Manual de la Escuela Política Feminista Urbana del CDM

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MANUAL ESCUELA POLÍTICA FEMINISTA COMUNITARIA | 2021




Centro de Derechos de Mujeres – CDM Escuela Política Feminista Comunitaria Correo electrónico: autonomia.mujeresjovenesCDM@gmail.com Edición 2021 Tegucigalpa, Honduras Facilitadora: Alba Esperanza Mejía Medina Diseño y diagramación: Lisa Marie Sheran


MANUAL ESCUELA POLÍTICA FEMINISTA COMUNITARIA

2021



ÍNDICE INTRODUCCIÓN 6 PRESENTACIÓN 13 MÓDULO I Poder ideológico “Sistemas de opresión y propuestas desde los feminismos”

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MÓDULO II Poder personal “El cuerpo como primer territorio en disputa” 53 MÓDULO III Poder político “Sujeto político feminista”

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MÓDULO IV Poder Organizativo “Construcción de movimiento” 119 MÓDULO V Poder Económico “Economía Feminista”

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INTRODUCCIÓN



INTRODUCCIÓN El Centro de Derechos de Mujeres CDM, históricamente ha mantenido un compromiso con jóvenes, especialmente mujeres, con el objetivo de fortalecer los liderazgos y la conciencia feminista, reconociendo las potencialidades que ellas poseen para promover cambios estructurales en una lógica patriarcal, capitalista y colonialista que niega, invisibiliza, estigmatiza y reprime las múltiples y diversas manifestaciones juveniles que de alguna forma cuestionan y ponen en entredicho el estatus quo y las relaciones desiguales de poder en nuestra sociedad. Este compromiso se extiende a las mujeres jóvenes organizadas que defienden sus territorios de la implementación de proyectos de desarrollo extractivistas impulsadas por empresas nacionales, extranjeras y el Estado, porque estas privatizan los bienes comunes, desplazan a las comunidades y las despoja de sus medios de vida destruyendo su tejido social y cultural y causando un profundo daño ecológico que nos afecta a todas. Fortaleciendo los liderazgos de las mujeres jóvenes y sus capacidades críticas desde de una conciencia feminista, se fortalecen estas luchas. Es por ello y en el marco del proyecto “Fortaleciendo los Liderazgos de mujeres jóvenes indígenas, campesinas y garífunas que defienden los territorios” de Ayuda Popular Noruega (APN) se continuará desarrollando por segundo año y de manera virtual el proceso de formación denominado ESCUELA POLÍTICA FEMINISTA COMUNITARIA - EDICIÓN VIRTUAL, con la participación de COPINH, OFRANEH, CNTC y COPA. La Escuela está orientada al análisis y profundización de temáticas político-feministas con un enfoque en lo comunitario y territorial. Es un espacio de reflexión sobre las propuestas políticas emancipadoras de los feminismos y de encuentro e intercambio entre mujeres jóvenes que busca contribuir al tejido de estrategias colectivas y comunitarias que hagan contrapeso a la visión individualista y biocida del capitalismo patriarcal y colonialista. Tendrá una duración de 6 meses y se realizará a través de reuniones virtuales en la plataforma ZOOM y un grupo de WHATSAPP para la coordinación inmediata de asignaciones y materiales, ocasionalmente se difundirá contenidos de la Escuela a través de las radios comunitarias y las redes sociales. La Escuela contiene 5 módulos, cada uno de ellos tiene una duración total de 8 horas distribuidas en 3 sesiones de 2 horas y media de duración cada una, las cuales se realizarán una vez por semana, otros materiales didácticos serán podcasts, textos compartidos en WHATSAPP, videos, audios y conversatorios con invitadas especiales.



PRESENTACIÓN


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PRESENTACIÓN El presente manual forma parte del material didáctico utilizado en el Escuela de Formación Política Comunitaria del Centro de Derechos de Mujeres CDM en su versión virtual. Debido a la pandemia por el COVID 19, se adaptó el proceso de formación que originalmente es presencial y de mayor duración a esta versión virtual que adapta la metodología a las plataformas digitales buscando aprovecharlas al máximo. Este manual fue concebido como apoyo didáctico para que las participantes puedan seguir los ejercicios y contenidos que se comparten en las sesiones virtuales aun cuando la conectividad es deficiente, con la descripción detallada de ejercicios y temáticas. También se espera que sirva para ampliar los conocimientos y saberes de las participantes con las lecturas complementarias de los fragmentos de los textos que aquí se incluyen. El manual está dividido en cinco módulos, divididos a su vez en tres unidades temáticas para ser desarrolladas en tres sesiones virtuales. En cada unidad temática se proponen subtemas, ejemplos, ejercicios individuales o grupales, que servirán para la reflexión partiendo de los saberes y experiencias de las participantes. Al final de cada módulo se incluye un resumen, glosario, la evaluación del módulo y la bibliografía. En el primer módulo, se proponen ejercicios para conocer a las participantes sus organizaciones y comunidades, reflexionar sobre los mandatos sociales y culturales que moldean la identidad y conocer conceptos como el patriarcado, el capitalismo y el colonialismo, que explican por qué las sociedades establecen relaciones de dominio y explotación entre mujeres y hombres, pobre y ricos, personas adultas y jóvenes, personas de diferente origen étnico etc. También se abordan las principales características de los feminismos y sus principales propuestas políticas para construir un mundo más justo para todas, todos y todes. El segundo módulo contiene ejercicios y textos para la reflexión sobre el poder personal, el significado de la noción “territorio cuerpo” y el contexto en el que surge, y las relaciones de poder en las relaciones interpersonales. En el tercer módulo se aborda el significado de la noción “política” y “sujeto político”, el poder político en el ámbito comunitario y el sujeto político feminista. En el cuarto módulo se explora el linaje del liderazgo de las participantes y de otras mujeres en las luchas sociales y territoriales, el poder organizativo y el movimiento feminista. En el quinto módulo, se proponen como temas la profundización del modelo neoliberal y neoestractivista, la situación de despojo de bienes naturales y públicos y el acceso de las mujeres a la tierra y las propuestas de la economía feminista.


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OBJETIVO GENERAL: Contribuir al fortalecimiento del liderazgo de mujeres indígenas, garífunas campesinas jóvenes para su participación política estratégica en organizaciones que defienden el territorio- cuerpotierra.

OBJETIVOS ESPECÍFICOS: 1. Fortalecer la conciencia feminista de las mujeres jóvenes desarrollando sus capacidades para el análisis político feminista de su realidad como mujeres indígenas, garífunas y campesinas en contextos comunitarios. 2. Generar un espacio para el intercambio, la reflexión y el análisis crítico de las relaciones de opresión que viven las mujeres jóvenes vinculadas a organizaciones que defienden los territorios desde una perspectiva feminista.


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ESTRUCTURA DE LA FORMACIÓN MÓDULO I: PODER IDEOLÓGICO “SISTEMAS DE OPRESIÓN Y PROPUESTAS DESDE LOS FEMINISMOS” Primera unidad: Nosotras, introducción a la formación, presentación de participantes, acuerdos de convivencia, grupos de autogestión. Segunda unidad: El patriarcado, el colonialismo y el racismo como sistemas de opresión. Tercera unidad: ¿Qué es el patriarcado? Bibliografía: Cofiño, Ana. Asociación feminista La Cuerda, Asociación de Mujeres de Petén-Ixqik, Alianza Política Sector de Mujeres. “Patriarcado un categoría útil para la historia de las mujeres” Documento pedagógico Módulo III, Escuela de Formación política feminista.

MÓDULO II: PODER PERSONAL “EL CUERPO COMO PRIMER TERRITORIO EN DISPUTA” Primera unidad: El poder y las identidades Segunda unidad: El poder personal Tercera unidad: El territorio cuerpo Bibliografía: Coral Herrera. “Mujeres que ya no sufren por amor” Capítulos 11,12 y 13. Dorotea Gómez Grijalva “Mi cuerpo es un territorio político”.

MÓDULO III: PODER POLÍTICO “SUJETA POLÍTICO FEMINISTA” Primera unidad: ¿Qué es la política? Segunda unidad: El poder como dominio Tercera unidad: Impacto de los conflictos socio-ambientales en la vida de las mujeres Bibliografía: Paula Irene del Cid Vargas. Proyecto de investigación “Construcción del sujeto político feminista”.

MÓDULO IV: PODER ORGANIZATIVO “CONSTRUCCIÓN DE MOVIMIENTO” Primera unidad: ¿Qué es el feminismo? Segunda unidad: Liderazgo de las mujeres en las luchas sociales y territoriales Tercera unidad: Liderazgo feminista Bibliografía: A nuestras Amigas: sobre la amistad política entre mujeres de Edda Gavióla. Fragmento del texto Empoderamiento de las mujeres: conceptualización y estrategias 2006 de Clara Murguialday Martínez. Fragmento del texto Descolonizando el feminismo: una perspectiva desde américa latina y el Caribe de Ochy Curiel.


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MÓDULO V: PODER ECONÓMICO “ECONOMÍA DEL CUIDADO” Primera unidad: Economía del cuidado Segunda unidad: Extractivismo y patriarcado Tercera Unidad: Modelo de desarrollo y experiencias de economía feminista en Honduras

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¡BIENVENIDAS COMPAÑERAS! Saludos compañeras, Bienvenidas a este proceso de formación que esperamos sea una experiencia de descubrimiento de la historia, las ideas y procesos de lucha por la liberación de las mujeres y su transformación en sujetas políticas. Deseamos que sea una fuente de inspiración y fuerza para nuestros procesos de sanación y liberación personal y colectiva. Reconocemos la capacidad transformadora de cada una, su fuerza y el valor de su historia, por eso las invitamos a participar libremente compartiendo sus dudas y certezas, sus reflexiones y desacuerdos, reconociendo y celebrando nuestras diferencias. Creemos que es responsabilidad de todas hacer que este espacio de reflexión y aprendizaje sea respetuoso, justo, libre y plural, tal y cómo el mundo que soñamos, para eso también las motivamos a ejercitar la escucha activa de manera respetuosa y a mantener la confidencialidad cuando esta sea solicitada. Sabemos que hoy más que nunca estamos atravesando momentos muy difíciles por la pandemia, la violencia hacia las mujeres y la profundización del modelo extractivista que está despojando a los pueblos. Para resistir, necesitamos reconectarnos entre nosotras y fortalece las relaciones comunitarias. Esperamos que este proceso sirva para eso, para seguir pensado juntas, nuevos caminos hacia el buen vivir que merecemos como mujeres, comunidades y pueblos. Atentamente, Alba Esperanza Mejía Facilitadora


Módulo I Poder ideológico “Sistemas de opresión y propuestas desde los feminismos”


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Razones Maya Cu Choc Si la memoria no me falla hay en mi árbol genealógico una madre abatida por trabajo, hambre, abandono… algún hermano desterrado por padecer cierta lepra moderna una hija sobreviviendo a un padre ausente más allá hay dos abuelas cuyas bisabuelas parieron frutos híbridos quienes a su vez parieron otras frutas poblando siglo tras siglo este Paraíso Violado del otro lado del océano llegó un abuelo cuyo abuelo cruzó la puerta de los esclavos en las isla de Goré de ellos heredé la terquedad del ritmo aun cuando el espíritu agonice deberás comprender entonces lo difícil que es olvidar este dolor que nació conmigo como herencia familiar tendrás que sumarle además la rabia de saberme mujer no nacida amante mutilada arco iris abortado -recuerda que fui parida durante la guerra eternaque no te extrañe entonces


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si a tu pedido de bondad alegría y olvido respondo justicia ahora que conoces esta historia personal te pido: no apresures tu reacción o tu discurso detente escucha por ahí en algún espacio de vida corre todavía un riachuelo que, si lo dejas inundarte te convertirá en la continuación de mi cauce de esperanza

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OBJETIVOS DEL MÓDULO: • • • •

Crear las bases para la convivencia y la construcción de confianza entre las participantes. Que las participantes identifiquen algunos mecanismos ideológicos mediante los cuales se imponen y reproducen en la vida cotidiana los sistemas de opresión patriarcal, capitalista y colonialista. Introducir el concepto de patriarcado. Que las participantes a partir de sus condiciones identifiquen acciones que puedan impulsar para deconstruir la subjetividad y prácticas patriarcales en las familias, comunidades y organizaciones a las que pertenecen.


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PRIMERA UNIDAD: NOSOTRAS Con esta primera unidad arrancamos el proceso de formación feminista presentando los objetivos, metodología, actividades; conociéndonos entre nosotras y reflexionado sobre el concepto de opresión.

ACTIVIDAD 1: PRESENTACIÓN CON METÁFORA Paso 1. Ejercicio individual Para hacer este ejercicio, es necesario colocar el celular de tal manera que su rostro y sus manos puedan ser vistas a través de la cámara. Se presenta al grupo diciendo: Mi nombre es… (complete la frase con su nombre) y soy cómo… (hace un gesto con su cuerpo y el sonido que le corresponde). El gesto representa algo sobre su condición de mujer, algo que siente es parte de su definición o identificación personal de ser mujer, el gesto puede ser la representación de un objeto, un elemento de la naturaleza, una actividad, un animal etc. Tendrán algunos minutos para pensar y practicar el gesto y el sonido antes de presentarlo. Ejemplo: “Mi nombre es Esperanza Mejía y soy cómo (gesto y sonido que representa un pulpo)” Cuando sea su turno de presentarse durante la sesión, realice los siguientes pasos:

ACTIVIDAD 2. GRUPOS DE TRABAJO Este ejercicio grupal se realiza en las salas de ZOOM. Cada grupo realizará dos actividades, la primera es la presentación personal de cada participante y la segunda es crear una historia que incluya todos los elementos (metáforas) con las que se presentaron. Paso 1. Presentación En las salas se encontrará con otras compañeras, por turnos cada una se presenta diciendo “mi nombre es...y soy cómo….” y luego puede dar más información, cómo por ejemplo el lugar dónde vive, la organización a la que pertenece, su edad, ocupación principal, etc. Lo que desee compartir con el grupo. Paso 2. Crear una historia Después de las presentaciones, juntas y tomando en cuenta todos los gestos con los que se presentaron crearán una pequeña historia que tendrá como protagonista a una mujer que tiene un deseo y algo o alguien le impide realizarlo. Ejemplo: Gestos de participantes: árbol, viento, río, pájaro. Ejemplo de Historia: Una mujer árbol ansiaba ser pájaro, el río que era su amigo le pidió al viento que soplara fuerte y sostenido para que ella pudiera volar; solo algunas hojas se estremecieron y alzaron el vuelo.


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El viento tendrá que soplar más fuerte - dijo la mujer árbol a su amigo el río - quiero escapar del fuego y la tala, de la destrucción de la especie humana, si muero yo y mis hermanas se secarán las aguas, la tierra, los animales. El río reflexionó un momento ¿escapar o morir? ¿Es que solo eso hay? La mujer árbol miró a su alrededor y se vio a sí misma como parte del todo, no deseaba escapar sino vivir y prosperar junto a todos los seres. ¿qué tenía que hacer para lograrlo? Pasos ejercicio grupal: 1. Se presentan con nombre y gesto 2. Cada una cuenta más de sí misma 3. Entre todas crean una historia que debe incluir todos los gestos. 4. Deciden cómo presentar la historia a las demás 3. Plenaria Al terminar el trabajo de grupos y regresar a la sala principal, cada grupo presentará su historia, para hacerlo es necesario que las otras participantes que no estén presentándose en ese momento apaguen sus videos y micrófonos. Conceptualización: ¿Qué entendemos por opresión? La opresión es una relación entre dos o más personas o grupos sociales en la que existe una desigualdad en la distribución y/o uso del poder, que beneficia a la parte opresora a expensas de los intereses o la voluntad de la oprimida. Un ejemplo de opresión económica es la discriminación laboral y salarial basada en el sexo, nacionalidad o el origen étnico. ¿Entre las historias creadas en los grupos de trabajo hay alguna que relata una relación de opresión?

ACTIVIDAD 3: GRUPOS DE TRABAJO En las historias creadas en el ejercicio anterior las participantes identificarán: • • • •

¿Cuál es el deseo o necesidad de la protagonista? ¿Qué pierde la protagonista al no satisfacer ese deseo/ necesidad/derecho? ¿Qué o quién le impide realizar su deseo? ¿Hay una relación de opresión?

ACTIVIDAD 4: ACUERDOS DE CONVIVENCIA Cada una de las participantes completará la frase siguiente con sus propias palabras: “Para sentirme bien en una capacitación yo necesito ___________________________________________” Se espera que pueda expresar sus necesidades y deseos en la convivencia con otras personas, especialmente en el espacio de convivencia que ahora son la sala de reuniones y chat de Zoom y el chat de WhatsApp.


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Ejemplo: “Para sentirme bien en una capacitación yo necesito respeto a mis opiniones, que podamos confiar y apoyarnos las unas en las otras”.

ACTIVIDAD OPCIONAL: PRESENTACIÓN CON VIDEO O AUDIO Cada participante piensa en tres cosas sobre sí misma que quiere compartir con el grupo. Estas pueden ser características, gustos, preferencias, sueños o experiencias y con esto hace un pequeño video o audio de presentación y lo comparte en grupo de WhatsApp.

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“Un violador en tu camino”1 El patriarcado es un juez que nos juzga por nacer, y nuestro castigo es la violencia que no ves. El patriarcado es un juez que nos juzga por nacer, y nuestro castigo es la violencia que ya ves. Es feminicidio. Impunidad para mi asesino. Es la desaparición. Es la violación. Y la culpa no era mía, ni dónde estaba ni cómo vestía. Y la culpa no era mía, ni dónde estaba ni cómo vestía. Y la culpa no era mía, ni dónde estaba ni cómo vestía. Y la culpa no era mía, ni dónde estaba ni cómo vestía. El violador eras tú. El violador eres tú. Son los pacos, los jueces, el Estado, el presidente. El Estado opresor es un macho violador. El Estado opresor es un macho violador. El violador eras tú. El violador eres tú. Duerme tranquila, niña inocente, sin preocuparte del bandolero, que por tu sueño dulce y sonriente vela tu amante carabinero. El violador eres tú. El violador eres tú. El violador eres tú. El violador eres tú. Un violador en tu camino” es una la canción creada por el Colectivo Lastesis, (Dafne Valdés, Paula Cometa, Sibila Sotomayor y Lea Cáceres, originarias de Valparaíso. Chile) que tratan de transmitir teoría feminista a través del lenguaje audiovisual. 1


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SEGUNDA UNIDAD: EL PATRIARCADO COMO SISTEMA DE OPRESIÓN La investigadora, antropóloga e historiadora guatemalteca Ana Cofiño explica que a través de los medios masivos de comunicación y otros espacios de socialización como la familia, la escuela, la iglesia nos bombardean constantemente con imágenes patriarcales “el padre como centro del hogar; el hombre como encarnación del poder, lo masculino como sinónimo de violencia, la historia como recuento de las conquistas masculinas y las mujeres como subalternas, siempre en posiciones de menor valor, débiles, en la sombra”2 esas imágenes están muy metidas en nuestras mentes pues son aprendidas a lo largo de toda la vida y continuamente reforzadas por el sistema, de tal manera que las vemos como si fueran naturales. Vemos como naturales las relaciones desiguales entre hombres y mujeres. Esta autora cita a Celia Amorós, filósofa feminista quien dice ”el sistema de representaciones patriarcal maneja las imágenes que tenemos de nosotras y nosotros mismos, de quiénes somos y cómo conducirnos, de lo masculino y lo femenino.”3 A continuación presentamos ejercicios para realizar en grupo con el objetivo de identificar algunos mecanismos de los sistemas de opresión patriarcal, capitalista y colonialista mediante los cuales se crean y reproducen socialmente el estereotipo de “ser mujer”.

ACTIVIDAD 1: MUJERES REPRESENTADAS EN LA CULTURA PATRIARCAL Para realizar esta actividad, se conformarán cuatro grupos. Cada grupo tendrá su propio ejercicio de reflexión. GRUPO NO.1: Paso 1. Las participantes leen el cuento infantil que presentamos a continuación, cuando alguna encuentra una injusticia en el relato, dice “alto”, paran de leer y ella explica por qué le parece injusto esa situación en particular y cómo la situación podría ser más justa, anotan las propuestas y continúan la lectura.

RESUMEN DEL CUENTO INFANTIL LA BELLA Y LA BESTIA4 Había una vez un mercader adinerado que tenía tres hijas. Las tres eran muy hermosas, pero lo era especialmente la más joven, a quien todos llamaban desde pequeña Bella. Además de bonita, era también bondadosa y por eso sus orgullosas hermanas la envidiaban y la consideraban estúpida por pasar el día tocando el piano y rodeada de libros. Sucedió que repentinamente el mercader perdió todo cuanto tenía y no le quedó nada más que Cofiño, Ana. Asociación feminista La Cuerda, Asociación de Mujeres de Petén-Ixqik, Alianza Política Sector de Mujeres. “Patriarcado un categoría útil para la historia de las mujeres” Documento pedagógico Módulo III, Escuela de Formación política feminista. 3 Ibid. 4 https://cuentosparadormir.com/cuentos-clasicos/la-bella-y-la-bestia 2


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una humilde casa en el campo. Tuvo que trasladarse allí con sus hijas y les dijo que no les quedaba más remedio que aprender a labrar la tierra. Las dos hermanas mayores se negaron desde el primer momento mientras que Bella se enfrentó con determinación a la situación: - Llorando no conseguiré nada, trabajando sí. Puedo ser feliz aunque sea pobre. Así que Bella era quien lo hacía todo. Preparaba la comida, limpiaba la casa, cultivaba la tierra y hasta encontraba tiempo para leer. Sus hermanas, lejos de estarle agradecidas, la insultaban y se burlaban de ella. Llevaban un año viviendo así cuando el mercader recibió una carta en la que le informaban de que un barco que acababa de arribar traía mercancías suyas. Al oír la noticia las hijas mayores sólo pensaron en que podrían recuperar su vida anterior y se apresuraron a pedirle a su padre que les trajera caros vestidos. Bella en cambio, sólo pidió a su padre unas sencillas rosas ya que por allí no crecía ninguna. Pero el mercader apenas pudo recuperar sus mercancías y volvió tan pobre como antes. Cuando no le quedaba mucho para llegar hasta la casa, se desató una tormenta de aire y nieve terrible. Estaba muerto de frío y hambre y los aullidos de los lobos sonaban cada vez más cerca. Entonces, vio una lejana luz que provenía de un castillo. Al llegar al castillo entró dentro y no encontró a nadie. Sin embargo, el fuego estaba encendido y la mesa rebosaba comida. Tenía tanta hambre que no pudo evitar probarla. Se sintió tan cansado que encontró un aposento y se acostó en la cama. Al día siguiente encontró ropas limpias en su habitación y una taza de chocolate caliente esperándole. El hombre estaba seguro de que el castillo tenía que ser de un hada buena. A punto estaba de marcharse y al ver las rosas del jardín recordó la promesa que había hecho a Bella. Se dispuso a cortarlas cuando sonó un estruendo terrible y apareció ante él una bestia enorme. - ¿Así es como pagáis mi gratitud? - ¡Lo siento! Yo sólo pretendía… son para una de mis hijas… - ¡Basta! Os perdonaré la vida con la condición de que una de vuestras hijas me ofrezca la suya a cambio. Ahora ¡iros! El hombre llegó a casa exhausto y apesadumbrado porque sabía que sería la última vez que volvería a ver a sus tres hijas. Entregó las rosas a Bella y les contó lo que había sucedido. Las hermanas de Bella comenzaron a insultarla, a llamarla caprichosa y a decirle que tenía la culpa de todo. Iré yo, dijo con firmeza - ¿Cómo dices Bella?, preguntó el padre - He dicho que seré yo quien vuelva al castillo y entregue su vida a la bestia. Por favor padre.


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Cuando Bella llegó al castillo se asombró de su esplendor. Más aún cuando encontró escrito en una puerta “aposento de Bella” y encontró un piano y una biblioteca. Pero se sentó en su cama y deseó con tristeza saber qué estaría haciendo su padre en aquel momento. Entonces levantó la vista y vio un espejo en el que se reflejaba su casa y a su padre llegando a ella. Bella empezó a pensar que la bestia no era tal y que era en realidad un ser muy amable. Esa noche bajó a cenar y aunque estuvo muy nerviosa al principio, fue dándose cuenta de lo humilde y bondadoso que era la bestia. - Si hay algo que deseéis no tenéis más que pedírmelo, dijo la bestia. Con el tiempo, Bella comenzó a sentir afecto por la bestia. Se daba cuenta de lo mucho que se esforzaba en complacerla y todos los días descubría en él nuevas virtudes. Pero pese a eso, cuando todos los días la bestia le preguntaba si quería ser su esposa ella siempre contestaba con honestidad: - Lo siento. Sois muy bueno conmigo pero no creo que pueda casarme con vos. La Bestia pese a eso no se enfadaba sino que lanzaba un largo suspiro y desaparecía. Un día Bella le pidió a la bestia que le dejara ir a ver a su padre, ya que había caído enfermo. La bestia no puso ningún impedimento y sólo le pidió que por favor volviera pronto si no quería encontrárselo muerto de tristeza. - No dejaré que mueras bestia. Te prometo que volveré en ocho días, dijo Bella. Bella estuvo en casa de su padre durante diez días. Pensaba ya en volver cuando soñó con la bestia yaciendo en el jardín del castillo medio muerta. Regresó de inmediato al castillo y no lo vió por ninguna parte. Recordó su sueño y lo encontró en el jardín. La pobre bestia no había podido soportar estar lejos de ella. - No os preocupéis. Muero tranquilo porque he podido veros una vez más. - ¡No! ¡No os podéis morir! ¡Seré vuestra esposa! Entonces una luz maravillosa iluminó el castillo, sonaron las campanas y estallaron fuegos artificiales. Bella se dio la vuelta hacia la bestia y, ¿dónde estaba? En su lugar había un apuesto príncipe que le sonreía dulcemente. - Gracias Bella. Habéis roto el hechizo. Un hada me condenó a vivir con esta forma hasta que encontrase a una joven capaz de amarme y casarse conmigo y vos lo habéis hecho. El príncipe se casó con Bella y ambos vivieron juntos y felices durante muchos muchos años. Paso 2. Conteste a las siguientes preguntas generadoras para la reflexión: • ¿Qué características tienen los personajes femeninos? • ¿Cómo es la relación de la protagonista con las otras mujeres de la historia? • ¿Cómo es la relación de la protagonista con los hombres de la historia? • ¿Cuál es el modelo de mujer que nos enseña este cuento?


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• ¿Que pierde la protagonista con todos los sacrificios? Paso 3. Entre todas escribirán una nueva versión del cuento deconstruyendo el modelo que nos ofrece el cuento original con una propuesta diferente para la forma de ser de la protagonista y sus relaciones con los otros personajes de la historia. Paso 4. Se organizan para presentar el cuento juntas. Grupo No. 2: Paso 1. Las participantes escuchan y leen las siguientes canciones infantiles. La chinita se perdió En un bosque, de la china, la chinita se perdió Y como yo andaba perdido nos encontramos los dos En un bosque, de la china, la chinita se perdió Y como yo andaba perdido nos encontramos los dos Era de noche, y la chinita tenía miedo, Miedo tenía de andar solita Anduvo un rato y se sentó Junto a la china me senté yo y yo que sí y ella que no y yo que sí y ella que no y al cabo fuimos y al cabo fuimos y al cabo fuimos de la misma opinión. Bajo el cielo de la China, la chinita se sentó Y la luna en ese instante indiscreta la besó Luna envidiosa, luna importuna Tenía celos, celos tenía de mi fortuna Anduvo un rato Y se sentó Junto a la china, junto a la china Me senté yo Luna envidiosa, luna importuna Tenía celos, celos tenía de mi fortuna Anduvo un rato Y se sentó Junto a la china, junto a la china Me senté yo Días de la semana Lunes antes de almorzar Una niña fue a jugar


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Pero no pudo jugar porque tenía que lavar Así lavaba así, así. Así lavaba así, así. Así lavaba así, así. Que yo la ví Martes antes de almorzar Una niña fue a jugar Pero no pudo jugar porque tenía que planchar Así planchaba así, así. Así planchaba así, así. Así planchaba así, así. Que yo la ví. Etc. PREGUNTAS GENERADORAS PARA LA REFLEXIÓN GRUPAL • ¿Qué les ocurre a las niñas en estas canciones infantiles? • ¿Qué formas de violencia y opresión podemos identificar en estas canciones? Paso 2. Entre todas, adaptarán la letra de una de las canciones infantiles que escucharon cambiándolo por un mensaje que defienda los derechos de las niñas. Paso 3. Se organizan para presentar la ronda juntas. Grupo No.3: Este grupo analizará las imágenes de publicidad que se muestran a continuación y responden las preguntas. Paso 1. Las participantes observan las imágenes y contestan las preguntas. PREGUNTAS GENERADORAS PARA LA DISCUSIÓN • • • •

¿Qué vemos en las imágenes? ¿Qué nos dicen estas imágenes sobre qué es ser mujer? Cuáles son los modelos de mujeres que representan? ¿Cuál es el propósito de estas imágenes?

Paso 2. Entre todas, pueden crear un poema colectivo respondiendo a los mensajes de estas imágenes. Paso 3. Se organizan para presentar el poema juntas.


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Imagen 2.


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Imagen 3.

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Grupo No.4: Paso 1. Las participantes escuchan y leen la canción y contestan las preguntas. Fragmento de la canción “las cuatro babys”4 de Maluma “Ya no sé qué hacer No sé con cuál quedarme Todas saben en la cama maltratarme Me tienen bien, de sexo me tienen bien Estoy enamorado de cuatro babies Siempre me dan lo que quiero Chingan cuando yo les digo Ninguna me pone pero Dos son casadas Hay una soltera La otra medio psycho y si no la llamo se desespera … La primera se desespera Se encojona si se lo hecho afuera La segunda tiene la funda Y me paga pa’ que se lo hunda La tercera me quita el estrés Polvos corridos, siempre echamos tres A la cuenta de una le bajo la luna Pero ella quiere con Maluma y conmigo a la vez Estoy enamorado de las cuatro Siempre las busco después de las cuatro A las cuatro les encanta en cuatro Y yo nunca fallo como el 24 De los Lakers siempre es la gorras De chingar ninguna se enzorra Estoy metio en un lío, ya estoy confundio Porque ninguna de mi mente se borra Me pongo las gafas Cartier saliendo del aeropuerto Vestio de Osiris, zapatos en pie Tú tienes tú mi cuenta de banco y el número de la Master Card Tú eres mi mujer oficial Me tiene enamorado ese culote con ese pelo rubio Pero tengo otra pelinegra que siempre quiere chichar Fuente: Musixmatch Compositores: Juan Luis Londono Arias / Juan Jesus Santana-lugo / Sharon Ramirez Lopez / Bryan Robert Rohena Perez / Jorge Hernandez Quiles / Noel Santos Roman Letra de Cuatro Babys © Sony/atv Sinfonia, Ramirez Lopez Music Publishing, Noriel Danger Music Pub, Royalty Sound Maluma 4


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A veces hasta le llega al estudio La peliroja chichando es la más que se moja Le encojona que me llame y no lo coja Peleamos y me bota la ropa y tengo que llamar a cotorra pa’ que la recoja Tengo una chiquitita nalgona con el pelo corto Me dice papi vente adentro, si me preña (Bryant Myers) … Ya estoy metio en un lío A todas yo quiero darle Me tienen bien confundio Ya no sé ni con cuál quedarme Y es que todas maman bien Todas me lo hacen bien Todas quieren chingarme encima de billetes de cien Me tienen en un patín Comprando en San Valentín Ya me salieron más caras que un reloj de Ulysses Nardin Es que la babies están bunny ninguna las 4 se ha hecho completas Dos tienen maridos y ninguna de las dos al marido respetan Cuatro chimbitas Cuatro personalidades Dos me hablan bonito Dos dicen maldades Diferentes nacionalidades Pero cuando chingan gritan todas por iguales Quiere que la lleve pa’ medallo Quiere que la monte en carros del año Que a una la coja A la otra la apriete Y a las otras 2 les dé juntas en el baño Digan qué más quieren hacer El dirty las va a entretener En la casa gigante y un party en el yate que él quiere tener.... PREGUNTAS GENERADORAS PARA LA REFLEXIÓN: • ¿Qué emociones despierta la letra de esta canción? • ¿Cómo son las mujeres descritas en esta canción desde la mirada del autor? • ¿Cuáles son las características más valoradas de estas mujeres? Paso 2. Entre todas, crearán la letra de una canción que proponga un mensaje de justicia, dignidad y equidad para las mujeres.

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Paso 3. Se organizan para presentar juntas la canción. Plenaria: Cada grupo presenta su trabajo.

ACTIVIDAD OPCIONAL: PRESENTACIÓN DE LA COMUNIDAD Esta actividad se realiza fuera de la sesión virtual, en algún momento libre. Los videos serán compartidos en las siguientes sesiones del proceso de formación. Cada participante hace un video corto describiendo la comunidad donde vive, puede mostrar dibujos, fotografías, colocar objetos o alimentos representativos de su comunidad y lo comparte en el grupo de WhatsApp.


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Soy mujer. Y un entrañable calor me abriga cuando el mundo golpea. El calor de las otras mujeres, de aquellas que hicieron de la vida este rincón sensible, luchador, de piel suave y tierno corazón guerrero. – Alejandra Pizarnik


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TERCERA UNIDAD: ¿QUÉ ES EL PATRIARCADO? En esta unidad, exploramos los conocimientos previos de las participantes sobre el concepto de patriarcado, analizamos situaciones de la vida cotidiana que identificamos como expresiones del sistema patriarcal y conceptualizamos el patriarcado.

ACTIVIDAD 1: EJEMPLOS DE PATRIARCADO Paso 1. En grupo, cada participante comparte un ejemplo de situaciones, creencias, actitudes, prácticas en su vida cotidiana que tienen su origen en el patriarcado. Ejemplo individual:

Paso 2. De todos los ejemplos el grupo elige dos para compartir en plenaria. 1) Ejemplo elegido por el grupo:

2) Ejemplo elegido por el grupo:


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Paso 3. A partir de los ejemplos, el grupo reflexiona, identifica lo que tienen en común y a partir de eso elaboran juntas un significado de la palabra patriarcado con sus propias palabras. El grupo define el patriarcado como:

Paso 4. Designen a una persona para presentar el trabajo de grupo en plenaria.

ACTIVIDAD 2: ¿QUÉ ES EL PATRIARCADO?- ADRIANA GUZMÁN Paso 1. Vemos juntas el video sobre el patriarcado de Adriana Guzmán Paso 2. Después de ver el video de Adriana Guzmán, reflexionamos juntas en torno a las siguientes preguntas. Preguntas generadoras para la discusión 1.¿Qué llamó su atención de la explicación de Adriana Guzmán?

2. ¿Qué piensan de que la explotación y la discriminación se aprende en los cuerpos de las mujeres?

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DEFINICIONES DE PATRIARCADO5

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Autora

Definición propuesta

Victoria Sau

“Una toma de poder histórica por parte de los hombres sobre las mujeres cuyo agente ocasional fue de orden biológico, si bien elevado éste a la categoría política y económica. Dicha toma de poder “pasa forzosamente por el sometimiento de las mujeres a la maternidad, la represión de la sexualidad femenina, y la apropiación de la fuerza social de trabajo total del grupo dominado, del cual su primer pero no único producto son los hijos”.

Gerda Lerner

“la manifestación e institucionalización del dominio masculino sobre mujeres y niños(as) en la familia y la extensión del dominio masculino sobre las mujeres a la sociedad en general”.

Sylvia Walby

“un sistema de estructuras sociales interrelacionadas a través de las cuales los hombres explotan a las mujeres”.

Celia Amorós

“Podría considerarse al patriarcado como una especie de pacto interclasista, metaestable, por el cual se constituye en patrimonio del genérico de los varones en cuanto se auto-instituyen como sujetos del contrato social ante las mujeres –que son en principio las “pactadas”. Esto dicho así es muy esquemático [...] Pero en principio el patriarcado sería ese pacto –interclasista- por el cual el poder se constituye como patrimonio del genérico de los varones. En ese pacto, por supuesto, los pactantes no están en igualdad de condiciones, pues hay distintas clases y esas diferencias de clases no son ¡ni mucho menos! Irrelevantes. Pero cabe recordar, como lo hace de forma muy pertinente Heidi Hartmann, que el salario familiar es un pacto patriarcal entre varones de clases sociales antagónicas a efectos del control social de la mujer” (Amorós, 1994: 27).

Hartman

“es un conjunto de relaciones sociales que tiene una base material y en la cual hay relaciones jerárquicas entre los hombres y solidaridad entre ellos, lo que les permite dominar a las mujeres. La base material del patriarcado es el control de los hombres sobre las mujeres, en la esfera de la producción, negando el acceso a las mujeres a los recursos productivos económicamente necesarios y restringiendo su sexualidad”.

Tomado textualmente de http://www.larevuelta.com.ar/articulos/ST_2010_01_31_c.html


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ACTIVIDAD 3: PALABRAS CLAVES Nota: esta actividad se realizará de manera individual fuera de la sesión y las palabras y definiciones serán compartidas en las siguientes sesiones. Paso 1. Lea la tabla anterior con las definiciones sobre el patriarcado y escriba a continuación las palabras que para usted explican mejor el concepto de patriarcado.

Paso 2. Compare la definición de patriarcado elaborada en su grupo y cambie según sus nuevos aprendizajes.

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Rotundamente negra Shirley Campbell6 Me niego rotundamente A negar mi voz, Mi sangre y mi piel. Y me niego rotundamente A dejar de ser yo, A dejar de sentirme bien Cuando miro mi rostro en el espejo Con mi boca Rotundamente grande, Y mi nariz Rotundamente hermosa, Y mis dientes Rotundamente blancos, Y mi piel valientemente negra. Y me niego categóricamente A dejar de hablar Mi lengua, mi acento y mi historia. Y me niego absolutamente A ser parte de los que callan, De los que temen, De los que lloran. Porque me acepto Rotundamente libre, Rotundamente negra, Rotundamente hermosa

6

https://lasgafasvioletasrevista.com/2018/05/31/5-poemas-feministas-deberias-conocer/


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GLOSARIO7 Cosificación.

El término cosificar remite a la acción de cosificar, esto es, la pérdida del carácter humano para pasar a ser definido como cosa u objeto, ya se aplique sobre un individuo o un conjunto de ellos. Igualdad.

La igualdad que se propone no se refiere al ámbito de las identidades, la intención no es que los hombres sean idénticos a las mujeres ni al revés, sino que, a partir de las diferencias, se establezcan sus correspondientes equivalencias para que no se conviertan en desigualdades y, como consecuencia, en oportunidades para discriminar. Misoginia.

La misoginia ha sido definida como “el odio, rechazo, aversión y desprecio de los hombres hacia las mujeres y, en general, hacia todo lo relacionado con lo femenino. Sexismo.

Llamamos sexismo a la discriminación que se aplica a una persona en referencia a su sexo (mujer u hombre). Sororidad.

La sororidad es la alianza entre mujeres para despatriarcalizar la sociedad. Violencia de género.

Es todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga un daño, o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, tanto en la vida pública como en la vida privada.

7 Tomado textualmente de https://www.efeminista.com/el-abc-del-feminismo-en-un-breve-diccionario/


Lecturas Opcionales


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PATRIARCADO: UNA CATEGORÍA ÚTIL PARA LA HISTORIA DE LAS MUJERES Documento pedagógico Módulo III Escuela de Formación política feminista Alianza: Asociación feminista La Cuerda, Asociación de Mujeres de Petén-Ixqik, Alianza Política Sector de Mujeres. – Ana Cofiño Guatemala, diciembre de 2010 La cultura dominante que se divulga y propaga en los medios El Patriarcado es un sistema masivos de comunicación nos bombardea con imágenes patriarcales complejo extendido en el constantemente: el padre como centro del hogar; el hombre como tiempo y en el espacio, que encarnación del poder, lo masculino como sinónimo de violencia, la se sostiene sobre los pilares historia como recuento de las conquistas masculinas, y las mujeres de opresiones como subalternas, siempre en posiciones de menor valor, débiles, en la sombra. Nosotras, las pobres, como una imagen y una posición que hemos interiorizado a fuerza de repetirlas por todos los medios, y de aplicarlas hasta en los detalles más insignificantes. Esta cultura patriarcal se produce y refleja en una simbiosis mutua, las relaciones desiguales entre mujeres y hombres que se explican cómo naturales, y que se sustentan básicamente en concepciones sesgadas sobre las personas. Como dice Celia Amorós, hay un sistema de representaciones que consiste en “un conjunto de criterios, normas y costumbres orientadas hacia un fin. Incluye la expresión plástica de las mismas tales como modos de vestir, fórmulas de cortesía, creación artística, ritos, folklore, etc.”.1 El sistema de representaciones patriarcal maneja las imágenes que tenemos de nosotras y nosotros mismos, de quiénes somos y cómo conducirnos, de lo masculino y lo femenino. El Patriarcado es un sistema complejo extendido en el tiempo y en el espacio, que se sostiene sobre los pilares de opresiones interconectadas, basadas en una distinción bipolar que jerarquiza campos opuestos, que genera y justifica desigualdades: el racismo, el sexismo, el edadismo, el clasismo2 son formas de discriminación basadas sobre el poder del hombre joven occidental propietario; y sobre las instituciones que lo mantienen y reproducen, como la familia, las religiones patrísticas, la educación para la dominación, el orden económico y político, el Estado. El patriarcado lo entendemos como una forma de organización social que confronta a los sexos, construyendo estereotipos de género que obligan a las personas a comportarse, y ser mujeres u hombres según los cánones de la cultura patriarcal, como dos opuestos que se complementan, en lo sexual, en lo laboral, en lo económico, hasta en lo afectivo, pero aportando distintas calidades de trabajo, de bienes, de energías; dos modelos distinguibles a partir de sus atributos biológicos externos, impresos en los cuerpos desde esta ideología que pone al hombre en el centro del universo o androcentrismo. Esta cosmovisión patriarcal ha acuñado sus propias formas de pensar y conceptualizar sobre los individuos y las colectividades, sobre la humanidad y la naturaleza, siempre poniendo al hombre en el centro. De allí surge la normativa de la heterosexualidad, que parte de la división de la humanidad en dos sexos opuestos, mujeres y hombres, con funciones Victoria Sau. Diccionario ideológico feminista. Vol. I, Icaria Editorial, Barcelona, 2000. Pág. 242 Ver las definiciones más adelante. 3 Gerda Lerner. La creación del patriarcado. Editorial Crítica, Barcelona, 1990. 1 2


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diferenciadas que producen desigualdad debido a la centralización o hegemonía del poder en manos de los hombres. Se cimenta sobre aparentes diferencias biológicas que ya las ciencias han descubierto en su variada diversidad, y sustenta las visiones antagónicas de mujeres y hombres. El Derecho surge y se desarrolla con el objetivo de legitimar ese poder masculino a través de la paternidad, y crea un conjunto de leyes que establecen lo que es permitido y lo que debe prohibirse. Es allí donde quedan normados los mandatos de género que privan en las relaciones afectivas, laborales, políticas, culturales. Con este cuerpo de leyes se han legalizado los abusos hacia las mujeres, la niñez y la juventud, las culturas diferentes y las clases trabajadoras. El entorno social en que vivimos es patriarcal, como son las relaciones en las que nos movemos. La cultura, la economía y lo político son patriarcales por cuanto sus corazones lo son: están concebidos, construidos, funcionan y se reproducen con el objetivo de mantener al hombre como modelo de lo humano y al conjunto de los hombres ostentando los privilegios y el poder, sustentándose en valores masculinos de dominación. Las concepciones sobre las que se ha construido y sus maneras de operar están definidas por la idea de la superioridad masculina y la inferioridad de las mujeres. Esta idea de las oposiciones antagónicas y desiguales se va a transformar y adecuar a lo largo del tiempo, pero dura hasta nuestros días, manifestándose en los tratos diferenciados que mujeres y hombres reciben y se dan; en el acceso a oportunidades; en la salud o enfermedad; en los lugares que cada género ocupa y cómo se califican sus trabajos, sus atributos, sus propuestas, siempre subvalorando a las mujeres en relación con los hombres. El patriarcado es un sistema en el que estamos implicadas y que rige nuestras vidas, pero se define porque da preeminencia al conjunto de los hombres sobre el conjunto de las mujeres obviando lo que nos hace similares en nuestra calidad de seres humanos. Igualmente, le atribuye más poder a unos hombres que a otros, diferenciándolos en la escala social de manera desigual, con argumentos racistas que menosprecian a las etnias, grupos culturales y raciales diferentes o basados en la ocupación, la propiedad y el lugar de la sociedad, es decir la clase. Utilizamos el concepto de patriarcado para visualizar los vínculos que existen entre aspectos materiales y simbólicos que se han conjugado para oprimir a las mujeres y para convertirlas en objetos para la reproducción y el cuidado. La imagen de un sistema en el que intervienen mecanismos diversos, engarzados para mantenerlo vivo nos sirve para analizar nuestras experiencias y para cobrar conciencia de la posibilidad de transformarlo. La creación simbólica, o sea los mitos, las creencias, las imágenes, las palabras surgen de determinados grupos y lugares, que a su vez producen ese sistema, desde sus posiciones de poder. Al comprender cómo fue instalándose el patriarcado de manera excluyente y hegemónica, y cómo se ha perpetuado, inclusive con la colaboración de las mujeres, nos ha permitido cuestionarlo e irle socavando las bases. La maternidad impuesta sobre las mujeres no es en función de la reproducción biológica únicamente, sino para la inculcación cultural del sistema, para la implantación de ideologías y su reproducción. A las mujeres se les educa para repetir los valores, los hábitos y los patrones recibidos, ellas son las guardianas del género, en la medida en que se conforman con el sistema. La dominación masculina se nos ha impuesto por medio de la educación formal, de los modelos familiares, de las instituciones que norman nuestras vidas, de la cultura. Todas han contribuido


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a reforzar la idea de la subordinación de las mujeres, otorgándole un “la rebeldía de las mujeres sello de naturaleza que justificaba su inmutabilidad. Si así había sido ha estado siempre allí...” desde siempre, así debía seguir.... Los descubrimientos científicos hechos por los hombres se adecuaron a la fórmula en la que las mujeres son presentadas como biológicamente destinadas para cumplir roles sociales, como el cuidado de otros. La medicina occidental se constituyó en una institución que arrebató a las mujeres los usos y prácticas ancestrales y que se prestó a la cosificación de sus cuerpos y la sexualidad como un mecanismo para su control y dominación, apropiándose de su derecho a la salud. La ciencia positivista fortaleció el modelo androcéntrico en todas sus teorías y métodos, produciendo por lo mismo, resultados parciales y sesgados en sus investigaciones. No obstante, la rebeldía de las mujeres ha estado siempre allí, aunque muchas veces de manera inconsciente, silenciosa y en soledad. Fue hasta que las mujeres se reunieron en torno a su propia causa que dieron vida al feminismo como movimiento y teoría política para la eliminación del patriarcado y la construcción de sociedades humanas justas, libres y democráticas. Si bien hubo mujeres excepcionales desde la antigüedad, el feminismo como una serie de corrientes de pensamiento filosóficos y como una teoría política fue conformándose más claramente a partir de la Ilustración en Europa y Estados Unidos en el siglo XVIII. En América Latina, el feminismo ha sido una forma de resistencia espontánea que se ha nutrido de distintas escuelas de pensamiento feminista y que ha ido produciendo sus propias propuestas de acuerdo con sus particulares realidades.

EL PARADIGMA DE LA COLABORACIÓN VERSUS EL DE LA DOMINACIÓN En la introducción de su libro La creación del patriarcado Gerda Lerner3 llama nuestra atención sobre el papel que juega la historia en la emancipación de las mujeres. Señala que el estudio de nuestros pasados, personales y colectivos, ejerce una influencia grande en nuestras vidas, en nuestros posicionamientos políticos, en nuestro modo de ser y pensar. Según esta autora, las mujeres no han estado al margen de la historia, pero sí de la interpretación que de ella se ha hecho, y cuando adquieren conciencia, se sienten impelidas a cambiar esta situación y su lugar en las relaciones con los hombres. Para ello son necesarios conceptos y definiciones que expliquen, desde su propia experiencia, las opresiones pero también que vayan posibilitando cambiarlas y eliminarlas, para la emancipación. Afirma que el pensamiento patriarcal que ha dejado en el olvido o menospreciado a las mujeres, ha afectado la psicología de mujeres y hombres, aunque de maneras distintas. En la construcción de la persona interviene su historia, la herencia cultural, lo que le enseñan o dejan de enseñarle. La recuperación de la memoria de las mujeres es parte de un proceso de sanación y de fortalecimiento de un yo colectivo que tiene más poder sobre su pasado, su presente y su futuro. Cuando las mujeres se adueñan de su pasado, están caminando más firmemente hacia un futuro propio. En Guatemala es una necesidad identificada por individuas y organizaciones escribir nuestra propia historia, no sólo para rememorar el pasado, sino para entender el presente y transformarlo.


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El patriarcado es un sistema que tiene génesis y evolución históricos, por lo cual puede acabarse o ponérsele un fin. Las diferencias biológicas existen, pero la valoración que se les da es cultural. Aquí no vamos a buscar su origen, sino vamos a enfocarnos en los procesos, distintos en cada sitio, que han dado lugar a que este sistema se haya ido transformando y perdurado por tantos siglos. Según Gerda Lerner, tomó cerca de 2,500 años para completarse, y en él participaron mujeres y hombres, desde distintas posiciones, dependiendo de los grupos. Es importante comentar que a las mujeres en Guatemala nos hace falta hacer una interpretación del pasado en la que aparezcamos como agentes, como productoras, como integrantes, no como sombras o costillas. Con ayuda de las científicas sociales feministas, hemos ido teniendo acceso a documentos que dan cuenta no sólo de la existencia, sino de la agencia de las mujeres. La arqueología de los periodos anteriores a la conquista de los territorios que hoy ocupa Guatemala pone al descubierto a las mujeres, no sólo como esposas o madres, sino como gobernantes, como sacerdotisas, como deidades. En la iconografía maya se encuentran imágenes de deidades como Ixchel, Señora Arcoiris, diosa de las tejedoras, que simboliza la trama de la vida. La definición que Lerner da de patriarcado es: ...la manifestación y la institucionalización del dominio masculino sobre las mujeres y los niños de la familia y la ampliación de ese dominio masculino sobre las mujeres a la sociedad en general. Ello implica que los varones tienen el poder en todas las instituciones importante de la sociedad y que se priva a las mujeres de acceder a él. No implica que las mujeres no tengan ningún tipo de poder o que se las haya privado por completo de derechos, de influencia y recursos. 4

Riane Eisler, en su libro El cáliz y la espada, plantea que desde el periodo paleolítico hubo un culto a las mujeres como seres dadores de vida, considerado un misterio, como el de la muerte, por ello, el color de la sangre fue utilizado como ese poder de dar vida o de finalizarla.5 Esta cultura que se manifestaba en la religión orientada a las diosas dadoras de vida, puede ser el reflejo de sociedades más igualitarias en las que no existía una dominación sino más bien el reconocimiento del dimorfismo sexual, del poder de dar vida del sexo femenino, y de la complementariedad entre mujeres y hombres en el proceso de gestación y de relacionamiento. Basándose en las evidencias arqueológicas encontradas en diferentes regiones de Asia, el Mediterráneo y Europa, esta autora plantea que durante el paleolítico y el neolítico existieron otras formas de organización social que estuvieron basadas más en vínculos que en rangos o jerarquías. Según ella, la concepción pre-patriarcal del mundo estaba basada en el poder de las hembras de dar vida, pero en el sentido de la responsabilidad y el amor, como el que prodiga la madre a sus criaturas, y no en el de la opresión, los privilegios y el temor que la cultura contemporánea asocia al poder. Igualmente llama la atención al hecho de que se concebía la vida humana entrelazada con la naturaleza en una circularidad interdependiente. Eisler va más allá, al plantear que estos símbolos y mitos en torno al poder generador de las diosas ha marcado nuestra psique de manera indeleble, lo cual pervive en la actualidad, desde perspectivas distintas, Gerda Lerner, op.cit., pág. 341. Riane Eisler. The chalice and the blade, Our History, Our Future. Harper and Row, San Francisco, 1988. (existe traducción al español en Editorial Cuatro Vientos de Chile) 4 5


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inclusive en las religiones, como la católica, donde la Virgen María es la Madre de los Cielos. Una de sus conclusiones es que la matrilocalidad (la ubicación de las parejas en el lugar de las mujeres) y la matrilinealidad (el establecimiento de las líneas de parentesco por la vía de la mujer), no son sinónimos de dominación de las mujeres y opresión sobre los hombres, y que tampoco estas formas de organización impliquen que hubo matriarcado como el equivalente al patriarcado.6 Todo parece indicar que hubo formas de organización social inclinadas más a la colaboración que a la competencia, comunidades integradas en torno al bienestar y el cultivo de las artes, que a la guerra y las conquistas. No hay vestigios de dominación de las mujeres en ninguna parte del mundo, lo que hay son relatos de mujeres malas, poderosas, destructoras, que fueron creadas por hombres temerosos del poder femenino de alumbrar. Se afirma con frecuencia que uno de los puntos clave para entender la implantación del patriarcado es el proceso por el que la sexualidad de las mujeres se convirtió en valor, se las intercambió entre tribus o se las robó en las guerras, pero también para producir más niños, o sea más fuerza de trabajo. El periodo del amamantamiento al que obliga la maternidad, propició un empoderamiento de los hombres que fueron conquistando territorios para la producción de granos y otros frutos, así como la crianza de animales para el consumo e intercambio. En el periodo neolítico, en el que ya se empezaba a fabricar herramientas de metal, y con los conocimientos y prácticas de la agricultura sedentarizada, los hombres necesitan más niños para la producción y crear excedentes. Gerda Lerner afirma que “los primeros esclavos fueron las mujeres de los grupos conquistados”. 7 Riane Eisler, defensora de la Teoría de la transformación cultural, plantea que se han encontrado evidencias en Europa, con una antigüedad de 7,000 años de invasiones por parte de tribus nómadas de pastores del norte, guiadas por jefes guerreros y sacerdotes que causaron destrucción y trajeron con ellos dioses de las guerras y las montañas que fueron imponiendo en las personas y tierras conquistadas del sur, donde hasta entonces habían existido culturas basadas en el reconocimiento al poder creador. Estos grupos de invasores arios se asemejan a la idea de los nacionalistas alemanes que pretendían ser una raza superior. La única cuestión que todos tenían en común fue un modelo dominador de organización social: un sistema social en el cual la dominación masculina, la violencia masculina y una estructura social generalmente jerárquica y autoritaria era la norma...La forma característica en que adquirieron riqueza material no fue a través del desarrollo de tecnologías de producción, sino a través de las cada vez más efectivas tecnologías de destrucción. 8 A partir de la imposición de la esclavitud a las mujeres, los hombres supieron cómo esclavizar a otros hombres. La esclavitud de las mujeres, que combina racismo y sexismo a la vez, precedió a la formación y a la opresión de clases. Gerda Lerner considera que al apropiarse los hombres del producto del valor de cambio dado a las mujeres, se pudo haber hecho la acumulación de propiedad privada. La sexualidad de las mujeres fue la que se explotó y controló, es decir su capacidad reproductora. No importa a qué grupo pertenezca la mujer, siempre carece de libertad por estar sexual y reproductivamente controladas por los hombres. Riane Eisler. Op.cit. Pág. 27 Gerda Lerner: La creación del patriarcado. Editorial Crítica, Barcelona, 1990. Pág.311 8 Riane Eisler, op.cit. Pág. 45. 6 7


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Eisler describe el cambio hacia el patriarcado en términos de una cultura que glorifica el poder de quitar la vida, simbolizado en la espada que les permite sacrificar, esclavizar, hacer las guerras. Basándose en los descubrimientos de la arqueóloga Marija Gimbutas, esta autora describe a las tribus kurgas como bárbaros que trajeron destrucción, hicieron masacres, provocaron migraciones e impusieron la esclavitud. Estas invasiones sucesivas fueron creando a su paso nuevas formas de economía, de construcción y de relaciones, suplantando la mirada del poder como la capacidad de dar vida y sostenerla, por el de dominar y destruir. En este proceso las deidades femeninas fueron sustituidas por dioses todo poderosos, inclementes y brutales, como el Yahvé de los judíos.9 La antropóloga mexicana Marcela Lagarde explica que el patriarcado se caracteriza por tres aspectos. El primero es la oposición entre el género masculino y el femenino, asociada a la opresión de las mujeres y al dominio de los hombres en las relaciones sociales, normas, lenguaje, instituciones y formas de ver el mundo. La heteronormatividad es el conjunto de normas que plantea que las relaciones sexuales deben ser entre mujeres y hombres gozando de poderes diferenciados e interpretando roles desiguales. El segundo punto se refiere al rompimiento entre mujeres, basado en una enemistad histórica en la competencia por los varones y por ocupar los espacios que les son designados socialmente a partir de su condición de mujeres. Un ejemplo son las rivalidades y las envidias que tienen sus raíces y causas en el poder otorgado o en los beneficios adquiridos a partir de la cercanía con un hombre. Finalmente, Lagarde apunta que el patriarcado se caracteriza por su relación con un fenómeno cultural conocido como machismo, basado en el poder masculino y la discriminación hacia las mujeres.10 El machismo es una expresión violenta del poder masculino que se ejerce sobre las mujeres como dominación. Es un conjunto de actitudes de prepotencia que menosprecian a las mujeres y exaltan los atributos animales de los machos como características de los hombres. A continuación explica que en el poder patriarcal las distintas opresiones se articulan con la sexual: clasismo, etnicismo, imperialismo11, etc. Lagarde define la opresión de las mujeres en los siguientes términos: Conjunto articulado de características enmarcadas en la situación de subordinación, dependencia vital y discriminación de las mujeres en sus relaciones con los hombres, en el conjunto de la sociedad y en el Estado. La opresión de las mujeres se sintetiza en su inferiorización frente al hombre constituido en paradigma social y cultural de la humanidad. 12

Ibid. Pág. 53. Marcela Lagarde. Los cautiverios de las mujeres: madresposas, monjas, putas, presas y locas. UNAM, México, página 93. 11 Para Victoria Sau, el sexismo es un “conjunto de todos y cada uno de los métodos empleados en el seno del patriarcado para poder mantener en situación de inferioridad, subordinación y explotación al sexo dominado: el femenino.” Agrega que “La represión de la sexualidad femenina y la división del trabajo por sexos son las dos primeras manifestaciones del sexismo”. Op.cit. Pág. 257 y 259. Por etnicismo entendemos la discriminación que un grupo ejerce sobre otro basándose en la identidad étnica. El imperialismo es una forma de capitalismo en la que un poder superior se apropia de otros y acumula tal fuerza que se constituye en un imperio autocrático con el poder centralizado, como el de la oligarquía, que ejerce múltiples poderes: económico, cultural, político, social. 12 Op.cit. pág. 97 9

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Módulo II Poder personal “El cuerpo como primer territorio en disputa”


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Atipatriarca1 Ana Tijoux Yo puedo ser tu hermana, tu hija Tamara, Pamela o Valentina Yo puedo ser tu gran amiga Incluso tu compañera de vida Yo puedo ser tu gran aliada La que aconseja y la que apaña Yo puedo ser cualquiera de todas Depende de como tu me apodas Pero no voy a ser la que obedece Porque mi cuerpo me pertenece Yo decido de mi tiempo Como quiero y donde quiero Independiente yo nací, independiente decidí Yo no camino detrás de ti Yo camino de la par aquí Tu no me vas a humillar Tu no me vas a gritar Tu no me vas someter Tu no me vas a golpear Tu no me vas denigrar Tu no me vas obligar Tu no me vas a silenciar Tu no me vas a callar No sumisa ni obediente Mujer fuerte insurgente Independiente y valiente Romper las cadenas de lo indiferente No pasiva ni oprimida Mujer linda que das vida Emancipada en autonomía Antipatriarca y alegría A liberar, a liberar

1

https://www.letras.com/ana-tijoux/anti-patriarca/


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Yo puedo ser jefa de hogar Empleada o intelectual Yo puedo ser protagonista de nuestra historia Y la que agita La gente la comunidad La que despierta la vecindad La que organiza la economía De su casa, de su familia Mujer linda se pone de pie Y a romper las cadenas de la piel Tu no me vas a humillar Tu no me vas a gritar Tu no me vas someter Tu no me vas a golpear Tu no me vas denigrar Tu no me vas obligar Tu no me vas a silenciar Tu no me vas a callar No sumisa ni obediente Mujer fuerte insurgente Independiente y valiente Romper las cadenas de lo indiferente No pasiva ni oprimida Mujer linda que das vida Emancipada en autonomía Antipatriarca y alegría A liberar, a liberar

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OBJETIVOS DEL MÓDULO II: • • • •

Motivar la reflexión de las participantes sobre las diferentes identidades y los sistemas de opresión. Que las participantes reflexionen sobre el poder personal y la forma en que lo usan para alcanzar sus metas personas y colectivas. Reflexionar sobre el uso del poder personal en las relaciones interpersonales. Reflexionar sobre el vínculo entre el cuerpo y el territorio de vida.


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PRIMERA UNIDAD: EL PODER Y LAS IDENTIDADES ACTIVIDAD 1: SÍMBOLOS DE PODER Paso 1. Las participantes piensan en una /persona/animal/cosa que desde su perspectiva representar o simboliza el poder. Una persona voluntaria comienza el juego haciendo la mímica para que la demás puedan adivinar de qué se trata, solo tienen 3 minutos para adivinar. La persona que adivina le toca continuar el juego y así sucesivamente. ¿De todos los símbolos propuestos cual usaría para representar el poder colectivo de las mujeres y de este grupo?

ACTIVIDAD 2: FLOR DEL PODER2 Paso 1. En las siguientes páginas encontrará el dibujo de una flor. Cada participante rellenará el centro y los pétalos de la flor de la siguiente manera: En el Centro de la flor: escribe su nombre y nacionalidad En los pétalos internos: escribe lo que corresponde a su identidad según la categoría escrita en cada pétalo. Por ejemplo: Ubicación: rural; Grupo étnico: Lenca En los pétalos externos: escribe la identidad específica de las personas que se encuentran con más poder. Por ejemplo: al pétalo con la categoría “Clase” corresponde “Clase Alta”.

Pétalos internos Clase: baja Identidad de género: femenino

Pétalos externos

Grupo étnico (metiza)

María. Hondureña Grupo de edad: joven

Ubicación: rural Orientación sexual: heterosexual

2

Ejercicio tomado del manual de JASS/ WE RISE. La flor del poder: Nuestras identidades.


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Paso 2. Cuando terminen de rellenar la flor, las participantes que reflexionan en torno a las siguientes preguntas: PREGUNTAS GENERADORAS: • • •

¿Qué características no pueden ser cambiadas? ¿Cuántas de tus características personales son diferentes de la identidad dominante? o ¿Qué dice esto de tu propio poder o tu potencial para ejercer poder? ¿En qué aspectos de su identidad ha vivido más opresión?

Paso 3. Toman una fotografía de su flor y lo comparten por el chat de WhatsApp. Paso 4. Presenta su flor al resto de las participantes. Reflexión: “Somos integrantes de más de una comunidad al mismo tiempo y por lo tanto podemos vivir opresión y privilegio simultáneamente. Como dicen algunos académicos y académicas, poseemos múltiples identidades, múltiples características sociales. Tenemos, por ejemplo, identidades profesionales e identidades como esposas y madres ¿Cómo funciona esto? Una doctora es respetada en su profesión pero puede sufrir violencia doméstica en su casa y vida privada. Ella experimenta tanto el privilegio como la dominación al mismo tiempo. La interseccionalidad es una herramienta analítica para estudiar, entender y responder a las formas en que el género se intersecta con otras características o identidades sociales y contribuye a generar experiencias únicas de opresión y privilegio. De la misma manera en que la planificación que es muchas veces ciega con respecto al género tendrá probablemente muchos fallos, también los tendrán aquellos instrumentos que clasifican a las personas en categorías simples como “pobre”, “joven”, “rural”, etc. Al reflexionar sobre cómo estos múltiples aspectos operan en nuestras propias vidas, podemos obtener un mejor sentido de nosotras mismas y nuestra relación con el poder, y entender cómo estos factores influencian otros aspectos. Ya que todas estamos conformadas por diferentes características, necesitamos encontrar puntos de encuentro y acción con otras personas a través de estas diferencias, para que podamos abordar las múltiples expresiones de discriminación que vivimos, ya sean por la clase, la identidad étnica, el género, la edad, etc.”3

3

Cita textual del Manual de JASS/ WE RISE. La flor del poder: Nuestras identidades. Pág.3


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SEGUNDA UNIDAD: EL PODER PERSONAL ACTIVIDAD 1: PRESENTACIÓN INDIVIDUAL CON DIBUJOS Paso 1. Cada participante hace un dibujo que la represente en el centro de una hoja. Alrededor del dibujo completará los siguientes datos: • • • • •

Nombre Edad Mi organización Lo que más me gusta y lo que menos me gusta Mis sueños individuales y colectivos

Paso 2. Toma una fotografía de la hoja y la comparte con el resto de grupo en el chat de WhatsApp.

ACTIVIDAD 2: CÓMO USAMOS NUESTRO PODER Paso 1. En parejas, cada participante muestra su dibujo y comparte lo que escribió sobre sí misma con su compañera. Paso 2. Una vez que las dos compartieron, cada una responde a la pregunta: ¿Cómo uso mi poder para realizar mis sueños individuales y colectivos?

ACTIVIDAD 3: ESTRATEGIAS PARA LOGRAR LO QUE QUEREMOS Coral Herrera, feminista y comunicadora española, en su libro “Mujeres que ya no sufren por amor” identifica seis estrategias para conseguir de las demás personas lo que necesitamos, deseamos o queremos. En la primera y segunda columna de la tabla que se presenta a continuación, se resumen las estrategias y ejemplos que Coral Herrera explica en su libro.


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Paso 1. Se organizan 3 grupos de trabajo, cada grupo lee, analiza la explicación de las estrategias asignadas y los ejemplos de la autora y luego identifican dos situaciones de su vida cotidiana, una por cada estrategia, que puede servir de ejemplo. Grupo 1: Estrategias 1 y 2 Grupo 2: Estrategias 3 y 4 Grupo 3: estrategias 5 y 6 Paso 2. En los grupos de trabajo las participantes leen la primera fila de la tabla que contiene la explicación de la estrategia y el ejemplo que propone la autora. Seguidamente cada grupo identifica dos ejemplos de las estrategias asignadas y lo escribe en la tercera columna. Los ejemplos pueden ser experiencias propias o de otras personas, situaciones, frases que nos han dicho o hemos escuchado. Estrategias para lograr lo que queremos según Coral Herrera4

No.

Estrategias

Ejemplos del libro

1

Coacción: Obligar a otra persona o chantajearla.

Presionar o intimidar a alguien para que deje de hablar con su expareja, para que le preste dinero, para que le conceda una cita, para que tenga sexo con nosotros, para que se enemiste con su familia.

2

Manipulación perversa:

Amigas que quieren enemistarte con otra amiga y utilizan mentiras para hacerte creer que ella no te quiere y habla mal de ti. O contar una historia con partes inventadas para que los demás se compadezcan de nosotros y culpabilicen a la otra persona.

Engañar, mentir, destruir la autoestima confundir a la otras persona para que haga lo que queremos, para controlarla someterla, para manejarla según nos convenga.

4

Ejemplo del grupo

Herrera, Coral. Mujeres que ya no sufren por amor: Transformando el mito Romántico. Los libros de la Catarata. 2018


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No.

Estrategias

Ejemplos del libro

3

Victimismo: Chantajear emocionalmente arrojar toneladas de reproches y acusaciones, montar tragedias y dramas para hacer sentir culpable a quien no hace lo que nosotros queremos.

Es el arte de dominar desde la sumisión: el victimista quiere dar pena y se exime de toda responsabilidad sobre sus actos y sus sentimientos para que el otro se sienta responsable de su bienestar y de su felicidad.

4

Inacción: No hacer nada para ganar una batalla en la que se te pide que hagas algo, que cambies algo, que des algo.

Que nos pidan un favor y les digamos que sí sabiendo que no vamos a hacerlo. O hacer esperar a alguien a ver si se harta o se le olvida, o renuncia a sus propósitos. O no contestar cuando se dirigen a nosotros haciendo como que no nos damos por aludidos.

5

Seducción:

Que se enamoren de ti, que te den el juguete que tanto les gusta, que te hagan mimos, que te suban el sueldo, que te concedan una cita, que te concedan una beca para poder estudiar, que te den ese puesto de trabajo, que te firmen ese papel, que te perdonen una infracción.

Utilizar nuestros encantos para despertar su deseo. Pedir las cosas con una sonrisa, con amabilidad, con alegría. Hacer reír a la otra persona, hacerle sentir especial. 6

Negociación:

Que se enamoren de ti, que te den el juguete que tanto les gusta, que Utilizar la asertividad te hagan mimos, que te suban el para comunicar lo que sueldo, que te concedan una cita, que queremos o lo que te concedan una beca para poder necesitamos. Hablamos estudiar, que te den ese puesto de desde nosotras mismas, trabajo, que te firmen ese papel, que de cómo nos sentimos, te perdonen una infracción. de cómo vemos la situación, sin utilizar

Ejemplo del grupo


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el juego sucio: ni chantajes, ni mentiras, ni amenazas, ni tratar de meter miedo, ni tratar de dominar al otro con estrategias ocultas.

ACTIVIDADES PARA REALIZAR FUERA DE LA SESIÓN: ACTIVIDAD 4. Responda a la pregunta ¿Qué significa para usted ejercer el poder desde una posición amorosa?

ACTIVIDAD 5: POEMA SOBRE EL PODER PERSONAL Paso 1. Individualmente cada una escribe un poema “Haiku” sobre su poder personal. Un poema haiku se escribe en tres versos sin rima, el primer verso tiene 5 sílabas, el segundo 7 y el tercero 5 sílabas. Ejemplo de poema Haiku: Noche sin luna. La tempestad estruja los viejos cedros. – Matsuo Basho Mi poema Haiku:


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TERCERA UNIDAD: EL TERRITORIO CUERPO En esta unidad se realizará un único ejercicio con el fin de reflexionar sobre las agresiones que sufren los territorios y cómo lo vivimos desde los cuerpos y reconocer la importancia de defender el lugar que habitamos.

ACTIVIDAD 1: CARTOGRAFÍA CORPORAL: MAPEO DEL CUERPO COMO TERRITORIO5 EJERCICIO INDIVIDUAL Paso 1. Cada participante hará un dibujo grande de su cuerpo-territorio en una hoja de papel. Paso 2. En ese cuerpo dibuja algunos de los espacios que habita cotidianamente, puede ser la casa, la comunidad, el entorno. Todos aquellos lugares que consideramos importantes de visibilizar en un mapa del territorio dónde vive. • ¿Qué lugares identificamos? • ¿Dónde ubicamos esos lugares en ese cuerpo? • Los lugares que recorremos habitualmente ¿dónde ubicamos esos caminos en ese cuerpo? Paso 3. Señala en el mapa del cuerpo-territorio aquellos lugares que menos les gustan, donde se siente insegura, donde ha sentido violencia, dolor, rabia, etc. Preguntas generadoras para la reflexión: • • •

¿Dónde están esos lugares y cómo los dibujamos? ¿Es una calle, una parte de nuestra casa, un lugar lejano a nuestra casa, o cerca de esta? ¿hay conflictos en el territorio que nos afectan de forma cotidiana? ¿Cuáles (minería, extracción petrolera, conflictos agroindustriales, etc.?, ¿de qué forma afectan a nuestros cuerpos?

Paso 4. Por último, reconoce en ese territorio-cuerpo los lugares donde encuentra su lucha, su rebeldía. Preguntas generadoras para la reflexión: • ¿Dónde se ubica en ese cuerpo? • ¿Dónde nace esa rebeldía, esa palabra, ese grito? Adaptación del ejercicio cartografía corporal: metodología del mapeo del cuerpo como territorio. Colectivo Miradas Críticas del Territorio desde el Feminismo. Mapeando el cuerpo-territorio. Guía metodológica para mujeres que defienden sus territorios. Primera edición 2017. 5


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• • •

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¿En qué parte de ese cuerpo o de ese territorio? ¿En la calle, en la chacra, en la plaza, en la comunidad, en el patio, en la cama.?, ¿Cómo se expresa esa rebeldía?, ¿un grito, una palabra, una canción? ¿Dónde se da ese encuentro con otras para organizarnos?, ¿sucede así?

Paso 5. Toman una fotografía de su mapa y lo comparten por el chat de WhatsApp. Paso 6. En plenaria, cada una cuenta su mapa, mientras comparte su pantalla para mostrar el dibujo o la facilitadora lo proyecta desde la suya. EJERCICIO GRUPAL Previamente, la facilitadora coloca las fotografías de los mapas creados por las participantes de una misma organización en una sola diapositiva y la comparte con los grupos para la reflexión grupal. Paso 1. Agrupadas por organización, las participantes observan cómo la unión de los cuerpos forma un territorio más amplio. Preguntas generadoras para la reflexión: • • • •

¿Qué vemos en ese territorio que ahora se forma con la unión de los distintos cuerpos? ¿Cómo se relacionan esos territorios y esas luchas? ¿Qué hay en común? ¿Qué hay de diferencia entre esos territorios?

Paso 2. En plenaria, una persona por cada grupo, comparte las reflexiones que surgieron al ver los mapas juntos.


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MI CUERPO TERRITORIO


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ACTIVIDADES PARA REALIZAR FUERA DE LA SESIÓN ACTIVIDAD 2: CONTESTE LAS SIGUIENTES PREGUNTAS:

¿En qué momento me ha beneficiado ser mujer?

¿En qué momento me ha obstaculizado ser mujer y quien me ayudó a superarlo?

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ACTIVIDAD 3: VIDEO DE LORENA CABNAL6 Paso 1. Se propone a las participantes que lo vean y reflexionen a partir de las siguientes preguntas generadoras. Las reflexiones serán compartidas durante en las sesiones. Preguntas generadoras para la reflexión: • ¿Cuáles son los “enunciados” de feminismo comunitario territorial? • ¿Qué significa para usted hablar desde los cuerpos indignados? • ¿Qué significado podemos darle a la expresión “red de la vida”?

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https://www.youtube.com/watch?v=gOkbzksSakQ


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Lecturas Opcionales


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MUJERES QUE YA NO SUFREN POR AMOR – CORAL HERRERA7 CAPÍTULO 11. LA GUERRA CONTRA LAS MUJERES Una de cada tres mujeres en el mundo ha sufrido violencia alguna vez. En México, siete mujeres son asesinadas al día. En Argentina, una cada 23 horas. Cada ocho horas una mujer denuncia una violación en España. 200 millones de mujeres en el mundo sufren mutilación genital, 3 millones más cada año. Muchas mueren por infecciones, otras viven condenadas a sufrir dolor en sus genitales durante toda su vida. La violencia que sufrimos las mujeres es muy diversa y muy compleja. Sufrimos violencia obstétrica en nuestros embarazos, partos y pospartos. Nos cosifican en todos los medios de comunicación, somos acosadas sexualmente a diario en las calles, en los lugares de trabajo, en los espacios de ocio, en las luchas sociales y en los movimientos políticos. Trabajamos el doble que los hombres, cobramos menos que ellos, nos despiden si nos quedamos embarazadas, sufrimos más la precariedad laboral y el desempleo. Estos son algunos datos que nos proporciona ONU Mujeres sobre la guerra que se libra contra nosotras en todo el mundo. La guerra contra las mujeres está basada en dos objetivos estratégicos: uno, que todas batallemos contra nosotras mismas; dos, que luchemos también contra las demás. El primer objetivo se logra minando nuestra autoestima para convencernos de que somos imperfectas, feas, viejas, gordas o peludas. El segundo se consigue fomentando la competitividad entre las mujeres, haciéndonos creer que nosotras somos nuestras peores enemigas, que tenemos que competir entre nosotras por la atención de los hombres y que somos malas personas que no sabemos comportarnos cuando estamos juntas. Por eso es tan frecuente escuchar cosas como: “no hay nada peor que trabajar con mujeres, son todas unas chismosas”, “las mujeres se tratan fatal entre ellas”, “las mujeres son más machistas que los hombres”. Y es cierto, esta guerra contra nosotras es real, y cotidiana, y está basada en el: “divide y vencerás”, “machaca la autoestima y vencerás”, “domina y somete, y vencerás”. Por eso quererse bien a una misma y querer a las demás es un acto de desobediencia civil, y una forma de resistencia política ante la guerra que el capitalismo y el patriarcado sostienen contra nosotras. Paralelamente, la industria de la belleza nos bombardea a diario y por todas las vías posibles: cuñas de radio, reportajes en revistas “femeninas”, anuncios en vallas publicitarias, programas de televisión, anuncios en redes sociales… En todos ellos nos animan a torturarnos voluntariamente bajo la amenaza de que sin belleza no valemos nada. También los medios de comunicación tratan de convencernos de que nos faltan muchas cosas que pueden comprarse con dinero, y de que tenemos muchos problemas que pueden arreglarse si una realmente lo desea y se esfuerza lo suficiente. Por eso nos animan a luchar contra los kilos, las arrugas, los pelos, y todas las “imperfecciones” ofreciéndonos diversas soluciones para ganar la batalla contra nosotras mismas. Y nosotras nos arrancamos los pelos, pasamos hambre, compramos medicinas milagrosas y productos mágicos, sudamos en el gimnasio y nos sometemos a todo tipo de tratamientos de belleza y cirugías invasivas.

Herrera, Coral. Mujeres que ya no sufren por amor: Transformando el mito Romántico. Los libros de la Catarata. 2018. Capítulos 11, 12 y 13. 7


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El motivo por el que lo hacemos es que la tiranía de la belleza, como cualquier religión, nos asegura que el dolor y el sacrificio merecen la pena: cuanto más suframos, más bellas estaremos, y más admiración y envidia despertaremos en los demás. De nuevo, el sufrimiento nos lleva al paraíso. El infierno, por el contrario, es la soledad: la amenaza constante de quedarnos solas con nuestra fealdad, nuestra edad y nuestra grasa. La publicidad de la industria de la belleza fabrica las inseguridades, los complejos y los miedos que interiorizamos sin darnos cuenta (el miedo a envejecer, el miedo a quedarnos solas, el miedo al fracaso personal y profesional, el miedo a la invisibilidad social…). Y a los publicistas no les falta razón: en el capitalismo patriarcal las mujeres guapas, jóvenes, y delgadas tienen muchas más posibilidades de encontrar un buen trabajo (especialmente si es de cara al público) y de ganar más dinero. Además, las más bellas son las que consiguen emparejarse con los hombres más exitosos del planeta: futbolistas millonarios, actores famosos, empresarios y políticos situados en la cúspide del poder y la riqueza. No importa si ellos son gordos, viejos y feos: lo que importa es que tengan recursos de sobra para mantenernos. Eso es lo que los convierte en deseables: si nos eligen para acompañarlos, nos contagiamos de su poder y su fama, y dejamos de ser pobres y desconocidas. Como las princesas Disney cuando son elegidas por el Príncipe Azul. Desde pequeñas nos inculcan el deseo de ser especiales y diferentes al resto para que jamás nos veamos como hermanas o compañeras y estemos siempre en guerra entre nosotras. Por eso las protagonistas de los cuentos están siempre solas, sin amigas, y muy necesitadas de amor y protección. Ni se salvan a sí mismas, ni se ayudan entre ellas. Nos dicen que todo es posible, que el cambio está dentro de nosotras, pero no es cierto. Vivimos en un mundo que nos impone unos modelos de belleza irreales, e imposibles de alcanzar. Para resistir al bombardeo que nos quiere esclavizadas a la industria de la belleza y dependientes del reconocimiento masculino, es fundamental crear redes de acompañamiento, redes feministas de afecto y solidaridad. Necesitamos unirnos para eliminar la violencia contra nosotras: solas no podemos acabar con el patriarcado. Tenemos que unirnos para defendernos, para promover el cambio social y político, para luchar por nuestros derechos y libertades, para construir un mundo más feminista, más pacífico y más amoroso. Vivas nos queremos.

CAPÍTULO 12. EL ARTE DE QUERERSE BIEN A UNA MISMA: AUTOCONOCIMIENTO Y AUTOCRÍTICA AMOROSA Quererse bien a una misma es una cuestión política: es la primera rebelión feminista contra el patriarcado, que nos quiere en guerra contra nosotras mismas. Estar bien con una misma, conocerse bien, quererse bien y cuidarse mucho es, hoy en día, una revolución necesaria y urgente para acabar con la subordinación de las mujeres. Para querernos bien, tenemos que trabajar mucho la relación con nosotras mismas, con sentido crítico y desde una posición amorosa que nos permita conocernos mejor por dentro e identificar todo aquello que no nos hace felices, que no nos ayuda, que no nos gusta de nosotras mismas y que podríamos mejorar.


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Habitualmente estamos más interesadas en la imagen que ofrecemos, la envidia y la admiración que despertamos en los demás, que en tratar de ser buenas, solidarias, generosas, amorosas. Y es curioso porque, en realidad, la admiración de los demás no nos ayuda en nada: lo que necesitamos es compañía, querer y que nos quieran. Hay demasiadas personas preocupadas por perder peso, y demasiadas pocas preocupadas por el machismo, el racismo, el clasismo, la xenofobia, la homolesbotransfobia, la gordofobia, el capacitismo y todas estas enfermedades de transmisión social. Y el motivo se encuentra en los mandatos de género, pues nos han educado para ser atractivas, pero no para desarrollar nuestra inteligencia, nuestra honestidad, nuestra solidaridad, nuestra valentía. Apenas conozco gente cuyo objetivo en la vida sea trabajarse el egoísmo, el afán de dominar, la codicia, la insensibilidad ante el dolor ajeno, la envidia, la violencia, la capacidad para manipular o para mentir a los demás… muy pocas personas son capaces de hacer autocrítica y de analizar su comportamiento para ver si hacen daño a los demás: generalmente lo que nos preocupa es que los demás no nos hagan daño a nosotros. Es urgente acabar con esta necesidad de reconocimiento externo, y aprender a tratarnos con el mismo amor y el mismo cariño con el que tratamos a los demás. Quererse bien a una misma es un acto transformador y revolucionario: para disfrutar de la vida es esencial que podamos disfrutar de nosotras mismas, cuidarnos, mimarnos, dedicarnos tiempo y atenciones como lo hacemos con nuestros seres queridos. Para relacionarnos con amor con nuestros cuerpos y nuestras mentes, tenemos que parar la guerra interna que nos chupa las energías, el tiempo y los pocos recursos de los que disponemos. Cuando aprendemos a querernos bien, dejamos de depender del reconocimiento externo y nos alejamos de la fantasía del príncipe azul y de las relaciones de maltrato y violencia. Cuando nos queremos bien nos responsabilizamos de nuestra salud física, mental y emocional, y de nuestra felicidad, lo que nos da mucha más autonomía y por lo tanto, más libertad. Esta es la razón por la cual quererse bien a una misma es un acto de rebeldía política: porque cuanto más libres y empoderadas estamos, más difícil le resulta al patriarcado someternos. Cuanto más desobedecemos y cuanto más fuertes nos sentimos, más fácil nos resulta tomar decisiones que nos permitan cambiar, transformar o mejorar nuestras vidas y las de los demás.

CAPÍTULO 13. ¿CÓMO USAS TU PODER EN EL AMOR? ¿Cómo usas tu poder? ¿Cómo consigues lo que quieres, deseas o necesitas de los demás? ¿Cómo te sientes cuando no lo logras? ¿Cuáles son tus estrategias para persuadir a tu gente conocida? ¿Y a la desconocida? ¿Te impones siempre, cedes mucho, o sientes que hay un equilibrio entre tus intereses y los de los demás? ¿Ejerces el poder desde la dominación o la sumisión? ¿Quién te domina, te explota o te oprime y a quiénes oprimes y explotas tú? ¿Cómo usas tu poder en tus relaciones de pareja? ¿Cómo te lo trabajas? Este es uno de los temas más importantes que trabajamos en el Laboratorio del Amor: la reflexión en torno a la forma en la que usamos nuestro poder: cómo lo regalamos, cómo lo ocultamos,


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cómo lo ejercemos sobre los demás, cómo nos posicionamos en la jerarquía del patriarcado y el capitalismo y cómo podríamos transformar el concepto de poder para transformar el mundo que habitamos. Nuestra forma de organizarnos es piramidal: arriba unos pocos, abajo las grandes mayorías. Todos ocupamos una posición determinada en una jerarquía en la que siempre hay alguien por encima y por debajo de nosotros. En la cúspide de la pirámide están los pocos hombres blancos y occidentales que acumulan el ochenta por ciento de la riqueza en el mundo, y en el escalón más bajo están los más pobres del planeta Tierra. Debajo de ellos están las pobres, las negras y las indígenas, las mujeres de otras etnias que además acumulan sobre sus hombros otras categorías de opresión como la edad, la orientación sexual, las discapacidades, su estado de salud, la religión a la que pertenecen… En cualquiera de las posiciones en las que estamos, ejercemos nuestro poder para evitar que abusen de nosotros, pero también utilizamos nuestro poder para abusar de los demás. Cada uno de nosotros tiene sus intereses, sus necesidades, sus apetencias, sus proyectos y su visión de mundo, y casi siempre chocan entre sí. Las relaciones humanas son tan conflictivas porque funcionan sobre la estructura de la dominación y la sumisión: desde ambas posiciones ejercemos nuestro poder, y a menudo esto significa entrar en batalla y que una de las dos personas gane sobre la otra. Desde que nacemos vivimos inmersos en luchas de poder. Ya desde bebés tenemos que utilizar estrategias para pedir amor, alimento, calor, que nos cambien el pañal, que nos quiten el miedo, que nos presten atención. También los animales están sometidos a la crueldad de los seres humanos adultos: ellos son los más débiles, los que soportan patadas, malos tratos, hambre y sed, dolor, soledad obligada. Destrozamos su hábitat natural para construir hidroeléctricas o minas, para extraer petróleo, para obtener materia prima de los bosques y las selvas. Los secuestramos, los domesticamos, los exhibimos, los compramos, los vendemos, los regalamos, los utilizamos para que trabajen para nosotros, los ponemos a pelear a muerte para divertirnos, los explotamos reproductivamente para ganar dinero con sus crías, los abandonamos en cualquier sitio cuando nos aburrimos, o los mandamos a dormir cuando molestan mucho. Y no nos sentimos culpables porque los animales son “cosas”, propiedades con las que podemos hacer lo que queramos porque su vida no vale nada. A los humanos nos encanta ejercer el poder, tener la razón, ganar todas las batallas, demostrar quién manda. Nos encanta que nos admiren, nos teman o nos obedezcan. Nos encanta que nos idolatren y que todo gire en torno a nosotros. No nos importa acumular riqueza mientras la mitad del planeta pasa hambre, solo pensamos en nuestro interés. Por eso hacemos la guerra y masacramos poblaciones enteras con bombas. Por eso nos hacemos la guerra dentro de las familias y las comunidades, y por eso también nos hacemos la guerra a nosotros mismos. Estas luchas de poder nos quitan la mayor parte del tiempo y las energías que tenemos. Hacemos la guerra entre madres e hijas, padres e hijas, hermanos, compañeros del cole y del trabajo, y, por supuesto, con la pareja. En algunos casos ganamos nosotras las luchas de poder, en otros casos ganan los demás. Unos utilizan el juego sucio, otros batallan con las mínimas dosis de ética, empatía, generosidad y solidaridad que se requieren para que una relación funcione. No es fácil,


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porque desde la infancia nos enseñan a competir constantemente entre nosotros para ver quién saca mejores notas, quién es más listo, quién corre más, quién mete más goles, quién es más guapo, quién es más valiente, quién es más sexy, quién es más poderoso. Lo mismo sucede cuando estamos en pareja. Desde el momento en que definimos el modelo de relación que queremos tener, empezamos a negociar y a pactar normas de convivencia y, en estas negociaciones, nadie quiere salir perdiendo. Las mujeres hemos sido educadas para someter al amado con nuestras artes de seducción y con victimismo, y para exigir o mendigar amor. Los hombres han sido educados para someter a la amada utilizando sus encantos y su poder patriarcal, su capacidad para dominar e imponerse, su fuerza física y su violencia. Así las cosas, es bien complicado relacionarse desde el compañerismo: todas nuestras relaciones están basadas en estas luchas de poder en la que unos mandan y otros obedecen, y a veces alternamos estas posiciones según las circunstancias. En las relaciones igualitarias también hay luchas de poder. Hay quien las saca a la luz, quien habla de ellas, quien bromea con ellas, quien se las trabaja. Pero la mayor parte de la gente no logra hablar de sus batallas y reflexionar sobre ellas. Simplemente se enfocan en lograr lo que necesitan utilizando los medios que haga falta para lograr los fines. Mientras sigamos dentro de las estructuras de la jerarquía patriarcal y capitalista, seguiremos unos arriba y otros abajo, alternando posiciones según el momento del día: en un lapso de veinticuatro horas podemos ser empleados sometidos, reyes de nuestro hogar, podemos ocupar posiciones directivas en un sindicato o estar sometidos al poder de un padre tiránico. Así es el poder, nos contaba Michael Foucault: un mecanismo de ida y vuelta en el que nos movemos y cambiamos de posición. Unos usan su poder de forma autoritaria, absolutista y fascista, pero muchos otros lo utilizan para luchar por un mundo mejor. Unos usan su poder para acumular más poder, más recursos, más mujeres, más dinero. Otros, para ayudar a los demás. Vivimos en un mundo violento porque la mayor parte de nosotros solo sabe ejercer su poder utilizando la violencia física, emocional, sexual, psicológica, económica. En estas guerras cotidianas, no todas las estrategias valen: no las que se utilizan para engañar, coaccionar, manipular a los demás. No las que hacen daño, ni las que se hacen con afán vengativo o destructivo. Nos cuesta mucho verlo porque todos nos creemos que somos buenas personas y que nos merecemos todo lo que deseamos. No solemos pararnos a pensar si al intentar conseguir nuestros objetivos estamos perjudicando o haciendo daño a los demás. Y aquí reside la clave para pensar la ética del poder: ¿cómo podríamos ejercer el poder sin violencia y sin herir a la gente?


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¿CUÁLES SON TUS ESTRATEGIAS? Algunas de las estrategias que utilizamos para conseguir de los demás lo que necesitamos, deseamos o queremos son: • Coacción: obligar a la otra persona o chantajearla. Por ejemplo, presionar e intimidar a alguien para que deje de hablar con su ex, para que le preste dinero, para que le conceda una cita, para que tenga sexo con nosotros, para que se enemiste con su familia, para que nos diga en todo momento donde está y qué está haciendo. • Manipulación perversa: engañar, mentir, machacar la autoestima, confundir a la otra persona para que cambie de opinión, para que haga lo que queremos, para controlarla, para someterla, para manejarla según nos convenga. Por ejemplo: amigas que quieren enemistarte con otra amiga y utilizan mentiras para hacerte creer que ella no te quiere y habla mal de ti. O contar una historia con partes inventadas para que los demás se compadezcan de nosotros y culpabilicen a la otra persona. • Victimismo: chantajear emocionalmente, amenazar, arrojar toneladas de reproches y acusaciones, montar tragedias y dramas para hacer sentir culpable a quien no hace lo que nosotros queremos. Es el arte de dominar desde la sumisión: el victimista quiere dar pena y se exime de toda responsabilidad sobre sus actos y sus sentimientos para que el otro se sienta responsable de su bienestar y de su felicidad. En los casos más extremos, los victimistas se autolesionan y amenazan repetidas veces con “suicidarse”. Son violentos y egoístas, pero con sus llantos y sus dramas se colocan en la posición del ser débil que necesita protección o dinero. Lloran, reprochan, patalean para que no les llevemos la contraria, para que los queramos como ellos nos quieren, para que estemos siempre atentas/os a sus necesidades y apetencias. • Inacción: no hacer nada para ganar una batalla en la que se te pide que hagas algo, que cambies algo, que des algo. Por ejemplo: que nos pidan un favor y les digamos que sí sabiendo que no vamos a hacerlo. O hacer esperar a alguien a ver si se harta o se le olvida, o renuncia a sus propósitos. O no contestar cuando se dirigen a nosotros haciendo como que no nos damos por aludidos. • Seducción: utilizar nuestros encantos para despertar su deseo. Pedir las cosas con una sonrisa, con amabilidad, con alegría. Hacer reír a la otra persona, hacerle sentir especial. Por ejemplo: que se enamoren de ti, que te den el juguete que tanto les gusta, que te hagan mimos, que te suban el sueldo, que te concedan una cita, que te concedan una beca para poder estudiar, que te den ese puesto de trabajo, que te firmen ese papel, que te perdonen una infracción. • Negociación: utilizar la asertividad para comunicar lo que queremos o lo que necesitamos. Hablamos desde nosotras mismas, de cómo nos sentimos, de cómo vemos la situación, sin utilizar el juego sucio: ni chantajes, ni mentiras, ni amenazas, ni tratar de meter miedo, ni tratar de dominar al otro con estrategias ocultas. Se trata de parar la batalla para sentarse a hablar evitando el victimismo, las coacciones, la violencia o la manipulación. Es una conversación que se realiza en horizontal, de tú a tú, con el corazón abierto y en estado de escucha activa y afectiva. Cuando logramos comunicarnos así, escuchando amorosamente, hablando con sinceridad y cuidando a la otra persona sin dejar de cuidarnos a nosotras mismas, entonces es posible pactar, ceder en algunas cosas, que la otra persona ceda en otras, que nadie salga perjudicado y que ambas se queden lo más contentas posibles con los acuerdos alcanzados.


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¿CÓMO TRABAJAR MI PODER? Yo me trabajo mi poder desde hace años, cuando empecé a leer sobre feminismo. He utilizado todas las estrategias explicadas anteriormente, y por eso intento desarrollar en mí cualidades como la asertividad, la empatía o la solidaridad con la gente con la que batallo. Mi objetivo es aprender a comunicarme mejor, a decir lo que siento, a ejercer mi poder desde una posición amorosa. Quiero llevar la teoría feminista a la práctica, a mi día a día, y así poder aprender a relacionarme en igualdad, desde el respeto y la empatía. Quiero transformar la manera en la que construyo y vivo mis relaciones con los demás, y aportar en la transformación política, económica, social, sexual y emocional del mundo en el que vivimos. Tenemos que transformar el modo de organizarnos política, social y económicamente, para que unos pocos no se queden con todo. Pensar entre todos qué tipo de familias y comunidades afectivas queremos, qué tipo de parejas queremos construir, cómo podríamos vivir mejor todos, cómo podríamos distribuir los recursos equitativamente. A continuación tenemos una serie de preguntas que nos pueden ayudar a trabajar el poder: • ¿Me siento poderosa? ¿Qué privilegios tengo? ¿Cómo los uso? ¿Cómo domino a los demás? • ¿Me estoy resignando? ¿Me estoy sintiendo humillada? ¿Me estoy dejando explotar? ¿Estoy dejando que otra persona me trate mal? • ¿Qué ocurre cuando gano una lucha de poder? ¿Cómo afecta esto a los demás? ¿Cómo hacer para que mi poder no perjudique, no someta y no abuse de las personas con las que me relaciono? • ¿Cómo puedo contribuir a que nos vaya bien a todos, y no solo a mí? • ¿Cómo puedo trabajar mi ego para dejar de necesitar la admiración de los demás? ¿Por qué mi ego y mi autoestima se hunden si no tengo pareja? ¿Cómo potenciar mi autonomía para relacionarme desde la libertad y no desde la necesidad? • ¿Cómo amar de forma desinteresada? ¿Cómo cuidar a la otra persona y cuidarme yo durante las luchas de poder? ¿Cómo eliminar la necesidad de control y dominio sobre la persona que amo? • ¿Desde qué posición pacto los términos de mis relaciones sexoafectivas? ¿Me pongo sumisa o dominante, victimista o agresiva? ¿Cómo negociar esos pactos sin que nadie tenga que ceder en todo? ¿Cuáles son mis límites y los de la otra persona? ¿Son compatibles nuestras particulares apetencias y gustos sobre el sexo y el amor? • ¿Soy honesta con mi pareja? ¿Y conmigo misma? ¿Cómo me relaciono con la culpabilidad, la que se crea en mí y la que creo en los demás? ¿Soy capaz de aceptar al otro tal y como es, o mi secreto deseo es cambiarlo para que sea como quiero? ¿Cómo hago para seguir siendo yo aunque me enamore locamente? • ¿Cómo relacionarme en un plano horizontal con mis parejas? ¿Cómo amar y defender mi poder? ¿Cómo me relaciono con el poder del otro o la otra? ¿Cómo hago para no machacar la autoestima de la otra persona? ¿Cómo amo y defiendo mi libertad y la de mi pareja? • ¿Cómo me siento cuando no me aman como quiero, como sueño o como necesito? ¿Cómo me siento cuando la otra persona me ama ciega e incondicionalmente y yo no siento lo mismo? ¿Me siento responsable del bienestar y la felicidad de mi pareja? ¿Hago responsable al otro de mi bienestar y mi felicidad o soy yo la que asume su cuidado personal? En resumen: ¿cómo puedo utilizar mi poder para que mi vida y la de la gente de mi alrededor sea más bonita?


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MI CUERPO ES UN TERRITORIO POLITICO – DOROTEA GÓMEZ GRIJALVA8 “Viví unos años con el dilema si ser mujer maya y feminista es contradictorio o no. Me daba terror pensar que por asumirme feminista, perdería amistades valiosas de otras mujeres mayas que señalaban al feminismo de racista. Me hice consciente de que el lesbianismo como la homosexualidad, han existido históricamente en la dinámica de las sociedades, independientemente si son europeas o no. Decidí asumirme-­vivirme lesbiana-­feminista, porque para mí ser lesbiana adquirió un significado especial en mi opción política y espiritual, de apostarle a la descolonización patriarcal desde mi cuerpo y mi sexualidad. (…) Y de esta manera, me propongo seguir respetando la particularidad del estilo rítmico y vibrante de este cuerpo con que toco la vida”. Dorotea Gómez Grijalva Este texto es el primero que presenta Brecha Lésbica en su colección Voces descolonizadoras. Es un honor contar aquí con el trabajo de Dorotea Gómez Grijalva, mujer Maya k´iche´, maestra en Antropología social. En este texto poderoso, después de recordarnos algunos datos claves de la histórica política guatemalteca, nos cuenta el largo trabajo y recorrido que la llevó a asumir su cuerpo como territorio político. Encontrarán aquí un análisis profundo y crítico de una feminista y lesbiana, sobre el lesbianismo y el feminismo, así como acerca del racismo y clasismo en Guatemala y en otras partes del mundo, hoy. Brecha Lésbica

MI CUERPO ES UN TERRITORIO POLÍTICO Mi infancia y adolescencia la viví en el departamento de El Quiché, Guatemala. Este período de mi vida estuvo marcado por un conflicto armado interno que estalló desde inicios de la década de 1960 y que afectó a la sociedad guatemalteca durante 36 años. Este conflicto armado interno, se originó por la profunda insatisfacción de importantes sectores de la sociedad civil que optaron por organizarse militar y/o socialmente, constituyéndose en una oposición social contra el carácter autoritario del Estado guatemalteco y para eliminar la explotación de la población rural, mayoritariamente indígena. Fenómenos como la injusticia y el racismo estructural, el cierre de los espacios políticos, la profundización de una institucionalidad excluyente y antidemocrática, así como la resistencia a impulsar reformas sustantivas orientadas a reducir los conflictos estructurales, constituyen entre otros, los factores que determinaron el origen y consecuente estallido del conflicto armado interno.

Texto completo (notas y bibliografía) en https://brechalesbica.files.wordpress.com/2010/11/mi-cuerpo-es-un-territorio-polc3adtico77777-dorotea-gc3b3mez-grijalva. pdf 8


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Durante el periodo más violento y sanguinario de todo el conflicto armado interno (1978-­1985), los operativos militares se concentraron en Quiché, Huehuetenango, Chimaltenango, Alta y Baja Verapaz, en la Costa Sur y la capital. Las víctimas fueron mayoritariamente población maya y en menor proporción ladina/mestiza. El ejército guatemalteco, en respuesta a la ampliación del campo de operaciones de la guerrilla e inspirado en la Doctrina de Seguridad Nacional, en su concepto de enemigo interno definió a las personas descendientes mayas como guerrilleras. La consecuencia de ello fue la agresión masiva e indiscriminada contra las comunidades mayas. En ese período más de 626 comunidades de origen maya fueron exterminadas, más de 200,000 personas fueron asesinadas, aproximadamente 900,000 personas se refugiaron en otros países, miles desaparecieron y más de un millón se desplazaron dentro del país (1). El departamento de El Quiché, fue uno de los más afectados. El Informe de la Comisión para el Esclarecimiento Histórico -­CEH-­indica que del total de las víctimas identificadas, 83% eran mayas y 17% ladinos. A la vez señala que el Estado a través del ejército cometió el 93% de estos actos de barbarie durante el conflicto. De esa cuenta el ejército guatemalteco ejecutó operaciones contrainsurgentes entre las que destacan masacres comunitarias, política de tierra arrasada, violaciones sexuales colectivas a mujeres, secuestros, desapariciones y ejecuciones extrajudiciales, para desarticular las bases sociales de la insurgencia pero también para desestructurar los mecanismos de la identidad de las y los mayas y la cohesión social que facilitaba las acciones comunitarias. En el último periodo (1986-1996) las acciones represivas tuvieron un carácter selectivo, afectando casi por igual a población maya y ladina. En cuanto a mi adscripción étnica, por muchas razones utilizó el término Maya en vez del indígena para auto identificarme como descendiente de los pueblos mayas. Entre las razones más relevantes, puedo citar las siguientes: a) es una decisión político-­personal para contrarrestar la idea prevaleciente en el imaginario social guatemalteco, de que los mayas ya no existimos o que en todo caso nuestros antepasados se fueron a Marte; b) para reafirmar mi conciencia política respecto a los derechos étnicos frente al Estado y a la sociedad guatemalteca. Por otro lado, por la importancia política que cobra la reafirmación de la conciencia política en cuanto a los derechos étnicos frente al Estado y la sociedad guatemalteca, muchas mujeres y hombres descendientes de los mayas asumen este término para su identificación étnica. Pero hay una gran mayoría que se identifica como indígena o con el nombre del pueblo al que pertenecen, por ejemplo: mam, q´anjob´al, ixil, k´iche´, q´eqchi´, tzutujil, etc. Para los propósitos de este texto, hago la aclaración que en su contenido utilizaré la palabra maya o la palabra indígena para referirme a las y los descendientes de los pueblos Maya. En Guatemala, habitan también los pueblos Garinagu (afrodescendientes) y Xinca, los cuales poblacionalmente son menos numerosos que los Maya (2).

¿POR QUÉ NOMBRAR MI CUERPO COMO TERRITORIO POLÍTICO? Porque en sintonía con la feminista dominicana Yuderkys Espinosa (2010) y la feminista chilena Margarita Pisano (2010), asumo a mi cuerpo como territorio político debido a que lo comprendo


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cómo histórico y no biológico. Y en consecuencia asumo que ha sido nombrado y construido a partir de ideologías, discursos e ideas que han justificado su opresión, su explotación, su sometimiento, su enajenación y su devaluación. De esa cuenta, reconozco a mi cuerpo como un territorio con historia, memoria y conocimientos, tanto ancestrales como propios de mi historia personal. Por otro lado considero mi cuerpo como el territorio político que en este espacio tiempo puedo realmente habitar, a partir de mi decisión de re­pensarme y de construir una historia propia desde una postura reflexiva, crítica y constructiva. Este proceso de habitar mi cuerpo ha adquirido una dimensión holística, puesto que lo he venido haciendo cada vez más desde una perspectiva integral, trenzando las dimensiones emocional, espiritual y racional. No considero que haya jerarquías entre ellas porque las tres dimensiones son igualmente importantes para revalorizar el sentido y la forma como quiero tocar la vida a través de este cuerpo, como dice Margarita Pisano (2010), en especial para renunciar a los mandatos que impone el sistema patriarcal, racista y heterosexual que imperan en la sociedad guatemalteca y a nivel mundial. Esta conciencia holística sobre mi cuerpo, es resultado de un largo y profundo proceso de introspección que he venido realizando desde hace muchos años, especialmente para comprender la raíz de las enfermedades que me afectaban, de las cuales citaré algunos ejemplos en este artículo. Este proceso también me ha permitido comprender los miedos que me paralizaban e identificar el motor que me fortalecía para ir tras mis sueños. Entre los 6 y 18 años de edad, coincidiendo con los años más violentos del conflicto armado interno, en mi piel brotó una alergia que se expandió insoportable e incómodamente por casi todo mi cuerpo. Los médicos con quienes mi mamá y papá pudieron llevarme, coincidían en diagnosticar que tal alergia era producto de la intolerancia de mi organismo a los alimentos irritantes y grasos como el café, el chile, carne de cerdo, etc., así como a los rayos del sol. De esa cuenta suprimieron de mi dieta diaria un sinfín de alimentos que yo adoraba degustar como el café, e indicaron cubrir mi cuerpo de una manera muy exagerada, para que los rayos del sol no le cayeran directamente. Durante este período la idea de estudiar en vez de tener hijos y casarme iba madurando en mis adentros. Durante los 3 años de estudios básicos me sentía presionada y controlada por las actitudes agresivas que los jóvenes ejercían sobre mí, para que aceptara establecer relaciones “amorosas” con ellos, algunos hasta me insultaban en las calles, porque yo los rechazaba. Muchas compañeras de estudios resultaron embarazadas y se vieron forzadas a casarse. La idea de interrumpir el embarazo ni siquiera se mencionaba. Me entristecía ver truncados sus sueños de estudiar, porque se casaban a tan corta edad. Además veía que casi ninguna mujer casada era feliz. La mayoría vivían bajo el control de sus esposos, abundaban las historias de mujeres golpeadas por celos, por no servir la comida a tiempo, porque se enfermaban los hijos, por el alcoholismo de sus hijos o porque resultaban embarazadas sus hijas. En fin, muchos motivos servían de excusa para propinarles golpes e insultos.


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Con toda esa realidad que me envolvía, yo ya había renunciado a ser mamá y al matrimonio. Me parecía más atractivo y desafiante seguir estudiando, por eso a los 15 años de edad logré convencer a mi mamá y mi papá, para que me apoyaran a migrar de Santa Cruz de El Quiché a la ciudad capital de Guatemala para poder realizar estudios de diversificado o preuniversitario. Esta experiencia en la ciudad capital fue hostil, agresiva, excluyente y discriminadora. En los buses, en las calles y en la escuela, muchas personas ladinas/mestizas (3) me miraban con desprecio, me insultaban con expresiones racistas, me agredían con sus miradas y con sus actitudes. En la escuela y en la casa donde me hospedaba, las personas me trataban con desconfianza, me interrogaban para saber si era contagiosa la alergia que afectaba mi piel. Ante la hostilidad racista que cotidianamente vivía, yo lograba imponerme y lidiaba con bastante convicción porque lo entendía como producto de la ignorancia y la enajenación. Pero sin embargo, no podía lidiar con el desánimo y la angustia por las actitudes de discriminación, rechazo y desconfianza de mis compañeras de estudio, que eran mucho más fuertes hacia mí, por miedo a contagiarse de la alergia que me afectaba. Y no encontrar cura a esa alergia hacía más pesada la soledad que vivía en esta ciudad capital tan frívola, racista y violenta. Sin embargo, a los 17 años, visité a una dermatóloga que luego de revisarme, procedió a hacerme una larga lista de preguntas sobre la trayectoria de mi vida y la de mi familia. Finalizada la entrevista concluyó que la causa de dicha alergia, eran los traumas y las rupturas que viví a mis cinco años, causados por el conflicto armado interno. De esa cuenta me sugirió buscar apoyo psicológico, para procesar las tristezas que enfermaban mi piel. Me fui de la clínica con una interrogante en mayúscula sobre cómo tener acceso a ese apoyo psicológico, si no tenía accesos a recursos económicos para pagarlo, y mucho menos si no conocía a profesionales de ese campo en quienes yo confiara. Como era estudiante de magisterio, busqué a la profesora de la asignatura de psicología y le solicité que me sugiriera bibliografía de autoayuda emocional. Durante los siguientes dos años, me fui acercando a gran variedad de textos de las diversas corrientes psicológicas y conforme me los devoraba, fui tocando conscientemente las heridas que me había provocado el conflicto armado. Identifiqué el dolor que se había instalado en mi alma, palpé mis tristezas que forzadamente silencié en mi memoria y las escribí en papel. Ese proceso me conectó con los otros tipos de violencia que habían afectado y seguían afectando mi vida, violencias que no necesariamente estaban relacionadas con el conflicto armado, sino con las relaciones de poder-­opresión en mi familia, en mi entorno tanto en Santa Cruz de El Quiché como en la ciudad capital, todos estrechamente relacionados con mi condición de ser mujer y de ser maya. Conforme fui aplicando los ejercicios de sanación emocional que contenían los libros, logré desahogar mis tristezas. Liberé el dolor que estaba guardando dentro de mi cuerpo cada vez que lo escribía. Así fui reconociendo que mis traumas sobre migraciones y separaciones familiares forzadas durante el conflicto armado, los podía recordar sin la carga trágica del dolor, si me conectaba con mi alegría y deseo de vivir mi presente. Principalmente para ir tras mis objetivos y metas que más ilusión me provocaban, eso sí sin perder mi criticidad ante las atrocidades del conflicto armado.


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Paralelo a los ejercicios de psicología busqué orientación de naturistas, quienes me sugirieron plantas con las que podía tratar las heridas de la alergia en mi piel. Además construí amistad con una de mis maestras de secundaria que mostraba interés y aprecio por mí y con compañeras de estudio que actuaron solidariamente conmigo. Con ellas logré compartir esa parte de mi historia y ellas me fueron compartiendo las suyas. Ese intercambio de vidas contribuyó a que entre nosotras nos animáramos a desafiar las limitaciones y desconfianzas que identificábamos y, de esta manera, hacer realidad nuestros proyectos personales. Fui descubriendo que cada una de mis amigas tenía su propia historia, pero a la vez reconocí que como mujeres nuestras vidas tenían muchas cosas en común. Por ejemplo veía que casi todas éramos objeto de violencia en la familia porque nos rebelábamos a servir a los hombres de nuestras casas; casi todas sufríamos la desvalorización cotidiana de nuestro trabajo; en nuestras casas nos tildaban de haraganas a pesar de que éramos las responsables de hacer la comida, cuidar a los hermanos pequeños, lavar la ropa de los demás hermanos y limpiar la casa. Aunque muchas vivíamos resguardando nuestros cuerpos, escondiéndolos lo más que podíamos para que no nos manosearan en las calles y en los buses, de todas maneras los hombres nos asediaban y manoseaban nuestros cuerpos a su antojo. La mayoría fuimos educadas para esconder toda evidencia de nuestros periodos menstruales y cuando menstruábamos sentíamos asco y vergüenza. Después de los horarios de clase, con estas amigas nos quedábamos hablando de nuestras vidas y poco a poco fuimos compartiendo nuestras rebeldías y aprendiendo unas de las otras, escuchándonos y dándonos consejos. Eso lo hacíamos para perder el miedo al fastidioso asedio que muchos hombres ejercían sobre nosotras, también para negociar proyectos con nuestras mamás y papás, así como para sanar heridas de mal de amores con los novios. En nuestras conversaciones nos reíamos y llorábamos de los agravios que vivíamos y, al menos cuando estábamos juntas, inventábamos un mundo que nos acogía y nos motivaba a seguir soñando con una vida mejor. Esos cuatro años de convivencia e intercambio con mis amigas, fueron muy enriquecedores para las búsquedas de comprensión de mí misma, así como para iniciar mi reencuentro, renunciando a hechos de mi pasado que no me ayudaban a fortalecerme. Un paso fundamental fue haber logrado romper con algunos de mis silencios aprendidos, los cuales me enfermaban, empecé a confiar y a compartir parte de mi vida. Aproximadamente 13 años después de haber brotado la alergia en mi piel, me hice consciente de las tristezas y traumas que instaló en mi cuerpo el conflicto armado, lo cual me ayudó mucho a recuperar la salud de mi piel. Concluí la secundaria dispuesta a encontrar trabajo asalariado o remunerado formal para continuar mis estudios universitarios y seguir caminando con independencia emocional y económica. A los 21 años, por fuertes dolores en el intestino grueso y gripes crónicas que me atacaban todos los meses, decidí consultar a un médico de medicina general, porque la medicina natural no me daba resultados. Estando en consulta con este médico, tuve que responderle una serie de preguntas sobre mi vida. Indagó sobre cómo era mi relación con mi mamá y mi papá, con qué


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hermanos me llevaba mejor y con quienes tenía discrepancias y por qué. Me preguntó sobre mi relación con mis hermanas y sobre los oficios y responsabilidades entre mujeres y hombres en mi casa. Preguntó sobre qué y cómo comía, sobre mi trabajo y la gente con quien trabajaba, sobre el lugar donde vivía, un sinfín de datos sobre mi vida, que yo no entendía en qué le servían al médico para comprender mis padecimientos físicos. Y mi sorpresa fue escuchar que mis padecimientos físicos estaban estrechamente relacionados con la forma en que estaba procesando mis emociones de tristeza, de enojo, de impotencia, de miedo y de incertidumbre. Me recomendó llorar por todo lo que no había llorado desde que nací. También me puso de ejercicio observar y sentir la reacción de mi cuerpo con el agua al bañarme, como una manera de dedicarme tiempo para aprender a sentir y comprender lo que mi cuerpo sentía. Me sugirió modificar algunos aspectos en mi dieta alimenticia, pero sobre todo me motivó a retomar la elaboración de mis propias comidas diarias. E insistió en que buscara apoyo terapéutico para revisar los conflictos que más me angustiaban con mi mamá y papá, hermanos y hermanas. Para completar la receta, me estimuló a dedicar una hora para cada tiempo de comida y practicar el deporte que más me gustaba. Otra vez me quedé sin saber qué hacer, por qué o para qué llorar, aparentemente lo tenía todo resuelto, pero solo en mi cabeza. Así que empecé por lo más práctico, dedicar tiempo para cocinar mis propios alimentos y comer tranquilamente, aunque para eso tuve que reorganizar mejor mí tiempo. Justo en ese lapso, trabajé en un proyecto de investigación, para conocer la experiencia organizativa de las mujeres que se habían refugiado en México y estaban retornando a Guatemala. Yo formé parte de un equipo de investigación donde participaban dos colegas, quienes hablaban mucho de sus reflexiones feministas, compartían cómo fueron conociendo sus cuerpos y cómo lograban reconciliarse con su ser mujer, al revisar los nudos más conflictivos con sus mamás. Estas investigadoras, a veces citaban ideas de autoras que les hicieron reflexionar sobre sus cuerpos y la forma como vivían sus relaciones eróticas con los hombres, también sobre las tensiones con sus mamás por la forma como ellas decidieron vivir sus vidas. Yo les fui compartiendo mi vida también, y al contarles sobre mí, vivía una especie de eco en mis adentros y fui creando diálogos complejos conmigo. Cada día pensaba y reflexionaba mucho sobre mi propia vida y como había sido mi vida con la familia consanguínea donde nací. Aprovecho para matizar que este intercambio de experiencias con estas colegas feministas no siempre fue armonioso, sobre todo porque a mi modo de ver, una de ellas tenía una visión esencialista sobre el ser mujer maya. La postura de esta colega feminista me desconcertaba porque, por un lado reivindicaba a las mujeres como diversas y heterogéneas en oposición a la postura patriarcal que nos universaliza en la mujer, pero, por otro lado censuraba mi manera particular de ser maya. Llegó al extremo de juzgar mis hábitos alimenticios y cuestionó haberme cortado mi pelo con un estilo, según ella, muy ladino. De acuerdo a su mirada, yo estaba ladinizándome -dejando de ser maya- por mis prácticas y estilo de vida.


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Las actitudes esencialistas y de censura de esta colega feminista, poco se diferenciaban del esencialismo de lideresas y líderes del movimiento indígena/maya conservador, quienes también desaprobaban y excluían a mujeres mayas que, como yo, rompíamos con el patrón establecido para la mujer maya. Me indignaban estas formas de pensar porque a pesar de que tenía claro racionalmente que la riqueza de las identidades y las culturas es su carácter dinámico y cambiante, me generaban cierto conflicto. Procederes como los de esta colega feminista, me hicieron dudar del feminismo como propuesta política y de cuestionamiento al sistema patriarcal vigente. Sin embargo, y pesar de mis recelos, me interesé por leer literatura feminista, pero con distancia. Por algún tiempo creí que el “feminismo” no dialogaba con mis preocupaciones, mis reflexiones contra el racismo y con mis reivindicaciones étnicas. Pero tampoco me sentía incluida en el discurso indígena/maya dominante. Me desilusionaban el machismo o el racismo internalizado en quienes yo creía poder encontrar mínimos de complicidad y diálogos horizontales. Viví unos años con el dilema si ser mujer maya y feminista es contradictorio o no, me daba terror pensar que por asumirme feminista perdería amistades valiosas de otras mujeres mayas que señalaban al feminismo de racista. En el año 2003, trabaje en la Secretaría Presidencial de la Mujer –SEPREM-, instancia que tiene como principal responsabilidad velar que las políticas públicas respondan a las demandas y necesidades de las mujeres guatemaltecas. Quien era Secretaria presidencial es una reconocida feminista en el movimiento de mujeres en Guatemala. Sin embargo me indignó ver que se relacionaba con sus subalternas con procedimientos autoritarios y racistas. En más de una ocasión comentó que la inclusión de la perspectiva “étnica” en las auditorias y reformas a las políticas públicas debía ser preocupación de las comisiones indígenas ya existentes en otras estructuras del Estado, o que al enfocar el trabajo de la SEPREM en la perspectiva de género se incluía a todas las mujeres sin distinciones étnicas. Semejantes aseveraciones, no me sorprendían, pero sí me instigaban a desentenderme del feminismo y a seguir los pasos de otras mujeres que lo satanizaron en sus vidas. Sin embargo opté por buscar más información, me dispuse a dialogar con feministas mayas y mestizas que, aunque cuestionaban el racismo de algunas feministas en Guatemala, reconocían al feminismo como una propuesta política que les ayudaba a concebirse como sujetas políticas y a rebelarse cada vez más a los mandatos impuestos que controlaban nuestra manera de pensar y sentir. Por otro lado me fui interesando en la literatura escrita por feministas de distintas partes del mundo. Con ellas también inicié diálogos profundos e intensos, que a veces sentía que no podía compaginar sus ideas con la adversa realidad que yo vivía. Pero al mismo tiempo me reconfortaba saber que tanto en Guatemala como fuera de ella, había otras mujeres que tenían sueños parecidos a los míos y que desafiaban los poderes masculinos, la ideología del sistema patriarcal y racista, como yo también lo hacía. A través de esta literatura, también logré comprender con mayor claridad los conflictos que tenía con mi mamá, la fui entendiendo y entendiéndome. Pude reconocer las cualidades que yo había heredado de mi mamá, pero también las trampas del deber ser para los otros y otras, que aunque no me gustaba toda esa lógica, sí la tenía bien anidada en mi memoria emocional y corporal.


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Entre mis búsquedas a solas o en diálogo con otras amigas, finalmente comprendí y reconocí que ni todos los análisis feministas son etnocéntricos, eurocéntricos y mucho menos todas las feministas son racistas o etnocéntricas. Esa certeza me ayudó a avanzar en mi recorrido con y dentro de los diversos feminismos, pacientemente empecé a identificar con cuáles feminismos puedo caminar y con cuáles no. Fui convenciéndome que ser feminista es un proceso de constantes búsquedas, replanteamientos y sinceramientos, que la existencia de pensamientos y actitudes racistas en muchas feministas no tendría que ser justificación para soslayar los ricos aportes de los diversos feminismos que nos posibilitan re­pensarnos y asumirnos como sujetas pensantes-actuantes como lo diría Margarita Pisano. En este camino de búsquedas y re-­encuentros, valoro mis experiencias laborales donde conocí a feministas que me compartieron ideas y referencias bibliográficas, con las que pude dar un salto cualitativo en la comprensión teórica del feminismo. La apropiación e hilación de teorías y conceptos del feminismo le dio sustento político a mi manera irreverente de existir en este mundo. Fui comprendiendo que no era, ni muchos menos soy, la única mujer que rompe con las imposiciones que inhiben nuestra libertad de ser personas humanamente libres, únicas y completas. Cuando me atreví a leer y dialogar con diversas feministas, deje de despolitizar el uso de la categoría género en mi proyección profesional, y le di un giro significativo a lo que había aprendido en mi experiencia de trabajo en ONGs, donde reducían la categoría género a sinónimo de trabajo con mujeres. Aprendí a reconocer a dicha categoría como uno de los aportes valiosos que nos ha heredado el feminismo, especialmente para el análisis y comprensión de las relaciones de poder entre hombres y mujeres. Pasado el tiempo y en cuanto tuve oportunidad de tener salarios que me permitían cubrir gastos de terapia emocional, busqué a profesionales que me la brindaron. A través de esta experiencia fui aprendiendo a conocer mejor el lenguaje de mi cuerpo, a sentir y comprender mis emociones y no a dominarlas con mi razón cada vez más fundamentada teóricamente. Así descubrí que comprender racionalmente y dialogar con diversas teorías feministas, no era suficiente para dejar de oprimir y violentar mi cuerpo, o para dejar de sacrificarme por las y los demás, poniendo en segundo plano mis proyectos y deseos. Cada vez me fui convenciendo que era necesario dedicar tiempo para procesar emocionalmente mis re flexiones racionales sobre mi existencia como mujer. No fue fácil ver en mi propio espejo lo poco que aplicaba de los aportes de las teorías feministas en la comprensión y cuidado de mi cuerpo. Muchas veces me asaltó la duda si seguir o no con la terapia, porque me asustaba mucho descubrir mis contradicciones, o más bien mis incoherencias entre el discurso y práctica conmigo. Sin embargo la idea de suspender el viaje iniciado hacia mi mundo emocional, tampoco me convencía. Abandonar este viaje, lo intuía como una gran pérdida por tanto aunque me dolía reconocerme con aciertos y errores, me convencí a seguir y asumí ese proceso con responsabilidad y constancia.


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Este proceso de sanación emocional lo fui haciendo al mismo tiempo en que ahondaba en mis lecturas y reflexiones feministas. Paralelo a este proceso en el 2000, fortalecí mi amistad cómplice con Adela Delgado, amiga maya q´eqchi´ que se asumía lesbiana-­feminista. Aunque en espacios laborales, había trabajado con algunas lesbianas no siempre ahondamos en las implicaciones de su ser lesbianas en su proyección laboral, profesional, política y social. Por tanto, en el marco de mi amistad con Adela, me interesé por saber qué significaba para ella mujer maya q´eqchí ser lesbiana feminista. Quería comprender como Adela lidiaba vivía con sus identidades asumidas en un contexto como el de Guatemala profundamente racista, clasista y patriarcal. Y como estaba vinculada al movimiento social, también me interesaba entender cómo vivía su lesbianismo frente al conservadurismo social, principalmente maya/indígena. Los diálogos y conversaciones que entable con Adela se volvieron intensas. Teníamos en común ser mujeres mayas, pero también nuestra rebeldía al orden patriarcal establecido. Poco a poco nos sumergimos en profundas reflexiones sobre su experiencia de lesbiana feminista y mi experiencia de irreverente sin límites. Por la característica de mi trabajo, los días hábiles me tocaba vivir en contextos rurales de diversos departamentos de Guatemala y los fines de semana descansaba en la capital. Cuando Adela me contó de la existencia de bares gays-­lésbicos en la ciudad capital, vi esa información como una ventana que cautivó mi pasión investigativa. Pensé que conocer espacios de distracción nocturna frecuentado por algunas lesbianas en la ciudad capital, podía ser un escenario idóneo para aproximarme a matices de sus formas de amar tan estigmatizadas, silenciadas y violentadas. Y como me encanta bailar, acepté sumarme a los planes de Adela para bailar en bares gays-­ lésbicos (4) porque en esa época como ahora no había ni un solo bar lésbico en todo el país. La primera vez que entré a un bar gay­lésbico, el recepcionista me preguntó preocupado: sí estaba segura que quería entrar y si sabía de qué se trataba el lugar. Yo muy quitada de la pena dije que sí. Pero al ingresar, tanto gays como lesbianas me miraban con desconcierto. Así, caí en la cuenta que en todo el bar, yo era la única mujer maya visible porque andaba vestida con hüipil y corte.(5). En otras ocasiones estando dentro de alguno de aquellos bares gays-­lésbicos, tanto gays como lesbianas me abordaron inquietantes para saber si yo era lesbiana y cuando les respondía que no, me miraban con más dudas. Y así, mientras unos se atrevían a preguntarme directamente otras y otros me miraban con una mezcla rara de sorpresa y duda. Bajo esas circunstancias y en ese contexto tomé consciencia que el tabú del lesbianismo pesaba de manera extraña sobre quienes nos asumíamos mayas/indígenas. Parecía ser que en las mentes de muchos gays y lesbianas, en ese entonces y aún en la actualidad concebir que una mujer maya podía ser también lesbiana no resulta tan fácil de conciliar. Y aunque para esa época 2000 ya había incipientes iniciativas organizativas que abordaban el lesbianismo en Guatemala, por lo que supe, el enfoque étnico-racial no era uno de los ejes principales en el análisis y comprensión de esta realidad.


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Después de un par de visitas a aquellos bares gays-lésbicos, constate que en vez de investigar, ¡resulté investigada! Especialmente porque escapaba a la regla de la imagen ladina/mestiza que prevalecía en tales bares. No obstante y a pesar de las circunstancias, haber frecuentado aquellos bares me sirvió muchísimo para profundizar mis diálogos y reflexiones con Adela Delgado acerca del ser lesbiana en Guatemala. Mis reflexiones aumentaron por el impacto que me provocó observar a simple vista la forma en que se relacionaban las parejas de lesbianas en el interior de dichos bares. Sentí un sabor amargo y honda tristeza cuando vi que la mayoría de parejas que llegaban ahí, reproducían actitudes e imágenes heterosexuales. Había mujeres corporizando actitudes de típicos hombres machos portándose rudas y agresivas con su pareja. Observé que muchas de las que se asumían “machos” coqueteaban a otras y se sentían con poder de controlar con gestos agresivos a sus parejas, si estás reían e intercambiaban miradas con otras/otros. Las que se pensaban hombres “machos” presumían imponer su poder sobre su pareja cuando pagaban las cuentas del servicio consumido. Estando en los bares gays-­lésbicos, asistí shows de bailarinas y bailarines que se desvestían seductoras ante el público presente. En más de una ocasión me afligió ver que las y los que prestaban ese servicio eran adolescentes. Aún más me entristecía saber que algunas y algunos lo hacían más por necesidad de un empleo, que por la opción de ser lesbianas ó gays, o por el gusto de exhibirse ante públicos que las y los reducía a objetos sexuales. Me inquietó ver que en esos espacios gay-­lésbicos la presencia de gays era mayor en comparación a la de lesbianas, era palpable que la mayoría de los gays que visitaban tales bares, frecuentaban con más constancia los bares y consumían con mayor holgura que las lesbianas. Todas esas experiencias vividas y observadas en el contexto de los bares, me empezaron a doler en el cuerpo, y fueron motivos de reflexivas conversaciones con Adela y con otras amigas, que no necesariamente eran feministas y mucho menos lesbianas, pero sí sensibles a esta realidad. Experiencias como las descritas anteriormente, me llevaron a comprender que no todas las lesbianas son feministas. Y que tampoco todas las lesbianas tienen una consciencia política de desestructurar la normativa heterosexual en sus relaciones de pareja y sociales, así como no necesariamente todas las “mujeres” que tienen por pareja a una mujer se asumen lesbianas. Por otro lado, la construcción de mi amistad con Adela y con otras lesbianas, así como mi sensibilidad manifiesta por comprender las realidades lésbicas, tuvo un impacto emocional negativo en mi vida, principalmente porque experimenté actos de violencia e intrigas de algunas lesbianas feministas tanto guatemaltecas como europeas trabajando en Guatemala. Con el recurso de la intriga colocaron en tela de juicio mi amistad con lesbianas o mujeres con quienes me relacionaba, incluso llegaron al extremo de afirmar que yo sostenía relaciones amorosas clandestinas con lesbianas. Situación que repercutió negativamente en mi vida social porque perdí el vínculo con algunas amistades. Comportamientos y procedimientos indignantes de parte de estas lesbianas, me hicieron tomar conciencia que el mundo lésbico y lésbico feminista, lamentablemente no está exento de racismo, de misoginia y abusos de poder etnocéntricos de parte de quienes se sienten “blancas”. Desde mi punto de vista, esta tendencia de querer controlar mi sexualidad y mis relaciones sociales por


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parte de estas feministas “blancas” descansaba en un abuso de poder etnocéntrico, pues ellas al no considerarme su igual en términos étnicos y de clase, se adjudicaron el derecho de fiscalizarme valiéndose de mecanismos contrarios a la ética feminista. Estas experiencias me ayudaron a no mitificar y mucho menos idealizar los círculos lésbicos o lésbicos­feministas. A través del contexto de los bares gays­lésbicos, empecé a distinguir que a pesar del conservadurismo, a inicios de 2000, varios gays tenían mayor libertad y condiciones económico­ sociales para vivir con mayor libertad su opción sexual. En diversas ocasiones, al salir de los bares, observé a parejas de gays que salían a las calles aledañas tomados de la mano, acariciándose y besándose, pero difícilmente vi que lo hicieran parejas de lesbianas. Eso me llevó a corroborar que a pesar del conservadurismo imperante en Guatemala, así como de las limitaciones culturales y políticas que la sociedad guatemalteca tiene frente al lesbianismo y la homosexualidad, los gays en tanto considerados culturalmente hombres, tienen a su favor, flexibilidades socio-­culturales que les autorizan vivir con mayor libertad su sexualidad. Especialmente si se considera que en el imaginario social patriarcal a los “hombres” les es permitido decidir sobre su cuerpo y su sexualidad, mientras que a las lesbianas entendidas como mujeres difícilmente se les permite. Tuve la oportunidad de realizar estudios de post-grado en Brasil y mi experiencia fue muy enriquecedora. Me encantó ver que a pesar del racismo, la violencia social, la exclusión económica, el moralismo y el machismo, las mujeres y hombres disfrutan su sexualidad con mayor libertad que en Guatemala. Me llamó la atención que en la facultad donde estudié, había profesores gays y estudiantes lesbianas declaradas (6). Además, para varias de mis colegas de estudio y amistades que se asumían heterosexuales, no era tabú tener experiencias erótico-sexuales lésbicas y mucho menos frecuentar bares gays-­lésbicos. Las heterosexuales no sentíamos presión por parte de las lesbianas si frecuentábamos ese tipo de bares o si teníamos amigas lesbianas. No había en esos círculos, definiciones cerradas sobre ser heterosexual o lesbiana, lo que desde mi punto de vista daba condiciones para disfrutar de la sexualidad, libre de encasillamientos “políticos” y sociales. Esa flexibilidad de pensamiento en mis amistades y colegas universitarias me llevó a disfrutar con más armonía y alegría mi sexualidad y mi cuerpo. Durante este nuevo proceso formativo, por requisito académico y por inquietud leí varios textos antropológicos y literarios, que registran la existencia del lesbianismo y la homosexualidad en diversos contextos mundiales, por ejemplo en pueblos nativos de Brasil, pueblos afrodescendientes, pueblos africanos, pueblos de la India, etc. Esto me permitió apreciar que tanto el lesbianismo como la homosexualidad han existido históricamente en la dinámica de las sociedades independientemente si son europeas o no. Conforme fui entendiendo la complejidad de las sexualidades, profundizando en mis reflexiones político-­feministas y ahondando en mi proceso de búsqueda y re-encuentro, a través de procesos de sanación, avancé en la descolonización de ideas patriarcales que habitaban no solo mi razón, sino también mis emociones y sentimientos.


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A través de este proceso complejo y desde diversas perspectivas, decidí asumirme-­vivirme lesbiana­feminista, porque para mí ser lesbiana adquirió un significado especial en mi opción política y espiritual de apostarle a la descolonización patriarcal desde mi cuerpo y mi sexualidad. Sin embargo, a pesar de la claridad de mi deseo-­decisión, sentí inseguridad sobre las implicaciones que ello adquiría para mi mundo emocional y espiritual de cara a una sociedad global y local fuertemente racista, lesbofóbica y misógina. A pesar de mis temores, decidí asumirme lesbiana, aunque supiera que la aceptación de mi opción sexual, no iba ser fácil. Especialmente porque asumirme lesbiana, definitivamente, implicó prepararme emocionalmente para que, además de lidiar con el racismo, yo pueda encarar sanamente la discriminación y exclusión lesbofóbica. Por tanto, asumirme lesbiana-­feminista, implicó un proceso profundo de reflexión emocional, política y espiritual, el cual fui madurando y decidiendo conforme agudicé en el análisis de mí actuar y pensar feminista. En ese sentido reivindico que soy lesbiana feminista, por opción política y no por orientación sexual, porque para mí la expresión orientación sexual, anula mi capacidad de decidir sobre mi propio cuerpo. En otras palabras y parafraseando a Norma Mogrovejo (2000), me asumo lesbiana política porque rechazo conscientemente el patriarcado, los roles tradicionales asignados a las mujeres y porque me rebelo ante las limitaciones que nos han impuesto a las mujeres sobre el control de nuestras propias vidas. Considero que prefiero vivir mi lesbianismo, en vez de negarlo y someter mi cuerpo a la lógica heterosexual. Especialmente porque asumo que re-pensar cómo quiero tocar la vida con mi cuerpo, conlleva necesariamente respetar lo que realmente me da placer sexual, espiritual y emocional. Finalmente, puedo decir que he ido confirmando que comprender y conocer cómo mis emociones influyen en el bienestar físico de mi cuerpo y cómo son de importantes para conocer su lenguaje, es fundamental para entender que todas las dimensiones de mi ser están estrechamente interconectadas entre sí. Por esa razón asumir mi cuerpo como un territorio político, es un aprendizaje cotidiano e incesante, que ha requerido mucho amor, fuerza de decisión y valor para renunciar a lo que atenta contra mi salud corporal, espiritual y emocional. Y de esta manera me propongo seguir respetando la particularidad del estilo rítmico y vibrante de este cuerpo con que toco la vida. Texto completo (notas y bibliografía) en https://brechalesbica.files.wordpress.com/2010/11/mi-cuerpo-es-un-territoriopolc3adtico77777-dorotea-gc3b3mez-grijalva.pdf



Módulo III Poder político “Sujeto político feminista”


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Canción Sin Miedo1 Vivir Quintana Que tiemble el Estado, los cielos, las calles Que tiemblen los jueces y los judiciales Hoy a las mujeres nos quitan la calma Nos sembraron miedo, nos crecieron alas A cada minuto, de cada semana Nos roban amigas, nos matan hermanas Destrozan sus cuerpos, los desaparecen No olvide sus nombres, por favor, señor presidente Por todas las compas marchando en Reforma Por todas las morras peleando en Sonora Por las comandantas luchando por Chiapas Por todas las madres buscando en Tijuana Cantamos sin miedo, pedimos justicia Gritamos por cada desaparecida Que resuene fuerte “¡nos queremos vivas!” Que caiga con fuerza el feminicida Yo todo lo incendio, yo todo lo rompo Si un día algún fulano te apaga los ojos Ya nada me calla, ya todo me sobra Si tocan a una, respondemos todas Soy Claudia, soy Esther y soy Teresa Soy Ingrid, soy Fabiola y soy Valeria Soy la niña que subiste por la fuerza Soy la madre que ahora llora por sus muertas Y soy esta que te hará pagar las cuentas ¡Justicia, justicia, justicia! Por todas las compas marchando en Reforma Por todas las morras peleando en Sonora Por las comandantas luchando por Chiapas Por todas las madres buscando en Tijuana Cantamos sin miedo, pedimos justicia Gritamos por cada desaparecida Que resuene fuerte “¡nos queremos vivas!” Que caiga con fuerza el feminicida Que caiga con fuerza el feminicida Y retiemblen sus centros la tierra Al sororo rugir del amor Y retiemblen sus centros la tierra Al sororo rugir del amor

1

https://www.letras.mus.br/vivir-quintana/cancion-sin-miedo-part-el-palomar/


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OBJETIVOS DEL MÓDULO III: • • • •

Construir con las participantes una definición amplia de la noción de política desde una perspectiva crítica y emancipadora. Que las participantes reflexionen sobre las distintas expresiones del poder como dominio. Identificar los conflictos socio-ambientales que existen en los territorios habitados por las participantes y su impacto en la vida de las mujeres. Que las participantes puedan identificar las características del sujeto político del movimiento social y el sujeto político feminista.


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PRIMERA UNIDAD: ¿QUÉ ES LA POLÍTICA? En esta unidad proponemos la reflexión individual y colectiva sobre los significados atribuidos por las participantes a la palabra “política” a partir de su experiencia y observación en el entorno comunitario y proporcionar otros elementos para el análisis crítico de esas prácticas políticas y sus consecuencias en la vida cotidiana de las mujeres para construir nuevos significados desde una perspectiva emancipadora.

ACTIVIDAD 1: PROYECTO DE VIDA Y PROYECTO DE PAÍS Cada participante escribe en un papel en una palabra ¿Qué quiero para mi vida? (proyecto de vida) y lo muestran en la cámara. En una segunda ronda escribe ¿qué quiero para mi comunidad? y luego lo muestra en la cámara. PREGUNTA GENERADORA: • ¿Qué condiciones necesitamos para realizar nuestro proyecto de vida y nuestro proyecto de país?

ACTIVIDAD 2: ¿QUÉ ENTENDEMOS POR POLÍTICA? A continuación se presentan 6 imágenes. Cada participante elige una de las imágenes, la que a su parecer está relacionada con la noción de política o alguna forma de hacer política y contesta individualmente las preguntas formuladas después de cada imagen. Paso 1. Elija una de las imágenes. Paso 2. Responda las preguntas. Paso 3. Si ninguna de las imágenes propuestas en el manual se ajusta a su noción de política puede dibujarlo en el espacio dónde se indica al final de todas las imágenes.


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1. ¿Qué representa la imagen?

2. ¿Qué aspecto o característica de la política representa esta imagen?

3. En una palabra defina es la política para usted

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1. ¿Qué representa la imagen?

2. ¿Qué aspecto o característica de la política representa esta imagen?

3. En una palabra defina es la política para usted


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1. ¿Qué representa la imagen?

2. ¿Qué aspecto o característica de la política representa esta imagen?

3. En una palabra defina qué es política para usted

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1. ¿Qué representa la imagen?

2. ¿Qué aspecto o característica de la política representa esta imagen?

3. En una palabra defina es la política para usted


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1. ¿Qué representa la imagen?

2. ¿Qué aspecto o característica de la política representa esta imagen?

3. En una palabra defina qué es política para usted

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1. ¿Qué representa la imagen?

2. ¿Qué aspecto o característica de la política representa esta imagen?

3. En una palabra defina qué es política para usted


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Espacio para dibujar o pegar alguna imagen, si ninguna de las anteriores representa su idea de Política.

1. ¿Qué representa la imagen?

2. ¿Qué aspecto o característica de la política representa esta imagen?

3. En una palabra defina qué es política para usted


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ACTIVIDAD 3: TRABAJO DE GRUPOS Paso 1. En los grupos, cada una comparte las respuestas a las preguntas del ejercicio anterior. Paso 2. Entre todas elaboran el significado de la palabra “política” para ese grupo. El grupo define Política como:

Paso 3. En plenaria cada grupo comparte el significado elaborado entre todas.

ACTIVIDAD 4. EXPOSICIÓN DIALOGADA: ELEMENTOS CLAVES SOBRE LA DEFINICIÓN DE POLÍTICA La facilitadora hace una síntesis de los elementos comunes y las diferencias en las definiciones elaboradas por los grupos y comparte algunas “ideas fuerza” sobre a la noción de política.

ACTIVIDAD PARA REALIZAR FUERA DE LA SESIÓN: ACTIVIDAD 1: SUJETO POLÍTICO Paula Irene del Cid Vargas en su proyecto de investigación “Construcción del sujeto político feminista.” citando a varios autores y autoras, menciona las siguientes características esenciales del “sujeto político”: • • • • •

Conciencia crítica de la función que asigna el sistema Una voluntad de cambio y asumirse como parte de un colectivo que comparte esa voluntad de cambio. La capacidad para interpretar y resignificar dicha realidad La formulación de un proyecto y La acción social con la intencionalidad de transformar dicha realidad.


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Paso 1. A partir de las características anteriores, mencione alguna persona u organización que usted considere cómo un “sujeto político” del movimiento social.

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SEGUNDA UNIDAD: EL PODER COMO DOMINIO Se puede entender el poder como la capacidad “para” hacer cambios y transformaciones y también como el poder “sobre” otros y otras. En esta unidad reflexionaremos sobre este último, a través de la distinción de tres expresiones del poder como dominio.

ACTIVIDAD 1: JUEGO DE ROLES SOBRE EL PODER En grupos de trabajo las participantes representarán una pequeña escena teatral de 5 minutos de duración, en la que se pueda observar claramente una situación dónde alguien ejerce el poder como dominio hacia otra persona o grupo de personas. Paso 1. Entre todas van a elegir una situación para representarla como escena de teatro improvisando los diálogos. Paso 2. Se distribuyen los personajes, todas deben tener un pequeño rol en la escena, pueden usar elementos de vestuario que ayuden a caracterizar mejor su personaje. También pueden buscar objetos de su entorno como utilería. Paso 3. Ensayan la escena para que quede claro la situación de dominio que quieren representar. En el ensayo confirme con las demás que la cámara del teléfono este colocada de tal manera que pueda verse bien la acción que está realizando. Paso 4. Cada grupo presenta su escena en plenaria. Para que se pueda apreciar mejor solo las participantes que presentan la escena tienen la cámara y el micrófono encendido. PREGUNTAS GENERADORAS PARA LA REFLEXIÓN EN PLENARIA: • ¿Qué situación fue representada por el grupo? • ¿De qué forma se ejerce el dominio?

TRES FORMAS DE PODER COMO DOMINIO Según la autora Clara Murguialday en el texto “Empoderamiento de las mujeres: Conceptualización y estrategias” es común en las ciencias sociales encontrar interpretaciones sobre el poder como el ejercicio de dominio sobre otras personas, “…Este poder ejercido sobre otros nos remite tanto a la habilidad de una persona para hacer que otras actúen en contra de sus deseos como a la capacidad que alguien tiene para sacar adelante sus propios intereses en contra de los intereses de otro, mediante la utilización de mecanismos diversos tales como obligar, impedir, prohibir, reprimir, negar o invisibilizar los intereses de aquellos sobre los que se ejerce dominio.”2 2

hMurguialday Martínez, Clara. Empoderamiento de las mujeres: conceptualización y estrategias.2006.Pág. 6.


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A continuación presentamos un resumen de las tres formas de expresión del poder como dominio sistematizadas por esta autora. Poder visible (el poder para producir los cambios

“… capacidad de un actor de afectar el patrón de resultados” (Kabeer 1997). Según esta interpretación, el poder es un recurso limitado que se gana y se pierde, que circula en los espacios públicos donde se toman decisiones y que se puede “ver” puesto que los que ganan en las decisiones aparecen como poderosos. El ejercicio de este poder recurre tanto a las formas violentas como a otros tipos de fuerzas y puede implicar quitar recursos, amenazar con hacerlo u ofertar mayores recursos a cambio de algún comportamiento que de otra manera no se daría...”3

El poder oculto (el poder de decidir sobre qué se decide)

El poder oculto El poder invisible (el poder de negar los intereses ajenos)

“..la capacidad para evitar la discusión abierta de ciertos conflictos. Es el poder que se ostenta cuando alguien consigue sacar adelante sus propios intereses en contra de los de otra persona impidiendo que esta sea escuchada, excluyendo ciertas cuestiones de la agenda de decisión y restringiendo la adopción de decisiones a cuestiones seguras.

“… La tercera forma del poder considerada por Lukes tiene relación con el conflicto no observado, es decir, con las tensiones que se producen cuando se niegan intereses reales de la gente, incluso cuando tales intereses ni siquiera son reconocidos por las personas afectadas.

Esta noción del poder permite apreciar que los conflictos no siempre son abiertos ni las decisiones visibles, que el poder no se expresa solamente en “quien gana qué” sino también en “cuando, cómo y quién se queda fuera de la toma de decisiones” porque ni siquiera ha sido tomado en consideración. …La coerción, la manipulación, la información falsa y otras maneras de influenciar son reconocidas como formas de ejercicio de este poder, puesto que suprimen lo que de otro modo se hubiera constituido en un conflicto abierto.”4

Este tipo de poder implica que alguien consigue sacar adelante sus propios intereses impidiendo que su potencial oponente se de cuenta de que existe un conflicto de intereses. Según León (1997), este es el poder más penetrante porque evita la expresión del conflicto y hace imposible que se conciba una situación diferente. 9 “El más efectivo e insidioso uso del poder es evitar, en primer lugar, que el conflicto surja… al formar las percepciones de la gente, las cogniciones y las preferencias de una manera tal que ellos acepten su rol en el orden de cosas existente porque no pueden ver o imaginar una alternativa, o porque lo ven natural e inmodificable, o porque lo valoran como si contuviera un orden divino y benéfico.”5

Murguialday Martínez, Clara. Empoderamiento de las mujeres: conceptualización y estrategias.2006.Pág. 6 Ibid. Pág.7 5 Murguialday Martínez, Clara. Empoderamiento de las mujeres: conceptualización y estrategias.2006.Pág.8 3 4


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ACTIVIDAD 2. En los mismos grupos de trabajo, las participantes intercambian opiniones y reflexionan a partir de las siguientes preguntas generadoras: • •

¿De las escenas teatrales propuestas por los grupos cual corresponde al poder visible, cual al poder oculto y cual al poder invisible? Discuta y con el grupo otros ejemplos de lo que pasa en sus comunidades que pueden corresponder a cada una de estas formas de poder como dominio descritas en la tabla.

ACTIVIDAD PARA REALIZAR FUERA DE LA SESIÓN Actividad 1: “sujeto político feminista” Paso 1. Vea el video sobre el “sujeto político feminista” de Melissa Cardosa. Paso 2. Mencione alguna persona u organización que usted considere cómo un “sujeto político feminista”.


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TERCERA UNIDAD: IMPACTO DE LOS CONFLICTOS SOCIOAMBIENTALES EN LA VIDA DE LAS MUJERES Tomando en cuenta las reflexiones anteriores sobre la política y las formas de poder como dominio, podemos considerar acciones políticas aquellas que realizan las organizaciones en los espacios locales y comunitarios procurando el bien común a través de diversos mecanismos de participación, estas incluyen la defensa del territorio y las resistencias contra los proyectos extractivos y sus impactos socio-ambientales. En esta unidad se propone identificar los principales conflictos y problemáticas socioambientales vigentes en los territorios habitados por las participantes y su impacto diferenciado en la vida de las mujeres.

ACTIVIDAD 1: JUEGO DE ANIMACIÓN: VERDAD Y MENTIRA Cada participante, por turnos dice tres datos curiosos sobre sí mismas, dos son verdades y una es mentira. Las que escuchan tienen que adivinar cuál es la verdadera. Para que la actividad se haga de manera ordenada, todas anotarán en papelitos distintos los números 1, 2 y 3. Una vez que la participante termine de decir sus datos curiosos todas ponen frente a la pantalla el número de frase que creen es falso.

ACTIVIDAD 2: MAPEO TERRITORIAL DE CONFLICTOS Y SUS IMPACTOS Se forman grupos de trabajo por organización. Paso 1. Eligen a una participante quién hará el dibujo del territorio con las indicaciones de las otras. El dibujo debe incluir el entorno natural, asentamientos humanos, edificios y carreteras, puentes principales, espacios comunes, institucionalidad y organizaciones, actividades económicas, etc. Los límites del territorio y sus elementos estarán determinados por la propia comunidad. Paso 2. Identificarán los conflictos, problemáticas y amenazas que existen en ese territorio socio – ambientales. Paso 3. El grupo reflexiona a partir de las siguientes preguntas generadoras: • • • • •

¿Qué significa ser mujer en este territorio? ¿Cómo impactan estos conflictos en los cuerpos y en las vidas de hombres, mujeres y disidencias? ¿Hay diferencias? ¿Cómo se expresan estas diferencias? ¿De qué manera nos enfrentamos a estos conflictos? ¿Cuáles son las estrategias de los distintos grupos (hombres, mujeres, disidencias)? ¿Hay diferencias entre ellas? ¿Qué elementos identifican estas luchas? ¿Vemos alguna relación entre la violencia y explotación que se ejerce sobre los territorios y bienes comunes, y sobre las mujeres? ¿Cuáles? ¿A qué se debe?


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GLOSARIO Los textos que siguen bajo estas líneas son definiciones textuales, extraídas de distintos artículos y libros cuyas referencias se encuentran a pie de página.

PODER “El poder se ha definido tradicionalmente como “consistente en los medios para obtener alguna ventaja” (Hobbes) o análogamente como “el conjunto de los medios que permite conseguir los efectos deseados” (Rusell). Siendo uno de los medios el dominio sobre otros hombres (además del dominio sobre la naturaleza), el poder se define a veces como una relación entre dos sujetos de los cuales uno impone al otro su voluntad y le determina a su pesar su comportamiento.”7 “Desde una perspectiva general, Santos (2003: 303) define el concepto de «poder» como «cualquier relación social regulada por un intercambio desigual». Estos intercambios desiguales engloban de manera virtual todas aquellas condiciones —bienes materiales, recursos, oportunidades, símbolos, valores, entre otras— que afectan, e incluso determinan, nuestra vida personal y social. Las relaciones de poder, según la definición anterior, constituyen procesos de intercambio desigual entre individuos o grupos sociales; son, en otros términos, conjuntos de relaciones sociales entre sujetos iguales en la teoría pero desiguales en la práctica.”8 “Batliwala (1997) ha definido el poder como “control sobre los bienes materiales (físicos, humanos o financieros), los recursos intelectuales 11 (conocimientos, información, ideas) y la ideología (habilidad para generar e institucionalizar creencias y valores que determinan cómo las personas perciben y funcionan en un entorno dado)” y ha sostenido que el empoderamiento de las mujeres debe medirse en términos de “cuánta influencia tienen estas sobre las acciones externas que afectan a su bienestar”… También han realizado críticas interesantes a las concepciones hegemónicas sobre el poder. Hayward (1998) ha señalado que la pregunta central de los debates sobre el poder (¿Qué quiere decir que A tiene poder sobre B?) se basa en el supuesto de que es posible diferenciar los actos libres de los actos determinados por el poder de los otros, pero este supuesto es erróneo ya que ignora que la dimensión del poder está presente en todas las relaciones sociales, llegando incluso a conformar la propia identidad de las personas. Según esta autora, en lugar de pensar el poder en términos de los instrumentos que agentes poderosos usan para impedir que los no poderosos actúen libremente, sería más útil pensarlo como “las fronteras sociales que definen los campos de acción para todos los actores y facilitan u obstaculizan lo que es considerado posible”. Estas fronteras sociales están constituidas por las leyes, normas, costumbres e identidades sociales que enmarcan y restringen las actuaciones de las personas. Al definir el poder como “la red de límites sociales que define los campos de acción”, Hayward reformula la pregunta sobre el poder: la cuestión no es ya cómo este se distribuye o cómo hace A para tener poder sobre B, sino más bien “cómo los mecanismos del poder definen lo (im)posible, lo (im)probable, lo natural, lo normal, lo que cuenta como problema”9

Bobbio, Norberto. Matteucci, Nicola. Diccionario de Política. Siglo veintiuno editores. 3ra.edición en español 1985. Bonet,Anguiló. Jesús, Antoni. El concepto de «poder» en la teoría política contrahegemónica de boaventura de sousa santos: una aproximación analítico-crítica Nómadas. Critical Journal of Social and Juridical Sciences, vol. 24, núm. 4, julio diciembre, 2009. Encontrado en https://www.redalyc.org/pdf/181/18112178004.pdf 7 8


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POLÍTICA “El significado clásico y moderno de política. Derivado del adjetivo de polis (politikós) que significa todo lo que se refiere a la ciudad y en consecuencia ciudadano, civil, público, y también sociable y social…”10 “La política es una actividad orientada en forma ideológica a la toma de decisiones de un grupo para alcanzar ciertos objetivos. También puede definirse como una manera de ejercer el poder con la intención de resolver o minimizar el choque entre los intereses encontrados que se producen dentro de una sociedad. La utilización del término ganó popularidad en el siglo V A.C., cuando Aristóteles desarrolló su obra titulada justamente “Política”.11

Murguialday Martínez, Clara. Empoderamiento de las mujeres: conceptualización y estrategias.2006. Bobbio, Norberto. Matteucci, Nicola. Diccionario de Política. Siglo veintiuno editores. 3ra.edición en español 1985 11 https://definicion.de/politica/ 9

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Lecturas Opcionales


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EXTRACTO DEL PROYECTO DE INVESTIGACIÓN “CONSTRUCCIÓN DEL SUJETO POLÍTICO FEMINISTA” Paula Irene del Cid Vargas12 La filósofa Isabel Rauber plantea que después de la perplejidad que causó la entrada del neoliberalismo globalizador, actualmente se vive una época de “ampliadas y crecientes resistencias sociales a la implantación de dicho modelo”, esta realidad impone entre otras acciones reconocer la vigencia de la discusión en torno a los sujetos de las transformaciones, es decir, quienes son aquellos actores que tienen el potencial de cambio, que implica también la reconceptualizar del término.13 Enrique Dussel (1999) filósofo latinoamericano de la liberación, caracteriza y contextualiza el proceso de constituirse en sujeto. Plantea que el sujeto es primordialmente corporalidad viviente, necesita comer, beber, vestirse, reproducir su vida, desde su perspectiva afirma la vida como un criterio ético, para el autor el sujeto es libertad y autonomía: libre para tomar sus decisiones, puede ser quien es negado por el sistema por su lógica funcional, quien protesta o el crítico al sistema.14 Autores como Touraine y Hinkelammert (1999), refieren que en el contexto de la globalización al sujeto se le impone una reducción que lo aplasta.15 Siguiendo a Dussel, el sujeto de este sistema es propietario, comprador, actúa por referencias, calcula, cuantifica todo y consume. En nuestro contexto no se dan las condiciones para decidir, ni se participa en el pacto que estructura el entorno. Para reproducir su vida y poder ser parte de la toma de decisiones, el sujeto debe cumplir con ciertas funciones, es decir, el sistema funcionaliza a las personas, por lo tanto frente a esta reducción se debe reinterpretar al sujeto recualificándolo a todo nivel. Agrega, la razón crítica descubre y analiza los efectos negativos que el proceso funcional produce ciegamente. Ante un efecto negativo no intencional, la regulación del sistema no tiene manera de actuar y ahí surge una teoría crítica, un pensamiento de liberación. La negación que vive el sujeto (trabajo alienado y mediación del capital) es el punto de partida para la interpelación (el grito y la crítica). El sujeto siempre está situado dentro de un sistema, pero será el grado de conciencia de su lugar en el sistema lo que lo potencializa como un sujeto crítico del mismo. El sujeto que se afirma en su corporalidad, que no puede reproducir su vida y que ha sido excluido del consenso, construye una comunidad o se vincula a ella; se construye un consenso crítico entre quienes sufren esa reducción; finalmente el sujeto deviene en actor ejecutivo de una acción transformativa. Constituido en movimiento se repolitiza al sujeto, se hace miembro de la Del Cid Vargas, Paula Irene. Extracto del Proyecto de Investigación para optar a la Maestría en Psicología Social y Violencia Política “Construcción del sujeto político feminista. Reflexiones de feministas sobre el abordaje de la erradicación de la violencia contra las mujeres en su agenda política. Guatemala 2000 – 2008. 13 Rauber, Isabel. Los Dilemas del sujeto. Movimiento social y organización política en América Latina. Lógicas en conflicto. Reflexiones acerca del sujeto sociopolítico de la transformación social latinoamericana en el siglo XXI. Cuba, 2003 www.nodo50. org/cubasigloXXI/.../ponencias.htm, 9-10. 14 Departamento Ecuménico de Investigaciones (DEI) La problemática del sujeto en el contexto de la globalización. Síntesis del Encuentro de Cientistas Sociales, Teólogos y Teólogas, realizado en el DEI, San José, Costa Rica, 6 al 9 de diciembre de 1999. 15 Ibid. 12


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realidad política, al constituirse en movimiento irrumpe en la historia, y es en ese momento cuando el sistema responde reprimiendo o eliminándolo. También se da la lucha política por el reconocimiento. El consumidor deviene ciudadano de una comunidad política, un movimiento feminista, ecologista, obrero o sindical. Es la suma de la inconformidad con la funcionalidad establecida, una comprensión alternativa a la realidad social impuesta, más un proyecto alternativo lo que hace al sujeto. En esta línea de pensamiento Hinkelammert plantea que descubrirse como sujeto es superar la fragmentación que se sufre a partir de lo diverso y múltiple, implica constituirse en sujeto a partir de las especificidades. Frente a un sistema que opera como conjunto, como representante del conjunto humanidad, los colectivos aparecen a partir de su especificidad en la cual el sujeto se descubre conjunto de humanidad y naturaleza frente al sistema. Desde el sujeto, la igualdad es reconocer la diferencia del otro como válida y como mutuamente enriquecedora. Cada quien tiene un grito, las diferenciaciones se dan en sistemas distintos que epistemológicamente exigen otros horizontes categoriales, cada rostro plantea problemas distintos.16 Para Isabel Rauber el sujeto se autoconstituye en el proceso mismo de la transformación social, cuyo primer paso es disponerse a emprenderla, para autoconstruirse desarrolla una conciencia concreta de la necesidad de cambiar, se dispone, es decir coloca su fuerza su voluntad para el cambio, finalmente también implica la capacidad para construir esos cambios. Cuando se cobra conciencia, se resiste a esa destructividad que se le impone y se opone a la inercia del sistema, se desarrolla el sujeto, quien además de tomar conciencia de su posición en la estructura social, internaliza esa situación objetiva y manifiesta un interés objetivo y subjetivo en cambiar a su favor. Cinco elementos parecieran constituir el proceso de constitución en sujeto político, 1. conciencia crítica de la función que asigna el sistema, 2. 2. una voluntad de cambio y asumirse parte de un colectivo que comparte dicha voluntad de cambio, 3. la capacidad para reinterpretar y resignificar dicha realidad, 4. la formulación de un proyecto, y 5. la acción social con la intencionalidad de transformar dicha 6. realidad.

EL SUJETO DEL FEMINISMO Amorós (1997: 25) plantea que el referente básico del feminismo es la constitución del sujeto de la modernidad, dotado de un conjunto de características que devinieron excluyentes de las mujeres: individuación, autonomía, capacidad crítica, reflexividad, participación en el espacio público, poder. Estos atributos son intrínsecos al tipo de Rauber, Isabel. Los Dilemas del sujeto. Movimiento social y organización política en América Latina. Lógicas en conflicto. Reflexiones acerca del sujeto sociopolítico de la transformación social latinoamericana en el siglo XXI. Cuba, 2003 www.nodo50. org/cubasigloXXI/.../ponencias.htm, 9-10. 16


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sociedad al que aspira la modernidad: democrática y humanista. Sin embargo, a la par de estos postulados de apariencia universal se colocó a las mujeres como no sujetos, al no permitírseles desplegar cada una de esas capacidades. El resultado ha sido la emergencia del feminismo como una elaboración filosófica y política que exhibe la falacia intrínseca a ese ideal de sujeto, oponiéndole su radicalización y la ampliación de la gama de sujetos posibles: “... el feminismo apuesta por una sociedad de sujetos...”. En otras palabras, el feminismo no se inclina por la desaparición o la anulación del sujeto en sí, sino del sujeto patriarcal que niega la existencia de cualquier otro sujeto. Para realizar esa aspiración, el feminismo ha conformado a su propio sujeto: las mujeres, en particular, las mujeres feministas, quienes han debido constituirse a sí mismas para contribuir a la emergencia de todas las otras.18

CONCIENCIA CRÍTICA Para Celia Amorós (1997), el sujeto es “alguien que pueda interrumpir reflexivamente la cadena del significado constituida tomando distancia crítica y ‘alterándola creativamente’” y objetivar “las figuras de la heteronomía’ y dar pasos en dirección a la autonomía”, dicho sujeto desarrolla una conciencia particular. “..., fenomenológicamente, podríamos caracterizar la conciencia feminista como una peculiar forma de existencia reflexiva del ser mujer (es decir, del ser efecto de una ‘heterodesignación’ y de la asunción del discurso del otro como un discurso constitutivo del género, o sea, de las implicaciones culturales normativas de la pertenencia al sexo biológico femenino). Esta existencia reflexiva del ser-mujer se caracteriza por una permanente re-interpretación, una re-significación bajo el signo de lo problemático, la impugnación, la transgresión, el desmarque, la renormativización siempre tentativa...”19

REINTERPRETAR Y RESIGNIFICAR LA REALIDAD Amorós (2008) citando a Laraña, refiere que los movimientos sociales se pueden considerar como “laboratorios culturales” en los que se lleva a cabo una “resignificación de la realidad social” así como una puesta en cuestión de aspectos de la misma que hasta entonces habían sido considerados como normativos. Por ejemplo cuando desde la propuesta feminista se habla de terrorismo patriarcal, violencia sexista o violencia de género a lo que eufemísticamente se le denomina violencia doméstica o crimen pasional, lo que se pone en acción es un proceso de reflexión-acción, en el que se pasa de la conceptualización a la politización.20 Nuevos conceptos, constituidos en categorías analíticas, generados a partir de una mirada crítica de la realidad, permiten trascender la mirada anecdótica de la realidad, elevarla al de categoría y desde ahí sacar a luz una realidad que se debate en lo público. Así refiere Amorós, la conceptualización desde el feminismo constituye un acto de politización. La teoría feminista por lo tanto se define como una teoría crítica porque su intencionalidad de “hacer ver” es inseparable de un proceso en el que se irracionaliza, en el que se interpela algo por inmoral, en este caso inmoral porque se lo percibe como inscrito en un continuum de dominación, “en el conjunto de manifestaciones y expresiones de un sistema que reproduce la hegemonía Amorós, Celia Tiempos de feminismo. 1997: 359 Amorós, Celia Mujeres e imaginarios de la globalización. Reflexiones para una agenda teórica global del feminismo.Argentina: Homo Sapiens Ediciones, 2008: 115-117. 20 Amorós, Tiempos de feminismo, 23. 18 19


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de los varones sobre las mujeres de forma ilegítima, es decir sin título alguno convalidado.” Para Amorós, “irracionalizar, inmoralizar y deslegitimar el sistema de dominación masculina es politizar.”21

IDENTIDAD, COLECTIVIDAD Y CAPACIDAD TRANSFORMATIVA Rosa Cobo (2002), socióloga del feminismo de tradición igualitaria, sostiene que “no es posible ampliar la democracia y la ciudadanía para las mujeres si éstas no se construyen como un actor social con capacidad de intervención social y negociación política”. Plantea que la construcción de una identidad feminista es una condición de posibilidad para que las mujeres se constituyan en sujetos y para articular colectivamente la lucha política. Esta identidad debe ser crítica reflexiva respecto a la identidad femenina impuesta por el patriarcado. Considera que el fundamento para la construcción de una identidad feminista es que todas las mujeres comparten inicialmente una situación de discriminación. En ese sentido se plantea que la identidad debe ser entendida instrumentalmente como el fundamento de lucha contra la opresión, pero nunca como el enquistamiento en la diferencia o la exaltación de la esencia. Desde esta corriente teórica política del feminismo, la identidad colectiva, es una condición básica para construir movimiento social, combatir la infrarrepresentación política y económica, y para construir un discurso ideológico con posibilidades de ganar hegemonía política. La afirmación de la identidad colectiva es un paso necesario en la constitución de las mujeres como sujetos individuales. Cobo cita a Amelia Valcárcel, quien explica que la construcción de la individualidad requiere de la formación de un “nosotras”. Se requiere que cada una se sienta como una individua con sujeto de derechos y al mismo tiempo ese proceso sólo se puede lograr en un contexto colectivo. Explica, primero se necesita de una identidad política que busca la emancipación, la liberación de la identidad asignada por el patriarcado y después se debe negar esa identidad política basada en la opresión para construir una basada en el proyecto político que se desea construir.

EL PROYECTO EMANCIPATORIO El proyecto emancipatorio del feminismo supone ubicar a las mujeres en la tesitura de su constitución como sujetos que recogen las características que les han sido negadas y, simultáneamente, se re-hacen a sí mismas. Entonces un sujeto político de liberación es su identidad, más su proyecto. Para el feminismo de la igualdad, el proyecto político es el fin de la subordinación y la exclusión, así como la desactivación de las identidades designadas por el patriarcado y propone que puede haber tantas individualidades como mujeres existen. 22 Amorós, Celia Mujeres e imaginarios de la globalización. Reflexiones para una agenda teórica global del feminismo. Argentina: Homo Sapiens Ediciones, 2008: 115-117. 22 11 Cobo B. Rosa. 2002. Democracia paritaria y sujeto político feminista en Anales de la Cátedra Francisco Suárez, ISSN 00087750, Nº 36, http://dialnet.unirioja.es/servlet/autor?codigo=26481 21


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Este proyecto pretende la transformación radical designificaciones culturalmente implantadas como las adheridas a las posiciones sociales respectivas a los genéricos masculino y femenino. 23

23

Amorós, Tiempos de feminismo, 23.



Módulo IV Poder Organizativo “Construcción de movimiento”


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AGRADÉCELO A UNA FEMINISTA Si eres mujer y… 1. Puedes votar, agradéceselo a una feminista. 2. Recibes igual salario al de un hombre por hacer el mismo trabajo, agradéceselo a una feminista. 3. Fuiste a la Universidad en lugar de dejar los estudios después del Bachillerato para que tus hermanos pudieran estudiar pues “tú de todos modos simplemente vas a casarte”, agradéceselo a una feminista. 4. Puedes solicitar cualquier empleo, no sólo un “trabajo para mujeres”, agradéceselo a una feminista. 5. Puedes recibir y brindar información sobre control de la fertilidad sin ir a la cárcel por ello, agradéceselo a una feminista. 6. Eres médica, abogada, pastora, jueza o legisladora, agradéceselo a una feminista. 7. Practicas un deporte profesional, agradéceselo a una feminista. 8. Puedes usar pantalones sin ser excomulgada de tu iglesia o sacada del pueblo, agradéceselo a una feminista. 9. A tu jefe le está prohibido presionarte a que te acuestes con él, agradéceselo a una feminista. 10. Eres violada pero el juicio no se trata sobre el largo de tu vestido o tus novios anteriores, agradéceselo a una feminista. 11. Inicias negocio y puedes obtener un préstamo usando sólo tu nombre y tus antecedentes de crédito, agradéceselo a una feminista. 12. Estás bajo juicio y se te permite testificar en tu propia defensa, agradéceselo a una feminista. 13. Posees propiedad que es únicamente tuya, agradéceselo a una feminista. 14. Tienes derecho a tu propio salario aún si estás casada o hay un hombre en tu familia, agradéceselo a una feminista. 15. Obtienes la custodia de tus hijas e hijos tras un divorcio o una separación, agradéceselo a una feminista. 16. Tienes voz en cómo criar y cuidar a tus hijas e hijos en lugar de que los controle completamente tu esposo o su padre, agradéceselo a una feminista. 17. Tu marido te golpea y esto es ilegal y la policía lo detiene en vez de sermonearte sobre cómo ser una mejor esposa, agradéceselo a una feminista.


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18. Se te otorga un título después de ir a la Universidad, en lugar de un mero certificado de haber completado los estudios, agradéceselo a una feminista. 19. Puedes amamantar a tu bebé, eso sí, todavía discretamente, en un lugar público y no ser arrestada por ello, agradéceselo a una feminista. 20. casas y tus derechos humanos civiles no desaparecen dentro de los derechos de tu esposo, agradéceselo a una feminista. 21. Tienes el derecho a rehusar tener relaciones sexuales con tu esposo, agradéceselo a una feminista. 22. Tenés derecho a que tus registros médicos confidenciales no sean divulgados a los hombres de tu familia, agradéceselo a una feminista. 23. Tienes derecho a leer los libros que desees, agradéceselo a una feminista. 24. Puedes escoger ser madre o no cuando tú quieras y no según los dictados de un esposo o un violador, agradéceselo a una feminista. 25. Puedes esperar vivir hasta los 80 años en vez de morir entre los 20 y 30 a causa de embarazos ilimitados, agradéceselo a una feminista. 26. Puedes verte como una humana adulta plena, y no como una menor de edad que necesita ser controlada por un hombre, agradéceselo a una feminista.


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OBJETIVOS DEL MÓDULO IV: 1. Identificar a las mujeres que nos inspiran, nos dan fuerza y nos enseñan con su ejemplo de lucha por la vida, la tierra y el territorio cuerpo. 2. Reconocer la presencia y el legado de las mujeres en las luchas sociales y territoriales. 3. Qué las participantes conozcan sobre el feminismo y sus distintas corrientes. 4. Reflexionar sobre el liderazgo feminista


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PRIMERA UNIDAD: ¿QUÉ ES EL FEMINISMO? En este módulo sobre el “Poder organizativo: Construcción de movimiento” vamos a explorar los significados del feminismo, sus diferentes corrientes y propuestas, los liderazgos de mujeres que inspiran a las participantes y los atributos que fortalecen los procesos organizativos, finalmente se propone la construcción conjunta de la definición del liderazgo feminista.

ACTIVIDAD 1: ¿QUÉ ES EL FEMINISMO?1 Paso 1. Cada participante, escribe la primera palabra que viene a su mente cuando escucha la palabra “feminismo”. ___________________________________ Paso 2. Escriben palabras que han escuchado a otras personas cuando cuándo hablan del feminismo.

Paso 3. En plenaria, cada una comparte las palabras que escribió y responde a la pregunta • ¿Cómo les hacen sentir estas palabras? Paso 4. En grupos las participantes reflexionan a partir de las siguientes preguntas generadoras: • ¿Por qué nos sentimos así? • ¿Por qué creen que hay tantas palabras negativas asociadas con el feminismo y las feministas? Paso 5. El grupo nombra 2-3 cosas que consideran que realmente define al feminismo • ¿Qué les gustaría incluir en una definición del feminismo? 1

Ejercicio adaptado de la guía JASS. WE RISE. Feminismos. Diferentes significados.


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• ¿Qué partes de estas definiciones resuenan con ustedes? • ¿Qué más quieren incorporar en su definición? ¿Qué podrían querer dejar de lado?

Material de Apoyo: Diferentes Definiciones2 El feminismo es la creencia de que hombres y mujeres deben tener igualdad de derechos y oportunidades; actividades organizadas en apoyo a los derechos e intereses de las mujeres. – Diccionario Merriam-Webster. El feminismo es una colección de movimientos e ideologías dirigidas a definir, establecer y defender los derechos políticos, económicos y sociales iguales para las mujeres. - Wikipedia. El feminismo es “un movimiento político socialista anti-familiar que promueve a las mujeres a dejar a sus maridos, matar a sus hijos, practicar brujería, destruir el capitalismo y convertirse en lesbianas”. - Pat Robertson, tele evangelista cristiano conservador. El feminismo es una propuesta política centrada en la erradicación de todas las desigualdades entre hombres y mujeres, y en la defensa de los derechos de todas las personas que han sido marginadas, mujeres, hombres, niñas y niños. – JASS Seminario de la Escuela de Alquimia Feminista de JASS, octubre de 2013, Nicaragua.

ACTIVIDAD 2: LOS FEMINISMOS Paso 1. Las participantes ven y escuchan los videos y el podcast: • ¿Cuándo y dónde surgió la palabra feminismo? Las Igualadas3 • Primer capítulo de podcast de la Escuela Comunitaria 2020 “Corrientes feministas”

2 3

Tomado textualmente de JASS. WE RISE. Feminismos. Diferentes significados. https://werise-toolkit.org/en/toolkit https://www.youtube.com/watch?v=MlojugNJajA


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Paso 2. Reflexionamos en plenaria a torno a las siguientes preguntas: • ¿Qué encuentran más liberador o útil de las ideas del feminismo?

• ¿Qué sienten como retos o amenazas y por qué?

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SEGUNDA UNIDAD: LIDERAZGO DE LAS MUJERES EN LAS LUCHAS SOCIALES Y TERRITORIALES En esta unidad invitamos a las participantes a reconocer y honrar a las mujeres que han sido referentes en sus vidas y sus procesos organizativos, reflexionar sobre los aprendizajes que tenemos de sus liderazgos y a colocarse a sí misma en la historia de las luchas por la defensa del territorio y los derechos de las mujeres.

ACTIVIDAD 1: ÁRBOL DE MUJERES LUCHADORAS Paso 1. Las participantes escuchan el audio del ejercicio. Audio: “Nos colocamos de pie o sentadas con los brazos cayendo al lado de nuestro cuerpo o con las manos descansando sobre el regazo y los ojos cerrados. Respiramos profundamente, despacio, sentimos nuestros pies apoyados completamente sobre la tierra, nuestro peso está bien balanceado. Sentimos como la energía de la tierra sube de nuestros pies hacia la cabeza, imaginamos que de nuestros pies salen raíces fuertes que se hunden profundamente en la tierra. Nuestras raíces se conectan con el árbol. Nos quedamos quietas un momento sintiendo la energía que fluye en nuestro cuerpo. Respiramos suavemente, poco a poco traemos a nuestra mente los rostros de mujeres que admiramos, mujeres luchadoras que con su fuerza, sus saberes, palabras y acciones nos inspiran, mujeres que hemos conocido a lo largo de la vida, mujeres mayores o jóvenes, cercanas o de países lejanos, mujeres que aún viven o ya no, esas mujeres que influyeron en su manera de pensar y sentir las injusticias. De todas esas mujeres en las que hemos pensado, elegimos a una, sobre ella vamos a hablar o escribir para compartir su historia y su legado. Imaginamos que esa mujer está con nosotras, ella también es árbol y es raíz. Respiramos profundamente y damos las gracias a todas las mujeres en las que pensamos. Nos despedimos del árbol y poco a poco abrimos los ojos y buscamos un lugar cómodo en el que podamos escribir, hacer un audio o video. Paso 2. Cada participante cuenta una breve historia de esa mujer que nos inspira. Puede escribir, grabar un audio o solo contarlo a sus compañeras en el trabajo de grupos. PREGUNTAS GENERADORAS PARA LA REFLEXIÓN: • ¿Quién es ella? ¿De dónde es? • ¿Es o fue parte de alguna organización? ¿Cuál es su lucha? • ¿Por qué es importante para usted?


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• ¿De qué manera aportó a la defensa de los derechos de las mujeres y las comunidades?

Paso 3. En grupos las participantes comparten lo que escribieron y responden a las siguientes preguntas: 1. Qué territorios y derechos defienden estas mujeres?


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2. ¿Qué aportes hacen las mujeres a esas luchas?

3. ¿Qué características, habilidades y cualidades tienen sus liderazgos?

Paso 4. En la página en blanco que encontrarán a continuación van a dibujar un árbol, colocando en las raíces los nombres de las mujeres que las inspiran, en el tronco las luchas o derechos que defienden, en las ramas los nombres de las participantes, en los frutos las conquistas, triunfos o aprendizajes. Paso 5. Presentan el árbol en plenaria.


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Ejemplo:

Ramas: escriben los nombres de las participantes del grupo.

Hojas: escriben las conquistas, triunfos, aprendizajes.

Tronco: escriben las luchas o derechos que estas mujeres defienden.

Raíces: escriben los nombre de las mujeres que nos inspiran


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ACTIVIDADES PARA REALIZAR FUERA DE LA SESIÓN Paso 1. Ver el video “Especial: territorio, cuerpo, tierra” de Lorena Cabnal4 Paso 2. Comente que fue lo que llamó su atención del video anterior y cómo define usted el feminismo comunitario.

Paso 1. Ver el Video de Melisa Cardosa, hondureña y feminista autónoma. Paso 2. Comente que fue lo que llamó su atención del video anterior sobre el feminismo en Honduras

4

https://www.youtube.com/watch?v=6uUI-xWdSAk


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TERCERA UNIDAD: LIDERAZGO FEMINISTA En esta unidad, se propone a las participantes una reflexión sobre los liderazgos de las mujeres y cómo estos aportan al fortalecimiento de las organizaciones y las luchas que estas impulsan por la defensa del territorio y los derechos de las mujeres. Así cómo reflexionar sobre el liderazgo feminista.

ACTIVIDAD 1: ¿QUÉ ES EL LIDERAZGO? En grupos, las participantes realizan las siguientes actividades: Paso 1. Vuelven a leer las respuestas de los grupos a las preguntas generadoras del ejercicio “Árbol de mujeres luchadoras” y tomando en consideración todas las reflexiones y las características de los liderazgos de las mujeres, el grupo discute y contesta las siguientes preguntas generadoras: • En sus propias palabras ¿Qué es el liderazgo? • ¿Cómo aportan las características, habilidades y cualidades de las mujeres que nos inspiran para construir y fortalecer sus organizaciones y movimientos? Paso 2. Presentan sus reflexiones en plenaria

ACTIVIDAD 2: ¿QUÉ ES EL LIDERAZGO FEMINISTA? Paso 1. En grupos, las participantes leen las definiciones sobre liderazgo feminista que se presentan a continuación, cada grupo tienen una definición asignada. Paso 2. Anotan o subrayan las palabras claves que definen el liderazgo feminista. Paso 3. Reflexionan, discuten y contestan a las siguientes preguntas: • • • • •

¿Qué tiene en común esta definición con la definición de liderazgo que construimos anteriormente? ¿Qué tienen de diferente? ¿Qué podemos incluir, modificar o cambiar para enriquecer nuestra definición de liderazgo? ¿Qué significa tener un liderazgo feminista? ¿Qué características me gustaría trabajar para fortalecer mi propio liderazgo?


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ACTIVIDAD 3: PRÁCTICAS ORGANIZATIVAS QUE NOS FORTALECEN Paso 1. Cada grupo de trabajo tomará de ejemplo la organización de los foros virtuales para reflexionar a partir de las siguientes preguntas: 1. ¿Cómo se organizaron para realizar la actividad? 2. ¿Qué dificultades encontraron? 3. ¿Cómo tomaron las decisiones? 4. Mencionen las fortalezas que tenía el grupo 5. A partir de esta pequeña experiencia, mencionen algunas prácticas organizativas que nos fortalecen y nos ayudan a lograr los objetivos colectivos.

ACTIVIDADES PARA REALIZAR DESPUÉS DE LA SESIÓN ACTIVIDAD 2: Lea el fragmento del libro “A nuestra amigas, sobre la amistad política entre mujeres”. – Edda Gaviola ACTIVIDAD 3: Vea el video “Feminismo”: la historia y sus demandas en el pasado y en la actualidad Estamos Acá5

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https://www.youtube.com/watch?v=nVMBgDjB_1Y


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MATERIAL DE APOYO: LIDERAZGO FEMINISTA PARA LA TRANSFORMACIÓN SOCIAL SRILATHA BATLIWALA (2008)6 DEFINICIONES DE LIDERAZGO FEMINISTA GRUPO 1: El patriarcado, reflejado a través de todas las estructuras e instituciones de nuestro mundo, es un sistema que glorifica la dominación, el control, la violencia, la competitividad y la codicia. Deshumaniza a los hombres tanto como niega a las mujeres su humanidad. Por lo tanto, necesitamos un liderazgo que explore y exponga estos vínculos y desafíe al patriarcado. El único liderazgo que hace esto es el liderazgo feminista. El liderazgo transformacional es un liderazgo preocupado por generar un cambio social; el liderazgo transformacional feminista se preocupa de lograr la justicia de género. Para... el liderazgo transformacional feminista los liderazgos necesitan experimentar un proceso de transformación personal, toma de conciencia e internalización del feminismo... - Peggy Antrobus El liderazgo [feminista] es un proceso mediante el cual las mujeres afirman sus derechos evaluando continuamente las experiencias relevantes, cuestionando sus roles en la sociedad, desafiando las estructuras de poder y catalizando efectivamente el cambio social positivo... - CREA Instituto de Sexualidad y Derechos Humanos, Goa, 2000 5 GRUPO 2: El liderazgo desde el punto de vista feminista está informado por el poder del lente feminista, que le permite a la líder feminista identificar las injusticias y las opresiones, y la inspira a facilitar el desarrollo de comunidades más inclusivas, holísticas. Las lideresas feministas están motivadas por la imparcialidad, la justicia y la equidad, y se esfuerzan por mantener en primer plano las cuestiones de género, raza, clase social, orientación sexual y capacidad. Los elementos particulares de una construcción de liderazgo feminista incluyen poner el foco sobre las preocupaciones de justicia social individuales o a nivel micro, y sociales o a nivel macro, el deseo de llevar las voces marginadas al centro de la conversación y la voluntad de asumir riesgos mientras una se esfuerza por impulsar una agenda transformadora. - Tracy Barton, “Feminist Leadership: Building Nurturing Academic Communities”, en Advancing Women’s Leadership, Periódico Online, Vol.21, Otoño de 2006. El liderazgo [...] feminista es... las mujeres y las organizaciones de mujeres compartiendo el poder, la autoridad y la toma de decisión en nuestra búsqueda común de la igualdad social, legal, política, económica y cultural. - DAWN, Ontario

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Tomado textualmente JASS. WE RAISE. Liderazgo Feminista: definiciones clave. https://werise-toolkit.org/en/toolkit


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GRUPO 3: El liderazgo feminista está orientado a un arreglo diferente del orden humano: redistribución del poder y redistribución de responsabilidades. Lucha contra las desigualdades sociales. Persigue cambiar las estructuras económicas y sociales, empezando por la transformación de las estructuras psíquicas. Unir la libertad personal con la libertad colectiva. Buscar la cooperación en lugar de la competencia... En el liderazgo feminista, la igualdad, la reciprocidad y la ausencia de comportamientos basados en el rol sexual deben ser visibles. El liderazgo feminista debe promover (o incluso rehabilitar) la emocionalidad y los valores de las relaciones. El liderazgo feminista renuncia a la parafernalia externa del poder y su influencia. - ADMIRA, una organización de mujeres de Bosnia y Serbia. http://www.zenska-mreza.hr/ prirucnik/en/en_read_management_leadership_8.htm, consultado el 10 de octubre de 2008. Necesitamos… una nueva visión, una nueva definición de poder y liderazgo. Debemos alejarnos del viejo modelo e ir hacia uno de cooperación creativa en nuestro planeta pequeño y amenazado. El mundo necesita que las mujeres imaginen, definan y nos conduzcan hacia una cultura sana y sostenible. Una cultura del alma. Una cultura que valora más la vida que la guerra. A las personas más que a las ganancias. Y a la esperanza más que a la desesperanza. - Johnnetta Cole Académica afroamericana GRUPO 4: No estamos interesadas…. en el liderazgo por el liderazgo en sí mismo. Estamos interesadas en orientar los talentos de las mujeres, junto con los de los hombres, a las principales preocupaciones sociales, políticas y económicas. - Mary S. Hartmann [ ] La pregunta no es si debemos tener líderes, sino cómo fortalecer a todas las mujeres como líderes… Es especialmente importante que el liderazgo sea considerado como una forma de administración. - Flora Crater [ ] La sociedad ha tendido a mistificar las habilidades de liderazgo como de alguna manera pertenecientes sólo a unas pocas personas que luego son vistas como mejores que todas las demás. Pero si vemos las habilidades de liderazgo como algo que muchas personas tienen en diversos grados; habilidades que pueden ser construidas, apoyadas y mejoradas porque son necesarias en el mundo, no para hacer que una persona sea superior, entonces podríamos tener una mejor manera de lidiar con el liderazgo…. Hay una diferencia entre el liderazgo femenino y el liderazgo feminista, porque éste tiene un punto de vista político particular. - Charlotte Bunch


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Lecturas Opcionales


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FRAGMENTO DEL LIBRO “A NUESTRAS AMIGAS: SOBRE LA AMISTAD POLÍTICA ENTRE MUJERES.” - EDDA GAVIÓLA MARGARITA LA MAESTRA Y SOCIA: DEL DES-PREJUICIO A LA AMISTAD POLÍTICA Hablar de la Amistad Política, es hablar de un proceso que arranca en el encuentro y en la necesidad urgente de cambiar de signos la vida y la historia, pasando por la construcción respetuosa de confianzas y querencias mutuas que se van perfilando en el camino del descubrimiento de la otra, de una misma y de una genealogía de mujeres. Un elemento central en la construcción de la amistad política, es el despojo de la animadversión a la otra, de las envidias y de las rivalidades, y el mantener presente que es necesario trabajarlas, desmenuzarlas y estar atentas, para que no vuelvan a aparecer como parte del mandato histórico de la enemistad entre mujeres y la misoginia internalizada. La mitología creada, a partir de la feminidad-masculinista7, nos convoca a las mujeres a utilizar, supuestamente a nuestro favor, una construcción plagada de falsedades sobre lo que debemos hacer y cómo debemos actuar: las “buenitas”, las “suaves y tiernas”, las que deben pasar “inadvertidas”, las que “mientras menos se oigan es mejor”; las que ojalá “no brillen con luz propia” y por supuesto, las que no tengan “una cabeza que piensa”. Como parte de la misoginia internalizada, las mujeres medimos a la otra con el rasero que nos impone el patriarcado. En este constructo, las mujeres tendemos a rechazar, devaluar, negar u odiar a la que habla fuerte, a la que tiene ideas propias, a la que discute con pasión y sin concesiones, a la que cuestiona y vive su vida con independencia y autonomía atreviéndose a ser, pensar y actuar, fuera de los códigos de la feminidad impuesta. Hoy, casi terminada esta escritura, veo mujeres con una infinita incapacidad humana que, siguiendo estos preceptos, no logran ver y mirarse en sus propios dichos, reconocer sus propias envidias y miserias humanas, siguiendo la lógica que nos dice que es más fácil ver la paja en el ojo ajeno, que la viga en el propio. En mi experiencia, hay mujeres que encarnan para las otras, esta mitología masculinista, en Chile y para muchas feministas, Margarita Pisano era la “encarnación del mal” y así tuve mi primer acercamiento con ella, pues como toda “encarnación del mal”, era un personaje que atraía y del cual todo el mundo quería estar cerca, aunque luego se le despellejara viva en los comentarios y descalificaciones por atrás. Así, sin que mediara ningún pretexto, una noche de parranda con un grupo, terminamos tocando el timbre de su casa. Nos abrió, con una amabilidad impresionante y nos invitó a pasar. Recuerdo que esa noche, yo, medio envalentonada, empecé a preguntarle por todo lo que decían de ella. Sin darme cuenta, instalada en el prejuicio, y siguiendo el mandato divino de la feminidad, le estaba pidiendo explicaciones de su vida. Al día siguiente, invadida por la resaca moral, con la firme idea que había transgredido algo elemental, busqué el número de teléfono de Margarita y la llamé para disculparme por mi actuación nocturna. Ese día, nos juntamos nuevamente en su casa e iniciamos un andar juntas por la vida. Todas las relaciones están significadas por el poder y el dominio. Construir respeto y horizontalidad implica un esfuerzo cotidiano de desconstrucción.

Utilizo el concepto de Margarita Pisano en que la feminidad sólo puede entenderse como constructo del patriarcado para el sometimiento de las mujeres. 7


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Esto es fundamentalmente válido en la amistad y en el amor8. De esta manera, con Margarita, la complicidad entre mujeres, la fuimos construyendo en largas caminatas - conversaciones, donde lo íntimo afloraba con todas sus fuerzas. Allí comprendí que no puede haber ningún lugar sagrado, que no se toque, que no se analice desde el más simple “interés humano” y desde la sabiduría acumulada entre mujeres. Desmenuzar la relación con la madre y sus traiciones; analizar las relaciones repetitivas de románticos amorosos transformados en cariños malos; el cuerpo y la sexualidad; la espiritualidad versus la religión, la familia como mandato de la consanguinidad. Nos poníamos de acuerdo para ir al cine y terminábamos aplanando calles, parques y noches. Evoco, como recuerdo atesorado, unas largas caminatas en la playa. En este ejercicio y en esa cotidianeidad se fueron construyendo las confianzas. Aprendimos a leer en esa relación, a comunicarnos y relacionarnos con otras lógicas, aprendimos del saber de la otra y de sus aportes, construimos complicidad con la gran posibilidad de trascender el espacio de lo íntimo, de lo privado para fluir a otras dimensiones humanas.

CONSTRUIR COMPLICIDADES POLÍTICAS Las complicidades políticas son las más difíciles de construir. Soy una convencida que para hacerlo es necesario tener proyectos comunes, pensar juntas y un profundo reconocimiento a la otra, a sus saberes y autorías, para poder lograr el aprendizaje recíproco. Pero también partir de un entramado de ideas comunes, un análisis crítico y compartido de la realidad y de la experiencia histórica de las mujeres, capaces de fluir y trascender en el acto que va de lo personal hasta lo político. La década del 90, estuvo marcada por los procesos de tránsito entre las dictaduras militares y las democracias tuteladas, con una fuerte oleada neoconservadora que terminó por atrapar y destruir la rebeldía e insolencia del movimiento feminista, característica de los 80. En esa intersección nos juntamos a construir una propuesta política pensante de cara a las mujeres; en una actuancia radical frente a un feminismo que negociaba y perdía su capacidad crítica frente al sistema. Ahí fuimos acuerpando, diseñando y aprehendiendo nuevos discursos frente a la realidad, desde los pensamientos propios y en el libre juego de las ideas. Margarita ya diseñaba su propuesta para un cambio civilizatorio, para alcanzar la buena vida y lanzaba su planteamiento para constituir un feminismo radical que le devolviera el carácter pensante y rebelde a las mujeres, base fundamental para la conformación de las Cómplices. Yo buscaba una historia que nos permitiera contar con una genealogía de mujeres y nos sacara del absurdo, instalado en el imaginario social, como política de lo posible. Con Margarita, teníamos en común la necesidad de instalar la propuesta de las Cómplices, a nivel latinoamericano y eso nos llevó a participar activa y creativamente, en el Encuentro realizado en El Salvador, en 1993. Fue un período complejo y muy fructífero, en el ejercicio de nuestra autonomía cómplice. Frente a las modas del fin de la historia, el fin del patriarcado y el fin de las utopías, con sus consecuentes democracias de lo posible y un feminismo cada vez más light. Nosotras fuimos caminando contracorriente de los tiempos, instalábamos dentro del feminismo una idea radicalmente distinta: la necesidad de recuperar nuestros cuerpos, nuestra política, nuestra autonomía desde la capacidad de autonombrarnos y, desde la otra esquina, preámbulo de su propuesta de “mirar desde el Afuera”, para trabajar por un horizonte mayor, la necesidad de un cambio civilizatorio.

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Ver en Julia Quiero que seas Feliz, los personajes que acompañan a la parejil-pareja. Pág. 175, Segunda Edición.2012


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Fueron años de una actividad incesante entre ideas, escritos, encuentros, foros y seminarios. Donde un hito mayúsculo fue la organización del VII Encuentro Feminista de Latinoamérica y el Caribe, en Chile, desde la más plena autonomía y, establecer la idea de los distintos feminismos con sus demarcaciones, con nombres y apellidos, sin amebas ni exaltación de una supuesta diversidad, que invisibiliza a quienes tienen un pensamiento radical, en abierta oposición a un feminismo hegemónico, cada vez más institucionalizado, cooptado por el sistema y que abandonaba la rebeldía histórica de las mujeres9. En todo este proceso, la Amistad Política creció, se volvió complicidad profunda. Construimos relaciones transparentes y honestas, pensamos juntas, aprendimos a acuerpar las ideas de la otra sin perder la capacidad del pensar propio. Aprendimos a estar expresadas, sin dejarnos subsumir en el actuar de la otra; hicimos ejercicios de actuancias políticas que influyeron fuertemente en otros entornos. Nos opusimos a las operaciones de desmontaje de nuestras radicalidades. Y nos divertimos. Tuvimos la capacidad de sortear las envidias y las rivalidades, disfrazadas de poderes miserables que buscaron minar nuestra relación, en distintos momentos, buscando explotar una competencia inexistente entre nosotras. Recuerdo a varias que me plantearon que yo presentara ponencia en el Encuentro de Cartagena, porque mi liderazgo “era mejor” que el de Margarita, o algo así. Con planteamientos de esa naturaleza, se desvirtúan las relaciones entre mujeres, se descalifica de manera espuria a la otra y, por sobre todo, se desconocen los aportes teóricos y prácticos de las Mujeres. Una forma utilizada intencionalmente, para ir borrando el pensamiento radical de Margarita que tanto les ha molestado. A mediados del año 1997 y a los 36 años, tomé la decisión de cambiar de país. En el centro de América... el lugar de los árboles me esperaba: un poco refugio, un poco distancia, una necesidad de respirar otros aires distintos al del Chile asfixiante. Volvía 14 años después a Centroamérica, región que estaba instalada en mi cuerpo desde hacía mucho tiempo10. Mientras avanzaba la seudo democracia en Chile, los espacios se cerraban y una fuerte sensación de ir cuesta arriba me quitaba esperanzas y deseos de vida. Tiempo después descubrí que salir del país me dio oxígeno para continuar. Sé que Margarita lo resintió, lo conversamos muchas veces a través de los años. Pero sé también que nuestra amistad se siguió fortaleciendo, en la crítica y en el cariño. Porque la Amistad Política hay que alimentarla y, con una propuesta como la de Margarita Pisano, hay que acuerparla y compartirla. Cada Encuentro, fue un encuentro cercano y nuestro, como lo dijo hace poco en una entrevista conjunta11, era mirarnos los ojos y saber que seguíamos en la misma, a pesar de las distancias. En el año 98, nos encontramos en Bolivia, para participar en el famoso Encuentro del feminismo autónomo de Sorata. Nos instalamos como Autonomía Cómplice y tuvimos que soportar el acoso de Mujeres Creando quienes disfrazaron nuevas formas de institucionalidad bajo el pretexto de la autonomía, de las “buenitas”; del “corazón chorreante de amor”, en un ejercicio de poder horrible, terminaron por sepultar al feminismo autónomo, nacido en Cartagena dos años antes12. Estos hechos están ampliamente recogidos en la Biografía Política de Margarita Pisano “Una Historia Fuera de la Historia” Pisano y Franulic, 2009, para quien requiera profundizar en su análisis. 10 Aquí debo decir que a mis veintidós años, tuve una relación increíble con un guatemalteco de 80, exiliado desde 1954 en Chile. Roberto Alvarado y su esposa Aída, me introdujeron por los laberintos de Guatemala, en su pequeña casa, que en forma de Volcán, recibía a sus visitas con frijolitos volteados y crema. 11 Programa Las malas Lenguas, Concepción, Chile abril 2015. 12 El que se había gestado a partir de la propuesta del feminismo cómplice 9


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Allí, además, el discurso de las jóvenes frente a las viejas, hacía tambalear cualquier formulación feminista con genealogía de mujeres. Debo reconocer que el trauma de la esquizofrenia vivida en Sorata, a manos de las creando y de muchas chilenas, me duró un año completo. El año 2001, junto a Carolina Cabarrús, gestionamos la venida de Margarita a Guatemala, con la complicidad de otras mujeres. En el marco del Primer Encuentro Mesoamericano de Género, Margarita fue invitada como ponente Magistral. Allí, además, construimos una Mesa/Dialogo que se llamaba: ¿El Género una manera de despolitizar el feminismo? Recuerdo esa sala a tope de mujeres de toda la región; acostumbradas a hablar de género, les removió una postura distinta: “La propuesta civilizatoria masculinista está agotada. Ni dentro de los partidos políticos, ni en las iglesias, ni en la academia avanzaremos. Necesitamos un movimiento feminista que proporcione otra lectura, que construya otra historia desde nuestras fantasías, desde nuestra realidad y no desde la realidad de los varones. Los conocimientos que generamos las mujeres sin la referencia política de un movimiento feminista crítico, potente, actuante, terminan siendo absorbidos por el conocimiento masculinista”13. Tanto en este como en el posterior viaje, queríamos que las mujeres conocieran el pensamiento de Margarita Pisano y que ella tuviera la posibilidad de acercarse a la realidad y al conocimiento de las mujeres mayas. En Guatemala, todos los espacios formativos estaban monopolizados por el feminismo institucional de la igualdad (España y México como referentes). De este hecho, para nosotras era urgente que las mujeres conocieran otro tipo de propuestas trasgresoras, como una manera de recuperar la rebeldía. El año 2002, nos encontramos en México y Costa Rica. En México en la celebración de los 20 años del Programa Universitario de Género -PUEG UNAM-, invitación que se gestó en Guatemala. Para nuestra sorpresa, en ese evento, se reconoció públicamente la importancia del Feminismo Cómplice en América Latina. Meses más tarde, nos reencontramos en el X Encuentro feminista de Latinoamérica y el Caribe en Costa Rica. Para mí, este encuentro fue el último intento de participar en este tipo de espacios cooptado por el feminismo hegemónico e institucional. Cabe mencionar que la década de los 90 además de su oleada neo conservadora, significó pérdidas profundas para la construcción movimientista y de grupalidades. El neoliberalismo se las había arreglado muy bien para asentar el individualismo a ultranza. En este contexto, sigo valorizando profundamente la amistad construida. Cada viaje a Chile, al menos cada año o año y medio, era un nuevo motivo de encuentro, largas conversaciones, paseos, ir o acompañarnos a hacer compras, eran momentos que hacían una cotidianidad de calidad en la amistad. Comentar lo que estaba escribiendo, hablar con las mujeres jóvenes que se iban incorporando a su entorno, indudablemente, me alimentaban teóricamente y me colocaban un cable con Chile y, otro, más enraizado, me daba nuevas pistas sobre su propuesta de cambio civilizatorio. En todos estos años, no hubo ningún trabajo, ninguna ponencia o presentación y ninguna escuela formativa organizada por mí, en la que Margarita Pisano no estuviera presente, en las lecturas y en las reflexiones. La razón es muy simple, creo que el pensamiento de Margarita Pisano, además de ser un análisis y diagnóstico descarnado y profundo sobre la crisis ética de la humanidad, no permite fragmentaciones ni negociaciones para las mujeres y, a su vez, concita las rebeldías, las rabias más profundas de nuestras negaciones históricas. Apela, profundamente a desnudarnos 13

Memoria del primer Encuentro Mesoamericano de Estudios de Género, FLACSO Guatemala, 2001.


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y rearmarnos en la construcción de otros futuros, sacando el engaño y la autocomplacencia, de nuestras vidas. Recuerdo un día que me dijo “...y hasta cuando vas a seguir siendo la teresita de Calcuta”- así directa y confrontativa como siempre-, preocupada por los momentos difíciles que atravesé en Guatemala. Nos reímos, ella lo decía muy serio. Pero creo que comprendió que mi compromiso por llevar a la justicia el Genocidio y la Violencia Sexual en contra del Pueblo Maya, también era muy serio y parte sustancial de mi propuesta feminista. Este compromiso con Guatemala ha tenido raíces profundas, con las personas que lo vivieron y sufrieron, con la memoria histórica y un deseo de aportar a desconstruir el racismo institucional, la opresión y violencia en contra de las mujeres que campea en el país En estos años se formó el Movimiento de Mujeres Rebeldes del Afuera. Recuerdo una conversación en que nos definía su propuesta de un colectivo de mujeres pensantes, delimitado y en el que para entrar “se debía tocar el timbre”. Muchas de ellas participantes asiduas de los Lunes Abiertos14, en los que Margarita presentaba su propuesta para las mujeres. Hicimos chistes, durante horas, a costa de su imagen, yo le dije que hacía años que había tocado el timbre y que no volvería a hacerlo. Las Mujeres Rebeldes del Afuera, fue la materialización de su propuesta más preciada de cómo construir un movimiento pensante, expresado y con límites claros. Las mujeres Rebeldes del Afuera, tienen un potencial enorme, cada una en su afán y en su forma de expresión. Hoy puedo afirmar, sin temor a equivocarme, que construyeron confianzas y querencias profundas y válidas “El Movimiento Rebelde del Afuera es un espacio marcado ideológicamente, que no alude a la palabra feminismo ni a la de autonomía, porque no se reconoce en el feminismo ni en la autonomía vigentes. Si desde la autonomía cómplice propuse el desprendimiento del sistema patriarcal en lo íntimo, lo privado y lo público, desde el Afuera propongo, además, el desprendimiento del feminismo actual, porque es una ideología más del patriarcado y todo lo producido por la masculinidad es éticamente inaceptable. El feminismo está fracasado porque no tiene memoria; y con el olvido no es posible dialogar ni pensar... Me interesan los intercambios con las mujeres, pero compartiendo ideas en un proceso más profundo de cuestionamiento que perdure e intervenga el patriarcado masculinista/femenino, y que llegue a ser un polo generador de otra civilización, y no modificador de un sistema perverso, donde las mujeres, al sumarse, incorporan las mismas perversidades.” (2009)15 Debo reconocer que desprenderme del feminismo, como opción política, es para mí muy difícil, si bien creo que el feminismo hegemónico ha fracasado, pues la corriente de las feministas institucionales, cuales regalonas del patriarcado, ubicadas en las lógicas del poder y en la feminidad masculinista, nos han llevado al desastre total, neutralizando la propuesta rebelde de transformación del sistemamundo o civilizatoria para la humanidad. Claro que hay fracaso, cuando andamos dándole vueltas a la noria y el patriarcado se las ingenia para el recicle y la cooptación en cada oleada neo conservadora que inventa. Margarita siempre tuvo clara su metodología de llegada a las mujeres, tanto en los Lunes Abiertos como en sus talleres revisando nuestros procesos, su contribución fue enseñar a pensar desde la vida personal hasta la dimensión política, desde la lógica de la radicalidad. Siempre construyó Movimiento, muy distinto de la mayoría de las feministas de su generación que abandonaron, tempranamente al movimiento, para ser parte del estatus quo internacional. 15 Feminismos cómplices 16 años después 14


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Pero, lo que me cuesta es entregarles el nombre que a tantas mujeres les ha costado la vida y, porque aún veo, desde este lado, en este Afuera, el feminismo radical y pensante, como una propuesta vigente para las mujeres. Carolina, con su iniciativa de siempre, logró concretar el año 2009, un nuevo viaje de Margarita a Guatemala, invitación que incluyó a Andrea Franulic. Este viaje se realizó en alianza con el Sector de Mujeres y Lesbiradas, fueron dos semanas de dictar cursos y presentar su Biografía Política. De este viaje, surge la idea de reeditar el Cambio de los Deseos, pues las mujeres acá lo estaban trabajando con una fotocopia vieja que teníamos nosotras. Hablamos esos días del fracaso del feminismo, e iniciamos conversaciones sobre la utopía, que yo había planteado en la presentación de su Biografía Política, tanto en Chile como en Guatemala. A mi juicio, Margarita siempre hizo un planteamiento utópico16) y en esa presentación expresé: “Jamás en la historia humana se han pensado las utopías desde las esferas del poder o del dominio: la utopía se hace necesaria cuando no se acepta lo que es y, por tanto, hay que trascenderlo. La utopía es subversiva, subvierte lo real y abre un mundo de nuevas posibilidades. Sólo cuestionando lo existente que desde afuera se observa -ya sea porque te colocaron allí, o porque hiciste una opción para aventurarte en un nuevo sueño- podrás decir: aquí yo ejerzo mi derecho a ser libre, mi derecho a reinventar los caminos (...)Y aquí, debo reconocer que mirar/mirarnos en el espejo de la derrota es muy, pero muy fuerte, remueve hasta los cimientos y te confronta al vacío... y sin embargo es tan profundamente real... que frente a esa realidad sólo tienes dos rutas posibles, o te resignas (y la resignación es hija de la derrota) o ensayas nuevas posibilidades, desde la porfía más absoluta y con un profundo sentido de desprendimiento”. De alguna manera, Margarita reivindicó esta discusión en su último libro, Fantasear un Futuro, (mayo 2015). En Chile, discutimos y elaboramos un proyecto para comenzar a armar su Biblioteca Feminista, con más de tres mil volúmenes. Margarita siempre quiso su conocimiento al servicio de las mujeres. Desgraciadamente no encontramos los apoyos financieros para esta propuesta, lo que no limitó su gran generosidad, por compartir su casa, y sus propias lecturas a quienes lo solicitaron. En mi penúltimo viaje a Chile, la encontré en la vivencia de nuevas traiciones, como las llamó, sostuvimos largas conversaciones con ella y con Elena, tratamos de revisar lo que había pasado, en este esfuerzo de construir relaciones de otra naturaleza. Ella tenía muy claro que sus relaciones y la amistad debían forjarse en la confianza más plena y que, a esas alturas, no iba a cambiar. Nuevamente conversamos sobre los poderes mezquinos, esos pequeños monstruos agazapados e internalizados, que nos cuestan tanto a las mujeres y que son tan difíciles de erradicar. Así me lo escribió: “Aquí estoy como siempre en sucesivas resucitaciones. El cuento con la Franulic fue muy fuerte para mí, me sentí otra vez traicionada, otra vez en un círculo de mañoso silencio... Supongo que habrás leído la declaración en mi página. Espero que vengas luego. Cada vez que se me terremotea el piso, siempre vienen luego nuevas proposiciones, con nuevos grupos que se incorporan a lo que hace - mos en el Afuera... siempre hay “una Edda”, “una Cobarrus” proponiendo o incorporándose con entusiasmos, algunos pasajeros y otros profundos. Básicamente como una formulación de sociedad que no está en ninguna parte, pero que se transforma en un horizonte deseable para alcanzar. 16


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Estoy más vieja que nunca, porfiada como siempre y también como siempre, te echo de menos... No hay nada nuevo bajo el sol Edda, las mujeres siguen siendo débiles en sus políticas y en sus dignidades ¡Pero cuando la descubren, No Hay nada mejor!”. Planificamos viaje para el 2014, para que Elena conociera Guatemala, esta vez de paseo y ya no se concretó, intensificó sus actividades en Chile, porque así era ella, activista imparable, que sólo un nuevo “cuerpazo”, el definitivo, podía detenerla. En todos estos años, sostuvimos discusiones memorables y abiertas que no llegamos a concluir, ni a ponernos del todo de acuerdo: sobre el racismo; las utopías; la educación y los derechos humanos, o la mejor manera de deshacerse de la biblia y los libros misóginos, en cada una de ellas, peleábamos, discutíamos, alzábamos la voz, guardábamos silencio y nos influíamos mutuamente. A Margarita había que escucharla, nunca me pesó hacerlo, pues ha sido de las mentes más brillantes del Feminismo, capaz de llevarlo a una radicalidad no negociable con el sistema y pocas veces vista. Margarita tenía un método de diálogo frontal y de shock, ella siempre eligió ser la moza 24 insolente, que nos delineó Julieta Kirkwood. Estoy segura que voy a extrañar su método, porque simplemente, la voy a extrañar a ella.

APUNTES SOBRE CÓMO CONSTRUIR EN COLECTIVO LA AMISTAD POLÍTICA “En tiempos de desertización, en que el mundo ha dejado de ser habitable buscamos refugio en los oasis...pero corremos el peligro de que, en nuestra fuga hacia el oasis, llevemos los zapatos llenos de la arena del desierto”17). La enajenación que hemos vivido las mujeres, viene dada por una larga historia de despojo, de privaciones en un círculo permanente de perder el sentido de la vida y, por sobre todo la capacidad del pensar y actuar con voz propia. Se trata de la naturalización de las relaciones de poder y dominio, con su carga de violencia en todos los ámbitos de la vida. Hemos sido despojadas de una conciencia histórica de la colectividad, de una genealogía de mujeres que nos devuelva la posibilidad de actuar sobre la realidad y que nos sitúe en otros tiempos y espacios no intervenidos por el sistema-mundo que conocemos. En este contexto, la posibilidad de construir colectivos de mujeres pensantes, donde la autoconciencia se desarrolle en función de la propia vida; de las otras y de las que nos antecedieron como primera referencia, sigue siendo una búsqueda fundamental. La Amistad Política, como propuesta colectiva se torna más difícil y necesita mayores niveles de análisis y trabajo. Porque nos exige, estar alertas, despiertas, expresadas y atentas a las dinámicas personales e interpersonales que se dan en las relaciones construidas entre mujeres. A mi juicio, construir Amistad entre Mujeres implica relacionarse desde la horizontalidad, en la ruptura de las jerarquías. Es decir y,- como muy bien lo expuso Margarita-, en el abandono del juego de dominio y el descubrimiento de otros contenidos del poder que hagan posible entrar en el reconocimiento a los saberes, en la reflexión inteligente y en la capacidad de respeto, desde las potencialidades y no desde las carencias humanas. En los grupos queremos construir nuevas relaciones, sin embargo pocas veces miramos nuestros zapatos para poder sacar la arena de los desiertos que nos rodean. Esa puede ser una gran aventura, si nos animamos a vivirla.

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Hannah Arendt “¿Qué es la política?


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En el mundo, podemos observar dos formas de liderazgos arquetípicos entre las mujeres. El primer modelo, Margarita lo definió muy bien, es el de las regalonas del patriarcado. Esa forma de liderazgo está significada por el poder y el dominio, se materializa en la competencia con otras mujeres y necesita realizarse en solitario. En este tipo de liderazgos, se produce la desidentificación con las otras, aparentemente sus resultados son por mérito propio y no por un proceso de reflexión colectiva y de experiencia histórica de las mujeres. Laura Rodríguez, diputada humanista chilena, lo dijo muy claramente a inicios de los 90, al hablar del “virus de altura”, cuyos primeros síntomas aparecen cuando sobreviene el mareo frente al aplauso y el agasajo de la gente, se te nubla la vista y sólo es posible verte a ti misma. Hoy le llamaríamos “emponderamiento”18), derivación irreverente del “empoderamiento” acuñado por el feminismo hegemónico de la igualdad, para graficar el poder de las mujeres en su instalación en la seudo negociación con el sistema. En este tipo de liderazgos, el colectivo no es lo fundamental, muchas veces, es el trampolín para lograr los objetivos individuales. A este tipo de mujeres les llamábamos las trepadoras, en algún minuto de nuestra historia. El otro modelo, surge de quienes tenemos la necesidad vital de construir/construirnos en colectivo. El liderazgo se basa justamente en la grupalidad, busca la colaboración con las otras, apela al respeto y al reconocimiento de la potencialidad de cada quien y en conjunto, en una lógica de horizontalidad y entre iguales, individuas y pensantes. El espacio político es de crecimiento recíproco y alimenta la posibilidad de instalar en el mundo un cuerpo de ideas sólidas, acompañadas de una gestualidad coherente y cohesionada. Reconoce a la otra en sus autorías y aportes, acuerpa las buenas ideas, coloca pasión en la actuancia. En este modelo, la propuesta política se produce en armonía con el pensar juntas y actuar en coherencia. Entre estos dos arquetipos, hay una gama amplia de posibilidades, por lo que dependerá de las formas que asuma nuestra propuesta colectiva, cómo se van a ir consolidando liderazgos que construyan pensamiento propio y, a la vez, que tengan la capacidad de instalación social de los pensamientos construidos entre todas. Siempre desde la historia, con reconocimiento y sabiduría. La amnesia es del patriarcado. Uno de los grandes aprendizajes que extraigo de todo los intentos de formar colectividad, es que tanto en la Amistad, como en los grupos políticos, contar con ideas comunes y una actuancia, una práctica compartida, sólo es posible a partir de la individuación, es decir, de una individua consciente de sus actos, comprometida con sus ideas, expresada y respetuosa de la/las otras. Otras arenas que es necesario ver/ vernos, son las dificultades que se derivan de los resabios del familismo en los que estamos atrapadas: las simbiosis (generalmente en la búsqueda de la madre perdida); las codependencias, (no puedo hacer nada sin las otras), los acentos en lo negativo (nos preocupamos más por las que no llegan a la reunión que por valorar y construir con las que sí llegan, peor aún, si la que no llega es a quien el grupo le ha otorgado el poder). De alguna manera son prácticas donde reina el eterno femenino, se nutren los pequeños y miserables poderes que manipulan y chantajean; se seduce con el supuesto deseo de agradar siempre a las otras. Nos desresponsabilizamos y nos acomodamos a los liderazgos instalados. También es posible identificar, en las relaciones amorosas y de pareja que surgen en los grupos, sus rupturas y enojos Emponderada es la mujer liberada, que siente que ya no necesita el colectivo y que cree que ha ganado cuotas de igualdad y que puede representar a las otras sin consultárselo a nadie. 18


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que traspasan la delgada línea de lo íntimo a lo político en la construcción compartida, rompiendo los equilibrios y pasando una cuenta emocional a las otras que distorsiona las relaciones en la grupalidad, pues, “obligan” a una toma de partido que no le corresponde. Otro problema que hemos vivido en las organizaciones y que no trabajamos lo suficientemente, tiene que ver con el dinero y las relaciones laborales, cuando éstos se dan en el ámbito de la organización y la grupalidad de mujeres. Nos cuesta mucho diferenciar nuestras actuancias, de nuestros compromisos laborales y ahí también, caemos en confusiones de distintas naturalezas. En este proceso, confundimos los espacios, no tenemos claridad cuando los aportes son propios y cuando son producto de la relación económica establecida; tampoco tenemos claridad sobre compromisos de trabajo, pagados con financiamientos para la organización, y que no se realizan; o, momentos en que la colectividad que ha logrado un poco de financiamiento y contrata a una de sus integrantes, ella haga todo lo que el grupo quiere, porque para eso, está recibiendo un salario. En este contexto, ¿Cómo saber cuándo estamos reproduciendo las formas conocidas en la relación política entre mujeres? ¿Cómo desaprender colectivamente dichas prácticas? Si tenemos miedo a expresarnos, será muy difícil hacerlo, porque nos negaremos a visualizar y a explicitar las diferencias. Cuando eso ocurre, necesariamente se acaba el crecimiento colectivo, sobrevienen las crisis y es necesario separarse, tomar distancias. Esto no es un hecho dramático en sí, lo dramático es que nos aferramos y no queremos dejar fluir la vida, cuando se termina la relación En este punto, necesariamente debemos reflexionar sobre la ética. Todas estamos afectadas por distintos grados de incoherencia entre nuestro discurso y nuestra práctica, en la medida que nadamos en las aguas turbulentas de esta sociedad que nos es profundamente inhóspita e incómoda. Pero en nuestras propias incoherencias, debemos tener un límite ético, una línea que no es posible traspasar. Hay una plataforma que es básica sobre la cual asentar nuestro accionar, la decisión sobre nuestro propio cuerpo, la libertad en la sexualidad, la erradicación de la violencia de nuestras vidas, la lucha contra el racismo y la explotación, desconstruir los ejercicios de poder y dominio en relación a nosotras, las otras y a nuestro entorno, a los animales, a la red de la vida que constituye este planeta; confrontar todos los tipos de religiones y sus imposiciones, entre las que considero más importantes. Ese límite no es posible traspasarlo sin dañar a la otra, con la que estamos tratando de crear nuevas formas de estar juntas en la vida y, sin transgredir profundamente, las bases para un cambio civilizatorio. Guatemala, 19 de junio 2015


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FRAGMENTO DEL LIBRO EMPODERAMIENTO DE LAS MUJERES: CONCEPTUALIZACIÓN Y ESTRATEGIAS DE CLARA MURGUIALDAY MARTÍNEZ 2006 III.2. GANAR PODER JUNTO CON OTRAS (EL PODER “CON”) Esta forma de poder tiene que ver con la acción colectiva: es un poder que multiplica los poderes individuales al asumir que un grupo actuando coordinadamente logra más que las personas aisladas. Se expresa en la capacidad de un colectivo para presentar una solución común a sus problemas, permitiendo que todas las potencialidades se expresen en una agenda grupal que también se asume individualmente (Deere y León 2000). La necesidad de construir redes y alianzas entre las personas pobres es aún más imperiosa en el caso de las mujeres porque su capacidad asociativa es su principal recurso para enfrentar una subordinación que tiene connotaciones también colectivas. En este sentido, Mosedale (2003) ha recalcado la importancia de que las mujeres tengan la oportunidad de transitar del “yo” al “nosotras” en su análisis de sus condiciones de vida, para construir una identidad colectiva que, según Kabeer (1998), “sostiene la mayoría de las estrategias de empoderamiento de las mujeres”. La importancia de esta dimensión identitaria proviene del hecho de que la habilidad de las mujeres para lograr que sus intereses estratégicos sean tomados en cuenta será mayor cuanto más sólida sea la organización que ellas han construido alrededor de sus necesidades prácticas. Ahora bien, la conciencia del “nosotras” no surge espontáneamente sino que requiere la existencia de relaciones entre las mujeres y la reflexión conjunta en torno a sus vivencias de la feminidad. La conciencia de formar parte de un sujeto colectivo se construye con la subjetividad individual y con la empatía hacia las experiencias ajenas, y su expresión más clara es que deja de tener sentido el ente abstracto “la mujer” para que cobren sentido “las mujeres” en tanto sujetos concretos y diversos. Pero, dado que no hay una única manera de ser mujer -son 35 muchos los factores que tiñen la experiencia personal: edad, opción sexual, lugar de residencia, condición laboral, nivel de ingresos, pertenencia étnica, discapacidades visibles, experiencia política, creencias religiosas-, la forma en que se integra la diversidad femenina tiene un papel relevante. La construcción de identidad colectiva no puede anular la pluralidad, subordinar unas experiencias a otras, poner la opresión de género por encima de todo o buscar una esencia intangible que iguale a todas las mujeres. Por el contrario, requiere capacidad para reconocer e integrar las experiencias particulares, así como voluntad política para diseñar actuaciones alrededor de las necesidades e intereses de los distintos colectivos femeninos. Para afianzar la identidad colectiva es necesario crear estructuras organizativas que puedan sostener la energía y entusiasmo femeninos. El surgimiento de numerosas organizaciones de mujeres ha sido el fenómeno sociopolítico más pujante en las últimas tres décadas en todo el mundo. Estas adoptan la forma de “grupos de base” (integrados por mujeres de una misma comunidad generalmente reunidas en torno a sus necesidades prácticas), asociaciones de afiliación masiva en ámbitos rurales y urbanos, grupos


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feministas centrados en la reflexión, difusión o intervención política, organizaciones dedicadas a la promoción y el desarrollo de las mujeres, entidades “paraguas” de ámbito local, regional o nacional, redes continentales e incluso plataformas de alcance mundial. La capacidad para crear, sostener y ampliar sus propias organizaciones es uno de los indicadores centrales del empoderamiento de las mujeres. Lo que Evans (1979) ha denominado “condiciones para el desarrollo de una identidad colectiva insurgente” resume los entornos necesarios para que las mujeres se empoderen colectivamente: a. b. c. d. e.

espacios sociales donde ellas puedan sentirse valoradas y seguras; modelos alternativos proporcionados por mujeres que rompen pautas de sumisión o pasividad; ideas que expliquen las causas de la opresión, justifiquen la rebeldía e imaginen un futuro radicalmente distinto; respuestas sociales a su nueva identidad que fuercen a cada mujer a confrontar las creencias heredadas, y una red que permita expandir las nuevas visiones y activar un movimiento social.

Todo esto es, precisamente, lo que encuentran las mujeres en las organizaciones del movimiento social de mujeres y, en particular, en los grupos feministas. En el campo del desarrollo, Nussbaum ha analizado las posibilidades de cambio que pueden crearse mediante la construcción de code colectividades femeninas locales y ha alertado sobre los negativos efectos que puede tener para el desarrollo económico ignorar las tradiciones de solidaridad femenina y de pertenencia grupal que existen en muchas sociedades. Describiendo las estrategias adoptadas por algunas organizaciones sociales y programas gubernamentales de Bangladesh e India, Nussbaum (2002) ha sostenido que: “Si los que trabajan por el desarrollo proceden asumiendo (en forma típicamente occidental) que las familias nucleares son las unidades primarias de la solidaridad personal y que las mujeres se relacionan con otras mujeres primariamente como integrantes de parejas heterosexuales, resultan ignoradas las tradiciones de solidaridad femenina y de pertenencia grupal, a menudo muy productivas para el desarrollo económico”. Los estudios sobre el potencial empoderador de la alfabetización han llevado a Stromquist (1997) a plantear que, para las mujeres, la principal puerta de entrada a los procesos de empoderamiento es su organización colectiva. Salir de casa y participar en algún tipo de iniciativa grupal o empresa colectiva que sea exitosa es útil para que las mujeres desarrollen un sentido de capacidad que incrementa su autoestima y autonomía, siendo el factor clave la existencia de un grupo pequeño y cohesionado donde se dé una identificación estrecha entre sus integrantes. Stromquist ha sistematizado el proceso de empoderamiento como una cadena de eventos que comienza con la participación de las mujeres en un grupo pequeño que realiza actividades de generación de ingresos, de apoyo mutuo en necesidades básicas o de mejora de servicios comunitarios, y a través de las cuales las mujeres obtienen experiencias valiosas que potencian su autoconfianza y sus habilidades de liderazgo.


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La reflexión colectiva sobre sus condiciones de vida les permite una mejor comprensión de las estructuras que afectan sus existencias cotidianas y les motiva a actuar en el ámbito público-local, lo que fortalece su sentido de competencia personal y mejora sus capacidades de negociación de las relaciones familiares. El diagrama siguiente presenta la secuencia teórica de eventos en el proceso de empoderamiento:

Participación en pequeños grupos con una agenda colectiva

Nivel micro Mayor libertad y sentido de competencia personal. Redefinición de los valores femeninos. Renegociación de las relaciones domésticas.

Fuente: Stromquist 1997

Comprensión de los mecanismos de dominación. Organización y movilización. Constitución de una agenda política más amplia.

Nivel macro Agenda política amplia. Nuevos acuerdos colectivos. Ciudadanía transformada.


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III. 3. GANAR PODER PARA CAMBIAR LA REALIDAD (EL PODER “PARA”) En su sentido más general, el poder es la capacidad de producir un efecto, “la energía que causa un cambio o impide que este ocurra” (Eyben 2004). El poder “para” se refiere al potencial que toda persona tiene de definir su propia vida. Se trata de un poder creativo que estimula la capacidad de actuar en pos de los propios intereses y ampliar los límites de lo que es alcanzable para una persona; se expresa en la habilidad de las personas para reconocer sus necesidades y darse cuenta de que tienen capacidad de incidir en sus circunstancias para lograr una situación más favorable para ellas. Este tipo de poder tiene que ver con la agencia y está en la base del enfoque de capacidades de Sen, quien afirma que la gente no es libre cuando no tiene el poder de hacer elecciones sobre sus vidas. El poder “para” de un colectivo se refleja en su capacidad para llevar adelante estrategias de movilización en torno a sus prioridades autodefinidas, así como en el ejercicio de un tipo de liderazgo que galvaniza el entusiasmo y la acción colectivos. Para acceder a esta dimensión política del empoderamiento las mujeres han de actuar colectivamente en la arena pública, tomando parte en todos los ámbitos donde se toman decisiones relevantes para ellas y sus colectivos de pertenencia, con el objetivo de transformar las estructuras que sostienen la desigualdad de género. Se trata de una participación social y política que no se reduce a “estar oyendo a otros” sino que busca dar a conocer sus intereses y promover su propias agendas reivindicativas, poner en marcha estrategias para modificar leyes y 38 políticas, aportar y defender sus visiones y alternativas a los problemas generales, construir liderazgos feministas fuertes y diversos… en definitiva, incidir políticamente para que las instituciones públicas orienten sus actuaciones hacia el logro de la equidad de género. Algunas experiencias de organizaciones de mujeres muestran que “una vez que se reconocen las dimensiones políticas más amplias de la subordinación de género y se actúa sobre ellas, el empoderamiento de las mujeres se puede convertir en algo tan desestabilizador para el orden social como formas más convencionales de políticas de oposición” (Kabeer 1998). En este sentido, no debe perderse de vista el papel contradictorio del estado en el proceso de empoderamiento de las mujeres pues al tiempo que brinda ciertas condiciones que habilitan a las mujeres a movilizarse en torno a sus propias necesidades, deja de ser un aliado confiable cuando estas movilizaciones entran en conflicto con otros intereses institucionales. También debe tenerse en cuenta que el incremento del número de mujeres que ocupan cargos en las instituciones políticas no se traduce, automáticamente, en mayor empoderamiento de las mujeres. Como plantean Oxaal y Baden (1997), “las medidas para aumentar la cantidad de mujeres representantes necesitan ser acompañadas de medidas para mejorar la calidad de la participación… Las mediciones cuantitativas de la participación de las mujeres en la política son inadecuadas como indicadores del empoderamiento de las mujeres y se necesita prestar más atención a cómo evaluar cualitativamente el empoderamiento de las mujeres a través de los sistemas políticos”. La capacidad de incidencia política es la prueba de fuego del empoderamiento político de los


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colectivos sociales. La incidencia política ha sido definida como “los esfuerzos planificados de la ciudadanía organizada para influir en las políticas y programas públicos por medio de la persuasión y la presión ante organismos gubernamentales, organismos financieros internacionales u otras instituciones. Es un proceso fluido, dinámico y multifacético… dirigido a generar influencia sobre las personas que tienen el poder de decisión en asuntos de importancia para un grupo en particular o para la sociedad en general” (Miller 2000). Actuaciones denominadas incidencia política, defensa o cabildeo (términos usados para traducir el término advocacy), forman parte ya del repertorio de trabajo habitual de las organizaciones de mujeres y movimientos feministas del Sur que, desde las Conferencias de El Cairo y Beijing, han demostrado una enorme 39 capacidad para poner en marcha diversas estrategias dirigidas a influir en procesos de toma de decisiones a nivel local, nacional e internacional, expresando así su empoderamiento colectivo en el terreno de lo público-político. La sistematización del trabajo de numerosas organizaciones de mujeres en África, Asia y América Latina, sugiere que el trabajo de incidencia política se organiza alrededor de la resolución de un problema por medio de un cambio en las políticas públicas y requiere un análisis profundo del ambiente político, una comprensión del problema concreto y una propuesta coherente para su solución. Las estrategias utilizadas incluyen, entre otras, el uso de los medios para formar opinión pública, el cabildeo con los que toman decisiones y los líderes de opinión, la organización de una base de apoyo, la investigación, la formación de coaliciones, la promoción de liderazgos fuertes y diversos, etc. La concientización sobre la desigualdad de género forma parte inseparable del trabajo de incidencia pues, para que las mujeres puedan participar en procesos políticos reclamando sus derechos, primero tienen que reconocerse como actoras sociales titulares de derechos, lo que no es fácil de lograr si no han cuestionado la naturalidad de su subordinación o no han aprendido a identificar sus deseos y necesidades. Como objetivo final, el trabajo de incidencia persigue poner en la agenda política las reivindicaciones de las mujeres, pero las estrategias usadas para lograrlo –organización, participación, movilización, etc.- contribuyen además a fortalecer las organizaciones de mujeres y a promover una cultura política más democrática e inclusiva. En el trabajo del desarrollo, incorporar esta dimensión política a las estrategias para el empoderamiento de las mujeres es requisito para que este sea sostenible a largo plazo. Sólo aquellas estrategias capaces de imaginar a las mujeres actuando en el ámbito de las prioridades políticas, y dispuestas a proveerlas de los recursos necesarios para cuestionar esas prioridades e invertirlas a su favor, pueden lograr que las mujeres participen más allá del nivel del proyecto e incidan en el programa más amplio de elaboración de políticas, de modo que sus intereses estratégicos se conviertan en una influencia duradera sobre la orientación del desarrollo. Confrontar las múltiples formas en que opera el poder “sobre” es el reto último de todo proceso de empoderamiento colectivo. VeneKlasen y Miller han sistematizado las diversas estrategias de participación e incidencia políticas usadas para influenciar y retar las diferentes expresiones


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del poder, tomando en cuenta que 40 este opera tanto de maneras obvias y visibles como tras los telones del escenario. Las tres caras del poder como dominio señaladas por Lukes constituyen los parámetros de referencia a la hora de construir los poderes en positivo que reclama el enfoque del empoderamiento, como se muestra en el siguiente esquema: El poder que se enfrenta y el poder que se construye en los procesos de empoderamiento

Poder visible Expresiones, mecanismos y formas del poder

Reglas de juego formales de la sociedad: - Instituciones y funcionariado – Instrumentos: políticas, leyes, constituciones, regulaciones, convenciones, etc.

Estrategias para enfrentar el desempoderamiento y la exclusión

Poder oculto

Poder invisible

Exclusión de ciertos grupos de la toma de decisiones

Prácticas y normas culturales disuaden a la gente de actuar para el cambio

Deslegitimación de líderes y temas Reglas y procedimientos se vuelven invisibles (intimidación, coerción, desinformación, cooptación)

Incidencia, cabildeo, monitoreo de políticas públicas

Fortalecer capacidades de organizaciones y movimientos sociales

Negociación y acción legal

Construir estructuras y liderazgos que rindan cuentas

Difusión y sensibilización Investigación de políticas, reportes sombra Movilizaciones, campañas, participación electoral Promoción del PODER PARA

Fuente: VeneKlasen y Miller (2002).

Movilización y demostración de fuerza a través de la acción directa Difusión de datos que legitimen los temas de los grupos excluidos Promoción del PODER CON

Grupos excluidos interiorizan sentimientos de apatía, sumisión, culpabilidad La información crucial está oculta o es inaccesible Concientización y educación popular para la autoestima, ciudadanía, trabajo asociativo Fortalecer la identidad colectiva, solidaridad y resistencia Vincular temas cotidianos con derechos Investigar y difundir la información oculta Promoción del PODER INTERIOR


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DESCOLONIZANDO EL FEMINISMO: UNA PERSPECTIVA DESDE AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE19 – Ochy Curiel20

Hemos leído y escuchado desde hace tiempos que el feminismo ha sido una propuesta que nace de la Ilustración. Desde una historia contada de forma lineal y euronorcéntrica se asume que el feminismo nace con la Revolución Francesa, como si antes de ese hecho en otros lugares que no son Europa, las mujeres no se hubiesen opuesto al patriarcado. Esta visión evidencia una relación saber-poder y tiene que ver con el nacimiento del sistema mundo moderno en el momento que Europa se constituye como dominio sobre el resto del mundo. Aunque como concepto el feminismo nace en la primera ola en este contexto como una propuesta que sintetiza las luchas de las mujeres en un lugar y en un tiempo determinado, si entendemos el feminismo como toda lucha de mujeres que se oponen al patriarcado, tendríamos que construir su genealogía considerando la historia de muchas mujeres en muchos lugarestiempos. Este es para mí uno de los principales gestos éticos y políticos de descolonización en el feminismo: retomar distintas historias, poco o casi nunca contadas. Me propongo en esta presentación contar una “otra” historia, la de una parte del feminismo de América Latina y El Caribe, un historia que ha sido invisibilizada a través de los tiempos, invisibilización que ha estado ligada a procesos de colonización y colonialidad histórica, que ha traspasado tanto las teorías como las prácticas políticas. Para ello he utilizado el concepto de descolonización, tanto como propuesta epistemológica, como política para explicitar y compartir ciertas posiciones críticas y también las propuestas de varias feministas de la región que venimos de la autonomía y la radicalidad, que articulamos en nuestra propuesta una perspectiva que articula la raza, la etnia, la clase y la sexualidad como pilares centrales de nuestra política ubicada en una región particular. Descolonización como concepto amplio se refiere a procesos de independencia de pueblos y territorios que habían sido sometidos a la dominación colonial en lo político, económico, social y cultural como aquellos procesos que sucedieron en América entre 1783 y 1900 de los cuales surgen los Estados Unidos y las repúblicas latinoamericanas, los que sucedieron entre 1920 y 1945 en relación con las dependencias del Imperio Otomano y desde donde surgen las independencias de buena parte de los Estados del Oriente Medio y el Maghreb y los que acontecen entre 1945 y 1970, a raíz de los cuales el conjunto del continente africano e importantes áreas de Asia, el Pacífico y el Caribe se estructuran en unidades políticas independientes.

Parte de esta ponencia fue presentada en el Primer Coloquio Latinoamericano sobre Praxis y Pensamiento Feminista realizado en Buenos Aires en junio de 2009, organizado por el grupo Latinoamericano de Estudios, Formación y Acción Feminista (GLEFAS) y el Instituto de Género de la Universidad de Buenos Aires. 20 Candidata a magister en antropología social. Especialista en Ciencias Sociales y licenciada en Trabajo Social. Integrante del Grupo Latinoamericano de Estudios, Acción y Formación Feminista (GLEFAS). Coordinadora de la Maestría de Estudios de Género de la Universidad Nacional de Colombia. Integrante del Grupo latinoamericano de Estudios, Acción y Formación feminista (GLEFAS). Activista lésbico-feminista y antiracista. Contacto: ochycuriel@yahoo.com. 19


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Cuando me refiero a procesos de descolonización hacemos énfasis en el último período por el impacto que tuvo en la conciencia crítica no solo en intelectuales y activistas de estos continentes sino en muchos otros de otras latitudes como ha sido el caso en Latinoamérica y el Caribe, procesos además que en el ámbito académico dan lugar a los estudios postcoloniales, culturales y subalternos que colocan en el centro la construcción de los sujetos y las sujetas en contextos postcoloniales. Estas posturas han cuestionado la relación saber-poder, y colocan como premisa que el surgimiento de América es un producto de la modernidad en la construcción del sistema – mundo cuando Europa se constituye en torno a su referencia periférica: América. (Dussel, 1999), una relación que ha implicado una estructura de dominación y explotación a travesada por la raza, la clase, el régimen de la heterosexualidad que se inicia en el colonialismo pero que se extiende hasta hoy como su secuela. Anibal Quijano denomina a este patrón mundial la colonialidad del poder (Quijano, 2000) y la misma ha evidenciado la actitud parroquial de Europa de pensarse como el centro de la modernidad y la matriz civilizatoria que las otras sociedades debían alcanzar y ello se ha construido desde un occidentalismo que define un Yo-Occidental constituido por su diferencia, en este caso, la diferencia colonial, que diluye ese otro, esa otra, que incorpora ese yo en el otro/otra y desdestabiliza el yo por el otro/otra (Coronil, 2005). Esta colonialidad ha atravesado también al feminismo, incluso feminismo hegemónico de América Latina y otros países del Tercer Mundo. Lo que ha generado que las mujeres del tercer mundo sean representadas como objeto y no como sujetos de su propia historia y experiencias particulares (Mohanty, 1985), lo que ha dado lugar a una autorepresentación discursiva de las feministas del primer mundo que sitúa a las feministas no europeas en el “afuera” y no “a través” de las estructuras sociales, vistas siempre como víctimas y no como agentes de su propia historia con experiencias importantes de resistencias y luchas y teorizaciones. Un proceso de descolonización desde las experiencias situadas de las latinoamericanas y caribeñas supone entonces rescatar diversas propuestas epistemológicas y políticas relocalizando el pensamiento y la acción para anular la universalización, característica fundamental de la modernidad occidental. La descolonización para nosotras se trata de una posición política que atraviesa el pensamiento y la acción individual y colectiva, nuestros imaginarios, nuestros cuerpos, nuestras sexualidades, nuestras formas de actuar y de ser en el mundo y que crea una especie de “cimarronaje” intelectual, de prácticas sociales y de la construcción de pensamiento propio de acuerdo a experiencias concretas. Se trata del cuestionamiento del sujeto único, al eurocentrismo, al occidentalismo, a la colonialidad del poder, al tiempo que reconoce propuestas como la hibridación, la polisemia, el pensamiento otro, subalterno y fronterizo. Estas propuestas críticas del feminismo latinoamericano y caribeño son posiciones de oposición al feminismo ilustrado, blanco, heterosexual, institucional y estatal, pero sobre todo un feminismo que se piensa y repiensa a sí mismo en la necesidad de construir una práctica política que considere la imbricación de los sistemas de dominación como el sexismo, racismo, heterosexismo y el capitalismo, porque considerar esta “matriz de dominación” como bien la denominó la afroamericna Hill Collins (Collins, 1999) es lo que da al feminismo un sentido radical. Esta propuesta retoma parte de


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los postulados de los años setenta y ochenta de las afrofeministas, chicanas y de las lesbianas radicales. Reconoce que es allí donde se ubica una propuesta descolonizadora, vista en el contexto latinoamericano y caribeño de hoy. Con ello crea una genealogía feminista, porque este feminismo sabe, piensa y propone la continuidad de una historia construida por muchas en diferentes momentos históricos. Si bien las afrolatinas y caribeñas, las mujeres populares, muchas lesbianas latinoamericanas cuestionaron el sujeto del feminismo en las décadas de los setenta y ochenta, visto como “la Mujer” de clase media, mestiza, heterosexual, aún sus análisis eran limitados al basar sus teorías y sus prácticas políticas en “la diferencia” y la identidad como fundamento de sus reivindicaciones y motivo de sus acciones, momento que fue necesario, pero no suficiente para el feminismo que hoy se necesita en este nuevo contexto. Esta política de identidad fue necesaria por la crítica a la universalidad, a lo general, a lo monolítico, a lo etnocéntrico y heterocéntrico como legado fundamental de la modernidad y la colonización para evocar la necesidad de comprender las y los sujetos sociales desde una diversidad de experiencias particulares y diversas formas de vida específicas y concretas, tentativas y cambiantes. Y esto había que hacerlo en el feminismo. Las críticas del feminismo estructuralista y la Teoría Queer, con su crítica a las identidades nos colocaron a muchas en grandes dilemas frente la pregunta: ¿Son todas las identidades esencialistas o es que en contextos determinados, las identidades vistas estas como estrategias, son imprescindibles para la política feminista, hechas por mujeres racializadas, por lesbianas, por indígenas, es decir aquellas que no corresponden al paradigma moderno? Haber respondido, reflexionado y debatido largamente sobre pregunta ha permitido relativizar la política de identidad, poniéndole límites, asumiéndolas como estrategias y posicionamientos, más que como fines en sí mismos. Paralelamente en los años noventa parte las feministas críticas y radicales nos asumíamos como autónomas frente al fenómeno de la institucionalización expresada en la oegenización, en las preparación y seguimientos a las conferencias mundiales organizadas por la ONU que definía las prioridades del movimiento, frente a la intromisión del Banco Mundial y AID al accionar del movimiento feminista, frente a la cooptación de muchas feministas por parte de los Estados, gobiernos, partidos, frente a la dependencia ideológica y económica de la cooperación internacional, todo lo cual ha tenido altos costos para el feminismo al perderse buena parte de sus postulados políticos más éticos y revolucionarios. Experiencias como la de las Cómplices, Las Próximas, las Chinchetas, Mujeres Creando, Mujeres Rebeldes, Lesbianas feministas en Colectiva, el Movimiento del Afuera con sus obvias diferencias, desde República Dominicana hasta la Argentina han propuesto un feminismo excéntrico, del afuera, desde la frontera, comunitario, desde los márgenes como espacios posibles de construcción política desde la acción colectiva autogestionada y autónoma que produce teoría propia y un pensamiento descolonizador frente al eurocentrismo y a la teoría y perspectiva de género más conservadora y que cuestiona de fondo la relación saber-poder y la dependencia a las instituciones. Todas ellas en diferentes momentos han sido parte de la construcción autónoma y hoy, después de casi veinte años, algunas feministas de estos colectivos nos proponemos revisar nuestra política colocando y respondiendo preguntas que a la vez son grandes desafíos: ¿Cómo comprender el contexto específico donde nos ubicamos que permita construir pactos políticos entre feministas de varios contextos sin que ello convierta en impunidades las desigualdades


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y diferencias que nos atraviesan por raza, clase, sexualidad, situación migratoria en los contextos y las mismas experiencias situadas?. ¿Cómo actuar como feministas en los contextos latinoamericanos y caribeños atravesados por conflictos armados internos, desplazamiento forzado, pobreza extrema, racismo, violencia contra las mujeres y un “socialismo de siglo XXI” con tintes dictatoriales? Otro de los temas urgentes, como propuesta descolonizadora y transformadora que tenemos es en relación a la producción del conocimiento. Podríamos afirmar, si consideramos la producción teórica y con ello la producción editorial, que en Latinoamérica y el Caribe se he producido poco, comparado con el feminismo europeo y norteamericano como igual sucede en muchos países de los llamados del Tercer Mundo y esto tiene que ver con las condiciones materiales y sociales de estas regiones del mundo, no obstante hay producciones importantes y sobre todo muchas prácticas políticas poco teorizadas y conceptualizadas. Estas producciones tanto desde el ámbito académico como desde el movimiento mismo, son consideradas como puro activismo, como sistematizaciones de prácticas feministas no aptas para el “consumo” académico y teórico, por tanto no son las referencias de la mayoría de las feministas latinoamericanas, al contrario, nuestras referencias son las teorías y conceptos hechos fundamentalmente por europeas y norteamericanas. Este hecho pone en el centro la relación poder-conocimiento y el binarismo teoría -activismo vistos como la distinción entre el conocimiento puro y conocimiento político en donde se reconoce una forma de escritura y se establece la división entre política y teoría, lo que evidencia la negación de que ambas son formas de discurso, que producen cambios y transformaciones sociales. ¿Realmente se ha descolonizado el pensamiento y la teoría feminista latinoamericana? Me atrevo a decir casi un rotundo no, con algunas excepciones. Por más que conozcamos el proceso de colonización histórica y que siempre reaccionemos ante él desde la perspectiva de la economía política seguimos pensando que estamos “privadas” de algo, aquello que nos falta para convertirnos en europeas o en norteamericanas. Y si las producciones de las latinoamericanas no son reconocidas en la misma región, mucho menos son conocidas en Europa y Estados Unidos. No existe una especie de Latinoamericanismo una genealogía intelectual que exprese siquiera modos de producción de un discurso de dominación sobre el feminismo latinoamericano hecho por las feministas europeas y norteamericanas. A lo sumo encontramos “algunas” feministas que extraen materia prima intelectual para la producción académica europea que no impacta más allá de objetivos personales, sean estos definidos desde la solidaridad internacional. Las feministas tercermundistas de otras latitudes que han logrado impactar de alguna manera en el feminismo europeo y norteamericano, lo han hecho porque se encuentran en lugares privilegiados de la academia, fundamentalmente norteamericana, a través de los estudios de área o de equipos de investigación específicos. El internacionalismo o el transnacionalismo del feminismo es solo si se produce considerando a Europa y Estados Unidos como LAS referencias. Que el feminismo, como propuesta de emancipación haya colocado, junto con otras propuestas la crisis del sujeto, la crisis de los metarrelatos masculinos y eurocéntricos, que haya revisado epistemológicamente los presupuestos de la Razón Universal, marcando sexualmente la noción del sujeto, no lo ha librado totalmente de sus mismas lógicas masculinas y euronorcéntricas.


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En el caso del feminismo latinoamericano, ello no solo se evidencia en la separación entre teoría y práctica, en el reconocimiento abrumador de las teorías europeas y norteamericanas en detrimento de las latinoamericanas y otros países del Tercer Mundo, sino también en su propia dinámica interna frente a la multiplicidad de sujetas que lo componen. La historia latinoamericana es subalterna frente a Europa y Estados Unidos, el pensamiento teórico y político también es subalterno, pero también las producciones de las afrodescendientes, de las lesbianas, de las pocas indígenas feministas son las más subalternas de todas las historias (Curiel, 2007). El descentramiento del sujeto universal del feminismo aún contiene la centralidad euronorcéntrica, universalista y no logra zafarse de esa colonización histórica por más que la critique. Las mismas latinoamericanas y caribeñas feministas hemos tenido una responsabilidad histórica en mantener estas relaciones de poder en torno al status del feminismo latinoamericano y su situación interna. Lo que daría fuerza al feminismo latinoamericano como propuesta teórica crítica y epistemológica particular es zafarse de esa dependencia intelectual euronorcéntrica, lo cual no niega que sean referentes teóricos importantes, pues el feminismo es a fin de cuentas internacionalista. Descolonizar para las feministas latinoamericanas y caribeñas supondrá superar el binarismo entre teoría y práctica pues le potenciaría para poder generar teorizaciones distintas, particulares, significativas que se han hecho en la región, que mucho puede aportar a realmente descentrar el sujeto euronorcéntrico y la subalternidad que el mismo feminismo latinoamericano reproduce en su interior, sino seguiremos analizando nuestras experiencias con los ojos imperiales, con la conciencia planetaria de Europea y Norteamericana que definen al resto del mundo como lo OTRO incivilizado y natural, irracional y no verdadero. Paralelamente el reto ético y político de las feministas europeas y norteamericanas implicará reconocer estas experiencias teóricas y políticas como parte del acervo y la genealogía feminista, pues solo así será posible un feminismo transnacional basado en la complicidad y solidaridad de muchas de las feministas que compartimos los mismos proyectos políticos de emancipación.


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BIBLIOGRAFÍA: - Coronil, Fernando. 2005. “Más allá del Occidentalismo: Hacia categorías Geohistóricas Noimperialistas”, en: Teorías sin disciplina. Latinoamericanismo, Poscolonialiad y Globalización en Debate. Santiago Castro Gómez y Eduardo Mendieta . Coords.Bogotá. - Curiel, Ochy. 2007. “La Crítica Poscolonial desde las Prácticas Políticas del Feminismo Antirracista”, en: Colonialidad y Biopolítica en América Latina. Revista NOMADAS. No. 26. Instituto de Estudios Sociales Contemporáneos-Universidad Central. Bogotá. - Dussel, Enrique. 1999. “Más allá del Eurocentrismo: El Sistema –mundo y los límites de la modernidad”, en: Pensar (en) los intersticios. Teoría y Práctica de la Crítica Postcolonial. S. Castro, Guadiola –Rivera y C. Millán. eds. Instituto de Estudios Pensar. Universidad Javeriana. Bogotá. - Collins, Patricia, 1998, “La política del pensamiento feminista negro”, en: Marysa Navarro, Catherine R. Stimpson (comps), ¿Qué son los estudios de mujeres. Fondo de Cultura Económica. Buenos Aires. - Mohanty, Chandra Talpade, 1985. Under Western Eyes Revised. Feminist Solidarity Through Anticapitalist Struggle in Feminism Withouth Borders. New York. - Quijano, Anibal. 2000. “Colonialidad del Poder, Eurocentrsismo y América latina”, en: La Colonialidad del Saber: Eurocentrismo y Ciencias Sociales. E. Lander Comp. CLACSO. UNESCO



Módulo V Poder Económico “Economía Feminista”


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OBJETIVOS DEL MÓDULO V: 1. Hacer visible para las participantes todo el trabajo reproductivo no remunerado que realizan las mujeres. 2. Introducir algunos conceptos de la economía feminista para comprender la explotación e invisibilización del trabajo de las mujeres y su papel en la economía. 3. Que las participantes puedan reflexionar sobre los vínculos entre el extractivismo como modelo de desarrollo y su conexión con el patriarcado. 4. Trasmitir información a las participantes sobre las ZEDES y situación de las mujeres campesinas en Honduras. 5. Conocer algunas experiencias comunitarias que ponen en práctica los principios de la economía feminista.


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PRIMERA UNIDAD: ECONOMÍA DEL CUIDADO En esta unidad proponemos reflexionar sobre la división sexual del trabajo, la economía del cuidado y la organización social del cuidado como conceptos claves para introducir a las participantes en la propuesta crítica de la economía feminista.

ACTIVIDAD 1: 24 HORAS EN LA VIDA DE MUJERES Y HOMBRES1 Paso 1. En grupos de trabajo y a partir de sus vivencias hacen un recorrido por las tareas que realizar las mujeres diariamente, desde que se levantan hasta que se van a la cama. Si en el grupo hay compañeras que tienen hijos-as, son madres solteras, estudian, registren estas diferencias. 5:00 AM 6:00 AM 7:00 AM 8:00 AM 9:00 AM 10:00 AM 11: 00 AM 12:00 M 1:00 PM 2:00 PM 3:00 PM 4: 00 PM 5:00 PM 6:00 PM 7:00 PM 8:00 PM 9:00 PM 10:00 PM 11:00 PM 12:00 AM Ejercicio adaptado de Molina, Johanna. Cornils Patrícia. Amigos de la tierra internacional. Manual de Educación Popular feminista: sembrar justicia de género para desmantelar el patriarcado. 2020 1

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Paso 2. Describen las tareas que el grupo percibe realizan los hombres. 5:00 AM 6:00 AM 7:00 AM 8:00 AM 9:00 AM 10:00 AM 11: 00 AM 12:00 M 1:00 PM 2:00 PM 3:00 PM 4: 00 PM 5:00 PM 6:00 PM 7:00 PM 8:00 PM 9:00 PM 10:00 PM 11:00 PM 12:00 AM

Paso 3. Los grupos presentan sus trabajos en plenaria y se continua la discusión a partir de las siguientes preguntas. • • • • • •

¿Cómo se sintieron haciendo esta dinámica? ¿Hay diferencias entre hombres y mujeres? ¿Qué ocurre cuando hablamos de la cotidianidad de una mujer soltera con hijos o jefa de hogar? ¿Dónde trabajan las mujeres? ¿Dónde trabajan los hombres? ¿Qué hacen ambos? ¿Dónde lo hacen? ¿Cuáles son sus responsabilidades principales?


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• ¿Cuáles son los momentos de ocio o de cuidado de una/o/e misma/o/e? • ¿Cuánto vale su trabajo? • ¿A quién beneficia el trabajo de las mujeres?

ACTIVIDAD 2: VIDEO SOBRE ECONOMÍA FEMINISTA DE LA RED ALFORJA2 Y CAMPAÑA SOBRE LA ECONOMÍA DEL CUIDADO DE CEM-H Y WE EFFECT3 Paso 1. Vemos el video de Red Alforja sobre la economía Feminista. Paso 2. Se escuchan los audios en plenaria y se reflexiona sobre las consecuencias de la división sexual del trabajo para las mujeres, la invisibilización del trabajo de cuidados y qué estrategias podemos poner en práctica para lograr una distribución equitativa del trabajo de cuidados.

ACTIVIDAD 3: EL PLAN DE LAS HADAS MADRINAS FEMINISTAS En este ejercicio invitamos a las participantes a recordar el cuento de la cenicienta e imaginar que son un “Consejo de Hadas Madrinas feministas” que fueron convocadas para analizar el caso de Cenicienta y tienen que dar algunas ideas para que Cenicienta pueda tener una vida más plena, libre, solidaria y en la que pueda ser tratada con justicia y desarrollar sus potencialidades individuales y colectivas para el buen vivir. Paso 1. Leer el resumen del cuento de cenicienta “El padre de Cenicienta, viudo, se casó con una mujer con dos hijas. Al morir él, llenas de envidia por su dulzura y belleza, la tratan con gran desprecio y le obligan a hacer las tareas más sucias; pero ella sigue manteniéndose dulce y serena. El príncipe organiza un baile para buscar esposa pero a pesar de ser su mayor ilusión, la madrastra impide asistir a Cenicienta. Mientras llora aparece su hada madrina, que la transforma en una princesa para ir al baile, advirtiendo que el hechizo se deshará a medianoche. Cenicienta y el príncipe se enamoran y bailan sin parar, pero al dar la medianoche Cenicienta sale corriendo, perdiendo uno de sus zapatos. El príncipe decide probárselo a todas las jóvenes y casarse con aquella a quien le sirva. Y a pesar de los malvados intentos de la madrastra y sus hijas, finalmente el zapato le sirve a Cenicienta, que se casa con el príncipe.”4 Paso 2. En su papel de “Hadas madrinas feministas” las participantes hacen propuestas de cambios al cuento y escriben una nueva versión, en la que Cenicienta es feminista.

Video Economía Feminista 1 y 2 de Red Alforja encontrado en https://www.youtube.com/watch?v=bHPYH1hY670 http://www.cemh.org.hn/portfolio-item/economiacuidado/ 4 Tomado textualmente de https://cuentosparadormir.com/cuentos-clasicos/cenicienta#:~:text=Resumen,una%20mujer%20 con%20dos%20hijas.&text=Cenicienta%20y%20el%20pr%C3%ADncipe%20se,aquella%20a%20quien%20le%20sirva. 2 3


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PREGUNTAS GENERADORAS PARA LA REFLEXIÓN: • • • •

¿Qué puede hacer para cambiar la relación con la madrastra y sus hijas? ¿Qué puede hacer para contar con los recursos que le permitan realizar sus deseos? ¿Hay que hacer cambios en su relación con el príncipe? ¿Qué otros cambios proponen ustedes para que en el reino dónde vive cenicienta exista justicia y respeto a las mujeres?

ACTIVIDAD 4: LECTURA DE LAS DEFINICIONES SOBRE LA ECONOMÍA DEL CUIDADO, ORGANIZACIÓN SOCIAL DEL TRABAJO. Paso 1. Leer el texto que incorporamos a continuación y analizar la figura del “diamante de cuidado”. “… Economía del cuidado es un concepto de la Economía feminista que se refiere a todas las actividades y prácticas necesarias para la supervivencia cotidiana de las personas en la sociedad en que viven. Incluye el autocuidado, el cuidado directo de otras personas (la actividad interpersonal de cuidado), la provisión de las precondiciones en que se realiza el cuidado (la limpieza de la casa, la compra y preparación de alimentos) y la gestión del cuidado (coordinación de horarios, traslados a centros educativos y a otras instituciones, supervisión del trabajo de cuidadoras remuneradas, entre otros). El cuidado permite atender las necesidades de las personas dependientes, por su edad o por sus condiciones/capacidades (niños y niñas, personas mayores, enfermas o con algunas discapacidades) y también de las que podrían autoproveerse dicho cuidado “…El concepto de Organización social del cuidado, se refiere a la manera en que, de manera interrelacionada, las familias, el Estado, el mercado y las organizaciones comunitarias producen y distribuyen cuidado. La noción de organización social del cuidado se emparenta con la de «diamante de cuidado» como representación de la arquitectura a través de la cual se provee el cuidado20. El diamante de cuidado indica la presencia de los cuatro actores mencionados, y también de las relaciones que se establecen entre ellos: la provisión de cuidados no ocurre de manera aislada o estancada, sino que resulta de una continuidad donde se suceden actividades, trabajos y responsabilidades…”5

Cita textual de “Rodríguez Enríquez, Corina. Economía feminista y economía del cuidado. Aportes conceptuales para el estudio de la desigualdad”. Nueva Sociedad. NUSO N0. 256, marzo - abril 2015. Encontrado en https://nuso.org/articulo/economiafeminista-y-economia-del-cuidado-aportes-conceptuales-para-el-estudio-de-la-desigualdad/ 5


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Estado

Organizaciones comunitarias, ONG, etc. Ejemplo: Asociación de padres y madres

Voluntariado

Servicios estatales: Ejemplo: Centro de salud

Receptor de cuidado

Mercado

Servicios privados: Ejemplo: guarderías privadas

Familia extensiva Vecinos-as

Familia

Paso 2. A partir de sus vivencias identifica en su comunidad: • Receptores de cuidados: ¿Quiénes son los que reciben cuidados?

• Servicios estatales: ¿Qué servicios del Estado para los cuidados se prestan en su comunidad?


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• Servicios privados: ¿Qué servicios privados de cuidados existen en su comunidad?

• Familia: ¿Dentro de la familia quiénes son las que prestan los cuidados en mayor medida?

• ¿Aún en los servicios privados, el Estado y las organizaciones comunitarias, quiénes están involucradas en las labores de cuidado?


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SEGUNDA UNIDAD: EXTRACTIVISMO Y PATRIARCADO A continuación, en esta unidad, se reflexionará sobre el extractivismo, su relación con el patriarcado y sus efectos en la vida de las mujeres, así como en las fortalezas comunitarias para hacer resistencia al modelo extractivista. Como recursos pedagógicos usaremos varios videos cortos y trabajo grupal.

ACTIVIDAD 1: VIDEO DE ADRIANA GUZMÁN SOBRE EL PATRIARCADO Paso 1. En plenaria vemos el video de Adriana Guzmán explicando el Patriarcado y luego las participantes comentan las ideas o preguntas que les surgen en relación al contenido del video.

ACTIVIDAD 2: ¿QUÉ ES EL EXTRACTIVISMO? Paso 1. En plenaria, las participantes hacen una lluvia de ideas sobre lo que entienden por extractivismo. Estas ideas son anotadas por las facilitadora quien identifica junto con las participantes las palabras claves, las ideas comunes y diferentes.

ACTIVIDAD 3: VEMOS JUNTAS EL VIDEO SOBRE EL EXTRACTIVISMO EN AMÉRICA LATINA6 Paso 1. En grupos de trabajo, las participantes discuten y reflexionan sobre el contenido del video. PREGUNTAS GENERADORAS PARA LA REFLEXIÓN GRUPAL: A partir de las reflexiones que hemos hecho antes sobre la economía del cuidado y los contenidos de los videos sobre el patriarcado de Adriana Guzmán y el extractivismo en América Latina. • • •

¿Qué relaciones podemos encontrar entre el extractivismo y el patriarcado? ¿De qué maneras afecta el extractivismo la vida de las mujeres jóvenes campesinas, indígenas y garífunas? ¿Qué fortalezas tenemos en nuestra comunidades para hacer resistencia al modelo extractivista?

Paso 2. Las participantes comparten sus reflexiones en plenaria.

ACTIVIDAD PARA REALIZAR FUERA DE LA SESIÓN: ACTIVIDAD 1: Ver el Video “Pueblo lenka Honduras”7 Video animado sobre extractivismo en América Latina encontrado en https://www.youtube.com/watch?v=Mh2Lujc0W2U Encuentro de Mujeres por la vida frente al extractivismo. Colombia 2015. Encontrado en https://www.youtube.com/ watch?v=OcC4ZG3yir4 6 7


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TERCERA UNIDAD: MODELO DE DESARROLLO Y EXPERIENCIAS DE ECONOMÍA FEMINISTA EN HONDURAS En esta última unidad proponemos dos momentos diferentes para intercambiar sobre temas de realidad nacional y experiencias concretas de economía feminista. El primero será un intercambio sobre las ZEDES y la situación de las mujeres campesinas en Honduras con el Centro de Estudios para la Democracia CESPAD y el segundo un intercambio de saberes y experiencias organizativas comunitarias basadas en los principios de la economía feminista con compañeras que forman parte de la Red de Mujeres que impulsa el programa Ciudadanía de Mujeres de CDM y el Centro de Estudios de la Mujer CEM-H.

ACTIVIDAD 1: INTERCAMBIO SOBRE LAS ZEDES Y LA SITUACIÓN DE LAS MUJERES CAMPESINAS EN HONDURAS. 1. Exposición de la persona invitada de CESPAD sobre las ZEDES y la situación de las mujeres campesinas en Honduras. 2. Preguntas y comentarios de las participantes

ACTIVIDAD 2: INTERCAMBIO DE SABERES Y EXPERIENCIAS ORGANIZATIVAS COMUNITARIAS BASADAS EN LOS PRINCIPIOS DE LA ECONOMÍA FEMINISTA. 1. Exposición dialogada de invitadas de CEM-H 2. Exposición dialogada de alguna de las participantes sobre sus experiencias organizativas comunitarias basadas en los principios de la Economía Feminista. 3. Exposición dialogada con invitadas de programa de Ciudadanía de Mujeres de CDM 4. Preguntas y comentarios


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GLOSARIO EXTRACTIVISMO “El Extractivismo se refiere a los medios para “extraer” de la naturaleza componentes esenciales para el equilibrio de la misma: agua, nutrientes del suelo, hidrocarburos, energía, biomasa, entre otros. Dicha extracción está determinada por criterios de explotación y no de aprovechamiento; está orientada a acumular el capital, es decir a satisfacer el principal objetivo del sistema capitalista. Consecuencia de lo anterior es no establecer ni respetar principios, límites o cantidades de lo que se quiere extraer, ese carácter es lo que diferencia al extractivismo del uso que pueblos y comunidades locales hacen del patrimonio natural existente en sus territorios. Por ejemplo el modelo agroindustrial acoge y representa esos rasgos distintivos del extractivismo. La gran minería, las hidroeléctricas y la extracción petrolera y forestal también lo representan.”8 “El extractivismo es definido como la explotación de grandes volúmenes de recursos naturales, que se exportan como commondities y generan economías de enclave (localizadas, como pozos petroleros o minas, o espacialmente extendidas como el monocultivo de soja o palma). Requiere grandes inversiones de capital intensivas, generalmente de corporaciones transnacionales. Presenta una dinámica de ocupación intensiva del territorio generando desplazamiento de otras formas de producción (economía locales/regionales) con impactos negativos para el ambiente y formas de vida de poblaciones locales.”9

Censat Agua Viva. Amigos de la Tierra Colombia. Extractivismo: Conflictos y resistencias. Bogotá 2014 Wagner, Lucrecia. Extractivismo (América Latina, 2000-2020) Diccionario del agro iberoamericano. https://www.teseopress. com/diccionarioagro/chapter/extractivismo/#definici%C3%B3n 8 9


Lecturas Opcionales


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FRAGMENTO DEL LIBRO “POLITIZANDO LA POBREZA: HACIA UNA ECONOMÍA SOLIDARIA DEL CUIDADO” DE ALISON TERESA BURNS. PROGRESSIO 2017.10 II. POLITIZANDO LA POBREZA/RIQUEZA Empobrecimiento/Enriquecimiento como violencia sistemática desde los múltiples sistemas de opresión. Enfoque Feminista sobre la Pobreza SURGIMIENTO DEL ENFOQUE El análisis feminista se introdujo en los discursos sobre la pobreza en los años 70, cuando se empezó a reconocer los impactos diferenciados -a nivel micro y meso-económico- que los modelos económicos y de desarrollo habían tenido en las mujeres y los hombres. Desde la teoría feminista, se fue profundizando en este análisis económico en los años 80, centrándose en el nivel macroeconómico a partir de mediados de la década, cuando se empezó a evidenciar un incremento en la pobreza femenina como resultado de las políticas y programas de ajuste estructural (Rosales 2003). DISCURSO SOBRE LA POBREZA Un enfoque feminista11-12 concluye que los demás enfoques sobre la pobreza son deficientes por ser androcéntricos, en el sentido que (Río y Pérez Orozco 2005, 2): 1. Equiparan lo económico con los mercados. 2. Plantean que el terreno económico es neutral, objetivo y libre de conflictos sociopolíticos. 3. Prestan deficiente, secundaria o nula atención a las desigualdades de género y las relaciones de poder que se crean por los distintos sistemas de opresión. Según un enfoque feminista, la pobreza sólo se puede entender al analizar (Río y Pérez Orozco 2005, 2 y 24): 1. El conflicto de lógicas económicas (la subordinación de la lógica del cuidado de la vida a la de acumulación) que conlleva a la producción de la riqueza/pobreza (el enriquecimiento/ empobrecimiento). 2. Los procesos que garantizan la sostenibilidad de la vida. 3. Las relaciones de género, desde el patriarcado, atravesadas por las interconectadas e Documento completo para descargar en https://docplayer.es/12605513-Politizando-la-pobreza-hacia-una-economia-solidariadel-cuidado.html 11 Aquí nos referimos a ‘un’ enfoque feminista, y no ‘el’ enfoque feminista, para enfatizar que “no se puede hablar de ‘feminismo’ en singular, ya que existen distintas vertientes. Es precisamente su pluralidad ideológica y de prácticas la que permite comprender cómo y cuán profundamente la ideología patriarcal permea todas las cosmovisiones y hasta nuestros sentimientos más íntimos. En esta gran variedad de feminismos hay consensos y disensos, como en cualquier otra corriente de pensamiento o como en cualquier otro movimiento social” (Facio 2006, 2). 12 Un enfoque feminista se refiere a “un enfoque de género que visibiliza las relaciones de poder entre los géneros y cómo éstas se entrecruzan con otras relaciones de poder, al mismo tiempo que visibiliza y cuestiona las instituciones que mantienen esas relaciones de poder” (Facio 2006). 10


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interdependientes relaciones de poder que se (re)crean por otros sistemas de opresión y jerarquización social basadas en la etnia, la edad, la clase social, la orientación sexual, la nacionalidad, etc., en estos procesos.13 Las economistas feministas señalan que: 1. El sistema económico dominante es patriarcal, además de ser capitalista neoliberal. 2. La pobreza/riqueza se produce a través de procesos políticos de empobrecimiento/ enriquecimiento. 3. Los procesos de empobrecimiento de las mujeres y los hombres son distintos y desiguales, siendo las mujeres las más afectadas. 4. Las mujeres y los hombres viven la pobreza de diferentes formas. 5. Entre las mujeres, los procesos de empobrecimiento y la vivencia de la pobreza son distintas, ya que el patriarcado y el capitalismo neoliberal trabajan en conjunto con otros sistemas de opresión -el heterosexismo, el adultismo, el racismo, el colonialismo, el nacionalismo, etc.- y éstos se traducen en experiencias distintas y desiguales. Para realizar un análisis económico desde una perspectiva feminista hay que explorar diversas dimensiones, entre otras cosas: • • • • • • • •

Las relaciones de poder dentro de la socioeconomía. La economía del cuidado doméstico y extradoméstico. La división genérica del trabajo dentro y fuera del hogar. La toma de decisiones económicas. El acceso a recursos económicos y medios de vida. El control de recursos y medios de vida. Los impactos diferenciales de las políticas y programas económicos y sociales. La precariedad de la vida.14

ENFOQUE DE GÉNERO: UNA ACLARACIÓN DE ENTRADA Cabe aclarar de entrada que un enfoque feminista sobre la pobreza no necesariamente es igual al “enfoque de género en la pobreza”. El enfoque de género tiene el feminismo como su esencia política, ya que “tiene vínculo ineludible con quienes le dieron origen: las feministas” (Sánchez Olvera 2004, 14). Fue inventado para hacer “un análisis profundo de las relaciones de poder entre los géneros, que no puede ser un cuestionamiento sólo de lo obvio, sino de lo que sustenta lo obvio” (Facio 2006). Sin embargo, como tantos otros conceptos, el enfoque de género está siendo cooptado por los poderes socioeconómicos y políticos dominantes, convirtiéndolo en un instrumento más al servicio del estatus quo. La afirmación de que hay que contemplar diferencias entre mujeres y los múltiples sistemas de opresión - no sólo el patriarcado - no es una posición consensuada dentro del feminismo, mucho menos dentro de la economía feminista. Tiene que ver con corrientes de similitudes o diferencias dentro del feminismo, que se vislumbran en debates sobre “la mujer” (sujeto político único y homogéneo) versus “las mujeres” (sujeto político plural y diverso). “El énfasis en las diferencias entre mujeres ha venido, sobretodo, por la doble vía del feminismo antirracista y postcolonial y del feminismo postmoderno” (Río y Pérez Orozco 2005, 3). 14 16 La precariedad de la vida aquí se entiende de forma multidimensional, tomando en cuenta tanto las dimensiones materiales necesarias para el bienestar, como las inmateriales que “hace referencia a los afectos, las relaciones sociales, la libertad, la autonomía personal, la identificación cultural, el disfrute del cuerpo y la sexualidad” (invisibilizadas frecuentemente en definiciones androcéntricas de la precariedad) (Río y Pérez Orozco 2005). 13


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Este enfoque de género cooptado es el que más surge en los discursos sobre la pobreza, siendo el PNUD y el Banco Mundial sedes de generación de estos discursos pro-estatus quo. El PNUD en El Salvador, por ejemplo, hace un análisis de la pobreza con enfoque de género desde el paradigma de crecimiento macroeconómico, planteando que las mujeres enfrentan limitaciones. “para iniciar emprendimientos productivos - y obtener beneficios acordes con aportes que realizan, así como para incorporarse a los procesos de movilidad social ascendente. La falta de autonomía económica, expresada en la dificultad o imposibilidad de generar ingresos propios, coloca a las mujeres en una situación más vulnerable e incrementa la probabilidad de que amplios grupos de ellas caigan en la pobreza...” (PNUD 2006, 67). Aquí, el PNUD no está promoviendo la ‘lucha contra la pobreza’. Al contrario, está agravando el empobrecimiento de las mujeres al reforzar el paradigma de crecimiento económico sobre la pobreza, la inversión máxima de la realidad sobre el enriquecimiento/empobrecimiento. Plantean la pobreza como condición de gente que ha sido ‘dejada atrás por el tren del progreso’; de mujeres que han “caído” en la pobreza - una condición estática material sin origen. El problema de la pobreza es únicamente monetario, encapsulado en la cantidad de ingresos. La preocupación reside no en la producción de clases socioeconómicas desiguales, sino en el número de mujeres que se pueden incorporar “a los procesos de movilidad social ascendente”. Estos argumentos desde un enfoque de género (cooptado) en la pobreza, refuerzan el estatus quo de una sociedad desigual y violenta. Es un solo ejemplo para ilustrar que hay que ser crítica de los discursos sobre la pobreza y poder distinguir entre un verdadero enfoque de género y un enfoque de género cooptado. Un enfoque feminista, que aquí estamos queriendo plantear, se diferencia drásticamente de los planteamientos del enfoque de género cooptado del Banco Mundial o del PNUD, ya que cuestiona los pilares del sistema socio-económico dominante y propone una visión alternativa de la economía para la erradicación de la producción de la pobreza/riqueza desde los múltiples sistemas de opresión. Entonces, ¿cuáles son algunos de los supuestos fundamentales en la conceptualización de la pobreza desde un enfoque feminista?...

SUPUESTOS BÁSICOS DE UN ENFOQUE FEMINISTA ECONOMÍA SOCIALMENTE CONSTRUIDA Tal y como el género es construido socialmente, y no viene de la “naturaleza”, también la economía que tenemos es construida y mantenida socialmente, por personas concretas que tienen posiciones de poder en la sociedad (Nelson y England 2002). La economía, con sus modelos, doctrinas, políticas y programas diversos, no es nada natural, objetivo, ni científico, como hacen creer los economistas neoclásicos, sino que es un espacio social que refleja, produce y reproduce los valores, supuestos e intereses de las personas que lo han construido. Al reconocer que las doctrinas, los modelos, las políticas y los programas de la disciplina ‘economía’ “son representaciones muy parciales y abstraídas de la economía real, y que los valores, las relaciones de poder, así como las formas de vida y otros rasgos culturales incluidas las relaciones sociales y comunicativas, son inseparables de la economía real”, el concepto de ‘socioeconomía’ resulta más atinada con la realidad (Coraggio 2004, 13).


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ECONOMÍA PATRIARCAL El patriarcado es un sistema de opresión que desde la historia produce y reproduce el machismo15 y el sexismo16 en todos los ámbitos, asignando a los hombres el poder de decidir sobre todo, incluyendo la vida y la sexualidad de las mujeres. El patriarcado está colocado en todas las esferas de la sociedad - lo social, cultural, político, jurídico, sexual, afectivo, erótico, etc. - y la esfera económica no es ninguna excepción; la economía dominante es patriarcal (Mellor 1996). ECONOMÍA PATRIARCAL CAPITALISTA El patriarcado se expresa en la economía capitalista dominante. El capitalismo es un sistema socioeconómico que se basa en la propiedad privada sobre los medios de producción y las relaciones salariales entre capitalistas y fuerza de trabajo (la explotación). Se sustenta en una teoría de “maximizar beneficios y minimizar costos” (el ‘uso eficiente de recursos escasos y la maximización de beneficios’). En nombre del enriquecimiento - el ‘crecimiento intensivo’ y la acumulación de ganancia en las manos de unas pocas personas - la economía capitalista empobrece a la mayoría de la gente trabajadora. Se fundamenta en la división genérica del trabajo y en la invisibilización, desvalorización y no-remuneración (o mala remuneración) del trabajo de las mujeres, la división y la desigualdad social. ECONOMÍA PATRIARCAL CAPITALISTA NEOLIBERAL A partir de los años 80, a esta socioeconomía patriarcal capitalista, se le suma una doctrina neoliberal, encarnada en el Consenso de Washington17. Aunque no es un sistema económico, sino una construcción ideológica y teórica que se está globalizando, al sumarse a la economía patriarcal capitalista, el neoliberalismo tiene enormes consecuencias por los procesos de empobrecimiento/enriquecimiento18. Por lo tanto, aquí se refiere a la socioeconomía dominante como ‘patriarcal capitalista neoliberal’. ECONOMÍA DE OPRESIONES MÚLTIPLES Además de ser patriarcal capitalista neoliberal, la socioeconomía dominante refleja, produce y reproduce los demás sistemas de opresión, que se interrelacionan e interactúan, dependiendo cada uno del otro para mantener a grupos enteros de la sociedad marginados, excluidos y sometidos para el beneficio de unos pocos. Estos sistemas de opresión incluyen: el colonialismo, adultismo, racismo, heterosexismo, nacionalismo y la opresión basada en el ideal del cuerpo y la mente sin enfermedad o discapacidad alguna.

Fenómeno social y cultural que exalta los valores masculinos, la hombría, la virilidad, el poder de los hombres, expresado con violencia, fuerza y ante todo, la actitud de superioridad y dominio sobre las mujeres en todos los campos de la vida (social, laboral, afectiva,...) (Dignas 2006). 16 Teoría que defiende que un sexo (masculino) es superior a otro (femenino) y que el superior tiene derechos y privilegios mayores que los del sexo inferior. Esta teoría discriminatoria, basada en falsedades, nos hace creer que el sexo femenino está al servicio del sexo masculino por un orden “natural” y único, manteniendo así a las mujeres en una situación de inferioridad, subordinación, invisibilización y explotación (La violencia contra las mujeres a través de la prensa) (Dignas 2006, Facio 2004). 17 Ver explicación anterior que se planteó en el análisis del Enfoque de Crecimiento Macroeconómico sobre la pobreza. 18 Por ejemplo, el neoliberalismo sobrevalora “bienes virtuales, inmateriales o intangibles”, como “el dinero, el mercado de valores, y la circulación de capitales, con lo que la reproducción ha quedado aún más desvalorizada” (Facio 2003). 15


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Los procesos de empobrecimiento y la vivencia de la pobreza, por lo tanto, son distintos para mujeres indígenas, negras, blancas, jóvenes, de tercera edad, lesbianas, heterosexuales, inmigrantes, migrantes, discapacitadas, con enfermedades crónicas, etc. ECONOMÍA MÁS ALLÁ DE LAS ESFERAS MONETARIZADAS La economía es mucho más que su reducida definición comercial y financiera. Trasciende las esferas monetarizadas (el sector privado, el sector público y la economía sumergida) donde se mueve el dinero (o especulaciones financieras como acciones y bonos, etc.), para incluir todos los esfuerzos y procesos para garantizar el bienestar y la reproducción de la vida (Elson 1996). ECONOMÍA DE CONFLICTOS La economía es un “escenario de conflicto de lógicas”, entre la de la acumulación que rige en el mercado capitalista y la del cuidado de la vida, “que rige, sobretodo, en las esferas no monetarizadas” (Río y Pérez Orozco 2005, 3). Son las personas quienes absorben esas tensiones y conflictos. Y las absorben no de forma pareja, sino de acuerdo a su condición y posición social; una ubicación que está determinada por los distintos sistemas sociales de opresión (Río y Pérez Orozco 2005). ECONOMÍA DE DOMINACIÓN CORPORAL, SEXUAL Y REPRODUCTIVA La socioeconomía dominante está enraizada en el cuerpo19 femenino, “que se encuentra permanente e inevitablemente atrapado” en la representación de los intereses del capitalismo neoliberal patriarcal (Sánchez Olvera 2004). Al ser ‘objeto supremo’ del sistema socioeconómico dominante, el cuerpo y la sexualidad de las mujeres se convierten en medios de producción que tienen que ser dominados y controlados. Para ser fuerza de trabajo a la vez, convirtiéndose en una fuerza productiva20, este cuerpo necesariamente tiene que ser sometido (maternidad obligatoria, trabajo reproductivo doméstico impuesto, suspensión de embarazos prohibida, etc.), ya que “su constitución como fuerza de trabajo sólo es posible si se halla prendido en un sistema de sujeción” (Foucault citado en Sánchez Olvera 2004, 13). Así, la subjetividad de las mujeres se reduce, “aprisionada dentro de una sexualidad esencialmente para otros, con la función específica de la reproducción” (Sánchez Olvera 2004, 12). La dominación, expropiación y el control del cuerpo y la sexualidad de las mujeres no es casualidad, sino condición calculada e indispensable para el funcionamiento de la socioeconomía patriarcal capitalista neoliberal.

“El cuerpo de la mujer incluye todas las extensiones que se le atribuyen (la casa o un territorio en tanto se considera corporalmente determinada la obligación social del trabajo y el espacio doméstico para las mujeres). El cuerpo de la mujer incluye también los cuerpos de las vidas de los hijos y de los cónyuges, las instituciones jurídicas y políticas y las concepciones mitológicas, filosóficas e ideológicas que le dan nombre, que le atribuyen funciones, prohiben o asignan obligaciones sancionan y castigan. El cuerpo histórico de la mujer está formado por los cuerpos de las mujeres y por todos aquellos que las ocupan. Así, a lo largo del ciclo de la vida, y no sólo en el embarazo o durante el coito, sino permanentemente el cuerpo femenino está ocupado” (Marcela Lagarde citada en Sánchez Olvera 2004, 12). 20 “Cuando hablamos de fuerzas productivas, nos estamos refiriendo a los medios de producción y a la fuerza de trabajo. Los medios de producción a su vez comprenden los objetos de trabajo y los medios de trabajo” (Montoya S.F., 8). 19


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ENRIQUECIMIENTO/EMPOBRECIMIENTO: UNA DIALÉCTICA No se puede abordar la pobreza sin, a la vez, hablar de la riqueza. El empobrecimiento es parte y proceso del enriquecimiento. No existe la riqueza sin la pobreza. No existe la pobreza sin la riqueza. El enriquecimiento y el empobrecimiento coexisten en una dialéctica. La gente empobrecida es pobre porque está haciendo rico (enriqueciendo) a otras personas. La gente enriquecida es rica porque está haciendo pobre (empobreciendo) a las demás. Sin embargo, es la riqueza que necesita de la pobreza. La pobreza no necesita de la riqueza. Son los ricos que necesitan de las y los pobres (la gente empobrecida), no al revés (Gutiérrez 2006). EMPOBRECIMIENTO MATERIAL E INMATERIAL El empobrecimiento tiene dimensiones materiales (violación /negación del derecho a una vivienda digna, una alimentación nutricional y segura, etc.) e inmateriales (violación/ negación del derecho a la autonomía personal, identidad cultural, el disfrute del cuerpo y la sexualidad, etc.). Estas dimensiones no se pueden entender por separado. Por ejemplo, una mujer inmigrante “puede disponer de dinero, pero puede tener serias dificultades para que le alquilen una vivienda o para relacionarse con el vecindario; una trabajadora sexual puede tener asegurados recursos monetarios suficientes para vivir, pero la persigue un estigma social que precariza no sólo sus condiciones laborales sino su vida entera...” (Río y Pérez Orozco 2005, 5). GÉNERO: VARIABLE ECONÓMICA Para vislumbrar los mitos, las distorsiones, las injusticias, y sobretodo, las relaciones de poder dentro de la economía dominante, un enfoque feminista se apoya en la perspectiva de género, convirtiendo al género en categoría de análisis económico (entre otras categorías de análisis). Al igual que los economistas neoclásicos utilizan al individuo o los economistas marxistas la clase social, las economistas feministas se apoyan en el “género”, como una variable para entender y explicar fenómenos económicos, como la pobreza (Rosales 2003,7). RELACIONES ECONÓMICAS Todas las interacciones humanas (entre personas, entre personas y la naturaleza, etc.) implican relaciones de poder. Como la economía es la suma de un montón de interacciones humanas, cada nivel de la economía refleja estas relaciones de poder. Hay que identificar y analizar las relaciones de género (una forma de relación de poder) y las demás relaciones de poder inequitativas, para cambiar las desigualdades en la economía (Dignas 2004). ECONOMÍA MÁS JUSTA Y PRODUCTIVA Analizar la economía y el empobrecimiento/enriquecimiento desde un enfoque feminista y avanzar hacia una economía feminista con procesos de transformación, es un gran paso a favor de erradicar la producción de la pobreza/riqueza, y de promover los derechos de las mujeres, la justicia social, y una economía más productiva y sostenible (Rosales 2003).


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...¿Cómo se entiende el empobrecimiento de las mujeres? PROCESOS DE EMPOBRECIMIENTO DE LAS MUJERES Un enfoque feminista sobre la pobreza señala que la economía patriarcal capitalista neoliberal empobrece a las mujeres al: 1. Fundarse en supuestos erróneos (empíricamente) y discriminatorios (éticamente) que producen y reproducen relaciones opresivas de género y clase, así como otras relaciones opresivas de poder basadas en la etnia, edad, orientación sexual, dis/capacidad, país de origen, etc. 2. Promover una lógica de acumulación de capital que enriquece a unos cuantos hombres (a corto plazo) mientras pone en peligro los procesos ecológicos y sociales/humanos que garantizan el cuidado y la reproducción de la vida misma.

I. LOS SUPUESTOS ERRÓNEOS Y DISCRIMINATORIOS DE LA ECONOMÍA DOMINANTE EMPOBRECEN A LAS MUJERES. Los supuestos erróneos (empíricamente) y discriminatorios (éticamente) de la economía dominante producen y reproducen relaciones opresivas de género y clase, así como otras relaciones opresivas de poder basadas en la etnia, edad, orientación sexual, dis/capacidad, país de origen, etc., empobreciendo a las mujeres: EL HOMBRE ECONÓMICO PODEROSO El sistema económico dominante se fundamenta en una teoría del “hombre económico” que actúa siempre (Mellor 1996): 1. Racionalmente (no desde los sentimientos, los deseos, la corporalidad, etc.) 2. Basado en el interés propio (pensando sólo en él y nadie más) 3. En función de maximizar su ganancia (con un deseo insaciable por adquirir y acumular) Los análisis económicos parten de este individuo masculino patriarcal y capitalista, que es a la vez heterosexual, rico, blanco, sin discapacidad, sin SIDA, etc., siendo él, con estos rasgos esenciales, el “protagonista central y único de la economía mundial (Kurian 1996, 206). LA MUJER ECONÓMICA SUMISA Es poco común que la teoría económica dominante se moleste por considerar a las mujeres. Cuando lo hace, se refiere a “la mujer”, como si hubiera una mujer esencial, en lugar de tomar en cuenta la inmensa diversidad de experiencias de ser mujer, que son tan numerosas como el número de mujeres en el mundo. Dentro de sus cálculos y formulas, parte de una serie de supuestos sobre la dicha “mujer” económica (Rosales 2003, 8): 1. Es dependiente de un hombre en cada etapa de su vida. 2. Es o será casada (casamiento heterosexual). 3. Tiene o tendrá hijos.


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4. Es o será “ama de casa”. 5. Es improductiva - no forma parte de la fuerza de trabajo. 6. Es irracional y no puede tomar decisiones económicas. De acuerdo a su orientación patriarcal, los análisis económicos dominantes parten de una mujer subordinada y sumisa. EL INDIVIDUALISMO Y EL (MÍTICO) SER INDEPENDIENTE La economía dominante fomenta el individualismo, y el mito patriarcal de “independencia” que lo sostiene. Insiste en una dicotomía entre ser independiente (normal) y ser dependiente (anormal), en donde las personas en la primera categoría no necesitan de nadie para sobrevivir y las de la segunda son incapaces de existir sin ayuda (Priestley 2003: 120). Al negar el hecho de que la condición humana es de interdependencia, la economía dominante promueve la ilusión de que el individuo “normal” sale adelante solo en el ámbito económico competitivo, sin apoyos. Esta lógica oprime a todas las personas, y discrimina especialmente a las mujeres con discapacidades21. LA LIBERTAD FICTICIA La economía patriarcal-capitalista parte no sólo del individuo económico independiente, sino también del supuesto que todos (los hombres) son “igualmente libres” en “el momento económico del intercambio”; libres para comprar y vender según las decisiones racionales tomadas por el “hombre económico” (Ribera 2002, 12). Esta posición ideológica santifica la opresión y desigualdad. Si una persona (fulana de tal “pobre”) no “sale adelante” en la economía es por falla personal, ya que tenía toda la libertad (como fulano de tal rico) para hacerlo. Sobre este supuesto ficticio de la “libertad” económica, se construye una ideología/un concepto de libertad (abstracta) en los demás ámbitos de la vida - lo jurídico, político, social, etc. (Ribera 2002). Detrás del supuesto del individuo libre está la dictadura del (des)orden socio-económico que sigue produciendo la riqueza/pobreza (Ribera 2002). EL HOGAR TRANQUILO La teoría económica dominante utiliza la variable económica del “hogar” para sus cálculos. Pinta dicho hogar como un paraíso donde (Alexander y Baden 2000, 14): 1. Las personas viven juntas/os voluntariamente (basada en decisión propia). 2. Todos los recursos se juntan en un fondo común - trabajo, ingresos, alimentación, información, etc. y son distribuidos equitativamente entre todas las personas integrantes del hogar. 3. Las decisiones son tomadas racionalmente y benefician igual a todas las personas integrantes del hogar. Niega las dinámicas de poder - las inequidades y la violencia - en la distribución y la toma de decisiones en los hogares22.

21

Ver, por ejemplo, Wendell (1996, 1997, 2001), Kittay (1999), Cushing (2002), Tronto (1993), Priestley (2003). 52


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LA COMPETENCIA MORTAL En la economía patriarcal capitalista neoliberal se celebra y promueve la competencia como valor principal de las interacciones económicas (dejando que la competencia determine los procesos de producción, compra y venta). La competencia lleva inherente la desigualdad de poder, ya que por cada persona o empresa que gana una competencia, hay otra que pierde. Por definición, la competencia y la igualdad no son compatibles. Además, la competencia es un arma del patriarcado que sirve para generar enemistad entre las mujeres, dividiéndolas para que se mantengan subordinadas en el orden social y económico. EL MERCADO OMNIPOTENTE Y ANÓNIMO Hay otro consenso básico de fondo de la teoría económica dominante: es mejor dejar en manos del “mercado (privado) libre” el orden económico global. No se especifica cuál de todos los mercados (mercado financiero, mercado de producción, mercado de trabajo, etc.), sino es una especie de mercado omnipotente y anónimo que, a través de la competencia, garantizará el crecimiento económico estable, la generación de empleos, un flujo adecuado de ingresos y la riqueza suficiente para eliminar la pobreza (Sen 1996). Es así que hoy en día la pobreza/riqueza, la marginación /estatus quo, y la subordinación/dominación se producen por un mecanismo anónimo, guiado por una ética anónima, y al mismo tiempo son producidas y reproducidas por la acción de todas y todos: el mercado libre (Gutiérrez 2001). EL MERCADO DE SEPARACIÓN Y DOMINACIÓN Hablar de una economía dirigida por mecanismos ajenos a las y los seres humanos (el ‘mercado’) es caer en la tramposa lógica de la interacción mecánica y el control jerárquico del sueño machista de separación y dominio (Nelson y England 2002). Cuando se percibe la economía como algo que está “en algún sitio ahí afuera”, en lugar de parte de la experiencia vital diaria que pasa por, y se manifiesta en, el cuerpo, la mente, las emociones, la sexualidad, la calidad de vida, y la sobrevivencia de todas y todos, está ocurriendo un proceso de separación; un proceso de alienación (Dignas 2004, 39). Alienar a la gente, y a las mujeres en particular, de su experiencia cotidiana y la realidad más amplia es un primer paso para poder inculcar un sentimiento de impotencia ante cualquier cambio o transformación económica. Esta separación sirve para crear la ilusión que la economía es algo intocable, que las estructuras y relaciones económicas actuales están escritas por el destino y son inevitables. Así se promueve un sentimiento de impotencia - del “ni modo, no se puede hacer nada” - a escala global en cuanto a la economía, haciendo que haya una entrega del poder colectivo al mantenimiento del estatus quo económico. Al excluir a las mujeres de las decisiones económicas (separarlas de una economía intocable) y desanimarlas a que sigan una búsqueda de formas de re-inventar la economía, la socioeconomía logra conquistar y dominarlas. Está bien documentado que los recursos del hogar no siempre se comparten de forma equitativa. Los hombres, por ejemplo, tienden a gastar un porcentaje más alto de sus ingresos en el consumo personal (alcohol, cigarros, etc.) que las mujeres, quienes tienden a dedicar un porcentaje más alto de sus ingresos a la alimentación para la familia. También existen diferencias, según género y edad, en cuanto a la distribución de alimentación en un hogar. Existe una tendencia de los hombres en comer primero, luego los niños, luego las niñas y las mujeres comen por último y en cantidades menores a los hombres (Alexander y Baden 2000, 16 22


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EL MERCADO MANIPULADOR DE DESEOS La economía dominante también mantiene que el mercado ‘libre’ responde a las necesidades de las personas en la sociedad, y no al revés. Sostiene que el mercado produce sólo en función de la demanda que, ante él, se presenta; que la producción corresponde a la demanda. Detrás de este supuesto se esconde el hecho de que es el mercado patriarcal capitalista neoliberal (la producción y publicidad que la comercializa) que construye las necesidades de las personas. Las necesidades reales de las personas son finitas. Si el mercado dominante se limita a trabajar las necesidades reales de las personas, entra en quiebra (Gutiérrez 2006). Para sostener el sistema económico dominante, el mercado tiene que fabricar (inventar) necesidades humanas infinitas, y lo hace a través de la manipulación de las subjetividades - las emociones, la psicología, etc. - de las personas, convirtiendo sus deseos en ‘necesidades’ (Gutiérrez 2006). LA DIVISIÓN NATURAL DEL TRABAJO La economía dominante dicta que la división genérica del trabajo es natural. Si hay una división entre los trabajos que realizan las mujeres y los hombres, en el hogar y fuera de él, es porque las mujeres naturalmente son más eficaces y productivas en algunos trabajos y los hombres en otros. Esta división no se debe a ninguna forma de discriminación, sino es producto de la eficiencia del mercado auto-ordenador, donde se equilibran la demanda y la oferta de trabajo (Gardiner 1996). II. La lógica de acumulación (enriquecimiento) de la economía dominante pone en peligro la reproducción y el cuidado de la vida, empobreciendo a las mujeres. La lógica de acumulación de capital que permea la economía dominante empobrece a las mujeres porque pone en peligro los procesos ecológicos y sociales/humanos que garantizan el cuidado y la reproducción de la vida. Esa lógica de acumulación de capital conlleva a procesos de enriquecimiento de unas cuantas empresas/hombres (a corto plazo), mientras empobrece a las mayorías (y a todas y todos a largo plazo), porque: a. Acaba con la vida ecológica: Pone en peligro la sostenibilidad ecológica del planeta. b. Acaba con la vida humana: Pone en peligro la sostenibilidad de los cuidados humanos. a. La economía dominante acaba con la vida ecológica Naturaleza (femenina) para conquistar La economía dominante aniquila la naturaleza - fuente de vida - a propósito. La destrucción de la naturaleza no es una ‘externalidad’ inesperada, como aluden los economistas convencionales. Desde la lógica patriarcal capitalista, es producto esperado y necesario. La economía patriarcal capitalista requiere para su existencia de un sistema social de “división dicotómica de roles sexuales”, plasmado en las construcciones de género, en donde las mujeres y los hombres tienen características opuestas claramente definidas (Facio 2006, 1). El patriarcado, desde esta división dicotómica, equipara a los hombres y lo masculino con la racionalidad, la intelectualidad, la autonomía, el sujeto y el plano divino. A la vez, equipara a las mujeres y lo femenino con la emotividad, la corporalidad, la dependencia, el objeto y la naturaleza, por estar ‘atado’ a la tierra por sus funciones biológicas (la menstruación, la capacidad de dar a luz, etc.)


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(Lloyd 1984). Con este sistema social, lo masculino es visto como positivo y lo femenino como negativo. Por lo tanto, según esa lógica todo lo relacionado a lo femenino (incluyendo el medio ambiente) tiene que ser conquistado por lo masculino. “El costo del mantenimiento de este sistema es que al asociar a la naturaleza con el lado femenino de las dicotomías, ésta se convierte en un ente a dominar y controlar” (Facio 2006, 1). Eje cultural del consumismo El eje cultural del sistema socioeconómico patriarcal capitalista neoliberal es el consumismo; promover que la gente consuma23 constantemente, motivada por ‘necesidades’ (deseos) materiales insaciables. Este consumismo genera gran riqueza financiera /monetaria para algunas empresas en el corto plazo. Paradójicamente, al promover el consumismo, como valor fundamental y estilo de vida, la economía lleva en su seno su propia desaparición, ya que lo que se está consumiendo son los medios de vida - la ecología finita del planeta (Ribera 2002, 2). Invisibilización de la aniquilación ecológica La economía dominante invisibiliza la aniquilación ecológica en nombre de la acumulación de capital a corto plazo. Para ilustrar este fenómeno es preciso examinar el Sistema de Cuentas Nacionales de las Naciones Unidas (UNSNA). El UNSNA es el sistema contable que utilizan los países para producir estadísticas e indicadores del supuesto “bienestar” de la nación - el Producto Interno Bruto (PIB). Es el sistema oficial para medir la riqueza - el ‘éxito’ - de la economía. El UNSNA funciona como un espejo, reflejando todo lo que se (sub/des)valora en el sistema económico global. Las decisiones de qué incluir (qué contabilizar) o qué excluir (dejar como “externalidades” irrelevantes) en el UNSNA son muy políticas y reflejan todos los sistemas de opresión. En base a estos datos e indicadores, los gobiernos, las agencias de desarrollo internacional, las organizaciones no-gubernamentales y la empresa privada, formulan políticas y programas sociales y económicos. Economistas feministas han elaborado esquemas visuales que reflejan el hecho que en el UNSNA se esconde la aniquilación ecológica, subordinando efectivamente la lógica de la vida a la de la acumulación de capital (Pouw 1994):

Cuando una persona adquiere lo que realmente necesita, está comprando. En cambio, cuando una persona adquiere desde los deseos (la ‘necesidades’ fabricadas por el mercado dominante), está consumiendo (Gutiérrez 2006). 23


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Economía monetaria (PIB)

Economía no monetaria

El planeta

Economía de mercado Sector privado Economía pública Sector público Economía sumergida Lavado de dinero, evasión de impuestos, corrupción etc… Economía del cuidado no remunerado Trabajo voluntario, trabajo no remunerado del cuidado en la esfera doméstica, trueque, agricultura de subsistencia, etc…

La naturaleza Base ecológica del planeta

Lo que en este esquema se dibuja como el tercer piso de la pirámide corresponde al Producto Nacional Bruto (PNB), lo que mide el UNSNA. Es la economía monetaria, el único enfoque de los economistas convencionales. Todavía más limitado, muchos economistas neoclásicos concentran su análisis exclusivamente en la economía de mercado -nada más la punta de la pirámide- como si ésta representara la economía en su totalidad. Y de esta estrecha mirada, se elaboran las políticas y los programas socio-económicos. Sin embargo, toda la producción económica de la economía monetaria descansa sobre el trabajo no-remunerado que se realiza en la economía no monetaria. Es una producción económica en la esfera doméstica y extradoméstica, realizada principalmente por las mujeres. Este nivel de la economía lo analizaremos en la siguiente sección. A su vez, tanto la economía monetaria como la economía no monetaria descansan sobre la vida ecológica del planeta - la naturaleza. El segundo y tercer nivel de la economía no podría sostenerse si no fuera por el primer nivel. Este nivel de la economía es lo que permite la reproducción y sostenibilidad de cualquier economía y de la vida en si. Sin embargo, dentro de la economía patriarcal-capitalista se invisibiliza esa verdad económica fundamental.


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Valorización de la aniquilación ecológica Como demuestra el UNSNA, la economía dominante invisibiliza la ecología en la economía. Pero, es más: el sistema patriarcal-capitalista, contabiliza la aniquilación ecológica como un fenómeno económicamente positivo. La contaminación, el despilfarro y la destrucción de recursos naturales y medios de vida que afectarán e imposibilitarán futuras generaciones y la vida del planeta en si, no se registran como costos negativos del sistema económico dominante (no hay egresos en la contabilidad convencional - sólo “externalidades”). Al contrario, se registran como crecimiento económico, porque enriquecen a unos pocos hombres capitalistas (Waring 1989, 49). La destrucción del medio ambiente se considera muy “productiva” porque activa la economía monetarizada de la economía. La catástrofe ecológica es válida. Según el UNSNA, un río, lago o manto acuífero sin contaminación, accesible a nivel comunal, no tiene valor. En 57 58 cambio, agua desde fuentes privatizadas que se embotella y se vende en el mercado (por empresas como el Agua Cristal o Agua Pura) sí es valorado (Facio 2006). El aire puro no vale nada, hasta que sea procesado por empresas transnacionales en tanques de oxígeno y vendido en el mercado. En cambio, el aire contaminado sí vale, porque crea demanda por estos tanques de oxígeno en el mercado (al inducir enfermedades respiratorias). Una montaña viva, con significado sagrado para los pueblos indígenas, no vale nada, hasta que una empresa minera le extraiga plata u oro, una empresa forestal le bote los bosques, o un gobierno le pavimente una carretera por encima. Aún los desastres ecológicos, sean por huracanes, terremotos, erupciones volcánicas, derrames químicos, nucleares, o de petróleo (casos del Chernobyl, Hiroshima, Exxon Valdez, por ejemplo) son considerados productivos económicamente. El robo, la contaminación, la erosión y la destrucción de los medios de vida de la gente no es preocupación de la economía dominante. Al contrario, es su utopía, porque en ello está el negocio. En la economía dominante el medio ambiente solo vale cuando se convierte en mercancía que genera ganancias jugosas para las empresas capitalistas y los políticos del Estado que los respaldan. Las mujeres las más afectadas Además de destruir simbólicamente a lo femenino, la destrucción del medio ambiente también afecta a las mujeres de carne y hueso. Por la carga del trabajo del cuidado que llevan en la esfera doméstica y extradoméstica, son las mujeres quienes están más afectadas por la destrucción del medio ambiente. Si las fuentes de agua se secan, tienen que caminar más lejos para conseguirla. Si se botan los árboles, tienen que invertir más tiempo en su búsqueda diaria de leña. Si miembros de la familia consumen agua o productos agrícolas contaminados y se enferman, las mujeres son las que tienen que invertir más trabajo en atenderles. Si se acaban los medios de vida natural en el ámbito rural, tienen que migrar a los centros urbanos o a otro país, para seguir manteniendo a sus familias. Y así, todas las actividades económicas del cuidado que realizan las mujeres se vuelven más pesadas, empobreciendo a las mujeres en términos de tiempo, trabajo y medios de vida para sostener la reproducción de la vida.


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El aire puro no vale nada, hasta que sea procesado por empresas transnacionales en tanques de oxígeno y vendido en el mercado. En cambio, el aire contaminado sí vale, porque crea demanda por estos tanques de oxígeno en el mercado. b. La economía dominante acaba con la vida humana Además de poner en peligro la reproducción de la vida humana con la destrucción del medio ambiente, la economía dominante acaba con la vida humana por otras vías: 1. Apuesta directa por la muerte: al promover una cultura de violencia sexual, psicológica, física y social, principalmente contra las mujeres. 2. Apuesta indirecta por la muerte: al desvalorizar los cuidados. 1. Apuesta directa por la muerte: cultura de violencia social Como vislumbra el UNSNA, el sistema económico global dominante tiene una apuesta directa por la muerte humana al considerar ‘productiva’, entre otras, las siguientes actividades (Sen 1996): • • • • • • •

El tráfico sexual de mujeres, niñas y niños. El turismo sexual. La producción de armamento y maquinaria de guerra. El tráfico de armas. Las guerras civiles e internacionales. La violencia doméstica contra las mujeres, niñas y niños. La violencia social de las pandillas.

Al mismo tiempo, que el trabajo de criar y educar hijas e hijos no se contabiliza y no llegar a concebirse como actividad económica productiva, el maltrato, la apropiación y la explotación de los cuerpos y las sexualidades de las mujeres, niñas y niños sí se considera productiva en el Sistema de Cuentas Nacionales. La producción y tráfico de armas y maquinaria de guerra, cuyo fin no es más que destruir la vida humana y ecológica, se valora porque generan “ganancias jugosas a unas empresas monopólicas” (Dierckxsens 1996). Estas actividades económicas patriarcales y capitalistas se consideran como actividades positivas para la economía porque enriquecen a “unos cuantos hombres billionarios disfrazados de mercado libre” (Facio 2006b). Entre más violencia, mejor para la economía dominante; para los patriarcas capitalistas que se enriquecen de ella, la violencia es dinero. Al mismo tiempo, que el trabajo de criar y educar hijas e hijos no se contabiliza y no llegar a concebirse como actividad económica productiva, el maltrato, la apropiación y la explotación de los cuerpos y las sexualidades de las mujeres, niñas y niños sí se considera productiva en el Sistema de Cuentas Nacionales. Además, ante el orden económico violento (sistémico), la violencia física, psicológica y sexual se convierte en un instrumento indispensable para el mantenimiento de ese orden (Klein 2007). Se crea un clima de miedo -a través de invasiones, feminicidios, homicidios, violaciones, asaltos y amenazas de muerte, entre otras formas de tortura física, psicológica y sexual- para poder mantener el orden económico opresivo.


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A su vez, la violencia se convierte en un medio de subsistencia para la gente pobre/empobrecida. Sin poder esperar hasta que la situación económica mejore, hay personas pobres que encuentran como única opción para asegurar su propia vida, amenazar o quitar la vida de otras personas robar, extorsionar, traficar y matar (Facio 2003). Los y las pobres se incorporan en los ejércitos estatales para ganarse la vida defendiendo los intereses políticos del imperio estadounidense y sus colonias, se incorporan en las pandillas para ganarse la vida defendiendo los intereses de los empresarios mafiosos, etc. Dado que los que manejan y se benefician del sistema socioeconómico dominante también cuentan con la protección de la militarización que lo respalda, esas personas pobres, que no tienen acceso a los ricos, “roban, trafican y matan a sus hermanas (o hermanos), compañeras (o compañeros) y vecinas (o vecinos)” (Facio 2003). La economía dominante, además de ser violenta estructuralmente por su orientación capitalista y patriarcal, promueve una cultura de violencia de género y de genocidio social. 2. Apuesta indirecta por la muerte: negación del poder de dar la vida y la desvaloración de los cuidados a. Negación del poder de dar la vida

La economía patriarcal capitalista neoliberal tiene una apuesta por la muerte al negar que una mayoría de mujeres “tenemos el enorme poder de reproducir la vida humana en nuestros propios cuerpos” (Facio 2006, 1). Para asegurar, desde el patriarcado, un sistema social y económico en el cual unos pocos hombres tienen el poder, dominio y control sobre la naturaleza y las mujeres (como mandato divino y natural),…hay personas pobres que encuentran como única opción para asegurar su propia vida, amenazar o quitar la vida de otras personas - robar, extorsionar, traficar y matar es fundamental negar, controlar y dominar este poder sexual y reproductivo de las mujeres24 (Facio 2006, 1). Así es como, por ejemplo, en el Sistema de Cuentas Nacionales de la economía global, producir vida humana no aparece en las cuentas. Producir un carro, un avión o armas de guerra se considera productivo, mientras producir la vida humana no vale nada. De igual forma, alimentar a las hijas e hijos con leche en polvo, preparada y empaquetada por la empresa transnacional Nestlé, se considera productivo económicamente. Amamantar a las hijas e hijos, desde el cuerpo de una mujer, no vale nada en el sistema económico global. b. Desvaloración de los cuidados

Cuando las economistas feministas hablan de cuidados, se refieren a una necesidad/derecho de todas las personas, independientemente de su sexo, edad, etc.: Los cuidados se refieren al mantenimiento diario de la vida, con su faceta material y afectiva indisolublemente ligadas, que es imprescindible para todas y cada una de las personas. Necesitamos alimentarnos, y que sea de forma conveniente; necesitamos vivir en un lugar lo más cómodo y aseado posible; necesitamos compañía y afecto; necesitamos cuidar de nuestra salud y de nuestras enfermedades... (Río y Pérez Orozco 2005, 6). Para satisfacer esta necesidad/derecho de las y los seres humanos, además de recursos se necesita de un trabajo - el trabajo del cuidado. El trabajo del cuidado se puede dividir en dos categorías: Véase explicación “Economía de dominación corporal, sexual y reproductiva”, de los supuestos básicos de un enfoque feminista presentada en este trabajo. 24


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a. Auto-cuidado25: Los cuidados que a veces pueden satisfacerse por cada persona; “desde asearse hasta auto-diagnosticarse una enfermedad leve y resolverla” (Río y Pérez Orozco 2005, 7). b. Cuidado mutuo26: Los cuidados que requieren de relaciones sociales de interdependencia para satisfacerse; la necesidad de compañía o afecto, de atención médica para una enfermedad grave, etc., que se realiza junto a otras personas (Río y Pérez Orozco 2005, 7). El trabajo del cuidado “se organiza en torno a dos sistemas, el doméstico y el extradoméstico” (Río y Pérez Orozco 2005, 8). El sistema socio-económico dominante tiene una apuesta indirecta por la muerte al desvalorizar y poner en peligro la sostenibilidad de los cuidados en ambos ámbitos. NEGACIÓN DEL DERECHO DE SER CUIDADO DESDE EL ESTADO Como demuestran los programas de ajuste estructural (PAE)27, la economía patriarcal-capitalista neoliberal está diseñada para negar a las personas su derecho de ser cuidado desde el Estado. Al negar el derecho de ser cuidado desde el estado, la economía dominante promueve la muerte humana. Los estados, a través de diversos pactos internacionales de derechos humanos y sus estructuras jurídicas nacionales, tienen la obligación de respetar, proteger y garantizar una vida digna para todas las personas. En otras palabras, legalmente, el Estado está obligado a realizar un trabajo del cuidado para todos y todas las ciudadanas y habitantes de su territorio. Existe un tipo de Estado que otorga un gran valor a los cuidados y asume su responsabilidad de garantizar los derechos humanos (el bienestar) a través de mecanismos sociales, económicos, culturales, políticos y jurídicos. Es un Estado de bienestar; un Estado que prioriza la provisión de recursos y servicios sociales, tales como educación y salud, a toda la población de manera que garantice la reproducción de la vida humana. Los PAE, como expresión de la esencia violenta del sistema socio-económico dominante, buscan desmantelar el Estado de bienestar. Dictan, por ejemplo, que el estado debe reducir y eliminar su provisión de servicios sociales, substituyendo una ética consumista (que favorece el lucro de

El concepto de auto-cuidado como trabajo es importante para romper con la visión patriarcal que equipara trabajo y empleo (Río y Pérez Orozco 2005). 26 Nuestro concepto de “cuidado mutuo” se distingue del que presenta Río y Pérez Orozco, ya que estamos refiriéndonos a un modelo de interdependencia, y no uno de reciprocidad. El concepto de reciprocidad implica que “...los esfuerzos que realizo para ti serán correspondidos por unos esfuerzos equivalentes tuyos de inmediato o en un momento futuro cuando surja la necesidad... tengo la expectativa que mi acción sea correspondida por la misma persona a la cual dirigí mi esfuerzo”. En cambio, con una relación de interdependencia, “...cuando una persona está en una posición de poder impartir un trabajo del cuidado, lo hará, y cuando esa persona necesita de cuidados, alguien ubicada adecuadamente para darlos responderá... es una reciprocidad de las personas que perciben su igualdad en conexión con, y responsabilidad hacia, las demás” (Kittay 1999, 67-68). Un modelo de reciprocidad ignora que pueden existir diferencias reales entre las personas: “algunas personas que necesitan de cuidados dan tanto como reciben, y hay otras que requieren más cuidados de los que podrían dar jamás” (Wendell 1996, 150). 27 29 Los programas de ajuste estructural (PAE) son una serie de reformas económicas orientadas al mercado, promovidos desde los bancos multilaterales, principalmente el Fondo Monetario Internacional (FMI) para los “países en vía de desarrollo”, en los años 80, como respuesta a la crisis de balance de pago. Incluyen medidas como recortes del gasto público (en servicios sociales), congelamiento de salarios, liberalización del comercio, desregulación de los mercados financieros, aumento de impuestos indirectos, introducción de mercado paralelo de divisas, desregulación de condiciones laborales, etc. (Alexander y Baden 2000). En El Salvador, los PAE han incluido el Programa de Austeridad (1981), el Programa de Sinceración (1982), el Programa de Reactivación Económica (1984) el Programa de Establización y Reactivación Económica (1986) (Segovia 1997, 22-23). 25


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las grandes empresas privadas) por encima de una ética de bienestar (que favorece los cuidados humanos para la mayoría de la población). Según esta ética, el papel del Estado ya no es distribuir recursos y servicios que provisionan directamente el bienestar, sino dejar que “los individuos manejen sus propios riesgos” dentro del mercado libre (Dean 2006). El desmantelamiento del Estado de bienestar realizado por la economía patriarcal-capitalista a través de los PAE y otras medidas, niega a la gente su derecho de ser cuidado, resultando en cuidados inexistentes, insuficientes o inadecuados desde el sistema público. NEGACIÓN DE UNA JUSTA DISTRIBUCIÓN GENÉRICA DEL TRABAJO DEL CUIDADO Tanto en el ámbito doméstico como en el ámbito extradoméstico de la economía, el trabajo del cuidado se organiza genéricamente de forma inequitativa e injusta, fenómeno que queda plasmado en la división genérica del trabajo a través de los procesos de socialización patriarcal. Esta organización genérica viola los derechos de hombres y de mujeres, pero son las mujeres quienes cargan con la mayor parte de esta discriminación. Por lo general, en la socialización patriarcal no se les enseña a los hombres el valor ni el trabajo de los cuidados. Al contrario, muchas veces se les enseñan a no cuidarse y a no cuidar a las demás personas - a rechazar el trabajo de auto-cuidado y el trabajo de cuidado mutuo. En estos casos, los hombres “no tienen ni la formación para cuidarse ni el deseo de hacerlo” y para poder sobrevivir diariamente, hasta en lo más mínimo, dependen de las mujeres; sea una mamá, hermana, abuela, tía, pareja, vecina, compañera de trabajo, etc. (Río y Pérez Orozco 2005, 7). Es esta misma socialización la que promueve que los hombres sean irresponsables con su paternidad. Por el otro lado, la socialización patriarcal de las mujeres les enseña que cuidar a todas las demás personas es su obligación (no es un trabajo opcional). Al mismo tiempo se les enseña no cuidarse a rechazar el trabajo de auto-cuidado. En otras palabras, la socialización patriarcal de las mujeres les viola el derecho de cuidar (a si mismas) y el derecho de no cuidar (a las demás), mientras a los hombres les viola el derecho de cuidar (a las demás y a ellos mismos). La división genérica del trabajo del cuidado perjudica a las mujeres en los trabajos dentro del mercado laboral y fuera de él. En el mercado laboral, los trabajos de cuidados son feminizados y, por lo tanto, son los menos valorados. Por ejemplo, el trabajo de enfermeras, maestras, y trabajadoras sociales que garantiza la reproducción de la vida se valora menos que el trabajo (masculinizado) de militares, hombres de negocios o accionistas que lleva una lógica de la destrucción/muerte. NEGACIÓN DEL VALOR DE LOS CUIDADOS EN LA ESFERA DOMÉSTICA El trabajo del cuidado en la esfera doméstica es el trabajo que se ha llamado ‘trabajo doméstico28, En el concepto más aceptado por economistas, el trabajo doméstico se entiende como “la producción y reproducción en el hogar que consiste en actividades no remuneradas que son llevadas a cabo por y para sus miembros; actividades que podrían ser reemplazadas por bienes de mercado o servicios pagados si circunstancias tales como ingreso, condiciones de mercado e inclinaciones personales permitieran que el servicio fuera delegado en alguien fuera del grupo del hogar” (Reid citada en Dávila Días 2000, 4). 28


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tradicionalmente. Sin embargo, el concepto de trabajo doméstico tiende a enfatizar sólo el componente material - lavar, planchar, cocinar, realizar compras, etc. - del trabajo. Aquí utilizamos el término ‘trabajo del cuidado’ para complejizar el concepto y dimensionar que, además de los aspectos materiales, el trabajo en la esfera doméstica implica aspectos afectivos y relacionales que son inmateriales (Harrington Meyer et al. 2000). Son las mujeres (adultas, jóvenes y niñas) quienes garantizan, casi exclusivamente, el trabajo del cuidado en el hogar (Dignas 2004). Es un trabajo que tiene una lógica de vida “en tanto constituye todas las actividades realizadas para reproducir la fuerza de trabajo y para perpetuar la especia humana” (Dignas 2004, 43). El trabajo del cuidado en la esfera doméstica es productivo porque produce bienestar social; sin él, toda actividad económica pararía y la especia humana se acabaría. Sin embargo, es un trabajo que no se ve, no se cuenta, no se paga, ni se protege. • No se ve El sistema socio-económico dominante invisibiliza el trabajo del cuidado en la esfera doméstica. No se reconoce socialmente ni económicamente como un trabajo, sino el desempeño “natural” de las mujeres en el hogar. Se supone que es un trabajo “infinito, flexible y gratuito” que las mujeres realizarán siempre (Dávila Días 2000, 5). Los mercados laborales “asumen que las personas empleadas llegan sin cargas familiares y, más aún, que ellas mismas no necesitan ninguna atención” (Río y Pérez Orozco 2005, 13). No visibilizan que es el trabajo del cuidado en el hogar, realizado por mujeres, lo que prepara diariamente a la fuerza de trabajo para su inserción en el mercado patriarcalcapitalista. Esta invisibilización de los cuidados en la esfera doméstica permite y acelera los procesos de enriquecimiento de los dueños de las empresas capitalistas. El sistema socio-económico dominante invisibiliza el trabajo del cuidado en la esfera doméstica. No se reconoce socialmente ni económicamente como un trabajo, sino el desempeño “natural” de las mujeres en el hogar. Si los capitalistas tuvieran que tomar en cuenta los costos reales de la reproducción y mantenimiento de la vida de sus empleadas y empleados, incorporando los costos asociados a la preparación de alimentos, el lavado y planchado de ropa, la limpieza doméstica, el cuido de hijas e hijas, ancianas y ancianos etc., tendrían que pagar salarios mucho mayores, teniendo márgenes menores de ganancias para ellos mismos. Esta invisibilidad del trabajo del cuidado en la esfera doméstica permite que políticas y programas neoliberales refuercen la división genérica del trabajo y el empobrecimiento de las mujeres. • No se cuenta La economía dominante niega el valor del trabajo del cuidado en la esfera doméstica al dejar fuera de la contabilidad de las cuentas nacionales este aporte económico. No se contabiliza como una actividad económica productiva, lo cual perpetúa el mito de que las mujeres son “improductivas” y no contribuyen a la nación, a la vez que relegan los cuidados a un plano inferior a la de la acumulación de ganancia. A pesar de que hoy se ha señalado este gran vacío del UNSNA, no hay voluntad política para incorporarlo a las cuentas. El argumento de economistas no feministas es que sería


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muy complicado incorporar el trabajo del cuidado en la esfera doméstica como variable económica y que, además, provocaría una “desestabilización” de los “equilibrios” de las cuentas nacionales (Dávila Días 2000, 5). Lo que no dicen es que semejante medida provocaría grandes transformaciones en las estructuras de género. La resistencia ante esta idea se expresa en términos económicos, escondiendo una preocupación de fondo - la amenaza que esta medida tendrá para el estatus quo, al desestabilizar una condición del patriarcado. • No se paga La economía patriarcal capitalista neoliberal niega el valor de los cuidados en la esfera doméstica al no pagar el trabajo que esto implica. Algunos países han reconocido el vacío de no contabilizar el trabajo del cuidado en la esfera doméstica, pero en lugar de incorporarlo en el Sistema de Cuentas Nacionales, han 65 66 optado por crear “cuentas paralelas” (también llamadas “cuentas satélites”) para registrar este trabajo. Esta medida es importante simbólicamente porque coloca el trabajo del cuidado en un lugar más prominente y visible socialmente (dándole valor útil), pero sigue anulando el valor de cambio que tiene este trabajo. Las cuentas paralelas permiten viabilizar el trabajo del cuidado en el hogar, sin resolver el problema de quiénes se benefician del valor económico creado por el sudor y el empobrecimiento de las mujeres, a quienes no se les paga nada por la actividad económica productiva que realizan (Dávila Días 2000). Esta ausencia de remuneración refuerza el mito del hombre como proveedor y la mujer como consumidora, e implica “una menor autonomía de las mujeres por ausencia o merma de ingresos en relación al tiempo ocupado” (Dávila Días 2000, 5). • No se protege Finalmente, la economía dominante desvaloriza los cuidados en la esfera doméstica porque no se les da protección laboral a las mujeres que realizan el trabajo. Es un trabajo sumamente precario, ya que no goza de días libres, prestaciones, seguro médico ni pensiones. Tampoco cuenta con leyes que lo respalden jurídicamente, ni un contrato donde estén plasmados sus derechos laborales (Dignas 2004). La carga que implica este trabajo puede significar la “pérdida o reducción de un empleo anterior”, además de “importantes reducciones en el tiempo de ocio y de auto-cuidado”, terminando con costes físicos y “emocionales como sensación de culpabilidad, pérdida de identidad, angustia, depresión, alteraciones psicosomáticas” (Río y Pérez Orozco 2005, 13- 14). La economía dominante niega a las mujeres el derecho de cuidar(se) en condiciones dignas. NEGACIÓN DEL VALOR DE LOS CUIDADOS EN LA ESFERA EXTRADOMÉSTICA Además de desvalorar el trabajo del cuidado en el hogar, la economía dominante niega el valor de los cuidados en la esfera extradoméstica. El Sistema de Cuentas Nacionales invisibiliza, por ejemplo, el trabajo voluntario que las mujeres realizan en sus comunidades, como miembras/ socias de colectivos o asociaciones de mujeres, asociaciones comunales mixtas, iglesias, partidos políticos, etc. El trabajo de la gente que se organiza de forma voluntaria (que no se les paga) para gestionar recursos locales de agua, realizar campañas públicas de sensibilización, incidir en decisiones de sus municipios, ofrecer apoyos emocionales y jurídicos a mujeres violentadas, entre


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otros trabajos de cuidado mutuo que se realizan en la esfera extradoméstica, no tiene valor en la economía dominante. Tampoco vale el trabajo agrícola de subsistencia que se realiza en colectivo sin fines de lucro. Por ejemplo, si personas organizadas en una cooperativa o una asociación manejan huertos comunales o ganado entre todas y todos en su comunidad, eso no es productivo para la economía dominante porque no contribuye al crecimiento económico, según su lógica de acumulación de capital. El trabajo del cuidado en la esfera extradoméstica se realiza en gran cantidad por las mujeres, en particular mujeres rurales, indígenas y campesinas. Este trabajo tiene un gran valor, en cuanto su aporte al cuidado mutuo que permite la reproducción de la vida humana. Sin embargo, no cuenta como actividad útil en la economía dominante, en cuanto “la ganancia no constituye principio y fin de su lógica” (Dierckxsens 1996, 261-262). NEGACIÓN DE UN RECURSO FUNDAMENTAL PARA EL TRABAJO DEL CUIDADO: EL TIEMPO La economía patriarcal capitalista, expresada en la globalización neoliberal, pone en peligro la reproducción de la vida humana al negar un recurso fundamental para la garantía de los cuidados: el tiempo. La globalización neoliberal promueve una cultura patriarcal del “nanosegundo”, en el cual el trabajo de las mujeres se intensifica (hay que producir más en menos tiempo) y se prolonga (más tiempo dedicado a la (re)producción económica). Implica una “guerra del tiempo” que intenta alejar a la sociedad humana de los ritmos biológicos humanos y ecológicos del planeta, a una velocidad cada vez mayor (Mellor 1996). Niega el tiempo biológico y el tiempo ecológico, negando las realidades concretas de las mujeres y la existencia humana. El tiempo biológico (que siempre ha existido) es el tiempo necesario para mantener la vida humana - la existencia fisiológica y emocional de las personas. Es un tiempo basado 67 68 en tareas e interacciones realizadas en el trabajo del cuidado, no en horas o minutos del tiempo del reloj (Mellor 1996). En la medida que son las mujeres las responsables de reproducir la vida, ellas viven las realidades del tiempo biológico. El tiempo que ellas invierten en cuidar la salud de familiares, garantizar que haya agua para el trabajo doméstico, participar sin remuneración en la comunidad, asegurar que hayan condiciones higiénicas en el hogar -en fin, todo el trabajo de economía del cuidado que realizan- no tiene hora de entrada ni de salida, como el tiempo del reloj, sino que corresponde a ritmos biológicos y ecológicos. A la vez que son las mujeres las responsables por el trabajo que se realiza en el tiempo biológico, la globalización neoliberal les hace responsables por la producción que se realiza en el tiempo del nanosegundo. El caso de las maquilas ejemplifica este fenómeno. En las maquilas, son las mujeres quienes tienen jornadas laborales intensificadas y prolongadas, obligadas a mantener altísimos niveles de producción o ser despedida (Fauné 2006). Para la mayoría de mujeres, el tiempo no tiene límites excepto los del cansancio o enfermedad física, y muchas mujeres viven aún sin esos límites (Mellor 1996). El tiempo de una mayoría de mujeres (y la superexplotación de la naturaleza) es el combustible que es consumido en el “torbellino económico” cuando los pocos hombres manejando la economía patriarcal capitalista neoliberal aceleran la velocidad de esta “máquina” (Mellor 1996).


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Al aniquilar el tiempo de las mujeres - recurso fundamental para el trabajo del cuidado (que ya hemos dicho, es responsabilidad casi exclusivamente de las mujeres), la economía dominante pone en peligro la sostenibilidad de los cuidados, y por lo tanto la reproducción de la vida humana. CREACIÓN DE MAYOR DEMANDA POR LOS CUIDADOS: UNA PARADOJA Paradójicamente, la economía dominante incrementa la demanda por los cuidados a la vez que destruye la posibilidad de provisionarlos. Los trabajos del cuidado no se distribuyen de forma equitativa entre Estados y comunidades, hombres y mujeres, sino que recaen en su gran mayoría en las mujeres, por una división genérica clara, como ya hemos visto. Esta distribución El tiempo de una mayoría de mujeres (y la superexplotación de la naturaleza) es el combustible que es consumido en el “torbellino económico” cuando los pocos hombres manejando la economía patriarcal capitalista neoliberal aceleran la velocidad de esta “máquina” (Mellor 1996). sumamente desigual del trabajo del cuidado conlleva al desgaste de las mujeres cuidadoras (cuidadoras de todas, menos de ellas mismas). Ellas terminan con discapacidades y enfermedades físicas, mentales, emocionales y espirituales, como resultado de esta superexplotación de labores: ...la tensión entre la lógica del mercado y la lógica del cuidado emerge con gran intensidad y las mujeres empiezan a experimentar esta tensión en su propio cuerpo, que se convierte en lugar de batalla entre las exigencias [y] la presión que se origina conduce a situaciones de enfermedad grave (Río y Pérez Orozco 2005, 21). La violencia económica se somatiza en la corporalidad y las subjetividades de las mujeres. Luego, estas mujeres cuidadoras, con sus enfermedades adquiridas por su condición de subordinación y superexplotación en la economía y sociedad, requieren de nuevas formas de autocuidado y cuidado mutuo para rectificar (en el mejor de los casos) o paliar estas enfermedades y discapacidades. Sin embargo, la reserva de mujeres saludables y capaces de realizar el trabajo del cuidado es cada vez menor, por el mismo desgaste que genera el diseño discriminatorio de la economía. Así es como, en nombre de la acumulación de ganancias de unos hombres capitalistas, dueños de empresas transnacionales y sus aliados en los gobiernos y las multilaterales (el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, etc.), la economía dominante niega el valor de los cuidados y el trabajo necesario para garantizarlo, paradójicamente acabando con su propia fuente de enriquecimiento. Sin los cuidados y el trabajo que los garantiza, la economía dominante se paralizaría. Es hacia este horizonte que hoy camina la socioeconomía, al crear mayor demanda por los cuidados a la vez que agota la fuente para su realización, imposibilitando la satisfacción de los mismos. RESPONSABLES DE ESTOS PROCESOS DE EMPOBRECIMIENTO /ENRIQUECIMIENTO Según un enfoque feminista, ¿quiénes son los responsables de estos procesos de enriquecimiento/empobrecimiento? ¿Quiénes son los que producen, reproducen y perpetúan los supuestos erróneos y discriminatorios que empobrecen a la mayoría de mujeres y enriquecen a


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unos cuantos hombres capitalistas? ¿Quiénes son los que producen, reproducen y perpetúan la lógica de acumulación de capital, arriesgando el cuidado y la reproducción de la vida? Y, ¿quiénes, por lo tanto, son responsables por erradicar la producción de la riqueza/pobreza? Todos y todas somos responsables, dado que los procesos de empobrecimiento/ enriquecimiento se generan en todos los niveles de la sociedad. Estos procesos son producidos y reproducidos institucionalmente29 por las empresas transnacionales, las grandes empresas capitalistas nacionales, los Estados, las iglesias, la academia, los medios de comunicación, el sistema educativo, las familias, las personas a nivel individual, etc. Sin embargo, nuestras responsabilidades son heterogéneas: la responsabilidad de una mujer pobre de producir la pobreza /riqueza no podría acercarse nunca a la responsabilidad de un gobernante, un presidente del Banco Mundial, o un empresario. AUTORES DEL CRIMEN DEL ENRIQUECIMIENTO/EMPOBRECIMIENTO Empleando el concepto de Else Øyen, basado en el lenguaje de derechos humanos, podríamos hablar de “perpetradores” - los autores del crimen que es el enriquecimiento/empobrecimiento (2002). Desde un enfoque feminista, se vuelve importante identificar, según cada contexto específico, líneas de perpetradores en la producción de la riqueza/pobreza. En esta tarea, hay que: a. Hablar de perpetradores directos e indirectos. b. Distinguir entre niveles de perpetración. a. Perpetradores directos e indirectos “Los agentes que producen pobreza pueden ser clasificados de acuerdo a la forma en que éstos reconocen cómo las actividades que realizan ejercen efectos negativos en otras personas, las intenciones y objetivos de las actividades que estos realizan, los beneficios que se obtienen de la actividad que produce pobreza y los intereses escondidos que existen para que esta actividad se mantenga. Los resultados de este análisis producen indicadores de la fuerza que tienen estos productores de pobreza” (Øyen 2002, 9). Los perpetradores directos son los grupos burgueses, los dictadores y políticos élites del Estado cuyo poder y riqueza se basan en la manipulación, empobrecimiento y miseria de una enorme cantidad de personas pobres/empobrecidas. Ellos30 tienen intereses e “intenciones muy fuertes en sostener situaciones de pobreza”, y utilizan poderes económicos, políticos, culturales y militares de forma opresiva/represiva para asegurar que se siga produciendo (Øyen 2002, 10). En el caso de El Salvador, los perpetradores directos incluyen (pero no se limitan a) ocho grupos de poder económico31. Muchas veces estos perpetradores directos se enriquecen (empobreciendo a las demás) con todo el respaldo del sistema jurídico patriarcal, protegidos por o ignorando las leyes. La administración del Estado salvadoreño es otro perpetrador directo en la producción Por ‘instituciones’ entendemos el conjunto de creencias, mitos, bromas, valores, leyes, normas sociales, tradiciones, etc. Nos referimos a ‘ellos’ (masculino) para denotar que son, casi exclusivamente, hombres. 31 El Grupo Cuscatlán, Banagrícola, Banco Salvadoreño, Banco de Comercio, AGRISAL, de Sola, Hill/Llach Hill, y el Grupo Poma/ SalaverríaPrieto/Quirós/ Scotiabank. Ver Equipo Maíz 2005 29 30


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de la pobreza/riqueza, porque orienta todas sus acciones, políticas y programas a favor de estos grupos de poder económico (a veces los políticos que administran el Estado son los mismos empresarios que se benefician de él). También existen perpetradores indirectos en la producción de la riqueza/pobreza. Por ejemplo, un hombre (pobre o no pobre) que no asume su responsabilidad de compartir el trabajo del cuidado en la esfera doméstica está contribuyendo al proceso de empobrecimiento de su esposa, madre, o hermana al apropiarse del excedente de su trabajo, aunque muchas veces no tenga conciencia de las consecuencias de sus acciones. Una persona pobre que consume boquitas Diana, está contribuyendo al proceso de enriquecimiento de los dueños de la empresa Diana, indirectamente contribuyendo a los procesos de empobrecimiento que le discriminan. Cuando alguien llena su tanque de gas, compra ropa de almacenes, genera basura no orgánica, utiliza servicios de luz, agua o teléfono privatizados, etc., está contribuyendo a producir riqueza/pobreza. La producción indirecta de la pobreza/riqueza, lo hacemos (muchas veces sin intenciones) todos y todas en las actividades diarias que realizamos. b. Niveles de perpetración Es sumamente importante no confundir los responsables directos del empobrecimiento/ enriquecimiento con los indirectamente implicados en los procesos. Para ello, podemos emplear un análisis contextual para distinguir los niveles de perpetración. Tomemos, por ejemplo, una empresa minera (como la que amenaza con extraer oro en el norte del territorio salvadoreño) que se hace rica al desalojar a la gente y expropiar sus terrenos, explotar a la mano de obra, y contaminar los suelos y fuentes de agua, produciendo pobreza. En esta manera de análisis, la primera clasificación dentro de este ejemplo es simple, ya que corresponde a la administración de la industria que da las órdenes. En segundo caso, vendría siendo la junta directiva de dicha compañía. En tercer término, serían los accionistas y su persistente demanda para obtener ganancias de su inversión (Øyen 2002, 8). De ahí sigue una responsabilidad directa del Estado en no intervenir a favor del interés social de las ciudadanas y los ciudadanos. Por ejemplo, según el Artículo 102 de la Constitución Salvadoreña, el Estado se compromete a garantizar “la libertad económica en lo que no se imponga al interés social”; condición que se estará violando al dejar que la empresa minera llegue a empobrecer a las mayorías32. Pero, la cadena de responsabilidades por el enriquecimiento /empobrecimiento sigue. Hay una responsabilidad indirecta de la empresa que compra el oro extraído por esta empresa y lo procesa. Hay una responsabilidad de la empresa que compra el oro procesado en anillos para venderlos. Hay una responsabilidad del consumidor o la consumidora que, luego, compra uno de estos anillos de oro, sin conciencia o sin preocuparse por el enriquecimiento/empobrecimiento que ello implica.

De igual forma, el Artículo 101 reconoce que: “El orden económico debe responder esencialmente a principios de justicia social, que tiendan a asegurar a todos los habitantes del país una existencia digna del ser humano. El Estado promoverá el desarrollo económico y social mediante el incremento de la producción, la productividad y la racional utilización de los recursos. Con igual finalidad, fomentará los diversos sectores de la producción y defenderá el interés de los consumidores” (http://www. constitution.org/con s/elsalvad.htm). 32


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Y así se podría ir ampliando y complejizando la cadena de responsables, para un sin número de situaciones. Pero, basta con un ejemplo para ilustrar que la producción de la riqueza/pobreza se realiza en todos los niveles de la sociedad y que todos y todas contribuimos a ella. Sin embargo, un análisis de líneas de perpetración es fundamental para no caer en concepciones o acusaciones perversas que sugieren que todos y todas tenemos iguales responsabilidades ante la erradicación de la pobreza.






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