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Creatividad, conocimiento y disciplina, pilares de la Neurocirugía Dr. Jaime Diegopérez Ramírez

neuroCirujano Pediatra jubilado del CMnsxxi, iMss Creatividad, conocimiento y disciplina, pilares de la Neurocirugía

Mis primeros jefes y grandes maestros fueron el Dr. Daniel González y González, que era jefe de Servicio del hospital cuando llegué al Centro Médico Nacional Siglo XXI; y el Dr. José Humberto Mateos, ambos profesores muy serios y formales, quienes me enseñaron mucho del comportamiento que debe tener un neurocirujano, la formalidad con la que se debe tomar el trabajo y el hecho de que no existen especialidades más allá de la Neurocirugía, porque la nuestra es una especialidad terminal.

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Quien más claramente me lo hizo ver fue el Dr. López Félix, otro de mis profesores, que junto con los Dres. De Anda, Ponce de León, Félix Hernández y Camarena eran los médicos de base del Servicio. Después llegó Ignacio Madrazo como profesor titular y el jefe de Servicio fue el Dr. Víctor Hugo Rosas Peralta. Llegaron el Dr. Noé Santiago, la Dra. Aguilera, el Dr. Zamorano y el Dr. Magallón, con lo que el equipo creció al doble, se abrieron nuevas salas y aprendimos lo que tienen en el Centro Médico La Raza, que es de donde venían ellos, amalgamando así lo nuevo con los principios que ya habíamos adquirido de la vieja escuela.

En Pediatría tuve la oportunidad de hacer una rotación por La Raza con el Dr. Muñoz Tagle, gran maestro, siempre Esos maestros me transmitieron que lo más importante es el compromiso del trabajo, la responsabilidad y preparación, que uno no puede descuidar la planeación de las cirugías, saber que lo que hagamos tendrá repercusión sobre la vida de la gente. Aprendí mucho de la disciplina en la Neurocirugía, que acaba formando el carácter y volviéndolo a uno más metódico y cuidadoso.

En la segunda etapa, cuando llegó el

Dr. Madrazo y todos los demás médicos, lo que nos enseñaron es que hay otras formas de ver la Neurocirugía, había otras opciones quirúrgicas, se abrió más la situación de poder conocer cosas que no sabíamos antes y fue mucho más claro el hecho de que investigar se convertía en un elemento primordial; el Dr. Madrazo es investigador nacional y le gustaba que analizáramos artículos, que procuráramos publicar.

Los neurocirujanos nunca se han distinguido por ser muy afectuosos. Mi

muy firme y que en lo particular me trató muy bien, casi como hijo. Años después estuve en Magdalena de las Salinas para rotar en columna con dos ortopedistas, en ese momento los neurocirujanos no hacían colocación de tornillos, entonces el Dr. Sergio Anaya y el Dr. Santillán fueron mis profesores en cirugía de columna. Regresé al CMNSXXI y terminé mi último año en Pediatría con el Dr. Guillermo Quintana, mi profesor y mentor que siempre me apoyó y me dio la oportunidad trabajar en Pediatría, donde empecé a hacer labor en neuroendoscopia, siendo completamente pionero en ello, además tuve un entrenamiento en cirugía estereotáctica, que me permitió hacer muchas cosas que no hacían en ese entonces en el hospital.

caracter es ser muy bromista, convivir mucho con la gente. Particularmente acercarme a los niños siempre me agradó.

De mis padres aprendí que la familia es importante, el hecho de que puedas entender que significas algo para otra persona hay que reflejarlo en la relación con los familiares de los pacientes y el impacto que uno tiene. Hubo un momento donde se desvió mucho mi atención hacia el poder entender cómo afrontaban el estrés los papás, lo discutí mucho con las personas de Salud Mental del Hospital de Pediatría, hicimos grupos de trabajo.

El darles malas noticias me costó trabajo, pero hay cosas que no se pueden cambiar, yo en realidad lo que acordé con los médicos de Salud Mental es que fuera claro, evitar confundirlos, tratar de ser empáticos con la gente y de ninguna manera ser groseros; dar la información como es, sin tratar de modificar nada para que quede claro y, al final, eso va a generar un impacto diferente: uno aprende a dar información antes que querer consolar, porque lo que necesitan los papás es esa información para procesar, tanto para la toma de decisiones como para su duelo, o darse cuenta de la magnitud del problema. Con el tiempo logré que los muchachos que están en entrenamiento conmigo entendieran eso.

Siempre fui criticado por ser un médico de muy mal carácter, pero en realidad es que yo era poco tolerante con la gente que no comprendía lo que representa nuestro trabajo, así debe ser el verdadero cirujano, debe ver todo el entorno, cómo es la familia, los recursos que te da la institución pero también qué repercusión tiene en los familiares y compañeros.

Es un problema cuando uno no lo planea bien. Algunos amigos me decían que yo era intolerante, pero era porque no veía como la gente solo se enfocaba en una situación, ya que no puedo ver la vida solamente como un dedo, porque no viene solo, sino como parte de una mano y ella de un brazo. Tienes que ampliar mucho tu visión para que puedas tratar de controlar la mayoría de los factores que te ayudan a que todo salga bien.

Esa disciplina, esa amplitud de miras, la meticulosidad, la empatía y trato respetuoso son valores que siempre busco inculcar a mis alumnos. Es un poco difícil, como en todo, el principio siempre es lo más difícil, empezar a hacerse responsable de la educación de otro adulto es un problema y también la misma especialidad complica un tanto las cosas y también uno no siempre tiene la capacidad original para controlar las propias emociones.

Indudablemente reaccioné en algunos puntos con más intensidad de lo deseado pero creo que al final prácticamente la mayoría de los primeros alumnos son mis amigos y nos llevamos bien, todos comprendieron que la intención no era mala, lo importante es que entendieran cuál era la repercusión que teníamos.

Ya con el tiempo, antes de molestarme procuraba explicar y, con la gente que realmente se resistía básicamente dejaba yo de luchar, era más fácil no tocarlos que pelear.

Muy al final algunos de los residentes que llegaron a hacer Neurocirugía Pediátrica me decían que les parecía muy atosigante mi forma de ser: como enseñarles precisamente cómo es que puede uno controlar factores adversos en el proceso de atención les resultaba molesto y no consideraban que fuera necesario tratar de ver tantas cosas. Yo sigo pensando hoy lo mismo, que si no controlas y si no ves, no puedes hacer nada para controlar y eso te va a dar problemas.

Entonces dos de ellos me pidieron que ya no participara con su educación, y como adulto yo les preguntaba que si estaban seguros y todo quedaba en respeto, va cambiando uno la estructura de pensamiento, de cómo enfrentarse. Una alumna decía que no entendía por qué los maltratan tanto los residentes de mayor jerarquía, y yo le decía: “pues cámbialo cuando tú seas residente de mayor jerarquía, no los maltrates a ellos

y así rompes el círculo”; el proceso es muy cambiante en la educación, las generaciones son distintas, la forma de ver las cosas es distinta, entonces esa parte ya me quedó clara con el tiempo.

Me tocó trabajar con grandes doctores, muy comprometidos en la formación, como la Dra. Griselda Núñez o el Dr. José Inés Fernández, neurocirujano que vive en Chihuahua actualmente y estuvo un tiempo con nosotros en Pediatría. Lo dice Griselda y yo lo corroboro: la mejor época del hospital en razón de resolución y de apoyo a la gente fue cuando estuvo José, nos apoyábamos mucho entre todos, estábamos mucho los tres. Fue una época donde realmente sentí que tenía gente que se comprometía igual, le importaba estudiar y hacer cosas nuevas igual que a mí. Fue una época muy buena.

Después, por supuesto, acaba uno siendo profesor de los residente de cirugía pediátrica, por ejemplo me tocó darles clase de Metodología de Investigación, maestro de enfermeras, de dietistas, de estudiantes de pregrado, algunas veces de los de la UNAM, entonces uno va aprendiendo incluso cómo hablar con la gente, hablar diferente para los compañeros que son especialistas de alto nivel que con el residente o persona en formación y obviamente con el de pregrado que tiene un conocimiento muy básico y cómo darle algo de información para que le interese. Hay dos residentes que tuve y que fueron mis alumnos de pregrado y al menos uno de ellos sí me dijo abiertamente que había hecho Neurocirugía por mi culpa, y es interesante porque le había gustado. Esa parte yo creo que es bonita como profesor.

Por ejemplo, alguna vez presencié una plática en León de la Dra. Bárbara Nettel, que fue de mis primeros alumnos. Ya tiene muchos años y me dio mucho orgullo ver cómo se transformó en una profesional. Tengo mucha gente muy querida dentro de los residentes, en toda la república, en Guadalajara, en Querétaro, en San Luis; procuro ayudarles también y me invitan a colaborar, yo creo que la gente puede apoyarse, puede seguirse comunicando y cuando uno pueda servir hay que hacerlo.

Con el avance de la tecnología se ha incrementado la difusión e intercambio de conocimientos. Creo que es válido el utilizar la información y su intercambio es necesario. Sí me parece que hay falta de reglamentación para saber hasta dónde deben ser los alcances de esa comunicación y qué datos son los que se podrían manejar o no con todos estos términos legales de reservas, pero en términos generales médicamente yo creo que es excelente para la enseñanza.

A mí siempre me ha gustado dar los primeros pasos cuando hay una incorporación tecnológica, por ejemplo presentaciones con videos, evitando fotos que a veces no dejan distinguir muy bien cuál es la dimensión. Me gusta presentar muchos casos, que me comenten casos. Chateo con muchos ex residentes y residentes que me mandan alguna imagen y yo les doy mi opinión. Sí creo que progresa la atención de los pacientes con este tipo de comunicación, indudablemente.

Actualmente en Veracruz pusieron un sistema de video en consulta, entonces uno puede pedirle a un médico a distancia que haga cierta exploración y mediante el video uno apoya al médico para que llegue a una conclusión más acertada y eso es lo que viene adelante sin que lo podamos detener; yo creo que la telemedicina es una realidad al día de hoy y va a ir tomando mucha fuerza. Tampoco creo que se vaya a perder la interacción profesional ni el hecho de que alguien te invite para que asistas a una cirugía, que se sigan haciendo congresos y ponencias, pero habrá incorporaciones sobre la telemedicina y las videoconferencias.

Griselda y yo empezamos a participar con un canal que se llama Neurosurgical TV que es de un médico estadounidense y John siempre nos ha pedido que apoyemos; es de las personas que promueve más la educación a distancia con su canal y sin ningún fin de lucro, apoya internacionalmente a muchas personas, creo que es lo que hay que ver, tratar de que haya gente como él, que se abran canales de comunicación. Pertenezco a varias redes, en particular una de Neurocirugía que hace un médico inglés y ahí revisan muchos casos, dan muchas opiniones, el desarrollo de la tecnología, aplicación de partículas para el tratamiento de enfermedades, cosas que no se tocan mucho en otros foros y que te abren mucho la mente. Uno no puede cerrarse a una sola forma de conocimiento, a una sola técnica, porque eso te va a cerrar puertas después. Y esto también ha permitido cerrar esa brecha que existía antes, de México y a nivel internacional: yo creo que ahora la capacitación de nuestros médicos y cirujanos está a la par de cualquier médico a nivel internacional.

Tal vez tenemos que trabajar un poco más en el tema tecnológico. Sí vamos un poco atrás; somos incorporadores de mediano plazo, no somos ni siquiera de incorporación temprana para la tecnología, entonces esa parte se tiene que desarrollar. Ahora se han inventado muchas cosas, hay gente muy creativa; en particular en el ISSSTE yo he visto un gran avance, por ejemplo en el Centro

Médico Nacional 20 de Noviembre los muchachos ya hacen sus propias cosas con impresoras 3D, modelos, reconstrucciones, cosas que no hacemos los demás. Son personas que tienen una formación tecnológica diferente que están aprovechando en beneficio de sus alumnos y de su práctica profesional; a mí me da mucho gusto que la gente va para adelante y no se detiene.

Esta asociación en la que está el Dr. Carlos Castillo, estuvo muerta muchos años y ahora la revivió con el ímpetu de apoyar en temas médico legales y en algunas situaciones en que está implicado el Colegio, que es indispensable que se hagan para que la gente se percate de que hay más esferas de trabajo que exclusivamente meterse a quirófano: son ámbitos que van a permitir desarrollarse también, uno de ellos es la investigación o la incorporación de tecnología pero también el hecho de que podamos tener protección legal y conocimiento.

Pienso que la situación tecnológica sí mejorará, como en todo. Cuando fui a Detroit en 1994 ya tenían una red de hospital, las imágenes que se tomaban en resonancia ya las veía en su oficina el médico. Nosotros tuvimos eso casi 15 años después en el IMSS, hay una diferencia enorme, pero hoy en día el uso de los celulares y la tecnología inalámbrica nos ha acercado mucho, los mismos programas que están usando para archivar o ver imágenes ya los tenemos nosotros en disponibilidad actual.

Dos casos de éxito

El primero fue de una niña muy pequeñita, realmente se veía todo bien, el impacto más grande del contacto fue la actitud de los papás, que estaban verdaderamente aterrorizados porque médicos que no eran especialistas les habían dicho que la niña tenía un tumor y que una de las consecuencias posibles era que podía morir. La niña era un poco seria, pero con el paso del tiempo fue tomando confianza, se tornó muy cooperadora para que uno la revisara.

El tumor era de lozcalizaciòn extraña, no de las más frecuentes. Fue de las primeras ocasiones que en privado sí pude hacer una cirugía solo con endoscopia, una craneotomía asistida por endoscopia y el resultado fue espectacular, porque la niña realmente tuvo pocos problemas transoperatorios. Su recuperación actual es completa, está perfectamente bien. Después la niña estuvo en rehabilitación.

En esa cirugía entré con gente de rayos x, con otro neurocirujano, dos anestesiólogos, utilizamos un neuronavegador, ultrasonido y había un equipo grande en quirófano. Lo que yo quería que vieran es que hay alternativas, que no tienes que pensar siempre en una forma, que se tiene que ir más allá: uno con su conocimiento y con las herramientas debe hacer estrategias para

que mejore esa posibilidad. Operando por atrás se hubiera logrado tal vez un 80 %, y la resección de esta forma fue de más del 90 %. Estos porcentajes, por mínimos que parezcan, mejoran la calidad de vida del paciente en gran medida. Yo creo que esa es la manera en la que uno tiene que ver todo.

El segundo caso es básicamente porque a veces uno se excede en tratar de ayudarle al paciente, ves una lesión y la quieres sacar, pero no todo se puede atender porque hay algunas que pueden dejar secuelas de las cuales no podría recuperarse.

Esa es la reflexión que quería que tuviera la gente: ver una imagen, considerando ser prudente para la toma de decisiones, obviamente yo tengo experiencia, sé cómo se ve un tumor y cómo no es un tumor; entonces cuando entré y vi el tipo de tejido que tenía ese muchacho, corroboré lo que ya había pensado, que era la radionecrosis, pero no puedo pelearme con el oncólogo para decirle que es radionecrosis: tengo que tomar la biopsia, tengo que enviar el tejido a patología, tener el diagnóstico definitivo y que sea lo conducente; se le hace el estudio y se le da el tratamiento que necesita, pero ya no le das quimioterapia o algunos otros tratamiento más fuertes.

El paciente también es un niño muy cariñoso, igualmente al principio un poco renuente para la atención y la verdad es que ha tenido una atención bastante buena, tiene buen apoyo de sus papás.

Neurocirujano, neurocirujano pediátrico egresado del Hospital de Especialidades y del Hospital de Pediatría del Centro Médico Siglo XXI, maestría en Ciencias Médicas. Vocal interinstitucional de la Sociedad Mexicana de Neurocirugía, fue presidente de la Sección de Pediatría y la sección de Endoscopia de la sociedad, secretario de la sección de Neurocirugía pediátrica. Actualmente ejerce en la iniciativa privada, en el Hospital Español en Veracruz y en la CDMX en el Hospital Infantil Privado y en el ABC.

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