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La rima

27. Leo este texto y lo parafraseo a un compañero o compañera.

Otro elemento que contribuye al ritmo de un poema es la repetición de un sonido específico. En poesía esta repetición se realiza, esto ocurre normalmente al final del verso y se conoce como rima.

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La rima se analiza contando los sonidos a partir de la vocal acentuada de la última palabra del verso. Según los fonemas que coincidan hay dos tipos de rima: consonante, cuando coinciden tanto vocales como consonantes; o asonante, cuando coinciden solamente las vocales. Un tercer tipo de rima es la denominada libre, que se produce cuando no hay coincidencia entre las terminaciones de los versos o puede haberla ocasionalmente.

28. Leo estos ejemplos de poemas con rima consonante y asonante. Observo dónde se producen las repeticiones y qué elementos se repiten. Escribo en mi cuaderno mis observaciones y comparto mis hallazgos con mis compañeras y compañeros.

Rima consonante

Va ligera, va pálida, va fina, cual si una alada esencia poseyere. Dios mío, esta adorable danzarina, se va a morir, va a morir… se muere. Tan aérea, tan leve, tan divina, se ignora si danzar o volar quiere; y se torna su cuerpo un ala fina, cual si el soplo de Dios la sostuviere. Sollozan perla a perla cristalina, las flautas en ambiguo miserere… Las arpas lloran y la guzla trina… ¡Sostened a la leve danzarina, porque se va a morir… porque se muere!

Dans d’Anitra

Medardo Ángel Silva (Ecuador, 1898-1919)

(Medardo Ángel Silva. [s.f.].. El árbol del bien y del mal. Guayaquil-Quito: Ariel.)

Rima asonante Mujer, perfúmame el campo

Juan Ramón Jiménez (España, 1881-1958)

Mujer, perfúmame el campo; da a mi malestar tu aroma, y que se pongan tus manos entre el tedio de mis rosas.

¡Olor a carne y romero, traje blanco y verdes hojas, ojos negros entre todo lo que azula y lo que dora! ¡Y tu risa de amor, y tus concesiones de novia, y el bien que siempre me has hecho con el clavel de tu boca! ¡Ay, corazón, qué mal lates! oh, mujer, cómo me llora el alma entre tu fragancia, cazadora blanca y rosa! ¡Pero mátame de carne, que me asesine tu boca, dardo que huela a tu sangre, lengua, espada dulce y roja! Mujer, perfúmame el campo; da a mi malestar tu aroma, y que se pongan tus manos entre el tedio de mis rosas.

29. Leo esta información y observo los ejemplos.

En métrica, para poder identificar con claridad dónde se encuentran los versos que riman, se los señala al costado derecho con letras en orden alfabético. La rima se marca con letras mayúsculas (ABC) cuando se refiere a versos de arte mayor, y con letras minúsculas (abc) cuando se trata de versos de arte menor. Esto se conoce como la fórmula de la rima.

Ejemplos:

Rima asonante

José llegaba riendo a acudir a la sin tino. Y era como bosque al viento el establo conmovido…

(Gabriela Mistral)

a b a b

La primera rima (“e” – “o”), se identifica con la letra a y la segunda (“i” – “o”), con la letra b. Se utilizan minúsculas por tratarse de un verso de arte menor. La primera rima (“oja”), se identifica con la letra A y la segunda (“ores”), con la letra B. Se utilizan mayúsculas por tratarse de un verso de arte mayor.

Rima consonante

A veces alza en mí su luna roja o me reclina sobre extrañas flores. Dicen que ha muerto, que de sus verdores el árbol de mi vida se despoja.

A B B A

(José Hierro)

30. Leo este poema de Miguel de Cervantes (el autor de Don

Quijote de la Mancha) y descubro cómo aplica la fórmula de la rima en estas estrofas. ¿Hay una sola fórmula de rima o dos? Comento mis hallazgos e hipótesis con mi curso.

Miguel de Cervantes. España, 1547-1616.

Del donoso poeta entreverado a Sancho Panza y Rocinante

Miguel de Cervantes Saavedra

A Sancho Panza A Rocinante

Soy Sancho Panza, escudedel manchego don Quijo-, puse pies en polvoropor vivir a lo discre-; que el tácito Villadietoda su razón de estacifró en una retira-, según siente Celesti-, libro, en mi opinión divisi encubriera más lo huma-.

Soy Rocinante el famobiznieto del gran Babie-; por pecados de flaquefui a poder de un Don Quijo-. Parejas corrí a lo flo-; mas por uña de cabano se me escapó ceba-; que esto saqué a Lazaricuando, para hurtar la vial ciego, le di la pa-.

(Miguel de Cervantes. [1998]. El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha. Bogotá: Panamericana.)

31. En mi cuaderno, escribo los poemas anteriores con las terminaciones de las palabras que pienso corresponden en cada verso.

Comparo mi trabajo con mis compañeras y compañeros.

Hay poemas en los que no se siguen las normas anteriores, sino que tienen algunas variantes. Entre ellos están los versos sueltos y los versos blancos.

32. En parejas, analizamos el siguiente poema aplicando todos los elementos formales aprendidos hasta el momento sobre el verso, incluida la fórmula de la rima. Presentamos nuestro trabajo a la clase.

Versos sueltos: en un poema, aquellos versos que no riman, mientras que los demás sí lo hacen, son versos sueltos. Estos versos no se marcan con letras, sino con un guion para señalar que no tienen rima. Ejemplo: La muchacha dorada a se bañaba en el agua y el agua se doraba. a

(Federico García Lorca)

En esta estrofa, el segundo verso es un verso suelto ya que “agua” no rima ni con “dorada” ni con “doraba”. Versos blancos: son aquellos que no riman, pero que siguen las demás normas de la métrica. Ejemplo: Quiero amor o la muerte, quiero morir del todo, quiero ser tú, tu sangre, esa lava rugiente que regando encerrada bellos miembros extremos siente así los hermosos límites de la vida.

(Vicente Aleixandre)

Si contamos las sílabas de estos versos, notaremos que todos constan de 14 sílabas, pero no riman entre sí.

Romance criollo de la niña guayaquileña

Abel Romeo Castillo

Guayaquileña bonita, palomita cuculí, fragancia de los frutales, granito de ajonjolí, carnecita de canela, blancor de coco al reír, pelo de noche sin luna, mirada oscura de añil. ¡No me mires de ese modo porque me voy a morir! La lluvia va improvisando cortinas de agua sin fin y las calles enlodadas visten un oscuro gris. Los grillos quieren cantar a lo Ibáñez-Safadí y en las esquinas los pacos flautean su piulí. ¡Se está cebando el invierno con el pobre Guayaquil! La niña guayaquileña, suavidad de caniquí, pabilo que se consume se está muriendo de esplín. ¡No te mueras, morenita, sin antes quererme a mí, sin que me digan tus labios palabritas de canguil, sin recostarte en mi pecho y dormirte de perfil! Cuando la calle se quede color de guachapelí, guáchara de todo ruido, triste como un amorfín, yo me apearé de la noche y me llegaré hasta ti para cantarte al oído eso que deseas oír: “Me quiero casar contigo, pedazo de serafín”.

(Compilación de poemas de ecuatorianos, en: http://poemasdeecuatorianos.blogspot. com/2014/10/romance-criollo-de-la-nina-guayaquilena.html.) Abel Romeo Castillo. Ecuador, 1904 – 1996.

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