more accessible to walkers, who become legions of walkers here on fine days. The Sar Bridge was the natural entrance to the city for those pilgrims who reached it by the Vía de la Plata (Silver Way), on the great Way of St. James from the south. It was also the last obstacle of a leading commercial route established since the Middle Ages until not a hundred years ago, which covered the wine sellers who came to the city from O Ribeiro and other wine-growing areas of Ourense. Proof of the importance of the road is, on the one hand, the solid three-span bridge and, on the other, what remains of the medieval road a little further along the south bank of the river. The road must have existed since Roman times. What survives preserves a Portuguese-style chapacuña cobblestone, dating from the 18th century. It was in the Age of Enlightenment when a major effort was made to improve these communications, and in this context, an attempt was made to improve access to Compostela. In fact, a report from 1759 is still preserved, written by the architect Lucas Ferro Caaveiro, describing his inspection of the area. ᴥ


Jael Joyería destina el 20% de las ventas de esta colección a la Asociación de Ayuda a Niños Oncológicos de Galicia


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OBRAS DE LA FUNDACIÓN RAC EN EL GAIÁS En una temporada llena de grandes exposiciones en la Cidade da Cultura de Galicia, una muestra vuela bajo el radar: Os brancos segredos do seu ventre es una selección de 53 obras procedentes de la colección de la Fundación RAC, creada por Carlos Rosón en Pontevedra. La comisaria, Bea Espejo, ha elegido medio centenar de creaciones que están entre lo más importante del arte contemporáneo mundial. Grandes nombres como Tracey Moffatt o Joseph Beuys comparten espacio con artistas españoles de primera línea (Ingnasi Alballí, Carmen Calvo, Eulalia Valldosera o Pepe Espaliú) y gallegos de relevancia (Diego Santomé, Rosendo Cid, Marcos Covelo, Sara Coleman o Ángela de la Cruz). El recorrido toca la pintura y la escultura, y también las artes visuales más avanzadas. El trabajo de la Fundación RAC en la conservación y promoción de la creación artística recibió el Premio de la Obra social La Caixa en el año 2018.

www.cidadedacultura.gal

FIESTA PICTÓRICA EN GALERÍA METRO Y llegó la hora de la Fiesta en el jardín con caracoles. Volvemos a bailar. Es lo que nos propone Lúa Gándara con este título tan sugerente y evocador para los tiempos que corren, convirtiendo la sala de la Galería Metro compostelana en su particular pista de baile. Las vibrantes manchas de color y los certeros trazos y gestos de sus pinturas bailan en un calculado equilibrio rítmico conformando una escenografía que va más allá de la propia pintura para convertirse en una invitación al optimismo y al humor en un jardín habitado por todo aquello que, poco a poco, nace del temperamento de esta joven y polifacética artista. Pinturas, paisajes sonoros o ingeniosos títulos como Amarillo sin gluten, Cuando los patos duermen pasan cosas, Raffaela Carrá en el armario, Buenos días cariño vi tu foto eres muy hermosa y muy dulce te amo, o el de la propia exposición, Festa no xardín con caracois, aderezan conceptual y poéticamente su propuesta e invitan al espectador a la reflexión y al juego. Graduada en Bellas Artes, Lúa Gándara cultiva la performance, la música y la poesía.

www.galeriametro.com


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LA MÚSICA DE LAMONTAGNE Y PICOAMPERIO

lamontagnepicoamperio.bandcamp.com

Ella, de Lugo. Él, del barrio de Os Tilos, pegado a Santiago. Ambos, veinteañeros, han revolucionado el panorama musical estatal mezclando con una naturalidad pasmosa el hip hop y los versos de Rosalía de Castro, Martín Codax o Fernando Pessoa. Laura LaMontagne y PicoAmperio, cantante y dj respectivamente, se han convertido en un fenómeno reseñado en la prensa generalista y premiado por la especializada (han sido declarados como grupo emergente más interesante de 2019 por MondoSonoro). En sus canciones juguetean con el r'n'b y prácticamente todas las lenguas ibéricas y su trayectoria se vaticina espléndida cuando los nubarrones de la pandemia se despejen para un sector como el musical especialmente damnificado.

GALICIA, RETRATADA POR ADOLFO ENRÍQUEZ

www.afundacion.org

Adolfo Enríquez, habitual colaborador de esta revista, ha visto en los últimos meses como su exposición Galicia a un paso de tí, que ha visitado multitud de ciudades del mundo en los últimos años, se instalaba por fin en Galicia. Se trata de una selección de 200 fotografías de lugares emblemáticos de la Comunidad, realizadas con el inconfundible estilo de este maestro del paisaje. Panorámicas diferentes de Compostela, A Coruña, Combarro, los montes del este gallego, las rías o las calles de sus localidades comparten paredes con instantáneas de sus fiestas y tradiciones más arraigadas. Después de pasar por media Europa y Sudamérica, el recorrido continúa este verano en Santiago, Ferrol y Pontevedra, de la mano de la Xunta de Galicia y Afundación. Nacido en Porto do Son en 1965, Adolfo Enríquez ha desarrollado su carrera en la fotografía industrial, social y de producto. Sus propuestas han sido reconocidas con galardones nacionales e internacionales de prestigio, como los Lux o premios fotográficos en Londres, Siena o Moscú.




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