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1. Historia del movimiento cooperativo mundial

una huelga que adelantaron en 1843 para exigir mejores salarios. A partir de ello organizaron un grupo con el fin de desarrollar un almacén cooperativo de consumo.

Esta experiencia es reconocida como el inicio del cooperativismo moderno, porque se considera que ha sido la primera que tuvo éxito y permanencia en el tiempo.

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Su ejemplo práctico y sus principios de funcionamiento fueron retomados en Alemania por Frierderich Raiffeisen quien impulsó la creación de cooperativas de ahorro y crédito para los productores del sector agropecuario.

Igualmente fue aplicado por Herman Schultes - Dellitzsch, quien impulsó las cooperativas de ahorro y crédito de los artesanos. Fue así como el cooperativismo empezó a irradiar su acción por todos los países del mundo y ha sido adoptado como un método de organización socioeconómica por grupos que siguen los principios de la cooperación adaptados a su propia realidad.

Bajo la inspiración de Friedrich Wilhelm Raiffeisen, aparecían en Alemania las cooperativas de Crédito orientado hacia los campesinos y más tarde, las cooperativas para el aprovisionamiento de insumos y para la comercialización de los productos agrícolas. Igualmente, con la dirección de Herman Schulze - Dellitzsch, en el mismo país, se iniciaba el movimiento de los llamados Bancos Populares, o sea, las cooperativas de Ahorro y Crédito, (en México las llamadas Cajas Populares) orientadas principalmente para servir a los artesanos y pequeños industriales de las ciudades.

En Francia prosperaban las cooperativas de producción y trabajo con ejemplos tan conocidos como el “Familisterio”, o Palacio Social fundado en Guisa por Juan Bautista Godin. En los países escandinavos no solo se desarrollaba el cooperativismo de consumo, en forma tan apreciable como el que dio lugar a la Federación Sueca de Cooperativas, la K.F. (Cooperativa Forbundet), sino también en otros terrenos como

los del cooperativismo de vivienda y el de seguros cooperativos. En los demás países de Europa Central y Oriental las ideas y prácticas cooperativas se extendieron rápidamente; por ejemplo, la primera cooperativa de Checoslovaquia se fundó en 1845, solamente un año después de la de Rochdale.

Han sido famosas entre otras las cooperativas sanitarias de Yugoslavia, las agrícolas y artesanas de Hungría, las de consumo de Polonia, agrupadas en las organizaciones “Spolem” y las cooperativas rusas tanto agriculturales como las de consumidores.

En Bélgica y en Holanda el desarrollo del cooperativismo de consumo y otros servicios en las ciudades corren parejas con el avance del cooperativismo rural.

En España, algunas de sus características son igualmente aplicables en Portugal, el cooperativismo de consumo, que aparece a fines del siglo XIX, tiene dos orientaciones: en el norte, principalmente en Cataluña, se desarrollan las cooperativas de consumo; en el centro y otras provincias el auge mayor corresponde a las cooperativas del campo.

En otros continentes (Asia, África y Oceanía), el cooperativismo ha logrado notable grado de expansión. En países que desde el punto de vista económico han logrado altos niveles de desarrollo como el Japón, Australia y Nueva Zelandia, los índices del desenvolvimiento de la cooperación son perfectamente comparables con los mejores del continente europeo.

El cooperativismo llegó a América del Norte durante los últimos años del siglo XIX y los primeros del pasado. El periodista canadiense Alphonse Desjardins (1860-1937) trajo a su país la idea de las cooperativas de ahorro y crédito, organizaciones que de pronto se extendieron también a los Estados Unidos, principalmente debido a la acción de Eduardo A. Filene (1860-1937) y de Roy F. Bergengren y alcanzan un desarrollo verdaderamente sorprendente.

Otros inmigrantes europeos trajeron a América del Norte las demás formas de cooperación. Tanto en Canadá como en los Estados Unidos tomaron gran incremento las cooperativas agrícolas y entre ellas, las de mercadeo que se iniciaron en California por los esfuerzos principalmente de Aarón Sapiro, así como las de electrificación rural.

El llamado Movimiento Cooperativo de Antigonish, orientado por la universidad de San Francisco Javier, Nueva Escocia, tuvo una gran influencia en la transformación de las provincias marítimas de Canadá. Es importante poner de relieve que las cooperativas, en su proceso de desarrollo, casi desde el inicio del movimiento cooperativo, establecieron diversas formas de integración y fue así como en 1895 se organizó en Europa la Alianza Cooperativa Internacional ACI.

Cuando se habla de los orígenes próximos de la cooperación en Iberoamérica, se hace referencia a organizaciones económico-sociales establecidas de conformidad a los principios y métodos que aparecieron a mediados del siglo XIX en Europa y que han configurado el denominado sistema cooperativo.

Las corrientes inmigratorias, las actividades culturales y aún circunstancias políticas influyeron en el desarrollo del cooperativismo en esta parte del continente americano. Así, por ejemplo, los inmigrantes alemanes, suizos e italianos dan origen en el sur del Brasil a las cooperativas agrícolas y de crédito que habían hecho célebres en sus países Federico Guillermo Rafeasen y Luis Luzzatti; son colonos franceses quienes, en 1898, fundan en Argentina, la primera cooperativa llamada el “Progreso Agrícola de Pigüé”, son inmigrantes judíos los realizadores en 1900, de una cooperativa de agricultores en la provincia Entre ríos, del mismo país.

En el año de 1873, se organiza en la ciudad de México una cooperativa de profesionales de la sastrería, conforme con el modelo francés de las asociaciones obreras de producción de París, origi-

nadas en las ideas de Luis Blanc. La gran cooperativa urbana de Buenos Aires llamada “El Hogar Obrero”, fue fundada en 1905, con decisiva participación del estadista argentino Juan B. Justo.

La organización sindical, por su parte tuvo gran influencia en el desarrollo cooperativo. La agrupación de los trabajadores pertenecientes a empresas públicas y privadas, en sindicatos, sirvió de base a las cooperativas de propósitos múltiples (con secciones de crédito, consumo, vivienda, previsión, etc.), que han sido muy comunes en algunas de las más grandes ciudades de Iberoamérica.

Ya bastante avanzado el siglo XIX, empieza a ser apreciable la influencia del cooperativismo de la América del Norte y en los países de Iberoamérica, especialmente en algunos campos. Las cooperativas de Ahorro y Crédito que se inician en el Canadá, pasan luego a los Estados Unidos en donde logran una gran expansión y se integran en la poderosa organización conocida con el nombre de CUNA, (Credit Union National Association) Asociación Nacional de Uniones de Crédito. Esta última resuelve extender su acción a otros lugares fuera de Norteamérica y ayuda eficazmente al incremento de esta clase de cooperativas en varios países de Iberoamérica.

En el movimiento cooperativo llamado “de Antigonish”, orientado por la Universidad de San Francisco Javier (Nueva Escocia, Canadá), después de haber logrado sorprendentes resultados en la transformación de las provincias marítimas canadienses, se proyectó también sobre algunos países del Caribe, entre los cuales merece ser citado de manera especial, Puerto Rico que logró un desarrollo cooperativo sólido y variado.

Años más tarde, otras organizaciones cooperativas norteamericanas, especialmente la Liga de Cooperativas de los Estados Unidos, que hoy se denomina Asociación Nacional de Empresas Cooperativas, ofrecieron asistencia técnica y ayuda económica para el desenvolvimiento de la Cooperación en Iberoamérica. Lo propio puede decirse de algunos organismos internacionales, particularmente

de la Organización de los Estados Americanos -OEA- y la Oficina Internacional del Trabajo -OIT-. Los gobiernos por su parte, se han interesado mucho por el desarrollo cooperativo, en algunos casos mediante la iniciativa de estadistas de amplia visión y en otros, por la acción de los propios movimientos cooperativos.

El interés gubernamental que ha presentado apreciables diferencias de grado en los diversos países iberoamericanos, se ha expresado en la expedición de leyes especiales para regular el funcionamiento de las cooperativas, disposiciones que otorgan exenciones y ventajas en favor de esas entidades, normas que tratan de extender los conocimientos en materia cooperativa y además ayudas financieras directas y participación de los organismos cooperativos en los planes generales de desarrollo.

Especial significación han tenido las normas sobre reforma agraria que se han expedido en varios países de Iberoamérica y que incluyen importantes capítulos sobre organización de los beneficiarios de las reformas, en cooperativas agropecuarias de funciones múltiples.

También las organizaciones religiosas, particularmente las de la Iglesia Católica, han tenido influencia en la expansión cooperativa dentro de los países iberoamericanos. Por lo que se refiere a la integración cooperativa, etapa que ya supone un cierto crecimiento, las primeras manifestaciones se pudieron observar en aquellos países en donde el cooperativismo había logrado mayor afianzamiento.

Es así como paulatinamente van apareciendo en el panorama cooperativo iberoamericano asociaciones, federaciones, confederaciones y uniones cooperativas que sirven a las entidades afiliadas en actividades económicas, empresariales y también en las de promoción, educación y representación. La integración internacional se demoró un poco más. Aunque es cierto que algunas organizaciones cooperativas de países iberoamericanos se afiliaron desde hace muchos años a la Alianza Cooperativa Internacional, la integración

a nivel regional solo se inició con firmeza en 1957 con la fundación de la Confederación Cooperativa del Caribe y se vino a consolidar en 1963, año en el cual quedó constituida la Organización de Cooperativas de América -OCA- y en 1970 cuando se estableció la Confederación Latinoamericana de Cooperativas de Ahorro y Crédito -COLAC-

Cooperativa mexicana

La cooperativa en México, a diferencia de las demás sociedades mercantiles, está regulada por una ley especial: La Ley General de Sociedades Cooperativas, modificada y publicada en 1994. Esta ley define a las sociedades en cuestión en su artículo segundo como “Una forma de organización social integrada por personas físicas con base en intereses comunes y en los principios de solidaridad, esfuerzo propio y ayuda mutua, con el propósito de satisfacer necesidades individuales y colectivas, a través de la realización de actividades económicas de producción, distribución y consumo de bienes y servicios”.

En México, Se iniciaron las Cooperativas en el año de 1902, impulsadas por la Iglesia Católica y bajo el sistema alemán, pero con la persecución religiosa de 1926 pereció el movimiento de las Cooperativas. No fue sino hasta finales del año 1951, por gestiones del Secretariado Social Mexicano dirigido por el Padre Pedro Velásquez Hernández, después de publicar folletos sobre las cajas populares, que quedaron constituidas las tres primeras cooperativas en la Cd. de México.

A continuación, presentamos algunos ejemplos de cooperativas exitosas en México.

La Cooperativa del Cruz Azul, es un claro ejemplo de éxito. Es fundada en 1881 como sociedad netamente mercantil y extranjera beneficiada por el inglés Henry Gibbon, ubicada en una parte de la antigua Hacienda de Jasso, Hidalgo en 1932 es expropiada por el Gobernador del Estado de Hidalgo, Bartolomé Vargas Lugo. Fue

Don Guillermo Álvarez Macías con el que dio inicio el cooperativismo moderno y sobrevive como empresa en un mundo globalizado.

Sobre La Cooperativa La Cruz Azul, fue fundada en 1931 como actualmente la conocemos, es la tercera empresa cementera del país con capital 100% mexicano. Cuenta con 4 plantas ubicadas en Cruz Azul, Hidalgo; Lagunas, Oaxaca; Tepezalá, Aguascalientes; y Palmar de Bravo, Puebla.

Crédito

Su finalidad es el fomento y captación del ahorro en cualquiera de sus modalidades para atender las necesidades de financiación de sus socios y terceros comprendidos en su ámbito de actuación. Como modalidades más frecuentes se pueden citar las Cajas Rurales y las Cajas Laborales.

En 1964 nace “Caja Morelia Valladolid” con el fin de contribuir al desarrollo social y económico de sus asociados y formar una caja de ahorro, se funda en la ciudad de Morelia, gracias al interés del Padre José Ibarrola, de ahí que en sus inicios se le dio el nombre de “Caja José Ibarrola”, la cual hasta la fecha está regida bajo los principios del Cooperativismo Universal. Actualmente se encuentra autorizada por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores CNBV para ser una entidad de ahorro y crédito regulada, que promueve y facilita la captación de recursos y posteriormente la distribución de créditos para los socios de una cooperativa con la seguridad de que sus recursos están protegidos.

En 1991 el ejecutivo federal publica la Ley General de Organizaciones y Actividades Auxiliares de Crédito en el cual se integraba la figura jurídica de Sociedad de Ahorro y Préstamo; este instrumento jurídico por vez primera reconocía a las Cajas Populares. Sin embargo, sólo una veintena de cajas populares se adhirieron a esta ley.

En 1994, el movimiento cajista realizó consultas a los socios para definir la posición en el tratamiento de esta nueva ley, 62 cajas populares decidieron formar una sola institución nacional, por lo que en 1995 se constituyó Caja Popular Mexicana, Sociedad de Ahorro y Préstamo.

Cooperativas de vivienda

En nuestro recorrido histórico del cooperativismo, queremos llegar hasta el punto en donde aparecen dos de las cooperativas, de vivienda, del municipio de Santa Catarina, no por ser las únicas, pero sí por tener nosotros, el privilegio de ser protagonistas y testigos directos de ambas experiencias, por lo que estamos en posibilidades de explicar el desarrollo de dichas experiencias. Aquí nada más las enunciamos ya que cada una de ellas tendrá su desarrollo en los capítulos cuatro y cinco respectivamente.

Una cooperativa de vivienda es un tipo de cooperativa cuyo objetivo social es el de proporcionar a sus socios viviendas, locales y otros bienes inmuebles, adquiriendo suelo para construir y urbanizarlo. Las cooperativas de vivienda, como sociedades promotoras de viviendas, se han consolidado como uno de los mejores medios para acceder a una vivienda accesible y de calidad. Factores objetivos que intervienen en su sistema productivo y en su regulación legal así lo ponen de manifiesto. Por eso se dice que es una de las figuras más representativas de la llamada economía social y solidaria.

Tienen por objeto procurar, exclusivamente para sus socios, viviendas, servicios o edificaciones complementarias, así como su rehabilitación. También puede organizar el uso y disfrute de los elementos comunes y reguladores de la administración, conservación y mejora de los mismos en el modo que se establezca en los estatutos.

Cooperativa de Vivienda La Unión, S. C. L.

Proyecto cooperativo de vivienda ubicado en el municipio de Santa Catarina, N. L. en las faldas del Cerro de las Mitras, bajo el sistema de autoconstrucción, se lograron la edificación de una colonia

cooperativa con doscientas viviendas y dotada la colonia, con los servicios básicos de; drenaje sanitario, agua potable, pavimentación de todas sus calles y red eléctrica que incluyó el alumbrado público, fue fundada legalmente en el año de 1982.

Cooperativa de Vivienda Valle de Santa Catarina, S. C. L.

Cooperativa fundada y constituida legalmente el 1° de mayo de 1997, que consistió en la lotificación y la introducción de servicios, para lograr beneficiar a 44 socios, e igual número de familias. Experiencia que describiremos a detalle en el capítulo cinco, del presente libro.

En el siguiente capítulo habremos de profundizar en la filosofía cooperativa, para poder entender y valorar al cooperativismo, no como una ocurrencia sino como un verdadero movimiento universal, es decir, que se conoce y se utiliza en prácticamente todos los países del mundo.

Vemos con tristeza que, en la mayoría de las cooperativas de vivienda, que hemos conocido, al poco tiempo de haber logrado su objetivo de construcción se olvidan de la formación cooperativa, cambian los valores cooperativos por antivalores y los principio pasan a ser segundo o tercer término en la vida de la organización cooperativa.

Conservan solamente el nombre de cooperativa y en ocasiones ni el mismo y que llevan el nombre de la colonia vecina o de la que forman parte territorial. No quieren saber nada de juntas, reuniones de educación cooperativa y mucho menos de asambleas, o sea que fueron solamente clientes y nunca llegaron a ser auténticos cooperativistas.

Capítulo 2

Filosofía Cooperativa

“Una cooperativa es una asociación de personas, habitualmente de pocos recursos financieros, que se han juntado voluntariamente para lograr un objetivo económico común mediante la formación de una organización mercantil dirigida democráticamente, que llevan un aporte equitativo al capital requerido y que aceptan una justa parte de los riesgos y beneficios de la empresa”.

Oficina Internacional del Trabajo, OIT, 1965

Pinos Gemelos, el símbolo internacional de las cooperativas.

El símbolo del cooperativismo son dos pinos de color verde oscuro, sobre un fondo amarillo, encerrados en un círculo también verde.

Los pinos significan constancia y fecundidad, también la necesidad del esfuerzo común. El círculo significa la unión y la universalidad del cooperativismo. El fondo amarillo representa Sol, que es la fuente de la vida para el hombre.

Una cooperativa es una asociación autónoma de personas que se han unido voluntariamente para formar una organización democrática cuya administración y gestión debe llevarse a cabo de la forma que acuerden los socios, generalmente en el contexto de la economía de mercado o la economía mixta, aunque las cooperativas se han dado también como parte complementaria de la economía planificada. Su intención es hacer frente a las necesidades y aspiraciones económicas, sociales y culturales comunes a todos los socios mediante una empresa.

Los símbolos cooperativos La bandera INTERNACIONAL de la cooperación

Es la “Huancha Cuchi” que representa la BANDERA DEL ARCO IRIS, hermandad y fecundidad del imperio Inca. Cuando vino Flora Tristán hija del general y político peruano Francisco Tristán y Moscoso, 1768 / 1847 al Perú, para reclamar su herencia la conoció en un templo dedicado al arco iris en Cumana, Arequipa, y le impresionó vivamente. A su regreso a Francia habló con Charles Fourier, creador de los falansterios y logró que esa bandera la adoptara como símbolo de sus falansterios.

Uno de los discípulos de Fourier, Bernardo, en el II Congreso de la A.C.I. pidió que esta bandera fuera oficializada como la bandera de la Cooperación Universal sin lograrlo. Años más tarde en 1925 Charles Gide logró que se oficializara como la bandera de la Cooperación Universal en reunión de A.C.I. (Alianza Cooperativa Internacional) realizada en Franckfort, Alemania.

Los colores del arco iris simbolizan la bonanza después de las tempestades, la armonía entre las diferencias y la unión de las diferencias de razas, credos, opiniones políticas.

Nueva Bandera del Cooperativismo

El Consejo de Administración de la ACI en su reunión efectuada en la ciudad de Roma en abril del 2001 acordó cambiar la bandera del cooperativismo. El motivo de dicha decisión fue promover y consolidar claramente la imagen cooperativa ya que esta misma bandera era utilizada por algunos grupos no cooperativos, lo cual causaba confusión en varios países a nivel mundial.

La bandera que sustituye a la tradicional del arco iris es de color blanco y lleva impreso el logotipo de la ACI en el centro, del cual emergen palomas de la paz lo que rescata el concepto inicial del señor Charles Gide y representa a su vez la unidad de los diversos miembros de la ACI. Dicho diseño surge con motivo del Centenario de la ACI en el año 1995. El Arco Iris consta de seis colores y la sigla “ACI” está impresa en el séptimo color…el violeta.

Día Internacional de la Cooperación

El primer sábado de julio, y cumpliendo con la recomendación adoptada por la Alianza Cooperativa Internacional (ACI) en el congreso de la ciudad de Basilea de septiembre de 1921, se conmemora en todo el mundo el Día Internacional de la Cooperación. Ese día se recuerda a los héroes cooperativos, se reafirman los principios y valores y se invita a los gobiernos y organizaciones a apoyar la doctrina de paz, solidaridad, fraternidad y realizaciones positivas que el cooperativismo significa.

Si bien hubo algunas propuestas previas a nivel mundial, Argentina consolidó la recomendación de que se celebre una fecha especial para el movimiento cooperativo. En marzo de 1919, por iniciativa de EL HOGAR OBRERO, se celebró en su propia sede de Buenos Aires la primera Conferencia de Cooperativas Argentinas, cuyas actas fueron publicadas en su revista “La Cooperación Libre” y sirvieron de antecedente al “Primer Congreso Argentino de la Cooperación” convocado en octubre de 1919 por el Museo Social Argentino y por el Hogar Obrero, del que fue vicepresidente 1º el entonces Gerente de EHO, Don Manuel T. López. En ese Congreso se aprobó la propuesta del Dr. Domingo Bórea (1876 – 1965), ciudadano argentino naturalizado, jefe de economía rural del Ministerio de Agricultura de la Nación, de establecer un día del

año para celebrar la “Fiesta de la Cooperación” y se eligió el 21 de diciembre por ser el aniversario de la apertura en 1844 del local de los “probos pioneros de Rochdale” (Rochdale Society Of Equitable Pioneers). en septiembre de 1921 en Basilea y fue aprobada para celebrar el “Día Internacional de la Cooperación”, adecuándose la fecha a la estacionalidad del hemisferio norte, la propuesta argentina fue llevada al congreso de la ACI reunido el 6 de septiembre de cada año y finalmente para el primer sábado de julio de cada año. Así se instituyó y se celebró ese Día “Para que, en una misma fecha, en todo el mundo, se demostrase la solidaridad de los cooperadores y la eficacia de su organización como medio de emancipación económica y garantía de paz universal”.

La Alianza Cooperativa Internacional (ACI) en el año 1995 adoptó una Declaración de Identidad Cooperativa durante su II Asamblea General realizada en la ciudad de Manchester, donde se incluye como definición de cooperativa la que dice que “Una cooperativa es una asociación autónoma de personas que se han unido voluntariamente para hacer frente a sus necesidades y aspiraciones económicas, sociales y culturales comunes por medio de una empresa de propiedad conjunta y democráticamente controlada.”[1]

Los principios cooperativos constituyen las reglas básicas de funcionamiento de estas organizaciones. La Alianza Cooperativa Internacional (ACI) es la organización internacional que desde el año 1895 aglutina y promueve el movimiento cooperativo en el mundo. La cooperativa constituye la forma más difundida de entidad de economía social y su accionar se fundamenta en los llamados valores cooperativos, que cuando se viven de forma correcta producen resultados muy favorables para sus asociados y sus familias.

Valores cooperativos:

1. Ayuda mutua: es el accionar conjunto para la solución de problemas comunes o la cooperación. 2. Responsabilidad: capacidad de responder ante los actos, nivel de desempeño en el cumplimiento de las actividades

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