Escrito José Manuel Fernández Fernández Estimados hermanos de nuestra querida Hermandad de Nuestra Señora del Rocío de Benacazón. Devotos de la Santísima Virgen:
En primer lugar quiero felicitar a la nueva Junta de Gobierno de nuestra querida Hermandad, así como desearle que tenga un buen periodo de mandato, lleno de éxitos y siempre presidido por el Espíritu Rociero que recibimos cada año en Pentecostés. Seguro que podrá transmitir a todos los hermanos, el cariño, el amor y la confraternidad que deben presidir nuestras mutuas relaciones, como cristianos y como rocieros, y seguro que sabrán gestionar y presidir nuestra Hermandad con la dignidad y el ejemplo rociero que merece una Hermandad como la nuestra, una de las más antiguas que existen en el Rocío. Agradezco a esta nueva Junta, y en concreto, al Delegado de Acción Social y Caridad, Francisco José Oropesa, el hecho de haberse acordado de mí para que redacte estas líneas con destino a nuestro Boletín anual, encargo que por supuesto muy gustosamente acepté. Cuando este Boletín llegue a las manos de tantos hermanos y rocieros de nuestra Hermandad, será después de haber vivido el Nacimiento, Muerte y Resurrección del Pastorcito Divino, que nace, muere y resucita por nosotros para perdonar todas nuestras faltas y así redimirnos a todos, como hombres nuevos, para participar de su Gloria.
Saldrá el Boletín cuando nos encontremos a las puertas de Pentecostés, nuestra Fiesta, la Fiesta en que el Espíritu Santo nos traerá el amor, el cariño, la hermandad y la confraternidad a todos los cristianos, y muy especialmente a todas las Hermandades Rocieras que peregrinan para encontrase con Ella, precisamente para celebrar con Ella, Nuestra Divina Pastora, que el Santísimo Padre nos manda su Espírito Santo, para que nos acompañe, consuele y conforte.
Con ese Espíritu Rociero, esta nueva Junta de Gobierno, electa el pasado año, afronta este nuevo tiempo. Seguro que con ganas, juventud y amor a la Santísima Virgen del Rocío y a su Hermandad de Benacazón. Y por fin, ya retomados nuestros cultos ordinarios, nuestras actividades, y sobre todo nuestra peregrinación a ese Divino Rocío. Dos años hemos estado privados de todo esto por culpa de esta maldita pandemia del Covid 19. Nuestra alegría debe de ser grande por ello. Pero ya, también, tengo que hacer un llamamiento a todos nuestros hermanos rocieros: Ahora, como siempre, tenemos que poner en marcha de nuevo nuestras oraciones. Esta vez para que nuestra Bendita Madre