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2. Filosofía del Cooperativismo
para el logro de metas, sintiendo un compromiso moral con los asociados. 3. Responsabilidad social: compromiso con la comunidad, preocupación por los demás. 4. Democracia: toma de decisiones colectivas por los asociados (mediante la participación y el protagonismo) en lo que se refiere a la gestión y control de la cooperativa. 5. Igualdad: todos los asociados tienen iguales deberes y derechos. 6. Equidad: justa distribución de los excedentes entre los miembros de la cooperativa. 7. Solidaridad: apoyar, cooperar en la solución de problemas de los asociados, la familia y la comunidad. Comunidad de intereses y propósitos. 8. Honestidad y transparencia: honradez, la dignidad y la decencia en la conducta de los asociados. Se oponen al encubrimiento, el falseamiento de la información y al engaño. 9. Esfuerzo propio: motivación, fuerza de voluntad de los miembros con el fin de alcanzar metas previstas dando lo mejor de cada uno.
El respeto y vivencia de los anteriores valores es el sello distintivo de los integrantes de una verdadera sociedad cooperativa, al igual que el respeto de cada uno de los Principios Cooperativos, mismos que se han señalado desde los inicios del funcionamiento de las modernas cooperativas, desde los Pioneros de Rochdale, a continuación presentamos en orden cronológico, los distintos enunciados; los de 1937, (Seis principios), los de 1966 (Siete principios) y los actuales del año de 1995 (Siete principios)
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Principios clásicos:
Los siguientes principios fueron sistematizados en el año 1937 por la Alianza Cooperativa Internacional: 1. Libre adhesión o puertas abiertas. 2. Control democrático. 3. Retorno de excedentes a cada miembro, en proporción a su contribución con los mismos.
4. Interés limitado del capital (gran diferencia con las sociedades mercantiles). 5. Neutralidad: principalmente en lo político y religioso. Modernamente se ha extendido también la neutralidad al plano racial, étnico, por nacionalidad, sectario, ideológico, sindical, etc. 6. Venta al contado (principio que ha ido cediendo) y a precios de mercado. 7. Fomento y educación cooperativa: difundir los valores cooperativos entre los miembros y la sociedad en general.
Principios cooperativos de la ACI de 1966
1. Adhesión voluntaria y abierta. 2. Control democrático. 3. Devolución limitada a la equidad. 4. Los excedentes pertenecen a los miembros. 5. Educación para los miembros y el público en los principios cooperativos. 6. Cooperación entre cooperativas.
Principios cooperativos actuales
Los principios actuales fueron aprobados en la Asamblea de la Alianza Cooperativa Internacional en Mánchester, el 23 de septiembre de 1995[][] 1. Adhesión voluntaria y abierta. “Las cooperativas son organizaciones voluntarias, abiertas para todas aquellas personas dispuestas a utilizar sus servicios y dispuestas a aceptar las responsabilidades que conlleva la condición de socios, sin discriminación social, política, religiosa, racial o de sexo”. 2. Gobierno democrático de los socios. “Las cooperativas son administradas democráticamente por sus socios, quienes participan activamente en la adopción de políticas y en la toma de decisiones. Los elegidos como mandatarios, sean hombres o mujeres, deberán rendir cuentas ante los
asociados. En las cooperativas de primer grado los socios tienen iguales derechos de voto (un socio, un voto) y las de otros niveles se organizan también en forma democrática”. 3. Participación económica de los socios. “Los socios contribuyen con justicia al capital de sus cooperativas y lo administran democráticamente. Por lo menos una parte de ese capital es propiedad común de la cooperativa. Normalmente reciben una compensación limitada, si la hubiera, sobre el capital aportado como requisito de la afiliación. Los excedentes, a decisión de los socios se destinan a alguno de los siguientes fines: a) El desarrollo de la cooperativa mediante la posible creación de reservas, parte de las cuales, al menos serán indivisibles; b) Beneficio para los socios en proporción con sus transacciones con la cooperativa, y c) Apoyo a otras actividades según lo apruebe la membresía. 4. “Las cooperativas son sociedades autónomas de ayuda mutua gestionadas por sus propios miembros. Cuando firman acuerdos con otras organizaciones, incluyendo los gobiernos, o consiguen capital de fuentes externas, lo hacen asegurando el autogobierno de los socios y afianzando la autonomía de la cooperativa”. 5. Educación, capacitación e información. “Las cooperativas brindan educación y capacitación a sus socios, directivos, gerentes y empleados para que puedan contribuir con eficacia al desarrollo de sus cooperativas. Informan, además, al gran público –especialmente a los jóvenes y líderes de opinión- de la naturaleza y beneficios de la cooperación”. 6. Cooperación entre cooperativas. “Las cooperativas sirven a sus asociados con mayor eficacia y fortalecen al movimiento cooperativo cuando trabajan conjuntamente mediante estructuras locales, nacionales, regionales e internacionales”. 7. Compromiso con la comunidad. “Las cooperativas trabajan por el desarrollo sostenible de sus comunidades mediante políticas favorables aprobadas por sus socios”.
Estructura cooperativa: La cooperativa se basa normalmente en el modelo de producción de empresas privadas, tomándola como núcleo del quehacer económico aunque como modelo de sociedades mercantiles también presenta algunas particularidades en su estructura.
A continuación, presentamos un cuadro comparativo en donde se intenta explicar las diferencias entre sociedad mercantil clásica y la empresa cooperativa.
Empresa clásica Empresa cooperativa
Los empresarios buscan obtener beneficios monetarios o influencias. Los cooperativistas buscan solucionar sus necesidades. Con la ganancia se beneficia sólo el empresario. Con los excedentes se beneficia la cooperativa y, por tanto, sus socios. Principal objetivo: aumentar beneficios, a costa de lo que sea. Principal objetivo: satisfacer las necesidades que motivaron la cooperativa. Los beneficios se distribuyen entre los accionistas. Los beneficios, que no tienen que ser, únicamente monetarios, se distribuyen entre los socios o se reinvierten en la cooperativa, según estatutos.
Órgano de gobierno: los accionistas. Órgano de gobierno: los socios, en asambleas.
Los trabajadores no tienen poder. El número de socios es limitado. Los objetivos son independientes del socio. Los objetivos son dependientes de las necesidades de los socios.
Los socios o trabajadores tienen voz y voto en las asambleas. El número de socios es ilimitado, según estatutos.
La vieja bandera del movimiento cooperativo estaba representada por los 7 colores del arcoíris, que simbolizaba al mismo tiempo la diversidad y la esperanza. El color rojo representaba el fuego y el amor que une a las personas; el anaranjado recordaba a un amanecer glorioso; el amarillo por el color del sol que da luz, calor y vida; el verde representaba la esperanza; el azul celeste figuraba como reflejo de la ilusión; el Azul Marino o Índigo encarnaba el valor que nos impulsa a buscar nuevas rutas; y finalmente el Violeta significaba la humildad y la virtud.
Posteriormente, en el Congreso de la ACI de 1995, se decidió cambiar la clásica bandera del cooperativismo por una bandera de fondo blanco con un arcoíris que se rompe para convertirse en palomas en pleno vuelo.
Durante el año 2012 se celebró el Año Internacional de las Cooperativas, según lo proclamado por la Asamblea General de las Naciones Unidas.
Origen de las cooperativas:
El movimiento cooperativo moderno nació en el marco de la Revolución Industrial, durante el siglo XIX para que sus socios en la empresa obviamente pudieran o tuvieran acceso a mejores condiciones
posibles de precio y calidad (cooperativas de consumo), evitando intermediarios, para maximizar las rentas de los cooperativistas.
La Doctrina del cooperativismo está basada en los principios de igualdad, libertad y equidad entre los hombres, así como la solidaridad y justicia en las relaciones sociales y económicas entre los miembros. El método es el conjunto de técnicas orientadas a traducir en hechos los objetivos de una Doctrina Social. Se trata, pues de las reglas que presiden la organización y el funcionamiento de la empresa o sociedad del sector cooperativo.
El cooperativismo es una doctrina, porque sus objetivos y métodos se desprenden de una concepción del hombre y la sociedad y porque aspira a conformar la organización de grupos humanos de naturaleza filosófica y moral que hace que los hombres y sus relaciones sean igualitarias.
La Doctrina Cooperativa se funda con el respeto que se debe a la persona humana cualquiera sea su condición social, económica, cultural, porque se basa en la igualdad de origen y destino de naturaleza específica y no en su desigualdad individual, no en el rol que se cumple con la sociedad. Es personalista, no individualista, el personalismo propone que toda organización que supere en tamaño a la persona debe estar a su servicio. Algunos cooperativistas subestiman el aspecto doctrinario del cooperativismo o lo relegan a un campo netamente teórico, sin ninguna relación con la práctica. Opinan que lo importante es la práctica, los negocios o los resultados económicos.
Personalmente pienso que, sin el respeto de la Doctrina Cooperativa, resultan prácticas que pueden usar el título o el nombre de cooperativa, sin serlo y sin el mínimo respeto de las personas ya que éstas son usadas solamente con el pretexto de completar un número, de fundar una membresía, o cumplir un proyecto que sí, puede tener éxito en lo económico, pero que no logra sembrar o dejar un mínimo de respeto por los valores se sigue siendo igual de individualista, solo que ahora más arrogante.
Me consta, como educador que soy que, en las experiencias cooperativas descritas en el presente libro, se impartió o se imparte educación cooperativa, incluyendo la historia y la doctrina cooperativa, según lo explicaremos a lo largo de los siguientes capítulos, y con todo y eso poco se logró avanzar en el este sentido de formar cooperativistas.
Para terminar el presente capítulo citamos textualmente la Conclusión del texto de la ACI. La Alianza Cooperativa Internacional por boca de su perito en esta materia, el Doctor Ian MacPherson, considera conveniente una conclusión después de referirse a los fundamentos de la Declaración de Identidad Cooperativa. En ella subraya que “los principios cooperativos en conjunto son la fuerza vital del movimiento”. Insiste en que “derivados de los valores que han infundido al movimiento desde sus albores, los principios amoldan las estructuras y determinan las actitudes que le brindan unas perspectivas distintivas”. Enfatiza que “son directrices por las que los cooperadores aspiran a desarrollar sus organizaciones, además de ser principios prácticos inherentes, que fueron actualizados por generaciones de experiencias y por su pensamiento filosófico de raigambre humanista”.
Con toda la información dada en los primeros dos capítulos, considero que los socios de cualquier cooperativa, y el público en general, aunque no pertenezcan a alguna sociedad cooperativa, podrán encontrar abundante información para fundamentar sus acciones, basados en las experiencias cooperativas vividas a lo largo de la historia cooperativa y de su propia doctrina cooperativa. Esa es nuestra intención al presentar, no solo el presente capítulo, sino todo el libro.
Capítulo 3
Las Cooperativas de Vivienda
“Lo que resulta imposible para un solo individuo, resulta fácil con los esfuerzos de varios.
Una cooperativa de vivienda es un tipo de cooperativa cuyo objetivo social es el de proporcionar a sus socios viviendas, locales y otros bienes inmuebles, adquiriendo suelo para construir y urbanizarlo. Las cooperativas de vivienda, como sociedades promotoras de viviendas, se han consolidado como uno de los mejores medios para acceder a una vivienda accesible y de calidad y a precios accesibles.
Factores objetivos que intervienen en su sistema productivo y en su regulación legal así lo ponen de manifiesto. Es una de las figuras más representativas de la llamada economía social.
Tienen por objeto procurar, exclusivamente para sus socios, viviendas, servicios o edificaciones complementarias, así como su rehabilitación. También puede organizar el uso y disfrute de los elementos comunes y reguladores de la administración, conservación y mejora de los mismos en el modo que se establezca en los estatutos.
En las décadas de los setentas y ochentas, del siglo pasado se fundaron decenas de cooperativas de vivienda en todo México. Acla-
rando que lamentablemente no todas corrieron con la suerte de llegar a cumplir sus objetivos propuestos, obedeciendo a diversa causa, como lo son las siguientes:
1. Por la falta de una correcta organización y planeación, ya que, en algunas experiencias solamente se contaba con la necesidad de vivienda, pero no se aportaba el suficiente dinero en forma de ahorro común, ni se aportaba el tiempo y el esfuerzo mínimo necesario para lograr verdaderos avances en el proyecto. Esto contando con que verdaderamente se tratara de un proyecto bien definido, con; visión, misión, objetivos, actividades y metas por cumplir y en el que todos los integrantes de la incipiente cooperativa, se comprometieran a trabajar.
Cosa que no siempre se entendía, siendo que lo que sobresalía era la necesidad personal, individual y egoísta por encima de la necesidad común, de ayuda mutua y solidaria.
Algunos socios se comportaban como clientes en lugar de asociados, es decir dueños de la empresa cooperativa y responsables, por lo tanto, de los destinos de la misma.
2. En otras experiencias negativas nos topamos con gente dueña de terrenos, o peor aún, sus representantes legales, que intentaban vender dichos terrenos, sin ser los verdaderos y auténticos dueños o con falsa documentación, lo cual impedía que se realizara la operación de compre – venta por parte de la sociedad cooperativa, como nos pasó en el caso de la Cooperativa de Vivienda 21 de marzo, en el municipio de Santa Catarina, N.L.
3. En otras ocasiones los socios o aspirantes a socios no cumplían con el ahorro sistemático, ni con el trabajo mínimo fijado por la organización, o de plano despreciaban la educación cooperativa y las asistencias a las reuniones y asam-
bleas. Es decir, solamente vivían y veían una sola cara de la moneda, la de los derechos, pero no la de las obligaciones y compromisos para con su sociedad cooperativa. Y
4. Por falta de una verdadera y desinteresada asesoría, que orientara y guiara los pasos, desde sus inicios, hasta la conclusión del proyecto cooperativo. En ocasiones caían en manos inexpertas, o de líderes sindicales, partidos políticos, gobiernos municipales o centaveros sin escrúpulos, que hacían que los proyectos de las cooperativas de vivienda no llegaran a feliz término, provocando desánimo entre la población y mala fama al movimiento cooperativo, que es noble y bueno cuando se sabe aplicar correctamente.
A continuación, presentaremos brevemente algunas de las cooperativas de vivienda existentes en el área metropolitana de Monterrey, concretamente en los municipios de San Pedro Garza García y Santa Catarina, N.L., y una más en Ciudad Guzmán, Jal. ya que son con las que de alguna forma hemos tenido conocimiento directo, por medio del testimonio de; parientes, de amigos o como socio y/o fundador de algunas de ellas.
Al final de este capítulo incluimos la experiencia cooperativa de Palo Alto, mediante un escrito del Arq. Abrahán Rodríguez Buendía.
Lista de cooperativas, sin pretender presentar a todas las existentes, solamente con el propósito de ilustrar el presente capítulo, es que describimos brevemente a las siguientes:
1. Pro Vivienda Tampiquito. 2. Cooperativa de Vivienda La Unión 3. Cooperativa de Vivienda Valle de Santa Catarina. 4. Cooperativa de Vivienda de Ciudad Guzmán, Jalisco. 5. Cooperativa de Vivienda Palo Alto, Cd. De México.
1.- Pro Vivienda Tampiquito.
La primera de la lista, fundada en el año de 1970, en San Pedro Garza García, Nuevo León, ubicada en el barrio de Tampiquito, a unas cuatro calles al sur de la Av. José Vasconcelos.
Durante el proyecto y mediante el sistema de auto construcción, lograron edificar setenta viviendas, para igual número de socios, que en su mayoría eran obreros, trabajadores de la construcción, trabajadoras domésticas, en general gente de bajos recursos y que en ese tiempo no contaban con acceso a créditos bancarios, por lo que carecían de vivienda propia.
Al principio su ideal era el de ahorrar para llegar a adquirir terreno para ahí poder construir su propia vivienda, lo que tenían era deseos, planes, necesidades comunes, comenzaron por ahorrar en común, platicar y soñar en tener casa propia, digna y apropiada para su familia.
Se contactaron con el Sr. Miguel Verduzco, Empresario Católico y de buen corazón, para que les ayudara y asesorara en la compra del terreno adecuado a sus necesidades. Se dieron a la tarea de buscar por aquí y por allá, hasta que localizaron el predio que al fin se decidieron, que es el actual en donde se localiza la colonia Cooperativa Tampiquito.
En una reunión el Sr. Verduzco les dijo categóricamente; terrenos no, porque al final cada quien construirá según sus posibilidades por lo que algunos se quedarán solamente con unos cuantos blocks, mientras que otros avanzarán más rápidamente.
Trabajaremos en auto construcción, pero primero nos constituiremos como una Sociedad Cooperativa de Vivienda, para estar bien organizados y así garantizar la ejecución del proyecto. Contando con una base legal, con personalidad jurídica y con la confianza de los asociados y de las autoridades.
La base de su capital de trabajo fueron sus ahorros, pero obviamente se vieron en la necesidad de recurrir a un crédito bancario. Fue precisamente el ya citado Sr. Verduzco quien intervino a favor de la Cooperativa, atravesando como aval su Fábrica para conseguir el crédito necesario para avanzar en la construcción de las 70 casas.
Aunque se tardaron varios años en realizar el proyecto, al final lograron lo imposible, gracias al esfuerzo colectivo, la ayuda mutua y bajo el esquema de la Doctrina Cooperativa y la Auto construcción.
Con un ahorro mensual de $40 al mes y mano de obra obligatoria de 12 Hrs. por semana de parte de cada socio, fueron avanzando en la construcción de las casas. Se contrataba mano de obra externa, lo menos posible, principalmente en los trabajos especializados, pero los socios iban aprendiendo en dos líneas; en la doctrina cooperativa, sus valores, los principios cooperativos, organización y gobierno, etc. Lo mismo que en los distintos trabajos de albañilería, soldadura, plomería, electrificación y otros más, necesarios para la construcción de la colonia cooperativa.
Al final el costo aproximado por vivienda fue de $35, 500.00 y cuando cada asociado terminó de pagar su deuda, fueron a escriturar para que cada uno, adquiriera sus escrituras.
Desde sus primeros avances, empezaron a acercarse personas interesadas en comprar casas, por lo que se les explicaba que no estaban en venta, y que se estaban construyendo para los Socios de la Cooperativa. Fue entonces cuando se empezaron a anotar y dejar sus datos generales, con el propósito de replicar la experiencia, que resultó exitosa en todos los sentidos, así como novedosa para esos años.
Fue así como se consolidó un nuevo proyecto, que se realizó en terrenos de La Fama, Santa Catarina, N.L., experiencia que al paso del tiempo se transformó, en la llamada Cooperativa de Vivienda La Concordia.
2.- Cooperativa de Vivienda La Unión, S. C. L.
Proyecto cooperativo de vivienda ubicado en el municipio de Santa Catarina, N. L. en las faldas del Cerro de las Mitras, bajo el sistema de autoconstrucción, se lograron la edificación de una colonia cooperativa con doscientas viviendas y dotando a la colonia, con los servicios básicos de; drenaje sanitario, agua potable, pavimentación de todas sus calles y red eléctrica que incluyó el alumbrado público, fue fundada en el año de 1982. Y se replicó, contando con los dos antecedentes exitosos; La cooperativa de Tampiquito y la de La Concordia.
En el capítulo 4 ahondaremos ampliamente en su historia, incluyendo el testimonio de sus protagonistas y actores principales, es decir; socios, directivos y sus familiares, quienes participamos durante su desarrollo y construcción de dicho proyecto.
Cooperativa fundada y constituida legalmente el 1° de mayo de 1997, que consistió en la lotificación y la introducción de servicios, para lograr beneficiar a 44 socios, e igual número de familias. Experiencia que describiremos a detalle en el capítulo cinco, del presente libro. Pero es bueno decir que el efecto multiplicador se dio, ya que la necesidad de vivienda es constante, aunque actualmente existen mejores condiciones para acceder a una vivienda popular, pero nunca con la misma calidad y a bajos costos, como se logran obtener mediante el sistema cooperativo.
Toda la información, que en seguida anotamos sobre esta experiencia, la tomamos de dos fuentes escritas; 1º. PROVIPO Y LA VIVIENDA… HICIERON LA LEYENDA, Memoria histórica de la lucha de PROVIPO, Pedro Mariscal y José Andrés Medina, 2º. PROVIPO, UNA LUCHA POPULAR POR LA VIVIENDA, coedición PROVIPO Y PUEBLO.
Este material nos lo proporcionaron unos buenos amigos, que participan y viven actualmente en esta colonia, a quienes agradecemos por brindarnos dicho material, y principalmente su amistad, ellos son; Lolis Maldonado y Enrique Alonso Ríos.
Cooperativa localizada en Cd. Guzmán, Jalisco, que es conocida como colonia PROVIPO (Pro vivienda popular) ubicada al poniente de la ciudad; entre las calles Manuel M. Diéguez y Nicolás Bravo; Eulogio Parra y José Vasconcelos Calderón, surge en el año de 1980 como producto de un movimiento social impulsado por un grupo de individuos con ideologías, oficios y extractos socio-culturales distintos. Pero con necesidades similares que se identifican y encuentran en esta organización la fuerza para lograr satisfacer su demanda de vivienda digna.
Lograron la autoconstrucción de ciento ochenta más uno de pies de casa, urbanización y dotación de servicios de la colonia y principalmente organización social, crítica y combativa.
Durante los años finales de la década de los sesentas y principios de los ochentas, hubo en Ciudad Guzmán un importante déficit en la oferta de vivienda de bajo costo, ya que no existían organismos, mecanismos o programas que ofertaran vivienda de interés social que pudiesen adquirir las personas que laboraban en; el campo, la construcción, en talleres mecánicos o de manera eventual, o empleados de confianza. O los que no contaban con afiliación al Seguro Social, o con ingresos suficientes para comprar o construir, por cuenta propia una vivienda digna para sus familias.
El nacimiento de PROVIPO como organización popular tiene su origen en los grupos eclesiales de base, pertenecientes a las diversas Parroquias de la ciudad, en donde, al convivir y establecer relaciones de amistad, sus impulsores se dan cuenta de que la mayoría de las personas que acudían a estudiar la Biblia, eran matrimonios jóvenes que no contaban con una casa propia.
Dadas las condiciones existentes en aquella época, se antojaba difícil tener una vivienda propia, por lo cual surge la inquietud de conocer realmente en qué condiciones estaba la población de la ciudad con respecto al tema de la vivienda, cuántas personas estaban en una situación similar a la de ellos. Una vez que conocen su realidad deciden organizarse y luchar unidos, por y para conseguir un terreno donde construir sus viviendas.
Una vez que se difunde en los municipios de la región sur, del estado de Jalisco, el exitoso modelo de organización de los colonos de PROVIPO. Varios representantes de otras organizaciones se ponen en contacto con los integrantes de este grupo, con la finalidad de solicitar orientación y asesoría para lograr la consecución de objetivos similares, es decir, la vivienda y la conformación de cooperativas de producción y/o de consumo.
Fueron varios los casos donde existe una historia de vínculos solidarios entre la Colonia PROVIPO y otras organizaciones que lograron sus propósitos mediante la asesoría recibida por el equipo promotor-coordinador de esta experiencia de lucha. En el escrito de PROVIPO, encontramos que presentan la cronología de la experiencia, dividida en seis apartados, que son los siguientes:
1. Antecedentes, febrero -octubre de 19822. Etapa organizativa, octubre de 1982 a octubre de 1983. 3. La lucha por un terreno, de febrero a julio de 1983. 4. Crisis de la organización, de julio a septiembre de 1983. 5. Lucha legal, octubre de 1983 a abril de 1984. 6. Proceso de autoconstrucción, de mayo del 1984 a marzo de 1985.
Sin restarle importancia a las primeras cinco etapas, dadas las características del presente libro, nos enfocaremos únicamente a la sexta etapa del presente material.
Del llamado proceso de autoconstrucción, citamos la siguiente descripción. El 10 de mayo de 1984 se dieron a conocer, en asamblea general, los criterios que se debían de seguir para una buena organización en el trabajo, el cual se desarrollaría por medio de brigadas, bajo los siguientes criterios.
Acudir a trabajar puntualmente. Incrementar el ahorro personal. Quien no aporte trabajo físico, no puede ser sujeto de crédito. Asistencia periódica a las reuniones de su núcleo. Tomar en cuenta la aportación de las mujeres.
Se reafirmaron las funciones del jefe de brigada, así como el compromiso de los socios para complementar el 10% del enganche de su vivienda con aportación en trabajo, el otro 10% por medio del ahorro en efectivo.
Con fecha 21 de mayo de 1984 arranca oficialmente el período de 8 meses marcados en el calendario de obra, establecido con FONHAPO (fideicomiso fondo nacional de habitación popular), para terminar el proyecto de autoconstrucción de 180 pies de casa y la introducción de servicios de luz, agua y drenaje.
Inicio de las obras
La obra dio inicio con la construcción de la bodega, excavación de pozos para la extracción del agua necesaria, limpia de terreno, trazo de los primeros pies de casa y acopio de ladrillos y arena. El primero de julio de 1984, se llevó a cabo una asamblea general con el objetivo de evaluar el trabajo realizado hasta ese momento. Hubo dinámicas grupales con el propósito de que se viera la importancia de los siguientes aspectos:
Que el trabajo fuese parejo. La disciplina en las brigadas. La importancia de la comunicación entre las instancias internas de la cooperativa.
El desarrollo de esta asamblea fue en dos partes: por principio de cuentas se informó del avance en la construcción en los primeros pies de casa, el enganche que debía pagarse y las aportaciones en trabajo de cada uno de los socios, así como de la explicación de los materiales que se utilizaban en la obra. Esta última estuvo a cargo del equipo asesor y los sobrestantes.
La segunda parte de la asamblea fue de información financiera del crédito y del fondo social, las comisiones de finanzas respondieron las preguntas que se formularon.
Los acuerdos tomados en la asamblea fueron; trabajar más procurando no cometer errores, hacer a un lado las diferencias, incrementar el ahorro, etc. Todo lo anterior con el firme propósito de concluir la obra en los mejores términos posibles.
Continuaron una serie de dificultades a las que tuvimos que enfrentarnos, por lo que se tuvo que hacer una intensa labor de animación para que todos aportaran más horas de trabajo. Durante este tiempo se contó con la valiosa colaboración, totalmente gratuita y desinteresada, del Ing. Carlos Rodríguez, mismo que estaba realizando una obra en la ciudad y fue él quien se encargó de la elaboración de los planos faltantes, así como de supervisar la obra hasta su término.
Para darle mayor continuidad y efectividad al trabajo por aportación, se encausó el trabajo de los socios a los colados, a la nivelación de los pisos, a cubrir zanjas y drenajes, a la elaboración de firmes. Estos fueron los trabajos no especializados que el grupo desempeñó hasta el término de la obra.
Es importante mencionar aquí la participación de la Mujer, pues desde el inicio de la conformación del grupo y hasta en la obra misma, fueron ellas las que más constancia tuvieron para el trabajo y las que nunca se desanimaron.
La cooperativa y la burocracia.
Además de los problemas propios de la obra, la cooperativa tuvo que enfrentar a la burocracia en las distintas oficinas gubernamentales. En muchas de esas oficinas de gobierno, sus funcionarios desconocían el trato que debían dar a una instancia como a las cooperativas. Esto sucedió; con Hacienda, el IMSS, Planeación del Estado y el mismo FONHAPO, entre otras.
Vale la pena mencionar que en el FONHAPO hubo funcionarios, que, si bien no tenían experiencia en tratos con cooperativas, apoyaron a Provipo hasta en sus horas libres.
Adjudicación de pies de casa a los socios.
Fue el 23 de diciembre de 1984 cuando dio inicio la adjudicación de los pies de casa a los socios. Esta adjudicación se hizo en base a un escalafón meritorio, elaborado por una comisión nombrada por representantes. El escalafón contenía criterios que contemplaban: antigüedad, asistencia a reuniones, participación a reuniones, participación en comisiones, trabajo y ahorro.
A cada aspecto se le asignó un valor numérico y con base en los registros correspondientes a cada uno de los socios, se hizo la sumatoria y se ordenaron en grado descendente los nombres de los integrantes con derecho a vivienda. De esta manera cada uno de los socios escogía el pie de casa de la zona de la colonia que más le convenía.
Después de mucho trabajo físico y de organización, se logra finalmente terminar la obra, en la primera quincena de marzo de 1985, con un saldo negativo de $2, 660, 000.00 (Dos millones seiscientos sesenta mil pesos) que FONHAPO cobró por atraso de obra.
La mayor parte del trabajo organizativo recayó en el Consejo de Administración, los representantes y las comisiones. Mención es-
pecial merece el ingeniero Carlos Rodríguez, que desde un principio que se comprometió a trabajar por el grupo, demostró profesionalismo y deseos de que no se nos atrasara la obra, además de que su asesoría, en ningún momento representó gasto alguno para la cooperativa.
En los últimos meses de la obra, los socios de la cooperativa habían disminuido, de 180 integrantes a tan solo 110, por tal motivo fue necesario promover el ingreso de nuevos socios, con el propósito de no dejar ningún pie de casa sin dueño y así mantener el costo unitario.
Obviamente las condiciones para los nuevos fueron diferentes, pues se les exigió el pago total del enganche en efectivo. Quienes tuvieron las posibilidades económicas para cubrir este importe, se beneficiaron con un pie de casa sin haber vivido la experiencia de la parte organizativa de la agrupación, ni de haber participado en el proceso de autoconstrucción.
Celebración final
Para celebrar la coronación del esfuerzo colectivo de estos tres años de lucha, trabajo y organización, se decidió hacer una marcha por la ciudad con el fin de informar al pueblo los logros de Provipo. Esto se hizo el día 23 de marzo por la tarde.
Al día siguiente continuaron los festejos con la inauguración de la colonia, las principales actividades que se desarrollaron fueron: Misa, juegos deportivos, comida en grupos, festival popular y baile. Compartieron la alegría de estos eventos, personas que formaban parte de organizaciones básicas y de grupos amigos, que siempre apoyaron la lucha de Provipo.
Observaciones
Un aspecto importante fue que la información se compartía de manera horizontal. Esta se daba cada martes en la reunión de repre-
sentantes y se llevaba a cada núcleo mediante un acta que se leía y se estudiaba de manera colectiva. Al término de su análisis, se regresaban las observaciones y/o propuestas a la instancia de representantes. Aun con esta forma de compartir la información, el análisis y las propuestas de solución a las problemáticas, siempre se presentaron dudas y desconfianza en algunos socios.
Las informaciones y sugerencias para el trabajo, como vía de correspondencia entre representantes y núcleos, resultó ser un auténtico ensayo de democracia en donde las decisiones no se dieron de manera vertical, sino que se dieron en un sentido más de igualdad, sin descontar que se tomaron decisiones por necesidad y a criterio de los Consejos y Comisiones.
Del trabajo desempeñado como cooperativa, se puede mencionar el de la instancia del Consejo de Administración. Este siempre se desarrolló en coordinación con el núcleo de representantes.
La Comisión de Educación siempre trabajó de manera independiente, aunque ligada al consenso de la organización. Su dinámica consistía en elaborar materiales de educación cooperativa y de organización popular, para luego llevarlos a los representantes, estudiarlos y luego de aprobados se mandaban a cada núcleo para su estudio y análisis.
El aspecto de educación popular, aunque estuvo siempre presente, no fue posible que se atendiera al cien por ciento, ya que las condiciones fueron muy adversas, por ejemplo, el cansancio natural en la mayoría de la gente, misma que al término de su jornada de trabajo en la colonia, y no quería saber nada de temas de estudio o análisis. Por tanto, este contexto nos lleva a preguntarnos a lo interno: ¿Continuará con una línea de organización popular la cooperativa?, ¿Seguirá siendo la instancia de representantes, el pilar de la cooperativa?
5.- Cooperativa de Vivienda Palo Alto.
Cuando se habla de cooperativas de vivienda en un contexto cotidiano es común que no se entienda como una de las maneras que existe para acceder a una vivienda adecuada. Es decir, es una forma de libre organización en la cual la cooperación, la ayuda mutua y el derecho de uso son las claves para alcanzar y satisfacer ese derecho humano. Son además uno de los tipos de cooperativas que existen, junto a las más conocidas de producción, de servicios y las de ahorro y préstamo.
Las cooperativas podrían también confundirse con aquellos términos anglosajones, actualmente tan en boga, que llevan el prefijo con-: con, con o sus castellanizaciones: covivienda habitación. Pero guardan varias diferencias, siendo la primera que las cooperativas de vivienda tienen, co - una historia mucho más larga.
Surgen en Europa desde el siglo XIX y es ahí donde cuentan con una mayor formalidad y apoyo desde las políticas públicas, donde son reconocidas como una manera normal de producir vivienda social.
La clave de las cooperativas radica en que la propiedad de la vivienda es de la organización como conjunto y no de los habitantes o socias y socios, estos no son propietarios individuales, pero sí tienen de manera individualizada el derecho de uso, el cual es vitalicio y transferible: se puede heredar. Es decir, tienen derecho a usar la vivienda, pero no a venderla.
Por ello, el derecho de uso es más asequible que una renta normal o un crédito de compra de vivienda privada. Pero este derecho debe pagarse, pues de ahí deben solventarse los créditos que existen para la producción de las viviendas, para comprar el suelo, hacer los proyectos, permisos, etcétera.
En Suecia, por mucho el modelo más exitoso y sofisticado de Europa, existe un sistema donde se puede vender y comprar ese de-
recho de uso (que no la propiedad, el valor de ambos es distinto) mediante un sistema de subastas reguladas por el gobierno.
Pero el caso mexicano es bien distinto. Como antecedente mencionemos que en los países escandinavos el parque habitacional creado por cooperativas llega a alcanzar hasta el 30% del total de viviendas. Cifra altísima si la comparamos con el 5% que alcanza Uruguay, el país latinoamericano que encabeza por mucho la lista en nuestra región.
México y las cooperativas de vivienda
Aunque existen algunos antecedentes muy interesantes de primeros intentos de cooperativas de vivienda en el siglo XIX,es hasta el Cardenismo cuando surgen las condiciones sociales y políticas que concretaron una ley de cooperativas que incluía a las de vivienda, la de 1938.
En ella se establecían las bases para darle viabilidad a las mismas, sin embargo, las priorizadas durante esos años fueron las cooperativas de producción. Así que las cooperativas de vivienda vendrían a ser promovidas por actores distintos al estado y a las cooperativas y corporaciones obreras de aquellos años.
Vendrían de la sociedad civil, en algunos casos de la mano de organizaciones cristianas, vinculadas a la izquierda en los años sesenta y de las incipientes organizaciones no gubernamentales del país. Siendo la primera generación de COPEVI A.C. la organización más destacada en este proceso, liderada por Enrique Ortiz.
Pero el protagonismo de este proceso está en los grupos de habitantes, mujeres y hombres que fueron en sus familias, la primera que, asesorados por los actores antes mencionados, conseguirían pasar de la vivienda precaria y en las peores condiciones del México de los años 70, a una vivienda adecuada, no sin un proceso de lucha, largo y difícil. Porque las primeras cooperativas no contaban con políticas públicas de apoyo más allá del mero reconocimiento legal de su existencia.
Aquí aparece la Cooperativa Palo Alto, nombre oficial “Unión de Vecinos de Palo Alto”, que entre 1969 y 1972 logra organizarse para adquirir el suelo donde ya vivían; una mina de arena agotada, cuyo dueño original de apellido Ledezma, una especie de Pedro Páramo, pero urbano, quien buscaba expulsarlos después de emplearlos como mineros y cobrarles por más de 30 años una renta por vivir en casas de cartón.
No es la única Cooperativa de Vivienda de México, pero, por su historia, su ubicación en la Ciudad de México, en el kilómetro catorce de la carretera México-Toluca, es la más representativa de
las cooperativas de vivienda en México.
COPEVI A.C. asesoraba al mismo tiempo y con condiciones muy similares a otro grupo en el Estado de México, se llamaba Cananea, pero aquel fracasó y no logró lo que los vecinos de Palo Alto sí. Ellos experimentaron las primeras formas de financiamiento del entonces INDECO (Instituto para el Desarrollo de la Comunidad y la Vivienda Popular) a la producción social de vivienda y después con la SAHOP (Secretaría de Asentamientos Humanos y Obras Públicas), que dio créditos blandos para la construcción de las viviendas, continuando el proceso por etapas y mediante sorteo a los socios y socias.
Esta última secretaría incluyó un programa de apoyo a las cooperativas de vivienda en el programa nacional de vivienda de 1979. Aquí conviene mencionar una característica del modelo de la mayoría de las cooperativas de vivienda mexicanas y que las hace diferentes de las europeas o de las uruguayas (allá la ley es de 1968). En las bases constitutivas de las mismas se establecía que las cooperativas existirán como tal hasta conseguir su objeto principal: dotar de vivienda adecuada a sus socios y socias.
Una vez alcanzado este fin, la cooperativa debía terminar su existencia como tal y ceder el paso a la propiedad privada individual.
Así existen edificios de vivienda colectiva en el centro de la ciudad o conjuntos de vivienda popular en la periferia, que lucen como los otros, pero que en su origen fueron una cooperativa de vivienda.
Esta característica mexicana hizo, como señala Gustavo Romero (también parte de la primera versión de COPEVI A.C.), que el gobierno de aquellos años (1976-1982) las utilizara para aprovechar la mano de obra de los y las habitantes, en autoproducción, sólo para llegar a las cifras y metas de los programas de vivienda, a la vez que los alejaba del proceso democrático de organización vecinal intrínseco de las cooperativas.
Ese también era el destino de Palo Alto, volverse una colonia popular como las demás del poniente de la ciudad, pero la historia le tenía preparado un camino diferente. Al estar ubicada en una zona que después de los sismos de 1985 se volvería de muy alta renta en la ciudad, sufriría los primeros intentos de despojo por la presión directa de promotores y desarrolladores.
Estos intentos eran muy diferentes a los del cacique urbano de los años 70, eran los del inicio de las políticas neoliberales que dieron un impulso decisivo al desarrollo inmobiliario. De manera directa e indirecta, el cambio en el precio del suelo de la zona promovió acciones concretas que cambiarían el proceso de Palo Alto, el cual se encontraba a punto de iniciar su quinta etapa de vivienda, es decir, no habían terminado con su objeto principal de dotar con casas a todos sus socios y socias, llevaban alrededor de 325 viviendas producidas en cuatro etapas.
Y en 1988 una casualidad ocurrió, la entonces Secretaría del Trabajo, responsable de llevar el registro de las cooperativas en el país, anunció que perdió de sus archivos el acta de la cooperativa, coincidencia que ocurrió justo antes de iniciar el desarrollo del conjunto Arcos Bosques, conocido popularmente como “el pantalón”, ahora vecino de Palo Alto.
Acto seguido, un grupo de socios quiso desconocer a la cooperativa para exigir que los terrenos fueran vendidos a algún promotor o desarrollador. Corriendo el rumor de que la falta del registro los dejaba en el “limbo”, lo cual es falso o fuera de derecho, promovieron un conflicto al interior de la comunidad que terminó con la salida de 35 familias que querían la venta de todo el suelo, en 1996 se inició un juicio larguísimo que se extiende hasta el presente.
Me parece importante remarcar la ironía de esta curiosa forma de la promoción del cooperativismo de los disidentes (así son llamados por la asamblea de cooperativistas), porque el juicio extendió la vida de Palo Alto como cooperativa. Si hubieran dejado concluir la quinta etapa de viviendas, cuyos créditos estaban ya aprobados, existía la posibilidad de que el objeto de la cooperativa se hubiera alcanzado ya hace años, serían ahora propiedad privada y la gentrificación hubiera hecho el resto y hoy habría un desarrollo de alta renta en ese terreno. Pero no fue así y la cooperativa resistió todos estos años.
Palo Alto y su proyecto a futuro
Los fallos de los jueces han reforzado el derecho a la vivienda y han notificado a los disidentes que deben dejar a la cooperativa seguir sus estatutos, esos que habían intentado desconocer, y no basarse en el precio del suelo en la zona para su proceso de salida de la organización. Es un triunfo para la cooperativa de vivienda, ahora se discute en tribunales la manera en la que se hará ese procedimiento.
Hoy, Palo Alto explora una nueva etapa en la que busca mantener el modelo como en Suecia, es decir, funcionar como cooperativa más allá de cumplir con el objeto de dotar de vivienda a sus socias y socios.
Al mismo tiempo se articula en la Coordinadora de Cooperativas de la Ciudad de México “Chicoace Calli”, junto a las otras cooperativas de vivienda de la capital: Yelitza, Tochan, Tollan, Guendaliza’a y Buenavista.
A su vez, esta coordinadora forma parte de la organización regional COCEAVIS (Coordinadora Centroamericana Autogestionaria de la Vivienda Solidaria), que incluye a todos los países centroamericanos y son apoyados también por la FUCVAM (Federación Uruguaya de Cooperativas de Vivienda por Ayuda Mutua), que aporta su experiencia para promover las cooperativas de vivienda en casi toda Latinoamérica.
Este proceso es también apoyado por el centro cooperativo sueco We Effect, con el fin de crear un centro de formación de cooperativistas en Palo Alto, abierto al público en general, a finales de este año. Como Luis Márquez y Fabiola Cabrera, coordinadores de esta iniciativa al interior de la cooperativa repiten: “No hacen falta cooperativas, hacen falta cooperativistas”.
Esta modalidad de fomento a la vivienda social puede tener una oportunidad en México si se articulan varios actores y se alinean varias causas. Hasta el año pasado la cartera vigente de las SOCAPS (Sociedades Cooperativas de Ahorro y Préstamo) sólo tenían el 7% de la misma en financiamiento hipotecario. Esta modalidad puede cubrir un sector que no se encuentra en la cobertura de otros productos financieros o que esta fuera de Infonavit y Fovissste.
La pregunta ahora es si con la 4T existirán, como ocurrió en tiempos de Lázaro Cárdenas, las condiciones sociales y políticas para la creación de una ley que incluya a las cooperativas de vivienda en la Ciudad de México y en el país. Desde la cual sean respaldadas y se desprendan políticas públicas apropiadas, que no dejen solas las iniciativas de las comunidades, se fortalezca esta alternativa de fomento a la vivienda adecuada y contribuyan al crecimiento económico de México desde esta senda social y solidaria.