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La majestad de los grandes árboles

por sus sostenedores y sus razones Frazer acaba por aceptar la teoría purificadora, aunque la alternativa parece reduccionista y con mucha probabilidad han operado las dos razones. Con respecto al fuego, Armando Cotarelo describe el significado del fuego para los aldeanos gallegos en su obra A Noiteboa na aldea, “Sabido es que para nuestros aldeanos este elemento de vida y gran purificador (el fuego) es un ser viviente, por eso dicen mata o lume, cuando quieren apagarlo y morreu o lume para indicar que se apagó. Nadie se atreve a escupir en él por tenerlo como pecado, dado que el fuego salió, como ellos dicen por la boca del ángel” 360 . La progresiva decadencia en la práctica de ritos ligados al fuego está relacionada con la transformación profunda del pensamiento desarrollada sobre todo en los dos últimos siglos y en la paralela transformación de la actividad económica, cada vez más alejada del medio natural, más tecnificada y menos dependiente de las condiciones ambientales; por otro lado, como consecuencia vinculada a ese alejamiento y tecnificación la caída de la población rural y su concentración en las ciudades, con actividades ligadas al sector terciario. Como en otros muchos casos, tras el desarraigo, tras la homogenización de las sociedades actuales, hay una recuperación de ritos, creencias y usos de remedios naturales propios de tiempos pasados, que actúa de contrapeso de una forma de vida deshumanizada y materializada. En esta vuelta atrás se puede inscribir la recuperación de algunos ritos ígneos, aunque desligados ya de su motivación inicial; son movimientos neo- que recuperan la tradición popular y enlazan con un pasado añorado, con una forma de vida que ya no existe, al extremo que algunos de los que participan en esos ritos no conocen su significado profundo y la importancia que tuvieron. Son fiestas o actividades insertas en un modelo de vida ajeno y una vez acabadas la mayoría de los participantes se reintegra a su papel en el modelo presente. Bienvenidas sean esas manifestaciones, bienhalladas las raíces que nos entroncan con el pasado y su recuperación, que nos recuerdan los ciclos naturales, la vinculación con el entorno natural, aunque sea de forma simulada, con tal de que seamos conscientes de que nuestras vidas siguen regidas por la naturaleza, de la que formamos parte y de la que dependemos.

El ciclo anual

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Los ritos ígneos forman parte del conjunto de prácticas y devociones paganas, unidos a otros elementos naturales, de forma principal, los árboles, las rocas y el agua, todas en confrontación con la concepción trascendente cristiana. Nada tiene de extraño ante esa diferente consideración del hombre y de la divinidad que ya en los primeros siglos cristianos hubiese intentos por liberar a los hombres de sus tradiciones paganas. No fue suficiente la condena de san Martín Dumiense pues el rechazo de esas prácticas se repitió en concilios celebrados en otras localidades con posterioridad durante siglos, así por ejemplo en los Capítulos Sinodales de Mondoñedo (Lugo), del siglo XVI, en el que se insiste en la condena de esos ritos paganos.

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