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Úrsula Uribe
from Dando Forma nº 4
by Javier Arbea
Úrsula Uribe (1990) escribe bajo el seudónimo de Gabrielle de Felice. De origen cántabro, nace en Andorra adonde sus padres se trasladan por motivos de trabajo. Graduada en Psicología (2012) por la Universidad de Salamanca inicia su carrera profesional como terapeuta infantil. Compagina esta actividad con la publicación de los primeros cuentos infantiles. El paraguas del abuelo Federico. Un cuento publicado en esta época queda finalista en el concurso que Gloria Fuertes organiza para escritores nóveles. En el 2016 viaja como voluntaria con la cruz roja a los campos de refugiados en la isla de Lesbos en Grecia. Permanece seis meses trabajando con la población infantil. A su vuelta a España escribe su primera novela titulada Un campo sin amapolas. En ella recoge sus experiencias allí vividas y donde los principales protagonistas son los niños. Su segundo trabajo, Mi madre está en las nubes. Una novela escrita en clave de humor, alegre y divertida. En la que narra las anécdotas y peripecias de su vecina, una azafata de vuelo con dos niños pequeños, y las dificultades del día a día para compaginar su vida familiar y laboral. La novela ha tenido muy buena acogida por el público femenino que, apoyado por algunos partidos políticos, presiona al gobierno para un cambio en la normativa laboral femenina. Ajena a todo protagonismo, actualmente vive en Roma. Su trabajo está centrado en la literatura infantil. De su último libro de cuentos publicado, extraemos este relato, Un millón de estrellas, una carta de despedida de una madre enferma a su hija pequeña.
Clara San Miguel
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Un millón de estrellas
Voy a decirte un secreto que nunca a nadie antes conté, robo estrellas en la noche cuando nadie me ve. Tengo muchas, cientos, miles, millares tal vez, muy guardadas y escondidas ¡no las quiero perder! No las quiero perder o no vaya a ser, que la Osa Mayor me las quiera coger. ¡El otro día note que me faltaba una estrella fugaz! ¿Dónde las guardo? ¿Dónde están? Tapadas bajo la manta, en mi carroza de cristal. Busco un unicornio alado que me quiera llevar, hasta la luna y más allá. Volare por el firmamento al ritmo de un vals, un dos tres, un dos tres, do re mi fa, do re mi fa, … ¿Me regalará la Osa Menor su Estrella Polar? Soltaré por el camino las estrellas, de una en una, de dos en dos, de tres en tres… Irán formando una senda, que tú con la mirada podrás recorrer. Vendré a darte un beso todas las noches, cuando dormida estés. Deja siempre un vaso de agua, por si mi unicornio tiene sed. Y ya lo sabes, donde más estrellas veas, ¡allí estaré!