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Plagas y enfermedades de los bonsáis por Juli Pascual Lluís
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Director: Josep M. Miquel josepmaria@francebonsai.com Traducción y corrección: Momoyo Nishiyama. Aimée Díaz. Administración: Jordi Fontanet. Redacción: Thierry Font, Isabel Hierro, Julie Lecomte, Juli Pascual, Nuria Morelló, Warren David. maquetación@mistralbonsai.com Publicidad y suscripciones: Warren David. info@mistralbonsai.com Edita: Jardin Press Esturió, 8 43880 Coma-ruga jardinpress@bonsaipasion.com Tel.: 977 47 10 19
© Jardin Press Bajo licencia de:
Shinkikaku-sha Tokio Japón. Impreso por: Jordi Dassoy, impressor D. L.B. B-33252-2002 ISBN: 978-84-96291 -20-1
Con la colaboración del
Equipo Técnico de Mistral Bonsai.
74 En numerosos correos los lectores de nuestra revista nos han pedido que dediquemos un número especial a las enfermedades y plagas que afectan a los bonsáis. Antiguamente habíamos publicado en el antiguo formato de esta revista una serie titulada “Lecciones de fitopatología vegetal” en la que habíamos expuesto estos temas. Pero es difícil encontrar rápidamente la información dispersa en tantas revistas antiguas, por lo que cuando un lector se enfrenta con un problema de sus bonsáis, no recurre a ellas para encontrar la información necesaria para solventarlo. Esto ha sido lo que finalmente nos ha decidido a publicar este número especial. Para hacerlo hemos revisado a fondo toda la información contenida en aquellos antiguos articulos de la primera época de Bonsái Pasión, la hemos actualizado, (por ejemplo el uso de algunos productos recomendados en aquel momento, hoy ya no está autorizado por las nuevas directivas de la Unión Europea), hemos añadido numerosos detalles de las plagas para hacer más fácil su identificación, y hemos elaborado de nuevo la parte gráfica. También hemos añadido algunas plagas y enfermedades que no se habían descrito en la antigua serie. Hemos conservado de los artículos antiguos la descripción de los problemas, que por su precisión no era prudente volver a escribir, pero la hemos simplificado para hacerla más eficaz. Nunca antes un número de la revista nos había dado tanto trabajo. Ahora, finalmente ponemos a disposición de nuestros lectores un pequeño libro muy manejable, que les ayudará a determinar fácilmente las causas y los posibles remedios de los principales problemas que afectan a sus bonsáis. Los productos recomendados, son de laboratorios muy reconocidos, por lo que son fáciles de encontrar en el mercado, aunque existen numerosos equivalentes, con idéntica efectividad. Hemos intentado que nuestros lectores encuentren lo más fácilmente posible el remedio a los problemas de sus bonsáis. Hemos añadido también numerosos productos ecológicos, de eficacia demostrada. Este número también es diferente porque va firmado. Su autor, Juli Pascual Lluís, es un reconocido técnico, licenciado en Biología por la Universidad de Barcelona, Colegiado núm. 20706C (Col·legi Oficial del Biòlegs de Catalunya), y experto en modelos dinámicos en Ecología por la Universidad Politécnica de Cataluña. Juli Pascual trabaja desde enero del año 2000 en Mistral Bonsái, como responsable del control de plagas, donde ha acumulado una enorme experiencia en la resolución de los problemas que afectan los bonsáis. Naturalmente no pretendemos ser exhaustivos. Restamos a su disposición para las consultas que nos puedan remitir sobre problemas que afecten a sus bonsáis y que no estén descritas en este trabajo. 3
Hoja de Corylus Mac Quarrii roída por un insecto. Foto: J.M. Pouillon.
Hojas de Ulmus minor, roídas por un pequeño escarabajo: Xanthogaleruca luteola. 4
Las dos hojas de la página anterior están roídas de manera similar por insectos. A primera vista nada parece fuera de lo común, salvo que la primera foto, correspondiente a una hoja fósil de Corylus macquarrii, que tiene unos 55 millones de años, hallada en el yacimiento de Menat dans l’Allier, en Francia. Cuesta imaginar a escala humana, lo que significan 55000000 años. Nuestra cultura parece que data de poco más de 40.000 años, o sea nada, comparado con la antigüedad de estos fósiles. La era cristiana, empezó hace poco más de 2000 años. Aunque a nosotros nos parezca que ha pasado mucho tiempo desde que se inició, o que es un acontecimiento clave para la humanidad, en realidad para la tierra pasó hace solo un instante. Mucho antes, durante millones de años, las plantas han convivido en equilibrio con los insectos. Hoy el ser humano tiene la pretensión de creer que puede mejorar el equilibrio de la naturaleza. Solo hace unos pocos años, se empezaron a utilizar los primeros insecticidas de síntesis. Pero los árboles han vivido en simbiosis con los insectos durante millones de años. Encontramos evidencias fósiles de plantas comidas por insectos que datan de más de 280 millones de años. En numerosas ocasiones hemos de intervenir para ayudar a nuestros árboles a superar un problema. Por eso es muy importante entender como se relacionan los bonsáis con los seres vivos a los que llamamos plagas y enfermedades. No es posible aislar un árbol de su ambiente, y aunque pudiéramos hacerlo, esto no garantizaría que viviera mejor. Es normal que en nuestros árboles encontremos un cierto número de plagas, siempre que esté controlado. No se trata de exterminarlo todo, de modo que los bonsáis estén siempre “limpios”. Hay que mantenerlos sanos, para permi-
tirles defenderse por si mismos de plagas y enfermedades. La vida es muy compleja, mucho más de lo que incluso podemos llegar a imaginar. Parece que nuestros cerebros están preparados para ayudarnos a vivir en un entorno relativamente pequeño: cada día, después del trabajo, volvemos a nuestra casa siguiendo los mismos caminos, comemos en la misma mesa, y dormimos en la misma cama, y a menudo esto nos hace felices. Es difícil para nosotros imaginar las distancias muy grandes, los números enormes, o incluso las maneras de vivir muy distintas, ya que siempre intentamos relacionarlo todo con las cosas que conocemos. Pero podemos llegar a comprender la vida mucho más de lo que parece. El cultivo de los bonsáis puede ser una buena manera de aprender de un ser vivo tan diferente a nosotros como es un árbol, con una experiencia acumulada mucho más antigua que la nuestra. Hay dos maneras muy distintas de aproximarse a los bonsái, intentando dominarlos y adaptarlos a las formas que imaginan los hombres, o intentando escucharles y comprender lo que nos dicen. Sí, los árboles hablan, pero su voz es muy humilde, y a menudo no la oímos, ya que queda escondida por nuestras palabras. También las enfermedades que afectan a nuestros árboles, nos dicen que hay alguna cosa que no va bien: nuestros árboles viven en un sitio que no les gusta, les falta sol o tienen demasiado... A menudo los debilitamos con un mal cultivo, demasiada agua, demasiado abono... Es entonces cuando los árboles enferman. Un tratamiento los ayudará a salir de una enfermedad, o a librarse de una plaga, pero si nos limitamos a creer que curarlos es solamente cuestión de saber encontrar el producto adecuado, el tratamiento puede que ayude al árbol a salir de un mal paso, pero no conseguirá curar nuestra ignorancia, y esto puede ser más peligroso para los árboles que la misma plaga. Josep M. Miquel 5
ÍNDICE
Pulgones 8 Cochinillas 16 Mosca blanca 24 Ácaros 30 Orugas 38 Escarabajos 46 Trips 54 Termitas 62 Hormigas 64 Avispas 65 Tíngidos 66 Moscas y mosquitos 68 Caracoles y babosas 70 Nemátodos 72 Oídios 76 6
Mildius 78 Botrytis 80 Repilo del olivo 82 Royas 84 Pestalotia 86 Moteados cribados y abolladuras 88 Antracnosis 90 Negrillas 92 Phytophthora 94 Rhizoctonia 96 Phomopsis 98 Verticillium y Fusarium 100 Bacterias fitopatรณgenas 102 Gomosis 104 Enfermedades mรกs comunes de los bonsรกi mรกs populares 106 7
Clave para determinar plagas o enfermedades Encontramos plagas en las hojas. Los daños en las hojas están producidos por la presencia de algún invertebrado.
Las hojas presentan picaduras y a veces se deforman, incluso el brote entero
No vemos picaduras, pero las hojas están roídas. Encontramos unos pequeños caparazones adheridos a las hojas y a las ramitas cercanas. Encontramos agallas encima de las hojas, dentro de estas agallas hay numerosos insectos.
Hojas o brotes con manchas o partes secas. Las hojas presentan manchas redondeadas que acaban por secar.
No vemos plagas en las hojas.
Las hojas se secan rápidamente y acaban por secarse totalmente.
No vemos ningún invertebrado, pero las hojas amarillean, presentan manchas, o se secan rápidamente sin motivo aparente.
Los brotes se deforman y se secan, y a veces exudan por los poros.
El vigor del árbol decae, algunos brotes débiles se secan. 8
Pulgones, 8. Araña roja, 30. Mosca blanca, 24. Trips, 54. Tíngidos, 66.
Caracoles y babosas, 70. Escarabajos, 46. Orugas, 38.
Cochinillas, 16.
Moscas, 68. Pulgones, 8. Avispas, 65.
Hongos que afectan las hojas: Oídio, 76. Mildiu, 78.. Botrytis, 80. Repilo, 82. Royas, 84. Moteados, 88.
Se seca una parte del árbol.
Generalmente se seca todo el árbol.
Hongos que afectan las ramas. Antracnosis, 90 Verticillium, 100. Insectos minadores. Orugas, 38. Escarabajos, 46.
Hongos que afectan a las raíces o la base del tronco. Phytophthora, 94. Rhizoctonia, 96.
Bacterias, 102.
Nemátodos, 76. Rhizoctonia, 96.
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Pulgones
PartenogĂŠnesis de los pulgones: en primavera los pulgones nacen de forma vivĂpara. 10
Los pulgones son una plaga frecuente en bonsái, y a excepción de algunas pocas especies de coníferas (normalmente del grupo de los enebros), la mayor parte de bonsáis pueden sufrir en algún momento de su vida los ataques de pulgones. Las especies con hojas tiernas y brotación poco lignificada son las más apetecibles para los pulgones. Algunos árboles como el manzano, los arces o los cítricos son muy susceptibles a ser infestados por estos insectos, sobre todo durante el inicio de la brotación. Los pulgones son fácilmente identificables y, generalmente, su control no es complicado, aunque por la rapidez de su reproducción la plaga se multiplica fácilmente.
Daños sobre los bonsáis Los pulgones se alimentan de la savia de los árboles: los brotes afectados se debilitan, las hojas se deforman y el follaje amarillea. Se ha relacionado las picaduras de los pulgones con la transmisión de ciertas enfermedades causadas por virus y hasta bacterias, pero lo cierto es que en general, en una colección de bonsáis existen pocas posibilidades que esto ocurra. Lo habitual es que el ataque del pulgón afecte sólo los brotes tiernos. Si se trata con rapidez, los daños afectaran a unos pocos de estos brotes y en general el bonsái se recuperará con facilidad.
Géneros más conocidos: Aphis sp. (Pulgón negro y pulgón verde) Myzus sp. (Pulgón verde) Eriosoma sp. (Pulgón lanígero) Cinara sp. (Pulgón de las coníferas) Psylla oleae (Pulgón blanco del olivo) 11
Típica deformación de las hojas de un Prunus mahaleb, causadas por los pulgones.
Síntomas En el caso de una plaga de pulgones la identificación no suele ser un problema. Los pulgones son fácilmente visibles, ya que se agrupan y proliferan en cantidad considerable gracias a la reproducción partenogenética que les caracteriza. Generalmente será en el envés de las hojas donde encontraremos mayor cantidad de pulgones. Las picaduras en las hojas pueden producir clorosis irregulares si los ataques son intensos, e incluso a veces llegan a desprenderse, quedando el brote nuevo sin hojas y lleno de pulgones. Es muy frecuente que la parte terminal de la brotación nueva aparezca con deformaciones, de modo que las hojas más nuevas y pequeñas quedan raquíticas, apelmazadas y dobladas unas con otras. La presencia de hormigas es también indicativa de la presencia de pulgones, ya que las hormigas se alimentan de la melaza segregada por los pulgones.
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Deformación de las hojas de un manzano ocasionada por el ataque de pulgones.
Agallas sobre hojas de lentisco (Pistacia lentiscus), provocadas por el pulgón Aploneura lentisci. Los pulgones se protegen viviendo dentro de las agallas.
Agallas sobre hojas de olmo, ocasionadas por el pulgón Tetraneura ulmi.
Partenogénesis de los pulgones: En primavera los pulgones nacen de forma vivípara (sin huevos), directamente de la madre sin necesidad de que ésta
sea fecundada por un macho. Esto permite que se reproduzcan con una enorme rapidez.
Reproducción partenogenética (vivípara) de los pulgones en primavera y verano. 13
Ciclo reproductivo del pulgón Primavera
Huevos fecundados que pasarán el invierno protegidos del frío.
Invierno
Hembra con alas : Nacida viva sin fecundación (partenogénesis).
Hembra nacida de un huevo fecundado.
El ciclo partenogenético aumenta la población con mucha rapidez.
Verano FECUNDACIÓN
Migrará para infestar otras plantas
Hembra reproductora con capacidad de aparearse.
Hembra sin alas. Nacida viva sin fecundación.
Hembra partenogenética alada que dará lugar a machos y hembras.
Otoño
Macho reproductor con capacidad de aparearse.
Momentos de mayor proliferación: Primavera, principios de verano y ocasionalmente en otoño (pero es poco frecuente). Los veranos calurosos detienen el desarrollo de la plaga. La llegada de temperaturas continuadas superiores a los 30-35 ºC (incluso con picos superiores) unidas a cambios en la humedad ambiental, ha demostrado ser un “insecticida” natural muy efectivo, especialmente entre homópteros (pulgones…) y dípteros (moscas)
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Partenogénesis: tipo de reproducción basada en la formación de nuevos individuos sin ser fecundados por un macho.
Ciclo reproductivo El esquema representa el ciclo de un pulgón típico. ● Al final del invierno los pulgones nacen de los huevos que estaban latentes. ● Durante la primavera y el verano, los pulgones se reproducen rápidamente de forma vivípara, sin fecundación. ● Al final de otoño nace una generación de machos que se aparean con las hembras, fecundando los huevos que pasarán el invierno en estado de latencia. De esta forma se asegura la recombinación genética. Algunas especies de pulgones viven so-
Pulgón de raíces. Puede eliminarse regando con una solución de Imidacloprid (Confidor). Es una plaga más frecuente de lo que parece, pero es difícil detectarla al estar escondida.
bre muchas especies de plantas distintas, mientras que otras, como los pulgones que forman agallas, viven siempre en la misma especie. Características anatómicas Los pulgones son insectos pequeños. Su tamaño se sitúa más o menos entre 1 y 3 mm y por lo general, la coloración es verde, blanquecina, marrón o negra. El cuerpo acostumbra a ser globoso (aunque en algunos géneros tiene un aspecto algo alargado) y en él se diferencian bastante bien las tres regiones típicas de los insectos: cabeza, tórax y abdomen. En la cabeza, además de los ojos, se insertan un par de antenas en cuyos extremos aparecen unas pequeñas estructuras a través de las cuales los pulgones detectan los olores. El tórax y el abdomen pueden estar recubiertos por quetas (similares a pequeños pelos) y a veces, en los pulgones denominados algodonosos o lanígeros, existen glándulas que fabrican ceras pulvurulentas y filamentosas que pueden llegar a cubrir todo el cuerpo. Al final del abdomen se sitúan los sifones, por donde se expulsan sustancias de deshecho procedentes de la hemolinfa (el equivalente a la sangre de los mamíferos). La estructura de la boca de los pulgones está relacionada con el tipo de alimentación, basada en la succión de la savia elaborada de la planta. Así pues, en la boca poseen un estilete alargado que clavan en la planta (generalmente en las hojas y partes más tiernas) hasta alcanzar los vasos conductores ya que
se alimentan de la savia de los árboles. Por último, destacaremos dos grandes grupos de pulgones, los alados y los que no presentan alas. La presencia o no de alas puede tener notables implicaciones en la proliferación y expansión de la plaga.
Pulgón con alas Estilete
Cabeza
Tórax Abdomen
Pulgón sin alas
Aphis sp.
Sifones 15
Las mariquitas (Coccinella. sp) ejercen un eficaz control de los pulgones. Foto Francisco Torres Doñas
Las crisopas se alimentan de gran número de insectos, entre ellos los pulgones.
Control de los pulgones Al principio del artículo mencionamos que no es difícil controlar una plaga de pulgones. Las formas de hacerlo son diversas, al igual que su efectividad. Numerosos trabajos en cultivos agrícolas clásicos confirman que el mejor control de los pulgones se obtiene cuando se aplican tratamientos en el momento en que la plaga aún está en sus primeras fases de expansión. Los tratamientos cuando la plaga está muy extendida son menos eficaces. En colecciones de bonsáis el control es posible en cualquier momento, pero se recomienda siempre actuar cuando veamos los primeros pulgones y no esperar a que la plaga esté extendida. Al final la plaga terminará por desaparecer por sí sola por los condicionantes ambientales que siempre limitan cualquier plaga: en este caso el aumento de la temperatura (verano), el endurecimiento 16
de las hojas, etc. 1) La identificación de pulgones en un bonsái debe conducirnos a revisar el resto de nuestra colección. Teniendo en cuenta lo explicado antes sobre la polifagia de los pulgones, es probable que haya otras especies de bonsáis que puedan tener el mismo problema. 2) Si tenemos otras plantas o árboles cerca del bonsái, deberíamos cerciorarnos que éstos estén libres de pulgones, ya que bien es posible que la fuente de dispersión sea otra planta diferente al bonsái. En este caso, aplicar el tratamiento también a las plantas vecinas. Eliminación mecánica. Una manguera con agua a presión puede bastar para arrastrar y eliminar momentáneamente los pulgones, hormigas y demás insectos que se encuentran en nuestro bonsái.
Tratamientos químicos IMIDACLOPRID Confidor, Bayer Sistémico, penetra en la planta y actúa por contacto e ingestión sobre los pulgones (es decir cuando estos succionan la savia), eliminándolos. Entre 0,5 y 1 cc / L. 2 aplicaciones en 30 días. Plagas establecidas o incipientes. Tiene una elevada persistencia. CLORPIRIFOS Dursban, Bayer Actúa por contacto sobre el pulgón o bien cuando el insecto inhala el producto (aunque en este caso la cantidad inhalada debe ser considerable para eliminar el pulgón). No es absorbido por la planta. 2 cc / L. 2 aplicaciones en 30 días. Tratamientos de choque. Tiene una gran persistencia. PIRETRINAS SINTÉTICAS: Las piretrinas son compuestos naturales con acción insecticida que son producidas por ciertas plantas. Desde hace años las piretrinas sintetizadas artificialmente se están usando en agricultura para el control de diferentes plagas (orugas, pulgones, mosca blanca, etc.) Una de las piretrinas sintéticas más utilizada es la: CIPERMETRINA (Nurelle, Dow Agrosciences) La dosis utilizada es de 0.5 cc /L. Llega a controlar ataques de pulgón si el tratamiento se repite 1 vez a la semana durante 2 o 3 semanas. La cipermetrina actúa por contacto e ingestión sobre la plaga, pero no es sistémico, lo que implica que no penetra en los tejidos de la planta y por tanto la persistencia es baja. Las piretrinas se degradan rápidamente por acción del sol y las temperaturas elevadas, de ahí que se deba repetir el tratamiento en intervalos de tiempo cortos.
Tratamientos ecológicos JABÓN POTÁSICO 25% (Lavaplant, Codiagro) El uso de jabones potásicos es frecuente en agricultura ecológica. Se trata de soluciones potásicas de diferente concentración que aplicados sobre la planta eliminan pulgones y otros insectos y ácaros. La dosis habitual es de 20 cc / L. EXTRACTO DE AJO 65% (Exai, Agrofit) La utilización de ajo como producto insecticida tiene buena efectividad sobre plagas de pulgones. La dosificación es entre 3 i 6 cc / L. También puede prepararse de manera casera. La preparación es sencilla, a partir de 10-12 dientes de ajo trinchados y macerados en un litro de agua. EXTRACTO DE ORTIGA 100% (Ortigol, Seipasa) Por su contenido en alcaloides funciona como insecticida frente a pulgones. La dosis de uso 7 - 10 cc / L. EXTRACTO DE NEEM (Manen, Seipasa) El producto procede del árbol Azadirachta indica. Es un compuesto natural que interfiere en las hormonas que regulan los procesos metabólicos de los insectos impidiendo que completen su ciclo de desarrollo. La dosi habitual es de 2 a 4 cc / L. 17
Cochinillas
Icerya sobre rama de laurel. 18
Agalla ocasionada por el pulgón Tetraneura ulmi
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