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L a imagen inmortalizada por la fotografía está montada, pero dentro de un entorno ostentoso nos muestra a una Eva natural y sencilla. Si fuera una foto actual, podría ser una especie de selfie con un teléfono con temporarizador situado sobre algún adorno. Me gusta pensarla como un autorretrato. Lo curioso de estos, en general, es la diferencia con las imágenes que hacen de nosotras cuando el retratista es un hombre. La historia del arte está plagada de imágenes de mujeres desnudas o en posiciones provo cadoras. En general somos musas u objetos de deseo y si se muestra un grupo de mujeres es en orgía o sometimiento. Eva se presenta acá en una especie de admiración propia, no en una posición provocadora o seductora, sino segura de sí misma. No me parece casualidad que tras su muerte lo que haya sido ultra jado fuera su cuerpo. Al querer ensuciar la memoria de algún personaje histórico y/o político masculino se ataca su accionar, su opinión, etc. A nosotras siempre nos atacan físicamente. Mientras estamos vivas por cómo nos vemos, vestimos, si envejecemos o cuántos amantes tenemos. Al morir, no dejamos de ser un objeto, algo físico para manipular, amar u odiar. Nos horroriza ver lo que se hizo con el cuerpo de Eva Duarte una vez fallecida, pero la sociedad lo hace todos los días con nosotras. Nos manipulan, ta jean, estiran, rellenan y cosifican en cada publicidad, en cada heroína cinematográfica, en cada cantante. No alcanza con tener talento, también debemos encajar en el modelo de belleza hegemónica y social.

Local - Artístico - Independiente Agosto 2022 - El Chaltén Santa Cruz - Número 76 EDITORIAL

Civilización o barbarie E

l otro día leí un análisis respecto a la manera de vestirse de Eva Perón. Las joyas y los vestidos caros con los que la primera dama se mostraba, in tentaban ser una forma de demostrar que la ideo logía peronista de la época llevaba a las masas lo que hasta ese momento solo había pertenecido a la aristocracia argentina. Eva misma, de cuna pobre, desafiaba al poder hasta ahora reinante, usando sus ropas, sus joyas, etc. Sin ánimos de entrar en discusión respecto de la veracidad o no de este análisis y de su efectividad, me parece interesante este punto de vista en comparación al peronismo hoy o al kirchnerismo. Más allá de la ideología política que abonemos, no cabe duda que el pe ronismo en sus comienzos logró masificar cier tas características que pertenecían solo a la clase social dominante. Mis abuelos pudieron tener su casa, su primera cocina y hasta sus primeras va caciones en la costa atlántica gracias a políticas de Estado impulsadas por el general. Numerosos historiadores han dado fe de los cambios sociales que significaron estas acciones de Estado. Ni ha blar de la declaración pública de la igualdad de derechos que consiguió cambios no menores como el voto femenino y cantidad de leyes precursoras de los derechos obtenidos hasta hoy por disiden cias y grupos minoritarios. En este último pun to, el kirchnerismo levanta su bandera desde hace años, consiguiendo el matrimonio igualitario, el derecho al aborto y el reconocimiento del género x. Y aunque hay cosas que faltan, obviamente, no se puede negar que es un camino que se tomó de la mano de políticas acordes. No quisiera entrar en detalle de las cosas que sí faltan en este punto, ya que intento poner el foco en la intención ideoló gica que existe detrás de las decisiones de Estado. Por ende, sí quiero poner en tela de juicio ciertas políticas que denotan un pensamiento que, en mi opinión, lejos se encuentra del llamado peronismo. En la provincia de Santa Cruz, el Con sejo Agrario Provincial, un ente autárquico en el pensamiento de su fundación, controla el acceso a la tierra entre otros aspectos. A diferencia de las autoridades provinciales elegidas por el pueblo a través del voto, el presidente de este ente y sus directores son elegidos casi como parte del gabi nete provincial: a dedo, por contactos y/o favores políticos, etc. Quien conoce algo de la provincia, sabe que estamos hablando de una de las regiones más ricas del país. La provincia de Santa Cruz po see recursos económicos ligados a la explotación de sus recursos naturales: minería, hidrocarburos, pesca. A la vez, algunas de sus regiones más bellas, cuentan con sitios naturales de atracción turística como el Glaciar Perito Moreno, La Cueva de las Manos, el Cerro Fitz Roy. Por ello, el acceso a la tierra siempre ha sido, casi de manera directa, una manera de crecimiento económico. En contrapun to, nos encontramos con pueblos emplazados por distintas razones, como pueden ser viejos puestos de estancias o asentamientos militares, en donde la mayoría de sus habitantes depende, de alguna manera, del Estado. Es decir: son empleados es tatales o poseen pequeños negocios que abastecen a los primeros, o ambos. Los pueblos con este es quema, dentro de los que me atrevo a incorporar a la misma capital, Río Gallegos, han sido por ge neraciones la cuna de los votos obtenidos por los dirigentes peronistas santacruceños. Superficial mente podemos verificar una dinámica en la cual el voto es premiado con un puesto en el Estado y a su vez se busca poder seguir beneficiando a este nuevo empleado municipal o provincial siempre y cuando el voto al partido permanezca. Si falla un candidato, se culpa a la persona o a las circunstan cias, nunca al sistema. La dinámica sigue y sigue como una espiral en la cual los administrativos estatales crecen año a año. El caso particular de El Chaltén es, por ahí más parecido a El Calafate, que la mayoría de la gente vive del turismo. Pero una vez llegada la municipalización, este

IMAGEN: Arquitectura argentina

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propone políticas que se encuentran lejos de la ideología que dicen profesar. En los dos mil, junto con compañeros de la universidad, trabajamos en un programa impul sado por el Kirchnerismo y la misma Alicia que en ese momento era ministra de Desarrollo de la Na ción llamado “Mejor vivir”. Este programa tenía como objetivo el mejoramiento de las condiciones habitacionales tanto de la ciudad de Buenos Aires como del conurbano bonaerense y entendía que darles dignidad a las personas no era entre garles una casa del Estado, sino mejorar su forma de vivir actual. La época de los monoblocs como soluciones habitacionales son cosas del pasado. Sobre todo porque eran intentos del urbanismo moderno de estandarizar a los seres humanos de bajos recursos, deshumanizarlos. La igualdad de derechos también se basa en entender que tanto los pioneros, empresarios y políticos como sus empleados son sujetos particulares de derecho. Es decir que si unos tienen derecho a tener en cuenta sus necesidades de manera individual y personal, así lo tienen los otros. El acceso a la tierra en la provincia, como dijimos anteriormente, ha sido la forma de ascenso social, pero sobre todo de otor gamiento de derechos. Las más de cien casas que nos propone el gobierno provincial solo nos dicen que eligen perpetuar la diferencia social que hoy existe en El Chaltén entre quienes tienen tierra y quienes no. No brinda igualdad de derechos, por el contrario, genera ciudadanos de primera, de se gunda, de tercera y hasta de cuarta. No agarra las joyas y los vestidos que usaba Eva para decir que todes tenemos el derecho de hacerlo, sino que nos dice que esa vida, que el buen vivir, pertenece solo a algunos.

aparato santacruceño empezó a hacerse lugar. Am bas gestiones municipales elegidas a través del voto, y gracias a la Ley de Lemas, fueron pero nistas. Aunque en su discurso electoral existe la promesa de igualdad de derechos y oportunidades, en la realidad ambas gestiones no hacen otra cosa que beneficiarse de manera personal y contribuir al crecimiento de la espiral electoral provincial. La mejor demostración de esto es la supuesta so lución a la crisis habitacional que propone el go bierno de Alicia Kirchner y acepta sin ninguna ob jeción el intendente. Las primeras veintidós casas y las siguientes ochenta y seis no son otra cosa que un intento de perpetuar esta dinámica de favor y voto, pero sobre todo son una forma de segregar a la población. Un gobierno que se apoya en la po pularidad de su fundador–Juan Domingo Perón– y en la de su apellido–Kirchner–

FOTO: wikipedia

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Ser en la masa E n tantos momentos y aspectos de mi vida, me considero extremadamente afortunada. Pue do elegir dónde y cómo vivo, lanzarme a nuevas aventuras y hacer casi todo lo que quiero cuando quiero. Es, obviamente, gracias a otros sacrificios que más de una vez he hecho y sigo haciendo, pero, en líneas generales, tengo mucha suerte. Dentro de esa fortuna, hace poco tuve la posibi lidad de ver la banda-amor de mi vida, en vivo. Cuando tenía cinco o seis años, un videoclip en la televisión me hipnotizó. Automáticamente me enamoré de un grupo de rock que me acompañó desde ese momento y hasta hoy en día. Cual grou pie, seguí los lanzamientos de discos, las rup turas, las reconciliaciones. Hace un par de años anunciaron que John Frusciante volvía a los Red Hot Chilli Peppers y esa niña de cinco o seis años se volvió a despertar en mí con la ansiedad y la esperanza de cómo sería la nueva música luego de tantas idas y vueltas. Finalmente, en abril de este año lanzaron «Unli mited Love», un disco que resume la madurez que han alcanzado y el amor de la reconciliación. Con poca plata en la cuenta y muchos proyectos, deci dí hacer esos sacrificios que cada tanto tengo que hacer y comprar las entradas para verlos en vivo. Insisto en que soy muy afortunada, fui a verlos al Estadio de Francia en París. La vez anterior que los había visto, había sido en Holanda. En su momento recuerdo la sensación de vacío que me generó el público local. La gente estaba tranquila, con una cerveza en una mano y un cigarrillo en la otra, quietos, mirando más las pantallas de sus teléfonos que el escenario frente a ellos. Por suerte, éramos un grupo de latinos y pudimos compartir el fervor de la música en vivo. En París sucedió algo casi similar: cada persona ocupaba un lugar en el campo al cual se enraizaba sin dejar juego a bailar, saltar o desplazarse. La segunda banda soporte fue Anderson .Paak&The Free Nationals: ¡una fiesta! La gente NO bailaba y pronto las miradas desaprobadoras se me clavaron por moverme al compás de la música. A pesar de la quietud del público, el sol y el calor pesaban por lo que tuve que alejarme del esce nario en el intermedio entre las bandas soporte y los RHCP para tomar agua. Cuando quise volver a acercarme, los codazos, empujones e insultos aparecieron por doquier. La banda hizo un recital mágico, increíble, pero solo unos pocos parecie ron sentirlo en el cuerpo, la mayoría permanecía en su lugar, en su quietud. Siempre me gustaron los recitales, desde chica mis papás me llevaban a cualquier evento con mú sica en vivo. Recuerdo cuando leía sobre psicolo gía de las masas cómo me cuestionaba a mí misma la razón por la cual me dejaba llevar tan fácil y ciegamente en un recital. Como buena argentina, yo saltaba, bailaba, canta ba, gritaba. En un momento encontré un pequeño grupo que hacía pogo y me uní felizmente. Ahí fue donde comencé a cuestionarme ¿por qué ne cesitamos el pogo para sentir un recital? ¿por qué la música se vuelve más significativa cuando la compartimos con personas desconocidas? Porque bien sabemos que no hay nada agradable en eso: los empujones, algunas caídas, la transpiración de los extraños. Después de mi casi desmayo, me mantuve un poco alejada pero sentía que me fal taba algo para realmente VIVIR el recital y volví al pogo. La razón sigue siendo un misterio, supongo que soy una más del rebaño que necesita esa adrenali na de moverse en grupo por un espacio de tiempo determinado, compartir una pasión con extraños. En un momento del recital, cuando intentaba vol ver a acercarme al escenario, recuerdo sentir los golpes e insultos y pensar “esta gente no se da cuenta de que yo soy buena persona”. Pero cuando suena la música y somos 50.000 extraños compar tiéndola, algo distinto se manifiesta, algo que es más grande que nosotros y que seguimos ciega Talmente.vez dos años de aislamiento, de mantener la distancia, del miedo al contacto con el otro, alte raron, también, la forma en la que convivimos con y en la masa. Aquella alarma que hace tan solo un par de años no existía, hoy en día se enciende, al terando nuestra forma de disfrute y anteponiendo el riesgo. Una sensación que, adentro del pogo, aunque sea momentáneamente, se pierde. Incluso cuando, tres días después del recital, das positivo covid.

FOTO: El país

Página 5 LIVRE - Agosto 2022 - El Chaltén Santa Cruz - Número 76 Relato Livre milescomomeTodas,Mojadas,Margaritasdespeinadasmiransiacasodierapenasoledad.PINTURA:Estractode“Margaritas” de Henri Matisse.

Staff Dirección de redacción: Romina Lojo Redacción: Cecilia Facal - Romina Sanchez Colaboración: Teresa Torres livreditorial@gmail.cominstagram.com/livreditorial/facebook/livreissuu.com/livreditorial/docs

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Cultura Livre Queriendo o no, la mayoría de nosotros, segura mente, hemos escuchado un tema de Rosalía, el nuevo fenómeno de la música. Esta artista se rein venta constantemente y abarca desde el flamenco al pop y el reggeatón. Sus temas poseen de princi pio a fin un armado milimétricamente pensado con el objetivo de lograr un producto que la artista proyecta, pero que está sujeto a modificaciones en el proceso. El último disco, «Motomami», es un compendio de su gusto musical pues genera cli mas diversos aún en un mismo tema. La artista catalana triunfa hoy en el top de la música occi dental, pero no deja de lado sus raíces. Incluye hasta audios de su abuela en algún tema y deja en claro que donde se encuentra hoy no solo es pasajero, sino que es parte de un mal desear. Ro salía se consagra como una artista auténtica, que se toma el trabajo con seriedad, pero a la vez se permite bromear y evita ser etiquetada como nada. La han culpado por no ser la cantaora de siempre, por dar atisbos de feminismo y luego apartarse del dogma más duro de este. Podríamos decir que esta artista es parte de una generación que entiende que el mayor logro de los movimientos sociales es la libertad de elección. Por ello no deja de elegir, de adoptar y de ser fiel a sí misma.

FOTO: Infobae

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