Malestar docente es un término que en la década de los ochenta empezó a escucharse frecuentemente en los medios de comunicación. El malestar docente se presenta como un fenómeno que expresa la incomodidad e inconformidad por el desempeño de las actividades docentes correspondientes dentro de una institución escolar en condiciones de trabajo difíciles. Al principio este fenómeno se hizo evidente principalmente en los países más desarrollados, sin embargo al cabo de unos años se convirtió en un problema internacional que causó la progresiva deserción de los docentes. Cuando hablamos de un malestar, sabemos que algo no está bien pero no somos capaces de definir qué es lo que no está bien y por qué.
De acuerdo con varias investigaciones, las principales casas del malestar docente tienen que ver con los procesos de interacción social que realizan cotidianamente los maestros y maestras con los actores sociales con quienes trabajan, es decir, con alumnos, padres de familia, autoridades educativas, con otros maestros(as), etc. Con respecto a los alumnos, los docentes aseguran que en otras épocas, sentían una gran satisfacción por representar una figura importante para sus alumnos, que simbolizaba respeto, admiración y autoridad. Hoy en día la función docente es mucho más difícil debido a las dificultades que ahora enfrentan en la escuela, las cuales producen una sensación de negación para acudir al trabajo. Además viven una gran insatisfacción por la pérdida de respeto en su relación maestro-alumno, esto además provoca la pérdida de tolerancia en los docentes. También
demostraron su inconformidad por aquellos alumnos que son agresivos e indisciplinados y por la falta de normas eficientes que le permitan al menos conducir ordenadamente la escuela. Los maestros también manifestaron que se sienten felices y satisfechos con su profesión cuando sus alumnos reconocen su ocupación docente, cuando establecen un diálogo con los alumnos (afirman que esto es una herramienta sumamente importante y valiosa para la labor docente), se sienten bien con la visita de ex alumnos que expresan su agradecimiento a sus maestros y cuando existe un ambiente de respeto y disciplinas dentro del aula a lo largo del curso escolar. La relación con los padres de familia se ha tornado un poco difícil en los últimos años. En años pasados el docente representaba una figura de respeto para los padres de familia, se unían padres y maestros para educar a los niños. Lamentablemente hoy sólo se escuchan críticas negativas a la labor docente por parte de padres de familia. Entre todas las quejas que tienen de los docentes, la más repetitiva es aquella en la cual el profesor es el culpable del fracaso escolar de los alumnos. El trabajo docente no es valorado. Y con respecto a la autoridad escolar, antes había apoyo por parte de las autoridades, ahora, existe intranquilidad por la pérdida de confianza en las autoridades que no le dan seguridad a los maestros(as). Se está presentando la ausencia de normas que protejan a los docentes de alumnos y padres agresivos. Además hay una gran molestia, por parte de los docentes, por estar vigilados constantemente en sus planeaciones y en su trabajo en el aula. Otras causas del malestar docente son la sobrecarga
de
trabajo
que
les
imponen
las
instituciones a las que están adscritas y el poco tiempo que les dan para realizar estas tareas; la idea de que el profesor es el único responsable de los problemas de la enseñanza, aun cuando en muchas ocasiones son problemas sociales que requieres soluciones sociales. El temor a perder el control del grupo, la escasa valoración de su trabajo por parte de la sociedad, la sobrecarga de trabajo administrativo y la excesiva burocracia (centralización de trámites administrativos, demora de resultados y boletas de calificaciones) son algunas otras causas del malestar docente. El bajo salario y la carencia de materiales de apoyo (libros y material didáctico) y de espacios adecuados para llevar a cabo su trabajo educativo también provocan descontento en los docentes. Todo esto provoca hasta la propia devaluación en los mismos educadores.
Sentimentalmente
provoca
culpabilidad,
insatisfacción,
frustración,
desesperación, incomodidad, descontento, impotencia, enojo y desmotivación. Como seres humanos también tiene repercusiones en el funcionamiento de nuestro cuerpo, provoca dolores de cabeza, de vientre, de espalda, de los músculos, boca seca, mareos, falta de aire, temblor de las manos, malestar estomacal,
colitis,
agotamiento,
tensión
nerviosa,
ansiedad,
desesperación, irritabilidad, falta de memoria, falta de concentración e insomnio.
Al malestar docente también se le ha llamado comúnmente “estrés docente”. Según una investigación de Roberto Baltazar Montes, el malestar docente se puede dividir en varias etapas, a lo que él llamo “termómetro del estrés”: 1. Luna de miel: Todo marcha aparentemente bien, el docente tiene energía y paciencia para enfrentar cualquier situación que se le presente, convive bien
nerviosismo,
con alumnos, padres de familia y autoridades. 2. El despertar: El docente empieza a visualizar algunas problemáticas que deben enfrentar, se da cuenta de la falta de confianza de los padres de familia, de los conflictos que existen con las autoridades y con otros docentes y del desinterés por parte de los alumnos. 3. El agotamiento: El docente ha tratado de sobrellevar su situación laboral, ha buscado estrategias, sin embargo el agotamiento físico y emocional se va haciendo presente día a día. 4. El burnout: También conocido como el síndrome de “quemarse” en el trabajo, se produce como una respuesta al estrés laboral crónico integrado por actitudes y sentimientos negativos hacia las personas con las que se trabaja y hacia el propio rol profesional (en este caso, hacia alumnos, padres de familia, autoridades, otros docentes). Normalmente la persona se encuentra agotada
y este fenómeno ocurre con frecuencia a médicos,
maestros, funcionarios de gobierno, policías o trabajadores sociales ya que trabajan en relaciones de ayuda hacia otras personas. En esta etapa el docente presenta agotamiento emocional, dificultades con los alumnos, falta de control del grupo, despersonalización y ha perdido de vista sus objetivos y logros personales. 5. El fenómeno Fénix: El docente está decidido de que a pesar de lo difícil que es su trabajo, seguirá ejerciéndolo para lograr sus objetivos. Buscará nuevas estrategias y no se sobrecargará de trabajo, esta consiente de que poco a poco, la experiencia le ayudará a sobrellevar su labor.
De acuerdo con los resultados de varias encuestas los docentes piden un aumento salarial, un salario digno para la labor que ejercen; recursos materiales,
humanos,
pedagógicos,
logísticos y espacios físicos adecuados. El respeto a la programación de actividades, horarios de trabajo y días de descanso, entre otros también son las peticiones más comunes por parte de los docentes pero principalmente la valoración de su trabajo y el respeto hacia ellos como maestros y maestras es lo que se debe de rescatar para poco a poco acabar con el malestar docente.
Referencias: Acacia Toriz Pérez. Condiciones de trabajo y malestar docente en la educación secundaria pública. Romero Baltazar Montes. El malestar docente en las y los educadores de personas jóvenes y adultas.