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El impacto del 'nearshoring', la guerra comercial EE.UU. vs China y el T-MEC en la economía mexicana

Mauricio Garza Kalifa

Director General Interpuerto Monterrey

¿Cuánto tiempo durará la actual ola de inversión extranjera que ha beneficiado, principalmente, al norte del país?

En los pasados meses se ha visto un movimiento muy importante en el norte del país debido a la gran cantidad de inversión extranjera que se está realizando. La gran pregunta es cuánto tiempo pueda durar esta ola de inversiones, ya que hay factores negativos de peso que pueden frenarla. Si queremos destacar las dos condiciones externas que más impactarían esta ola de inversiones serían la potencial recesión de Estados Unidos (socio comercial principal de México y en el cual como país basamos nuestro crecimiento) y la guerra entre Rusia y Ucrania. A su vez hay factores externos que también siguen empujando esta ola de inversión.

Primero tenemos que entender que las empresas cuando hacen una inversión en algún país analizan un periodo de largo plazo (de 50 a 100 años) por lo que estos “baches” en el camino, aún y cuando sí se deben considerar, no siempre son factores tan relevantes para cancelar un proyecto. La pregunta clave sería: ¿qué factores externos están influyendo para que los cierres de 2021 y 2022 sean muy movidos en cuanto a la inversión extranjera?

Cuando fue electo el presidente de los Estados Unidos Donald J. Trump, uno de sus temas principales era la actualización del tratado de libre comercio con México y Canadá el cual, aún y cuando sí era necesario darle un update porque se firmó desde 1994 y desde entonces el mundo ha cambiado mucho (por ejemplo con el e-commerce), se empezó a especular mucho sobre una potencial cancelación del mismo, cuestión que dejaría a México en una situación muy complicada.

Es por ello que durante este tiempo de “negociación” muchas inversiones se vieron frenadas a la espera de la nueva versión del NAFTA 2.0 (ahora conocido como T-MEC). Cuando se aprobó por parte de los tres países, las empresas empezaron a voltear a México para reactivar sus inversiones, planes que se vieron frustrados por el COVID-19.

Está de más decir que esta pandemia vino a frenar a todo el mundo, sin mencionar los cambios de cultura que provocó. A diferencia de la crisis financiera de 2008, la base del consumo disminuyó poco debido a que la gente seguía gastando, sumado a que muchos países entregaron a su población “ayudas en efectivo” que generaban que la gente siguiera comprando insumos. Sumado a la guerra comercial entre EE.UU. y China, más el incremento sin precedente del costo de logística entre Asia y Norteamérica (el cual se cuadruplicó), se generó la tormenta perfecta para que muchas empresas consideraran mudarse a un lugar más cercano a EE.UU. (y con tratado de libre comercio) con el fin de proveer productos a la economía más grande del mundo. El hecho de que México cuenta con muy buena mano de obra a un precio muy competitivo frente a otros países fue la cereza del pastel que ayudó a la generación de nuevas inversiones.

Ahora el reto que enfrentamos como país es seguir invirtiendo en infraestructura para tener la capacidad de albergar estas empresas cuando decidan venirse a México.

Por último, considero que los factores externos ya antes mencionados nos ayudarán a sobrepasar la potencial recesión de Estados Unidos, pero creo que es muy importante que nosotros hagamos la tarea de nuestra parte.

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