IBIZA&FORMENTERAmagazine 21 | 22
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“Entiendo que el confinamiento haya devuelto a muchas personas a una experiencia del pasado, porque ciertamente la tranquilidad y el silencio ya son cosas muy antiguas”
Tanto en Las transiciones como en Enfermos antiguos y, por supuesto en Los extraños y Experiencia y pobreza, aquellos que vienen y van – porque regresan después de muchos años o llegan por primera vez a la isla– suelen sacudir la trama. ¿Necesita una sociedad cerrada los imprevistos que siempre provocan las visitas? Así es. El turismo en Ibiza ha derivado en lo que ha derivado, no voy a entrar en esto. Pero sí voy a decir que, al contrario que ahora, hubo un tiempo en que también se podía aprender de los turistas algo valioso. No sólo de los turistas, sino en general de casi todos los que venían de otro lugar y se instalaban aquí. Todos aportaban algo. Y esto fue muy importante, me parece, para esta sociedad ensimismada. Hubo un intercambio provechoso, porque la mayoría de los venían también regresaba a su lugar de origen habiendo aprendido algo importante de la isla. En cierto modo, podría decirse que en algunos de mis libros narrativos está muy presente este intercambio.
Durante el confinamiento por la pandemia, un payés de unos sesenta años que vive cerca del aeropuerto me dijo que la tranquilidad que se respira en su casa desde que se apagó el ruido de los aviones y los coches le transportaba a su niñez. ¿El paisaje de isla ha recuperado ese aspecto “misterioso y reservado” que cautivó a Walter Benjamin y otros tantos extranjeros que viajaron a Ibiza a principios de los años treinta? ¡Ya hace casi cien años que Benjamin dijo aquello…! Ibiza es hoy, probablemente, el lugar menos misterioso y reservado del mundo. Y, desde luego, el más ruidoso. El paisaje de Ibiza ya no tiene nada que ver con lo que fue hace cien años, ni siquiera con lo que era hace quince. En realidad, puede decirse que ya no queda ni un solo rincón de la isla a salvo de la ‘marca’ Ibiza, con su contaminación lumínica y acústica. Entiendo que el confinamiento haya devuelto a muchas personas a una experiencia del pasado, porque ciertamente la tranquilidad y el silencio ya son cosas muy antiguas.
In both Las transiciones [The Transitions] and Enfermos antiguos, and of course in Los extraños [The Strangers] and Experiencia y pobreza [Experience and Poverty], those who come and go— because they return after many years or they arrive to the island for the first time—usually stir up the story. Does a closed society need the unexpected events always caused by its visitors? That’s right. Tourism in Ibiza has led to what it has led to; I won’t get into that. But I will say that unlike today, there was a time in which you could also learn something valuable from the tourists. Not just from the tourists, but rather in general from almost everyone who came from somewhere else and settled here. They all brought something to the table. And that was very important, I think, for this self-absorbed society. There was a rewarding exchange, because most of those who came here also returned to their places of origin having learned something important from the island. In a certain way, you might say that exchange is very present in some of my narratives.
During the pandemic lockdown, a sixty-year-old farmer who lives near the airport told me that since the plane and car traffic noise stopped, the peace and quiet that he’s been feeling in his house has taken him back to his childhood. Has the island’s landscape recovered that “mysterious and reserved” essence that captivated Walter Benjamin and many other foreigners who travelled to Ibiza in the early 1930s? It’s been nearly a hundred years since Benjamin said that…! Today, Ibiza is probably the least mysterious and reserved place in the world. And it certainly is the noisiest. The landscape of Ibiza is nothing like what it was a hundred years ago; it isn’t even anything like what it was fifteen years ago. You might say that there is no longer a single corner of the island that has managed to escape the Ibiza “brand”, with its light and noise pollution. I understand that the confinement may have taken many people back to a past experience, because there’s no doubt that peace, quiet and silence are now things of the distant past.