Local - Artístico - Independiente Noviembre 2021 - El Chaltén Santa Cruz - Número 68 EDITORIAL
L
a foto es de August Sander y se llama “Tres jóvenes agricultores”. Me imagino a August pensando el nombre de la fotografía y sabiendo que desconcertaría a un par. La mayor parte de su trabajo se trata de retratar a los seres humanos del siglo pasado, como un especie de álbum familiar universal, aunque sea más que nada europeo. La historia cuenta que, en realidad, ninguno de ellos era agricultor, sino que trabajaban en minas de hierro. Pero más allá de eso, su apariencia es lo que nos llama la atención. Porque a través de lo que se nos muestra, podemos imaginar una historia, como si la imagen fuera el recorte de la historia de estos tres hombres. Me encanta el análisis que hace John Berger de esta foto, en donde primero nos cuenta que el traje, como lo conocemos más allá de alguna que otra variante, nació como una forma de distinción de la aristocracia. Por ello la forma en la que está pensado es para estar sentado, en una actitud pasiva. Aunque desde hace varios años hasta aún hoy en día esta vestimenta se usa de manera habitual, en la foto en cuestión podemos ver que los ropajes y los cuerpos que los visten no se complementan, sino que casi se repelen. Y sin dejar de lado el debate de que si no es un traje, qué tipo de ropa elegante podrían utilizar los supuestos agricultores para ir a un baile, por ejemplo; prefiero ponerme a pensar en porqué estos individuos (como tantos otros de la historia) eligen un traje como este para un evento social. Y no uno acorde con el cuerpo, su manera de habitar, de sentir. Berger de alguna forma lo entiende como una forma de “pertenecer”, de tener los mismos derechos que otros, como uno de los pasos de la búsqueda de la igualdad del proletariado, etc. Pero, en mi manera de ver, existe algo de conformismo. No sea que, tal vez, exigir los mismos derechos no sea ponerme sus trajes, por decirlo de manera literal, sino debiera ser otra cosa. Quizás sea exigir mi propio traje para cada ocasión. No conformarme con la estandarización que me propone la clase dominante y pretender obtener mi propio modelo de vestir y de vivir.