La Jornada Ecológica

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Directora general: Carmen Lira Saade Director fundador: Carlos Payán Velver Director: Iván Restrepo
marzo 2023 262 Números anteriores Correos electrónicos: ivres381022@gmail.com • estelaguevara84@gmail.com e co l og l ca Porla Amazonia yporlavida
Editora: Laura Angulo

Presentación

Antes de que a principios de octubre pasado se celebrara la primera vuelta de la elección presidencial en Brasil, los líderes indígenas de la Amazonia advirtieron que, de ganar Jair Bolsonaro, sería lo peor que le podría pasar a dicho país y al tesoro más importante y necesario para regular el clima del planeta. Y es que todas las proyecciones de los especialistas advierten que una pérdida de 20 a 25 por ciento de la cubierta forestal del pulmón verde de la Tierra sería fatal.

Desde que Bolsonaro llegó al poder en 2019, las tasas de deforestación aumentaron, luego de años de reducción gracias al Plan de Acción para la Prevención y el Control de la Deforestación y a otras medidas establecidas durante los gobiernos de Luiz Inácio Lula da Silva y Dilma Rousseff.

Buena parte de la deforestación se debe a los incendios, la mayoría causados intencionalmente por quienes desean plantar sus intereses en la selva. Nada hizo Bolsonaro para detenerlos. Él no cree en el cambio climático y considera a la Amazonia como fuente de recursos económicos que deben explotarse en bien de Brasil. Por eso, sus iniciativas y su tolerancia para establecer en ella actividades agropecuarias, madereras y mineras.

Esa expansión se ha dado vía la invasión de las tierras de las comunidades indígenas, que saben convivir con la naturaleza y conservarla. Y además, asesinando a los líderes que han encabezado las protestas por la invasión del hombre blanco; el cual, con bandas criminales a su servicio, impone su ley.

A lo anterior se suman autoridades ambientales y de control menguadas por falta de fondos, el incumplimiento del Plan de Acción para Prevenir y Controlar la Deforestación en la Amazonia y los cambios en el consejo ambiental para dicha región.

Cabe advertir que la Constitución brasileña garantiza la integridad de los pueblos originarios y su derecho a la tierra. Sin embargo, sus territorios son los más deforestados ilegalmente

Para fortuna de Brasil y el medio ambiente del planeta, Lula da Silva fue elegido presidente. Ha prometido acabar con la minería ilegal. También afirma que no es necesario derribar en la Amazonia un árbol para plantar soya o maíz o para criar ganado, actividades fomentadas por Bolsonaro.

Otras medidas que promoverá para proteger la selva son:

Un arcoiris se forma en la aldea de Xihopi, en Brasil

Foto: Christian Braga/ ISA

€ Recuperar todas las instituciones o instrumentos que se establecieron para combatir la deforestación en la Amazonia y que fueron desmontados por el gobierno de Bolsonaro.

€ Promover el desarrollo sustentable de las comunidades que allí viven desde hace muchos siglos.

€ Para proteger esa inmensa selva, colaborará con los países vecinos y construirá asociaciones internacionales, en pro de la gran Amazonia.

te) representa casi la mitad de la bancada. Negociar con seis de los nueve gobernadores de la Amazonia con vínculos estrechos con el ultraderechista mandatario.

Además, reconstruir la agencia de protección al ambiente y la de los indígenas. Estuvieron dirigidas por personas cercanas a la agroindustria, que desde hace tiempo presiona para que se legalice el despojo de tierras y se opone a la creación de áreas protegidas, como son los territorios indígenas.

Foto en portada: Programa de Paisajes Sostenibles de la Amazonia (ASL)

€ Que funcione cabalmente el nuevo Ministerio de Asuntos Indígenas, encabezado por una indígena. Para cumplir las promesas anteriores, Lula da Silva tendrá que mejorar la aplicación de las leyes de protección al ambiente, enfrentar a un Congreso hostil, donde el sector agroindustrial (afín a Bolsonaro y partidario de relajar las leyes en pro del ambien -

Este número de La Jornada Ecológica incluye diversos textos sobre la situación imperante en la Amazonia y los desajustes de todo tipo que ya existen allí. Y cómo el presidente del país más extenso y poblado de América Latina tendrá que luchar contra quienes ostentan el poder económico, militar, religioso y de comunicación. Los vencerá si con sus políticas logra el apoyo mayoritario de los brasileños.

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Iván Restrepo Director de La Jornada Ecológica

Estamos en un momento ambiental crítico. Nuestros hábitos de vida están llevando al planeta al borde de la extinción, pues en 208 días del 2022, la humanidad terminó con el capital natural disponible para los 365 días del año. Por eso, en el Día de la Amazonia te damos cinco razones que demuestran la importancia de proteger esta región: Estas cinco razones demuestran lo importante de la Amazonia y sus áreas protegidas y por qué deberíamos empezar a actuar para su conservación:

€ Alberga miles de especies: Según datos del Instituto Sinchi, puede haber aproximadamente más de 3 mil especies de fauna y más de 17 mil 531 especies de flora en los departamentos Amazonas, Caquetá, Guanía, Guaviare, Meta, Putumayo, Vaupés y Vichada que componen la región amazónica colombiana.

€ Es el refugio de muchísimas especies en peligro de extinción: la lista de amenazas que enfrentan especies nativas de esta región, como los delfines de río y los jaguares, es sumamente extensa: la minería ilegal, expansión de la frontera agrícola, sobrepesca, cacería y deforestación acaba con la biodiversidad y el refugio de especies sombrilla que habitan el territorio.

La red de áreas protegidas de los países amazónicos genera un sistema de conectividad biológica que permite su protección.

€ Ayuda a mitigar la crisis climática: aunque para la mayoría de personas que

vivimos en las ciudades, el bosque amazónico suena distante y ajeno, nuestra relación con este ecosistema es mucho más cercano de lo que pensamos.

La Amazonia no solo es una reserva de carbono, también estabiliza y regula los patrones climáticos regionales y globales, debido a que el vapor de agua que se libera allí genera “ríos voladores” en la atmósfera, que influyen en las lluvias de toda la región.

Para los países andino-amazónicos, la interacción entre las montañas y los bosques domina los patrones climáticos y de biodiversidad.

Te damos cinco razones ¿P

orqué proteger la Amazonia?

€ Sus áreas protegidas son claves en la lucha contra el cambio climático: las áreas protegidas son vitales para ayudar a las comunidades y a la naturaleza a adaptarse al cambio climático, manteniendo o aumentando la salud de los ecosistemas, su integridad y la conexión entre ellos. Éstas pueden amortiguar los impactos de los eventos climáticos extremos y garantizan servicios ecosistémicos como agua potable, y alimentos.

En la Amazonia colombiana existen siete parques nacionales, dos reservas naturales, además del santuario de flora y fauna isla de la Corota, y el sitio Ram -

sar La Cocha, ambos localizados en el departamento de Nariño.

€ Su riqueza está en riesgo: nunca antes en la historia la Amazonia había estado tan amenazada.

La agricultura, la ganadería, la minería y la construcción de infraestructura y represas hidroeléctricas son solo algunas de las actividades que tienen en riesgo la integridad de sus ecosistemas. Aunque las áreas protegidas son escudos para su conservación, esta región ha perdido gran parte de su bosque y esta cifra puede seguir aumentando si no se toman medidas contundentes y efectivas.

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El Día de la Amazonia WWW Reconocida organización defensora de los recursos naturales que siempre toma en cuenta a los grupos humanos Mariposas búho

Introducción: La selva del Amazonas es el hogar de una gran cantidad de especies vegetales, así como de animales que van desde reptiles y anfibios a mamíferos, aves e insectos. De hecho, se trata de un ecosistema donde, todavía al día de hoy, los biólogos descubren especies nuevas y desconocidas cada cierto tiempo, lo que es un buen ejemplo de la gran inmensidad de biodiversidad que alberga.

Objetivos específicos:

€ Reconocer la importancia de la Amazonia para el mundo.

€ Ver las causas y consecuencias de la destrucción de ésta.

€ Descubrir la razón por la cual es llamada el pulmón de la Tierra.

Contenido:

€ Por qué el Amazonas es tan importante y es considerado el pulmón de la Tierra.

€ Causas de la destrucción de la Amazonia.

€ Consecuencias de la destrucción de La Amazonia

La Amazonia y las selvas tropicales, que almacenan entre 90 y 140 mil millones de toneladas de carbono, contribuyen a estabilizar el clima mundial. La selva amazónica por sí sola representa el 10 por ciento de la biomasa total del planeta. Por otra parte, los bosques deforestados son la mayor fuente de emisiones de gases de efecto invernadero. La deforestación para obtener tierras para la agricultura libera gases de efecto invernadero a la atmósfera y desestabiliza el clima.

Adriana de la Barrera

iología para curiosos y para amantes de la ecología B

Brasil se ha comprometido internacionalmente a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 43 por ciento para 2030 en comparación con los niveles de 2005. Para lograr este objetivo, el país se ha comprometido a aumentar la presencia de la bioenergía sostenible en su matriz energética, incluida la reforestación de 12 millones de hectáreas de bosques.

A pesar de que existen algunas áreas protegidas, otras muchas no lo están, y son estas zonas las que sufren de forma más acuciante el daño de las actividades humanas.

Las principales causas de la deforestación del Amazonas son las siguientes:

» Talado comercial

» Cría de ganado

» Cultivo agrícola

» Construcción de carreteras

» Zonas urbanizables

» Incendios forestales, entre otras

¿Qué pasaría si desaparece el Amazonas o si sigue disminuyendo tanto? ¿Cuáles son las consecuencias que ya se sufren? Las consecuencias de la deforestación del Amazonas conllevan muchos aspectos negativos para el planeta y para los que lo habitamos.

Pristimantis sp. es una especie nueva para la ciencia

Foto: Mariela Osorno, Instituto SINCHI

No se puede obviar que, pese a que el área geográfica de la Amazonia se limite a la superficie de nueve países, la realidad es que se trata de un patrimonio que debería conservarse por parte de todos por el bien de las generacio -

nes futuras, de toda la humanidad y por el propio planeta. Por otro lado, además de conllevar la destrucción de uno de los patrimonios fundamentales de la Tierra, también conlleva la destrucción de la biodiversidad que conforma este patrimonio. Debido a la deforestación de la Amazonia, cada vez son más las especies (animales y vegetales) que se ven abocadas al peligro de la extinción, lo que conlleva una reducción significativa de la biodiversidad de la biosfera en su conjunto. Además, la deforestación en el Amazonas implica también el deterioro del “pulmón del planeta”, que cada vez cuenta con una capacidad menor a la hora de absorber

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CO2 de la atmósfera debido a que el volumen de materia vegetal se reduce año tras año considerablemente.

Finalmente, la deforestación del Amazonas conlleva la destrucción del hábitat natural de comunidades humanas que han vivido en armonía en la selva durante miles de años. Las tribus indígenas del Amazonas cada vez están viendo más reducida su área de influencia y, en muchos casos, se ven abocados a tener que vivir en reservas controladas y administradas por los gobiernos locales que, si bien permiten que estas tribus indígenas sobrevivan, conllevan la movilización de grupos humanos de sus tierras originales a otras que no se corresponden con su cultura y sus tradiciones.

Conclusión:

De lo dicho anteriormente podemos sacar en claro que la destrucción de la selva amazónica es un problema gravísimo que no solo afecta a Brasil, Venezuela, Guyana y a todos los demás países por donde se extiende este maravilloso vergel, sino que nos afecta a todos.

Para concluir, baste decir que, si bien los problemas son muchos además de graves, no bastará con el solo emprendimiento de estas organizaciones. Es llegado el momento de que todo el mundo tome conciencia porque la selva no puede esperar y –según los pronósticos más agoreros– de seguir a este ritmo, para el año 2490 no quedará un solo árbol sobre la Tierra.

Entre estos colosos de madera destaca la ceiba o kapok (Ceiba pentranda ), un verdadero titán que puede llegar a medir hasta 70 metros de altura

Cabe aclarar aquí que mucho antes de que eso suceda, tal vez dentro de 50 o 60 años, la

Fuentes: monografias.com ecologiaverde.com

Biología Para Curiosos sgerendask.com

vida será casi imposible. Ojalá que no reaccionemos demasiado tarde.

Foto: Ecología Verde

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La naturaleza está desapareciendo a un ritmo sin precedentes en la historia humana. Así se confirmó en un nuevo informe emblemático de la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas ( IPBES ), la publicación más completa de su tipo. Es probable que la tasa extremadamente elevada de extinción de especies de plantas y de animales tendrá graves

E

co Mundial y financiado por el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM).

La región amazónica alberga el 40 por ciento de la selva tropical que aún existe en el mundo, el 25 por ciento de la biodiversidad terrestre y la mayor cantidad de especies de peces que ningún otro sistema fluvial. A través de su enfoque regional, el ASL mejorará la gestión de 82 millones de hectáreas de bosques en Brasil, Colombia y Perú.

l Banco Mundial, en pro de la biodiversidad que alberga la Amazonia

incrementales. Enseguida, las opiniones de tan importante científico.

La Amazonia es una de las pocas zonas silvestres que quedan aún y en ella vive quizás una cuarta parte de las especies terrestres del mundo. ¿Por qué esta biodiversidad es tan importante?

Los bosques y los ríos de la Amazonia son el hogar de una variedad extraordinaria de especies, algunas endémicas y otras en peligro, y mu -

los inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (IECA), inspirado por estudios de la serpiente terciopelo (una víbora tropical que vive en la Amazonia), sirve para controlar la hipertensión arterial de cientos de millones de personas en el planeta.

Esta abundante diversidad de especies representa muchas oportunidades esperando ser descubiertas. Otro ejemplo son las hormigas podadoras. Estas hormigas reco -

impactos en las personas en todo el mundo.

Durante la presentación del informe, el presidente de la IPBES, sir Robert Watson, dijo: “No es demasiado tarde para hacer cambios, pero debemos empezar ahora en todos los niveles, desde el nivel local hasta el nivel mundial”. Precisamente eso es lo que está haciendo el Programa de Paisajes Sostenibles de la Amazonia (ASL), dirigido por el Ban -

El destacado ecologista Thomas Lovejoy, conocido como el padrino de la biodiversidad, trabajó en la Amazonia por más de 50 años. En nuestra conversación, él se refiere a las presiones actuales que enfrenta la región amazónica, aborda las razones por las cuales debemos protegerla, y menciona algunas soluciones, entre ellas por qué se tiene que gestionar como un sistema integrado con decisiones

chas de las cuales todavía se desconocen.

Esta biodiversidad es importante a nivel mundial. Todas las especies en este sistema increíblemente biodiverso representan soluciones para un conjunto de desafíos biológicos, y cualquiera de ellas tiene un potencial transformador y podría generar beneficios para los seres humanos en todo el mundo. Por ejemplo, el descubrimiento de

pilan hojas para usarlas como abono de sus cultivos de hongos, evitando de manera deliberada aquellas con fungicidas naturales. Estudiar las especies que ellas evitan podría ser un método rápido para identificar nuevos fungicidas naturales.

El conocimiento de las poblaciones indígenas puede desempeñar una función destacada en el descubrimiento de este potencial. La biodiver-

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Foto: Al’fred/Banco Mundial

sidad es también importante a nivel local, al constituir un capital natural que sustenta numerosas actividades humanas, particularmente los medios de subsistencia de los pobres. Por ejemplo, el pez gato gigante es un alimento de primera necesidad básico para las comunidades locales.

La biodiversidad amazónica cumple un papel crucial como parte de los sistemas mundiales, teniendo influencia en el ciclo mundial del carbono y, por consiguiente, del cambio climático, así como de los sistemas hidrológicos hemisféricos, sirviendo como un importante pilar del clima y las precipitaciones en América del Sur.

Si bien la mayoría de la gente sabe que la Amazonia almacena grandes cantidades de carbono y de ahí su importancia para el cambio climático, ¿podría decirnos más sobre los ciclos hidrológicos?

Muy poca gente sabe que la Amazonia genera alrededor de la mitad de sus propias precipitaciones, y que produce precipitaciones en lugares tan lejanos como Argentina, ayudando a la producción agrícola. No mantener este ciclo hidrológico podría conducir a

un punto crítico, convirtiendo partes de la selva tropical en sabanas áridas y quizás en caatinga (un chaparral semiárido), así como afectar de manera negativa las precipitaciones y la agricultura en toda América del Sur.

El científico experto en el clima Carlos Nobre y yo, creemos que estamos cerca de este punto crítico, siendo las primeras manifestaciones las sequías de 2005, 2010 y 2016. Sin embargo, hay buenas noticias. Al reconocer esta posibilidad y llevar a cabo esfuerzos de reforestación se puede recuperar un margen de seguridad.

¿Cuáles cree que son las principales amenazas para la Amazonia y las soluciones para enfrentarlas?

Desafortunadamente, la Amazonia está sometida a una presión cada vez mayor. Aunque los lugares con un riesgo más alto se encuentran en el sur y en el sureste (partes de Pará, Mato Grosso y Rondonia), las presiones están empezando a surgir en otros sitios.

Uno de los principales problemas es la deforestación debido a la cría de ganado u otras actividades agrícolas. La crea -

ción de infraestructura representa también una amenaza importante, especialmente si algunas de las obras se llevan a cabo como se conciben en la actualidad. Debemos pensar en alternativas y trabajar con los gobiernos de los Estados para crear modelos de desarrollo sostenible que protejan los bosques.

Desarrollar bioeconomías sostenibles será parte de la respuesta. Si los agricultores ven que pueden obtener ingresos de las actividades protectoras de los bosques, me imagino que serán bien acogidas. Otros ejemplos son la pesca y la acuicultura. Estas son realmente importantes tanto en términos bioeconómicos como para alimentar a la creciente población mundial.

Sin embargo, todo depende de cómo se realice la acuicultura. El estado de Acre ha desarrollado una industria acuícola bastante productiva en los últimos 10 años. Dicha actividad de base biológica tiene mucho sentido y deberíamos buscar más oportunidades como ésta, usando también el conocimiento de los pueblos indígenas para identificar nuevas oportunidades bioeconómicas.

Las ciudades sostenibles son asimismo fundamentales, pero se necesita una planificación cuidadosa y creativa. En Manaos, por ejemplo, en las actividades económicas se usan en gran medida materiales que no provienen de los bosques. Debemos empezar un diálogo acerca de cómo facilitar que las ciudades brinden beneficios reales a sus poblaciones, con mucho menos impacto en los bosques. Otra solución es la infraestructura de bajo impacto. Un ejemplo excelente son las carreteras elevadas como las que existen en la región forestal del Atlántico. La línea de transmisión prevista entre Manaos y Roirama tendría menores impactos si el diseño de la línea propuesta se modificara para seguir la actual carretera, evitando mayores pérdidas de bosques y trastornos para las comunidades indígenas. Además, debemos pensar en cómo producir energía basada en combustibles no fósiles a partir de presas hidroeléctricas en una forma en que se mantengan los flujos de sedimentos y las rutas para las especies migratorias, tales como el pez gato gigante cuyo ciclo de vida abarca des-

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Foto: Anton Ivanov/ Banco Mundial

de los estuarios a la cabecera de los ríos.

Respecto de los pueblos indígenas, en el informe de la IPBES se señala que la pérdida de hábitat y, por consiguiente, de biodiversidad es más lenta en los territorios que ellos gestionan.

¿Qué rol cree usted que desempeñan las comunidades indígenas y sus conocimientos en la protección y conservación de esta biodiversidad?

Los pueblos indígenas pueden desempeñar una función muy importante. Tienen conocimientos extraordinarios sobre los animales y las plantas locales y han logrado notables resultados a lo largo de milenios en el desarrollo de diferentes maneras de beneficiarse de los bosques.

La mayoría de los pueblos indígenas tienen un estilo de vida bastante sostenible. Básicamente, son grandes protectores de los bosques y, en la actualidad, cuidan alrededor de una cuarta parte de la Amazonia. Desde luego, no todos los pueblos indígenas querrán que no haya cambios, pero pese a eso hoy en día son algunos de nuestros mejores guardianes de la biodiversidad forestal. Son increíblemente inteligentes y capaces de avanzar de manera rápida a la era electrónica de la noche a la mañana, por ejemplo, usando GPS para elaborar mapas de sus tierras. Tienen, además, culturas individuales fascinantes.

Al ayudar a prevenir la deforestación, los pueblos indígenas cumplen un rol clave en la protección de la biodiversidad y en la lucha mundial contra el cambio climático. Están haciendo un enorme favor al resto de la humanidad en la manera en que ellos gestio -

nan sus bosques. Son grandes aliados en la protección de la Amazonia y merecen muchísimo respeto y gratitud de parte de los países amazónicos y del resto del mundo por hacer eso.

El Banco Mundial, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) apoyan el Programa de Paisajes Sostenibles de la Amazonia (ASL) que financia el FMAM. El ASL tiene como objetivo vincular zonas protegidas con paisajes productivos. ¿Cree que esto es una buena estrategia?

¡No podría estar más de acuerdo! El modelo de aquí en adelante debe incorporar las aspiraciones humanas en los sistemas naturales. Conectar las zonas protegidas ayudará a aumentar la seguridad de la biodiversidad, ya que los efectos del cambio climático se sienten, los animales y las plantas tratan de seguir sus condiciones necesarias, lo

Lovejoy: Murió en diciembre de 2021 a los 80 años

que significa que las zonas remotas son un problema y conectarlas es el camino hacia el futuro. La conectividad ayuda también a mantener la hidrología; la vegetación junto a los cursos de agua disminuye la erosión del suelo y proporciona conexiones adicionales. Sin embargo, las conexiones forestales de tierra firme apropiadas son también esenciales.

Al gestionarse un sistema como la Amazonia, es crucial prestar atención a decisiones incrementales. Cada cambio gradual en el marco más amplio puede tener efectos acumulados y, de ser negativo, estos impactos pueden ser enormes. La Amazonia es un sistema que se extiende hasta la cima de los Andes y lo que

sucede en las altitudes por encima de los bosques afecta a los bosques en sí.

Las actividades humanas son una pieza importante del rompecabezas que se debe encontrar para gestionar esto como un sistema. Sé que a algunas personas les preocupa el reciente cambio de orientación de las políticas en Brasil hacia la apertura de la Amazonia.

Sin embargo, creo que cuando el gobierno brasileño llegue a comprender la importancia de la Amazonia como un sistema, y su aporte a la economía y la agricultura de Brasil, entenderá que tener una región amazónica sostenible y que funcione bien es lo mejor para todos los brasileños.

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El imponente jaguar Foto: de una trampa fotográfica Foto: Slobodan Randjelovic/Banco Mundial

sin ley: la Amazonia en el Brasil de Jair Bolsonaro

Durante su mandato, Bolsonaro ha debilitado sistemáticamente las leyes y los controles para la protección de la Amazonia. Por eso, algunos pueblos indígenas de Brasil protegen ahora sus territorios por cuenta propia. Dando fuertes golpes con su machete, el cacique André Karipuna se abre paso por la selva hasta llegar a un claro. Aquí, gruesos troncos, que hasta hace poco aún apuntaban al cielo, yacen repartidos entre la maleza.

“Me entristece mucho ver esto. Toda esta destrucción de nuestra tierra. Hace apenas un mes que han limpiado unas cuatro hectáreas aquí. Eso nos preocupa mucho”, dice André Karipuna. Tiene 28 años y ya es cacique, líder del pueblo indígena de los karipuna. El áerea protegida de los karipunas, de unas 150 mil hectáreas, en el estado de Rondonia, es una de las cerca de 500 reservas indígenas de Brasil, la mayoría de ellas situadas a lo largo de la Amazonia.

Baluartes contra la deforestación

Un reciente estudio de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), confirmó que estas zonas son los baluartes más importantes para frenar la destrucción de los bosques.

Aunque los territorios están protegidos por ley, en la actualidad, según el Instituto de Población y Medio Ambiente la Amazonia, Imazon, la tierra de los karipuna es la segunda reserva indígena más deforestada de Brasil. Por eso, ellos mismos vigilan sus tierras con rastreadores GPS, datos

de satélite y patrullas periódicas. En 2017, pidieron apoyo al Consejo Misionero Indígena Cimi. Desde entonces, la monja Laura Vicuña les ha acompañado, interponiéndose en el camino de criminales.

“A la gente le gusta decir que quienes invaden el bosque también lo hacen por necesidad. Eso puede ser cierto para algunos madereros. Pero todo esto solo es posible en complicidad con los poderosos que incentivan la destrucción y el acaparamiento de tierras”, explica la religiosa.

Bolsonaro y la explotación económica de la Amazonia

Esa es la razón por la que los karipuna han acudido a los tribunales. Demandan al estado de Rondonia, a la Fundación Nacional del Indio (Funai) y al entonces gobierno del presidente Jair Bolsonaro. “Bajo este gobierno, la deforestación se ha agravado mucho. Para ellos, la Ama -

Amanecer en una aldea karipuna de la Amazonía

Foto: Vanessa Fischer/ DW

zonia es una mercancía. Para nosotros, los indígenas, esto es un gran peligro, podría significar el fin de nuestros territorios”, dice el cacique. Incluso antes de asumir su cargo, Bolsonaro prometió no ceder ni un centímetro más para áreas protegidas, sino, al contrario, permitir la explotación económica de algunas tierras indígenas. Existe todo un paquete de leyes sobre el tema, que todavía debe ser aprobado por el Congreso.

El punto de no retorno, cada vez más cerca

Nadie explica mejor lo que esto significa para la Amzonía y el medio ambiente que el científico Carlos Nobre. Antes de la toma de posesión de Bolsonaro, Nobre formaba parte del equipo del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales del Brasil (INPE), que vigila la deforestación de la Amazonia a través de datos satelitales.

“La Amazonia se encuentra en un estado grave, como un paciente que se está consumiendo y que se acerca cada vez más a un estado del que no puede recuperarse. Nuestros estudios parten de la base de que este punto se alcanzará cuando se haya talado el 20 por ciento o, como máximo, el 25 por ciento del bosque. En este momento, ya se ha perdido el 18 por ciento”, explica Nobre.

Hasta el 85 por ciento de la madera amazónica que se exporta ha sido talada ilegalmente, afirma el científico. Además, en promedio cada año se exportaron ilegalmente 19 mil toneladas de oro.

El cacique André Karipuna lo tiene claro: “Tenemos que mirar a la Amazonia de forma diferente. No solo nosotros los pueblos indígenas: el mundo entero tiene que mirar a la Amazonia. Solo hay vida en la Amazonia si hay bosque, de ello depende que haya agua y biodiversidad”.

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erritorio

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Corresponsal para América Latina del diario Folha de São Paulo y autora del libro O ano da cólera

https://www.washingtonpost.com/

a Amazonia brasileña necesita librarse de Bolsonaro y sus secuaces

La Amazonia brasileña ha aparecido recientemente en las noticias internacionales por malas razones: un crecimiento récord en la deforestación, el contrabando ilegal de madera, pescado y drogas, y el asesinato de indígenas y ambientalistas, los últimos bastiones contra los avances criminales de mafias que quieren robar las riquezas de la región o ampliar las fronteras de sus negocios.

Estas organizaciones criminales sin escrúpulos, a menudo aliadas con las autoridades locales, están detrás también de los asesinatos, a principios de junio, del indigenista brasileño Bruno Pereira y el periodista británico Dom Phillips. Los crímenes en la zona, en especial los homicidios con repercusión internacional, deberían haber impactado de forma negativa en la candidatura del presidente Jair Bolsonaro, quien buscó la reelección en los comicios del 2 octubre pasado. Pero no fue así. Lo que es claro es que Bolsonaro debía irse del poder si queremos salvar la Amazonia.

Durante el gobierno de Bolsonaro se desmantelaron dispositivos que protegían los territorios indígenas y no hubo nuevas asignaciones de tierras para los pueblos originarios, además de buscar legalizar la pesca y la minería en esas tierras protegidas por la ley.

Bolsonaro desmanteló la Funai, una institución estatal que apoya a las comunidades indígenas, al igual que el Instituto Brasileño del Medio Ambiente y de los Recursos Naturales Renovables. Miró para el otro lado ante el avance de mafias de contrabandistas e incluso retiró de la zona a las Fuerzas Armadas.

En los últimos años de su mandato, Bolsonaro trabajó para desmantelar el sistema de protección legal que se estableció en 1953, a través de una ley federal para los nueve estados que forman parte de la Amazonia Legal. La ley señalaba que es obligatorio que los propietarios rurales de la zona protejan la mitad de la vegetación amazónica dentro de sus fincas. En 2012, una reforma elevó esta protección a 80 por ciento.

Solo en los primeros seis meses de 2022, la selva amazónica perdió 4 mil 789 kilómetros cuadrados, el valor más alto registrado en 15 años de monitoreo por parte de la organización Imazon.

Cuatro de cada 10 brasileños piensan que el gobierno fomenta las ilegalidades en la Amazonia en lugar de combatirlas. Pero quienes es -

En el 2020, Flor de Ucayali, Perú, registró una deforestación de 213 hectáreas, la mayor depredación forestal por año en este pueblo Foto: Comuneros de la zona

tán indignados son las élites progresistas urbanas, no la mayoría de la población. Por el contrario, tres de cada 10 brasileños creen que Bolsonaro actuaba correctamente en la región, pese a todas las evidencias en contra.

“Es una lástima que, hasta hace muy poco, la defensa de la Amazonia fuera solo una cuestión de la élite progresista de las ciudades, que era atacada por la derecha por ser supuestamente ingenua. El bolsonarismo se apoya en el triste hecho de que el brasileño promedio no abraza esta causa, que les parece abstracta, lejana”, me dijo la antropóloga Lilia Schwarcz.

Los votantes de Bolsonaro creen que si estos negocios emplean gente y crean riqueza, deberían poder extenderse y arrasar con el bosque. Ni siquiera creen que se deba pro -

teger la cultura de los pueblos ancestrales y están a favor de una asimilación forzada. Hay una parte de la población que vive en la propia Amazonia que también piensa como los bolsonaristas. Beto Marubo, miembro de la Organización Indígena Univaja, para quien trabajaba Bruno Pereira y que tiene entre sus objetivos luchar por la protección de 16 aldeas aisladas, me dijo que “el ciudadano promedio de la Amazonia piensa que hay que avanzar sobre el territorio indígena, porque solo los negocios ilegales les dan ganancias y sustento. No hay conciencia de que esto está destruyendo el planeta”. Lo que dice Marubo es muy emblemático de lo complejo que es el problema de la Amazonia. No se trata solo de la actuación criminal de las mafias de contrabandis -

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tas y narcotraficantes. También es la ausencia del Estado para proveer educación y oportunidades a las comunidades que viven en la selva. Sin educación y sin trabajo, estas terminan obligadas a trabajar para las redes de trabajo ilegal.

Organizaciones como Univaja, que junto con las comunidades originarias buscan proteger el bosque, fueron vistas por Bolsonaro y sus seguidores como enemigos. En la retórica del ex presidente, eran “comunistas” vincu -

ladas a potencias extranjeras que estarían tratando de robar la riqueza de Brasil. Marubo y la Univaja también han denunciado que en la Amazonia, donde los habitantes originarios tienen poco o ningún contacto con hombres blancos, el gobierno de Bolsonaro dio permiso de que lleguen cada vez más misioneros de iglesias pentecostales estadounidenses.

“Esto es una plaga, primero porque con un estornudo pueden exterminar a toda una tribu: los indígenas que tienen

En 2014, según el Boletín de Transparencia Forestal de la Amazonia Legal, 59 por ciento de la deforestación ilegal de ese año tuvo lugar en tierras de propiedad privada, 27 por ciento en unidades de conservación y 13 por ciento en asentamientos de reforma agraria. Solo 1 por ciento de la deforestación tuvo lugar en tierras indígenas

Foto: Sue

poco contacto con el exterior no tienen inmunidad ante las enfermedades. Segundo, es un ataque a nuestra cultura, a nuestra ascendencia, venir aquí a ‘catequizar’ y destruir como ya se hizo antes”, me dijo Marubo.

El ahora presidente Lula, quien durante su primera gestión impulsó acciones para proteger la selva pero no impidió por completo las actividades ilegales, señala la urgencia del tema amazónico en sus discursos después de los asesinatos de Pereira y Phillips.

Pero, aunque Lula tenga más compromiso con esta causa que Bolsonaro, tampoco puede pelearse con los propietarios agrícolas, quienes forman una parte importante del empresariado cuyo apoyo necesita. Para empezar a salvar la Amazonia la derrota de Bolsonaro es un buen punto de partida. La región no está como para otros cuatro años de destrucción. Brasil y el mundo necesitan conservar el bosque tropical más extenso del planeta.

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Más de 20 hectáreas deforestadas por la minería ilegal en la quebrada Pastacillo Foto: Vanessa Romo

El 60 por ciento de la Amazonia, que cubre 6.7 millones de km 2 en nueve países, se encuentra en Brasil. Según un reciente estudio del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE), en 2022 y hasta el 19 de septiembre, se registraron más de 76 mil incendios, la cifra más alta desde 2010.

El resultado es que, siempre según el INPE, de agosto de 2020 a junio de 2021 se han deforestado 13 mil km 2 cuadrados de Amazonia, el equivalente a nueve veces la ciudad de São Paulo. Detrás de

na reflexión previa a la pasada elección presidencial en Brasil U

la deforestación está el tráfico de madera, que forma parte de un gigantesco sector de agronegocio que por sí solo representa el 27 por ciento del PIB de Brasil. Según Imaflora, una ONG de conservación del medio ambiente, solo el 10 por ciento de la madera amazónica es legal.

Precisamente sobre el tema de la Amazonia, la revista Nature, publicó un editorial explícito desde el título “Sólo hay una opción en las elecciones brasileñas, para el país y el mundo”. El respaldo al gobierno de Lula se justifica en el

texto por el hecho de que “un segundo mandato de Jair Bolsonaro supondría una amenaza para la ciencia, la democracia y el medio ambiente”.

Lo que se critica es la política del gobierno del “capitán”, como apodan al presidente Bolsonaro sus partidarios, que en los últimos años ha relajado los controles de deforestación para favorecer el tráfico ilegal de madera y la minería ilegal. El ex ministro del medio ambiente del gobierno Bolsonaro, Ricardo Salles, tuvo que dimitir en junio de 2021 tras ser acusado de un

delito medioambiental por favorecer a productores de madera ilegales.

El artículo de Nature también menciona la corrupción de Lula, pero añade que “ningún líder político es perfecto” y luego agrega que “en comparación con Bolsonaro, Lula no ha tratado de luchar contra los investigadores, se ha comprometido a lograr la deforestación ‘cero’ y a proteger las tierras de los indios si es elegido”.

La Amazonia se ha convertido en uno de los caballos de batalla de la campaña de Lula, a pesar de que también se han

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Foto: Programa de Paisajes Sostenibles de la Amazonia (ASL)

registrado altas tasas de deforestación en los 13 años y medio que gobernó el Partido del Trabajo, con el pico de 27 mil 772 km2 deforestados en 2004 y con proyectos de fuerte impacto ambiental como la gigantesca represa de Belo Monte.

Sobre la Amazonia, Lula piensa ahora que “es absolutamente posible respetar la cuestión medioambiental y climática e intentar explorar científicamente la biodiversidad”, contando con investigadores e inversores extranjeros, hasta el punto de que ya se ha reunido con representantes de la Unión Europea para empezar a hablar de posibles asociaciones. Sin embargo, la misma Unión Europea hasta ahora ha sido la mayor importadora de madera brasileña ilegal, un material que no compite con su propio mercado y es una commodity indispensable.

Sin embargo, más allá de las buenas intenciones, si Lula gana será muy difícil recuperar el control de esta rica y estratégica región de Brasil, que ahora ha caído en manos de grupos criminales nacionales y extranjeros. Este mismo año el mundo se conmovió con el asesinato del periodista británico Dom Phillips y del activista y defensor de los derechos indígenas Bruno Pereira.

Los dos desaparecieron el 5 de junio pasado en un pequeño pueblo llamado São Rafael, durante una expedición para el nuevo libro de Phillips sobre la selva amazónica. Los dos fueron encontrados muertos unos diez días después, en medio de una continua controversia por las afirmaciones del presidente Jair Bolsonaro de que los dos “se habían ido

de aventura” y por las demoras en la búsqueda. Es noticia estos días que el presunto inductor de este doble asesinato, Rubens Villar Pereira, alias Colombia, quedó en libertad bajo fianza. Ahora puede circular sin ser molestado con una tobillera electrónica.

Un reciente informe del Foro Brasileño de Seguridad Pública (FBSP), en colaboración con el Instituto Brasileño para el Clima y la Sociedad y la Universidad del Estado de Pará, relaciona la violencia con la deforestación. En 2020, la Amazonia brasileña tenía la mayor tasa de homicidios de Brasil, con 29.6 homicidios por cada 100 mil habitantes, frente a la media nacional de 23.9.

Las tasas más altas corresponden a los municipios que sufren más deforestación. Más de un tercio de los asesinatos en la Amazonia en 2020 se produjeron en zonas deforestadas y en los municipios con la mayor deforestación, las muertes violentas son un 48 por ciento superiores respecto a los otros que preservan la naturaleza.

Para quien gane las elecciones del 30 de octubre será un gran reto controlar la región. Aunque el gobierno federal ha gastado 109 millones de dólares en operaciones en la Amazonia desde 2019, la violencia y los delitos ambientales no han disminuido. Según una reciente investigación de The Intercept, hay mil 269 pistas clandestinas en la Amazonia cerca de las minas de oro ilegales que también son dirigidas por el mayor grupo criminal del país, el Primer Comando Capital, el PCC.

Los narcotraficantes también utilizan los ríos amazó -

Lula da Silva reactiva fondo amazónico contra la deforestación

El llamado Fondo Amazonia del gobierno brasileño vuelve a estar activo. El fondo apoya proyectos para combatir la deforestación. Bajo el anterior presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, se congelaron los recursos financieros del fondo. Esto ha sido revertido por el nuevo presidente Lula da Silva.

El Fondo Amazonia gestiona al menos mil 200 millones de dólares (mil 140 millones de euros convertidos). Es dinero procedente de Noruega y Alemania. El Reino Unido también está considerando su carrera estelar.

Con el dinero, el fondo apoya más de 100 iniciativas para proteger la región amazónica. Ya se han desembolsado $594 millones.

Pero durante el reinado de Bolsonaro se congelaron los activos. El ex presidente afirmó que hubo numerosos abusos en los proyectos apoyados. Sin embargo, no proporcionó pruebas para esta declaración.

La deforestación debe detenerse

Bajo Bolsonaro, la deforestación en Brasil aumentó de 7 mil 500 kilómetros cuadrados por año a más de 13 mil. La mayor área de bosque que se ha perdido desde 2006.

La reactivación del Fondo Amazonia es una de las primeras medidas tomadas por el nuevo presidente Luiz Inácio Lula da Silva después de su toma de posesión. Durante su primer mandato, de 2003 a fines de 2010, la deforestación se redujo en más del 75 por ciento. Lula también ya revirtió las reglas relajadas para la minería en áreas protegidas.

El nuevo presidente es conocido como un defensor de la conservación de la naturaleza. Quiere que la deforestación se detenga por completo para 2030. Dijo esto durante la cumbre climática en Egipto en noviembre de 2022.

Fuente: Houtwereld

nicos como rutas de transporte de la cocaína de Colombia a Perú y a Brasil. El estado de Amazonas se ha convertido en el principal punto de entrada de la cocaína y la marihuana peruana a través de los ríos Solimões y Javarí, donde los piratas hacen incursiones.

Además del PCC y el Comando Vermelho (CV), otros grupos criminales como el Cártel del Norte y la Familia del Norte (FDN) luchan por el control del territorio. En junio y julio de 2015, miembros de la FDN decapitaron a tres líderes del PCC en la cárcel de Manaos, capital del estado de Amazonas. Estos asesinatos desencadenaron una guerra de carteles que puso fin al acuerdo de 20 años entre el PCC y el CV, demostrando la importancia estratégica del Amazonas en el tráfico de drogas.

Además, más allá del marketing ecologista que Lula impulsa para atacar a Bolsonaro y atraer votos, si el ex presidente es elegido tendrá que implantar un sistema de control dentro de la gestión de su partido en la Amazonia, para evitar que se repitan escándalos como el de 2006 revelado por la revista Veja. Según el semanario brasileño, en el esta -

do de Pará algunos miembros y parlamentarios del Partido de los Trabajadores (PT) vinculados al organismo público de control de la flora y la fauna, el Instituto Brasileño del Medio Ambiente y de los Recursos Naturales Renovables (Ibama), habían montado una trama delictiva en la que facilitaban la tala ilegal a cambio de donaciones para la campaña de los candidatos del PT.

En junio de 2005, la Policía Federal y el Ministerio Público detuvieron a 102 personas en el estado de Mato Grosso acusadas de talar casi 2 millones de metros cúbicos de árboles a cambio de sobornos. Esta cantidad de madera sería suficiente para cargar 66 mil camiones que, alineados, recorrerían 2 mil 640 kilómetros, el equivalente a la distancia entre las ciudades de Río de Janeiro y Natal.

La banda, que llegó a ser conocida como la “mafia de las termitas”, estaba encabezada, según la Policía Federal, por Hugo Werle, entonces gerente ejecutivo del lbama en Cuiabá. Miembro del Consejo Fiscal del PT en el estado, Werle había sido un recaudador no oficial de fondos para la campaña del partido de Lula.

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ierto: en el anterior gobierno de Lula, la deforestación en el Amazonas disminuyó C

En su discurso inicial como presidente electo, Luiz Inácio Lula da Silva afirmó que la deforestación del bosque tropical de Amazonas disminuyó durante su pasado periodo de gobierno, lo cual es cierto. Estadísticas y expertos en el tema, coinciden en que durante la administración anterior de Lula da Silva como presidente, la reducción de la destrucción de la zona de la Amazonia se logró observar tanto en el primer como en el segundo periodo de su gobierno.

“En nuestro gobierno logramos reducir la deforestación en la Amazonia en un 80 por ciento, reduciendo considerablemente la emisión de gases causantes del calentamiento global”, dijo ante miles de brasileños en su discurso como presidente electo el pasado 30 de octubre desde Sao Paulo.

Solo en Facebook, su mensaje contaba con alrededor de 951 mil reproducciones, 107 mil reacciones, 63 mil comentarios y más de 21 mil veces compartidos. Lula da Silva, insistió durante su mensaje que luchará ahora por la deforestación cero del bosque de la Amazonia.

Importancia de la Amazonia

De acuerdo con datos de Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés) y del Informe de la Amazonia Viva 2016, destacan que la zona del Amazonas es el bosque tropical más grande del mundo, el cual también alberga entre el 17 por ciento y 20 por ciento del agua dulce mundial, lo que la convierte en una zona de trascendencia ante las condiciones complejas del cambio climático.

Cifras de deforestación

Según los datos del Proyecto de Monitoreo Satelital de la Deforestación en la Amazonia Brasileña (Prodes), del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE), la deforestación sí disminuyó en el periodo pasado del presidente Lula da Silva.

Solo en el periodo de 2003 a 2010, los años en que fue presidente Lula, Prodes registró una disminución de 72.4 por ciento en la deforestación. Mientras en 2003 se reportó una tasa de 25mil 396 km2 de área deforestada en la Amazonia Legal de Brasil, en 2010 fue un área de 7 mil km2 de pérdida de bosque.

El porcentaje de alrededor de 80 por ciento es cierto, si se considera de 2003 a 2012.

El primer año de Lula en el poder se registraron 25 mil 396 km2 de área deforestada en la Amazonia de Brasil.

En 2012, durante la administración de Dilma Rousseff, el área deforestada fue de 4 mil 571 km2 . Al considerar estos periodos, la reducción de la deforestación en la Amazonia Legal fue del 82 por ciento.

Cristiane Mazzetti, activista forestal de Brasil con maestría en Medio Ambiente, quien también ha sido portavoz de Greenpeace, reconoció que durante el periodo de Lula la deforestación bajó, mientras que con Bolsonaro esta aumentó a consecuencia de políticas “anti ambientales”.

“Con Lula, la deforestación cayó: la tasa en la Amazonia se redujo en un 83 por ciento entre 2004 y 2012, principalmente como resultado de un plan articulado para el control de la deforestación, el PPCDAm. Con Bolsonaro, la deforestación solo subió un 73 por ciento entre 2018 y 2021. Fruto de su política antiambiental”.

Medidas contra la deforestación

Existen diversos motivos por los que durante la administración del presidente Lula da Silva, de 2003 a 2010, disminuyeron los índices de deforestación y esto fue en parte a causa de las medidas gubernamentales implementadas contra ello a partir de 2004, como lo fue el Plan de Acción para la Prevención y Control de la Deforestación en la Amazonia Legal. Cristian Bonacic, profesor de la Universidad Católica de Santiago de Chile, quien cuenta con estudios en temas de biodiversidad y ha investigado la evolución de la deforestación del Amazonas, explicó a la Voz de América que las tasas de deforestación después del año 2000 se lograron bajar con políticas ambientales estrictas implementadas.

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Foto: Programa de Paisajes Sostenibles de la Amazonia (ASL)

“Crearon una policía medioambiental que se llama IBAMA (Instituto Brasileño de Medio Ambiente y Recursos Naturales Renovables) y en el año 2000 al 2014 o 2015, había bajado bastante la deforestación en comparación a registros históricos de las décadas previas, lamentablemente esa tasa de deforestación y los incendios forestales fueron aumentando en los últimos cuatro o cinco años, pero no a los niveles que tenían históricamente en el siglo XX”, dijo.

Bonacic añadió que aunque todavía existen el IBAMA y el Ministerio de Medio Ambiente en Brasil, si a los organismos no se les brindan actualmente las herramientas y el presupuesto para adecuado control, no pueden ejercer su acción de la mejor manera posible.

Además, coincidió en que las tasas de deforestación registraron bajas en el periodo pasado del gobierno de Lula da Silva, es Rodolfo Lacy, director de Acción Climática y Medio Ambiente de la OCDE para América Latina.

Lacy, ingeniero en materia ambiental, dijo a la Voz de América que Da Silva, de la

mano del gobierno de Brasil, se mostró desde años atrás comprometido con las políticas internacionales en favor del medio ambiente.

“Efectivamente las tasas de deforestación durante el periodo de Lula, los dos periodos de Lula, decrecieron sustancialmente; con Dilma Rousseff, también decreció un poco más, y ya fue con Temer y con Bolsonaro cuando empezaron a crecer estas tasas de deforestación nuevamente, pero jamás alcanzando los niveles que recibió Lula cuando él entró como presidente, que logró revertir a los dos años de gobierno y esto lo hizo porque la Conferencia de Río de 1992 que se realizó en Brasil y en la cual se definieron las tres grandes convenciones de las Naciones Unidas para proteger el medio ambiente, que son cambio climático, biodiversidad y desertificación, han sido defendidas históricamente y de manera ejemplar por Brasil”, dijo.

Consideró en contraparte que en la actual administración el gobierno de Bolsonaro ha promovido políticas que afectan la zona boscosa

Deforestación cero: la promesa de Lula para salvar la Amazonia y el clima

El presidente electo de Brasil ha prometido poner fin a la deforestación y proteger los derechos territoriales de los pueblos indígenas. Alemania quiere ayudar a reactivar el Fondo Amazónico. ¿Logrará Lula su objetivo?

La Amazonia es el mayor bosque tropical del mundo. Ayuda a regular el clima y, sobre todo, las precipitaciones en todo el continente americano, lo que la convierte en una fuente vital de agua para los habitantes de la región. Pero casi el 20 por ciento ha desaparecido desde 1970 debido a la tala y la quema. El enorme depósito de carbono ha empezado incluso a emitir más carbono del que almacena.

Durante la última etapa de Lula en el poder, de 2003 a 2010, su gobierno redujo la deforestación de la Amazonia en un 67 por ciento. Gran parte de ese trabajo se arruinó bajo la presidencia de Jair Bolsonaro, cuando la deforestación de la Amazonia se disparó a tasas alarmantes. La deforestación alcanzó nuevos récords en septiembre y octubre de 2022. La tala y la quema de la selva se dispararon bajo Bolsonaro, incrementando en casi el 10 por ciento de las emisiones anuales de CO2 de Brasil en 2020.

Lula ha prometido poner fin a la deforestación y proteger los derechos territoriales de los pueblos indígenas, cuyas tierras fueron explotadas por madereros, mineros y ocupantes ilegales bajo el gobierno de Bolsonaro.

Tala a ritmo récord

“Ahora presidente, Lula debe especificar cómo planea mantener el estado de derecho en la Amazonia y proteger tanto la selva como a sus defensores”, dice María Laura Canineu, directora de Brasil en Human Rights Watch. Puyr Tembe, que asistió a la COP27 en representación del pueblo teneteara de Brasil, pide a Lula que “cumpla sus promesas”, y agrega que “Brasil puede ser un modelo para otros países en cuanto a la lucha contra la deforestación y el robo de tierras”. Brasil ya se comprometió a preservar los bosques al firmar una alianza trilateral con la República Democrática del Congo e Indonesia con el objetivo de proteger más de la mitad de la selva tropical del mundo. Lula anunció la disposición de Brasil a acoger la cumbre COP30 en 2025, según el periódico brasileño O Globo.

DW.com

más grande, como lo son la expansión de la agricultura y la ganadería. “Evidentemente con Bolsonaro y el incremento de las temperaturas del planeta, las actividades de roza, tumba, quema (un sistema itinerante de cultivo fundamentado en alternar el uso intensivo de un terreno) y la expansión de la agricultura y la ganadería que él promovió, se pueden revertir ahora con Lula ya que

está asumiendo una posición a mi juicio progresiva desde el punto de vista de protección de medio ambiente”.

Ante ello, el director de Acción Climática y Medio Ambiente de la OCDE para América Latina consideró como buena noticia que Lula haya iniciado su periodo como presidente electo defendiendo la agenda ambiental, la cual es importante ante la situación compleja en materia climática.

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Foto: Programa de Paisajes Sostenibles de la Amazonia (ASL)

a Amazonia colombiana se ha convertido en un botín de guerra L

La Amazonia colombiana enfrenta una crisis ambiental y de seguridad sin precedentes que tiene en grave riesgo a los defensores ambientales. Aunque esta crisis viene gestándose desde hace décadas, ha cambiado significativamente desde la firma del Acuerdo de Paz entre el gobierno colombiano y la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en 2016.

Ese es uno de los principales mensajes del informe Un clima peligroso, realizado por Fundación Ideas para la Paz (FIP) y Adelphi, con apoyo de las organizaciones WWF, Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible (FCDS), Sociedad Zoológica de Frankfurt (FZS) Colombia, Amazon Conservation Team (ACT), Fundación Gaia Amazonas, Tropenbos y la Dirección Territorial Amazonia de Parques Nacionales Naturales de Colombia.

De acuerdo con el informe, la intensificación del acaparamiento de recursos y de actividades económicas ilegales como los cultivos de uso ilícito y el narcotráfico, la minería, la ganadería y la agricultura, no solo impulsaron la degradación ambiental y la deforestación en la región, sino que también aumentaron la violencia.

Según cifras del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM), el 70 por ciento de la deforestación en el país durante 2020 se concentró en la Amazonia cuando se perdieron 109 mil 302 hectáreas de bosque, en comparación con las 98 mil 256 registradas en 2019.

“Vemos una crítica situación de inseguridad en la

Amazonia, la cual es generalizada, no se trata solo de una zona o sector. Hay peligro para funcionarios y población civil que hacen defensa de su territorio y recursos naturales”, le dice Rodrigo Botero, director de la FCDS a Mongabay Latam.

Violencia y deforestación en aumento

La región amazónica ha sido de gran interés para los diversos grupos armados ilegales involucrados en el conflicto, entre ellos guerrillas, grupos paramilitares, narcotraficantes y crimen organizado, y más recientemente disidentes de las FARC. El informe Un clima peligroso asegura que todos estos actores utilizaron la región como zona de retaguardia, territorio para la extracción de recursos y para

ejercer control territorial, militar, político y social. Además, que la Amazonia era un activo estratégico debido a sus extensas fronteras con Venezuela, Brasil, Perú y Ecuador, y a su lejanía de los centros de control gubernamental.

A pesar de esto, los departamentos amazónicos han presentado dinámicas diferentes. El reporte señala que Caquetá, Meta, Guaviare y Putumayo han sido los más afectados por la violencia, el conflicto armado y la deforestación, pero también los que tienen mayores niveles de integración económica y presencia estatal.

Por el contrario, los departamentos de Guainía, Amazonas y Vaupés han experimentado menores niveles tanto de conflicto como de deforestación, pero se han caracterizado tradicionalmente por una

menor presencia del Estado central y una menor integración económica con el centro del país.

Aunque se podría pensar que en Amazonas, Vaupés y Guainía la situación ambiental y de seguridad tiene escasos problemas, Rodrigo Botero comenta que los han tenido desde hace mucho tiempo, solo que debido a esa menor presencia del Estado se han reportado históricamente menos denuncias y las problemáticas no se han expresado en forma de deforestación, pero sí de otras formas.

“Por ejemplo, la frontera [los tres departamentos son fronterizos] es una gran autopista de ilegalidad, no solo con Venezuela sino con Brasil y Perú. Ahí los problemas se expresan en términos de tráfico de droga, armas, oro, coltán, madera, pescado y hasta

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Entre Colombia y Perú Foto: Pinterest

de migrantes”, afirma Botero. Y es que toda la Amazonia, en palabras del director de la FCDS, “se ha convertido en un botín de guerra”.

Precisamente, Juan Carlos Garzón, investigador de la Fundación Ideas para la Paz y uno de los autores del informe, asegura que lo más complejo de lo que sucede en la región es la interacción entre el deterioro de condiciones de seguridad y el deterioro de las condiciones ambientales, lo cual produce una gran crisis.

El informe destaca el acaparamiento de tierras, los cultivos de coca para usos ilícitos, la minería ilegal y el aumento en el número de vías no autorizadas como cuatro factores que explican la creciente dinámica de violencia y degradación ambiental de la región amazónica colombiana.

Cifras de 2020 de la FCDS indican que el acaparamiento de tierras se da en el llamado ‘arco colombiano de la deforestación’, justo en los límites con otros ecosistemas como los Andes y la Orinoquía, pasando por importante áreas protegidas como los parques nacionales Tinigua, sierra de la Macarena y serranía de Chiribiquete –en su zona norte y en las cercanías del río Camuya en el límite oriental del parque– y el límite oriental de la reserva indígena Nukak.

Asimismo, los cultivos de coca para usos ilícitos dominan principalmente en los parques sierra de la Macarena, Tinigua, serranía de Chiribiquete, La Paya y la reserva nacional Nukak, así como en el resguardo indígena Nukak y diversos bosques de Guaviare, Caquetá, Putumayo y el sur del Meta.

Datos del Departamento Nacional de Planeación (DNP) refieren que la minería ilegal se concentra en la cuenca baja del río Caguán, el río Putumayo y el río Caquetá, así como sus afluentes, y en varias zonas dentro de los parques río Puré, Cahuinarí, Yaigojé-Apaporis y Puinawai.

Finalmente, información de la FCDS también da cuenta que las vías ilegales se expanden sobre todo en el Arco Amazónico Noroccidental, en los municipios de La Macarena (Meta) y San José del Guaviare (Guaviare), que contienen el 48 por ciento de las nuevas vías detectadas, la mayoría de ellas en dirección a áreas protegidas y resguardos indígenas.

El peligro constante para los defensores ambientales

Las dinámicas de ilegalidad han llevado a un incremento en la violencia contra los líderes ambientales amazónicos. “Cada vez más, sus esfuerzos de conservación y protección ambiental son vistos como amenazas directas a los intereses económicos de los grupos armados ilegales y de poderosos actores económicos y políticos”, se lee en el reporte.

La firma del Acuerdo de Paz, así como la desmovilización y el desarme parcial de las FARC fueron importantes impulsores de estos cambios pues crearon un vacío de poder que facilitó la entrada de diferentes grupos armados ilegales. También propiciaron un mayor interés en la explotación de recursos de la Amazonia colombiana, en contra de la agenda de conservación y protección de los líderes, or-

Cumbre Petro-Lula da Silva: salvar la selva amazónica y la paz total

Luego de asistir a la posesión presidencial de Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil, Gustavo Petro se reunió con su homólogo el 2 de diciembre. Dicho encuentro estuvo enmarcado porque desde su campaña, el mandatario brasileño había mencionado la necesidad de salvar la selva amazónica, misma oratoria usada por el jefe de Estado colombiano antes, durante y después de su llegada a la Casa de Nariño.

Ese fue, precisamente, uno de los temas abordados en la cumbre celebrada en el Palacio de Itamaraty, sede del Ministerio de Relaciones Exteriores. Allí, ambos mandatarios estuvieron de acuerdo en conformar una Cumbre de la Amazonia. En ese sentido, Lula manifestó que piensa convocar una gran reunión para abril o mayo de este año con los presidentes de los países que comparten el mayor pulmón vegetal del planeta.

Dicha reunión, según el mandatario de Brasil, sería celebrada durante el primer semestre de 2023 en alguna ciudad de la Amazonia brasileña, entre ellas Leticia o Tabatinga.

Petro y Lula también dialogaron sobre un eventual cambio en la política de drogas en estos países, tema que ha tocado en reiteradas ocasiones el presidente colombiano calificándola de “fracaso”, especialmente en la Asamblea General de Naciones Unidas. Internamente, también ha advertido sobre la necesidad de transformar los actuales lineamientos para la erradicación de cultivos ilícitos y el negocio del narcotráfico.

Al respecto, también ha enfatizado en que esa lucha contra las drogas no puede centrarse solamente en la cocaína, sino que hay que atacar las redes de

fabricación y distribución del fentanilo, sobre la cual ha asegurado que se consume con mayor frecuencia en Estados Unidos. Incluso, ha manifestado que depende de ese país que haya paz en Colombia a partir de una transformación en esta política.

“Rehacer una política antidrogas a partir de la prevención de la salud pública y no de la criminalización, casi que podría llevar a Colombia a la paz en cuestión de meses. Eso depende de los Estados Unidos”, había mencionado el presidente Petro en noviembre del año pasado desde Francia.

Por ello, en la reunión hecha en Brasilia, Petro invitó a su homólogo a participar en la conferencia sobre la política antidrogas que se celebrará en México.

Otro tema mencionado en la reunión fue la importancia que tendrá Brasil en la consolidación de la Paz Total en Colombia a partir de la posibilidad de que ese país sea garante de los procesos de paz que se adelanten entre el gobierno nacional y diferentes actores armados ilegales, incluyendo el Ejército de Liberación Nacional –ELN–. Petro también se refirió a la importancia de adoptar una integración energética de las Américas para utilizar recursos renovables.

Sobre esta reunión, el mandatario de Colombia afirmó en su cuenta de twitter que se centró en “un gran pacto para salvar la selva amazónica en favor de la humanidad. Hacia un cambio de la política antidrogas; un Brasil garante de la paz en Colombia y el estudio de la interconexión eléctrica de las Américas con fuentes de energías limpias.”

infobae.com/america/

ganizaciones y comunidades ambientales.

ONG internacionales han dado cuenta del recrudecimiento de la violencia, por ejemplo, el número de defensores ambientales asesinados en Colombia aumentó en más del 150 por ciento entre 2018 y 2020, pasando de 24 a 64 según Global Witness. Además, entre 2016 y 2020, el proyecto ‘Tierra de resistentes’ reportó el asesinato de por lo menos nueve defensores del ambiente en los departamentos de la Amazonia.

“Este aumento de la violencia letal contra los líderes ambientales y sociales ha estado acompañado del desplaza -

miento forzado de comunidades locales e indígenas y de la pérdida de sus medios de vida tradicionales. Por ejemplo, pueblos indígenas han sido desplazados de las zonas rurales de los departamentos de Amazonas y Putumayo como consecuencia de las presiones ejercidas por grupos armados ilegales, incluyendo el reclutamiento o utilización de jóvenes para sus operaciones”, dice el informe . Añade que líderes sociales, organizaciones ambientales y pueblos indígenas de algunas zonas de los departamentos de Putumayo y Caquetá también están en grave riesgo, principalmente en los municipios de Puerto

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Guzmán, San José del Fragua, Curillo y Solita.

Para Rodrigo Botero, este es el “triste reciclaje” de una guerra contra grupos armados que ahora tienen características más complejas. Según dice, son un sinnúmero de grupos y cada uno impone sus normas de manera violenta, erosionando todo el capital social que se había logrado construir durante años en la Amazonia.

Juan Carlos Garzón de la FIP comenta que en un territorio donde el Estado no ha actuado para proteger a las comunidades, finalmente son los propios líderes, con organizaciones ambientales y sociales, quienes terminan tratando de establecer mecanismos para protegerse. “Van desde lo más básico, hablarse entre ellos sobre sus rutinas y cuidarse mutuamente, hasta tener interlocución con los actores armados para procurar protección”, asevera.

Estos métodos de autoprotección son el resultado de la falta de confianza en el Estado. Varias personas y organizaciones locales entrevistadas en el informe Un clima peligroso expresaron su preocupación por las narrativas que estigmatizan a los defensores del ambiente y los líderes sociales, así como a las comunidades locales. Ya la Comisión Interamericana de Derechos

Humanos había señalado en 2019 que líderes políticos y funcionarios públicos a menudo califican de “guerrilleros” a comunidades y líderes porque se ubican en las mismas zonas que los grupos armados ilegales.

“Como consecuencia, muchos líderes ambientales y miembros de las comunidades agredidas dudan en denunciar las amenazas y los crímenes ante las autoridades pertinentes, ya que temen que se haga caso omiso de sus reclamos o, peor aun,

que aumente su nivel de riesgo”, dice el reporte.

Las respuestas del Estado

El informe también analiza las respuestas que el Estado le ha dado a la crisis en la Amazonia colombiana. En primer lugar mencionan el ‘Acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera’, firmado entre el gobierno y las FARC en 2016. Este documento se basa en el entendimiento compartido de que la larga historia de conflicto armado de Colombia tiene sus raíces en la división rural-urbana y la falta de presencia del Estado en algunas de sus regiones y, por lo tanto, la construcción de paz requiere un enfoque territorial.

El acuerdo pone un fuerte énfasis en las cuestiones ambientales y de gobernanza de la tierra. De hecho, su primer punto es una reforma rural in -

tegral que fomente el desarrollo y la equidad económica y social en el campo, incluyendo una serie de iniciativas de reforma agraria para cerrar la brecha rural-urbana. Sin embargo, en la actualidad no se cuenta con la asignación presupuestal necesaria para lograr sus objetivos y, según ha dicho la Procuraduría colombiana, su implementación ha estado rezagada.

Rodrigo Botero, director de la FCDS, lo sintetiza de la siguiente manera: “no habrá paz ambiental mientras no haya paz agraria. Y esta última empieza por los reconocimientos de los derechos de la tierra para las poblaciones campesinas y étnicas”.

Una de las principales respuestas del gobierno para combatir la deforestación y las economías ilegales en la Amazonia colombiana ha sido la acción militar denominada ‘Operación Artemisa’, que comenzó en abril de 2019. Se -

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La Amazonia colombiana Foto: ecoinventos.com

gún fuentes gubernamentales, esta estrategia contribuyó a prevenir y detener la deforestación mediante la recuperación de 12 mil 358 hectáreas de tierra en parques nacionales, el rescate de 9 mil 137 aves, mamíferos y reptiles en peligro de extinción y la detención de 81 personas por diferentes delitos ambientales, entre abril de 2019 y febrero de 2021.

Sin embargo, el alcance y los resultados de Artemisa han sido cuestionados. Juan Carlos Garzón dice que hay un escenario donde se necesita una respuesta de la fuerza pública, pero el problema es cómo se ha hecho y hacia quiénes han sido dirigidos los operativos. “Hay un gran vacío en términos de priorización e inteligencia”, destaca.

Para él, las labores se dirigen a los eslabones más débiles de la cadena (los campesinos), además que la mayoría de las personas capturadas luego no son procesadas. “Se han interrumpido procesos de diálogo y concertación, comunidades dispuestas a colaborar y avanzar en la protección del ambiente y parar la deforestación se han visto de frente con operaciones de las fuerzas militares”, dice.

Garzón también menciona que el poder disuasivo de estas acciones militares es muy bajo porque se hace el operativo y a las pocas semanas otra vez están las personas en el mismo territorio. “Parte de lo bueno que ha pasado en la Amazonia viene de acuerdos de la gestión comunitaria. La deforestación en la región podría ser peor si no fuera por el trabajo de las comunidades y las organizaciones ambientales”.

Para el investigador de la FIP, las operaciones militares no están teniendo los impactos esperados y, por el contrario, generan un malestar hacia el Estado, reduciendo la posibilidad de que comunidades e instituciones gubernamentales trabajen conjuntamente.

Opciones para enfrentar la crisis

Ante el complejo panorama de la región amazónica en Colombia, los autores de Un clima peligroso hacen recomendaciones específicas de corto, mediano y largo plazo, divididas en cinco líneas de acción.

La primera es mejorar la protección de los defenso -

res ambientales y las comunidades locales con la coordinación de acciones en las instancias locales, departamentales, nacionales e internacionales.

“Lo urgente es la protección de las comunidades y eso suena muy lógico, pero no necesariamente es la prioridad en el ámbito de la seguridad. Por ejemplo, la prioridad de Artemisa no es proteger comunidades sino disminuir la deforestación”, dice Juan Carlos Garzón.

Para él, “la respuesta no solo es qué más tenemos que hacer, sino qué evitamos hacer”. En ese sentido, dice, las operaciones de seguridad deberían tener como perspectiva no hacer daño, evitar efectos

colaterales y generar confianza con las comunidades.

La segunda línea de acción recomendada en el informe es abordar el control de la deforestación y las actividades ilegales como parte de una estrategia de paz más amplia. “Hay que reconocer que sin las comunidades es muy difícil conseguir los objetivos de la protección ambiental; esto no va a funcionar solo por la fuerza”, comenta Garzón.

La tercera línea es fortalecer la implementación de las políticas ambientales y climáticas teniendo en cuenta su dimensión de paz y conflicto. El cuarto punto tiene que ver con reconocer y fortalecer el papel de las comunidades locales en la protección del ambiente y, finalmente, transformar las causas fundamentales de la crisis y fomentar la resiliencia a largo plazo al cambio climático y los conflictos.

Para Rodrigo Botero, director de la FCDS, es muy importante la presencia y coordinación del Estado en la Amazonia porque “actualmente cada sector jala para su propio lado y no hay ejercicios concretos de construcción territorial conjunta que permita que poblaciones, ambiente y funcionarios no sigan siendo carne de cañón ante esta conflictividad”.

Por su parte, Juan Carlos Garzón asegura que es muy difícil avanzar en el tema ambiental si no hay condiciones básicas de seguridad y sin que las comunidades tengan confianza en el Estado. “Este informe es un llamado de urgencia: se está complicando el trabajo en la Amazonia y no se había visto algo así de complejo en el pasado reciente”, destaca.

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Parque Nacional Natural Amacayacu, Departamento del Amazonas Foto: Wilton Zapata Foto: Vatican News

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