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Arte y pensamiento
from Semanal 14/05/2023
by La Jornada
Bemol sostenido / Alonso Arreola
T : @LabAlonso / IG : @AlonsoArreolaEscribajista
Seis discos
DISCOS SOBRE LA mesa. Discos acumulando paciencia. Discos que ya no son discos sino “aire en espera”. Recomendaciones para un mayo cualquiera.
1. Juan Cristóbal Pérez Grobet y Carlo Nicolau, Echoes in Proximity. Independiente. Catorce juguetes sonoros para bajos y violines e instrumentos virtuales, más invitados esporádicos a piano, guitarra y percusiones. Paisajes que nos llevan al ropero en busca de un suéter grueso; que proponen minimalismo estático, desolación lineal o espléndidos experimentos circulares. Una obra perfecta para actividades serenas, tolerantes de sorpresa y visitaciones de sonrisa franca. Bravo.
2. Rafael Catana, Ruido en el corazón. Grabaxiones Alicia. Se trata de una de las últimas grabaciones apoyadas por el extinto Multiforo Alicia. Trece temas cavernosos, cobijados por la conocida fuerza de Catana, cantor que nombra colonias, mares y montañas sin perderse en figuraciones inasibles. Grabado entre Iztapalapa, Milán, Coyoacán, Arizona y Buenos Aires, es reflejo de un rock madurado en escenarios de cruda especie. En él late un ruido necesario.
3. Wilfrido Terrazas, The Torres Cycle. New Focus Recordings. El de este disco es un concepto sólido. Según su autor se trata de un “ritual para los siete puntos cardinales”. Se refiere a norte, sur, este y oeste, claro está, más tres tótems reflexivos que proponen tránsito, contemplación y aceptación. A lo largo de estas siete direcciones-posiciones, veintidós músicos (en distintos combos) abordan mapas de recuerdos y referentes colisionando con sus pares. El resultado, como pasa con las obras de Terrazas, posee condiciones inquietantes, apreciables para incluirnos en su territorio o, mejor aún, para alumbrar nuestros propios horizontes. Póngalo en su GPS.
4. Les Deuxluxes, Lighter Fluid. Bonsound. Recién comienza, este disco nos recuerda al Rush de los setenta. Además de compartir origen canadiense hay cambios métricos, ideas vocales, posturas tímbricas que los emparientan. Salido en 2020, Lighter Fluid llegó a nuestras manos directamente de sus creadores: Ana Frances Meyer y Étienne Barry. Los conocimos durante la última Feria Internacional de la Música de Guadalajara, adonde pudimos verlos en vivo. Qué buenos son. Rock clásico al servicio de la canción, siempre condicionado a los vuelos de la letra. Guitarra, voz y batería. Sin bajo ni teclados; sin un segundo acompañamiento. Y no, no suena a The White Stripes. Por más que la figura de Jack White sea influencia evidente, Les Deuxluxes poseen una personalidad propia, innegable.
5. Rafael Mendoza, Nada nos tira. 2020. “Yo vine a cantar mi canción, yo vine a poner el acento, yo vine contarte las cosas que siento.” Así comienza este discazo de Mendoza, máquina de hacer canciones valiosas. Del bolero al soul-funk pasando por el jazz, la cumbia, el son o los ritmos brasileños, se trata de una de las obras más ambiciosas que le hayamos escuchado, pues a su probado oficio se suma un intento vocal de altos vuelos. A ver: Rafael siempre ha sido un buen cantante, claro, pero aquí llega a un estatus superior. Compuesto para celebrar sus sesenta años, la pandemia lo retrasó hasta que pudo presentarlo en el Teatro de la Ciudad en 2022. Lo celebramos de pie.
6. Tachyon, Sínthesys. Cero Records. Trío de bajo, voz y sintetizador con programaciones e instrumentos virtuales, éste de Alejandro Colavita se aleja de lo que venía grabando para Cero Records, sello abocado a la experimentación radical. Aquí escuchamos diez temas de corte oscuro que nos acercan al Mick Karn post Japan lo mismo que al Trent Reznor más “industrial”. Territorios yermos, extendidos, aciertos de imaginería vocal incluso si permanecen en un estado de repetición rítmica o subdesarrollo armónico. Se trata de promesas que pocas veces desatan sus caballos, espléndidas en sonido y producción (estuvo involucrado el ingeniero Hans Mues). Hay que escucharlo. Buen domingo. Buena semana. Buenos sonidos ●
C
i / i
Cinexcusas/ Luis Tovar @luistovars
Los detalles del diablo (II y última)
Los dimes
COMO ERA previsible, en torno al próximo y al parecer inminente fallo de la Suprema Corte de Justicia (SCJN) que declarará inconstitucional la extinción del Fideicomiso de Inversión y Estímulos al Cine (Fidecine), la mata siguió dando: tras el fallo emitido el miércoles 26 de abril, el Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE) hizo pública su postura y, en esencia, expuso la imposibilidad de que coexistan el Fidecine y el programa de Fomento al Cine (Focine), creado en 2021 precisamente para que la extinción del primero no significara la desaparición del apoyo gubernamental a la producción cinematográfica.
En respuesta, el mismo conjunto de cineastas, cámaras y asociaciones que antes había solicitado a la SCJN precisamente que se evitara la extinción del Fidecine, el pasado martes 9 de mayo le respondió al IMCINE que su mensaje era “impreciso y confuso”, por lo cual hicieron “un análisis [para] precisar información y compartir nuestra postura”.
En su comunicado hablan de cuándo y por qué fue creado el Fidecine y de la derogación, en 2020, de los artículos 33 al 38 de la Ley Federal de Cinematografía, por lo cual, en sus palabras, el Estado mexicano ya no está obligado a fomentar la industria cinematográfica; por eso, afirman, promovieron amparos como el referido aquí en la entrega pasada, y aclaran que dichas acciones legales tienen como propósito de fondo la “plena defensa de sus derechos humanos, culturales y patrimoniales”, en lo cual insisten cinco veces más. Asimismo, declaran que dichos amparos “no confrontan al Focine” sino que se limitan a defender al Fidecine; que, contrario a lo que afirma el IMCINE, dichos organismos “Sí pueden coexistir” pues “no existe argumento jurídico” en contra; que si, como resultado del fallo de la SCJN, debe mantenerse al Fidecine y eso deriva en la desaparición del Focine, “podemos anticipar que no será con base en una decisión judicial ni jurídica, sino a raíz de una decisión meramente política” (las cursivas son de ellos).
Los diretes
ESE MISMO DÍA, en voz de su directora, María Novaro, el IMCINE volvió a explicar que Focine y Fidecine no pueden coexistir porque lo impide el Reglamento de la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria, pues dicha coexistencia originaría una duplicidad de funciones: habría dos organismos con diferentes orígenes, procedimientos e instrumentación, pero idéntico propósito. Por lo tanto, cuando la SCJN falle a favor del Fidecine el Focine deberá desaparecer, algo que difícilmente pueden ignorar los abajofirmantes, pese a sostener en su comunicado, y sin más argumento que su presunción, que se trataría de una decisión meramente política, de alguna manera lavándose las manos, afirmando sin afirmar que la de ellos no es de ese tipo, en todo caso, como si en asuntos así fuese posible no pisar esos terrenos.
Ora resulta
ES COMO SI los abajofirmantes, para obtener lo que están buscando –en esencia, que todo quede como está porque son “derechos conquistados”–, hubieran decidido que la mejor estrategia era exagerar: “si no hay Fidecine hay regresión jurídica, vacío legal y atentado a los derechos humanos y culturales”. Ora resulta que ese fideicomiso es prácticamente equiparable a la Constitución en cuanto a sus alcances y, por lo tanto, hay que verlo como letra en mármol. Y uno creyendo ingenuamente que una figura jurídico-administrativa, del tipo que sea, no es más que uno entre muchos mecanismos posibles para lograr un propósito determinado. Empero, hay un punto en el que abajofirmantes e IMCINE pueden coincidir: los primeros se confiesan convencidos de que deben buscarse “más y mejores mecanismos de apoyo”, y el segundo los ha invitado a incorporar al Focine todo aquello que de bueno tiene el Fidecine. Sólo falta declinar posturas irreductibles y un inmovilismo que, como los propios abajofirmantes saben, ha generado vicios y distorsiones inaceptables en la repartición de apoyos a la producción cinematográfica ●