ENTREVISTA
FOTOREPORTAJE
Marcha por la diversidad 2014 Año 1 - Número 6 / Setiembre 2014
COLOMBIA
Derechos humanos de las mujeres trans Born in Argentina Enter the Void Babel
Dani Umpi La marcha de los colibríes Jóvenes uruguayos contra la baja de la edad de imputabilidad ARTE
Andrea Barragán Más que transformismo
Staff
Sumario ]6[ Derechos humanos de las mujeres trans ]10[ La Marcha de los Colibríes
]14[ Born in Argentina
Directora y editora responsable Jessica Conde Editora responsable - Argentina Carolina Noya Corrección María Noel Núñez Analía Dobrov Consejo de redacción Diego Obispo, Carolina Noya, Jorge Luis Galeano, Analía Fernández, Catalina López Fernández, Sergio Osvaldo Paglietta, Manuela Moyano, Sebastián Walch, Mariana Gioiosa, Analía Dobrov, Romina Cirillo, Juliana Fitzgerald, Cecilia DP, Belén Fourment Playnes, Maxi Fleitas, Rodrigo Spa, Estefanía Demonaco
]16[ Una elección por la diversidad ]20[ Colombia Conexión ]24[ Fotoreportaje: Marcha por la diversidad 2014 ]30[ De paseo por el vacío ]31[ La chica de la libretita
]32[ Click!
]36[ OakOak ]38[ Andrea Barragán
Diseño Jessica Conde
]42[ ¡Viva la Diferencia! Foto de tapa Jessica Conde
]48[ Relatos Contacto redaccion.lamirilla@gmail.com
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uando hablamos de diversidad, hablamos de nuestra propia naturaleza como sociedad. Es un rasgo característico de las sociedades actuales y su respeto constituye un elemento fundamental para la vida en democracia. La diversidad cultural, biológica, de lenguas y religiones, de etnias y tradiciones, de género y orientación sexual, construyen el crisol de identidades que alberga América Latina, que se ha empeñado por luchar contra la homogeneización, contra los estereotipos y los prejuicios propios de la era de un mundo globalizado. Y es en este aspecto que podemos detenernos: lejos de agrandar la brecha entre unos y otros y contribuir a este proceso que desdibuja nuestra identidad, varios son los ejemplos que nos recuerdan que la tolerancia, el respeto y el amor por los demás están por sobre cualquier diferencia que podamos ver en el otro. En este número pretendemos rescatar quienes somos, lejos de lo que otros quieren que seamos; pretendemos mostrar otras formas de ver la vida; pretendemos enriquecernos y enriquecer a nuestros lectores como hemos intentado hacerlo desde el comienzo. La propia revista es un ejemplo de diversidad y respeto por lo que hacemos y amamos, aun cuando nuestra visión pueda diferir de la de otros. Y a través de nuestras líneas queremos mostrar esa riqueza que ha caracterizado a nuestro continente desde sus orígenes, desde sus entrañas mismas. Consulté a mis compañeros qué significaba la diversidad para ellos –esta editorial intenta reflejar su pensar- y entre todas las respuestas surgió lo siguiente: “En tiempos inmemoriales se erigieron montañas, se desplazaron ríos, se formaron lagos. Nuestra amazonia, nuestro chaco, nuestro altiplano y nuestros llanos y valles se cubrieron de verdores y flores. Poblamos esta sagrada Madre Tierra con rostros diferentes, y comprendimos desde entonces la pluralidad vigente de todas las cosas y nuestra diversidad como seres y culturas...” Preámbulo de la Constitución Política de Bolivia. Nos leemos Jessica
RECOMENDADOS Anita y sus dos mamás Darío Fernández
Hogares con dos madres o con dos padres protagonizan los primeros títulos de Molinos de Viento, una nueva editorial infantil argentina que invita a los más pequeños a conocer la diversidad de las familias del siglo XXI. “Anita y sus dos mamás” narra la vida cotidiana de una niña de 6 años junto a su madre Eva y su madre Mimí.
Imagine
John Lennon Si hablamos de paz y tolerancia, Imagine es sin dudas una de las canciones que viene a nuestra mente. John Lennon la compuso una mañana de principios de 1971 en su habitación de Ascot. Allí nació lo que la revista Rolling Stones señala como a tercera mejor canción de la historia. Y sin dudas un canto a la tolerancia, la paz y un mundo donde seamos uno, a pesar de nuestras diferencias.
Babel Alejandro González Iñárritu La película Babel cuestiona nuestra existencia en un mundo globalizado. Narra de forma exquisita la realidad de nuestra aldea global y cómo es preciso aceptar un nuevo paradigma que interprete la sociedad actual con su crisol cultural a cuestas. Si esto no te convence, te contamos también que actúa Brad Pitt.
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Derechos Humanos de las mujeres trans Una a una van llegando: sonrientes y alegres. Sensación que se interrumpe por ver a un extraño con una cámara. Su reserva se entiende. Viven todos los días en una sociedad llena de contradicciones que no acepta quiénes son. Una ciudad que las llama Pedro o Julián, cuando ya han decidido ser Ángela o María. Sus cuerpos transformados son solo el reflejo de su verdadero ser: mujeres trans. Por Jorge Luis Galeano 6
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legan a una reunión en la sede de Santamaría Fundación, una ONG que desde hace nueve años lucha por la reivindicación de los Derechos Humanos de la Mujeres Trans en Cali “Es necesario que las mujeres trans tengan la oportunidad de informarse sobre los Derechos Humanos y por eso las convocamos para hablar sobre la transfobia porque muchas de nosotras la sufrimos, pero no la conceptualizamos y por ello, la naturalizamos” dice Pedro Julio Pardo, director de procesos interinstitucionales de Santamaría Fundación y a quien las asistentes a la reunión llaman ´madre´ pues es quien las guía y ayuda en su proceso de construcción como mujeres trans. El ambiente se va relajando mientras Pedro explica la dinámica de la actividad: usar muñecas para evidenciar las distintas violencias que han sufrido a lo largo de sus vidas. Se dividen en mesas y empiezan a trabajar. Poco a poco en los cuerpos de las muñecas, van apareciendo los relatos de las violaciones a los Derechos Humanos que han vivido por decirle al mundo que no son hombres, que son mujeres trans: golpes, heridas, insultos son representados en las muñecas, pero que son el reflejo de experiencias vividas por cada una de ellas.
Este artículo forma parte de la serie “Derechos Humanos de las Mujeres Trans”, realizada por Hecho en Cali, medio de comunicación que trabaja la temática de derechos humanos en Colombia. El artículo “En cuerpo ajeno” de la periodista Paola Andrea Ramírez, que pertenece a dicha serie, fue galardonado en la categoría Equidad de Género de los premios Alfonso Bonilla Aragon.
Mientras la actividad avanza, todas se relajan y ya no le prestan atención a la cámara. Se preocupan más por expresar lo que les ha pasado y dejar evidencia de que pese a eso, seguirán luchando por hacer que la sociedad las acepte como son. Pedro habla de la transfobia: el acto de discriminar a las mujeres trans. Discriminación que ha venido desde todos los sectores de la sociedad. Hay transfobia sexual, académica, verbal, sicológica, institucional, esta última expresada en muchos aspectos pero en detalles tan pequeños como sus cédulas pues por un lado dicen Angely o Karolina y por el otro Sexo Masculino. Eso es, dicen ellas, la evidencia de la no aceptación por parte del Estado de su decisión de vivir lo femenino. Las distintas violencias que viven las mujeres trans son recogidas en el informe Marineras Fucsia, en búsqueda de Tierra Firme elaborado por Santamaría Fundación. En dicho documento se habla de las diferentes formas en las que la sociedad las ha estigmatizado y cómo enfrentan las barreras de acceso a la justicia, a los servicios de educación o salud. El acceso a la salud es clave en su construcción de
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VIOLACIONES DEL DERECHO A LA SALUD SEGÚN CATEGORÍAS DEL OCT, REGISTRADAS DURANTE EL PERÍODO 2005-2011. TOTAL: 55 CASOS
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- VIH y SIDA: 49% - Transformaciones corporales inadecuadas: 18% - Salud General: 33% Información extraída del "Informe sobre Mujeres Trans y DDHH de Santamaría Fundación"
identidad pues asumen riesgos físicos y sicológicos que de no ser atendidos adecuadamente, pueden traer graves consecuencias. Hay varias sentencias de la Corte Constitucional como la T-918-2012, que se refieren a la necesidad de que las entidades de salud no discrimen a las mujeres trans y las atiendan como a cualquier otra persona.
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La reunión en Santamaría Fundación termina. Una a una va saliendo otra vez al mundo, tal vez, con más herramientas para enfrentar el rechazo y seguir con la lucha para lograr que la sociedad entienda que más allá del vestido o el maquillaje, existe un ser humano como cualquiera.
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LA
MARCHA DE LOS
COLIBRÍES
Dicen las leyendas mayas que el colibrí lleva los pensamientos del hombre de aquí para allá. En los códices mesoamericanos es símbolo de juventud y renovación. En épocas electorales, donde las fricciones y tensiones están a la orden del día, es una lección de tolerancia, respeto y unión a la clase política por parte de jóvenes de todos los partidos políticos, unidos por una misma causa. Por Jessica Conde
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a cita era a las 18.30 en el Café Brasilero, con su aire intimista y sus recovecos con historia por haber sido, históricamente, centro de reunión obligado de la intelectualidad uruguaya. Un florerito con flores artificiales de colores adorna la mesa y mientras espero, pienso en la primavera y en que, puertas afuera, algo florece. Los representantes de los 4 partidos que militan juntos por el NO A LA BAJA representan eso: una nueva generación que se abre paso planteando un cambio de paradigma en la forma de hacer política, dejando de lado sus diferencias ideológicas y sus trincheras partidarias para luchar por un bien común, en este caso, defender los derechos de los jóvenes de cara al plebiscito de octubre. Es que el próximo 26 de octubre, Uruguay no solo vivirá una instancia tan importante como es la elección presidencial y parlamentaria sino que, plebiscito mediante, se juega el futuro de su juventud. Los ciudadanos deberán decidir si se da curso a la reforma constitucional que determinará que los adolescentes de entre 16 y 18 años sean juzgados y sancionados según el Código Penal de adultos, con todo lo que ello implica. Mediante la inclusión de la papeleta por el SI en las elecciones nacionales,
aquellos que están de acuerdo con la baja de la edad de imputabilidad estarán dando un paso que atenta contra los derechos de niños, niñas y adolescentes. En respuesta a este plebiscito la Comisión No a la Baja, que nuclea sectores políticos, organizaciones sociales y sindicales, referentes de la cultura y ciudadanos, comenzó sendas campañas para sensibilizar e informar a la ciudadanía al respecto de las implicancias de aprobar la reforma y generar conciencia en cuanto a la situación de la niñez y adolescencia en Uruguay y en particular de los menores infractores, cuya criminalización afecta y vulnera sus derechos. La primera en llegar a la cita es Cecilia Vercellino, representante de Jóvenes del Frente Amplio. Enseguida nos ponemos a conversar y una de las primeras cosas que destaca es lo importante de ver esta instancia de trabajo conjunto como un camino a futuro. Mientras charlamos, vemos a un joven a través de las ventanas del café y nos preguntamos si será el representante de Batllistas No a la baja. Salgo, pregunto –esto en una reunión con altas esferas políticas jamás sucedería, todo estaría milimétricamente coordinado- y efectivamente era Diego Ghuietti, quien rápidamente
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se une a la conversación y señala: “En este país donde lamentablemente todo se partidiza tanto, si uno dice una cosa el otro se opone y siempre está en contra, esta iniciativa logró unir a jóvenes de todos los partidos y eso es buenísimo”. Agrega que considera que la dificultad de los políticos para trabajar en conjunto “es más una cuestión generacional de los propios partidos” y que “somos una generación que no vivió muchos traumas”. Al respecto, Cecilia dice que la juventud está “menos contaminada” y que no tenemos “algunas mochilas, lo que nos permite dialogar mejor independientemente de dónde venimos”. Ambos coinciden en que existen muchos prejuicios y que, muchas veces, eso enlentece los procesos de cambio en el país. “El desafío es oír primero qué se dice y no quién lo dice, qué partido o qué sector. Si hay similitudes y estamos de acuerdo hay que trabajar”, indica Cecilia. Plan recambio Cuando nos disponíamos a adentrarnos en el tema de la renovación generacional en los partidos políticos, la puerta del café se abre y Cecilia se apresura a señalar “Ahí llegó Matías”. Matías Stagnari es el referente de Blancos No a la Baja, otro de los sectores que está militando en contra de la baja de la edad de imputabilidad. Llega con el andar cansado, no son épocas fáciles. Café –y jugo de naranja- mediante, seguimos la charla que ahora versa sobre la renovación, tan presente en los discursos políticos pero que poco se traduce en la realidad. Para Diego, las elecciones internas fueron un claro ejemplo del cambio que está solicitando el país. “La gente los pidió. Igual, para que un joven entre, alguien con más años tiene que dejar el lugar, y les cuesta”. Para Cecilia, la gente lo pidió pero además considera que no solo se está dando en el discurso sino también en los hechos, aunque la resistencia de las cúpulas políticas no permite un avance más rápido. “En las listas efectivamente se nota, el tema es que después se traduzca en un cambio real. Y no hablamos de jóvenes solo como una cuestión de edad, sino un cambio generacional en cuanto a la visión de la sociedad”. Matías pone un ejemplo sobre la mesa: el sector IR, un espacio político de base frenteamplista que surge en Uruguay en el año 2010 con la intención de renovar y darle un nuevo sentido al proyecto político de izquierda, según reza su documento fundacional. 12
“En el Frente se está dando algo que está bueno. El IR es un movimiento que de alguna forma nace 100% de la juventud. A los partidos tradicionales les cuesta un poco más tener una estructura juvenil autónoma y partiendo de la juventud en sí. Ese ejemplo es muy rescatable y el fenómeno puede pensarse a futuro”, señala. De todas formas, todos remarcan que se sienten mucho más incluidos en la política y que la juventud misma debe generar esos espacios. Compromiso a futuro Trabajar en equipo no es fácil y menos aún en épocas electorales. Soy sincera y digo que imagino existirán momentos en los que, entre charla y charla, se deben querer matar unos a otros. Se ríen y en sus expresiones puedo ver miles de anécdotas al respecto. “Las diferencias son inevitables, sino seríamos todos lo mismo. Pero es una cuestión también de cambiar la forma de hacer política. Si hay acuerdo, trabajemos juntos”, dice Cecilia. De alguna forma, militar por el No a la baja generó
los espacios necesarios para el trabajo en conjunto. Matías señala que “a veces las instancias no se dan y las coincidencias quedan ahí, en algo que surgió puntualmente. [..] Nos damos cuenta de que podemos trabajar juntos y es ahí donde hay un trabajo a largo plazo y es algo que también dentro de la Comisión se plantea: qué podemos hacer en el futuro”. En tanto Diego acota que depende de ellos mismos reproducir este tipo de colaboración y señala que “hay muchas cosas que no se ven, como la buena química entre todos” y que “hay voluntad” para continuar sobre este camino. “Que no quede en un slogan”. Des-informándonos Algunos de los argumentos que esgrime la Comisión Para Vivir en Paz, que impulsa la iniciativa para bajar la edad de imputabilidad, apuntan a que se trata de una reforma para mejorar la seguridad del país, que busca velar y proteger los derechos de las víctimas de delitos y que tiene una fuerte orientación a la rehabilitación de los menores que cometen delitos, de forma que puedan reintegrarse a la sociedad. Sobra información respecto a por qué es contraproducente bajar la edad de imputabilidad y sobre todo, información sobre todo lo que ya se está haciendo en materia de políticas orientadas a la juventud y a la reinserción de menores infractores. Aun así, todos concuerdan en que la desinformación es mucha. “Cuando hablas con la gente y planteas un argumento en contra no tienen muy claro qué proponen los que están a favor de la baja y tampoco se sientan a analizar la implicancia”, dice Cecilia. Y Diego plantea un punto importante y que es común denominador de la sociedad del entretenimiento y la inmediatez en la que vivimos. “La gente tampoco quiere saber. No es que no haya información, o que la Comisión Para Vivir en Paz oculte, o que la comisión por el No a la Baja oculte. Entre un debate y Tinelli, pongo a Tinelli que me va a entretener más”, señala. “Eso habla mucho también de la sociedad en que vivimos no solo en Uruguay, sino a nivel global. Esta propuesta puede parecer una solución rápida pero no lo es”, indica Cecilia. Apresuradamente entra alguien al café. Tras examinar rápidamente el salón, reconoce caras familiares en nuestra mesa y se acerca. Se trata de Marcia Casagrande, de la juventud del Partido Independiente. Recuerdo un comentario hecho más temprano: el
reconocimiento a Marcia de sus pares por estar en todas las instancias en que se trata el tema juventud representando a su partido. “Los medios contribuyen por ejemplo cuando informan que son menores y no lo son. Juegan con la sensación de la gente”, opina tras sumarse a la mesa y al intercambio de ideas. Agrega que “la gente no sabe la cantidad de programas y planes que hay para rehabilitar a los jóvenes” y que se dejan llevar mucho por “la imagen” que dan los medios. Según ella, hay muchos casos en que “otra vida es posible gracias a políticas de reinserción” y de hecho, el rol de los medios ha sido tratado en múltiples ocasiones en el núcleo de la juventud de su partido y les resulta “preocupante” el trato hacia la juventud del Uruguay. Cecilia se adhiere a esa idea y además indica que “no entiende por qué la saña contra los menores”, lo que Matías considera una “retroalimentación de la sensación de impunidad”. También cuenta Marcia sobre la experiencia desde su partido y el dato alentador es que la gente se acerca mucho a pedir información cuando están en ferias, actividades por la Comisión o partidarias y sostiene que todo lo que pueda hacer hoy para cambiar las cosas “lo hará”. Cuentan todos sobre las campañas del miedo, sobre la Ley del Talión que se apodera de parte de nuestra sociedad y sobre la bajeza de utilizar el dolor ajeno. Manejan cifras como anillo al dedo y me ilustran sobre la creación del Sistema de Responsabilidad Penal Adolescente (SIRPA) y el descenso abrupto en la cantidad de fugas. De alrededor de 1000 en 2009-2010 a 0 este año y 20 el anterior. Los escucho reconociéndome en algo de cada uno de ellos y se me viene a la mente una clásica frase que pierde sentido frente a ellos: la juventud está perdida. Son conscientes de sus diferencias y de sus coincidencias pero el bien común los sobrevuela como esos colibríes que invaden Uruguay. Salimos del café y la noche ya cubre Montevideo. Nos despedimos y esperando el ómnibus escucho a dos señoras replicando las acusaciones de un candidato a otro y vuelvo a la realidad de la época electoral pero con una diferencia. Ahora tengo la certeza de que los colibríes ya están en marcha.
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Born in Argentina La guerra lo atraviesa, pero él va por la paz. Participa en el conflicto bélico de 1982 defendiendo el lado argentino. Desde aquel desenlace es peticionario independiente ante el Comité de Descolonización y la Cuarta Comisión de la Asamblea General de las Naciones Unidas.
Por Manuela Moyano 14
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s argentino y nace en Malvinas. Sus nietas son la sexta generación de permanencia continua de la familia Betts en las islas. Algunos Betts van al continente, a la provincia de Santa Cruz “en busca de una mejor calidad de vida”. Se trasladan junto con otros isleños. En la historia de la familia extendida y familia nuclear de Alejandro Betts Goss conviven también diversas culturas. Tiene ocho hermanos, de los cuales dos viven en Malvinas con su madre. El resto, se fue “dispersando antes de la guerra: dos se fueron al Reino Unido; otros dos, a Nueva Zelanda; uno, a Australia y otro no tiene residencia fija”, explica Betts en el marco del proyecto Enlaces. Raíces del futuro, que busca reconstruir la historia de los vínculos entre continentales e isleños, coordinado por el Observatorio para las Malvinas e Islas del Atlántico Sur. Su historia continúa con su matrimonio con una isleña —que muere a los 26 años—, con quien tiene dos hijos: Pablo, el mayor, se fue a Santa Fe, al Liceo Aeronáutico Militar (LAM). Y Dawn, quien “se identifica como británica”. Tras enviudar, Betts se casa con una cordobesa con quien tiene tres hijos más. Su vida se escinde a partir de la guerra: vive 34 años en Malvinas y 30 en la provincia de Córdoba. En él conviven las culturas argentina, británica, malvinera, cordobesa, tierrafueguina. Su prioridad es su nacionalidad, que determina sus decisiones en la vida. Él es isleño argentino. Con estas palabras las combinaciones utilizadas son: isleño británico o continental argentino. A Alejandro Betts Goss, —con el nombre Alexander Jacob en su partida de nacimiento de Malvinas— le cabe hoy el de isleño argentino con vivienda en la provincia de Córdoba. Conclusión: argentino. Con los isleños argentinos de origen británico lo une el lugar de nacimiento y permanencia. Se cría con las costumbres británicas, escuela británica, cultura británica. Pero algo
le hace ruido. A Alejandro le llama la atención que “toda referencia que se hace a la historia de la Colonia parte desde el 3 de enero de 1833”, según explica en relación con la cultura malvinera, en su libro Malvinas Identidad Nacional. Con los continentales argentinos lo une sobre todo el documento nacional de identidad. El 26 de octubre de 1982 es otorgado a Betts el DNI con domicilio en Córdoba. Es el primer malvinero que se presenta para adquirir el DNI argentino. Su decisión impacta en el mundo. Pero él conserva la tranquilidad de quien está seguro de sus convicciones. Explica que el 6 de marzo de 1927 la jurisprudencia determina que “cualquier persona nativa del territorio malvinense es considerada argentina”. Aclara Betts que “Malvinas forma parte de la provincia de Tierra del Fuego”. Sorprendentes palabras en boca de una persona criada con la cultura filobritánica. Pero él no se queda de brazos cruzados viendo pasar los días ante sus ojos. Docente en la localidad serrana de Agua de Oro de la provincia de Córdoba, forma parte de la Comisión de Familiares de Caídos en Malvinas. A partir de su propia experiencia en su niñez, cree que la educación de la historia cumple un papel importante en el camino de unión entre isleños y continentales argentinos. Los relatos de idas y venidas entre las Malvinas y el continente son materia prima de su voz, teniendo en su mente registro de las familias. Pero el conflicto sigue siendo el denominador común en sus relaciones con los malvineros residentes. Sin pasaporte no puede entrar a las islas. Pacífico, su entorno le es por momentos hostil e indiferente. Desde el lugar incómodo pero clave que le toca en este escenario, aún considera como posibles sus ideales de unión entre isleños y continentales argentinos. 15
Una elección por la diversidad
"Llegará el tiempo en que habremos de necesitar a los que preservan las tradiciones, las leyendas, los rituales, los mitos y todas las viejas costumbres de los pueblos, para que ellos nos muestren cómo recuperar la salud, la armonía y el respeto a nuestros semejantes. Ellos serán la clave para la supervivencia de la humanidad, y serán conocidos como ‘Los Guerreros del Arcoíris’”. Leyenda indígena norteamericana Por Diego Obispo
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l 12 octubre se cumplen 522 años de que un comerciante aventurero europeo puso sus pies en América. Lo que vino después es la historia conocida que muchas veces niega que esta tierra no fue descubierta sino colonizada. Desde un primer momento existió un choque de culturas que en muchas regiones aún sucede. Ese enfrentamiento se disimuló desde la educación formal, los medios hegemónicos y los gobiernos, denominando al día del desembarco de Colón, como Día de la Raza. Es difícil determinar de qué raza estamos hablando. No podemos referirnos a la colonización como un fenómeno uniforme que dio nacimiento en todo el continente a una nueva etnia diversa y mixta. En la mayor parte de América hubo un masivo exterminio de los indígenas, o si existen lo hacen en condición de vida muy precarias. El siglo XXI trajo aparejado un cambio de época en Latinoamérica y comenzaron a romperse las pesadas cadenas arraigadas desde la colonia. En ese contexto un indígena recuperó el poder en una región del mundo. Su predecesor había sido el traicionado Atahualpa, ajusticiado en 1533 por las tropas de Pizarro, a pesar de que los Incas pagaron una desorbitante cantidad de oro y plata para evitar su ejecución. Sucedió en las cercanías de Cajamarca, hoy una de las regiones más saqueadas y pobres de Perú. Pasaron 472 años, hasta que Evo Morales Ayma asumiera la presidencia de Bolivia. Tan solo 4 años antes el censo le había dado la posibilidad a los indios de definirse como tal, hasta entonces solo se clasificaban a las personas como: mestizo, campesino, blanco o negro. En esta ocasión el 62% se definió como indígena, lo que demostró a la desperdigada masa india su tamaño y revalorizó su poder en su tierra. El Evo, como le dicen sus simpatizantes, fue el hombre elegido para hacer de esa Bolivia saqueada y marginal un Estado en donde se entendiesen todas las culturas y donde el poder y las riquezas estuviesen equitativamente distribuidas. Estaba claro que el modelo opresor que había primado en los últimos 70 años, bajo el asedio de 56 golpes de Estado, no funcionaba y estaba conduciendo al país a la desintegración y a la ruina. Había que encontrar un proyecto que articulara una patria diversa, que incluyera a sus 36 etnias reconocidas,
especialmente a la Quechua y Aymara que juntas alcanzan más del 50% de la población. Evo asume su gobierno el 22 de enero del 2006 y el 1 de mayo de ese año sorprende a los bolivianos con un decreto que nacionaliza todos los hidrocarburos. Eso hizo reaccionar a las oligarquías asentadas en lo que se denomina la medialuna opositora, una región formada por todos los departamentos del este amazónico boliviano, en donde se encuentran las mayores riquezas naturales del país. Santa Cruz el principal bastión opositor, rápidamente exigió su autonomía del Estado central. Esto significa no depender de los recursos del Estado, pero sobre todo no entregar sus recursos, ya que su nivel de desarrollo basado en la explotación de recursos naturales hace de esa una zona muy rica frente al altiplano árido, desértico y pobre del oeste boliviano. En un clima de tensión y confrontaciones el gobierno da un paso más allá en sus políticas de cambio, y el 2 de julio de 2006 celebra el referéndum donde se eligen a los 255 integrantes de la Asamblea Constituyente encargada de redactar una nueva Constitución Política del Estado. El 56% de los electos provenía de algún pueblo originario.
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La Asamblea funcionó en medio de fuertes confrontaciones políticas y sociales. En Santa Cruz las protestas dejaban decenas de muertes y el racismo cobraba fuerza. A ella se plegó Sucre, poco después de que se frustrara su objetivo de ser declarada Capital única de Bolivia. En 2008, en Santa Cruz, llaman a un cuestionado referéndum autonómico que triunfa por amplio margen, pero que no contaba con la validación ni las garantías exigidas por organismos nacionales o internacionales. En ese contexto, Evo Morales, temiendo el advenimiento de un golpe de Estado en su contra, decide poner su cargo a disposición y es ratificado con el 67% de los votos. Finalmente con tan solo 164 de los 255 asambleístas se aprobó el texto de la Nueva Constitución Política del Estado. Luego fue sometida a una consulta popular con la tasa de participación más alta de toda la historia de Bolivia, el 90% de los ciudadanos determinó el triunfo del sí con 61% del total, mientras que el no alcanzó el 38%. Por mandato constitucional Bolivia es hoy “[…] un Estado Unitario Social de Derecho Plurinacional Comunitario, libre, independiente, soberano, democrático, intercultural, descentralizado y con autonomías”. El primer Estado de América que le reconoce a los pueblos originarios su derecho a autogobierno; la posibilidad de crear un órgano particular de justicia atendiendo a sus usos y costumbres, la autonomía y la propiedad exclusiva de los 18
recursos forestales de las comunidades. Establece también una cuota indígena para la conformación del Parlamento y determina como oficiales las 36 lenguas conocidas en Bolivia, dejando a decisión de las regiones qué idiomas oficiales utilizar, uno de ellos debe ser el español. La nueva Constitución establece seguridad social y salud gratuitas, y declara servicios básicos a la electricidad, el gas domiciliario, el servicio postal y los servicios de telecomunicaciones, cuyo proveedor responsable será el Estado. Además convierte el acceso al agua y el alcantarillado en Derechos Humanos prohibiendo que sean objeto de privatización o concesión. Bolivia se declara como un país de economía plural, reconoce diversas formas de organización económica y las atiende y fomenta por igual, de acuerdo sean los intereses de las comunidades que la practiquen. Pero el Estado boliviano promueve el modelo económico cooperativo, así como privilegia la inversión privada nacional y las organizaciones sin fines de lucro. Este modelo ha levantado fuertes críticas pero sus resultados han logrado el mayor crecimiento económico en tres décadas. En 2010 el Banco Mundial sacó a Bolivia de la lista de países de ingresos bajos y la colocó en el grupo de ingresos medios. En la Constitución se prohíbe también el latifundio y la privatización de los recursos naturales y se determina
que todas las tierras deben cumplir una función económica y social. Para muchos bolivianos el nombre de Evo Morales aparece marcado como el refundador, el hombre que devolvió a sus originarios la capacidad de ser parte de la construcción del país. Pero también se lo menciona en la prensa como “un colla de mierda, ignorante y bruto”. Lo que demuestra la división social existente. Algunos sectores han radicalizado sus posturas xenófobas, racistas y homofóbicas, yendo a contra pelo de lo que la mayoría ratificó al aprobar una Constitución que abre el futuro a la diversidad. No es extraño escuchar en radios bolivianas señores que vociferan al grito de “Colla de mierda, engendros mal paridos, hijos de llama en piedra”. Mientras los diarios titulan “Evo, Santa Cruz será tu muerte política y física” y en la televisión un señor sentado en un escritorio con flores y portarretratos, similar al de Susana Giménez, le levanta el dedo mayor a la cámara y se refiere al Presidente como “el indio analfabeto e ignorante”, cerrando su reflexión con la certeza de que “va llegando la hora de que él sea aniquilado físicamente” y por si no queda claro remata con un “me refiero a Evo Morales”. Esto ha llevado a Bolivia a penar judicialmente la discriminación estableciendo sanciones con penas privativas de libertad de tres a siete años. Esta ley ha sido duramente criticada por la Sociedad Interamericana de Prensa que asegura que viola la libertad de prensa.
Los medios bolivianos dan la imagen de un país dividiéndose, mientras que cada elección es ganada con mayor margen por el actual Presidente que parece unificar cada vez más el sentimiento boliviano tras la creación del Nuevo Estado Plurinacional que se va afirmando, frente los reclamos de la oposición, a la que una señora me la definió de forma magistral “como una guagua mañuda, que todo piden, pero nada les conforma”. Este 12 de octubre los bolivianos podrán elegir si Evo continúa 5 años más, todo hace suponer que sí. Según las últimas encuestas, Morales sería reelecto con un 54% de los votos, mientras que su contendiente más próximo se ubica con el 14% de la intención de voto. Bolivia parece reafirmar su apuesta a un modelo que rescata la diversidad cultural, pese a las consecuencias que eso le trae en un mundo en el que la globalización impone modelos uniformando costumbres y estilos de vida, y tratando de atrasos o barbaries a las diferencias culturales. Los colores del arcoíris flamean en cada lucha por la diversidad que se plantea por estas latitudes, reflejando un mensaje y un gran desafío en la construcción de sociedades libres y diversas. Cada bandera multicolor representa la unidad y la diversidad que debe tener una sociedad para avanzar con resolución en pos de todos los que la integran.
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Colombia
Conexión
“Bañada por dos mares y el Orinoco, café, café, café y petróleo” Colombia Conexión, Aterciopelados
Por Juliana Fitgerald Fotos: Juliana Fitgerald
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iodiversidad quizá no es la primera palabra que el mundo asocia con Colombia. Un pasado violento, de guerra interna patrocinada por el narcotráfico ha puesto en tercer plano las cualidades climáticas del país. Y digo tercer plano porque después de la cocaína, que ojo, no es lo mismo que la hoja de coca, las FARC y el terrorismo, Colombia siempre ha estado asociada al café y al petróleo. Aunque orgullosamente hemos sido uno de los mayores productores e importadores de grano del mundo, Colombia también tiene un sinnúmero de frutos y vegetales únicos que hacen de está tierra un paraíso. El plátano sea verde o maduro es una de las hortalizas de mayor consumo, acompañamiento casi obligatorio de los almuerzos y cenas, así como protagonista de recetas regionales como el patacón con hogao o la marranita, platos del Valle del Cauca. Alguna vez Colombia fue conocida por su capacidad para exportar bananos, una de las frutas más consumidas en el país, por la que la nación fue violentada gracias a la United Fruit Company en un hecho histórico que parece tan ficcional que incluso merece apartes en Cien Años de Soledad: “Tratando de fugarse de la pesadilla, José Arcadio Segundo (…) al pasar por los pueblos dormidos veía los muertos hombres, los muertos mujeres, los muertos niños, que iban a ser arrojados al mar como el banano de rechazo”. Sin embargo, y aunque el panorama del agro en
Colombia no ha cambiado mucho, la globalización y los tratados de libre comercio han permitido al país mostrar diferentes productos naturales. La iniciativas turísticas de los últimos gobiernos han atraído extranjeros, exponiendo no solo ante ellos, sino ante los locales, una serie de frutos, de peces, de vegetales, de preparaciones tradicionales que antes eran prácticamente desconocidas.
“
A mi deme un aguardiente, un aguardiente de caña, de las cañas de mi Valle y el anís de mis montañas”, Garzón y Collazos
Los diferentes pisos térmicos del país, han creado una especie de tierra ideal para los amantes de la naturaleza. Paramos montañas y valles, producen cientos de miles de frutas y verduras, muchas de ellas únicas en el mundo y fuente de trabajo en sus regiones. Elegimos las frutas más llamativas, más ‘exóticas’ y más características de Colombia para mostrarle que la diversidad es una maravilla, que son las diferencias las que hacen al mundo único.
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Biodiversidad EN COLOMBIA
Maracuyá El fruto de la pasión es una de las frutas tropicales más populares en Colombia. Jugos, mermeladas, postres, helados y salsas son sus presentaciones. Esta prima de la Gulupa era conocida por los nativos de Perú como Porop’osqo, que significa bolsa ácida, porque si bien es muy rica, no es para todos los gustos debido a la intensidad de su acidez.
Gulupa
Arazá También conocida como la guayaba amazónica, esta fruta se da en la zona selvática del Amazonas, Colombia, Perú, Ecuador y Brasil y es consumida en jugos, mermeladas y helados. Su sabor es dulce y su fruto verde pálido.
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Conocida con diversos nombres a lo largo de Latinoamérica, esta fruta es de la familia de la Maracuyá. Su sabor es ácido, se consume en jugos y se le atribuyen propiedades tranquilizantes, por lo que sirve para conciliar el sueño.
Borojó Este es uno de los frutos más renombrados en Colombia. Por su alto contenido proteico y sus poderes afrodisiacos, el jugo del amor, es preparado con el fruto maduro, el cual cae del árbol y debe ser procesado. En los puestos callejeros o de la plazas, el jugo contiene ostras, cangrejos, aperitivo, vino dulce y vitaminas; el sabor final, es el de un sorbete dulce pastoso y espeso que da mucha energía.
Pitahaya amarilla La pitahaya es una fruta también de Centroamérica que, como el zapote, se da en diferentes tipos a lo largo del continente. En Colombia es famosa por sus cualidades digestivas. Por dentro es casi transparente, dulce y llena de pepitas que se pueden consumir.
Zapote Es un fruta común en Centroamérica, también es conocida como mamey; sin embargo, dado que sus semillas se esparcen por el suelo, esta ha derivado en diferentes tipos de zapotes. En Colombia, esta fruta se utiliza en salsas, jugos y mermeladas, aunque principalmente se consume cruda. Su color interno es lo que le da su nombre.
Otras frutas consumidas en Colombia son: Lulo, Chirimoya, Mangostino, Feijoa, Manga, Curuba, Pepaepán, Níspero, Mamoncillo, Granadilla, Chontaduro, Tomate de árbol, Tamarindo, Coronilla, Granada, Mamei, Guama, Pomarrosa, Guayaba Agria/Coronilla, Mortiño, Cocota, Naidí, Madroño, Badea, Grosella, Anón, Guanabana, Calentana, Corozo, Manirita, Algarrobo y Papaya; si alguna de estas es consumida en su país, cuéntenos a través de @_Lamirilla 23
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“ENTER THE VOID”
DE PASEO POR EL VACÍO Por Maxi Fleitas
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ubiera sido conveniente comenzar esta reseña sobre la tercera película del director francoargentino Gaspar Noé con algunas advertencias. Tiendo siempre a alertar a los ingenuos ante la presencia de este director en los créditos de un film, Enter the Void no es la excepción. Pero por primera vez en sus contados largometrajes, Noé no abusa de la violencia traumática y directa para incomodar y afectar al espectador. Hay dos hitos fundamentales que internet no para de destacar cuando uno googlea este film: la secuencia inicial —donde una persona con antecedentes de epilepsia podría inducir un ataque a causa del abuso y rapidez con que se alternan distintas fuentes de neón— y la secuencia de casi diez minutos donde el protagonista de la historia, Oscar, alucina inducido por la lectura del Libro tibetano de los muertos y el DMT. Sin dudas que hasta Noé nadie había tenido la capacidad de relacionar la estética citadina del Japón moderno con el consumo de drogas duras, y si la ensalada está falta de sal, incluir analogías directas a un libro budista. El neón transcurre como el vacío, ilumina en forma de alfabeto, relacionado con los distintos estados de ánimos que el film busca inducir. Enter the Void es la historia de dos hermanos británicos que, luego del fallecimiento de sus padres a causa de un accidente de tráfico, son separados en distintos orfanatos. Oscar, protagonista del film, una vez adulto, logra mudarse 30
a Japón y gracias al dinero conseguido con la venta de drogas, consigue traer a su hermana desde Europa. Esta comienza a ejercer como stripper en un club nocturno de Tokio. Mientras todo transcurre con normalidad vemos el mundo del protagonista, desde su mirada, sintiendo su respiración y malestar. Oscar muere escapando de la policía, comienza el viaje al vacío, al análisis en retrospectiva de una vida vacía, sin sentido. Flashbacks que desgastan al nuevo fantasma, el neón que continúa quemando los ojos, se nubla la visión hasta el sueño y el amor comienza a desmaterializarse en estado casi místico. Decía anteriormente, que esta película carece del efecto violento característico de Noé. Esta historia tiene su conclusión en otro plano, donde la violencia no es necesaria, ya cumplió su cometido, si alguna vez lo tuvo. Entrar en el vacío es adoptar una postura crítica, pareciera un simposio de fantasmas llorando su arrepentimiento. Pero Noé —criticado duramente por esta película: algunos lo acusan de desnudar un Tokio kitsch y cachivache— atraviesa paredes, flota en el espacio inabarcable sostenido por el Libro tibetano de los muertos, avizorando un eterno retorno en la concepción de un nuevo fruto de amor. Visión inmaterial de aquellas ideas que luego tomaría Nietzsche, pero que a nuestro parecer, este último nos libró de inmaterializarnos para regresar a nosotros mismos y repetirnos con variaciones más genuinas, quién sabe si Noé está en lo cierto al hablar de los muertos.
la chica de la libretita
VARIEDAD, SURTIDO Y DIVERSIÓN Por Cecilia DP
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i algo aprendimos de niños, eso es que la diversidad existe. Pensemos sino en los paquetes de galletitas surtidas que solían poblar nuestras meriendas. Porque si no eran para enseñar algo, ¿para qué queremos esas mezclas que no nos satisfacen tanto como un paquete de determinada marca y sabor? Está bien, está bien… siempre hay alguien a quien le gustan cosas que a uno no y un poco de eso se trata, ¿verdad? Intentar explicarle a un adulto que no todos somos iguales y que no a todos nos gusta lo mismo no parece tan sencillo. Pero lo es y así, mientras abro un nuevo mix de galletitas, intentando pescar con los dedos algo que sea de mi agrado, pienso en lo diversas que son las relaciones que me rodean, ya sea que me involucren o no. Y recuerdo, por ejemplo, los extremos que se reúnen en la cena con amigos: desde la enamoradiza compulsiva, que tiende a encontrar al amor de su vida en cada cambio de estación —estamos en primavera ya…—; hasta la parejita que, con idas y vueltas, suma casi 10 años a su favor; pasando por la eterna soltera, que reconoce un posible futuro como loca de los gatos, a la que no le faltan en el presente ni la locura ni las mascotas; la que está de novia y se siente extraña saliendo sin su media naranja aunque sea una reunión solo de mujeres; y la casada que convirtió la noche con amigas en regla oficial del hogar. Reglas claras, de eso se trata. Parafraseando una charla bastante reciente, deberíamos replantearnos la influencia que tiene la comedia romántica en nuestras vidas. Años de consumir historias perfectas, coreografiadas por brillantes creadores de ficción, nos hicieron creer que la vida y las relaciones que entablamos vienen con un reglamento ya escrito. Y que todos deberíamos adherir a esas reglas supuestamente universales para ser felices. Claro, esto falla cuando nos encontramos con que nunca nadie nos dio el guion de nuestra obra... Está bien, todos pasamos por imágenes más o menos cinematográficas —y lo reconozco, hay escenas que hasta se ven en blanco y negro: como la noche en que alguien me ahorró
una muy posible gripe después de esperar un taxi bajo la lluvia y llegó a mi esquivando charcos con un paraguas, o el recuerdo no menos hollywoodense del ansiado encuentro tras semanas de postergaciones, abrazo, beso y desaparición del mundo alrededor incluidos—. Pero en ambas situaciones hubo que volver a la realidad… y eso, queridos, el cine no nos lo muestra. ¿Qué pasa cuando después de ese auxilio bajo la lluvia la vida real nos llama? Probablemente nos limitemos a continuar con la charla comenzada en el bar o a ver cómo otras personas, menos novelescamente afortunadas que nosotros y nuestro paraguas, se quejan de la lluvia, los charcos y las olitas que generan los autos que pasan. Mucho más difícil —tal vez por lo idílico de la situación— es volver a tierra después de ese reencuentro antes mencionado, pero estamos a fin de mes, hay que pagar alquileres, y la cena en el restaurante romántico deberá cambiarse por algo más accesible: “¿Peli en casa? Compré helado ayer y queda todavía”. Volvamos. Volvamos que ni llueve ni tenemos con quien reencontrarnos. Y mientras volvemos, pensemos cuántas veces ese querer seguir reglas inexistentes nos impidió disfrutar de algo porque “esto no es lo que debería”. Se me ocurre por ejemplo, que en ese guion perfecto entra la ansiosa necesidad de ponerle un título a las cosas —sí, somos como niños pequeños señalando cada perro que pasa y gritando ¡guau, guau!, no lo neguemos—, tan felices que seríamos de poder aflojar ese nudo de corbata simbólico que nos estamos imponiendo. Otra cosa que afecta a la diversidad de relaciones y sus formas es qué pasa cuando la pareja se termina. ¿En serio te tengo que odiar como si fueras lo peor que me pasó? ¿De verdad eso me va a ayudar a sentirme mejor? Fantaseo con la idea de que te pase un tanque por encima, es verdad, pero... ¿A quién se le ocurre que realmente eso va a servir de algo? Si ese alguien fue importante en mi vida y las cosas no funcionaron, pero tampoco hubo algo que califique de traición... ¿Realmente es obligatorio que desaparezca como si nunca nos hubiéramos conocido? Y el recuerdo de un ex que tardaba más que yo en arreglarse para salir, sumado a su insistente costumbre de admirarse en cualquier reflejo cual Narciso moderno, me da la respuesta a todo lo que vengo planteando: la línea que divide lo que sí de lo que no depende de cada uno. Antes de que me coma el paquete entero los convido a elegir a ustedes: ¿prefieren la sencillez de las galletitas clásicas, van por caminos mas coloridos y glaseados, o prefieren la ostentación de una galleta con relleno —siendo esta el equivalente a la afectuosa dupla con la que comparto el colectivo y que comienza a ponerme incómoda con sus públicas demostraciones de cariño—? Sea lo que sea que elijan, buen provecho para todos. 31
Click!
MartĂn Rosas 32
Rospa
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La feria de Tristán Narvaja es una de las postales de Montevideo. Inaugurada en 1909, comenzó comercializando frutas y verduras y se ha diversificado hasta convertirse en uno de los paseos más característicos de la capital del Uruguay
Rospa 34
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Arte urbano
OAK OAK
Por AnalĂa Dobrov Vasilieff
Un artista diferente
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Oakoak es un artista francés, de Saint Etienne, que se define a sí mismo como alguien que se divierte en la calle. Consigue animar el duro cemento con genialidad y despertar la atención de cualquier ciudadano ensimismado que se pasea por la ciudad. Se lo conoce por su apodo y poco se sabe de su vida, en tanto él desea preservar su anonimato. Este artista puede ver en la ranura de una pared, en una baldosa rota y en las alcantarillas, una oportunidad para expresar su arte. Crea pinturas que se integran a la ciudad, modificándola, recreándola y otorgándole vida. No hay límites ni impedimentos para la creatividad de este francés. Oakoak logra ver con ojos nuevos lo cotidiano que lo rodea. Tener la capacidad de ver parece algo simple, pero requiere de un sujeto con un espíritu inquieto capaz de estar presente y atento a lo que sucede en el espacio que lo rodea. Espacio que reinventa con cada nueva obra de arte que realiza. Este francés es un talentoso artista que transmite el placer de la invención y, de la mano de su imaginación, nos transporta a una ciudad con personajes de videojuegos, de películas y con mensajes de amor. En sus intervenciones encontramos a los personajes del videojuego Street Fighter, del juego Angry Birds y de la serie The Simpsons, entre otros. Incluso podemos descubrir a Wally en la ciudad, el famoso personaje de los libros ¿Dónde está Wally? La capacidad de Oakoak para jugar se expresa en sus obras, y genera complicidad en los espectadores, provocando el asombro y la genuina alegría de éstos. Transmite a través de su arte urbano la diversión que siente al hacer estas intervenciones en la ciudad, como por ejemplo con Bruce Lee y Chuck Norris. También expresa su visión en relación a cuestiones sociales como es la presencia, cada vez mayor, de cámaras de seguridad en las ciudades, y genera a través de esta obra que alguien que pase por ahí se detenga a pensar al respecto. En su obra llamada “Nacido para ser libre”, puede apreciarse su imaginación al servicio de las más distintas situaciones callejeras. Allí se puede ver cómo resuelve la intervención en una pequeña ventana con un corte en uno de sus barrotes. Oakoak dejó muestras de su arte, además de en Francia, en los países por los que viajó: Inglaterra, Italia, Tailandia y China. Su trabajo completo puede verse en http://www.oakoak.fr/ así como en su perfil de Facebook. 37
¡VIVA LA DIFERENCIA! Por Belén Fourment Fotos: Básica TV & Florencia Ciliberti
Autodefinido como inquietamente geográfico y optimista a largo plazo, un artista polifacético que se mezcló con su personaje no puede entender cómo a la gente le rechina tanto la diversidad. Y como cuando pienso en diversidad pienso en Dani Umpi, fui a preguntarle qué se le pasa a él por la cabeza. 38
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mí se me hace que la diversidad es diferencia, variedad, el espectro que todos los días nos ofrece el mundo más allá de formas, colores y gustos. Se me hace extraño que la palabra y su contenido todavía hagan ruido en la sociedad uruguaya, cuando en realidad la esencia es lo que somos. ¿A qué nos enfrentamos si negamos su existencia? ¿A una palestra sin colores? En la escena montevideana apareció hace rato largo un showman, un artista polifacético imposible de encasillar y muy fácil de reconocer. Y como cuando pienso en diversidad, más allá de que a mí se me haga un término diario y autoaplicable, pienso en Dani Umpi, quise saber qué era para él eso que se estaba celebrando este mes en Montevideo. Dani pasó parte de setiembre en San Pablo, una ciudad que adora y a la que fantasea irse a vivir. Convocado por la fundación Itaú Cultural fue a realizar una puesta con el director teatral Gustavo Bittencurt, a quien conoció sobre la marcha. Para él esta experiencia fue una puerta a la experimentación con desconocidos, a los que no suele acercarse porque es “medio bicho”. A él se le ocurre que la diversidad es un término popularizado desde que las minorías ganaron visibilidad y le parece que es una manera de evitar enumerar. “Y en realidad es lo más natural, porque si hay algo que es el mundo es diverso”, le comenta a La Mirilla. En tierras norteñas vio la intensificación de una movida religiosa conservadora que pretendía erradicar a los movimientos afro, y en las uruguayas ve el auge de la neurodiversidad, la de los “neurológicamente diversos”. A pesar de que compartimos la naturalidad, él piensa que el término es “bastante acertado” pues de alguna manera es un paso para abrir la cabeza. “Todo el mundo está en una minoría de algún modo. La gente no entiende algo tan simple como respetar al otro, entonces mientras no se entiendan hay que seguir”, explica. Bajo la lluvia, con la capucha de su canguro blanco puesta, Dani es uno más de los que caminan por la Ciudad Vieja hacia su destino. Pero no siempre funciona así, porque cuando se viste de su personaje, que también se llama Dani, cambian la idea y la percepción. Abajo del escenario, mientras toma su café con leche y muestra su impecable y enorme dentadura cada vez que se ríe, mantiene la distancia con la pose que toma cuando hace su show. El presente es distinto a lo que era su presente de hace 10 años. “Tuve suerte porque hay maneras de crear que ahora son más comunes y yo ya las hacía antes. Hay una mezcla de constancia pero también de un contexto que me es más favorable. Cuando salió Lady Gaga muchos estuvimos
muy agradecidos, porque popularizó una forma de crear que ya no teníamos que explicar más, porque sino era muy desgastante”, dice, antes de elogiar a una de las artistas del momento. “No sé si es un ejemplo a seguir, pero yo siento mucha empatía con lo que hace. Hay tantas cosas, y que haya una que su discurso sea que seas vos mismo y puedas reinventarte ya es un montón”, valora. Destaca su sonido, su talento para cantar, y el hecho de que es “excesiva, mostra y muy ambiciosa”, barroca y bella de una manera no convencional. “Tiene esa cosa de la ambición que se tropieza y se cae del abismo; hace algo y le va re mal y renace y aparece con algo nuevo. Es una fuerza increíble, me encanta. Es como que quiere el mundo”. Si fuera de esta generación, a Dani le gustaría mucho más Gaga. Cuando él inició su camino de artista tenía como referencia a Alaska, David Bowie y Marilyn Manson, quienes generaban un imaginario alrededor, “ese concepto de artista fantasía”. Pero cuando empezó a ponerse pelucas de cotillón arriba del escenario no todos lo hacían, y gracias a la masividad de figuras como Gaga es que su propuesta camp hoy puede ser más aceptada. “El culto a lo bizarro está más generalizado; esa cosa drag de la barba y los tacos en su momento no era muy aceptada. Pero para mí tendría que haber visibilidad en otro contexto que no sea solo el espectáculo o el arte, que es el espacio que la sociedad le da a las minorías. Recién ahora hay políticos que tienen otro tipo de sexualidad y lo manifiestan, o en el fútbol. Al principio la sociedad aceptaba la visibilidad si se estaba en un lugar de burla, y cuando empieza de otro lado entra a cambiar. Por eso la diversidad es como un fósforo, porque todos somos diversos”, opina. Por ejemplo, cuando le consultan por el matrimonio igualitario y él dice que no tiene pareja estable ni pretende casarse, los ojos de su interlocutor se agrandan. “Hay mil maneras”, dice, de ser diverso. De hecho, ha llegado a un punto en el que la gente acepta su homosexualidad pero se sorprende y mucho cuando cuenta que no toma alcohol o no ve televisión, así como a él no le entra “en la cabeza” el gusto por el fútbol y la pasión por la Celeste. Pero en eso, en que se hable de estos temas con naturalidad, considera que tiene que ver la lucha por la aceptación que se tiene hace años, el hecho de que la gente se haga respetar más, que pueda hacerle un juicio a su jefe si éste lo despide por no aceptar su forma de ser. En su caso particular, admite que también hay una postura propia de sentirse fuera del sistema. Eso viene desde adolescente, cuando intentaba definirse como escritor o artista visual y terminó haciendo ambas cosas, además de
cantar. “Era algo que estaba en mi mente”, reconoce, y aun así se largó a ser artista, algo que internamente se le ha hecho difícil. “Hay un proceso que tiene que ver con la diversidad pero desde otro lado, porque uno se siente al margen; como una cosa mental que yo siempre me veo dentro de una periferia”, revela. Cuando empezó a cantar y lo hacía en Pachamama, Buenos Aires o en El Dorado, estaba todo bien. Sin embargo, cuando tuvo que enfrentarse como telonero al público que había ido a ver a Andrés Calamaro, al que considera de clase media por haber podido pagar esas entradas, se encontró con gritos homofóbicos. “Te gritan ‘puto’; no tiene que ver con lo artístico”, dice con sorpresa, aunque también descubre el prejuicio hacia la mayoría, de la que justamente no esperaba esa reacción. “Es como cuando iba a bailar a un boliche de cumbia y me sacaba fotos y estaba todo bien, y cuando iba a una fiesta electrónica cheta me puteaban. Uno piensa que la clase media no discrimina, pero no es así. ¿O por qué muchas amigas prefieren ir a bailar a un boliche gay? Porque si van a otro las tocan, y no es que vayan a boliches tremendos, van a los que va todo el mundo”, ejemplifica. Para él, las mujeres también son una minoría en la sociedad, una minoría “muy grande”, y aunque quisiera que todos fueran feministas, sabe que no se puede. Al menos valora que El Cuarteto de Nos, un grupo de hombres que viene desde el humor, un nicho bravo en cuanto a la discriminación, haya sacado “No llora” (que dice cosas como ‘ella no renuncia a los principios que atesora / La nena no se calla ni la nena llora’). Por eso que dice del humor es que tiene un recuerdo de rechazo hacia la murga, que viene de su infancia: “me parecía muy homofóbica, pero ha cambiado, más o menos”. “El humor en general es muy peligroso. Son instancias que
“Siempre me fascinó que fuéramos todos muy diferentes a un punto caricaturesco, muy HD, al mínimo detalle". 40
está bueno para reflexionar, pero la gente no reflexiona: se enfrenta y discute. Pero las discusiones no siempre solucionan, porque cuando discutís con alguien hay una lucha por ver quién se queda con la razón, entonces a veces no son muy constructivas. Pero por lo menos evidencian un conflicto”, resalta. “La gente no se da cuenta que repite cosas y no sabe por qué, y después explotan, se deprimen, vienen catástrofes pequeñas y grandes, cuando uno se da cuenta que está repitiendo algo que no quiere hacer. Es cuando hacés un click”, reflexiona.
El blog que tanto habías criticado Dani Umpi sabe que a la gente le cuesta entender ciertas cosas, que la sociedad es “rara” en ese sentido. Él ha hecho desde adentro un proceso para protegerse de lo que podía recibir por ser un blanco potencial, desde que era niño, cuando se juntaba con “los fatales de la clase” de su colegio católico, o cuando desde su lugar de silencio manipulaba a los demás. “Yo era mostra; no peleaba si alguien me hacía algo, pero iba y le metía los útiles de una compañera en la mochila de él y armaba todo un lío. Hacía cosas re tremendas”, se confiesa. Mientras le busca el lado “fascinante” al mundo infantil piensa en el bullying, una palabra que está de moda y que está bien que se haya instalado. “Pero las palabras son palabras y duran un tiempo. Es como la diversidad, es un término que está bien. Lo queer es otro término que da mucha libertad pero que también aprisiona. Lo mismo que el homosexual”, analiza, antes de contar con sorpresa que en Facebook hay un grupo de gays que se hacen llamar “gays puros”, porque nunca estuvieron con mujeres. A él le hace ruido: “todo bien si querés una pareja estable, si nunca
estuviste con minas, pero que eso sea ser puro es muy raro”. Cree que el problema es que lo “políticamente correcto” cambia tanto que es muy difícil saber qué es, y que la excesiva necesidad de calificar lleva a buscarle una definición innecesaria a las personas, que al fin y al cabo son iguales. A uno no le gusta que le digan marica, el otro se dice a sí mismo marica para reivindicar la palabra; a él y a tantos otros homosexuales le preguntan cosas sobre su vida sexual como si nada, como no lo hacen con los heterosexuales. “Todo convive pero en guerra, y la guerra es el estado natural. La paz no sé si la veremos”, dice. En el caso de la crítica, él está “acostumbrado”, “un poquitito más adiestrado” porque desde el arranque de su carrera tuvo que luchar contra la falta de aprobación. A pesar de eso reconoce que hay otro montón de personas a las que les afecta mucho lo que dicen por ahí, pero ve en eso un lugar para reafirmar la creación propia. En ese sentido, resalta la importancia de la expresión salir del closet, aplicable a cualquier minoría y de hecho a cualquier persona que tenga algo que mostrar. “Hay gente que no sabe ni lo que le gusta y cuando quiere ver está casado y dependiendo de esa persona”, dice Dani, que vuelve a resaltar los cambios que se han visto y pone como ejemplo el libro que escribió junto a Rodrigo Moraes, “El vestido de mamá”, que se centra en un niño que usa el vestido de su madre. “Pero es algo que ojalá tenga una fecha de vencimiento. Puede haber gente que le guste y gente que no, pero por lo menos hago algo. Creo en eso del granito de arena y por algún lado hay que empezar”, aclara. Por aportar su granito de arena es que ha participado en campañas de conciencia social sobre temas como el matrimonio igualitario, la cuota femenina o contra Aratirí, aunque alejado de la política partidaria. Aunque a veces piensa que su participación puede ser contraproducente y que no le gusta lo de “poner caras conocidas”, resalta la visita de Emma Watson a Uruguay porque eso hizo que la cuestión del género se pusiera sobre la mesa de gente que ignoraba que se estaba debatiendo sobre eso. Con su arte también ha aportado un granito de arena y también es lo más diverso posible. De hecho Dani Umpi es un personaje nacido en Daniel Umpiérrez, que se fue mezclando con la realidad al punto tal de que hasta su psicólogo le dice Dani. “Pero cuando descubrí la música, sin saber cantar ya escribía para Dani Umpi. Es como una entidad, y hasta ahora digo ‘ah, estas cosas son como para Dani Umpi’. Y vas a casa y el ropero de Dani Umpi es gigante, y yo uso cinco ropas hace 10 años. Me interesa más crear algo concreto y contar eso. Porque si yo digo lo que pienso no es tan interesante y no lo expreso muy bien. Si lo digo desde Dani Umpi me sale mejor”, dice antes de la carcajada, y antes de otra más agrega: “Dani Umpi es un mega bicho, pero otro tipo de bicho. ¡Hay cada bicho! Pero la gente no es igual con sus amigos que en su trabajo ni con
“Todo el mundo está en una minoría de algún modo. La gente no entiende algo tan simple como respetar al otro".
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su familia. Todos hacen un personaje. En mi caso es más caricaturesco”. Muy mainstream y fanático de la lógica del mercado y el producto masivo, sigue esa lógica de manera grotesca. Tiene su cabeza formateada a su manera de crear, con su sello, y así le pasa con las novelas, que viene publicando cada tres años aproximadamente. “No sé si soy ordenado o caótico, porque cuando describo el proceso es muy estructurado. Pienso primero en la estructura y después es como si la rellenara. El concepto de la hoja en blanco nunca lo entendí; a mí nunca me pasó eso de no saber. Cuando me ponía a escribir ya sabía lo que quería contar. Capaz lo escribía mal, pero lo contaba”, explica. Todo es algo caótico en él, que tiene una vida “muy rara”, con un aire “entre gitano y hippie” pero con más tranquilidad en los últimos años. En este momento, a poco de haber sacado “Piano”, un disco que fue bien recibido en la escena musical, está escribiendo una nueva novela, haciendo shows con sus músicos argentinos y por grabar en México, y preparando lo que será su muestra en la galería Xippas en París. “Ando siempre con una valija”, cuenta antes de autodefinirse como “muy inquieto geográficamente”. La diversidad en él también es eso: “siempre estoy que no sé qué va a pasar. En realidad todos están en esa. Me falta aprender a planificar, pero para no planificar me va bastante bien. Pero aparte de a organizarme tengo que aprender a aceptar que soy así. No puedo evitarlo, quiero probar todo”. Y si será cierto que hasta tuvo su programa radial y televisivo por Ustream, fiel al interés que siente desde chico por la gente. “Siempre me fascinó que fuéramos todos muy diferentes a un punto caricaturesco, muy HD, al mínimo detalle. Siempre fui muy observador y no puedo parar, es muy adictivo. Porque la gente es muy increíble. ¿Cómo no me va a gustar la diversidad? Es raro cuando la persona no puede ver que el otro opera distinto, su cabeza, su cuerpo”. Haciendo pop, algo que viene de lo popular, y muy
interesado por la gente, que al fin y al cabo es pueblo, él no sabe decir si es popular o no. El tema es que los criterios, como tantas otras cosas, son diversos. “Yo salgo a la calle y me conocen cuatro, eso capaz que es ser popular. Después hay un video que ponele tiene 25 mil visitas. ¿Eso qué es? ¿Mucho o poco? Lo mismo cuando hacía los videos y la gente decía ‘ah, pero eso está mal hecho, es grotesco’. ¿Cómo no vas a entender que es a propósito? ¿Cómo no lo vas a entender? Ahora hicimos el de ‘Sambayón’ y como hay más presupuesto dijeron ‘ah, muy bien’. Y si lo anterior también era así, sólo que con una cámara en mano. ¿Cómo no lo podían entender? ¿Cómo no pueden entender que uno pone la letra Comic Sans a propósito?”, se pregunta, sin respuesta. La diversidad “rechina, y mucho”. De hecho, mientras está desparramado sobre la mesa a mucho rato de haber terminado su café con leche, con sus lentes redondos y todavía la sonrisa amplia, se sorprende porque en la tele hayan programas sobre floggers, planchas y gays pero no sobre los chetos; o sobre la familia “diferente” pero no sobre la heteronormatividad. “No te hacen un programa sobre una familia heterosexual que se levanta a las 7 de la mañana, hace el desayuno, lleva a los gurises a la escuela, vuelven a las 11. Nunca se cuestionan eso, es como la movida, y están re contentos”, comenta y larga una carcajada prolongada, mientras le llama la atención que las señoras de la mesa de al lado tengan todas pelo lacio y no se lo cuestionen. “La gente está muy encerrada y no sé en qué, porque hay gente que no se cuestiona cómo vive. Se cuestionan cuando viene una catástrofe, una enfermedad, o explotás. Hay algo que te hace caer, entonces tenés que levantarte. Y ahí recién se replantean cómo viven. Si no reflexionás sobre tu vida, es muy raro que puedas aceptar la de otro”, lamenta. A pesar de eso él es “bastante optimista... A largo plazo”.
“¿Cómo no me va a gustar la diversidad? Es raro cuando la persona no puede ver que el otro opera distinto, su cabeza, su cuerpo”. 42
Redescubriendo leyendas: Buena Vista Social Club Por Jessica Conde
A veces es difícil para las nuevas generaciones descubrir en cancioneros de antaño los grandes valores que forjaron la música y los ritmos latinoamericanos. Ocultos tras las luminarias de la industria discográfica actual, estoicos, encontramos a aquellos músicos representantes de una generación que se está extinguiendo. A veces tenemos suerte y, con las calles cargadas de historia de La Habana como marco, el cine nos permite re-descubrir algún tesoro que la música se niega a enterrar. “Hay que preguntarle a esta gente, a los viejos… los viejos del barrio ‘Oye, ¿donde estaba el Buena Vista Social Club?… A los viejos”. Así comienza el documental del director alemán Wim Wenders, con Compay Segundo, su habano y su rostro cargado de vivencias. A pesar de ser uno de los músicos con más trayectoria de Cuba, la fama internacional, como declaró en algunas oportunidades, le llegó de viejo. Tanto a él como a otros miembros del grupo, entre los cuales se encuentran Ibrahim Ferrer, Rubén González, Pío Leyva, Omara Portuondo, Eliades Ochoa Bustamante, el trompetista Manuel “Guajiro” Mirabal, el percusionista Amadito Valdés y el laudista Barbarito Torres. Esta recomendación de Compay supone una declaración de principios en el filme, aunque para la mayoría pueda pasar desapercibida. Se transforma en una especie de reclamo de atención a las generaciones que están relegadas en la mayoría de las sociedades y que aún sienten que tienen mucho para transmitir, a pesar de la negativa de la población más joven de escuchar sus experiencias. El documental recorre junto a los músicos del Buena Vista Social Club las calles de La Habana, en un recorrido no solo histórico sino íntimo, vivencial, donde cada uno de los músicos se muestra con una ávida necesidad de contar su historia, quién es, de dónde viene, como si intuyeran que es su oportunidad de no caer en el olvido. Así, el filme se convierte en una metáfora de la dolorosa realidad cubana y el deseo de supervivencia de un grupo de viejos cuyo talento infinito se hubiese perdido en los viejos discos de no ser por la cámara de Wenders. “Qué linda es la música” El Buena Vista Social Club -o mejor dicho Club Social Buena Vista- fue un club social habanero para personas de raza
negra, muy famoso en las primeras décadas del siglo XX. Las sociedades de negros surgieron en Cuba como consecuencia de la institucionalización de la discriminación, llegando a existir un significativo número de organizaciones fuertemente vinculadas, entre las cuales se encuentran el Marianao Social Club, la Unión Fraternal, y el propio Buena Vista Social Club, al cual le dedicaron dos piezas musicales Arsenio Rodríguez (“Buena Vista en guaguancó”) e Israel López “Cachao” (“Club Social Buena Vista”). Fue allí, el club social Buena Vista, donde varios músicos consagrados se dieron cita entre los años ‘30 y ‘40, para forjar los ritmos afrocubanos que han transformado gran parte de la música de América Latina. El son montuno (que más tarde se pasaría a llamar Salsa para favorecer su comercialización), la rumba, el mambo con toques de jazz y otros ritmos, llenaron durante años las instalaciones del club hasta su cierre, tras la revolución cubana de 1959, como consecuencia de las medidas tendientes a abolir las sociedades segregacionistas y también por la afinidad y apoyo de la revolución hacia la Nueva Trova, que le quitó importancia a los viejos ritmos cubanos. Estos músicos sin época, trascienden los vaivenes de la política y las ideologías. Para ellos, el ritmo y las calles de Cuba son su vida y confían en la fuerza de la música y el sentimiento para llegar al corazón de los pueblos. Ry Cooder, responsable del renacer de esos ritmos cubanos y de la masificación de los mismos en otras tierras, los acompaña en la odisea que significó la grabación del disco “Buena Vista Social Club” en 1997 – grabado en 6 días y que los posicionó en el mapa mundial-, que dio paso al trabajo de Wim Wenders. “Ya aquello de pasar el sombrero quedó atrás, no se olvida, pero bueno, quedó atrás”, dice Eliades Ochoa Bustamante. Algunos de estos grandes ya no están, aunque queda la satisfacción de saber que pudieron disfrutar de su éxito tardío. Algunos continúan hoy llevando los ritmos cubanos alrededor del mundo, para reivindicar esa generación que está quedando en el ostracismo. Vale la pena darle una oportunidad a estos músicos, habitantes de una Habana que parece suspendida en el tiempo, y re conectarnos con las raíces de nuestros propios ritmos. Ibrahim Ferrer dice en el documental: “Quiero que conozcan de mí quién soy, cómo yo soy”, y vaya si vale la pena escuchar no sólo su música, sino lo que tienen para contar.
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Relatos
DIVERSIDAD, IGUALDAD, LIBERTAD Por Sebastián Walch Abete
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Historia de historias que suenan en un baúl. Realidades cercanas y plenilunios de esperanza. Máximo Dad habló y enmudeció. A él mismo y a los demás. Sorprendió y fue evidente. Pero jamás quiso el mal para los demás. Siendo su vida un juego de escondidas donde él siempre contaba hasta cien. Parte de su historia es esta.
Los tipos quieren cerrar el trato. Máximo Dad, abogado y escribano, mira a su alrededor buscando una respuesta. Es que está cerrando un trato con la compañía que tiene en Singapur, una fábrica de ropa deportiva donde esclavizan a sus empleados y no tienen ni la mínima seguridad social, ni sueldos acordes a su trabajo ni nadie que los proteja. Máximo sabe todo eso pero no puede decir que no al contrato que se está arreglando en esa reunión. Por el contrario, piensa en lo beneficioso que sería cerrar este negocio y quedarse él con 1.000.000 en el bolsillo. Él había tenido una infancia feliz y una adolescencia de fantasma, pues tenía que esconderse tras una máscara que era su propia cara. ¿Por qué? Porque le gustaban los hombres. ¿Por qué no podía decirlo? Por su padre. Su padre, Teniente Coronel Dad, batalló –bah, calentó un sillón durante toda la guerra- en la Segunda Guerra Mundial. Fue principal secretario del ejército: por eso sobrevivió. Estuvo en una oficina manejando, gubernamental y estratégicamente, tomando las decisiones de los movimientos de las tropas en el frente de batalla. En su casa era igual. “Esa diversidad que sin fronteras va. Moviendo montañas por un puñado de igualdad. Lloviendo penas de años pasados, décadas y siglos dentro de un gran baúl de ideas va. La diversidad va. No es estática. Las hojas que vuelan al viento. Eso es movimiento. Donde dos cosas ponen de si para producir un desplazamiento. Que siempre es hacia adelante. Y en todos los sentidos. Hasta en los miles de kilómetros recorridos hasta las montañas que también se miden en kilómetros pero para el cielo.” Máximo Dad. Extraído de su libro “La Relatividad de lo Diverso” 1979. Máximo nunca pudo decirle a su padre lo que realmente él sentía y pensaba, y siempre le tuvo un odio particular más que un querer propio. No lo quería ni ver. Sentarse a comer y verlo era lo peor de mundo. Contando historias, haciéndose el héroe pero siempre con su aire solemne y burocrático, hacía que su hijo entendiera que más allá de que lo odiara, odiaba a toda la gente que sin pensarlo no dejaba a los demás ser libres como personas. “Someter desde el fuego”, pensaba. Máximo dijo algo así como que entendía que la gente debía hacerse entender hablando, y estudió abogacía. Sabía que las empresas fabricaban armas para esto de la guerra y por obvias razones era beneficioso para el negocio, pero no para el mundo. Sabía que esos asesinos de traje y corbata hilvanaban chicanas legales para seguir generando más ingresos para sus arcas. Sí, el capitalismo era eso, y él quería intervenir desde sus propias reglas, instruyéndose de la mejor manera en el sistema y haciéndolo explotar desde adentro.
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“Si son letras y espacios que llenan una hoja y que todos los días, no solamente escritas, aparecen en la caja biónica o en el internet, despilfarrando neo-egoísmo e inseguridad. El elegir qué camino tomar es parte de la libertad, pero que todos tengamos las mismas posibilidades forma parte de la igualdad.” Máximo Dad. De su libro “La Ley del Capitalismo / La Ley de la Selva.” 2005. Esa misma explosión la sintió cuando su padre murió, pero juró jamás decirlo. Así que vengaría ese sentimiento con la gente que era como su padre; gente de poder, que no medía las circunstancias del mal que le podían provocar a mucha gente, de no darse cuenta que amontonar su riqueza hacía que hubiera más y más desigualdad, más explotación a bajo costo para que saliera más barato y se pudiera ganar más. Máximo estaba dispuesto a disputar para poder transitar por ese camino. Ahora, después de muchos, años se siente nervioso. Le vino todo ese recuerdo de por qué llegó a donde llegó, por qué está sentado en la mesa del enemigo como uno más. Muchos años pasó preparando esa reunión. Jugaba con la lapicera, escribía garabatos en su cuaderno de apuntes. Hay mucho dinero en juego, pero él tiene claro qué va a hacer no sólo con ese dinero, sino con el que va a ganar con un leve movimiento de labios, cuerdas vocales y pensamientos lanzados con la mayor complacencia y tranquilidad, aunque dentro de sí se esté librando la batalla más dura y más linda. El poder ser quien es no le va a quitar lo que fue, sino que le dará el real sentido a la vida. También, desde sus ideales de diversidad y de igualdad, sabe que va a salvar a muchos niños que cosen pelotas para que otros niños de otra parte del mundo jueguen con ella. “La diversidad es como esa amistad adolescente que dura toda la vida. Si hay libertades existenciales que hacen que nuestros cuerpos vayan tomando rumbos al pasar. Esa libertad que nos deja elegir la igualdad para que la diversidad sea más diversidad y no tanto libertad. Libertad de elegir la alegría y la igualdad de poder compartirla. La igualdad que llena esa mesa los domingos y la libertad de ser feliz.” Máximo Dad. Discurso dictado frente a los “Colífas Verídicos”. 1995. Así pues, usa sus herramientas legales para determinar que no exista mano de obra infantil. Al empresario deportivo le suena a que quiere una comisión más grande por su trabajo, y le ofrece 2.000.000 para que no abra la boca, no dé a entender que la empresa se instala allí por la mano de obra barata. Igual, es más que evidente, tanto por la aclaración como por la cometa que le acaba de ofrecer. La reunión toma un rumbo escabroso. Máximo tiene las riendas de la negociación y defiende al país de su propia miseria, de su propia idea de ingresar más empresas para que ellos también tengan su comisión. Dicho 44
esto, a Máximo le ofrecen 2.000.000 para que no abra un expediente en contra del trabajo infantil. Máximo firma el acta, y como medio de negociación pone el marco legal suficiente para que abrieran la fábrica. Pero niños no van a trabajar, ya que Máximo había tomado un estatuto de la FIFA que pedía “garantizar” que las pelotas no se hicieran “con trabajo infantil”. SÍ. Unos idiotas. Para sus adentros piensa que estos entrajados no lo saben, pero en realidad están buscando sobornarlo para que firme el papel y se vaya. Máximo firma y sella su carrera de abogado. Sí, estaba contento, pero realmente logró abrir aún más la diversidad real de las cosas. Más allá de que todos sean iguales y tengan las mismas oportunidades y ahora pregonen la idea de la igualdad bajo todas sus formas entiendan -decía Máximo- que no hay diversidad más linda que la que se fomenta desde la educación, desde las oportunidades que se le brindan a las personas. La diversidad debe ir más allá del sentido que hoy en día tiene: la diversidad se desprende de la idea de igualdad más que de libertad. El mundo no cambió. Máximo Dad tampoco. Pero se logró quitar esa mochila de ir a la tumba de su padre, ya con 62 años, a decirle que lo que más quería en el mundo era que lo aceptara tal cual era y no ser lo que él quería que fuera. “Porque cuando tenemos que pensar en esto debemos abrir muchísimo más el espectro de lo que realmente queremos decir sobre la diversidad. Y no todo terminamos de comprenderlo durante nuestra vida. Por eso escribimos, pintamos, hacemos música, alimentamos el alma para crecer no solo en sabiduría, sino también en apreciar las cosas buenas de la vida, apreciar a quien tenemos al lado, defender ese maldito momento contra el reloj y querer que dure toda la vida. Porque pensamos que no solo la diversidad se da en una marcha. Porque la diversidad está en nuestras vidas como la libertad de elegir la igualdad para todos.” Máximo Dad. Extraído de “Utopía de un ensayo”. 2014
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SER UN SER HUMANO Por Estefanía Demonaco
No tengo forma de saber en qué año estoy, de cualquier modo ya no importa. De mí dependería preservar la especie, procrear, no ser el único humano sobre el planeta. Mi especie necesitaba que un espermatozoide fecundara a un óvulo para generar al nuevo individuo y habían muchas formas de lograr eso, pero fue algo que al ser humano le costó entender, una de las tantas cosas. A los humanos les costaba en demasía asumir que ninguna importancia tenía quienes conformaran un hogar: dos hombres dos mujeres, tres, un niño, un perro… parecían tener bastantes complejos con eso; les costó entender que lo importante era tener un hogar, con amor. Criogenia. Nadie sabía si funcionaría o no… soy la prueba viviente de que funcionó. Ojalá más humanos hubieran accedido al experimento, de haber sido así yo no estaría tan sola. No lo hicieron porque no tenían de que escapar. Yo, sin embargo, solo quería irme. Amaba la vida, no quería terminar con ella, solo que no quería estar en el mundo tal como estaba planteado en ese entonces. No me gustaba el mundo, los seres humanos eran capaces de lanzar cohetes al espacio, clonar especies, curar enfermedades y hasta fueron capaces de encontrar la “partícula de Dios”. Sin embargo resultó ser la especie más autodestructiva y estúpida que habitó el planeta. Algunos creían que la mala utilización de los recursos naturales acabarían con la especie y aún así decidieron agotarlos. Los repartieron entre unos pocos, dejaban incluso que algunos murieran de sed, de hambre; a otros los conformaban con lo mínimo para mantenerlos con vida y que sirvieran a sus planes.
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Poco a poco los humanos comenzaron a separarse. Decían que la especie descendía de los simios, pero ahora no se si esto era cierto. Los monos se organizaban mucho mejor. Yo los vi de niña en un lugar horrible donde los encerraban en jaulas y los usaban como entretenimiento y los monos no comían monos. No es que los humanos fueran caníbales, es que se despedazaban buscando diferencias. Sonará loco y estúpido para quienes encuentren esta nota que dejo como registro único de nuestra existencia, pero los humanos se separaban por sus colores, colores en la piel, colores de ideas, colores de ropa, hasta por el color de sus gustos, elecciones y preferencias. Se decía en esos tiempos que hasta habían creado en un laboratorio una enfermedad para la que no tenían cura con el fin de terminar con las personas que decidían tener sexo con su mismo género y, aunque suene increíble, el odio a lo distinto, el miedo a lo diferente, los llevaba a hacer esas atrocidades, a hacerse esas atrocidades. Los humanos solían disfrutar de muchas cosas, solo que algunas los avergonzaban. Uno de los ejemplos más descabellados era el sexo. Recuerdo lo que era estar entre las piernas de otra mujer, sentir a un hombre dentro de mí, de las cosas más hermosas de estar viva: disfrutar del otro, de olerlo de sentirlo, de generarle placer. Pero todo esto avergonzaba al humano; se le permitía un poco más al hombre, siempre y cuando fuese con una mujer. El ser humano tenía odio a las cosas que amaba, por ilógico que suene, reprimía muchas veces su instinto, avergonzado de él; es difícil de expresar, como imposible de entender. Había algo hermoso a lo que llamábamos creencias. Era simplemente la búsqueda de toda la especie de justificar nuestra existencia. Todos teníamos diferentes ideas, hermosas, creativas, únicas, pero hasta esto fue un problema. Estaban los que creían en un todo poderoso salido de una obra literaria -la mayor obra de literatura de la humanidad-; otros decían que ese personaje era de ficción; otros creían en lo que llamaban ciencia y así, había un abanico diverso, amplio y precioso de ideas. Pero también esto nos enojaba y por estos enojos, los humanos llegaron a genocidios, guerras, incluso muchos se excusaban tras estas creencias solo para asesinar, para conquistar tierras, para matar a quienes no eran de su misma raza. La política y las ideologías eran otro motivo o excusa de la que se agarraban para exterminarse. Mi familia pertenecía a lo que llamaban izquierda, sus ideas salían de algo a lo que denominaban “ala marxista”. Eran ideas que yo compartía también, ideas muy lindas aunque cada vez más difíciles de aplicar en ese sistema en que vivíamos al cual llamaban capitalista, ese que buscaba, como mencioné antes, que unos pocos tuvieran mucho. Por lo poco que entendí en ese momento se trataba de dominación, búsqueda de poder. Eso de buscar poder era muy frecuente y es que los humanos no eran muy conscientes de su corta duración en la tierra, de ese período que llamábamos vida y perdían el tiempo en esas cosas. Por estas ideas muchos de los integrantes de mi familia pasaron años encerrados en cárceles. Otros creyeron que la forma de plantear estas ideas era matar a quienes no las compartían y así es que actuaban de igual patética forma independientemente del lado ideológico en el que se encontraran. Como dije al comienzo yo deseaba escapar, salir de ese mundo de mierda. Ya hace un tiempo estoy sola, agotando el poco oxígeno que queda en la atmósfera. Mis horas pasan entre risas y llantos. Me río de esa especie que se auto eliminó por uno de los tesoros más hermosos que tenían, por no poder apreciar la belleza de sus diferencias. Luego lloro con bronca, la bronca de no haber hecho lo que pude para enseñar a que vieran esto quienes estaban ciegos. Yo lo sabía y en lugar de hacer algo decidí congelarme en el tiempo para escapar.
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/La-Mirilla
@_lamirilla
La Mirilla