ESTRATEGIAS DE CO-RESIDENCIA Tipologías de vivienda informal para familias extensas
JUAN PABLO URRUTIA
COLABORACIONES:
Rodrigo Tapia Mónica Bustos Christine Tondreau Alberto Texidó Camilo Arriagada Valeska Gómez Juan Correa Paola Jirón
La presente publicación nace como producto de la investigación “Caracterización del allegamiento en el área pericentral de Santiago” que contó con el financiamiento del Fondo FAU 2.0 Research by Design convocatoria 2015 de la Dirección de Investigación y Desarrollo de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile. Este libro contó con un comité de revisión de pares externo para asegurar la calidad del contenido entregado. Agradecemos profundamente la colaboración de Mabel Alarcón (Chile) y Camillo Boano (Inglaterra).
ESTRATEGIAS DE CO-RESIDENCIA Tipologías de vivienda informal para familias extensas
JUAN PABLO URRUTIA
COLABORACIONES:
Rodrigo Tapia Mónica Bustos Christine Tondreau Alberto Texidó Camilo Arriagada Valeska Gómez Juan Correa Paola Jirón
ÍNDICE
11
I PREMISAS
51
II ESTRATEGIAS
147
III CIERRE
4
PRÓLOGO Rodrigo Tapia
8
12
INTRODUCCIÓN
EL ALLEGAMIENTO COMO FENÓMENO SOCIO HABITACIONAL Camilo Arriagada
22
¿ALLEGAMIENTO O CO-RESIDENCIA? Juan Pablo Urrutia y Paola Jirón
31
GEOGRAFÍA DEL DÉFICIT HABITACIONAL EN SANTIAGO Valeska Gómez y Juan Correa
37
TRANSFORMACIÓN MORFOLÓGICA DEL PERICENTRO DE SANTIAGO: DEL CITÉ AL LOTE 9×18 Mónica Bustos
43
EL PERICENTRO COMO OPORTUNIDAD DE INTEGRACIÓN URBANA EN SANTIAGO DE CHILE Christine Tondreau, Juan Pablo Urrutia y Alberto Texido
54
CARACTERIZACIÓN DE FAMILIAS
68
ESTRATEGIAS FAMILIARES
92
ESTRATEGIAS DE OCUPACIÓN
118
ESTRATEGIAS DE ORGANIZACIÓN
148
CO-RESIDENCIA Y MICRO RADICACIÓN EN EL PERICENTRO
152
PLANIMETRÍAS DE LOS CASOS DE ESTUDIO
156
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
3
PRÓLOGO RODRIGO TAPIA Profesor Asociado Escuela de Arquitectura Pontificia Universidad Católica de Chile Director Laboratorio 9×18
Comienzo estas líneas, dando a conocer algunas ideas que hemos venido desarrollando en otro equipo de trabajo, intentando articular más adelante estos aprendizajes con los que esta destacada publicación nos propone. Durante muchos años un grupo de investigadores y docentes de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Católica, hemos estado preocupados por cierta tipología de barrios que surge a partir de las llamadas operaciones sitio, característicos de la década del 60 en Chile, muchos de los cuales son apodados también como barrios 9×18, por las proporciones típicas de sus lotes (Vergara y Palmer, 1990). Aunque en su origen se localizaron en la periferia de la ciudad de Santiago, y también en la de otras ciudades, hoy han sido rodeados por el desarrollo urbano, quedando ubicados en su pericentro, situación que ha ido mejorando las oportunidades de uso y aprovechamiento de este importante trozo de suelo urbano, compuesto por más de 460 barrios y 216.000 lotes, que superan la superficie de las comunas de Santiago, Ñuñoa y Providencia juntas. Son territorios caracterizados por la simbiosis entre esfuerzos públicos y el de los propios residentes por producir un espacio en la ciudad, proporcionando una rica fuente de aprendizajes sobre modos particulares de habitar. Por sus generosas proporciones de espacio privado y público (lotes entre los 160 y 250 m2, cerca de 40% de espacio público), ellos se han convertido en la reserva de suelo más a la mano para resolver en lo inmediato problemas de alojamiento entre familiares o amigos, a través de procesos de allegamiento 4
(Tapia, Araos y Salinas, 2012). Corresponden a verdaderos campamentos levantados al interior de la ciudad “consolidada”, que permiten a sus ocupantes esperar por la soñada casa propia, cobijados por el mismo barrio donde nacieron y crecieron. Este modo de alojamiento ha formado a tres y cuatro generaciones de chilenos en cohabitación, compartiendo un trozo de terreno y barrio, con mucha generosidad y en condiciones no siempre favorables de hacinamiento, falta de intimidad y deficiencias materiales. Constituidos hoy, como Laboratorio de investigación aplicada para la regeneración urbana en barrios 9×18, pensamos que es necesario aprender más de este tipo de territorios y sus residentes para impulsar adecuados procesos de reconversión y regeneración barrial, ligando su proceso histórico y actuales condiciones, con sus oportunidades de mejora. Necesitamos explorar procesos de crecimiento de la ciudad “hacia adentro”, reciclando suelo urbano, radicando a sus residentes, integrando las lógicas de organización familiar y potenciando la dimensión colectiva de la vivienda y su capacidad de producir ciudad. Es justamente éste el desafío que nos propone el libro Estrategias de Co-residencia, donde muchos investigadores coincidimos en la actualidad. Necesitamos conocer más las estructuras familiares y formas de organización social a las que queremos responder. La familia normal, la familia tipo o la familia promedio no existen. Las casas o departamentos siempre se modifican, transforman, adaptan y amplían, de mejor o no tan buena forma, respondiendo con ello a las pulsaciones familiares, económicas y culturales propias de procesos adaptativos. Esto, especialmente cuando lo entregado está incompleto, fue pensado desde la lógica de la eficiencia económica, de lo mínimo, o, simplemente no responde a los requerimientos habitacionales de la familia que lo habita. Interesa sumar investigación focalizada referida a las estructuras urbanas, la relación entre espacio privado y público, el “puertas adentro” y “puertas afuera”, los cerramientos, los patios y antejardines, las esquinas, las diferencias que imprime a cada barrio, el contexto y la localización. 5
Se hace urgente proporcionar nuevos insumos e ideas para contribuir al diseño de programas habitacionales más pertinentes y eficaces que consideren y respeten el patrimonio local; generar políticas pro-residentes que les permitan a éstos capturar las plusvalías obtenidas con su perseverancia y empuje, evitando que estos territorios se conviertan en el negocio de otros y desarrollar reglamentaciones urbanas más flexibles, que surjan desde las opiniones y sueños de los que allí habitan. El trabajo de este libro, nos ayuda a conocer mejor este modo de habitar, de adaptación espacial a las necesidades familiares específicas en barrios formados con el esfuerzo del Estado y con los sueños, ideas y sudores de sus residentes. Observar y registrar para comprender y aportar, pero también para integrar y proteger, esa es la principal lección de esta publicación. Destaca en este estudio el buen uso y aprovechamiento de una herramienta no muy conocida por arquitectos y planificadores, pero de gran interés para muchas disciplinas como es el “genograma”. Utilizada frecuentemente por el área de la salud para graficar las estructuras y relaciones familiares que contribuyan a un mejor diagnóstico y tratamiento de determinadas enfermedades, esta herramienta también sirve hoy a abogados, sociólogos y urbanistas, en la comprensión de cómo las personas y sus familias interactúan con los ámbitos, legales, sociales y espaciales. Sin duda que esta investigación contribuye de paso a profundizar nuestro rol docente, entregándonos valioso instrumental para formar a estudiantes que diseñen, investiguen y trabajen con este tipo de problemáticas, para aportar al desarrollo del pensamiento y de políticas públicas más pertinentes y oportunas en materia de vivienda y ciudad. Es este un material de gran riqueza y valor, que da cuenta de un estilo de trabajo docente centrado en el ser humano y sus necesidades. Estrategias de Co-residencia es un trabajo robusto, hecho con cariño y generosidad, que también habla de un esfuerzo colaborativo e interdisciplinario de gran interés, con la participación de variados especialistas, actores sociales e instituciones. 6
Me permito hacer énfasis en un aspecto que viene a demostrar este último punto. Este se refiere justamente a que un libro producido desde el corazón de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile, de gran prestigio y reconocimiento en esta área de conocimiento, sea prologado por un docente de otra casa de estudios. Ello da nítida cuenta de este espíritu de colaboración y construcción de saberes de manera colectiva, que le disputa territorio a visiones más competitivas e individuales, que tanto mal le producen al desarrollo de nuestras ciudades y a nuestras propias aulas. Se agradece la invitación y la riqueza de esta publicación, que sin duda marcará nuestro quehacer y campo de estudio.
7
INTRODUCCIÓN A pesar de los esfuerzos de la política habitacional chilena para hacer frente al déficit habitacional, el allegamiento como uno de sus componentes ha aumentado de manera sostenida en las últimas décadas según los datos de la Encuesta CASEN. Ello se ha registrado principalmente en las grandes ciudades, en especial en el área pericentral de Santiago de Chile. Por esta razón es que el año 2015 se inicia en el Departamento de Arquitectura la investigación “Caracterización del allegamiento en el área pericentral de Santiago” gracias al financiamiento del Fondo concursable FAU 2.0 Research by Design de la Dirección de Investigación y Desarrollo de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile. Fruto de esa investigación, es que nace este libro, que decanta sus resultados contextualizándolos con artículos de actores que trabajan y estudian este fenómeno habitacional. La investigación buscó comprender los grupos familiares en situación de allegamiento y las estrategias habitacionales de estos en el área pericentral de Santiago, de manera tal que fuese posible identificar soluciones de cohabitación desde un punto de vista arquitectónico, descifrando las estrategias que permiten a las familias satisfacer sus necesidades habitacionales mediante la densificación predial y micro radicación. La hipótesis detrás de este estudio señala que las familias al preferir mantenerse allegadas en vez de postular a un subsidio habitacional que probablemente los alejaría de sus barrios y redes sociales, han modificado sus viviendas por vías informales, es decir, sin asistencia técnica, para facilitar de esta manera la co-residencia, generando al mismo tiempo pistas en la identificación de nuevas tipologías de vivienda que atienden a este fenómeno. Ello ayudaría a entender dos razones detrás del aumento sostenido de los hogares allegados y la co-residencia, especialmente en Santiago, ambas como estrategias de resistencia a las fuerzas segregadoras de las políticas públicas y el mercado habitacional. Primero, los grupos 8
estarían gozando de mayor capital social por el hecho de vivir en familias extendidas, situación que se vería amenazada por políticas orientadas a la provisión de unidades habitacionales mono nucleares que separan a los grupos familiares. Segundo, los nuevos hogares que se crean producto del ciclo familiar prefieren mantenerse con sus parientes como allegados en casas bien localizadas en vez de acceder a una vivienda nueva y propia en áreas periféricas alejadas de los centros urbanos. Para testear dicha hipótesis e identificar tipologías se planteó un enfoque metodológico cualitativo para describir el fenómeno de la co-residencia en cuanto a las estrategias arquitectónicas informales que las propias familias han desarrollado de acuerdo a sus necesidades y preferencias. Así, se trabaja con una muestra de 100 casos en el pericentro de Santiago, entrevistando a jefes de hogar para caracterizar los grupos familiares y sus preferencias, además del catastro y dibujo de sus viviendas. Luego se estudian las planimetrías y genogramas para identificar tipologías habitacionales, relacionando las estructuras familiares y variables arquitectónicas asociadas a la ocupación del suelo y la organización programática. Con este estudio, en términos académicos, se pretende avanzar en la comprensión de las distintas lógicas y estrategias de habitar por parte de estos grupos. Esto en términos de divulgación permitiría retroalimentar la política habitacional resignificando el concepto de “allegamiento” hacia el de “co-residencia”, el cual implica la existencia y reconocimiento de relaciones y redes sociales de ayuda mutua y capital social que prevalecen ante las alternativas existentes. Por otro lado, la relevancia de estudiar el caso de Santiago yace en la replicabilidad de éste fenómeno en otras ciudades latinoamericanas que tengan el mismo tipo de crecimiento, donde el déficit habitacional y la precariedad tienden a localizarse en el pericentro más que en asentamientos informales de la periferia. Por tanto, recoger desde el ingenio local las distintas estrategias arquitectónicas para este tipo de habitar permitirían enriquecer la política habitacional que atiende este fenómeno y dotarla de nuevos insumos que le permitan hacerse cargo de esta realidad. 9
10
I PREMISAS
11
EL ALLEGAMIENTO COMO FENÓMENO SOCIO HABITACIONAL CAMILO ARRIAGADA Profesor Asociado Departamento de Urbanismo Facultad de Arquitectura y Urbanismo Universidad de Chile
EVOLUCIÓN CUANTITATIVA EN LA ESTRUCTURA DEL ALLEGAMIENTO 2000-2015
Los dos componentes de déficit habitacional que pueden afectar al allegamiento son requerimientos cuantitativo y cualitativo según Ministerio de Vivienda y Urbanismo (2004). El déficit cuantitativo incluye el allegamiento externo (hogares que comparten vivienda) y allegamiento interno (núcleos familiares secundarios hacinados). Allegamiento interno como total es una cifra muy elevada en Chile y opera bajo supuestos normativos de una familia nuclear por lo cual se prioriza como déficit cuando están hacinados. El allegamiento externo reconoce un hogar principal de la vivienda (por ser el propietario/a, arrendatario/a) y un segundo hogar que, por ser una unidad económica independiente se entiende es siempre demanda explícita de vivienda. Para el MINVU el déficit cualitativo abarca “viviendas particulares que requieren ser mejoradas en sus características de materialidad y/o saneamiento o hacinamiento, excluidas las que forman parte del déficit cuantitativo (viviendas irrecuperables)”. Al respecto la encuesta CASEN 2015, a nivel nacional, contabiliza un déficit cuantitativo de 392 mil unidades, lo que marca una leve reducción comparado al año 2000 (474 mil necesidades). Esta declinación del déficit se explica fundamentalmente por el componente de allegamiento interno hacinado, mientras que los hogares allegados se mantienen altos y crece hasta 12
GRÁFICO 1 CHILE 2000-2015, EVOLUCIÓN DE LOS DÉFICITS HABITACIONALES CUANTITATIVO Y CUALITATIVO
1.400.000
1.217.801
1.435.776
1.134.246
1.600.000
1.472.040
Fuente: Camilo Arriagada, elaborada con base en MIDESOL, 2016 Síntesis Vivienda y Entorno CASEN 2015.
200.000
391.546
169.109
493.355
198.611
400.000
447.559
600.000
182.557
800.000
76.110
1.000.000
474.375
1.200.000
0 2000 Déficit País
Hogares allegados
2009 Déficit Cualitativo
2011 Lineal (Déficit País)
2015 Lineal (Déficit Cualitativo)
el 2013. El déficit cualitativo de 2015 suma 1.218.000 unidades, habiendo aumentado las 1.135.000 unidades del 2000 [GRÁFICO 1]. En términos sociales y territoriales, el déficit cuantitativo se concentra en los dos primeros quintiles de ingreso con una tasa de sobre representación que, ha permanecido inalterada por décadas (60% de las carencias) y su concentración en la Región Metropolitana crece del 44% al 53% entre el 2011 y 2015 lo que expresa que el acceso a nueva vivienda es más difícil en la metrópolis pese a que el ingreso e inversión pública y privada de esta región es la más elevada del país. Respecto al déficit cualitativo, la concentración en los quintiles I y II es mayor aún (702 mil, 57% de necesidades del país) y con crecimiento de su concentración en la Región Metropolitana (de 31 a 36% del total país entre el 2009 y 2015), ello pese a que, este tipo de carencias casi por definición era mayor en regiones pobres y rurales [GRÁFICO 2]. 13
GRÁFICO 2 CONCENTRACIÓN DE LOS DÉFICITS EN QUINTILES 1 Y 2 EN LA REGIÓN METROPOLITANA (CASEN 2015) Fuente: Camilo Arriagada, elaborada con base en MIDESOl, 2016 Síntesis Vivienda y Entorno CASEN 2015.
70
59
60
59
60
55,7 53,7 57,3
53 48
50
44
40
31
33
36
30 20 10 0
2009
2011
2015
NUEVO CONTEXTO URBANO DEL ALLEGAMIENTO
La cohabitación de hogares y familias en Chile es un fenómeno histórico, que explota en los ochenta y hoy sigue existiendo en una sociedad, economía y ciudad diferente. La concentración en la Región Metropolitana de las carencias expresa una tendencia nueva, efecto de tendencias dominantes del desarrollo urbano privatizado, bienestar social frágil y encarecimiento de la vivienda. Dentro de las metrópolis, el allegamiento tiene como característica la concentración en la ciudad interior, donde los precios de suelo impiden la construcción de conjuntos de vivienda social. Desde los años 2000 el allegamiento en zonas central y pericentral supera en mucho al allegamiento en comunas de borde en las tres metrópolis (Pulso, 2007) [CUADRO 1]. El desarrollo urbano posterior al 2010 reconoce un proceso de infilling o regreso a la ciudad interior, quebrando décadas de crecimiento en extensión 14
CUADRO 1 DISTRIBUCIÓN DEL ALLEGAMIENTO Y ARRENDATARIOS POR TIPO SEGÚN ANILLOS DE TRES ÁREAS METROPOLITANAS: GRAN SANTIAGO (AMGS), GRAN VALPARAÍSO (AMGV) Y GRAN CONCEPCIÓN (AMGC). Fuente: Arriagada (2017) con base en Pulso (2007) Análisis de la demanda y prioridades habitacionales en áreas metropolitanas Santiago, Valparaíso y Concepción, MINVU Chile.
HOGARES Y NÚCLEOS ALLEGADOS CENTRO
PERI CENTRO
PERIFERIA
HOGARES ARRENDATARIOS CENTRO
PERI CENTRO
PERIFERIA
AMGS
9.000
106.000
68.000
29.646
179.000
90.590
AMGV
1.000
10.000
4.500
7.000
25.490
8.300
AMGC
1.240
11.000
6.000
6.244
14.000
8.380
TOTAL
11.240
127.000
78.500
42.890
218.490
107.270
sin contrapeso ni variantes. La elevada segregación que organiza la ciudad, hace inconveniente mudarse a zonas donde es factible el acceso a vivienda social por precios de suelo. Según estudios con la encuesta CASEN, un 40% de los propietarios de vivienda social en la Región Metropolitana trabaja en una comuna diferente a donde vive, y muchos no viajan por estar inactivos y por mal acceso a transporte público. Beytia (2014) destaca que, 74 villas de blocks de condominios sociales MINVU carecen de paraderos a 500 metros, lo que se agrava respecto a la cercanía a paraderos de buses con tres y más recorridos. La concentración de empleos distantes de la población se verifica con la matriz de origen y destino de viajes que, muestra el dominio del núcleo centro, oriente, sur oriente en la atracción de viajes laborales en bus, con un 50% del total de viajes en transporte del AMGS según Encuesta Origen Destino (EOD) 2012 en Universidad Alberto Hurtado (2014). 15
Rodríguez (2012) advierte una “remodelación metropolitana” con la redistribución de la edificación en tres ejes: densificación del cono oriente, condominios en zonas rural-urbanas y renovación urbana y verticalización en zonas de alta conectividad, ninguna de las cuales considera a los allegados. Esta pauta se explica por la concentración de la oferta de empleo por la cual la periferia reporta mayor salida por trabajo y los barrios cercanos al centro y oriente mayor recepción. Si bien la nueva economía generó muchos sub centros, dicha concentración del empleo no cede. Según Ffrench-Davis, López y Arriagada (2012) el desajuste entre residencia y trabajo exige políticas innovadoras que acerquen empleos a donde vive la gente y defender la localización de los pobres que permanecen en zonas de la ciudad interior. La desigualdad intra urbana implica que es preferible vivir de allegado en zonas bien conectadas, pero con mala habitabilidad, comparado a postular a viviendas en zonas periféricas, donde ser propietarios mejorando la habitabilidad no compensa la exclusión urbana. REVISITANDO EL ALLEGAMIENTO DESDE LA PROGRESIVIDAD Y COHABITACIÓN
Los dueños de lotes grandes acogen a sus familiares como estrategias de solidaridad y transferencias intergeneracionales que les permite vivir donde quieren vivir, porque están sus redes, escuelas de sus hijos, y otros activos de los pobres. Se trata de zonas ya sea de vivienda progresiva o zonas de vivienda racionalizada que consolidaron vecindarios de trabajadores integrados al sistema fabril urbano, que tuvieron importantes virtudes de movilidad social e integración vecinales, desarrolladas mayoritariamente durante la formación de la corona o anillo pericentral. Resulta paradojal que, en el Chile metropolitano globalizado y modernizado del siglo XXI, la cohabitación de hogares y familias —siendo diferente a décadas anteriores en lo social y urbano— sigue siendo alta. Para explicar esta situación sirve volver a conceptos antiguos como la noción de estrategias de sobrevivencia. Esta se trata de la movilización de activos de los 16
pobres para mitigar su vulnerabilidad que, durante el boom de pobreza de la “década perdida” explicaba por qué los pobres recurrían a estrategias de acumulación de recursos y economías de escala y aglomeración fusionando presupuestos familiares mediante la convivencia de familias para compartir gastos, viviendas y favores entre parientes. El suelo, la vivienda y el auto empleo de los pobres eran sus grandes activos organizados en redes de capital social barrial (Kaztman, 1999; Moser, 1998). Después del 2010, el sector inmobiliario es híper moderno y rentable, pero la vivienda se ha encarecido notablemente para los pobres y clases medias, y la co-residencia o allegamiento no clasifica como estrategia de sobrevivencia, pero sigue siendo una lógica propia de los sectores modestos para permanecer en sus barrios, cerca de redes de empleo, colegios y servicios sociales, y que compensa vivir en lotes sobre poblados o hacinados de manera precaria. La encuesta CASEN 2011 mostró que gran parte de los allegados no está postulando a vivienda social y prefiere quedarse en localización pericentral en la Región Metropolitana debido a que, el diseño de la política habitacional dista mucho de integrarlos en un esquema de solución adecuado y que sus posibilidades de bienestar mínimo se juegan en su localización (Grupo Políticas Públicas CChC y Neu Urbanismo, 2011). El problema fundamental hoy es que los pobres que viven juntos dentro la gran ciudad, para poder hacerlo deben enfrentar condiciones de habitabilidad precarias. Estas van desde los casos de allegamiento que describe el libro del proyecto “De allegado a vecino” en Arriagada y Urrutia (2017) emplazados en lotes 9×18 de Recoleta donde se suman piezas de materialidad precaria, mala ventilación, iluminación y circulación bajo un entramado de expansiones y adosamientos sucesivos donde después del acceso al suelo y propiedad, nadie los ha ayudado ya que tanto el Estado como la empresa privada se han concentrado en procesos masivos estandarizados. Cuando se pone el foco en el componente de lotes o sitios que, según datos de CASEN localizan dos y más viviendas (densificación de lotes) controlando la situación de allegamiento, se puede advertir varios hechos rele17
vantes. Primero, que el allegamiento externo (dos o más hogares por lote) —la componente más dura y persistente del déficit cuantitativo— sólo una pequeña parte está logrando articular viviendas independientes dentro de sus lotes. Los datos dela encuesta CASEN 2011 permiten estimar que, menos de 35 mil hogares allegados llegan a poder diferenciarse de su anfitrión en una unidad independiente, siendo que son más de 90 mil hogares en esta región. Si bien la tasa más alta de densificación corresponde al quintil I, ocurre que la mayoría de lotes donde se logra conformar dos o más viviendas se trata de casos sin allegamiento externo. Los casos de allegamiento externo que logran construir dos o más unidades por lotes tienen su pick dentro del quintil II y no en el más pobre, lo que sugiere necesidad de recursos y capacidades que superan las posibilidades del estrato más aquejado por allegamiento. Se aclara que, el allegamiento interno (no controlado en esta tabla) puede
CUADRO 2 DISTRIBUCIÓN DE HOGARES CON 2 O MÁS VIVIENDAS POR LOTE SEGÚN QUINTIL DE INGRESO PER CAPITA CASEN 2011 Y CONDICIÓN DE ALLEGAMIENTO EXTERNO EN REGIÓN METROPOLITANA Fuente: Camilo Arriagada, elaborada con CASEN Interactiva 2011.
INDICES DE ALLEGAMIENTO SIN ALLEGAMIENTO EXTERNO CON ALLEGAMIENTO EXTERNO SUBTOTAL 2 O MÁS CASAS
II
III
IV
V
TOTAL 2 O MÁS CASAS
42.683
44.989
46.426
48.032
22.105
204.235
6.619
10.118
7.368
5.724
3.492
33.321
49.302
55.107
53.794
53.756
25.597
237.556
20,8
23,2
22,6
22,6
10,8
100,0
TOTAL STOCK RM
275.440
352.778
402.938
429.000
525.889
1.986.045
% 2 O MÁS CASAS
17,9
15,6
13,4
12,5
4,9
12,0
% FILA
18
I
ser una situación presente en lotes con sólo una vivienda, lo que de hecho ocurre así habitualmente por su mayor dependencia de los anfitriones o propietarios [CUADRO 2]. Una segunda ventana relevante sobre la progresividad es mirar la frecuencia y tipo de transformaciones y mejoramientos que han podido realizar los propios pobladores durante los últimos años, controlando grupos de ingreso y número de viviendas por lote o sitio. Puede colegirse que, la gran mayoría del allegamiento externo e interno en la Región Metropolitana no dispone de recursos para mejoramientos por cuenta propia en los últimos años, lo que se agrava teniendo a la vista la cifra de déficit cualitativo que detecta la encuesta CASEN. Ahora bien, sumando las acciones de los quintiles inferiores de la distribución del ingreso en Santiago llegamos a cerca de 110 mil hogares que han invertido en mejoramientos, ello sin disponer de subsidios aplicables desde los programas en boga como el Programa de Protección del Patrimonio Familiar (PPPF) del MINVU ni créditos o apoyos especiales [CUADRO 3]. CONCLUSIONES
Desde el punto de vista de la política pública, la atención del déficit cualitativo contabiliza viviendas existentes susceptibles de ser mejoradas mientras que el cuantitativo contabiliza viviendas a adicionar. Bajo el concepto de este libro, una acción focalizada del componente habitacional en viviendas a mejorar y/o hacinadas con presencia de allegados debe ser estudiada, focalizada territorialmente en zonas mejor dotadas, y financiada, teniendo la virtud de atender simultáneamente ambos tipos de carencias, sin desplazar a barrios periféricos manteniendo acceso a redes y centralidad. El problema del déficit cualitativo en barrios vulnerables es muy elevado y se cruza con la latencia del déficit cuantitativo marcando un déficit de viviendas en barrios donde los planes de recuperación deben integrar la solución del problema de vivienda bajo modelos más convenientes y deseables que los subsidios de mejoramiento de fachadas y espacios públicos. Muchas inter19
venciones de viviendas mediante PPPF —que muestra un importante número de soluciones— no logran resolver la condición de vivienda recuperable que define déficit cualitativo ya que se restringen a la parte regularizada de la vivienda, sin entrar a ninguna obra en la superficie ampliada no regularizada. Tampoco se está reduciendo el déficit cuantitativo de hogares y núcleos allegados porque no se produce vivienda nueva en magnitudes mayores a la formación de nuevos hogares, muchos de los cuales son unipersonales atendidos por renovación urbana en altura y donde la solución supone desplazamiento de los allegados.
CUADRO 3
DISTRIBUCIÓN DE ACCIONES DE MEJORAMIENTO RECIENTES POR TIPO SEGÚN HOGARES SEGMENTADOS POR VIVIENDAS POR LOTE Y QUINTIL DE INGRESO PER CÁPITA EN REGIÓN METROPOLITANA. Fuente: Camilo Arriagada, elaborada con CASEN Interactiva 2011.
1 CASA POR LOTE
AMPLIACIÓN DE RECINTOS
URBANIZACIÓN CONEXIÓN
SUBTOTAL MEJORAMIENTO
TOTAL RM
QUINTIL 1
21.852
12.160
1.009
35.021
226.138
QUINTIL 2
38.287
15.480
2.184
55.951
197.621
SUBTOTAL QUINTIL 1 Y 2 TOTAL 1 CASA 2 CASAS O MÁS POR LOTE
QUINTIL 1
60.139
27.640
3.193
90.972
523.759
258.962
88.206
12.794
359.962
1.754.739
REPARACIONES TABIQUE O FORRO MURO
AMPLIACIÓN DE RECINTOS
5.872
1.451
121
7.444
URBANIZACIÓN CONEXIÓN
SUBTOTAL MEJORAMIENTO
TOTAL RM
48.902
7.273
4.427
315
12.015
55.017
SUBTOTAL QUINTIL 1 Y 2
13.145
5.878
436
19.459
103.919
TOTAL 2 O MÁS CASAS
33.128
11.833
1.061
46.022
207.838
QUINTIL 2
20
REPARACIONES TABIQUE O FORRO MURO
Junto a la exploración de modelos alternativos, debe estimarse y segmentarse el déficit cualitativo en barrios que le corresponde abordar a llamados especiales de vivienda o fondos de mejoramiento para ciudades interiores. Este fondo debiera poder priorizar que la misión es reducir el déficit cualitativo en barrios donde existe elevado número y porcentaje de carencias, junto con presencia de allegamiento en zonas convenientes por accesibilidad donde consolidar la co-residencia, priorizando manzanas con concentraciones de viviendas con niños en edad escolar y allegamiento interno hacinado.
21
¿ALLEGAMIENTO O CO-RESIDENCIA? 1 JUAN PABLO URRUTIA Profesor Asistente Departamento de Arquitectura Facultad de Arquitectura y Urbanismo Universidad de Chile PAOLA JIRÓN Profesora Asociada Instituto de la Vivienda Facultad de Arquitectura y Urbanismo Universidad de Chile
La situación de allegamiento puede entenderse como la convivencia de dos o más grupos familiares en una misma vivienda o terreno, caracterizada por la relación entre al menos dos de los grupos de familias que se hacen complementarios, uno de ellos como receptor y otro como allegado (Arriagada, Icaza y Rodríguez, 1999). Este fenómeno comenzó a expandirse y estudiarse en los años 80 cuando el allegamiento alcanzó sus más altos índices, lo que sucedió como consecuencia de políticas aplicadas después del golpe militar, que evitaron continuar con las acciones de acceso a la vivienda que tenían los más pobres a través de mecanismos informales como las tomas (Ministerio de Vivienda y Urbanismo, 2004). Tales estrategias se utilizaron masivamente para enfrentar la necesidad de vivienda previo a 1973, las que consistían en una ocupación simultánea que contaba con la ayuda de partidos políticos y/o la iglesia para luego establecer una negociación con el Estado para radicarse en aquel lugar (Espinoza, 1987). A contar de la segunda mitad de los años 70 y durante
1
Artículo adaptado de Urrutia Muñoz, J., Jirón Martínez, P., & Lagos Silva, Á. (2016). ¿Allegamiento o
co-residencia? de un fenómeno problemático a una solución innovadora para atender el déficit habitacional crónico, en Revista Ciudad y Arquitectura.
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la década de los 80 el Estado fue más estricto en impedir este tipo de acceso a la vivienda irregular e inició procesos masivos de erradicación de los asentamientos informales, por lo tanto, según indica Necochea (1987), las familias tuvieron que refugiarse en convivencia con otros grupos familiares, generando con ello el fuerte crecimiento del allegamiento. El evidente problema del déficit habitacional en la década de los 80 motivó el interés por el estudio del allegamiento, que en aquel entonces se transformó en la expresión natural del déficit, por lo tanto se definió y entendió directamente como la causa de la crisis habitacional (Araos, 2008). El allegamiento no fue observado como un fenómeno en sí mismo, sino que como una consecuencia de carácter negativo a la situación habitacional y fuertemente asociado a la pobreza, según lo cual, sería un resultado ineludible provocado por el déficit estructural de vivienda en el país. El problema del allegamiento se definió entonces por las limitaciones de las familias para desarrollar sus funciones con suficiente autonomía y que este plantea una convivencia obligada entre unidades independientes, lo que afecta su intimidad aun cuando no se produzca hacinamiento (Mercado, 1992). Al entender el allegamiento sólo como consecuencia del déficit habitacional, determinando su génesis a priori, los estudios se centraron en los casos más problemáticos para obtener criterios eficientes de focalización en los programas habitacionales (Araos, 2008). Esta situación genera un menor interés en la investigación sobre relaciones entre los grupos que se allegan y sus receptores, el foco estaba más bien puesto en las metodologías para distinguirlos el uno del otro y así obtener información válida respecto de la magnitud de la demanda potencial de vivienda (Espinoza e Icaza, 1991). A fines de los años 80 e inicios de los 90 comenzó a surgir una mirada más positiva del allegamiento, enfocándose básicamente en las relaciones y su operación entre grupos familiares. Es así como el fenómeno se identifica como un facilitador de un conjunto de relaciones de cooperación familiar y vecinal claves para la sobrevivencia. Comienza entonces a observarse y 23
estudiarse las relaciones complementarias entre receptores y allegados, buscando responder la pregunta de cómo aquellos vínculos son aprovechados en función de maximizar los recursos económicos escasos, lo que sucedía principalmente con los núcleos monoparentales, generalmente constituidos por mujeres y que tendían a complementarse con otros grupos familiares. Esta segunda postura sobre el allegamiento planteaba que el déficit de vivienda era solamente uno más de los factores que permitían la generación de este fenómeno, a diferencia de la visión expuesta anteriormente que lo veía como una causa directa y única. Cabe destacar que en la visión positiva se plantea al allegamiento como una opción de sobrevivencia más que una obligación (Saborido, 1985), ya que este no sería la única alternativa disponible, sino que la mejor solución al problema, facilitando la complementariedad de roles dentro de una familia mediante la mutua colaboración. También se demuestra que las formas de allegamiento son representativas y están ligadas a los ciclos de vida familiar (Greene, 1988), ya que en un comienzo, los nuevos núcleos que se crean a través de los hijos van formando sus propias familias, constituyéndose como sujetos de allegamiento interno, los que posteriormente se transforman a la figura de allegamiento externo por poseer mayor autonomía económica. En el caso de los receptores, que en general son los padres, al momento de envejecer estos pasarían a ser sujetos de allegamiento interno al relacionarse por complementariedad con sus allegados, alternando roles a medida que avanzan las generaciones. Una consecuencia de los trabajos realizados con este enfoque, fue pensar la progresividad y densificación de sitio como alternativa a los programas habitacionales tal como indican Haramoto, Chiang, Sepúlveda y Kliwadenko (1987) y Vergara y Palmer (1990). Ello representa un vuelco conceptual del allegamiento, pasando de ser considerado un indicador del déficit habitacional a una posible solución para este mismo. Uno de los principales efectos del interés por el estudio del allegamiento fue la sistematización y estandarización de un método para calcular la 24
GRÁFICO 1 EVOLUCIÓN DEL DÉFICIT CUANTITATIVO NACIONAL DE VIVIENDA SEGÚN EL TIPO DE REQUERIMIENTO Fuente: Encuesta CASEN 2017.
Viviendas irrecuperables
Hogares allegados
Núcleos allegados hacinados
Déficit Cuantitativo
demanda potencial de vivienda, ello se vio reflejado en la creación de la encuesta CASEN en 1990, la cual además permite comparar los resultados del déficit habitacional y analizarlos a través de la observación de sus tendencias. Este instrumento, entre otros elementos, mide el tipo de allegamiento determinado por su dimensión socio familiar y espacial, la primera se clasifica en dos componentes: allegamiento externo e interno (Ministerio de Planificación y Cooperación, 2002). En tanto desde la perspectiva espacial, el allegamiento externo se clasifica como allegamiento a vivienda o a sitio, indicando donde viven; si en la misma vivienda del grupo receptor o en una vivienda diferente pero en el mismo sitio (Ministerio de Desarrollo Social, 2011). Considerando estas acepciones, se puede observar en los datos históricos de la encuesta CASEN que si bien el déficit cuantitativo de vivienda y las viviendas irrecuperables han disminuido considerablemente, los hogares allegados han aumentado de manera sostenida desde el año 2006 [GRÁFICO 1]. 25
GRÁFICO 2 EVOLUCIÓN DEL DÉFICIT HABITACIONAL CUANTITATIVO EN REGIÓN METROPOLITANA Fuente: Encuesta CASEN 2017.
Viviendas irrecuperables
Hogares allegados
Núcleos allegados hacinados
Déficit Cuantitativo
En el caso de la Región Metropolitana, también es posible observar una disminución de viviendas irrecuperables y al igual que a nivel país, en esta región los hogares allegados aumentaron de manera constante hasta el año 2013 y explosivamente al año 2017 [GRÁFICO 2]. La disminución general del déficit cuantitativo (1996–2015) es consecuencia directa de las políticas de vivienda aplicadas en las tres últimas décadas, focalizadas principalmente en ofrecer alternativas para las familias alojadas en vivienda irrecuperable. Actualmente es posible observar en Chile cómo el allegamiento presenta algunas características particulares que ameritan su estudio y discusión, una de ellas es la estabilidad de la variable allegamiento interno en los todos los quintiles de ingreso [GRÁFICO 3]. Esto indica que el fenómeno del allegamiento no se concentra exclusivamente en los segmentos más pobres, dejando en cuestión la hipótesis de que esta situación está fuertemente determinada por la escasez, por tanto es posible plantear que sus razones van más allá de la imposibilidad de acceder a otra vivienda.
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GRÁFICO 3 PORCENTAJE DE ALLEGAMIENTO INTERNO POR QUINTILES DE INGRESO 2013 Y 2015 Fuente: Juan Pablo Urrutia a partir de datos de la encuesta CASEN. 25
20
17,6
18,6
19,9
2013 2015
20,7 18,8
19,5 15,9
15,7
16,9
13,7
15
9,0
10
7,4
5
0 Quintil 1
Quintil 2
Quintil 3
Quintil 4
Quintil 5
TOTAL
El capital social generado por cohabitación podría representar otras motivaciones que tienen las familias para optar por esta manera de habitar. El capital social ha sido discutido por diversos autores desde la década del 80, destacando entre ellos la mirada de Bourdieu (1985) y Coleman (1988) quienes lo entendían como un conjunto de recursos y oportunidades disponibles gracias a los vínculos sociales y reconocimiento mutuo. Posteriormente Durston (2001) plantea que el capital social potencialmente existe en todos los grupos humanos, ya que los elementos que generan este tipo de capital son de tipo sociocultural, por lo tanto de valor universal para todas las personas. La diferencia está en que este capital no presenta la misma magnitud en todas las personas. Siguiendo esa idea, plantea los tipos de capital social: individual, grupal, comunitario, de puente, y societal. Según Atria (2003), es posible distinguir los recursos asociativos para el desarrollo de capital social, estos son: las relaciones de confianza, reciprocidad y cooperación. También señala que el capital social genera mejores niveles de calidad de 27
vida, ya que este se presenta como un elemento que permite mayor acceso a la información, bienes culturales y recursos materiales de la sociedad. Se interpreta entonces que a través de su acumulación, el capital social puede ser considerado como un factor estratégico para provocar desarrollo. Desde esta perspectiva, se hace fundamental identificar en qué consiste el capital social en los segmentos más vulnerables, sobre todo aquel desarrollado en situaciones de allegamiento. Urrutia (2012) reconoce a través de una serie de entrevistas a jefes de hogar del pericentro de Santiago, un grupo de factores relacionados al capital social generado por el hecho de vivir en conjunto en una misma vivienda como familia extensa [CUADRO 1].
CUADRO 1 MENCIONES DE ELEMENTOS QUE CONTRIBUYEN AL AUMENTO DE CAPITAL SOCIAL Fuente: Juan Pablo Urrutia a partir de Urrutia (2012).
ECONOMÍA FAMILIAR
COLABORACIÓN
Apoyo económico
Compañía
Cuidado de niños
Gastos compartidos
Protección
Estar con nietos
Tener confidentes
La mamá cocina
Apoyo emocional
Poder trabajar
Compartir celebraciones
Todos ayudan en el negocio
Cocinar juntos Comodidades de una casa No se paga arriendo Estabilidad residencial
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RELACIONES SOCIALES
Cuidado de mascotas Tareas domésticas compartidas
SEGURIDAD
Siempre hay alguien
La relación entre el jefe del núcleo receptor y el allegado es prioritariamente intergeneracional y filial, sea por filiación directa (hijos/nietos), como por filiación política entre suegros y yernos o nueras que son jefes del núcleo allegado. Este tipo de vínculo corresponde a la mayoría de los casos (Araos, 2008). En base tanto a los datos socioeconómicos como los de composición familiar, queda de manifiesto que el tipo de allegamiento interno difiere profundamente de las hipótesis generadas en décadas pasadas relacionándolo con la imposibilidad de acceso a la vivienda o de la visión más positiva referida a la funcionalidad del allegamiento para hacer frente a la sobrevivencia, lo que sugiere más bien una nueva hipótesis que dice relación con la complementariedad entre roles familiares y sus respectivos ciclos de vida independiente de los niveles socioeconómicos de los hogares. Ello justifica poner en cuestión el término allegamiento, ya que este supone cierta subordinación y dependencia unidireccional del allegado con el receptor, mientras que el estado de co-residencia implica una relación más bien simétrica con dependencia mutua y reciprocidad entre las partes. Según el estudio del allegamiento en Chile durante las últimas décadas, es posible entender su concepción como la consecuencia de un periodo donde se limitó la creación de asentamientos informales, lo que generó una respuesta automática para explicar su masificación, y que a la vez trajo consigo sesgos en su estudio, medición e incluso percepción social, considerándolo sólo como una respuesta inmediata a la crisis habitacional de los años 80 y 90. Sin embargo con el paso del tiempo fueron emergiendo visiones más positivas respecto del fenómeno, llegando al día de hoy con estudios que demuestran cómo el allegamiento es transversal a las clases sociales, dando pie para preguntarse si este fenómeno es o no una opción obligada o una alternativa competitiva a la vivienda mono nuclear tradicional. La persistencia de familias allegadas a lo largo de las últimas tres decadas, demuestra por una parte que los programas para reducir el déficit habitacional no han logrado ofrecer mejores condiciones que las propias
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del allegamiento, y a su vez, que la co-residencia de grupos familiares posee beneficios en capital social aún desconocidos por la oferta habitacional. En lo que respecta a la solución del déficit habitacional, cabe cuestionar que todavía un porcentaje importante de familias no ha podido acceder a la oferta de soluciones habitacionales, incluso aumentado su proporción en los últimos años. Frente a esto, se aprecia que es recurrente considerar a los allegados como demanda para construcción de nuevas viviendas, siendo que este grupo estaría requiriendo otro tipo de soluciones más innovadoras y coherentes con la condición de co-residencia a que una de allegamiento. Se reconocen los esfuerzos de algunas iniciativas como el subsidio para pequeños condominios buscando la micro radicación de familias allegadas, sin embargo estas no han podido escalarse como una solución real, probablemente porque aún no se asume la gravedad y condición crónica del déficit habitacional en áreas pericentrales. Urge entender el fonómeno como co-residencia en vez de allegamiento, de manera tal que el foco estuviese en como implementar estrategias adaptativas abitacionales, buscando consolidar las ventajas, beneficios y oportunidades que genera esta forma de habitar, lo cual podría constituir un insumo clave para generar propuestas innovadoras de vivienda que atiendan el persistente déficit habitacional.
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GEOGRAFÍA DEL DÉFICIT HABITACIONAL EN SANTIAGO VALESKA GÓMEZ Directora de Desarrollo y Proyectos Fundación Vivienda JUAN CORREA Coordinador de Investigación Aplicada Fundación Vivienda
A pesar de los esfuerzos en producción de unidades habitacionales por parte del Ministerio de Vivienda y Urbanismo, sólo se ha logrado una reducción del 30,6% del déficit cuantitativo de vivienda entre los años 1996 y 2015, avanzando desde 563.988 a 391.546 requerimientos (Ministerio de Desarrollo Social, 2015). Dentro de los componentes de dicho déficit, los registros de la encuesta CASEN (Ministerio de Desarrollo Social, 2015) de los últimos 19 años dan cuenta de una sostenida reducción de aquellas familias que vivían en viviendas irrecuperables, pasando de representar un 35% del déficit en 1996 a sólo un 9,9% en 2015; mientras que el stock de viviendas para los núcleos allegados hacinados prácticamente no ha sufrido variaciones, representando aproximadamente el 40% del déficit a lo largo del mismo periodo. Sin embargo, el déficit correspondiente a hogares allegados es el que presenta el mayor desafío, pues ha crecido sostenidamente desde el año 2000 (donde sólo representaba el 16% del problema) y se ha vuelto el componente predominante del déficit desde el año 2011, representando el 46,9% de las familias sin vivienda según la última medición de la encuesta CASEN 2015. A partir de lo anterior, si sumamos el total de hogares allegados y núcleos allegados hacinados, estos representan el 90,1% del actual déficit habitacional cuantitativo, por lo tanto las familias en situación de allegamiento deben ser comprendidas como “la máxima expresión del problema 31
habitacional en Chile”, donde se hace palpable la falta de vivienda y cómo las familias responden a esta mediante estrategias de cooperación, complementariedad y sobrevivencia (Araos, 2008; CIS TECHO-Chile, 2014; Urrutia, Jirón y Lagos, 2016). La Región Metropolitana es el principal foco de este desafío, pues concentra el 52,9% del déficit nacional (207.000 unidades), donde un 54,3% corresponde a hogares allegados y un 37,8% a núcleos hacinados según encuesta CASEN 2015; además si nos referimos a las cifras nacionales, el 55% de los hogares y núcleos allegados del país viven en la región —la cual sólo concentra el 40,6% de la población nacional— dando cuenta de su gran concentración. Pero dicho fenómeno no posee una distribución homogénea en la región, ni menos dentro del área Metropolitana de Santiago, por lo cual la Fundación Vivienda se planteó el desafío de localizar y mapear a todas aquellas familias que forman parte del déficit habitacional cuantitativo. Para ello se utilizó la metodología de estimación propuesta por la encuesta CASEN 2015, cuyos parámetros fueron adaptados para la base de datos desagregados del Censo 2012 (Instituto Nacional de Estadísticas, 2012). De esta manera se logró determinar el déficit habitacional descompuesto a escala de manzana censal, cuyos resultados posteriormente fueron espacializados para la ciudad de Santiago mediante la herramienta Kernel density del software SIG ArcGis. Los resultados evidencian una distribución bastante particular del déficit habitacional sobre la ciudad, pues no existe homogeneidad en la localización ni extensión de los focos de familias carentes de vivienda, si no que grandes concentraciones en los sectores ponientes y sur de Santiago, en comunas como Lo Espejo o Cerro Navia, mientras que son inexistentes en las comunas del sector oriente de la ciudad como Providencia o Vitacura. De los focos de concentración de familias deficitarias, los más llamativos por su extensión e intensidad, sobrepasando incluso los límites de varias comunas, son aquellos que se han desarrollado en parte del “anillo 32
IMAGEN 1 DISTRIBUCIÓN DEL DÉFICIT HABITACIONAL CUANTITATIVO EN EL ÁREA METROPOLITANA DE SANTIAGO Fuente: Fundación Vivienda.
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pericentral” delimitado por todas las comunas del sector norte, poniente y sur de la ciudad que colindan con el anillo de Américo Vespucio, observándose importantes focos en Recoleta, Renca, Cerro Navia, Pedro Aguirre Cerda, Lo Espejo, El Bosque, San Ramón, La Granja y Peñalolén; precisamente este grupo de comunas acogen cerca del 60,5% de todas las familias que requieren de una vivienda en la región, de las cuales un 57,3% corresponden a hogares en situación de allegamiento y un 36,2% a núcleos allegados hacinados. Una segunda área de interés son las comunas periféricas de Quilicura, Maipú, San Bernardo o Puente alto, las cuales concentran un 18% del déficit regional, pero donde el componente predominante son los núcleos secundarios hacinados, por sobre los hogares allegados o viviendas irrecuperables. Dentro de la zona oriente, sólo se aprecian dos focos significativos en Las Condes y La Reina, los cuales apenas reúnen un 1,4% del déficit, concentraciones estrechamente relacionadas con la localización de conjuntos de viviendas sociales (sector Las Condesas y Villa la Reina). Este último detalle sobre la localización de los mayores focos de déficit habitacional es un factor común para todo el resto de sectores identificados, pues todos ellos dan cuentan que la reproducción del problema habitacional no es un hecho aislado y que posee un fuerte arraigo con las políticas habitacionales desarrolladas en la ciudad desde la década del 60 hasta la actualidad. En una primera instancia, los mayores focos de familias allegadas en el anillo pericentral de Santiago se relacionan con los grandes conjuntos de viviendas desarrolladas entre 1960 y 1984 como respuesta del Estado a las tomas y poblaciones callampa, donde se destacan las poblaciones surgidas de la Operación Sitio (Vergara y Palmer, 1990). Mientras que en las comunas de la periferia, o en los sectores más alejados del anillo pericentral, se observa un patrón muy similar pero vinculado a los grandes conjuntos de viviendas sociales en altura (conocidos coloquialmente como “villas de blocks”) desarrollados desde 1984 hasta fines de la década de los 90 (Rodríguez y Sugranyes, 2004; Rivera, 2012). 34
IMAGEN 2 HOGARES ALLEGADOS EN EL ร REA METROPOLITANA DE SANTIAGO Fuente: Fundaciรณn Vivienda.
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Dichos hallazgos sobre la localización y concentración del déficit habitacional en determinados espacios de la ciudad y su relación con las políticas habitacionales del pasado refuerzan la tesis sobre familias en situación de allegamiento como “la máxima expresión del problema habitacional en Chile”, demostrando así que el allegamiento sería una consecuencia obligada del déficit estructural del país, y por ello resulta un indicador elocuente de la brecha entre el número de viviendas definitivas disponibles y el número de familias independientes que requieren una. El costo de la solución definitiva de vivienda es demasiado alto para las familias carenciadas y la oferta del mercado se hace insuficiente, es aquí donde cobra relevancia para las familias el compartir relaciones de funcionalidad y dependencia con otros, ya sean económicas como de cuidados (hijos o personas enfermas) generándose una red de intercambio recíproco, entre parientes y vecinos. La vivienda y el lote, el entorno inmediato, el barrio, la ciudad y el territorio, también cobran relevancia para las familias cuando deciden permanecer allí, es porque han invertido en su propia configuración de hábitat.
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TRANSFORMACIÓN MORFOLÓGICA DEL PERICENTRO DE SANTIAGO: DEL CITÉ AL LOTE 9×18 MÓNICA BUSTOS Profesora Asistente Instituto de la Vivienda Facultad de Arquitectura y Urbanismo Universidad de Chile
Si reconocemos el pericentro como la primera extensión del trazado tradicional, y lo contextualizamos en la construcción de la ciudad moderna, podremos entender la dimensión experimental y por tanto periférica que tuvo en sus orígenes. Desde esta perspectiva, coincidiendo con la definición de Nicolin (1992) respecto de la periferia de la ciudad occidental, cuando señala que “no es únicamente el ámbito en el cual se asientan, junto a las actividades industriales, las clases sociales más pobres (aunque ello no sea siempre cierto); sino que también es el ámbito en el cual se verifica la expansión de la ciudad, el lugar en que acontecen rápidas transformaciones, en el cual se lleva a cabo también la puesta a prueba de las ideas reformistas de la urbanística moderna” (p.8), entenderemos los desafíos que enfrentó la construcción del pericentro de la capital chilena y con ello la riqueza de su configuración social y espacial. Desde este enfoque, producto de las fuertes migraciones campo ciudad, el pericentro de Santiago pasa a ser la plataforma sobre la cual se van asentando las múltiples respuestas implementadas por las políticas habitacionales y la planificación urbana desde principios del siglo XX hasta finales de la década de los años 70. Determinada por los distintos contextos políticos, sociales y económicos, su configuración es la expresión de los diversos mod37
elos socio tipológicos (Bustos, 2006) desarrollados sobre la base de ciertas modificaciones normativas y legales. Constituyéndose en un hecho clave de transformación morfológica, se pueden reconocer dos mecanismos de configuración del pericentro para proveer de alojamiento masivo: aquellos que plantean la densificación o extensión de la trama existente y los que se desarrollan a partir de la ocupación de vacíos urbanos o áreas fronterizas determinando el crecimiento urbano de la ciudad (Bustos, 2006). Una de las primeras expresiones de transformación del tejido urbano, desarrollados a partir de la Ley de Habitaciones Obreras de 1906, está determinada por la densificación de la manzana fundacional a partir de la aparición del Cité Interior, o bien, a través de una red o sistema de pasajes al interior de ella (San Martín, 1992), constituyéndose en una de las soluciones más representativas y eficientes de la acción del Estado frente al problema del alojamiento. Posteriormente, con el objetivo de dinamizar la construcción de vivienda se implementa la Ley de Habitaciones Baratas de 1925. Valorando el aporte de las sociedades de empleados y trabajadores mediante la formación de cooperativas, se construyen conjuntos residenciales higiénicos para obreros, momento a partir del cual emergen las “poblaciones” como concepto (Hidalgo, 2004). Localizadas cerca de las industrias en terrenos disponibles, las poblaciones buscan aumentar las densidades con viviendas en hilera como nueva forma de agrupación, extendiendo la trama urbana tradicional a través de la manzana rectangular. Su focalización, sin embargo, no logra tener real impacto en los sectores más pobres. Por ello, con el objetivo de operativizar la construcción masiva de viviendas, se crea la Caja de Habitación Popular en 1936 y, posteriormente, la Caja de la Habitación en 1943, iniciando la institucionalización del alojamiento como problema. De la mano de una intensa actividad legislativa y teórica, se comienza a consolidar así la idea de una sociedad moderna a través del ordenamiento de las ciudades, el equipamiento público y nuevos conceptos de habitabilidad, implementando múltiples modificaciones 38
normativas que determinarán la subdivisión de la manzana tradicional en manzanas alargadas de 100×50 metros, modificando el trazado urbano desarrollado hasta ese momento. Con el desafío de masificar la construcción habitacional, por medio del uso del bloque, se incorpora por primera vez la vivienda colectiva en altura como una tipología representativa del Estado, introduciendo una nueva calidad espacial de carácter intermedio, semi privado y colectivo que se constituirá en el entorno inmediato de sus habitantes, reforzando la noción de comunidad asociada a un barrio (Bustos, 2014). Basados en los principios del movimiento moderno respecto a los sistemas de agregación, ordenamiento, distanciamiento, ventilación, soleamiento, privacidad, conexión con la calle, etc., este hecho determinará la transformación morfológica del pericentro, caracterizándolo por la configuración de espacios abiertos rodeados de áreas libres como nuevo concepto urbano. Configurando la primera extensión de la ciudad posterior al centro, aunque la producción es baja y la ruptura de la estructura del trazado es casi imperceptible, la relevancia de este periodo está en el desarrollo de las primeras tipologías de vivienda pública (Fuentes y Pérez, 2007), implantando una nueva morfología, imagen urbana y espacialidad del tejido residencial. Sin embargo, si hasta ese momento el proyecto residencial era respetuoso de la trama urbana, la necesidad de aumentar la producción habitacional a finales de los años 40 termina por romper la manzana tradicional, iniciando la construcción de los primeros proyectos de gran escala. Pensados para ser ejecutados en múltiples etapas, a través de nuevas lógicas físicas y espaciales, aparece la macro manzana como nueva unidad morfológica, cambiando para siempre la forma de crecimiento urbano de Santiago. Con la llegada de la segunda mitad del siglo, aparece una nueva expresión periférica de la pobreza por medio de diversas ocupaciones ilegales, en las que familias construyen sus viviendas a través de tomas de terrenos concertadas y organizadas. Si bien el concepto de déficit habitacional como tema de interés político ya se había instalado, la demanda por vivienda urba39
na aparece ahora como un derecho, determinando la urgencia de entregar una respuesta eficiente y de gran escala al problema habitacional. De aquí que, con el objetivo de fomentar, racionalizar y centralizar la producción habitacional para alcanzar mayores niveles de producción, con la creación de la Corporación de la Vivienda (CORVI) en 1953 y posteriormente del Ministerio de Vivienda y Urbanismo (MINVU) en 1965, se inicia un periodo de consolidación institucional (Ministerio de Vivienda y Urbanismo, 2004), caracterizado por el desarrollo de diversas tipologías y nuevas formas de implantación del proyecto residencial. Comienza así, un segundo momento de expansión ilimitada, incorporando a Santiago grandes terrenos agrícolas para la construcción habitacional, configurando un nuevo anillo morfológico del pericentro. Uno de los hechos fundamentales que viene a complementar la misión de la CORVI, es la implementación del Decreto con Fuerza de Ley DFL Nº 2 de 1959 como nuevo reglamento para la construcción habitacional. Con el objetivo de fijar los estándares, se establecen así las condiciones de emplazamiento y urbanización, programa y superficie mínima, características técnicas de construcción y habitabilidad que debe cumplir una vivienda para ser considerada económica. Impulsando proyectos de gran escala bajo una concepción racional e integral del diseño, aparecen así diversos mecanismos de acceso a la vivienda con propuestas residenciales basadas sobre un enfoque no sólo habitacional, sino que también urbano, como el programa de autoconstrucción y ayuda mutua, el programa de erradicación y las “operaciones sitios” entre otras iniciativas. Desde el punto de vista de la configuración del nuevo tejido urbano del pericentro, este es un hecho fundamental, en tanto, determinado por una subdivisión predial que establece una superficie mínima de 160 m², se inicia la homogeneización de las urbanizaciones del sector público. En consecuencia, la racionalización del lote en la construcción de conjuntos habitacionales masivos de vivienda en baja altura, dan cuenta de manera explícita la fuerza y el impacto del DFL Nº 2 [FIGURA 1], configurando una nueva 40
FIGURA 1 EVOLUCIÓN DEL LOTE Fuente: Mónica Bustos.
7
16
400 m2 100 m2
25
Lote propuesto por Karl Brunner
14
Edificación 1 nivel Parcelas con construcción simultánea
60 m2
3
9
162 m2 18
DFL Nº2 de 1959
20
Edificación 2 niveles
120 m2
4,5
7,5
Parcelas con construcción simultánea
16
DFL Nº2 de 1984
60 m2 14
DFL Nº2 posterior a 1989 Edificación 2 niveles
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manzana de carácter estudiadamente subdivisible y por tanto productiva (Vergara y Palmer, 1990) 2. Sin perder la mirada integral en proyectos que consideran áreas de centralidad, servicios y equipamientos, la morfología de las nuevas áreas residenciales contempla un sistema de pasajes supeditado a un trazado jerarquizado, que incluye espacios públicos y áreas verdes en distintas escalas. Como señalan Vergara y Palmer (1990), esta transformación puede atribuirse a un primer cambio cultural, en el que, determinado por las ideas del urbanismo moderno, ya no se concibe la ciudad como una sola obra formada por la traza y la edificación continua, abriendo así el camino para una nueva manera de urbanizar: el loteo, la población, que se agrega al casco existente a modo de unidades independientes supuestamente autónomas. En este sentido, si entendemos el loteo y la urbanización como solución frente a la demanda de una vivienda urbana por parte de cientos de familias en tomas de terreno, podemos reconocer el pericentro de Santiago desde una doble dimensión: tanto por su tejido urbano como por su tejido social. En consecuencia, en un contexto en el que el proyecto residencial se transforma en reflejo de una sociedad moderna resolviendo ampliamente el déficit existente, podemos decir que la organización y cohesión social que implicó para sus habitantes la lucha por una vivienda, así como la integralidad en la concepción del proyecto residencial como respuesta, sitúan hoy las propuestas de la corvi como un tejido urbano de alto valor patrimonial, relevando la necesidad de valoración social y espacial del pericentro de Santiago como territorio de protección y oportunidad para la ciudad.
2
Vergara y Palmer denominan la nueva manzana como la Manzana del DFL Nº 2, precisamente por estar
compuesta por lotes de 9 m de frente y 18 m de fondo.
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EL PERICENTRO COMO OPORTUNIDAD DE INTEGRACIÓN URBANA EN SANTIAGO DE CHILE CHRISTINE TONDREAU Licenciada en Arquitectura Universidad de Chile JUAN PABLO URRUTIA Profesor Asistente Departamento de Arquitectura Facultad de Arquitectura y Urbanismo Universidad de Chile ALBERTO TEXIDÓ Profesor Asistente Departamento de Arquitectura Facultad de Arquitectura y Urbanismo Universidad de Chile
Desde los años noventa se comienza a observar dos tipos de crecimiento en las ciudades de nuestro país: el centrífugo como movimiento residencial hacia la periferia y el centrípeto como recuperación y densificación de los espacios centrales. Esto, según Contreras (2011), tiene que ver con la teoría de volver a la ciudad consolidada producto de una transición social en que las tasas demográficas han ido en constante descenso, revirtiendo de a poco la necesidad de seguir expandiendo los límites urbanos para enfocarse en las áreas centrales. En Santiago este proceso ha permitido el desarrollo de un “mercado de renovación excluyente”, donde se han reemplazado tipologías arquitectónicas en beneficio de la densificación en altura y donde han llegado nuevos grupos sociales “elitistas” a poblar estos centros, entre otros factores (Orozco, 2017). 43
LOS ANILLOS METROPOLITANOS
Las comunas de la Región Metropolitana se pueden agrupar en tres anillos urbanos concéntricos; el centro, el pericentro y la periferia (Arriagada, Moreno y Cartier, 2007). En esta definición se toma en cuenta 34 comunas, a lo que le podríamos sumar un cuarto anillo llamado “periurbano” [FIGURA 1], que incluye comunas como Lampa, Talagante, San José de Maipo, Padre Hurtado, Peñaflor, Colina, etc., completando así las 52 comunas de la Región.
FIGURA 1 ANILLOS DE LA REGIÓN METROPOLITANA Y ÁREA PERICENTRAL DE ESTUDIO Fuente: Christine Tondreau.
Renca
Recoleta Independencia
Quinta Normal Santiago Estación Central P.A.C.
Centro Pericentro Periferia Periurbano
San San Joaquín Miguel
Macul
Límite comunal Área pericentral
Si bien el centro en términos geográficos abarca todo el primer anillo, nos referiremos más bien al “centro histórico”, que es aquel triángulo delimitado por el río Mapocho, la Av. Libertador Bernardo O’Higgins y la ruta Norte–Sur. Este sector acoge las principales funciones urbanas y se entiende 44
como el principal centro de negocios y comercio, además de contar con un elevado valor arquitectónico y simbólico (Contreras, 2012). Conserva altos grados de vitalidad y vigencia acompañados de una heterogeneidad social que no se expresa en otros sectores urbanos de la ciudad. Hoy el centro se podría leer como un corredor lineal al unirse las avenidas Libertador Bernardo O’Higgins, Providencia y Apoquindo, las que poseen una densificación multifuncional que emplaza usos principalmente comerciales y de variados equipamientos e infraestructura, transformando de esta forma el centro histórico puntual en una especie de columna vertebral multifuncional y de alta densidad que se dirige paradójicamente al sector oriente, conocido por ser el sector más aislado socialmente, aunque en términos de accesibilidad urbana esté cada vez más integrado (Greene y Soler, 2004). Así mismo, Contreras (2012) sostiene que los cambios estructurales de la comuna de Santiago se deben a la movilidad residencial y espacial de aquellos habitantes con mayor índice socio-profesional 3, que se han visto favorecidos con la jerarquía espacial lineal que ha ido adquiriendo el centro a través de centralidades como Providencia o El Golf. El pericentro en términos formales es aquella área urbana que rodea al centro, pero su definición y caracterización dependen de la ciudad en la que esté inserta y de sus constantes transformaciones urbanas. La periferia al igual que el pericentro está sujeta a la constante expansión de la ciudad, siendo sus límites algo difusos si no se considera sólo desde su definición político administrativa. Una reflexión interesante sobre este anillo la dan Greene y Soler (2004) al sostener que a partir de los años ochenta la vocación de la periferia pasa de ser monofuncional -básicamente residenciala multifuncional, acogiendo variados usos de suelo, además de la creciente autonomía de ciertas periferias que ganan independencia por la aparición de subcentros. 3
Se refiere a los habitantes con formación profesional o técnica que buscan vivir en zonas con buena
conectividad y cercanos al centro.
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A pesar de la multifuncionalidad que va adquiriendo la periferia, el rápido crecimiento urbano principalmente de la década de los noventa a causa de la flexibilización normativa y los bajos valores de suelo, también ha causado un crecimiento informal o disperso en donde los bordes de la ciudad se hacen altamente dependientes del centro consolidado. Por último, el área periurbana es un “territorio en transición sometido a intensivos procesos de transformación de suelo rural en áreas urbanas” (Cáceres, 2017, p.172). Esta también depende en cierto grado del crecimiento y desarrollo de la ciudad consolidada, pero la diferencia es que estas comunas funcionan de manera más independiente que la periferia respecto al centro, pues las grandes distancias a esta hacen surgir las necesidades de conformar núcleos que posean los equipamientos e infraestructuras básicas para funcionar por sí solos, aunque de alguna forma sigan dependiendo del centro de la ciudad en cuanto a equipamientos de salud de mayor complejidad o a la necesidad de mejores oportunidades educacionales de nivel superior. EL ANILLO PERICENTRAL
En cuanto al pericentro como área urbana, existen en la literatura diversas definiciones dependiendo de las particularidades y motivaciones del estudio. Una forma de definirlo conceptualmente es entendiéndolo como aquellas áreas que formaban parte de la ex periferia urbana, en las que predominaban los usos industriales, ferroviarios, y de bodegaje; y que poseen la ventaja de estar próximas al centro histórico (Moris y Reyes, 1999). Otras definiciones asocian al pericentro con una zona de transición constituida principalmente por industrias y comercios de baja escala junto a áreas residenciales de bajos niveles socioeconómicos, conocido como la ex periferia (Moreno, 2015). Como refiere López (2008), las zonas pericentrales funcionan como áreas de apoyo al conglomerado central, las cuales están sometidas a una constante reestructuración y renovación urbana con el fin de aprovechar las ventajas que les trae la cercanía al centro y también para controlar la expansión metropolitana. 46
Espacialmente, el pericentro de Santiago según la definición de Arriagada, Moreno y Cartier (2007) y Contreras (2012), en su calidad de división político administrativa se agrupa en 19 comunas que se encuentran mayoritariamente contenidas por el límite de Américo Vespucio, permitiéndose excluir la comuna de Providencia, ya que, junto a Las Condes, Vitacura, Lo Barnechea y La Reina “han sido agrupadas en el conglomerado de comunas pertenecientes al cono de alta renta” (Gasic, 2013, p.15). Esto último se explica en los procesos de expansión, grupos sociales involucrados y motores de mercado de aquellas comunas, que funcionan de manera aislada de los demás municipios pericentrales. Existen perspectivas en donde la misma comuna de Santiago posee áreas de carácter pericentral, donde el centro se limita al triángulo fundacional descrito anteriormente, mientras que el espacio que rodea a este triángulo pasa a ser su pericentro inmediato, dividiéndose en este caso en cuatro sectores: el barrio Brasil al poniente, Dieciocho al sur poniente y Carmen-Serrano al suroriente (Greene y Soler, 2004). Una idea parecida plantea Moreno (2015) al determinar como parte del pericentro, el sur de la comuna de Santiago (San Francisco-Lira-Matta-Ñuble). Así, dependiendo del enfoque metodológico de cada estudio, los límites urbanos y funcionales del pericentro varían. A pesar de ello, todos los autores citados de alguna manera concuerdan en que el pericentro es un área de soporte y vitalidad para el centro de Santiago, ya sea considerado como el triángulo fundacional o como la comuna completa. Otra perspectiva para deifnir el pericentro proviene de la política pública focalizada en estas áreas. En este sentido es importante comprender los procesos de renovación urbana que experimentan las grandes metrópolis latinoamericanas por crecimiento “centrípeto”, es decir, volcado hacia la ciudad consolidada, fenómeno en que el pericentro en su calidad de área central se ve permanentemente alterado. Desde la década de los noventa distintas crisis económicas dieron pie a un intenso desarrollo privado en las ciudades “con el fin de atraer y anclar 47
la participación de capital financiero reconvertido en inmobiliario y maximizar sus ganancias” (López, Gasic y Meza, 2012, p.77). Ello sumado a la constante dismunición de población en áreas centrales motivó el diseño de políticas públicas para incentivar su densificación, surgiendo una intensa valoración de aquellos espacios centrales como objetos de capital comercial y en consecuencia como una opción residencial potente (Contreras, 2011). Particularmente en Chile y haciéndose muy notorio en Santiago, la Zona de Renovación Urbana (ZRU) como mecanismo de política urbano habitacional es factor clave y detonador de tales sucesos en el pericentro. Creada en 1995, abarca el área comprendida por el Proyecto del Anillo Interior (cuyos límites son equidistantes entre el centro y el anillo de circunvalación Américo Vespucio) y delimita “áreas creadas para favorecer la renovación o recuperación de barrios antiguos dentro de la ciudad” (Arriagada et al., 2007, p.11). Dentro de esta área se aplicó el Subsidio de Renovación Urbana (SRU), creado por el Ministerio de Vivienda y Urbanismo en 1991 y denominado desde 2004 como Subsidio de Interés Territorial (SIT), consistente en una ayuda financiera del Estado a postulantes para la construcción de viviendas económicas, en respuesta al deterioro y despoblamiento del centro de la ciudad. La importancia de esta zona radica en la recuperación urbana que ha significado para áreas centrales, dando cuenta de la existencia de múltiples sectores de gran potencial para lograr un mayor desarrollo urbano. Como consecuencia se ha generado un gran debate sobre el impacto en su paisaje, con edificaciones de gran altura y sobre carga de uso que ha cambiado la esencia y deteriorado la calidad de vida de algunos barrios. ATRIBUTOS DEL PERICENTRO
Si bien en párrafos anteriores se destaca una gama de virtudes asociadas al pericentro, pareciera que pocos son los esfuerzos por parte del Estado y del sector privado para regenerar este anillo de manera equilibrada, por lo que “se deja un área urbana desaprovechada, ya que el pericentro tiene un po48
tencial que se basa en las ventajas competitivas de localización, encabezadas por su proximidad al centro urbano” (Moreno, 2015, p.31). El estudio tras este artículo constató a través de una serie de muestras la magnitud aproximada de algunos de estos atributos, entre los que destacan accesibilidad y cobertura de metro, porcentaje de espacio público, estructura predial, durezas en edificación, valor de suelo y disponibilidad de terrenos. Para ello se determinó como pericentro el área comprendida por la Zona de Renovación Urbana, la cual no se restringe necesariamente la división político administrativa de las comunas, sino que considera aquellas áreas que están próximas al centro considerando el anillo intermedio como límite externo [FIGURA 1]. Esto debido a que si se tomaran las comunas completas, aún quedarían extensas áreas que podrían ser calificadas de periféricas, como lo es el borde norte de la comuna de Recoleta. Por tanto, el área considerada como pericentro se limita a las zonas de renovación urbana de las comunas de Santiago (excluyendo centro), Macul, San Joaquín, San Miguel, Pedro Aguirre Cerda, Cerrillos, Estación Central, Quinta Normal, Renca, Independencia, Conchalí y Recoleta. Respecto a la accesibilidad a pie al metro, 5 de las 10 comunas con mayor cobertura y accesibilidad al metro son pericentrales, estando entre ellas San Miguel, Recoleta, Macul, Estación Central y San Joaquín. Por otro lado, existe mayor proporción de espacio público en el pericentro (39%) con respecto a la periferia (36%), lo que se traduce directamente en mejores condiciones de calidad de vida urbana en las comunas pericentrales versus las periféricas. En términos de estructura predial, las áreas pericentrales promedian 236 m2 en predios de uso habitacional, a diferencia de los 182 m2 promedio por lote en comunas periféricas, existiendo una diferencia de casi 50 m2 a favor en comunas pericentrales, condición que facilita la creación de paños mayores y la denfisificación predial. Además, el pericentro se compone de más de un 90% de “áreas blandas”, es decir, terrenos con construcciones de baja altura, calidad constructiva y valor histórico arquitectónico, contando 49
con alto potencial para albergar nuevos proyectos, ello da cuenta de las amplias posibilidades para renovar y densificar. A lo anterior se agrega un conveniente valor de suelo, que si bien es más alto que el de la periferia, resulta mucho más asequible que el del centro y sector oriente, lo que convierte al pericentro en una atractiva relación de costo beneficio gracias a todas las características anteriormente mencionadas. Además, según Trivelli (2015) existen alrededor de 130 terrenos eriazos o de baja intensidad de uso que suman más de 550 hectáreas en el área pericentral, en los cuales se podrían desarrollar proyectos de densificación e integración social, tomando en cuenta que hasta ese entonces eran necesarias poco más de 60 hectáreas para la demanda habitacional, lo que permitiría prescindir de las expansiones perifericas planteadas por el Plan Regulador Metropolitano de Santiago (PRMS100). La buena accesibilidad al centro, alta proporción de espacio público, estructura predial amplia con edificaciones poco rigidas y un valor de suelo asequible hace del pericentro de Santiago un lugar suceptible para ser densificado, de manera equilibrada y garantizando la permanencia de sus residentes. De esta forma el pericentro resulta un lugar atractivo para acercar familias a áreas centrales, absorber el déficit habitacional por allegamiento y radicar con mejores condiciones habitacionales a quienes habitan estos barrios, siendo una real oportunidad para la integración social urbana, que contribuya no sólo a garantizar acceso a la vivienda sino que también a la ciudad y sus bienes públicos.
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II ESTRATEGIAS
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ESTRATEGIAS DE CO-RESIDENCIA
En el marco habitacional chileno cabe preguntarse si los allegados del pericentro de Santiago están priorizando sus redes y localización por sobre la vivienda en propiedad, privilegiando la co-habitación en familias extensas a pesar de los problemas de habitabilidad, poca privacidad e incluso hacinamiento asociados a esta situación. En este caso, el allegamiento aparece como una estrategia alternativa que les permite elegir donde vivir, a diferencia de las acciones del Estado u oferta del Mercado que los condiciona debido a los recursos económicos disponibles. Este fenómeno posibilita la mantención y creación de comunidad y capital social presentando un balance entre las virtudes de vivir en una sola vivienda y las ventajas comparativas de contar con instalaciones compartidas y permanente contacto con vecinos y familiares. Estas familias, al elegir la vida en co-residencia, desarrollan una serie de dinámicas familiares, sociales y urbanas que los benefician, además de acomodar sus estructuras internas y modificar sus viviendas para adaptarlas a la vida en familia extensa. Estas adaptaciones se traducen en diferentes arreglos familiares, estrategias de ocupación del terreno y de organización de la vivienda,, todas apuntando a mejorar la calidad de vida y habitabilidad de estos grupos familiares. La caracterización de las familias se traduce en la identificación de cinco tipologías de grupos que habitan en co-residencia. Estas tipologías familiares de distintas combinaciones de números de núcleos, parejas y 52
generaciones, se organizan de diversas maneras para llevar a cabo la vida en co-residencia. Las estrategias de ocupación del sitio de la vivienda en co-residencia se traducen en 11 tipologías. En ellas se utilizan diferentes recursos, como el uso del patio o antejardín como vacíos y puntos de organización de la vivienda, o con tipologías más frecuentes donde el uso tanto de la estructura original de la vivienda como de los muros medianeros son elementos vitales para el desarrollo de la ocupación y posible crecimiento de la vivienda. La organización de la vivienda se traduce en 12 estrategias de organización programática, cada una con sus familias tipológicas. Se identifica dentro de las estrategias la búsqueda de mayor independencia dentro de la vida en co-residencia, existiendo combinaciones que aseguran mayor libertad que otras de acuerdo a la disposición de accesos, cocinas y volúmenes independientes lo que permite obtener todos los beneficios de la vida en clan sin las dificultades o problemas de habitabilidad que conlleva el allegamiento. Todas estas estrategias e información permiten tener un mayor conocimiento de lo que implica la vida en familia extensa, lo que se traduce en diferentes estrategias y dinámicas que permiten a estos grupos mantener su localización y redes en co-residencia.
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CARACTERIZACIÓN DE FAMILIAS
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Una manera de estudiar el fenómeno del allegamiento, en este estudio entendido como y desde la co-residencia, es comenzando por la caracterización de los individuos involucrados para comprender la morfología residencial familiar que presentan, además de contar con sus preferencias respecto de la situación habitacional en la que se encuentran. Ello permite en primera instancia contar con una radiografía de la composición familiar como una aproximación al tipo específico de familias extensas (con allegamiento) en el pericentro de Santiago. Además permite constatar supuestos ampliamente comentados pero poco respaldados sobre las preferencias de localización y cohabitación de las familias. De acuerdo a la política pública, la co-residencia no se ha estudiado como tal sino que desde la perspectiva y limitaciones del fenómeno del allegamiento (Urrutia et al. 2016, Araos 2008). Por tanto la distinción de las familias se ha reducido a una visión desde la subsistencia, como se ha dicho anteriormente con la finalidad de asociarlo sólo al dimensionamiento del déficit habitacional, dejando de lado por ejemplo las prácticas de solidaridad entre los integrantes del grupo residencial. Es por ello que la política habitacional simplifica la caracterización al hogar y núcleo familiar como unidades de estudio. Incluso bajo este enfoque se omiten elementos clave en la comprensión de la cohabitación, no se considera como variable el número de integrantes, su genero, cantidad de generaciones, parejas, niños, adultos mayores, entre otras valiosas condiciones que ayudarían a definir de manera más precisa los grupos residenciales. Se carece de información fundamental que ayude a comprender con mayor precisión los diferentes tipos de composición familiar y eventualmente sus estilos de domesticidad. A pesar de estas limitaciones, desde la dimensión teórica se han definido otros tipos de allegamiento (co-residencia), como por ejemplo según su conveniencia en Arriagada y Urrutia (2017) para determinar si el allegamiento es funcional o disfuncional de acuerdo al nivel de conflictividad y solidaridad que se presente. Otras dimensiones son aquellas señaladas por Araos (2016) mediante la comprensión de los estados de hiperfiliación 56
(parentesco), copresencia (residencia) y dependencia intergeneracional (subsistencia). Concepciones del allegamiento que se suman a las ya conocidas desde la política pública como el allegamiento interno y externo que básicamente permite diferenciar aquellos allegados autónomos económicamente (hogares allegados) de los que no (núcleos allegados). Considerando la necesidad de ampliar las dimensiones en la caracterización del allegamiento es que para este trabajo se entrevistó a 100 grupos familiares a través de los jefes hogar, realizándose preguntas agrupadas en dos dimensiones: sobre la composición familiar incluyendo datos de registro y caracterización de cada integrante y preguntas sobre sus apreciaciones respecto de la situación habitacional. Para comprender los tipos de composición familiar en los casos de co-residencia, se consulta sobre la delimitación del grupo entendido como hogar, la cantidad de integrantes, su sexo, edad, relación de parentesco con jefe de hogar u otro tipo de vínculo filial con otro integrante del grupo, condición de discapacidad y nacionalidad. Apreciaciones sobre condición habitacional son también consultados, como las razones que los motivan a compartir la vivienda entre diferentes unidades familiares, los problemas que ello genera en la cotidianeidad, las expectativas sobre permanecer o cambiarse y eventualmente qué están haciendo por ello y quiénes, la percepción sobre su localización y las adaptaciones que han realizado a sus viviendas.
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CANTIDAD DE HOGARES POR VIVIENDA
NÚMERO DE NÚCLEOS POR VIVIENDA
ORIGEN DEL HOGAR
LUGAR DE PROCEDENCIA DEL HOGAR
En el pericentro de Santiago, las familias extensas que fueron estudiadas están en su mayoría constituidas por un solo hogar (75%), por lo que su nivel de allegamiento está más bien definido por los núcleos allegados más conocido como allegamiento interno. Sólo una de cada cuatro viviendas tiene dos o más hogares, es decir, grupos familiares autónomos económicamente. En cuanto a composición por número de núcleos familiares, es posible señalar que dos tercios corresponden a familias con sólo dos núcleos, mientras que una tercera parte tiene tres o más núcleos llegando incluso a siete. En este escenario, es importante señalar que tres de cada cuatro hogares proviene de otra vivienda, en general ubicada en la misma comuna o una de la periferia. 58
SEXO DE RESIDENTES
CANTIDAD DE PERSONAS POR VIVIENDA
En las familias estudiadas, los habitantes se constituyen en su mayoría por mujeres (53%), siendo éste el sexo mayoritario en los tramos etarios de adultos y ancianos, superando ampliamente a los hombres en el último mencionado con un 65% de ocupantes de sexo femenino. Por parte de los niños que componen las familias estudiadas, existe igual cantidad de ambos sexos en los distintos casos. En cuanto a la cantidad de personas por vivienda en los casos de estudio, el 27% de los encuestados es parte de un grupo familiar con cuatro integrantes, mientras que los grupos mayoritarios siguientes tienen siete y ocho habitantes, existiendo casos con hasta 20 habitantes por familia estudiada. 59
CANTIDAD DE GENERACIONES POR VIVIENDA
CANTIDAD DE PAREJAS POR VIVIENDA
VIVIENDAS SEGÚN CANTIDAD DE NIÑOS
VIVIENDAS SEGÚN CANTIDAD DE ADULTOS MAYORES
Una cantidad importante de los casos de estudio se compone como mínimo de tres generaciones (70% de la muestra), existiendo apenas dos casos con una única generación por lote. Asimismo, prácticamente la mitad de los casos tienen al menos un adulto mayor por vivienda, llegando a dos o tres en 15 de los casos estudiados. En términos de parejas conviviendo dentro de la vivienda, casi la mitad de los casos posee una única pareja dentro del grupo familiar. Por otro lado la mayoría de las viviendas encuestadas (64%) posee ninguno o solo un niño por caso de estudio, por lo que se puede establecer que existe una tendencia al envejecimiento en los hogares encuestados. 60
VIVIENDAS CON PRESENCIA DE INMIGRANTES
VIVIENDAS CON PRESENCIA DE DISCAPACITADOS
En las familias encuestadas, un 10% del total corresponden a habitantes de origen extranjero. Si bien esta cifra parece ser menor comparada a la mayoría de 90% de casos sin inmigrantes, esta dato se encuentra sub representado debido a que en el proceso de investigación un número considerable estos casos no aceptaron ser encuestados. Además, aparece como una cifra alta comparada a la presencia total nacional de inmigrantes de 4,35% del total del país (Censo 2017), pudiendo explicarse por la preferencia de las familias inmigrantes de vivir en zonas centrales con buena conectividad y acceso a equipamiento. Por otro lado, en términos de integrantes que posean alguna discapacidad, si bien prácticamente la mitad de los casos cuenta con al menos un adulto mayor por vivienda, sumado a la existencia de al menos tres generaciones en la mayoría de los casos encuestados, existen sólo cinco casos con discapacitados dentro de los grupos familiares. A pesar de que parece ser una cifra reducida, su existencia es preocupante debido a que la mayoría de las viviendas de los encuestados no poseen las condiciones de habitabilidad necesarias para acoger a personas con capacidades reducidas. 61
RAZONES PARA COMPARTIR VIVIENDA
PRIORIZACIÓN DE RAZONES PARA COMPARTIR VIVIENDA
Dentro de las razones para compartir vivienda en las familias encuestadas, existen tres que se presentan como las más comunes dentro de la muestra: el apego a la familia y barrio, el cuidado y las razones económicas. En términos de priorización, más de un tercio establece como la razón más importante el tema económico (34%), estando el cuidado y el apego a la familia y el barrio en segundo lugar como como razones principales. En este sentido, es posible señalar los motivos para compartir vivienda dentro de las familias encuestadas corresponden a un allegamiento funcional, ya que obedece a una estrategia de supervivencia del grupo familiar. 62
PROBLEMAS POR COMPARTIR VIVIENDA
PRIORIZACIÓN DE PROBLEMAS POR COMPARTIR VIVIENDA
Como problemas asociados a compartir vivienda, un cuarto de los encuestados reconoce como dificultad la falta de espacio (26%), seguido a la falta de privacidad (18%), y la existencia de pocos recintos (17%), como problemas principales. En términos de priorización, más de un tercio de los encuestados (36%) reconoce como principal la existencia de poco espacio, estando la privacidad (17%) en segundo lugar y la crianza de niños en tercero (14%). En base a lo anterior es posible señalar que la mayoría de los problemas son relacionados a la habitabilidad y composición de las viviendas. 63
NÚCLEOS FAMILIARES QUE QUIEREN CAMBIARSE
LO QUE ESTÁN HACIENDO PARA CAMBIARSE
INTEGRANTE DEL HOGAR QUE QUIERE CAMBIARSE
En términos de movilidad habitacional, la mayoría de las familias extensas encuestadas (69%) declara no querer cambiarse del lugar donde residen. Dentro de los habitantes que declaran sí querer cambiarse, un 41% de ellos reconoce no estar haciendo nada para lograrlo. De los que sí se encuentran haciendo algo al respecto, las principales vías que utilizan son el ahorro o crédito (22%), la participación en un comité de allegados (15%) y la postulación a subsidio habitacional (13%). Debido al alto porcentaje de encuestados que declara no querer cambiar su lugar de residencia es posible concluir que prefieren mantener su situación de allegamiento por los beneficios que les trae la convivencia familiar y la localización de la vivienda. 64
DE QUÉ SE SIENTEN MÁS CERCA
RAZONES DE SENSACIÓN DE CERCANÍA
CONFORMIDAD CON UBICACIÓN
RAZONES DE CONFORMIDAD CON UBICACIÓN
Las familias extensas encuestadas reconocen en su mayoría (93%) sentirse cerca del centro, lo que se asocia principalmente a la distancia medida en tiempo de desplazamiento al centro (33%), cercanía física al centro (17%), la cercanía a equipamiento (28%) y a transporte (20%). La gran mayoría de los encuestados declara gustarle la ubicación donde reside (94%) lo que se asocia principalmente a la ubicación (38%), la tranquilidad (34%), los servicios (20%) y conectividad asociada a la zona (20%). En base a lo anterior es posible señalar que la localización pericentral de los lotes encuestados se asocia a una alta satisfacción con el equipamiento, ubicación y servicios asociados a la zona. 65
CAMBIOS REALIZADOS EN LA VIVIENDA
RECINTOS AGREGADOS
Dentro de las familias extensas encuestadas, la mayoría (69%) reconoce haber hecho cambios en la vivienda, dentro de los cuales los más comunes se componen de nuevos recintos (42%), segundo piso (13%) y otra unidad (19%). La mayor parte de los nuevos recintos agregados corresponde a dormitorios (50%), baños (21%) y cocina (15%), bajo lo que es posible señalar que los cambios realizados tienden a solucionar problemas básicos de habitabilidad dentro de las familias, sobre todo debido a que en su mayoría se componen de cuatro o más integrantes. La manera de habitar de las familias extensas en el pericentro de Santiago se manifiesta en la forma de allegamiento interno para dos tercios de los casos estudiados, mientras que el tercio restante se presenta como allegamiento externo, situaciones que naturalmente incrementan el número total de habitantes por vivienda, alcanzando un promedio de 6,2 integrantes por familia, 1,34 hogares y 2,51 núcleos por vivienda, bastante más por sobre la media nacional estimada en 3,1 integrantes por familia según Censo 2017. Consecuentemente la configuración de la familia predominante es aquella de tres generaciones con el 70% de los casos y un 10% con cuatro generaciones residiendo en la misma vivienda, situación que explica además 66
una alta presencia de adultos mayores. Ello implica la extensión de roles en las dinámicas de funcionamiento de los hogares y consecuentemente una nueva estructura espacial y programática de cada vivienda, condiciones que no están contempladas en la oferta habitacional tradicional por parte del Estado ni del mercado. Esta rigidez repercute en la necesidad de adecuar las viviendas por las propias familias, adaptándolas a su composición extensa generalmente con más dormitorios, baños e incluso cocinas, manifestándose entonces el acto de co-residencia como una estrategia de organización familiar espacial que les permite gozar de los beneficios de sus redes familiares y sociales. En general este tipo de allegamiento en el pericentro es del tipo funcional, es decir que los grupos en cohabitación se benefician mutuamente prefiriendo vivir en co-residencia según lo que declaran, dado que además la gran mayoría (82%) de los núcleos no quieren o no están haciendo nada por cambiarse a otra vivienda comentando que les gusta su actual localización (94%), sobre todo por su cercanía al centro y acceso a equipamientos y servicios que mejoran su calidad de vida.
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ESTRATEGIAS FAMILIARES
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Un grupo familiar logra adaptarse a una vivienda tipo cuando no existe desacuerdo entre el bien entregado y sus propios valores y modos de habitar (Haramoto et al., 1987). En caso contrario, se desarrollan diversas estrategias adaptativas de la vivienda para modificar el espacio de acuerdo al estilo de vida de sus habitantes, o bien según indica Araos (2016) se recurre a arreglos residenciales que implican un cambio en las morfologías residenciales familiares con distintos estilos de domesticidad definidos por las posibilidades que presenta la vivienda. En otras palabras es posible afirmar que las adaptaciones pueden darse en ambas dimensiones; vivienda y familia. Por tanto, una aproximación para entender las estrategias de co-residencia es comenzando por comprender las distintas configuraciones de los grupos familiares, dilucidando los tipos de familias extensas y cómo éstas modifican sus viviendas para dar cabida a sus integrantes y relaciones. Por esta razón se analizan las estructuras familiares de los casos de estudio, para de esta manera identificar las configuraciones de mayor frecuencia entre los 100 casos de estudio y observar luego bajo qué estrategia de co-residencia -tanto de ocupación del sitio como de organización- están habitando. Desde la perspectiva de las políticas públicas, tradicionalmente se han clasificado a las familias por su composición en cuanto a la conformación del hogar y cantidad de núcleos, clasificación que permite de acuerdo a la política habitacional la identificación de allegamiento interno y/o externo. La institucionalidad entiende por hogar al grupo de personas, parientes o no, que habitan la misma vivienda y tienen presupuesto de alimentación común o personas que viven solas. En tanto los núcleos están definidos por nuestra política como aquella unidad familiar que es parte de un hogar y puede estar constituido por parejas, personas solas o grupos de personas con o sin relación de parentesco con el jefe/a de hogar. Estas variables que definen un grupo familiar resultan escasas para comprender sus dinámicas y roles presentes, condiciones fundamentales para la definición de una estrategia de ocupación y organización de vivienda, por esta razón es que se decide 70
incluir la cantidad de generaciones y parejas como variables para agrupar a tipos de familias con similares características. La herramienta para identificar estos tipos es el genograma, mapa gráfico de un grupo familiar multigeneracional con información sobre sus integrantes y relaciones. De allí se observan 5 tipos predominantes de morfologías residenciales familiares determinadas por la cantidad de hogares, parejas y generaciones. Se les denomina como mono o bi sostenido según número de hogares, simple o compuesto de acuerdo a la cantidad de parejas en el grupo, y extenso en caso de que comprenda 3 generaciones o más.
TIPOLOGÍAS DE ESTRUCTURA FAMILIAR
Familia monosostenida compuesta extensa
Familia bisostenida simple extensa
Familia bisostenida compuesta extensa
Familia monosostenida simple
Familia monosostenida simple extensa
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FAMILIA MONOSOSTENIDA COMPUESTA EXTENSA HOGARES 1
PAREJAS 2
GENERACIONES 1
Este tipo de familia está compuesto por un sólo grupo que comparte los gastos de la vida cotidiana, como por ejemplo cocinar juntos, pago de cuentas, etc. A ello se agrega que estos hogares alojan dos parejas, además de contar con tres o más generaciones. Familias como ésta representaron el 40% de los casos estudiados en el pericentro de Santiago, siendo el tipo de familia en co-residencia más frecuente. El caso que se muestra a continuación a modo de ejemplo, corresponde a una familia de seis integrantes de la comuna de Recoleta, cuyo jefe de hogar señala lo siguiente respecto a lo qué les gusta menos y más de vivir en co-residencia: (Me gusta) por ejemplo pal verano tenemos una piscinita esas que se arman, disfrutar de eso (…) Nosotros nos juntamos harto (…) nosotros para las fiestas patrias, fiestas navideñas, nos juntamos 10, 12 somos 3, 4 hijos. (Benjamín de 7 años dice que le gusta) el patio, porque está la cama elástica, en el patio tengo la pelota. Lo más bonito es estar con los nietos, por ahí tengo otro nieto que quedó güachito (…) se mató mi hijo. Esa es la pena que tenemos todos aquí (…) por eso nos juntamos todos aquí, en dos años perdimos un hermano y un hijo, fue penca, duro (…) entonces por eso nos gusta estar juntos. (Es bueno vivir juntos) porque trabajan los dos (hija y yerno). Sí, yo juego con él (nieto), a la dama, a la pelota, anda en bicicleta, en la tarde vamos a esperar a la Alejandra. Ahora en la tarde hay feria navideña y nos entretenemos.
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GENOGRAMA FAMILIA MONOSOSTENIDA COMPUESTA EXTENSA
Jefe de hogar Edad Pareja Pariente polÃtico Discapacidad
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PLANTA DE VIVIENDA FAMILIA MONOSOSTENIDA COMPUESTA EXTENSA
Primer Piso
ETAPA 1 1982
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ETAPA 2 1987
Segundo Piso
ETAPA 3 2006
AXONOMÉTRICA FAMILIA MONOSOSTENIDA COMPUESTA EXTENSA
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FAMILIA BISOSTENIDA SIMPLE EXTENSA HOGARES 2
PAREJAS 1
GENERACIONES 3+
Estas familias están compuestas por dos grupos que manejan presupuestos diferentes. A pesar de que existen dos hogares, sólo hay una pareja. Están organizadas en tres o más generaciones. El caso de estudio que se presenta, corresponde a una familia de Recoleta con siete integrantes, quienes señalan lo siguiente de la vida cotidiana en co-residencia: No me gusta (la casa), porque no está a lo que a mí me gustaría tener. Está lo que hemos ido haciendo por necesidad, pero la casa no es lo que tu soñai porque igual es incómoda, o sea me gusta porque vivo con mi familia, trato en lo posible de que estén bien pero así en cuanto a arquitectura o algo así, no, no me gusta… aquí todos nos sentimos porque es chico. Necesito una cocina más grande, de repente están los tres chiquillos en el living y no cabemos nosotros porque tienen las patas largas entonces molestai, molesta cuando pasai, son cosas cotidianas. En esta casa hay mucho egoísmo. El jardín no es mío y no es mío. Mi pedazo es este, de la cocina hasta allá y era. No ocupo este patio porque pasan. Nos sentamos aquí (adentro) o en el living… lo que falta es generosidad para distribuir bien el espacio, ahora nosotros tenemos el problema de que mi suegra repartió en vida, pero repartió mal… repartió en tres partes iguales. Estoy aquí porque mi marido nunca se quiso ir y dejar a su mamá, yo tampoco nunca me quise meter porque yo no me quise ir a un departamento a Quilicura, porque eso es lo que te dan cuando no tienes plata.
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GENOGRAMA FAMILIA BISOSTENIDA SIMPLE EXTENSA
Jefe de hogar Edad Pareja Pariente polÃtico Discapacidad
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PLANTA DE VIVIENDA FAMILIA BISOSTENIDA SIMPLE EXTENSA
Primer Piso
ETAPA 1 S/I
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Segundo Piso
ETAPA 2 2000
ETAPA 3 2006
AXONOMÉTRICA FAMILIA BISOSTENIDA SIMPLE EXTENSA
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FAMILIA BISOSTENIDA COMPUESTA EXTENSA HOGARES 2
PAREJAS 2
GENERACIONES 3+
Este tipo de familia en co-residencia está compuesta por dos grupos que manejan presupuestos diferenciadamente, donde además existen dos parejas que residen en la vivienda y el grupo familiar está integrado por tres o más generaciones. Como caso de este tipo de organización familiar, se presenta una familia de la comuna de Recoleta con ocho integrantes, dos de ellos adultos mayores y otros tres menores de edad. Los entrevistados señalan lo siguiente sobre su apreciación de vivir en co-residencia indicando lo que les gusta más y menos de esa situación: (Me gusta de la casa) el espacio, son amplios…no estai apelotonado, nadie se topa con nadie. (No me gusta) el frontis, que no hay antejardín (…) El tema de que la vivienda es demasiado helada. (Es bueno vivir todos juntos) se apoyan un poco, digamos por el hecho de que está todo a la mano como hay una persona ya senil, en cierta forma, también puede servir de ayuda. (No me gusta la) poca independencia. A pesar de que aquí hay una casa y el otro es otro lado pero cierta forma que la puerta, que llega gente, que los cabros van creciendo no van teniendo su espacio, o sea cada persona vive en su casa.
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GENOGRAMA FAMILIA BISOSTENIDA COMPUESTA EXTENSA
Jefe de hogar Edad Pareja Pariente polÃtico Discapacidad
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PLANTA DE VIVIENDA FAMILIA BISOSTENIDA COMPUESTA EXTENSA
Primer Piso
ETAPA 1 S/I
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ETAPA 2 S/I
ETAPA 3 S/I
AXONOMÉTRICA FAMILIA BISOSTENIDA COMPUESTA EXTENSA
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FAMILIA MONOSOSTENIDA SIMPLE HOGARES 1
PAREJAS 1
GENERACIONES 2
Este tipo de familia está compuesta por un sólo hogar y pareja con dos generaciones, que comparten los gastos cotidianos. Se considera como coresidencia por contar con integrantes sin un vínculo sanguineo ni conyugal. El caso a presentar corresponde a una familia de cuatro integrantes de la comuna de Santiago. Los entrevistados señalan lo siguiente respecto de qué les gusta más y qué les desagrada de compartir vivienda: Me gusta toda (la casa), incluso me cuesta un poco compartir los espacios con la gente que llega acá, incluso me cuesta compartir los espacios con mi marido, pero he aprendido que también es su espacio, me gusta entera, me gusta toda. Yo creo que es una cuestión de cariño. Restituiría la cocina… es una pelea que tenemos con mi marido siempre, “dejemos la cocina acá porque usamos el comedor y salimos pa’ allá” y de repente hay alguien en el baño y no me gusta el olor entonces me dice “pon una puerta acá” y no quiero una puerta aquí, así que transamos (…) Encuentro que el patio es chico, para mí, siento que sacaría el espacio de la cocina, ese es el objetivo mío. Pero si saco la cocina de donde está tendría que volar las piezas de arriba. Para mi gusto le haría más patio. (Me gusta que) se comparte harto, se aprende harto, se conversa harto, de repente esta vida que es más individualista no te permite compartir o conversar y con este sistema igual terminas conversando con todo el mundo.
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GENOGRAMA FAMILIA MONOSOSTENIDA SIMPLE
Jefe de hogar Edad Pareja Pariente polÃtico Discapacidad
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PLANTA DE VIVIENDA FAMILIA MONOSOSTENIDA SIMPLE
Primer Piso
ETAPA 1 1930
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Segundo Piso
ETAPA 2 1977
ETAPA 3 1978
AXONOMÉTRICA FAMILIA MONOSOSTENIDA SIMPLE
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FAMILIA MONOSOSTENIDA SIMPLE EXTENSA HOGARES 1
PAREJAS 1
GENERACIONES 3+
Este tipo de familia está compuesto por un grupo que comparte los gastos cotidianos. El hogar tiene una pareja y se estructura por tres o más generaciones de la familia. El caso a presentar corresponde a una familia de la comuna de San Joaquín compuesta por ocho integrantes. Los entrevistados señalan lo siguiente respecto del estado de co-residencia: (Me gusta) el living, porque es fresquito, es la parte más fresca. (También) el patio trasero, eso porque arriba como yo me encuentro incómoda, porque estoy yo, está Pedro, están los niños se me hace chico y esa parte no me gusta porque es incómoda para hacer el aseo, para todas esas cosas no me gusta, y caluroso. El lugar que más me carga de esta casa es ese pasillo (ex cocina), nunca lo hemos podido arreglar, porque como está el baño, ese tubo que se ve es de los dos baños, de la casa de al lado y de esta casa. (Vivir juntos) no es malo, pero mi pieza con el camarote, mi cama, los muebles y todo no es cómo me gustaría tenerlo a mí (…) es bueno porque somos bastante unidos, ellas (hermanas y madre) me han apoyado bastante (…) si yo tengo que salir, ellas (hermanas) se quedan con mis hijos chicos, o yo me quedo porque yo estoy viviendo, o sea yo dejé de trabajar más por mi mamá, para cuidarla a ella. Ella antes cuidaba a mis hijos, a los dos más chicos, pero mi mamá está perdiendo la visión y ahora no puede. Por eso tengo que cuidarla más a ella que a mis hijos.
88
GENOGRAMA FAMILIA MONOSOSTENIDA SIMPLE EXTENSA
Jefe de hogar Edad Pareja Pariente polÃtico Discapacidad
89
PLANTA DE VIVIENDA FAMILIA MONOSOSTENIDA SIMPLE EXTENSA
Primer Piso
ETAPA 1 1950
90
ETAPA 2 1992
Segundo Piso
ETAPA 3 2010
ETAPA 4 2013
AXONOMÉTRICA FAMILIA MONOSOSTENIDA SIMPLE EXTENSA
91
ESTRATEGIAS DE OCUPACIÓN
92
93
Observar y representar cómo una intervención ocupa el suelo permite comprender una de las dimensiones de la estrategia arquitectónica. Una primera aproximación puede estar en Giambattista Nolli con su célebre plano de Roma en 1784, en él visualiza no sólo la diferencia entre superficie construida y espacio público, sino que además agrega a este último los espacios del primer piso de las edificaciones públicas. Chow (2002) categoriza tres tipos de representación de uso del suelo en vivienda unifamiliar; construido-no construido, jerárquica y experiencial. En este último grupo se encuentra el tipo Nolli, dado que permite comprender el espacio libre de dominio privado como parte del espacio público y su propósito es observar, analizar y comprender las diferentes estrategias arquitectónicas como experiencia espacial. Para el caso de esta investigación, un ejemplo de análisis de tipologías de ocupación y crecimiento informal de viviendas lo realizan Haramoto et al. (1987), quienes estudiaron formas de crecimiento “espontáneo” de vivienda social. El análisis planimétrico y familiar que realizan permite graficar las distintas estrategias de ocupación de los lotes, su relación con el espacio público e incluso las relaciones familiares del grupo por medio del uso del genograma, para culminar en una propuesta de tipología de vivienda progresiva. Otro ejemplo de análisis de ocupación de sitio lo realiza Vergara y Palmer (1990), donde estudian la disponibilidad de suelo para vivienda en los lotes 9x18 de la ciudad de Santiago. Para dicho estudio identifican y representan planimétricamente cómo las familias han ocupado el sitio, diferenciando espacio libre de dominio privado del área ocupada por aquello edificado. Esta aproximación permite comprender cómo se ampliaron las viviendas, identificando patrones que pudieran ser útiles para el diseño de viviendas en este tipo de lotes. Luego, Sepúlveda, De la Puente, Muñoz y Torres (1994) investigan la progresividad residencial en torno a las casetas sanitarias entregadas como vivienda mínima. El estudio contempla la representación de cómo las viviendas fueron creciendo y ocupando la superficie del terreno disponible, visualización que permite identificar las estrategias habitacionales de distribución de volúmenes en el sitio. Estos tres casos 94
analizan el hábitat residencial en la escala de la vivienda desde la perspectiva de la morfología, comprendiendo como elemento central la manera en que se ocupa el suelo. La estrategia de ocupación del sitio es un elemento fundamental para comprender las maneras de habitar en un contexto de recursos limitados, en este caso el suelo. Por ello se establece la metodología del dibujo Nolli como una manera de reconocer estrategias, clasificarlas, analizarlas y comprenderlas en relación a sus atributos arquitectónicos. Se identifican 11 tipologías de ocupación de sitio, definidas por la presencia de antejardín, patio lateral, trasero o interior y cómo el o los volúmenes construidos se relacionan con estos tipos de áreas libres.
ESQUEMAS DE LAS ESTRATEGIAS DE OCUPACIÓN DE SITIO
Casa pareada
Casa continua
Casa dos bandas
Varias casas
Casa antejardín y patio
Casa lateral
Casa patio
Casa patio trasero
Casa interior
Casa llena
Casa antejardín
95
CASA PAREADA LLENO
VACÍO
Adosado en una cara FAMILIA HOGARES NÚCLEOS INTEGRANTES Tipología
1,1 (Bajo) 2,3 (Bajo) 5,4 (Bajo)
Perimetral SUPERFICIE TERRENO LIBRE EDIFICADA
137,5 m2 56,3 m2 94,8 m2
Familia tipológíca
Esta tipología cuenta con todos los recintos en un solo volumen, en la mayoría de los casos está retranqueada de la calle a través de un antejardín, espacio que junto con patios laterales sirven de acceso a las viviendas mediante un espacio intermedio. Al adosar sólo una de sus caras, permite mayor perímetro de fachada y con ello mejorar condiciones físico ambientales, también garantiza la disponibilidad de áreas libres expuestas a la calle y otras más privadas que sirven de apoyo a actividades cotidianas, como el guardar, lavar, jugar, descansar y recrearse. Esta estrategia de ocupación, es la que acoge menor cantidad de núcleos (2,3 en promedio), razón que también explica que sea el caso con menos camas matrimoniales con 1,7 en promedio por vivienda. Otra característica de esta forma de ocupación es contar con la más alta superficie de lavaderos (3,5 m2), lo que se explica por la amplia disponibilidad de patio. 96
GENOGRAMA FAMILIAR TIPOLOGÍA CASA PAREADA
PLANTA TIPOLOGÍA CASA PAREADA
Primer Piso
97
CASA CONTINUA LLENO
VACÍO
Adosado dos caras FAMILIA HOGARES NÚCLEOS INTEGRANTES Tipología
1,2 (Bajo) 2,3 (Bajo) 5,2 (Bajo)
Frontal + Trasero SUPERFICIE TERRENO LIBRE EDIFICADA
100,7 m2 38,8 m2 81,7 m2
Familia tipológíca
Este tipo de viviendas agrupa todos los recintos en un solo volumen y se presenta como una banda continua entre medianeros, se distancia de la calle a través de un antejardín y cuenta con un patio trasero. Por el hecho de contar con sólo dos caras expuestas del volumen edificado, cuenta con menos disponibilidad de caras iluminadas naturalmente, aun así, garantiza la ventilación cruzada. Esta tipología cuenta con la menor cantidad de núcleos familiares (2,3 promedio) y el número más bajo de integrantes con 5,2 promedio por vivienda. En cuanto a recintos presenta el número más bajo de dormitorios (3,2 promedio) y cocina con sólo una por vivienda, cuenta además con la menor superficie de circulaciones con 5,8m2 promedio. Consecuentemente este tipo de vivienda tiene la superficie edificada en primer piso más baja con 61,9 m 2, lo que explica que sea el modelo dónde están las familias más pequeñas.
98
GENOGRAMA FAMILIAR TIPOLOGÍA CASA CONTINUA
PLANTA TIPOLOGÍA CASA CONTINUA
Primer Piso
Segundo Piso
99
CASA EN DOS BANDAS LLENO
VACÍO
Múltiple adosado FAMILIA HOGARES NÚCLEOS INTEGRANTES Tipología
Frontal + Intermedio
1,1 (Bajo) 2,4 (Bajo) 5,4 (Bajo)
SUPERFICIE TERRENO LIBRE EDIFICADA
117,0 m2 51,4 m2 81,6 m2
Familia tipológíca
Esta estrategia de ocupación del sitio consta básicamente de dos volúmenes edificados, cada uno como una banda de medianero a medianero en la mayoría de los casos. De esta forma se configuran dos áreas libres; un antejardín y un patio interior que separa los dos volúmenes. La proporción de perímetro libre en este caso es menor, ya que el volumen de fondo de sitio sólo cuenta con una cara con vanos, mientras que el volumen delantero sólo tiene dos. Esto disminuye las condiciones de habitabilidad sobre todo por la escasez de ventilación e iluminación, sobre todo cuando los patios son techados con materiales opacos. Esta tipología cuenta con la menor cantidad total de dormitorios con 4,1 por vivienda. También considera el número más bajo de estar comedor con 1,1 en promedio y por consecuencia la superficie total más baja de estar comedor cocina en suma, con 27,4 m2.
100
GENOGRAMA FAMILIAR TIPOLOGÍA CASA EN DOS BANDAS
PLANTA TIPOLOGÍA CASA EN DOS BANDAS
Primer Piso
Segundo Piso
101
VARIAS CASAS LLENO
VACÍO
Múltiple FAMILIA HOGARES NÚCLEOS INTEGRANTES Tipología
Residual
1,8 (Alto) 3,1 (Alto) 7,3 (Alto)
SUPERFICIE TERRENO LIBRE EDIFICADA
171,5 m2 60,6 m2 108,5 m2
Familia tipológíca
La tipología de varias casas en sitio, básicamente consta de dos o más volúmenes edificados destinados a la residencia en un mismo sitio. En todos los casos estos volúmenes se encuentran adosados a los deslindes en al menos una cara dejando patios residuales conectados por pasillos abiertos o cubiertos. Su geometría fragmentada permite ganar mucho perímetro en los volúmenes construidos, por tanto cuenta con condiciones satisfactorias de iluminación natural y ventilación. Estos casos de ocupación de sitio son los que cuentan con la mayor cantidad dormitorios con 5,6 en promedio por vivienda, la superficie total más alta de dormitorios (50,8 m2) y el número más alto de camas por vivienda con 6,8 en promedio. De esta manera se presenta como una de las tipologías de ocupación que contempla más integrantes, núcleos y hogares, consecuentemente con la capacidad de habitaciones que permite. 102
GENOGRAMA FAMILIAR TIPOLOGÍA VARIAS CASAS
PLANTA TIPOLOGÍA VARIAS CASAS
Primer Piso
Segundo Piso
103
CASA ANTEJARDÍN Y PATIO INTERIOR LLENO
VACÍO
Masivo FAMILIA HOGARES NÚCLEOS INTEGRANTES Tipología
Frontal + Trasero interior
1,0 (Bajo) 2,9 (Alto) 6,6 (Medio)
SUPERFICIE TERRENO LIBRE EDIFICADA
121,9 m2 37,0 m2 86,2 m2
Familia tipológíca
La tipología de casa antejardín más patio interior, se compone de un volumen generalmente continuo entre medianeros y retranqueado del espacio público con un antejardín, el volumen edificado además presenta sustracciones menores que configuran patios interiores, generalmente en su área posterior. Su configuración de volumen adosado a los tres deslindes le resta posibilidades de iluminación y ventilación, lo que se resuelve básicamente por la fechada a antejardín y los pequeños patios interiores. Este tipo de vivienda es la que cuenta con la menor cantidad de hogares con tan sólo uno, pero con un alto número de núcleos familiares (2,9 promedio), producto de ello contempla los dormitorios más pequeños con un tamaño de 8,2 m2 promedio. La presencia de antejardín facilita que este sea el tipo de ocupación con mayor índice de estacionamiento con 0,8 unidades promedio por vivienda. 104
GENOGRAMA FAMILIAR TIPOLOGÍA CASA ANTEJARDÍN Y PATIO INTERIOR
PLANTA TIPOLOGÍA CASA ANTEJARDÍN Y PATIO INTERIOR
Primer Piso
Segundo Piso
105
CASA SÓLO ANTEJARDÍN LLENO
VACÍO
Masivo FAMILIA HOGARES NÚCLEOS INTEGRANTES Tipología
Frontal
2,3 (Alto) 3,3 (Alto) 9,5 (Alto)
SUPERFICIE TERRENO LIBRE EDIFICADA
124,4 m2 24,1 m2 109,9 m2
Familia tipológíca
Este tipo de viviendas se componen simplemente de un volumen edificado adosado a todos los deslindes y retranqueado por el frente, dejando un antejardín que lo distancia del espacio público. La disposición masiva del volumen en el sitio genera una serie de inconvenientes por contar con sólo una cara libre frente al antejardín, ello hace más difícil la iluminación natural y ventilación para todos los recintos, a menos que sea en situación de terreno esquina donde se libera toda una cara lateral. Esta tipología es la que contempla a las familias más grandes, dado que tiene el promedio más alto de hogares (2,3), núcleos (3,3) e integrantes (9,5). Además se caracteriza por tener el índice más alto de presencia de recintos destinados a labores productivas, como taller, local comercial u oficina con un promedio de 0,5 por vivienda. Se caracteriza también por tener la mayor superficie destinada a circulaciones con 12,2 m2 promedio.
106
GENOGRAMA FAMILIAR TIPOLOGÍA CASA SÓLO ANTEJARDÍN
PLANTA TIPOLOGÍA CASA SÓLO ANTEJARDÍN
Primer Piso
Segundo Piso
107
CASA LATERAL LLENO
VACÍO
Masivo FAMILIA HOGARES NÚCLEOS INTEGRANTES Tipología
Lateral
1,4 (Medio) 2,3 (Bajo) 5,4 (Bajo)
SUPERFICIE TERRENO LIBRE EDIFICADA
110,7 m2 40,1 m2 79,9 m2
Familia tipológíca
La estrategia de ocupación con una vivienda con patio lateral, se configura con un volumen a lo largo del terreno adosado generalmente en la totalidad de un deslinde, dejando un patio que la recorre lateralmente. La presencia de un patio a lo largo de la vivienda permite condiciones suficientes de iluminación y ventilación, pero por sobre todo permite los accesos diferenciados a los recintos que la componen, facilitando de esta forma la privacidad en caso que existan diferentes unidades en la misma vivienda. Este tipo de vivienda presenta el índice más bajo de núcleos familiares con un promedio de 2,3. Ello se refleja en que también estos casos poseen la menor cantidad de baños con un promedio de 1,3 por vivienda. Esta estrategia de ocupación presenta la menor superficie total edificada con un promedio de 79,9 m2.
108
GENOGRAMA FAMILIAR TIPOLOGÍA CASA LATERAL
PLANTA TIPOLOGÍA CASA LATERAL
Primer Piso
109
CASA PATIO ARTICULADOR LLENO
VACÍO
Perimetral FAMILIA HOGARES NÚCLEOS INTEGRANTES Tipología
Central
1,6 (Medio) 2,6 (Medio) 6,2 (Medio)
SUPERFICIE TERRENO LIBRE EDIFICADA
185,1 m2 65,1 m2 124,9 m2
Familia tipológíca
El tipo casa patio como estrategia de ocupación, se caracteriza y define por estar compuesta de uno o varios volúmenes organizados en torno a un patio. Este patio puede estar abierto al frente de la vivienda o bien en su interior, en el primer caso facilita la posibilidad de contar con múltiples accesos a las diferentes unidades alrededor del patio. Esta estrategia al ubicarse en los terrenos de mayor dimensión (185,1 m2 promedio) le permite contar con la superficie edificada total más alta con 124,9 m2 promedio por vivienda y de área libre (patio y antejardín) con 65,1 m2 promedio. Ello se refleja también en que esta estrategia de ocupación cuenta con el número más alto de baños (2,2), cocinas (2,2), estar comedor (2,0) y camas matrimoniales (2,4), en términos de superficie, estos casos presentan con 57,2 m2 promedio para el conjunto estar comedor cocina.
110
GENOGRAMA FAMILIAR TIPOLOGÍA CASA PATIO ARTICULADOR
PLANTA TIPOLOGÍA CASA PATIO ARTICULADOR
Primer Piso
111
CASA SÓLO PATIO TRASERO LLENO
VACÍO
Masivo FAMILIA HOGARES NÚCLEOS INTEGRANTES Tipología
Trasero
1,5 (Medio) 2,5 (Medio) 5,8 (Medio)
SUPERFICIE TERRENO LIBRE EDIFICADA
133,2 m2 42,3 m2 89,3 m2
Familia tipológíca
Esta estrategia de ocupación de sitio consiste básicamente en un volumen edificado de fachada continua, que deja libre un espacio a fondo de sitio como patio trasero. La tipología limita los accesos múltiples al no contar con un espacio intermedio entre edificación y espacio público. Su posicionamiento continuo entre medianeros limita las posibilidades de iluminación natural en la medida que el volumen se hace más profundo, lo mismo sucede con la ventilación, sobre todo cuando los patios traseros son techados con materiales opacos. Esta tipología de ocupación es la que cuenta con el número de baños más bajo con un promedio por vivienda de 1,3 recintos sanitarios.
112
GENOGRAMA FAMILIAR TIPOLOGÍA CASA SÓLO PATIO TRASERO
PLANTA TIPOLOGÍA CASA SÓLO PATIO TRASERO
Primer Piso
Segundo Piso
113
CASA INTERIOR LLENO
VACÍO
Masivo FAMILIA HOGARES NÚCLEOS INTEGRANTES Tipología
Trasero interior
1,2 (Bajo) 2,3 (Bajo) 6,6 (Medio)
SUPERFICIE TERRENO LIBRE EDIFICADA
115,5 m2 17,2 m2 96,6 m2
Familia tipológíca
El tipo de vivienda con ocupación de este tipo se conforma por un volumen edificado adosado a todos los deslindes y línea oficial que lo separa del espacio público, es decir ocupa masivamente todo el sitio, a excepción de uno o más patios interiores pequeños. Su clara configuración masiva sobre el terreno disminuye las áreas libres a reducidos patios de 17,2 m2 en promedio, situación que limita una adecuada iluminación natural y ventilación a todos los recintos. Esta tipología presenta el número de núcleos más bajo con 2,3 en promedio por vivienda. El poco espacio para áreas libres y bajo índice de núcleos se explica por estar en sitios de poca superficie con 115,5 m2 promedio en estos casos. Esta estrategia de ocupación también es la que tiene el índice más bajo de estacionamientos con uno por cada diez viviendas.
114
GENOGRAMA FAMILIAR TIPOLOGÍA CASA INTERIOR
PLANTA TIPOLOGÍA CASA INTERIOR
Primer Piso
115
CASA LLENA LLENO
VACÍO
Completo FAMILIA HOGARES NÚCLEOS INTEGRANTES Tipología
Ausente
1,3 (Bajo) 2,3 (Bajo) 5,8 (Medio)
SUPERFICIE TERRENO LIBRE EDIFICADA
93,3 m2 8,0 m2 121,3 m2
Familia tipológíca
Esta tipología de ocupación de sitio se conforma por un volumen edificado que llena todo el terreno sin dejar espacios laterales para áreas libres ni tampoco antejardín. Sólo en algunos casos se presenta un diminuto patio de luz con una superficie promedio de 8 m2. Su conformación, utilizando todo el terreno disponible con un volumen, genera deficientes condiciones de habitabilidad por la escasez de iluminación natural y ventilación. Esta estrategia está determinada esencialmente por el tamaño del terreno, que es el de menor tamaño en comparación con las demás tipologías con 93,3 m2 de superficie. Es por ello que también contempla el número más bajo de núcleos con 2,3 por vivienda. Estos casos presentan la superficie promedio de dormitorios más alta con 11,3 m2 por recinto y la más baja de baños con 3,5 m2 promedio.
116
GENOGRAMA FAMILIAR TIPOLOGÍA CASA LLENA
PLANTA TIPOLOGÍA CASA LLENA
Primer Piso
Segundo Piso
117
ESTRATEGIAS DE ORGANIZACIÓN
118
119
Como herramienta de análisis de la organización de las viviendas, se utiliza la clasificación en tipologías conformadas por el cruce de variables arquitectónicas. Como mencionan Haramoto et al. (1987), el uso de este método permite conocer las diferentes respuestas ante una situación —en este caso la co-residencia—, más allá de las innumerables propuestas que pueden incluirse dentro de cada tipo. La primera variable a considerar es la más elemental, aquella que define la unidad básica habitacional tal cual lo plantea Laugier (1977) a través de la conceptualización de la “cabaña primitiva”, es decir, básicamente el conjunto de elementos mínimos que definen un volumen construido con un techo que protege. Otra variable y elemento esencial es el acceso, elemento que otorga la función más básica en un habitáculo; poder entrar y salir de este, así queda plasmado en la Maison Dom-Ino de Le Corbusier descrita en Marmot (1981) que considera sólo escaleras (para acceder), pilotes que delimitan el espacio y losas que diferencian una unidad de otra. Aquí surge el nivel como una condición fundamental para identificar una vivienda, es decir la cantidad de pisos que esta pueda tener, sobre todo en el estudio de la co-residencia donde la diferenciación por nivel puede ser el correlato espacial de una estructura familiar multinuclear, tal cual lo señala Koolhaas (1978) como la virtud de construir distintas realidades dentro de una estructura que soporta diferentes niveles en referencia al Teorema de 1909. Finalmente se considera como elemento esencial —sobre todo en contextos habitacionales autoconstruidos— a la cocina, siendo ésta quien define la presencia de un grupo que comparte la alimentación, asi lo utiliza Teolinda Bolivar (1994) para identificar viviendas en sus estudios sobre densificación y autoconstrucción en los barrios de Caracas. En consideración a estas cuatro variables; volumen construido, acceso independiente, cantidad de niveles y presencia de cocina, se pesquisa su existencia en los casos estudiados. Este ejercicio permite reconocer no sólo la naturaleza de cada variable de organización residencial sino que también las combinaciones entre ellas, condición fundamental para la construcción de 120
tipologías de vivienda de acuerdo a su organización. Para ello se estableció dos posibilidades por cada variable: existe una vez y existe dos o más veces en la vivienda. Siguiendo esta lógica, surgen 16 combinaciones posibles entre las cuatro variables con dos posibles valores cada una. Sin embargo se observa en los casos la presencia de sólo 12 estrategias de organización. Este ejercicio facilita la distinción de las viviendas según su estrategia de organización, tipologías que luego se estudian bajo la mirada de las estructuras familiares que las habitan y las características físicas en cuanto a superficies disponibles según uso.
ESQUEMAS DE LAS ESTRATEGIAS DE ORGANIZACIÓN
Casa contenida
Casa dos cocinas
Casa dos en una
Casa dos pisos
Casa dos pisos dos cocinas
Casa dos pisos dos accesos
Casa independiente en un volumen
Dos casas una cocina
Dos casas independientes en un piso
Casa con satélite
Casa con casa semidependiente
Dos casas densas independientes
121
CASA CONTENIDA VOLÚMENES 1 FAMILIA HOGARES NÚCLEOS INTEGRANTES Tipología
PISOS 1
1,2 (Bajo) 2,4 (Bajo) 5,7 (Bajo)
ACCESOS 1 SUPERFICIE TERRENO LIBRE EDIFICADA
COCINAS 1
127,5 m2 (Bajo) 34,1 m2 (Bajo) 76,7 m2 (Bajo)
Familia tipológíca
Este tipo de organización de la vivienda consiste como estrategia en un sólo volumen edificado, de un piso, con un acceso desde el espacio público y una cocina en su interior. Lo convencional de esta estrategia explica la caracterización familiar de quienes la ocupan, en general familias con pocos hogares (1,2), núcleos (2,4) e integrantes (5,7), los tres aspectos entre los más bajos de todas las estrategias de organización. Este tipo de vivienda cuenta con el número de dormitorios más bajo con un promedio de 3,3 por casa. Ello se refleja también en que la cantidad de camas y cocinas son las más bajas con 4,2 y 1 respectivamente.
122
GENOGRAMA FAMILIAR TIPOLOGÍA CASA CONTENIDA
PLANTA TIPOLOGÍA CASA CONTENIDA
Primer Piso
123
CASA DOS COCINAS VOLÚMENES 1 FAMILIA HOGARES NÚCLEOS INTEGRANTES Tipología
PISOS 1
2,0 (Alto) 2,3 (Bajo) 5,7 (Bajo)
ACCESOS 1 SUPERFICIE TERRENO LIBRE EDIFICADA
COCINAS 2
236,7 m2 (Alto) 91,7 m2 (Alto) 121,9 m2 (Medio)
Familia tipológíca
Esta tipología de organización consta de un volumen edificado de sólo un piso, con un acceso desde el espacio público y dos o más cocinas. Lo característico de esta estrategia es simplemente la incorporación de una segunda o más cocinas a la misma vivienda, las que pueden constituirse en recintos exclusivos aparte o bien incluirse como un mobiliario en un estar comedor. Ello es reflejo de las estructuras familiares que aloja, con dos hogares promedio por vivienda, donde cada uno posee una cocina. Sin embargo el número de núcleos e integrantes es bajo respecto de las demás estrategias con 2,3 y 5,7 promedio respectivamente. Esta tipología presenta la superficie promedio de baño más alta con 4,6 m2 por recinto. En términos generales estos casos se sitúan en los predios más grandes (236,7 m2 promedio) y poseen el área libre más grande con 91,7 m2 en promedio.
124
GENOGRAMA FAMILIAR TIPOLOGÍA CASA DOS COCINAS
PLANTA TIPOLOGÍA CASA DOS COCINAS
Primer Piso
125
CASA DOS EN UNA VOLÚMENES 1 FAMILIA HOGARES NÚCLEOS INTEGRANTES Tipología
PISOS 1
1,5 (Medio) 2,5 (Medio) 5,8 (Bajo)
ACCESOS 2 SUPERFICIE TERRENO LIBRE EDIFICADA
COCINAS 2
179,8 m2 (Medio) 61,0 m2 (Medio) 96,7 m2 (Medio)
Familia tipológíca
La estrategia de organización “dos casas en una” se compone de un volumen edificado de un piso, con dos o más cocinas y dos o más accesos desde el espacio público, es decir, que no requiere transitar por un recinto o espacio privado para acceder a la unidad. La duplicidad de cocinas y accesos hacen de esta estrategia una vivienda con dos (o más) unidades habitacionales en la misma edificación, ya que al tener dos cocinas permite la presencia de más de un hogar de manera independiente y los accesos diferenciados garantizan mayor privacidad y autonomía en el uso de cada sector de la vivienda. Este tipo de organización presenta la mayor cantidad de recintos estar-comedor con 2,5 en promedio, además cuenta con el número de camas matrimoniales más alto con tres por vivienda, situación que se explica por la mayor presencia de parejas. La superficie promedio de los dormitorios es la más baja con 6,9 m2 por recinto. 126
GENOGRAMA FAMILIAR TIPOLOGÍA CASA DOS EN UNA
PLANTA TIPOLOGÍA CASA DOS EN UNA
Primer Piso
127
CASA DOS PISOS VOLÚMENES 1 FAMILIA HOGARES NÚCLEOS INTEGRANTES Tipología
PISOS 2
1,2 (Bajo) 2,3 (Bajo) 5,6 (Bajo)
ACCESOS 1 SUPERFICIE TERRENO LIBRE EDIFICADA
COCINAS 1
95,4 m2 (Bajo) 30,8 m2 (Bajo) 91,2 m2 (Bajo)
Familia tipológíca
Esta tipología de organización de la vivienda, se define por la presencia de un volumen edificado de dos pisos, el que cuenta con sólo una cocina y un acceso desde el espacio público. La única característica que distingue a esta tipología de viviendas es la consideración de un segundo piso, ya que las otras tres variables (volumen, cocina y acceso) se presentan en su condición más básica. Ello se explica porque los grupos familiares que la habitan son reducidos con 1,2 hogares y 2,3 núcleos familiares en promedio por vivienda, por tanto no se hace necesaria la presencia de más cocinas, accesos o volúmenes. Sin embargo, al estar en los terrenos más pequeños con 95,4 m2 en promedio, se activa la necesidad de crecer hacia arriba con otro piso, a pesar de lo pequeño de las familias.
128
GENOGRAMA FAMILIAR TIPOLOGÍA CASA DOS PISOS
PLANTA TIPOLOGÍA CASA DOS PISOS
Primer Piso
Segundo Piso
129
CASA DOS PISOS DOS COCINAS VOLÚMENES 1 FAMILIA HOGARES NÚCLEOS INTEGRANTES Tipología
PISOS 2
2,3 (Alto) 3,3 (Alto) 9,3 (Alto)
ACCESOS 1 SUPERFICIE TERRENO LIBRE EDIFICADA
COCINAS 2
120,8 m2 (Bajo) 23,7 m2 (Bajo) 130,5 m2 (Alto)
Familia tipológíca
Esta estrategia de organización contempla la presencia de un sólo volumen con dos pisos, que incluye dos o más cocinas y un sólo acceso desde el espacio público. La combinación de dos o más cocinas en una vivienda con dos pisos, establece una estrategia de organización que facilita la co-residencia de más de un hogar. En estos casos, se presenta el mayor número de hogares por vivienda con 2,3 en promedio, además cuentan con la mayor cantidad de integrantes con 9,3 residentes en promedio. Esto último explica la presencia del segundo piso, dado que esta estrategia se presenta en terrenos de baja superficie, con un promedio de 120,8 m 2. Otra característica de esta tipología es que cuenta con la superficie más alta de circulaciones (18,1 m2) y de promedio por dormitorios (11,4 m2). Sin embargo ello a costa de la reducción de las áreas libres con el promedio más bajo con 23,7 m2. 130
GENOGRAMA FAMILIAR TIPOLOGÍA CASA DOS PISOS DOS COCINAS
PLANTA TIPOLOGÍA CASA DOS PISOS DOS COCINAS
Primer Piso
Segundo Piso
131
CASA DOS PISOS DOS ACCESOS VOLÚMENES 1 FAMILIA HOGARES NÚCLEOS INTEGRANTES Tipología
PISOS 2
1,0 (Bajo) 2,7 (Medio) 6,0 (Bajo)
ACCESOS 2 SUPERFICIE TERRENO LIBRE EDIFICADA
COCINAS 1
125,3 m2 (Bajo) 44,7 m2 (Bajo) 93,5 m2 (Bajo)
Familia tipológíca
Este tipo de organización se compone de un volumen edificado de dos pisos, con una cocina en su interior y dos o más accesos a la vivienda desde el espacio público. Lo particular de esta estrategia es la utilización de dos o más accesos, y que al ser de dos pisos, en algunos casos los accesos están diferenciados por nivel. Ello le permite a los grupos familiares tener más independencia y privacidad, sin la necesidad de tener que transitar por espacios interiores para acceder a su unidad. En este caso se trata de núcleos, ya que esta tipología alberga el número más bajo de hogares con un promedio de un hogar por vivienda, razón que explica la presencia de una sola cocina. Por lo tanto la diferencia de accesos y pisos es más bien definida por los distintos núcleos, que en estos casos son 2,7 en promedio por vivienda.
132
GENOGRAMA FAMILIAR TIPOLOGÍA CASA DOS PISOS DOS ACCESOS
PLANTA TIPOLOGÍA CASA DOS PISOS DOS ACCESOS
Primer Piso
Segundo Piso
133
CASA INDEPENDENCIA EN UN VOLUMEN VOLÚMENES 1 FAMILIA HOGARES NÚCLEOS INTEGRANTES Tipología
PISOS 2
1,8 (Medio) 3,2 (Alto) 7,6 (Medio)
ACCESOS 2 SUPERFICIE TERRENO LIBRE EDIFICADA
COCINAS 2
159,7 m2 (Medio) 51,6 m2 (Medio) 148,7 m2 (Alto)
Familia tipológíca
Esta tipología de organización habitacional se establece por la presencia de un volumen de dos pisos con dos o más accesos y dos o más cocinas en la misma unidad edificada. La particularidad de esta estrategia radica en la combinación de dos o más accesos a un mismo volumen que contiene dos o más cocinas, como reflejo de la presencia de más de un hogar y/o núcleos. En estos casos el promedio de hogar es de 1,8 por vivienda y 3,2 núcleos en promedio. Esta estrategia presenta el más alto número de baños y cocinas con un promedio de 2,4 por vivienda. En suma, el conjunto de estar, comedor y cocina presenta la superficie más alta de todas las estrategias, con 72,2 m2 en promedio destinado a estos recintos. Esto genera que esta tipología sea la que presenta la superficie edificada más alta, con un promedio de 148,7 m2 por vivienda. 134
GENOGRAMA FAMILIAR TIPOLOGÍA CASA INDEPENDENCIA EN UN VOLUMEN
PLANTA TIPOLOGÍA CASA INDEPENDENCIA EN UN VOLUMEN
Primer Piso
Segundo Piso
135
DOS CASAS UNA COCINA VOLÚMENES 2 FAMILIA HOGARES NÚCLEOS INTEGRANTES Tipología
PISOS 1
1,8 (Medio) 3,3 (Alto) 6,5 (Medio)
ACCESOS 2 SUPERFICIE TERRENO LIBRE EDIFICADA
COCINAS 1
155,5 m2 (Medio) 68,0 m2 (Medio) 70,4 m2 (Bajo)
Familia tipológíca
En este caso, la organización de la vivienda se manifiesta con la presencia de dos volúmenes habitables de un sólo piso cada uno, una cocina y dos o más accesos diferenciados. La principal característica de esta estrategia es contar con dos volúmenes y dos accesos desde el espacio público, ello se presenta como respuesta al alto número de núcleos familiares (3,3 en promedio) que buscan privacidad. Estos casos tienen el número más bajo de baños, con sólo uno por vivienda, también la cantidad de camas matrimoniales es la más baja con un promedio de 1,3 por vivienda. En cuanto a superficies, posee la más baja en circulaciones con 2,8 m2. Esta situación se explica por contar con la menor superficie total edificada con 70,4 m2 por vivienda. Por otra parte, esta tipología es la que contempla mayor presencia de estacionamientos con uno por vivienda en promedio. 136
GENOGRAMA FAMILIAR TIPOLOGÍA DOS CASAS UNA COCINA
PLANTA TIPOLOGÍA DOS CASAS UNA COCINA
Primer Piso
137
DOS CASAS INDEPENDIENTES EN UN PISO VOLÚMENES 2 FAMILIA HOGARES NÚCLEOS INTEGRANTES Tipología
PISOS 1
2,0 (Alto) 3,7 (Alto) 8,7 (Alto)
ACCESOS 2 SUPERFICIE TERRENO LIBRE EDIFICADA
COCINAS 2
226,2 m2 (Alto) 63,3 m2 (Medio) 136,0 m2 (Alto)
Familia tipológíca
Este caso de organización está definido por dos volúmenes habitables de un piso, cada uno con una o más cocinas y al menos un acceso en cada uno de los volúmenes. La principal característica de esta estrategia es contar con dos casas (al menos) en un mismo sitio, cada una con su cocina y acceso privado. Ello es reflejo de grupos familiares con alto índice de hogares (2,0), núcleos familiares (3,7) e integrantes (8,7) por vivienda, siendo esta tipología la que alberga más núcleos. Producto del alto número de núcleos e integrantes, esta estrategia de co-residencia es la que más dormitorios tiene, con 6,7 en promedio, y cantidad de camas con 8,7 por vivienda, ello también se refleja en que tienen la superficie más alta destinada a dormitorios con 67,8 m2 sólo para este uso. Estos casos presentan además la mayor superficie edificada en primer piso con 162,8 m2. 138
GENOGRAMA FAMILIAR TIPOLOGÍA DOS CASAS INDEPENDIENTES EN UN PISO
PLANTA TIPOLOGÍA DOS CASAS INDEPENDIENTES EN UN PISO
Primer Piso
139
CASA CON SATÉLITE VOLÚMENES 2 FAMILIA HOGARES NÚCLEOS INTEGRANTES Tipología
PISOS 2
1,0 (Bajo) 1,8 (Bajo) 5,0 (Bajo)
ACCESOS 1 SUPERFICIE TERRENO LIBRE EDIFICADA
COCINAS 1
118,4 m2 (Bajo) 60,8 m2 (Medio) 92,7 m2 (Bajo)
Familia tipológíca
Esta estrategia de organización de la vivienda consiste en dos volúmenes habitables con uno ambos en dos pisos, contando son sólo una cocina y un acceso a la vivienda. La singularidad en estos casos radica en la presencia múltiple de volúmenes y pisos, es decir necesidad de superficie, pero con elementos de uso (cocina y acceso) al mínimo. Esto podría explicarse por la limitada dimensión de los terrenos (118,4 m2 en promedio), donde el crecimiento en altura es imprescindible para contar con la superficie necesaria a pesar de contar con los más bajos índices de tamaño familiar, grupos que requieren sólo de un acceso y cocina. Este tipo de organización habitacional es el que cuenta con la superficie más baja del conjunto estar comedor cocina con 22,8 m2 promedio, y la más baja superficie edificada en primer piso con 57,6 m2.
140
GENOGRAMA FAMILIAR TIPOLOGÍA CASA CON SATÉLITE
PLANTA TIPOLOGÍA CASA CON SATÉLITE
Primer Piso
Segundo Piso
141
CASA CON CASA SEMI DEPENDIENTE VOLÚMENES 2 FAMILIA HOGARES NÚCLEOS INTEGRANTES Tipología
PISOS 2
1,3 (Bajo) 3,7 (Alto) 8,0 (Alto)
ACCESOS 2 SUPERFICIE TERRENO LIBRE EDIFICADA
COCINAS 1
127,4 m2 (Bajo) 36,1 m2 (Bajo) 92,2 m2 (Bajo)
Familia tipológíca
En estos casos, la organización habitacional está dada por dos volúmenes, ambos o sólo uno con dos pisos, cada volumen con su propio acceso y la presencia de una sola cocina para ambas edificaciones. La principal característica de esta configuración es la presencia de un sola cocina mientras las demás dimensiones de organización se duplican (volúmenes, pisos y accesos). Ello es respuesta para familias numerosas, con grupos que requieren privacidad, pero con dependencia entre sus miembros, lo que sumado a terrenos de baja superficie implica la necesidad de densificar en altura y sitio, con accesos diferentes pero con una sola cocina. Esta estrategia acoge a familias con el más alto número de núcleos con 3,7 promedio. En estos casos se registra el número más bajo de estar comedor con 0,7 en promedio por vivienda, y la superficie promedio de baños más baja con 2,6 m2. 142
GENOGRAMA FAMILIAR TIPOLOGÍA CASA CON CASA SEMI DEPENDIENTE
PLANTA TIPOLOGÍA CASA CON CASA SEMI DEPENDIENTE
Primer Piso
Segundo Piso
143
DOS CASAS DENSAS INDEPENDIENTES VOLÚMENES 2 FAMILIA HOGARES NÚCLEOS INTEGRANTES Tipología
PISOS 2
1,3 (Bajo) 3,0 (Medio) 7,3 (Medio)
ACCESOS 2 SUPERFICIE TERRENO LIBRE EDIFICADA
COCINAS 2
116,8 m2 (Bajo) 43,3 m2 (Bajo) 107,9 m2 (Medio)
Familia tipológíca
Esta tipología se compone de dos volúmenes con uno o ambos en dos pisos, cada volumen con su propia cocina y acceso independiente. La principal y más importante característica de esta estrategia es la concepción de dos (o más) casas en altura y en un mismo terreno, dado que cada volumen edificado es independiente del otro por contar con su propio acceso y cocina(s). Ello es consecuencia de terrenos con baja superficie (116,8 m2 promedio) y familias de importante tamaño (7,3 integrantes promedio) organizadas en un número relevante de núcleos (tres en promedio). Esta estrategia es la que cuenta con el mayor número de camas matrimoniales con tres en promedio por vivienda, lo que refleja la necesidad de privacidad expresada en diferentes volúmenes, accesos y cocinas. También es importante destacar que estos casos tienen mayor presencia de talleres o locales con un promedio de 0,7 por vivienda. 144
GENOGRAMA FAMILIAR TIPOLOGÍA DOS CASAS DENSAS INDEPENDIENTES
PLANTA TIPOLOGÍA DOS CASAS DENSAS INDEPENDIENTES
Primer Piso
Segundo Piso
145
146
III CIERRE
147
CO-RESIDENCIA Y MICRO RADICACIÓN EN EL PERICENTRO
A nivel latinoamericano se ha considerado a Chile como un país exitoso en materia habitacional, tanto por ser pionero en la creación de políticas de vivienda a inicios del siglo pasado, como por su permanente innovación en materia residencial con iniciativas que configuraron el actual pericentro de Santiago, con una enorme riqueza en cuanto a su morfología urbana, estructura predial y tipologías de vivienda unifamiliar y colectiva. Como indica Bustos (2006) la formación del actual pericentro es la manifestación de diversos modelos socio tipológicos del habitar, uno de ellos es la creación de mecanismos no sólo con enfoque habitacional, sino que también de valor urbano y social, tal como las operaciones sitio y la auto construcción asistida. El pericentro de Santiago se presenta como oportunidad de integración y regeneración urbana. Los atributos de esta área de la ciudad la convierten en campo fértil para intervenciones de micro radicación y densificación, ya que gozan de una privilegiada localización central, posee una amplia cobertura de metro, buena proporción de espacio público, estructura predial amplia respecto a zonas residenciales perifericas, áreas edificadas sin mayores durezas y con un valor de suelo mucho más asequible que el de las áreas centrales. Además el pericentro cuenta con una enorme capacidad para ser intervenido, por ejemplo, la superficie agregada sólo de los lotes 9×18 en 148
Santiago equivalen al área total de las comunas de Santiago, Providencia y Ñuñoa (Tapia, Muñoz, Walker y García, 2018). Estas características perfilan al pericentro como un lugar para continuar con la innovación en vivienda que ha caracterizado a Chile por décadas, sobre todo por los actuales desafíos que presenta la alta segregación socio espacial y el aumento sostenido del allegamiento. En la evolución del déficit habitacional cuantitativo, si bien el monto agregado ha disminuido, el grupo de hogares allegados se mantiene en permanente crecimiento. Aumenta principalmente en las áreas pericentrales de la ciudad, situación que se genera sobre todo por una oferta habitacional que no garantiza mejor localización ni mantener las redes familiares y sociales. En tanto el allegamiento como estrategia permite vivir donde están los tejidos sociales y servicios urbanos. Por tanto, si además consideramos que el allegamiento no ocurre sólo por supervivencia dado que es transversal al nivel socioeconómico (Araos, 2008), opera como alternativa a la oferta habitacional estandarizada y su denominación expresa una necesaria connotación vertical de subordinación entre un grupo familiar y otro, sería pertinente y conveniente resignificar esta forma de habitar en función de sus atributos (Urrutia et al., 2016). El concepto de la co-residencia representa entonces un enfoque sin subordinación ni asimetría en la relación entre grupos familiares, tampoco autoridad individual sobre la propiedad. Es una manera de denominar la cohabitación en una vivienda entre dos o más grupos familiares cuya relación es recíproca y de mutua dependencia. Esta perspectiva positiva explica el constante aumento del allegamiento como forma del déficit habitacional en el pericentro de Santiago, donde prevalecen los beneficios por sobre los perjuicios, justificando la resignificación del fenómeno al de co-residencia. Prueba de ello es que los grupos familiares declaran en su gran mayoría no querer cambiarse o no estar haciendo nada por ello, sobre todo porque se sienten cerca del centro y les gusta su ubicación. Las familias del pericentro que viven en co-residencia se caracte149
rizan por su naturaleza funcional, pues las razones para convivir obedecen a estrategias de apoyo mutuo, siendo los principales motivos el compartir gastos económicos, el cuidado de otros y apego a la familia y al barrio, en general por tener una gran cantidad de integrantes y una alta presencia de casos con tres o más generaciones co-residiendo. Los co-residentes se ven obligados a modificar sus viviendas, dado que tanto el mercado como el Estado no ofrecen soluciones habitacionales para este tipo de configuración. Por lo tanto si se desea adaptar la política habitacional para reconocer esta manera de habitar, es necesario —como primer paso— el reconocimiento de las estructuras espaciales y estrategias arquitectónicas que las propias familias en co-residencia han desarrollado para atender sus necesidades, no sólo de superficie, sino que sobre todo de organización de relaciones de convivencia. Así es como las estrategias arquitectónicas informales representan una oportunidad para comprender la diversidad de la vivienda como hipótesis del habitar. Una de ellas es la manera en que se ocupa un sitio para comprender la relación entre lleno y vacío, entre intimidad y exposición, entre individualidad y colectividad. Es fundamental la comprensión de la organización de las viviendas, cómo se componen volumétricamente, cómo se individualizan y manifiestan para dar respuesta a la complejidad de las familias que las habitan, quienes permanentemente idean estrategias para garantizar grados de independencia bajo todas las restricciones de un lote reducido (Urrutia y Cáceres, 2019). El valor y principal propósito de este trabajo está en la identificación, clasificación y caracterización de estrategias habitacionales de co-residencia mediante la definición de tipologías, tal cual lo expresan Haramoto et al., “El tipo es la expresión de una respuesta a un problema por medio de un conjunto relevante de características y que adscritas a él, incluye una cantidad de unidades llamadas propuestas” (p.100, 1987). Ello resulta en 11 tipologías de ocupación de sitio, definidas por la relación entre deslindes de volúmenes construidos y áreas libres, y 12 tipologías de organización que 150
consideran como variables al número de volúmenes construidos, accesos independientes, presencia de cocinas y cantidad de niveles de uso residencial. Por otro lado, estas tipologías son un reflejo de cómo las familias con sus limitados recursos económicos y técnicos han ideado y materializado viviendas ejemplares en su esencia para acoger una dimensión diferente del habitar, aquella que no se refiere a la vivienda unifamiliar estandarizada por las estructuras políticas y económicas de nuestra época, ni tampoco aquella dimensión del hábitat colectivo entendida como el espacio para la comunidad. Se trata de una dimensión del habitar que presenta un desafío a lo que tradicionalmente concebimos como familia, dimensión intermedia entre núcleo familiar y vecindad, esta dimensión es la de co-residencia, una forma de vivir en clanes familiares, en familias extendidas cuyos integrantes se apoyan mutuamente, comparten y conviven en una misma vivienda, con arreglos residenciales sin renunciar a sus individualidades ni dinámicas de cada núcleo, logrando una sinergia ajena a los estereotipos familiares y residenciales a los que socialmente estamos expuestos. Los hogares allegados en Santiago se localizan en toda la extensión del pericentro, con especial concentración en las comunas de Independencia, Pedro Aguirre Cerda, Lo Espejo y San Joaquín, situación que confirma la emergente resistencia de las familias a las dinámicas de segregación urbana mediante el allegamiento para mantenerse cerca de áreas centrales. La co-residencia como manera de habitar, funciona a modo de estrategia residencial para evitar la dispersión de grupos familiares en unidades de viviendas mononucleares y la expulsión a zonas periféricas de la ciudad en nuevos barrios donde el suelo es más barato. De esta forma la situación de allegamiento deja de ser un mero indicador del déficit habitacional, sino que más bien una estrategia anti segregación socio espacial para acceder a la ciudad bien localizada a través de la micro radicación y densificación predial autoconstruidas. Comprender estas lógicas residenciales permitiría avanzar hacia una nueva concepción de la política habitacional realizando una resignificación del concepto de allegamiento hacia el de co-residencia. 151
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Contenidos e investigador responsable
© LOCAL Editores
Juan Pablo Urrutia
© Textos: Los autores.
Co-investigadores
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Camilo Arriagada y Alberto Texidó
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salvo las que se indique lo contrario.
Catalina Jiménez y Camila Jiménez Edición
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Juan Pablo Urrutia Asistente de edición
Michelle Cáceres Dibujo de planimetrías
Catalina Jiménez Dibujo de genogramas
Connie Moreira Dibujo de axonometrías
Tatiana Bravo Edición de imágenes
Connie Moreira Colaborador
Martín Álvarez Diseño editorial
Cristina Núñez Impresión
Andros Impresores
Santiago de Chile, mayo 2019.
El área pericentral de Santiago es un campo de oportunidades para muchas familias que prefieren permanecer como allegados en una localización cercana al centro de la ciudad, a pesar de estar en claras condiciones de precariedad por bajas condiciones de habitabilidad y hacinamiento. Esta decisión la deben asumir modificando sus viviendas para adaptarlas a las necesidades generadas por el crecimiento de la familia, es así como aparecen diversas estrategias arquitectónicas, que ayudan a entender cómo diferentes núcleos familiares habitan en co-residencia para continuar viviendo en áreas pericentrales.