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Darío Buendía Díaz

DARÍO BUENDÍA DÍAZ (1920—1972)

Nació en Guatemala (ciudad de Guatemala). Hijo de Pablo Buendía (terrateniente dedicado al cultivo del café). Desde muy pequeño le gustaba escribir cuentos e historias, cuando iba con su padre al campo, pero no le interesaba como negocio por más que se empeñaba la familia. En 1944 se licenció en Periodismo y Derecho. Siempre comprometido con los trabajadores, escribió artículos que no casaban mucho con su posición social y le enfrentaban con su padre. Su novela más famosa, publicada en varios idiomas, la escribió con tan solo 22 años, Aerín y Lía; en ella narra la historia de un perro y un médico, expresa sentimientos muy logrados de los protagonistas, con un final inesperado. Acabados los estudios y para suavizar las relaciones familiares, decide viajar a España a conocer a sus abuelos, pero también muy interesado por la situación española en aquellos años. En Madrid escribió esporádicamente artículos en los diarios Ya y ABC, algunos no publicados debido a la censura de la época. Por las tardes frecuentaba las tertulias del café Gijón, esas tertulias con Camilo José Cela, Fernando Fernán Gómez, Gerardo Diego, Luis Cernuda y muchos más escritores… Allí se palpaba el Madrid de miseria y desesperanza de postguerra. Escribió varias novelas ambientadas en el Madrid de los Austrias, entre ellas, Razón o Verdad, La Corrala silenciosa, Nostalgia y Realidad. Su novela Mentes perdidas en el vacío narra hechos tristes, pero a la vez anécdotas entrañables, que hacen de un tema tan duro y crudo una lectura en algunos momentos, incluso divertida. Hacia el año 1950, mantuvo una relación intermitente y muy conflictiva con Teresa Moscoso, que apenas duró tres años. Durante ese tiempo, debido a las crisis emocionales de Teresa, conoció el mundo de los psiquiátricos y la locura “in situ”.

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Mercedes Burgos Baquero

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