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Una ciudad para curiosos, llena de sorpresas, patrimonio y naturaleza
LEÓN. Zamora, una ciudad para curiosos que quieren descubrir lo que antes quedaba demasiado cerca y pasó desapercibido. Muchas veces, el árbol no se aprecia entre tanto bosque de ofertas novedosas, productos… La clave ahora está en descubrir lo que nos rodea, en perderse en el propio barrio, esa es la divisa de los tiempos... Zamora es esa vecina desconocida, la que ha vivido durante mucho tiempo bajo el mismo techo, y que, por fin, es hora de conocer.
Zamora es toda una obra de arte entre naturaleza y cultura. Una ciudad segura, acogedora y abierta a la experiencia de los visitantes. Un lugar con ambiente y auténticas joyas en sus museos, que están por descubrir.
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Sus enormes tapices sobre la Guerra de Troya, el Tesoro de Arrabalde, juguetes infantiles, los pasos grandes y teatrales de la Semana Santa, esas extrañas caras y figuras de las fachadas y capiteles de las iglesias románicas... Un verdadero
‘gabinete Galigari’ te están esperando… Y si te gustan estos ‘demonios’, Zamora tiene más de 20 iglesias románicas, a cada cuál más imponente. Todo ello se puede disfrutar dando un simple paseo, respirando el aire puro, o degustando parte de su gastronomía, en una pequeña mesa y acompañado de un buen vino... Zamora es como estar en casa, con la salvedad de ir descubriendo los entresijos, patrimoniales y naturales, de esta pequeña y mágica joya del románico.
RUTA DE LOS MURALES
Zamora guarda muchas sorpresas, algunas desconocidas, pero no por eso menos interesantes. Prueba de ello es la ruta de los murales, que se reparten por toda la ciudad. Este arte de las fachadas y medianeras que cuentan no solamente la historia del lugar, sino que hablan de música, de los pintores zamoranos y de sus obras, de personas que han luchado para mejorar las condiciones sociales de los vecinos... Además, cuenta también sueños, fantasías, cosas que no existen, leyendas.
Y cuando llegas a la margen izquierda del Duero, a los Pelambres, el visitante encuentra dos sorpresas agradables: Una playa fluvial (en la provincia hay un buen número de estas playas caseras) denominada Benidorm, que debe su nombre a un obispo preocupado por el uso de unas prendas de escasa tela que se llaman bikinis, y un merendero que ofrece, en un ambiente popular y bucólico, lo que necesita el cuerpo. Además es una auténtica delicia para la vista, puesto que desde ahí, el visitante puede disfrutar de la más bella vista de Zamora, este emplazamiento defensivo que se erigía sobre el Duero, frontera entre cristianos y moros, y lugar de intercambio cultural.
EQUILIBRIO HUMANO Y NATURALEZA
Zamora tiene mucho más de lo que podemos mencionar: Museos, conciertos al aire libre... Es una ciudad para la música, el teatro…. Pero sobre todo es un territorio donde se está haciendo un esfuerzo considerable para conseguir un equilibrio entre actividad humana y naturaleza. Y el turismo necesita estos esfuerzos para entrar poco a poco en la era de una autentica y verdadera sostenibilidad. Por la ciudad se pueden encontrar una gran variedad de visitas temáticas, o disfrutar de un paseo con Alfredo por el río Duero, quien muestra a los presentes la gran riqueza de aves y mariposas, las aceñas del río, etcétera. invierno y primavera, y ahora se cubren con una alfombra de pequeñas flores… Los visitantes podrán pasear y pasear y descubrir molinos antiguos, donde casi se puede escuchar el cantar de la bella molinera, o pequeñas ranas supuestamente encantadas… También es una provincia con mucho espacio para recorrer en bicicleta, con casas rurales donde descansar y vivir la vida.
Zamora, la ciudad elegante del modernismo para pasear y disfrutar de otros ritmos, para degustar la gastronomía de productos locales; la ciudad de la Semana Santa, del pequeño festival de ópera, conciertos en la plaza…
Todo esto, a la par que se van descubriendo pequeños tesoros de la provincia, como es una gran riqueza natural, por ejemplo en Sayago, la tierra del granito y esas pequeñas pozas que se llenan de agua en
Es fácil encontrar en la Sierra de la Culebra lobos ibéricos que viven en esa zona, o acercarse a bañar en el lago glaciar de Sanabria… Y para los amantes del vino, ni que decir tiene que son de sobra conocidas las Rutas del Vino de los Arribes del Duero, de Toro y de la Tierra del Vino.
Zamora busca así a curiosos que quieran conocer y deleitarse con el sonido del Duero y la tranquilidad de un café en alguna plaza, bajo los árboles... , a la par que disfrutan de grandes recursos patrimoniales, artísticos, históricos y culturales en distintos espacios. Esto y mucho más es Zamora, todo un paraíso por descubrir, situado a un paso de León.