Libro nocturnos

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LUIS FRANCO

NOCTURNOS

BABEL B UENOS Arnts



NOCTURNOS


NOCTURNO No 1



NOCTURNO N° 1

Tienes el señorío de lo suave, tú, vestida de carne y de alas, armada con espada de lirios. Amada hasta más allá de tu hermosura y tu cariño —la hermosura es apenas tu alfombra— sintiendo que esa tristeza tuya me es querida más que tus ojos. Hay más infancia en tu voz que en una mejilla de niño. (Tu infancia que en ti llevas como un jardín en sombra e que me hablas con palabras para ti creadoras que a mí se me escapan, pero escucho oomo madre ninguna el gorjear de su hijo.)

E7]


Llena de asombro y paraíso, tú no sabes ser coqueta sino con tu alma. Sencillez de fuego. Y gemido adorable. Y el doloroso mimo de tu esencial ternura. Y no sabes ser coqueta sino con tu alma. Sólo los sueños son caminos para llegar a ti. Ya despertaste en mí el eterno latido, pero de mi sueño de ti no me despiertes.

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NOCTURNO N? 2

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NOCTURNO N92

Orgullo de mártir y rezo del diablo; el pecho de más hurañía confeso a la estrella primera y la última, y monstruos sin nombre aguaitando en la sombra; angustia de tierras sin misericordia de agua; la tristeza quemándose humeante; redoble de sangre y esfuerzo bisoño de alas; el que ata y desata, insistiendo con ojos de piedra y con habla de sombra, el destino, domando el reducto final: y el cielo cayendo sobre mi cabeza. Ahora los ojos ya ciegos de tanto buscarse en los tuyos; ya todo extraviados sin ti, ante mi alma. Inocencia fatal de las llamas que endiosan lo que asen de muerte, [la tuya. E 11

]


Y he aquí que en mí mandan ahora la profundidad de la noche estrellada, y el ansia incansable del viento, y el fuego de la soledad en aguardo, y el pulso del mundo. No busca sin duda mi árduo querer remansarse en la dicha. Con el divino peligro por hábito, en ensañamiento feroz les recuerdos y la esperanza en vigilia sin tregua, cubierto de heridas y besos, mi corazón cabalgando en la noche galopa hacia donde jamás nadie ha ido por gusto de ir, por caminos que sólo en secreto rastrea la muerte, hacia yo no sé qué región de plegarias y espadas... Mi corazón que es un rey viajando de incógnito.

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NOCTURNO N? 3

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NOCTURNO N' 3 Con hambre y sed de soledad, a estas orillas vino mi corazón nocturno a pastorear sus penas. Como en el puente de un barco mirando más allá de las olas y la [noche. Junto a mí, con su mano sobre mi hombro, siempre el recuerdo con [sus ojos cansados, y todas mis lejanías, hollatas o vírgenes. Tú en mí, siempre, como una patria en el pecho de un héroe, y mis sueños que tienen forma de ala y tienen el color de tus ojos. Dolorida más que una carne el alma, y el líquido rumor de la fuente que lava las calladas heridas. Tu lejanía se aprieta sobre mi ansia y yo arañando en la hondura quiero desengarzar para mandarte la estrella más latidora. Viviéndote, maravillosa, en pulso y en respiro, con la vehemente vigilia de las estrellas hasta el alba velaré tu [recuerdo; latido a latido mediré la noche. [ 15 ]


De pronto te me apareces... ÂżDĂłnde? Y cierro bien los ojos porque no te me vayas. Pero no hay mĂĄs que tu ausencia, la ausencia que agranda la noche.

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NOCTURNO No 4



NOCTURNO N g 4 Era esa una comarca con figuras ya de olvido, y en la noche más sin otros el silencio me celaba corno espía agazapado. Y vagaba yo con pasos más oscuros que los índices del viento. Un no sé ya qué de cosas desgarradas y sin nombre serpeaba hacia la cueva de mi miedo; • abrazaba mis rodillas un afán de humillación y de oración; • porfiaban los sollozos por colgárseme del cuello. ¿En qué valle era, del ¡ay! y del suspiro? ¿y por qué remordimiento? ¿O es que había ya bebido de la fuente que destierra de este inundo y su recuerdo? Y temblaba en el crucero sin seguir, mi corazón, qué avezado, sin embargo, a lo nocturno más avieso! Fué entonces cuando supe que la noche era la Fatalidad arrodillada y con la cabellera al suelo. ¿Quién lo dijo, sin palabras de esta vida? ¿y qué voz y no de labios y sin eco? ¿fué alguno de esos pájaros de espanto que guardaban esa orilla de destierro? [19]


Llegó a mí con lo monstruoso de la sencillez total: ya no estaba entre los días la criatura que miraba con miradas de lo [eterno. Y la sombra también se hizo palidez al entenderlo. No era un ídolo de barro, pues, la muerte? Y más lóbrega la boca que la sangre de los muertos erizado de un tropel de gritos mudos, con la hambrienta torcedura de la súplica del fuego, quise alzar manos de alma hacia el destino, ¡el tirano ante quien todos somos reos! Cuando al fin toda la sombra se volcó sobre mi rostro como un llanto y mi lívida locura se fué en sangre ante el recuerdo. Eras tú la criatura como eterna que querías que el amor fuera derrota del tiempo; Ja inspirada que en tus manos escondías aún la llave de mis sueños; tú, tan mía, que mis penas muchas veces por tus ojos se vertieron; tú, tan mía, como si mi corazón te hubiera, oh, mía! inventado en su momento más intenso. Y mis carnes en harapos de tinieblas me envolvieron, y hasta el borde de la nada fué mi alma, ay, la triste, descarriada en un horror como de cuerpo. Mas ya era en la ribera de iiis párpados, con el alba, la pureza que dispone la salud del día nuestro. Y tú entraste, silenciosa y luminosa en tu mirada, con las alas que tan sólo yo te veo, de la incógnita de las resurrecciones. Y ya estaba yo contigo. ¿Cerca? ¿Lejos? ¿Donde? En el más allá de luz que hay en tus ojos de misterio.

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NOCTURNO N? 5



NOCTURNO Ng 5 El luto de mis pensamientos sombríos, siempre, y mi guardia de disepultos recuerdos, siempre. Era que andaba persiguiendo pájaros de humo; era un perro en busca de su amo, ya bien difunto. ¿Qué canción, en la noche urdida de sortilegios, venía a veces con tu voz y tu andamieno? Busqué hacerme a trechos sonrisas que me ocultaran, pero eran caedizas, ah, como una lágrima. Su cara hundía entre las manos el mal agüero, y mi corazón ya entreabría alas de cuervo. [23 ]


(Ya tu carta venía herida de muerte, acaso, cuando así vino a desangrarse entre mis manos.) Y la amistad desesperada de lo nocturno, y la aprensión de lo peor hecha ya nudo. Aprensión de un después que era de juro nunca, de ignota isla sumergida o playa última. Y la soledad extendiéndose vencedora leguas y leguas de mi alma a la redonda. Y en el montón de la nada, yo, apenas hueco de sombra, entre mi corazón y tu recuerdo.

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NOCTURNO N o 6


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NOCTURNO N 6 Has traído la luna apasionada de tus brazos y tus trenzas con su hondura de fatalidad, y tu tesoro de melancolía. En las ondas del río sagrado de la noche (una blancura de ángel o de vela extendida a lo lejos) bogamos bajo el tropezado viento de los suspiros, acaso el que doblega sobre mi hombro tu frente pesada de rocío. Lleno de sumisión y de soberanía, tu inspirado corazón se abre a todos los divinos caminos de la noche. Yo digo: i quién me besará como quisiera ser besado! Tú: ¿qué canción harán tu alma y mi alma? Yo: cualquier estrella sería más clara si llevara tu nombre. Y tú, con una grandeza de niño: la muerte es un lucero... Tus gestos tienen aún la pereza de los perfumes, mientras sobre mi pecho irrumpe ya la pasión del mar. [27 1


Y ante las constelaciones permanentes, te jura mi sombría fidelidad por ellas COMO un guerrero jurara por su espada— sintiendo temblar toda la estrellada sombra en el temblor de tus pårpados y tu alma bajo mi beso.

[28)


NOCTURNO N o 7


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NOCTURNO N? 7

No está mi reino en este mundo porque se halla en tus ojos (hasta qué lejanía no sentirán su ausencia!), en tus ojos de albricias, que regresan del cielo para entrarse en los míos y en idioma de llanto conversan con la dicha. Y para el mundo y lo que no es el mundo el tu mirar es nido; el tu mirar es ángel en vuelo hacia la luz, o espada, o abismo. ¿Qué súplica o blasfemia, qué violencia o fuga, cuando llegó trayendo de su mano al destino? [31]


Yo no sé de tu rostro, ni de tu andar de sueños, ni de tu palidez, ni tus manos únicas. Sólo te hallo en tus ojos. Tu voz es sólo el eco de tu mirar de música.

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NOCTURNO N o 8


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NOCTURNO N 8 ¿Qué viento nos sacude harapos y sollozos mientras la vida tienta con miradas nupciales? ¿No es la voz del éxtasis como voz de socorro? (Et la sombra alguien debe reir de nuestra dicha.) Llenos de un alto grito que se nos queda adentro, altivos y humillados como los pedestales, somos hechos de sombra y anhelamos la luz. ¿Qué ansia coronada de divinas espinas? ¿Qué trémula ambición comparable a la noche? Sé que el amor es grande, ángel rebelde en lucha de luz por libertarnos de nuestra inexpugnable soledad, hasta que cae al fin con las alas quebradas. [3'-j


Solos siempre, sin poder escapar de nuestro pecho. ¿Para qué confesarnos si nadie puede olmos? ¿Quién nos dará compaña, si todo nos rehuye, y nuestra alma es una fuga, ay, y nosotros mismos lo que fuimos no somos? (Y estamos sumergidos en la nada, y estamos hechos de ella, pero la piadosa nos vuelve ciegos, ciegos porque no la veamos.) Y a causa tuya estaba yo ahogado de sombra y de esa agua más honda que la sombra y el mar. Y me tentó la gran blasfemia, y dije: acaso ya no la amo, y aún no la amé nunca; acaso nadie puede humanamente amarnos, ni nosotro podemos amar jamás a nadie. ¿Qué exceso de horror que era casi ternura? ¿Y qué maravillosa lástima de un corazón de barro tan violento y débil y del corazón de mis hermanos los hombres?

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NOCTURNO No 9



NOCTURNO N' 9

Las nubes, cierto; les daba vía libre o echábalas a los apriscos o bien al viento, que mal sujeto por mi otra mano tiraba a ratos de la trahilla. ! mi derecha se estremecía de incontenible virtud inédita: los mismos árboles sólo esperaban su seña para ya entrar en danza, y su más leve digitación ponía en música hojas, cascadas, aves y [rocas. Mas tú, quién sabe por qué no estabas conmigo entonces. Y ciertamente también tenía la llave que abre la tempestad, mas yo era el alto pastor por quien las soledades no son castigo: mi pasatiempo era ir doblando todas las alas para los rítmicos vuelos [de boda, o bien volver al haz canciones de amor caídas sabe en qué pozos, [Dios, y en qué antaños; con un temblor de más distancia que las estrellas y las raíces mi beso ebrio hubiera vuelto púdicamente roja a la luna. Mas tú, quién sabe por qué no estabas conmigo entonces. [39 1


Con intensión de eternidad mi ritmo estaba ya infuso en toda cosa [viviente. La misma noche ante un relámpago mío se abría en dimensiones desconocidas. • sé que fuera de ti no habría nadie podido mirar mis ojos en ese [instante. ya podía frenar apenas mi corazón puesto al galope hacia qué [alba...

Mas tú, quién sabe por qué no estabas conmigo entonces.

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NOCTURNO N? 10



NOCTURNO N° 10

La soledad de una ausencia nos arrumba, ciegos, y la viudez del mundo gime en nuestro pecho. Oh, esta miseria como sagrada que somos, y el corazón, poeta rotoso y sardónico. Campo santo de recuerdos se volvió nuestra ansia. Y el mal de que no sabemos morir, la esperanza! Lo mismo que un pueblo en torno a un cadalso puja, así ahora nuestros días en torno a la angustia. Y temblamos como hilacha pensando en la muerte, en la que ya no podremos temblar, ciertamente... [43]


nosotros que del coraje mayor fuimos amos noblemente, fieramente radiosos y pálidos, en el amor, violencia de hogueras y sables, que respiramos de veras con fe de inmortales. Y he aquí que somos ricos, bien lo sabes, alma, sólo en una milagrosa pobreza de lágrimas. (Y ni eso, porque el llanto ., criatura del hombre, igual que un agua cerrada, al fin se corrompe.) Y agitar torcidamente los labios del ruego, o aun enarbolar el grito, es vano aspaviento. Y lo que fué o bien pudo ser, ya es nada lívida: esa pasión, que en su abrazo juntó ensueño y vida, para que de ella no quede finalmente, acaso, ni esta enronquecida canción de borracho.

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NOCTURNO No 11

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NOCTURNO Ng 11 —Es más ardiente que el coraje, mas profundo que la sabiduría. —¿De qué íntima lejanía nos viene su mensaje? —Su signo es el más fuerte. Vanos ya los amagos del olvido o la muerte. —Qué perfección de humildad y de espera nos logra ese adelanto o eco de cuál fiesta venidera, que llega con la música y se va con el llanto? —Un abrazo sin fin como la cruz, la carne opaca ardiendo en lágrimas de luz. —Nuestra alma en su momento más pobre y más hermoso se abre como mirada de niño o como herida. —Sentimos que se trata de algo más que la vida. —De un paraíso doloroso, [47 1


pues sólo es nimbo de nuestros anhelos la dicha púdica y ardiente, ¿o alguien miró su rostro bajo los siete velos? —Acaso no la vemos porque ella es transparente. —Nuestra soledad se encapricha en seguir todos sus rastros presuntos: somos los suplicantes amargos de la dicha. — jY no es casi la dicha sufrir así tan juntos? —Quién dirá lo que somos nosotrots en la sombra de nuestra alma de amores y dolores? -¡Quién a decir alcanza lo que somos.! —Los ciegos de los sueños de colores? —Somos quizá tan grandes como nuestra esperanza.

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NOCTURNO N'? 12



NOCTURNO Ng 12

Puñado de tierra y de viento, aspereza de fogatas y crines, con mis pulsos de estío y mi pobreza guerrera, yo soy el del pecho oscuro y de la herida que le alumbraron para siempre. Por la vida, argumento de frenesí y olvido, voy y regreso y voy con mi señor siempre en ardiente diálogo, [ 51 ]


ingenuo como un soldado o una rosa, sin saber qué cauces llevan mi sangre hacia el ocaso, • con desesperación que no calza en ningún metro, • borracho de lágrimas, Ja mirada como bastón de ciego. Pero entonces descubro que todas las compañías agrandan mi soledad, y más acá de los dioses y más allá del hombre, mi corazón de sombra latiendo en las estrellas.

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NOCTURNO No 13



NOCTURNO N° 13

En tus ojos un sueño que sólo quiere despertar en la música. Y el niño que yo fuí, por ti resucitado con sonrisa asombrada, te oprime con su alma y tu hermosura le duele. Tus temblores de brisa, la noche enamorada de tus ojos, y mi sentir de suavidad y varonía. Comprendes que las caricias sobran porque ya estás en mí más profunda que la respiración; y hasta en esa encrucijada de desesperados besos aun guardabas tu sencillez inconsútil. Te oprimo con mi alma y tu hermosura me duele. 155]


Alguna vez tu angustia fué más pesada que tu cabellera Y entonces sólo para recordarla quisiste la dicha; alguna vez tus ojos parecieron en vuelo cansado hacia el olvido, pero volvieron con el rocío de las mañanas a venir.

Y yo, tan triste que ya nada temía, héme aquí vuelto más loco y más sabio que la esperanza tras el sueño de tus ojos que sólo despertará en la música. Te oprimo con mi alma y tu hermosura me duele.

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NOCTURNO DEL REGRESO



NOCTURNO DEL REGRESO

Cuando yo andaba ya con la pena hasta el cuello, Después de cuántos siglos de ausencia, regresabas. Verdad, yo no sabía, oh, que cupiese tanta soledad en un pecho; verdad, yo no sabía que una ausencia pudiera ceñir tan enconado nudo de vida y muerte en el ansiar de un pecho, martillando la nada... La noche palpitaba como gran ave herida, y palpitaba menos la noche que mi ansia. • Llegaste, al fin, llegaste como un recuerdo, pálida mía de ojos nocturnos, los brazos extendidos en senderos hacia el jardín cerrado del abrazo. E 59 1


Te hice cuna en mi pecho porque en su vaivén hondo se meciese tu queja. Después la noche fué naufragando en tu pelo, y yo soñaba en él las estrellas: perdidas. Estabas tan adentro de mí mismo, que ya tu voz no era tuya o era quizás que hablabas con las voces del sueño. Tu voz, pronta a caer, temblaba como lágrima y la mía venía de muy lejos. "¡Siempre!", ",Siempre?", "Alma mía", "Jamás", "Allá en la [muerte". Y para arrullar las esenciales palabras, se hizo Ja noche un canto profundo que entreoíamos. Vino en eso la lluvia Vino acaso tan sólo porque la tierra oliese como tu cabellera derramada. La lluvia era una música adentro del silencio que fué aislándonos perdidamente en el mundo. Y se volvió mi beso sin número como ella. Mi corazón hinchándose doloroso en la dicha, hasta que redimidos por los tuyos arrodillé mis ojos en la humildad del llanto.

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NOCTURNO DE LAS GEMELAS



NOCTURNO DE LAS GEMELAS

Yo me acerqué a la noche (qué cosas tienes, alma!) Oh, cómo te pareces, noche, a ella, noche que amaron los pastores ingenuos y los, magos de alta sabiduría, en tus perfumes de párpados bajos, en tu latir de contenida música, en tu acercar las distancias más hurañas. Oh, noche, cómo te pareces a ella, sombría así y radiante, henchida de no sé qué arrullo, con tu quieta ansiedad de alas plegadas y el secreto de lo que hay más allá de la mirada y el suspiro, borradora del mundo, oh, cómo te pareces, noche, a ella y penetras los hábitos caseros de su alma.

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Eres la gran pudorosa (.o es ella? ¿o es ella?) ¿Con qué canción dormida entre los brazos vienes, u ojos apagados y encendidas lágrimas? ¿Con qué alma en infinita fuga (o es ella? ¿o es ella?) por caminos furtivos y en figuras de sueños, desunciendo afanes y el rocío para las fiebres? (o es ella? ¿o es ella?) Ah, temblor derramado y olas golpeando en mi pecho y mi sed inmortal!

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NOCTURNO DE MUSICA



NOCTURNO DE MUSICA

Música, afueras del mundo, hesitación de hallazgo o despedida, evasión imprevista hacia lo más profundo; a la puerta de calle, en espera, la vida, y el cielo que en el patio visita a sus pequeños; el olvido que aduerme sonriendo las penas en su manto; entrada a pie llano en la patria de los sueños, y el andante lentísimo del llanto. Mujer, preciencia del incienso de Dios en tu humilde fragancia; el destino siguiéndote, se diría, mimoso; alguien venido del país de los pájaros a resucitar la infancia, y ya quizá la dicha con su pudor radioso; el mundo un secreto que sólo sabe tu alma; la armonía en luz bajo tus párpados en gozo, y en mí ya nada más que el crescendo de mi alma. [67]


Música, traducción irisada del más oscuro anhelo, escalas subiendo de nosotros hasta la orilla del cielo; la sombra azul de un ala que nos destiñe el mundo; nostalgia de todo lo que no conocemos; gritos de naufragio, supremos y un silencio más hondo que una ausencia del mundo, y el más ardiente: ¡Oremos! Mujer, el mundo se rescata en ti como la arrastradura del desierto en la palma; lo que se anima en gracia vive por ti y en ti; voces venidas de rasgados confines preguntan por tu alma; y a la otra te pareces, a ti misma quizá, a ésa que llevamos en el corazón ya; llena de silencio y de música, desatas dócilmente los lazos que nos ligan a la tierra y la suerte; la vida as más hermosa que un recuerdo en la música y es diadema la muerte.

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NOCTURNO DE MAGIA



NOCTURNO DE MAGIA

Mendigo de maravillas, yo estaba con mi escondido grito y el sueño que sollo.za en toda carne; mi zozobra en alianza con la noche: el alma dando audiencia en secreto a todos los asombros y dudas. Y entonces llegaste con tu temblor de ala y circuida de todas las lejanías de la noche, tu forma más honda que la sonibra estrellada, y como si vinieras de una edad más pura. Trémulos eleisones brotaron de la fuente del silencio, diáfana, y todas las cosas de afuera se volvieron imitación del alma [ 711


Y yo, cuyo corazón empurpura toda senda, sentí venida mi hora. Mis ojos llovidos tendieron arco-iris. Y entonces fui mago: hacía florecer la hierba, paraba la luna, sacaba a flote una isla de canciones y pahueras. Oh, entonces fui mago: podía abolir la muerte, mandar en tus ojos, despertar el pájaro de extraterrestre música asentado en tu hombro y en caballo de sombra galopar estrellas y edades.

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NOCTURNO DEL SINO



NOCTURNO DEL SINO

Entre los días y entre las sendas y el pasaje de almas trashumantes te buscaba en secreto. Vengo a ti de qué siglos... Cada latido un tranco. Yo te esperaba ya. Pero estabas tan lejos. Qué noche la del pecho. La soledad más alta, cárcel, y la esperanza herida en el costado. Como el que convalece y al que es canción su sangre, ahora voy conmigo latiendo en el milagro. (A dónde la hallaremos? ¿a dónde la hallaremos? ¿Más allá de la vida? ¿Más allá de los libros, que no aclaran mis días ni abastecen mi sueño?) Y fué como si entonces volvieras del olvido. E 75

1


Te abarco entre mis brazos, pero te busco siempre. ¿De la vida o del sueño llegaste hasta mi espera? Ahora te conozco, mas tu enigma es mi insomnio. De ti quiero olvidarme en tu alma viajera. Tu cuerpo es ola, estío, caricia, ¿pero tu alma? Como la sombra trae confidencia de estrellas... No eres carne ni alma. ¿Eres carne de mi alma? Mas qué importa lo que eres si fui porque tú eras. Dicha o dolor, qué importa, siempre que tú lo traigas. En la pasión que sigue su vocación de llanto, en la pasión estoy, en, su jardín con sangre. ¿Dónde? Oh distancia... Fuera de la tierra - a tu lado! Tus cabellos se enredan, furtivos, a la noche, pero tus manos, pájaros, de lo irreal retornan. En mí estás, en latido: no preciso mirarte para ver que tu amor es diadema en la sombra. Puedes ya amar apenas, porque el amor te ahoga. Como un ala y otra ala se abren al vuelo, juntos tu corazón y el mío son las de un vuelo solo. Qué importa a nuestra música la sordera del mundo.

[76]


NOCTURNO DE LOS PERFUMES

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NOCTURNO DE LOS PERFUMES

Perfume, alma esparcida hasta donde no llega lo que oímos o vemos: el que es un viaje o un nuevo clima, o música evadiéndotse en cauces de silencio.; el que roba al milagro yo no sé qué noticias, o va en giros sin norte por las sendas del sueño, (los sentidos bañándose en escondida orgía o el alma que se alza como un rezo): todos en tí o por tí respiran, con su magia lentísima, volviendo abolidas memorias de qué tierras o días, o proponiendo escalas para un divino ascenso.

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NOCTURNO DE LA VIAJERA INIMITABLE

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NOCTURNO DE LA VIAJERA INIMITABLE

Rumor de siglos, ritmos de perdidas olas y extintos corazones oigo en mi sangre; palpitan en mis párpados ¿qué sorpresas y dudas más remotas que las estrellas? ¿qué vagidos de ultrainfancia? Vamos y regresamos y seguimos ¿a dónde? Nuestra mirada ebria no ve nada. Y hay cosas desconocidas que nos son familiares y el acento de nuestra voz es extranjero, a ratos, y hay cosas que el olvido destiñe más que la muerte, y más de una muerte hemos ya muerto... Profundos caminantes, por horizontes clandestinos, en cuántas estaciones, varona fuerte, nos hospedó la vida, y el destino siguiéndonos como a león herido, por el rastro de la sangre, pero nuestra memoria está vendada... f

83]


Y ella, la de siempre, nuestra alma, la viajera inimitable, sigue, sin temer los contagios de la carne y del tiempo, sabiendo que las mรกs viejas cosas estรกn llenas de futuro y en el mรกs alto adiรณs hay una cita.

0

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NOCTURNO DEL DUO INMOVIL



NOCTURNO DEL DUO INMOVIL

—Nos borra ya la sombra... ¿Borrará así el olvido? —Oh, nuestros corazones son la constelación más clara de esta noche que viaja hacia dónde! —Tus alas no se cansan, qué importa a dónde voy. —Quizá vendados alguien nos lleva de la mano. —Talvez. O es que no puede mirarse el esplendor. —Nada sabemos. Sólo que estamos de rodillas ante algo nuestro, pero más grande que tú y yo. —Cuando bajas los párpados para abrigar tu alma la mía temblorosa no se atreve en mi voz. —Ay, mi dicha, más tímida que una canción de esclava. Yo no sé, yo no sé si es albricias o adiós... —Escuchamos lo que otros ahogan en el ruido; en mí te escucho, amada. —Tu corazón es dios que busca las plegarias más trémulas ¡las mías! [87]


—No!... Aprendió lo divino, con tu cruz, su pasión. —Oh, amado... —¡Pero lloras, ya! ¿Qué vaso de música será digno del llanto que consagre tu amor? —Tú también estás triste. No quieres y estás triste. —Tu amor en mí vacila en sollozo o canción. —El temblor de tener un corazón mortal! ¿Cómo hablar de otra pena? Tal vez no hay más dolor. —Pero el amor HOS salva. Qué importa ya la muerte si vivimos momentos inmortales los dos.

[88]


NOCTURNO FINAL



NOCTURNO FINAL

Como la luz los colores el silencio asumía toda música. El tiempo ya no era el testigo cargoso y el que desacredita toda hermosura; ni el fantasma de aliento de sombra, el miedo, manchaba hasta los goces más cándidos. (La tierra, ya qué ahogada, qué increíble, qué Iastimsa historia). ¿Era en el país que nombramos de la muerte de este lado del misterio, el país apenas entrevisto, oh fiebre, sólo en la nostalgia de algún casi divino poeta? ¿Tú estabas allí desde hacía cuánto tiempo? No sabías ya acordarte de tu nombre terrestre ni de la minoría de tu alma (ni de la horrible cadencia de los sollozos oh!) allí donde el pensamiento era una radiosa danza y el sentimiento seguía los senderos de la música. [91]


Tú estabas allí, desde hacia cuánto tiempo, esperándome! Allí en el día del que ritma las alas de los hijos del alba que no cruza y por quien somos vibración para siempre (para siempre!) bajo las alas del total fervor... Y yo ya no tenía un corazón de carne!

[92]


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INDICE Nocturno N 9 1 Nocturno N 9 2 . Nocturno NQ3 ...................................... Nocturno N Q4 ...................................... Nocturno N 95 ...................................... Nocturno N 96 ...................................... Nocturno N 9q ......................................

5 9 13 17 21 25 29 33

NocturnoN98 ...................................... Nocturno N° 9 ...................................... Nocturno N9 10 ...................................... Nocturno N 9 11 ...................................... Nocturno N 9 12 ......................................

41 45 49

Nocturno N 9 13 ......................................

53

Nocturno del regreso ................................. Nocturno de las gemelas .............................. Nocturno de música .................................. Nocturno de magia ..................................

57 61

Nocturno del sino .................................... Nocturno de los perfumes ............................ Nocturno de la viajera inimitable ...................... Nocturno del dúo inmóvil ............................. Nocturno final .......................................

37

65 69 73 77 81 85 89

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