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Cómo sí

Memo Martínez

Socio fundador de M58

En tiempos de pandemia pude entender por qué un pesimista es un optimista mal informado. Hoy, casi tres años después, me queda claro que un optimista es un pesimista bien informado. Busquemos el cómo sí.

¿Por qué estoy convencido de que saldremos adelante como el gran país que somos?

Primero, porque somos mucho más que nuestro entorno político.

México pudo avanzar institucionalmente durante siete décadas de gobiernos priístas, sostener su crecimiento en dos sexenios panistas y sobrevivir al COVID-19 y sus efectos económicos y sociales con el actual Gobierno de la República.

Segundo, porque en materia económica, los resultados de la Inversión Extranjera Directa (IED) en el último trimestre de este 2022 nos permite dimensionar el nivel de competitividad de nuestro país.

Por razones muy poderosas, México es sumamente atractivo para la inversión de capitales extranjeros.

El Embajador de EE.UU. en México, Ken Salazar, compartió que recientemente la Ley para la Reducción de la Inflación representa una inversión de 369 mil millones de dólares orientada a combatir la crisis climática y aumentar los empleos en energía limpia.

“Vemos el futuro con optimismo gracias a nuestra cooperación que respeta nuestras soberanías… No nos podemos dar el lujo de esperar”, apuntó en su participación como editorialista invitado en El Universal el pasado 5 de septiembre.

Recientemente estuve en Londres y a pesar de la inflación y esa obligada salida de su primer ministro, Boris Johnson, así como la incertidumbre que generó la elección de este 5 de septiembre de Liz Truss, pude comprobar que por su ubicación geográfica y zona horaria se mantiene firme como capital financiera mundial. Además de su gran cultura global de negocios, más allá del Brexit y de cualquier terremoto político.

Está claro que en México las tensiones geopolíticas que se viven en Asia y Europa, la carísima mano de obra de países como China y Corea y el efecto natural del nearshoring, han impulsado muy fuerte la IED en el último trimestre de este 2022.

Los inversionistas extranjeros se caracterizan por una visión de largo plazo, no están emocionalmente comprometidos con sus activos y eso significa asumir riesgos que los empresarios mexicanos ni por error quieren hacer suyos como compromisos de corto y mediano plazo.

El obstáculo político no existe, en todo caso, los inconvenientes pudieran pasar por la generación bruta de electricidad. Aquí sí hay tema.

La Comisión Federal de Electricidad (CFE) y todos los productores privados de energía, en lo que va del año 2022, han producido casi 9 por ciento menos que en los últimos dos años.

La falta de electricidad obliga a buscar alternativas que las mismas compañías internacionales están impulsando como proyectos estratégicos en la mayor parte de los parques industriales del norte del país.

El otro riesgo son las rondas de conversaciones de cara al cumplimiento de las reglas del T-MEC. Ken Salazar advirtió que las compañías con sede en su país podrían retirar inversiones o cancelar proyectos si no hay continuidad con el T-MEC.

Por ejemplo, dos compromisos: la Ley Bipartidista de Infraestructura del Presidente Biden contempla 4 mil millones de dólares en infraestructura fronteriza con México para fortalecer el T-MEC. Asimismo, el Presidente López Obrador y su gobierno invertirán mil 500 millones de dólares en una frontera moderna, segura y eficiente.

En la más reciente visita de capitanes de empresas interesadas en el proyecto hídrico Cuchillo II, la frase de bienvenida del presidente López Obrador elevó el ánimo de los asistentes: “No hay pobre México, estamos cerca de Dios y no tan lejos de Estados Unidos”.

Poco a poco se despejan dudas, la inversión de empresas mexicanas en territorio con potencial de exportación y con vocación de intercambio comercial con Estados Unidos y Canadá marcan una ruta firme y con mayor certeza jurídica.

Aquí conviene reflexionar sobre los resultados obtenidos entre marzo de 2021 y julio de 2022 en el sentido de que la industria mexicana ha recuperado al menos un 70 por ciento de los empleos perdidos durante la pandemia.

Hoy la visión de los inversionistas extranjeros está focalizada en las alternativas que aseguren electricidad, mientras que los empresarios mexicanos están buscando señales que generen confianza para animarlos a invertir sin miedo.

En tiempos de pandemia pude entender porque un pesimista es un optimista mal informado.

Hoy casi tres años después me queda claro que un optimista es un pesimista bien informado. Privilegiemos la información y los contenidos de calidad. Busquemos el cómo sí.

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