_Viticultura
Planta de Tempranillo en el viejo viñedo “La Cuesta” candidata a convertirse en cabeza de clon
Viejo viñedo “La Cuesta” en Cenicero (La Rioja)
y que están o han podido llegar a estar en peligro de desaparecer. En este sentido, la que más nos interesa en estos momentos es la Caíño Branco, variedad autóctona de la zona de O Rosal (Pontevedra) de la que apenas se cultivan 39,4 ha dentro de las 4.042 ha inscritas, lo que supone algo menos del 1% del total, y que empleamos en mezcla con Albariño, Loureiro y Treixadura para elaborar nuestro vino de O Rosal: Pazo de Seoane. Dado que es muy escasa y que resulta complicado encontrarla, nuestra intención es plantar alguna parcela con esta variedad, algo que aún no hemos hecho al no encontrar material vegetal con un estado sanitario satisfactorio y acorde con nuestros requerimientos. Llevamos varias campañas realizando prospecciones en viñedos de la zona y, tras numerosas muestras recogidas y análisis, en 2019 localizamos cinco plantas sanas y en 2021 otras trece de las que estamos recogiendo yemas para injertar y poder multiplicar para plantaciones futuras. Esta será nuestra aportación al fomento del cultivo y futura expansión de esta variedad minoritaria de contrastada calidad enológica. Pero al igual que se está tratando de identificar, localizar y preservar a las variedades minoritarias y/o locales, creemos que debería hacerse lo mismo con los múltiples biotipos de una misma variedad que se han ido generando en cada zona, merced a su cultivo continuado en la historia. La adaptación
al entorno forja un carácter que imprime significativas diferencias de comportamiento y que, quizás, pueda resultar interesante aprovechar. Nos referimos a la duración del ciclo, fechas de brotación y maduración, compacidad del racimo, resistencia a la sequía, aptitud enológica, resistencia a enfermedades de la madera, etc. Y, de nuevo, el reducto de estos biotipos se encuentra, fundamentalmente, en los viñedos más viejos que deberíamos sentirnos obligados a mantener por el mero hecho de conservar su diversidad genética. ¿Quién sabe si deberemos usarlos en un futuro más o menos próximo ante la certeza del cambio climático? En este sentido, estamos cuidando con especial dedicación dos pequeñas parcelas de viñedo, de algo más de 70 años uno y de casi 100 el otro, ubicados respectivamente en los parajes “Martelo” en Páganos y “La Cuesta” en Cenicero. En ambos, la variedad predominante es Tempranillo pero, entremezcladas, hay cepas de Garnacha Tinta, Mazuelo, Malvasía, Viura y Albillo Mayor. En fechas próximas a la vendimia podemos observar las evidentes diferencias en cuanto a aspecto, vigor, porte, capacidad productiva, compacidad de los racimos, tamaño de las bayas, características organolépticas, etc. que existen. Del viñedo “Martelo” surgió hace unos años un clon de Tempranillo que se encuentra disponible en el mercado y de “La Cuesta” se han recogido yemas para multiplicar de varias plantas que destacan por la suavidad y redondez de los taninos de sus uvas. En unos años, si continúan dando la talla, quizás podamos ver ampliado el elenco de clones de Tempranillo disponibles para los viticultores. Será, sin duda, un gran motivo para seguir conservando estos viñedos ancestrales.