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Las stationes - mansiones de la vía latina en el territorio tusculano (lacio-italia), por María Hernández
INTERPRETACIÓN CONCEPTUAL DE LA MANSIO ROMANA A TRAVÉS DE LOS ESTUDIOS VIARIOS. LAS STATIONES - MANSIONES DE LA VÍA LATINA EN EL TERRITORIO TUSCULANO (LACIO-ITALIA) 1
María Hernández Martínez
La ciudad de Tusculum se encuentra en el margen exterior del volcán albano, en torno a 2 km al Sur de Frascati, a poco menos de XIV millas de Roma por la vía Latina (McCracken: 1948) y a XV millas por la Labicana (Dion. Hal., X, 20 ) (v. fi g. 1).
En torno a la construcción de la vía romana se prevén toda una serie de infraestructuras administrativas y comerciales (fora, tabernae, praetoria, stationes y mutationes) que no siempre resulta fácil diferenciar y que en muchos casos conviven con una función ligeramente diferenciada.
Comenzaremos por defi nir la que es una de las formas básicas de lugar de descanso o parada temporal dentro del recorrido viario, la denominada mansio. No podemos analizar este término sin tener en cuenta paralelamente otras defi niciones como las de statio, mutatio e incluso la de castrum. Con relación a este último término, debemos tener en cuenta que el concepto de etapa de descanso, regularmente establecida a una cierta distancia respecto a su precedente y sucesiva, puede radicar su origen en la necesidad militar de establecer lugares de acampada para los ejércitos en movimiento; de este modo, hay autores que sitúan esta funcionalidad en el primitivo uso del término mansio 2 . En este sentido, también el territorio tusculano nos deja ver ciertos atisbos de una posible función militar recaudatoria, en alguno de los lugares de etapa situados en sus fronteras o en proximidad a éstos 3 .
Generalmente se acepta la diferenciación entre varios tipos de lugar de descanso en un recorrido viario, basándose en la distancia entre cada una de sus etapas y en la consecuente funcionalidad de las mismas. Las paradas o stationes se denominan mutationes cuando se ubican a una distancia de 8-9 millas y sirven al cambio de los caballos en los servicios «veloces», como los cursus publicus, cursus velox o cursus clablarius. Cada seis u ocho mutationes (48-64 millas), dependiendo de la afl uencia de cada recorrido y del tipo de viajeros asiduos al mismo (a caballo, con carros de mulas o caballos, a pie, milicias... etc.), se sitúan las mansiones, donde se puede comer y pernoctar y donde además se llevan a cabo actividades comerciales y de culto.
Debemos tener en cuenta que el territorio suburbano de la magna urbs, donde se sitúa el ager Tusculanus, acoge un fl ujo viario tan intenso que es posible observar en los diferentes recorridos principales un
1) Ubicación geográfi ca del territorio tusculano. Vista del conjunto volcánico albano desde el Monte Giannicolo de Roma
continuum de tabernae, termae y mansiones a lo largo de varias millas de distancia. De este modo, es difícil precisar dónde comienza y acaba la aglomeración poblacional de cada posible statio.
Abordaremos la funcionalidad de las mansiones presentes en el territorio, en proximidad al límite este del ager Tusculanus con el ager urbis Romae 4 (desde el Casale di Morena, milla IX de la vía Latina, hasta la statio Ad Decimum, milla X de la misma vía); resulta fundamental la ubicación de estos lugares poblaciones en puntos de compita entre las vías de salida de Roma y los primitivos recorridos transversales (desde las montañas hasta el mar Tirreno) que sirvieron en la Antigüedad, y aún servían a comienzos del siglo XX, a los grandes movimientos trashumantes.
Otro aspecto que no debemos olvidar es el de la dependencia territorial respecto a una ciuitas vecina de las stationes del camino. En este sentido, no es difícil explicar la presencia de numerosas aglomeraciones del tipo uicus en el territorio lacial —y por ende en el tusculano— que, como perpetuación de una realidad arcaica de organización del territorio se encuentran presentes, incluso en época imperial, en las stationes de los recorridos viarios y que, a través de la epigrafía, podemos vincular administrativamente con los municipios más próximos 5 .
Las posibles mansiones viarias presentes entre las millas IX y X de la vía Latina se acogen a una interpretación diferente a la de la tipología tradicional basada, como hemos ya indicado, en la distancia entre las etapas de una misma vía. En esta parte del territorio, frontera entre Roma y Tusculo, debemos hablar de puntos de mutatio, atendiendo a la distancia que les separa de Roma; sin embargo, estos enclaves, ubicados tan próximos a Roma y a su vez tan cercanos entre sí no pueden servir estricta y únicamente a la función pública de servicio al correo ofi cial.
Probablemente, con relación al estudio específi co de las mansiones, el mayor interés de estos dos enclaves en las millas IX y X de la vía Latina, radica en la diferente forma de ocupación que observamos en uno y otro caso, estrechamente relacionada con la uilla y el uicus,respectivamente. Ambos tipos de aglomeración se encuentran vinculados en nuestro territorio al desarrollo de las diferentes actividades pertenecientes al entorno viario.
Comenzamos por la milla X que, al igual que la previa milla VIII, corresponde a un punto de compito viario entre una vía de salida de Roma, la Latina, y otra vía no menos importante, que comunica las montañas centrales de Italia con dos de las costas del país, la tirrénica y la adriática (v. fi g. 2). Estos compita se corresponden con aglomeraciones más o menos importantes que desempeñan una función de statio-mansio
2) Recorridos transversales a la vía Latina en las millas VIII y X, de clara tradición prerromana (G. M. De ROSSI, 1979, «Bovillae», Forma Italiae)
3) Fundamentos de una de las villas situadas junto a la vía Latina en la milla X
en gran proximidad a la ciudad de Roma pero a gran distancia de los puntos de llegada y salida de las vías transversales. De este modo, actúan como mansiones para los viajeros de este recorrido transversal que se detienen a su llegada a la vía Latina con motivo no sólo de la larga distancia recorrida sino también de ciertos intereses comerciales. Este enclave reúne todas las características propias de una man
4) Distribución de las estructuras de habitación y de los monumentos sepulcrales en la statio-mansio de la milla X de la vía Latina (T. ASHBY 1907, «The classical topography of the roman campagna. The via Latina», PBSR, Vol. IV, Part I-III, Section I-II, London.
sio a larga distancia: lugares de mercado, capillas de culto, instalaciones de habitación e incluso una importante concentración de estructuras tumbales de gran envergadura, así como una «mancomunidad de propietarios». Debemos añadir que el núcleo poblacional que constituye la statio tiene una perduración en el tiempo que va desde el período arcaico hasta el período tardo-antiguo. La continuidad en el uso de las estructuras presentes en este punto se observa en el ámbito de las estructuras edilicias que forman parte del paisaje de la statio (comúnmente llamadas villas pero probablemente en algunos casos relacionadas, al menos parcialmente, con funciones propias de las posadas o mansiones) y que deben jugar un papel activo en el desarrollo de la misma (v. fi g. 3). Igualmente, la continuidad en el uso de esta statio se constata en el ámbito cementerial, conviviendo a ambos lados de la vía los sepulcros republicanos y las catacumbas paleocristianas (v. fi g. 4).
Observamos que las estructuras edilicias que formaron parte de la statio se orientan perfectamente respecto a la vía principal y que hay un interés claro por formar parte del núcleo del compitum, ya que, si bien la envergadura de las estructuras es considerable, la extensión de terreno adyacente a las propiedades no lo es; de este modo, es plausible considerar que no estuvieran relacionadas con la producción agraria sino con una función comercial o de servicio relativa al tránsito viario 6 .
El caso de la milla IX, localizada al igual que los dos puntos anteriormente citados en un compitum viario (si bien no se trata de un cruce entre la Latina y una vía trashumante), se diferencia de éstos en que, el papel de la mansio y del compitum en sí mismo no puede estar relacionado con el movimiento trashumante característico de las vías transversales sino con la importancia de la propia vía Latina y con la traída de aguas a través de los acueductos laciales que confl uyen en gran número en torno a este punto. Son dos las propiedades documentadas a la altura de la milla IX: la llamada villa dei Centroni, en la parte norte de la vía Latina, y el gran fundo Morena, en la parte sur. Con relación a la villa dei Centroni tenemos pocos datos seguros en cuanto a su interpretación, y su ubicación,
apartada de la vía principal, no permite relacionarla directamente con una mansio de la vía Latina 7 .
Queremos destacar sin embargo el papel de la segunda, el fundo Morena, por ser un ejemplo bien estudiado y por contar con paralelos recientes en la milla VII de la misma vía Latina. Comenzaremos por destacar un aspecto fundamental que diferencia a las propiedades situadas junto a la vía, como el fundo Morena, de aquellas distribuidas al interior del territorio, como la villa dei Centroni, y es su construcción al nivel de la propia vía y con la misma orientación que ésta; es decir, el paisaje del suburbano tusculano se caracteriza por las villas de placer emplazadas en colinas de media altura, sin embargo las estructuras de habitación situadas junto a la vía no buscan esa distinción topográfi ca (v. fi g. 5). En este sentido, es lógico entender que las propiedades ubicadas junto a la vía principal pretendan ser accesible a ésta y en consecuencia desarrollen una cierta actividad ligada a la vía. Si bien la propiedad Morena, y la posible mansio acogida en su interior, no se constituyen como una aglomeración poblacional, como en el caso de la milla X, por el contrario perpetua el esquema clásico de la statio-mansio, donde además de una continua alineación de monumentos funerarios 8 se ubica un centro cultual (bien constatado a partir de época medieval 9 ) y muy probablemente una bifurcación hacia el territorio tusculano, en dirección a Frascati. A su vez, en el caso de la propiedad Morena observamos esa continuidad cronológica de uso desde época romano-republicana hasta nuestros días, una característica invariable y común a todos los puntos estratégicos de una vía. Por otro lado, se conserva una inscripción en la cual dos ediles curules del agro suburbano, uno de ellos Varro Murena (identifi cado con A. Terentius), conceden a los magistri uici una parte de un terreno para erigir
5) Propiedad Morena. Pervivencia de las estructuras romanas bajo las medievales, permitiendo conocer su orientación y magnitud (foto: DE ROSSI, 1979, op. cit., p. 99).
6) Detalle. Topografi a geometrica dell’agro romano de C. Dalla Pergola (1704).
7) Detalle de la extensión de la propiedad Morena en época medieval. La orientación de las dos imágenes es S-N y N-S respectivamente (Catasto Alessandrino, 1659-1660 y DE ROSSI, 1979, op. cit.).
8) Excavación arqueológica en la milla VII (SAR, 1999). Descubrimiento de una superposición de parcelaciones agrarias romanas (DI BLASI et al., 1999).
un monumento 10 . En este sentido no es de extrañar que un funcionario edilicio como Murena tuviera una propiedad de tal importancia junto a una vía principal y que, en proximidad a ésta se situase un uicus; dicho uicus ha sido emplazado por algunos autores en torno a la milla VII de la vía Latina 11 . La argumentación para tal ubicación —el hallazgo de la inscripción en la milla VII— no resulta sufi ciente para atribuir a este posible vico de la milla VII la pertenencia de la propiedad Morena, ciertamente alejada de este lugar; por el contrario, parece más plausible que la propiedad Morena perteneciese a alguna aglomeración más próxima, concretamente a la milla VIII. En torno a esta milla se localizan numerosos monumentos funerarios y algunas estructuras de habitación romana, además de las cercanas propiedades latifundistas de Centroni y Morena. También existe en este punto un compito viario donde, bajo la edifi cación medieval del «Casalotto», encontramos una vez más los fundamentos de una estructura romana orientada respecto a una
vía transversal que corta a la Latina (v. conjuntamente fi g. 2 y fi g. 6).
Llegados a este punto vamos a conocer otro ejemplo de gran extensión latifundista en la milla VII, cuya ubicación topográfi ca y organización interna puede sin duda encontrar un refl ejo en el caso de la propiedad Morena (v. conjuntamente fi g. 7 y fi g. 8).
De nuevo, estamos en una propiedad con una gran cantidad de terreno de cultivo disponible, cuyo uso puede fácilmente estar relacionado con una posible actividad económica, benefi ciada por la ubicación en proximidad a la vía Latina. Varios son los aspectos parangonables con la propiedad Morena; entre ellos, su ubicación en un importante compitum viario —pudo ser un primer punto de descanso en la salida de Roma por la vía Latina-, dicho compito se organiza en la coincidencia del paso de un curso fl uvial— «ponte di Sette Miglia», al igual que el «ponte di nono» de la propiedad
Morena- y la extensión agraria puede ponerse en relación con unas estructuras edilicias romanas ubicadas en proximidad, si bien en este caso orientadas hacia la vía transversal y no hacia la propia vía Latina. Del mismo modo, las estructuras romanas aún hoy visibles describen un recinto cuadrilátero realzado y coronado por una torre en época medieval, siguiendo el mismo modelo que en la propiedad Morena 12 .
CONCLUSIONES
Tanto el uicus como el gran dominio (fundus o uilla) tienen la consideración topográfi ca y administrativa de una explotación territorial. La diferencia entre el uicus y el fundus radica en que el primero agrupa explotaciones autónomas, reunidas bajo un origen, una cultura y/o un objetivo común, y el segundo se constituye como una comunidad de trabajo bajo una dirección única, sometida a una estricta jerarquía.
Las numerosas propiedades individuales, las uillae o mansiones que se ubican, con una mayor o menor extensión de territorio —en cualquier caso de gran envergadura edilicia—, junto a los principales recorridos, pueden estar realizando funciones propias de una mansio sin ser necesariamente un punto de parada ofi cial en el camino.
Investigadores del British School de Roma han señalado recientemente la existencia de villas situadas en proximidad a las vías principales con la función de hospedar a los viajantes, al modo de una mansio 13 , o incluso ejerciendo algún tipo de patronato sobre el conjunto de una población rural circundante. Este dato aparece bien documentado tanto en la Etruria meridional como en la Sabina 14 .
Sabemos que los grandes patricios romanos albergan esporádicamente a conocidos y amigos en sus villas, e incluso, en ocasiones, sus propiedades actúan como verdaderas mansiones «privadas» en un recorrido viario. En este sentido, Cicerón (Att., IX, 9)nos relata cómo a su vuelta hacia Roma desde Formia, pasa por Terracina y se detiene «a pernoctar en casa de Pompeyo en Albano», a muy corta distancia ya de Roma.
Topográfi camente podemos aún hoy observar que las villas más antiguas y fundamentalmente las más grandes se ubican junto a las arterias de comunicación principales. En el territorio tusculano podemos mencionar numerosos casos junto a la propia vía Latina.
La gran propiedad latifundista de la milla IX, el casale di Morena, así como las villas situadas en la milla X, de grandes dimensiones pero con poco terreno cultivable, podrían formar parte, si bien parcialmente, de estas instalaciones de servicio cuyo desarrollo está claramente vinculado a su disposición junto a la vía principal.
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NOTAS
1. En el presente número del NM se reserva un apartado para tratar de forma detallada el concepto de mansio a partir de los textos y la documentación cartográfi ca antigua; nosotros nos limitaremos a esclarecer únicamente la evolución funcional de las mansiones a la luz de los hallazgos arqueológicos y dentro del marco geográfi co del Lacio Antiguo. (N. del Ed.: el concepto de mansio desde un punto de vista teórico se tratará en el número siguiente de El Nuevo Miliario, véase página 5 de este número).
2. No debemos olvidar sin embargo que los documentos cartográfi cos en los que se basan estas afi rmaciones corresponden al siglo III d. C. [DAREMBERG, C. (1969): «mansio», Dictionnaire des Antiquités grecques et romaines, (1877-1919 versión original), 10 v., Paris].
3. En gran proximidad, por la vía Appia, se ubica la statio Bouillae, representada en la Tabula Peutingeriana a través de grandes almacenes de grano. Con relación a la recaudación de la annona militaris véase HERNÁNDEZ (2004); también G. ARIAS (2002): «La annona y el Itinerario Antonino», Anexos de El Miliario Extravagante, 4, p. 31 ss.
4. Sabemos que, al fi nalizar el siglo III a. C., el límite del pomeriode Roma se encuentra situado en torno a la milla X (Liv., Per., XXVII, 37, 9).
5. El uicus es el resultado de la concentración humana en primitivos puntos de descanso a lo largo de las principales vías del mundo romano, incluso antes de que tengamos constancia del uso del término mansio en época romana. Véase HERNÁNDEZ (2006); también M. TARPIN (2002): Vici et pagi dans l’occident romain. Ecole Français de Rome, 485 p.
6. Para ver detalles de las actividades comerciales constatadas a través de la epigrafía en este enclave véase HERNÁNDEZ (2004).
7. Véanse algunos detalles en DI MATTEO (2002). 8. Véase DE ROSSI (1979).
9. En la propiedad Morena se encontraba en el siglo IX d. C. la iglesia de S. Marinae o Maria. No es de extrañar que en época antigua se ubicase también aquí un lugar de culto en torno a las aguas que aquí confl uían a través de acueductos y de cursos naturales. Hoy el foso del cauce de la Marrana recibe el nombre de Marciano o Mariano y pasa precisamente por este punto. Además en gran proximidad se sitúa otra iglesia, S. Andreae de nono, situado junto ad pontem de nono. De Rossi cree que la historia de este lugar de culto puede remontarse hasta, al menos, tiempos de Onorio I (s. VII d. C.): véase M. ARMELLINI (1891): Le chiese di Roma dal secolo IV al XIX, p. 889-890.
10. C. I. L., VI, 1324. 11. Véase F. GROSSI GONDI (1908) : «Il Tusculano nell’età classica», p. 40-41.
12. Véase el estudio pormenorizado de las estructuras en L. QUILICI (1974): «Collatia», Forma Italiae, Regio I, vol. X, Roma.
13. Con anterioridad, SILLIÈRES (2003) afi rmaba que los propietarios de villas próximas a las vías instalaban albergues y «cabarets» en su propiedad, y da prueba de ello a través de diversos autores antiguos que hablan de su uso habitual.
14. Véase PATTERSON ET AL. (2005).