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de excepcionalidad y diversidad
Enseñanza de la Matemática en contextos de excepcionalidad y diversidad1
La situación de interrupción de la asistencia presencial a las aulas de todos los establecimientos educativos a partir de la ASPO, instalada para enfrentar la pandemia COVID-19, lleva a que, inevitablemente, debamos hacer alusión a este contexto tan particular compartiendo algunas ideas destinadas a favorecer la revinculación de las y los alumnos con un cierto modo de funcionamiento áulico –en el marco del enfoque que sostenemos para el trabajo matemático en la clase–, como así también, que posibiliten reconocer distintas experiencias y puntos de partida que se presenten respecto a cada uno de los contenidos y problemas que se planteen.
Más allá de que, es posible, que el trabajo con contenidos del área de Matemática (principalmente, los que corresponden a los ejes Números naturales y Operaciones) haya ocupado una importante porción de los distintos planes y propuestas de continuidad pedagógica y de los materiales oficiales que han circulado, los diversos modos de retorno presencial a las escuelas (presencial, semipresencial, en “burbujas”) demandarán acuerdos, en el ámbito institucional, que contemplen la articulación, selección, progresividad y alcance de los contenidos que se prioricen, de la organización de los tiempos y los espacios, como así también, de los tipos de problemas y los modos de trabajo que se propongan en el aula (y en los hogares).
Estos asuntos se deben apoyar en la información que los equipos docentes hayan podido construir basándose en las trayectorias de las y los alumnos, el recorrido realizado y las condiciones para la enseñanza y el aprendizaje que hayan estado al alcance, con la complejidad y diversidad involucrada.
Algunas de las preguntas iniciales para reorganizar la tarea podrán referirse a ¿qué contenidos se priorizaron para el período de excepcionalidad?, ¿qué problemas se trabajaron con mayor sostenimiento?, ¿qué conocimientos se consideran disponibles en los alumnos para que inicien los procesos de resolución?, ¿en cuáles portadores de información matemática tuvieron la oportunidad de apoyarse?, ¿resolvieron mediante diversas estrategias o empleando solo técnicas como los algoritmos?, ¿qué avances es posible identificar y proyectar a partir de la comunicación –de la manera que haya sido– y de las producciones de los alumnos a las que se pudo acceder?, ¿qué dificultades surgieron?, ¿qué estrategias de enseñanza se probaron o se podrían explorar en relación con esas dificultades?, ¿cuáles alumnos tuvieron acceso o pudieron realizar las propuestas tanto en formato impreso como virtual y cuáles, no?, ¿qué trabajo podríamos realizar para retomar lo que sí pudieron realizar y restituir aquello que no pudieron realizar? Estos entre otros asuntos.
Recuperar, retomar y profundizar conocimientos constituyen propósitos centrales para organizar las respuestas y las decisiones que se deriven de esas y otras preguntas:
1 La situación mundial de emergencia sanitaria declarada en el año 2020 llevó a suspender las clases presenciales en todo el país. Las orientaciones que se desarrollan en este apartado se centran en las condiciones que se podrán dar en las aulas a partir de los progresivos y diversos modos de regreso de las y los docentes y las y los alumnos a las mismas. No obstante, se considera que estos aportes constituyen estrategias para enseñar Matemática considerando la diversidad que caracteriza a todos los grupos, más allá de esta situación de excepcionalidad presentada.
• Recuperar los conocimientos que sabemos que las y los alumnos tienen disponibles para poder revisarlos y enriquecerlos. • Retomar aquello que se ha trabajado de manera excepcional con la intención de que constituya una nueva oportunidad para los alumnos que tuvieron escasos o nulos vínculos con las propuestas enviadas; por ejemplo, planteando problemas similares, pero con la posibilidad de resolverlos en pequeños grupos y con el acompañamiento del docente. Esta instancia, también, resulta una nueva ocasión de aprendizaje para los alumnos que sí pudieron resolverlos, pero que no tuvieron la oportunidad de comparar diferentes modos de resolución, justificar los procedimientos realizados, analizar los errores, etc., (prácticas que, por su misma naturaleza, con seguridad, no han podido desplegarse en las tareas realizadas en los hogares), recibir explicaciones para aquello que no llegaban a comprender del todo, identificar saberes que debían retener para volver a utilizarlos en situaciones nuevas. • Profundizar porque justamente los encuentros en las aulas permiten interactuar de otra manera con los problemas y, a la vez, introducir otros que, por los propósitos que se persiguen o por la complejidad que involucran, resultan imposibles de proponer en contextos de no presencialidad o virtualidad.
La vuelta presencial a las aulas requerirá fundamentalmente de acuerdos institucionales que organicen una gradualidad más amplia en unidades pedagógicas (de tal manera que permita priorizar y distribuir los contenidos disponiendo de un tiempo más extenso para su tratamiento y para volver a “visitarlos”) y de agrupamientos de las y los alumnos flexibles y periódicos (es decir, que se decidan en virtud de los recorridos y conocimientos identificados y que se alternen o se cambie su composición de acuerdo con ellos).
En el libro presentamos secuencias de problemas de complejidad creciente lo que permite que ustedes puedan tomar diferentes decisiones, de tal manera que quizá, con algunos grupos, haya que detenerse un mayor tiempo en el trabajo con un tipo de problema, volver sobre problemas del mismo contenido, que están en capítulos anteriores, o resolver más problemas similares; mientras que, con otros, se pueda avanzar o trabajar con los problemas del capítulo, etcétera.
Valoramos la oportunidad para que las instancias de “Para pensar entre todos” se constituyan en momentos en los que el grupo, en su totalidad, pueda abordarlas de manera conjunta, más allá de los recorridos previos que hayan tenido para llegar a cada una de ellas.
Un asunto derivado de la complejidad que presentarán las aulas y la organización institucional tendrá que ver con la optimización de los tiempos, principalmente de aquellos con los que la y el docente cuente para trabajar de manera presencial con sus alumnos. Destacamos la importancia de analizar cuáles situaciones son las más convenientes para que los alumnos las puedan realizar en sus hogares y cuáles las que necesitan de forma imprescindible la interacción en el aula con los compañeros y con el docente. Algunos ejemplos de estas últimas pueden ser: • aquellos problemas para los cuales las y los alumnos aún no disponen las herramientas canónicas y para los que se tiene el objetivo que la comparación de diferentes producciones constituya una oportunidad para acercarlos a ellas; • las situaciones que se planifican en torno a juegos; • problemas que presentan varios datos, requieren varios pasos o tienen una complejidad que hace indispensables las interacciones, tanto con la y el docente como entre las y los alumnos, ya sea para resolverlos o para propiciar avances en relación con esos procedimientos.