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Matthew Upchurch
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ESPONTÁNEAS
02
AMANTE DEL TEATRO desde niño, Manuel desarrolló el gusto por la creatividad, que siempre estuvo ahí. A los ocho años pidió que lo llevaran al teatro como regalo de cumpleaños. “Estaba Drácula, con Enrique Álvarez Félix. La recuerdo perfectamente, porque soy un clavado, muy teatrero, me gusta y he trabajado en teatro. Mi formación es bastante ecléctica”.
Estudió Comunicación en la UAM porque su padre, que fue banquero, no quería que se dedicara a la comunicación. “La UAM era una universidad a la que no necesitaba pedirle permiso a nadie para entrar. Por eso la elegí y su formación me terminó funcionando muy bien porque tiene un sistema que es mucho más autodidacta, como yo soy”.
Saliendo de la carrera empezó como freelancer, hizo fotografía, video y cine, pero nunca pensó hacer publicidad. Vino la crisis de 1994 y se comenzó a caer la ‘chamba’, hasta que en 1997 se fue a España donde comenzó a trabajar en publicidad. Ahí empezó a conocer agencias de publicidad.
Al regresar a México en 1998, “me di cuenta de que la publicidad es un terreno increíblemente virgen para experimentar y hacer cosas nuevas. En ese entonces las carreras creativas estaban muy reducidas a publicidad en la música, cine y televisión”. Así llegó a la agencia mexicana Redondo de Har, con quienes había trabajado como freelance. Ahí comenzó como Creativo Asociado. La anécdota es que en la misma agencia otro creativo estaba buscando un copy para su equipo, se trata de quien hoy día es su socio, que entonces lo entrevistó, pero no lo contrató.
Quien sí lo contrató fue Toño de Haro. “Ahí arranqué con la publicidad y me di cuenta de que era maravillosa, porque te deja experimentar un montón”. Fue una carrera muy rápida. En un par de años pasó a ser Director Creativo. Dos años más tarde Publicis compró a la agencia, con lo que el equipo de 55 personas creció a 120.
“En ese momento mi socio y yo nos convertimos en las cabezas creativas del grupo y arrancamos todo el proyecto que ahora es Publicis Mexico”. Manuel siempre ha buscado hacer cosas nuevas y en 2006 lo invitaron a ser jurado en Cannes en la categoría de promo. “Justo en el momento en el que internet estaba comenzando a entrar a la publicidad en el mundo. Ahí me di cuenta de que el futuro de la publicidad era enorme y mucho más interesante que donde estábamos”.
Regresó al país con la idea de implementar un proyecto dentro del corporativo donde estaba, pero al no aceptarlo decidió hacerlo por fuera. Ese proyecto es hoy día la exitosa Doblevida, a la cual invitó a su socio para realizar un ‘proyecto’.
01 La Doblevida nació en 2007 como un “Proyecto" y con la posibilidad de iniciar una nueva vida con una oferta diferenciada, con una mira hacia lo digital y lejana de las estructuras tradicionales de las agencias de publicidad. 02 IAB entre otros, ha otorgado diferentes preseas a La Doblevida en reconocimiento a sus proyectos que han causado impacto en las audiencias.
03 Premios, ideas, conceptos y creatividad es lo que se halla en cada rincón de la Casa que alberga a La Doblevida.
03 •Publicidad: pasado •Creatividad: futuro •Empresa: responsabilidad •México: reto •Mexicanos: orgullo •Gobernantes: tristeza
“Fue mucho más difícil para mí adaptarme al modelo de las agencias internacionales, que ser emprendedor”.
La Doblevida
Manuel y su socio renunciaron confiando en el proyecto, en el talento y el reconocimiento que se habían ganado. Lo hicieron el 7 del 7 de 2007. “Me pareció genial, cabalístico, divertido y con fuerza”. Arrancó así el proyecto de la Doblevida. Renunciaron un viernes y el lunes estaban trabajando en una cafetería de Starbucks. Desde ahí un amigo los acercó a su primer pitch y lo ganaron.
“Decidimos tener una oficina que comulgara con la visión de lo que queríamos hacer: un proyecto nada tradicional, un espacio ideal para la generación de ideas, mucho más cercano a cualquier casa donde una familia tradicional pudiera vivir que a lo que todos conocemos como un corporativo. Porque este negocio es de personas y tienes que sentir que es tu casa”.
Entonces Manuel corría por el Parque México y siempre que pasaba por esta casa, sabía que le encantaba. Por diversas razones no cerraron tratos para otras oficinas, hasta que un sábado pusieron el anuncio de renta. Llamó enseguida. “Vinimos el domingo y la casa estaba casi como la ves hoy día. Para el miércoles estábamos firmado el contrato. Éramos cuatro personas y sabíamos que la casa se iba a llenar”.