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Sofía Aspe
PERO ESTALLÓ la Segunda Guerra Mundial. “Él ya tenía sus clientes en las tlapalerías y de pronto se quedó sin suministro y lo siguiente, lo pensó con un cliente que aún existe en La Merced, fue la venta de colorantes para alimentos en tlapalerías, fue el precedente de las tiendas de materias primas, donde te puedes abastecer de desechables, productos para repostería, para confitería a nivel mayoreo y gracias, a eso sobrevivió en ese momento de tanta incertidumbre”.
La incipiente industria de los alimentos en México
Deiman, es el pionero de este sector en México. Para referencia, comentó José, ni Bimbo, ni Pan Ideal existían, por lo que son los primeros en la industria de modificadores de leche, chocolates, panificación y repostería, por mencionar algunos rubros. Por ejemplo, por muchos años fue la empresa a la que la Secretaría de Salud, consultaba para temas de revolución alimentaria.
El giro que dio Deiman, de los colorantes alimenticios a los saborizantes, fue fomentado cuando terminó la Guerra, “la misma empresa inglesa, la de los colorantes textiles, apoyó a mi abuelo para que aprendiera a hacer sabores y así poder mantener el mercado. Entonces, el hermano menor del abuelo se fue a Holanda a capacitarse, con el plus de que siendo químico, no tuvo problema.
El sabor también está en el talento
El tío abuelo llegó a México y empezó a traer sabores de la imaginación y la memoria, a los productos en sí y uno de ellos fue la grosella, “todos la conocemos e identificamos en México y es propiamente el sabor más conocido de nuestra empresa, pero no solo vendemos eso, vendemos vainilla, coco, limón, tenemos una gran variedad de productos que son muy conocidos, por ejemplo, mucha gente no sabe de dónde procede el sabor sandía de un caramelo o el sabor plátano de un chicle y aquí los hacemos, eso es lo divertido e interesante de esto.
OTROS
CERTIFICADOS
CON LOS QUE CUENTAN:
Kosher: es una palabra hebrea que significa “apto”, lo que en las leyes de kashrut -parte de los preceptos judíos- determina lo que se puede y no se puede ingerir, basado en los preceptos bíblicos del Levítico. Además de que es la certificación de calidad más antigua y estricta que hay. También en Deiman, tienen la posibilidad de garantizar al cliente el halal, que hace referencia al conjunto de prácticas permitidas por la religión musulmana, aunque en esta parte del mundo no hay tantos musulmanes que lo exijan, se puede pedir la certificación para algunos productos.
ADEMÁS…
Se hizo una alianza el año pasado con una empresa italiana, Iprona, que procesa frutas y legumbres con un método que permite que no se pierdan sus cualidades. Traen los extractos y los jugos con esa agua pura natural de Los Alpes.
Lo que les ayuda a seguir en la tendencia actual, en la era de la exigencia de mercado, que las cosas sean más naturales, pero a su vez, sean estables y seguras para su consumo.
¿De dónde viene la grosella?
El tío abuelo, se quedó con la idea de lo que había probado en Holanda y pensó en la variedad de grosellas que hay en América, “acabamos de estar en Colombia y hay una amarilla súper ácida, más al norte la grosella es más roja. Es decir, él hizo una especie de resumen de grosella, ‘esta es la grosella que a mí me gusta y la propongo’.
“Realmente nosotros en México, consideramos el sabor grosella como ese, el que bajó del imaginario del hermano del abuelo, si nos dan a probar el sabor que sea, sabemos cuál es la grosella”. Sin embargo, ahora en Deiman, se han enfocado más en el gusto del consumidor y buscan que las cosas sepan a lo que son, el perfil natural, pero no falta quien añore todavía ese sabor”. La nostalgia como hacedor de sabores
“Nos ha impulsado mucho el tema de la nostalgia, principalmente de mexicanos que viven fuera de México, que les traen muchos recuerdos ciertos sabores, además de la grosella, como la vainilla, el chocolate, el limón, el tamarindo; se transportan a momentos de su vida en México y eso es muy evocativo para alguien que vive fuera”, nos comentó José mientras nos invitaba a dar un paseo por la planta procesadora.
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