Escrito Manuel Jesús Pérez Luna Queridos Hermanos
Quisiera dar las gracias en primer lugar a través de estos medios a la Junta de Gobierno de nuestra Hermandad del Rocío, por permitirme escribir unas letras en el boletín de la Hermandad, que son el sentir de éste humilde rociero, cristiano comprometido, hombre de Hermandad, leal y fiel a los designios de nuestro Creador.
Escribir del Rocío y de nuestra Institución no es complicado, más para los que hemos tenido la gran suerte desde pequeño de vivirlo de muchas maneras, porque en Benacazón, un pueblo rociero por excelencia, así lo dice la historia, es parte de nuestras vidas y nuestras casas. La devoción y el fervor a nuestra Madre del Rocío no tiene límites en nuestra localidad.
Mi vida como rociero y hermano de nuestra Hermandad es difícil resumir en un escrito, mi compromiso, dedicación, esfuerzo, trabajo, solidaridad, entrega, ha sido innegable e innegociable y he tratado en cada Junta que he estado que cada miembro tome conciencia de la importancia de cumplir con las reglas y con la Hermandad, es un valor de responsabilidad crucial en la vida de una Institución centenaria, donde la palabra es y debe ser inmaculada y de riguroso compromiso, sostenida bajo unos principios. He tratado que cada miembro tenga su rol dentro de la Junta, el trabajo en equipo es importantísimo para llevar hacia delante nuestra corporación y donde creo que después de 21 años en la misma, entre secretaría, cuatro años y medio y Presidencia, dieciséis años y medio, que se dice pronto, los resultados están ahí, tanto desde el punto de vista religioso, social, cultural y de caridad. Desde estas líneas mi agradecimiento infinito a cada miembro de Junta que ha departido conmigo en este tiempo, en las cinco candidaturas que he estado, a tantas personas, hermanos, vecinos, colaboradores, rocieros y devotos que siempre han estado ahí cuando la Hermandad los ha necesitado, ya sea de una u otra manera, tanto en nuestro pueblo como en el Rocío, en el camino, en cada acto, en cada actividad, en los cultos. Sin ellos, el verdadero motor de nuestra Hermandad centenaria imposible de llevar a cabo tantas decisiones y planificaciones, donde la Hermandad siempre ha salido fortalecida en cada proyecto que ha acometido, los cuales me han llenado de una satisfacción y enriquecimiento personal difícil de explicar y como Institución complicado de superar y donde ha conservado su verdadero espíritu. Agradecer a mi familia, porque sin ellos no hubiera sido posible estar tantos años en Junta de Gobierno, les he robado mucho, mucho tiempo, algo que no volverá y donde mi mujer,