Las comunidades virtuales de aprendizaje ensayo

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Benemérita Escuela Normal “Manuel Ávila Camacho” Licenciatura en Educación Preescolar

La Tecnología Informática Aplicada a los centros escolares

Ensayo Unidad de Aprendizaje III: “Comunidades Virtuales de Aprendizaje”

Alumna: María Teresa Saucedo Méndez Docente: Roberto David Mendoza Barrera

Segundo semestre

Zacatecas, Zac., Junio 2015


Las comunidades virtuales de aprendizaje “Lo maravilloso de aprender, es que nadie puede arrebatárnoslo” B. B. King

En el transcurso de la evolución de la sociedad en todo el mundo, han surgido diferentes aspectos que inevitablemente influyen en el comportamiento y forma de pensar del individuo, como por ejemplo las investigaciones científicas y, en la actualidad, los avances tecnológicos, los cuales rigen de algún modo en la ideología y la conducta humanas. Es así como se originan modelos sociales que marcan tendencias de vida, de relación, de conocimiento, por lo que su rumbo depende del uso que se les dé, y éste, está en manos de quien enseña. Educar es un arte, arte, porque el arte es diferente, busca despertar sentimientos, una clase de sentimientos que atraigan a querer saber más, a dejarse maravillar y te sumerjan en un terreno de maravillas, que no todos han tenido el privilegio de disfrutar. ¿Por qué? Todo radica en la enseñanza de dichos aprendizajes, que como todo, para despertar el interés, deben tener algo de eso a lo que sea imposible resistirse, que, cuando menos se den cuenta, estén aprendiendo. El problema desemboca del concepto que las sociedades le han adjudicado al conocimiento, creyendo que para aprender, es necesario tener a alguien frente a ti que ponga ‘la solución’ en tus manos y que está limitado a las cuatro paredes de una institución formativa, sin embargo, en las sociedades modernas, las comunidades virtuales se han vuelto un estilo de vida, y por tanto, el mejor de los medios que tenemos para cambiar el estigma negativo sobre el aprendizaje. Satisfacer las necesidades educativas de la población y hacer frente a los desafíos que plantea el nuevo escenario social, económico, político y cultural marcado por la globalización, las nuevas tecnologías de la información y la comunicación y el cambio a una economía basada en el conocimiento, precisa ampliar el concepto de educación y aceptar que ésta es responsabilidad de toda la sociedad y que requiere de un compromiso compartido entre ésta y la comunidad de la que forma parte el sistema educativo (Coll, 2001).


Los beneficios que se obtendrían serían incalculables, si en todo nivel educativo, comenzáramos por utilizar la tecnología para nuestro beneficio, y con éste, lograr el beneficio de sociedades enteras. Pues una persona que aprende a utilizar los medios que tienen a su alcance para sobrellevar las adversidades y exigencias de la sociedad, es una persona que por ende, tendrá más conciencia de sus acciones, educada en el sentido personal, pero también en el cultural, cimentando así un aprendizaje basado en valores. Las comunidades virtuales, además, nos ofrecen, no sólo la posibilidad de enseñar y aprender ‘al último grito de la moda’, sino trascender, comparar y comunicarnos con otros países, realizar un ’trabajo colegiado’ con el mundo entero, compartiendo ideas y rescatando lo mejor de cada uno. El aprendizaje dialógico será la estrategia fundamental y, con él, la asunción de que la realidad social se construye a través de las interacciones personales (Gairín, 2006). De esta manera, se cae en la cuenta de que el estudiante es un ente activo dentro de su propio aprendizaje, y por ende, debe tener la posibilidad de elegir cómo hacerlo, de esta manera, adquiere derechos, en base el cumplimiento de sus responsabilidades, crea un ambiente de confianza entre él y el docente y por tanto, le permite desplegar al máximo sus potencialidades de aprendizaje. El liderazgo escolar es compartido, puesto que se delegan responsabilidades (Gairín, 2006). Así, el aprendizaje se vuelve dinámico, se rompe ese esquema conductista de actuación, en el que los educandos eran meros receptores, pues se vuelven críticos, analíticos y reflexivo, tomando el control de sus aprendizajes. Así pues, ir a la escuela ya no debe verse vista como algo obligatorio y aburrido, donde la mejor parte es el recreo, porque, al sentirse importantes, para el desarrollo de su propio aprendizaje, quitan esa venda que les impedía romper barreras. Las aulas que se organizan como CA reflejan una cultura de aprendizaje en la que todos y cada uno de sus miembros se implican en la construcción de un conocimiento colectivo como apoyo a los procesos individuales de aprendizaje (Gairín, 2006). La enseñanza, pretende formar para la vida, por tanto, prende también formar en valores, pues la enseñanza que se cimienta en valores, tiene el poder de cambiar el estigma negativo de la gente, haciéndolo actuar como miembro perteneciente a una sociedad, y como el ser humano es sociable por naturaleza, las relaciones que se establezcan con los individuos


de su entorno son decisivas para la mejora personal y social, por tanto, se pretende que alcance la mayor cobertura posible, situación con la que se lucha día a día, adaptando lo que se tiene, para hacer llegar el conocimiento ‘hasta el último rincón’. Son sensibles a las preocupaciones y a las necesidades de ésta, realizan actividades en las que se utilizan los recursos comunitarios de todo tipo, poniéndolos al servicio de la educación y de la formación y buscando la corresponsabilidad y el compromiso de los agentes sociales y comunitarios (Gairín, 2006). Entonces, hablar de modernidad, es referirnos a un concepto filosófico, historiográfico y sociológico, que propone un mundo de metas, el en que cada ciudadano propone sus fines según su propia voluntad. Se supone que se alcanza la meta de una manera lógica y racional, es decir, sistemáticamente se da un sentido a la vida, el porvenir reemplaza al pasado y racionaliza el juicio de la acción asociada a los hombres. Las tradicionales estructuras jerárquicas de organización se reemplazan por el trabajo colaborativo, el liderazgo compartido, la participación y la coordinación; profesores y alumnos se implican conjuntamente en las actividades de aprendizaje mediante un currículo interdisciplinario, rompiendo con la tradicional división del currículum por materias (Gairín, 2006). Por tanto, utilizar medios tecnológicos para despertar el interés de los educandos, es la mejor manera de sembrar en ellos la semilla de la curiosidad, que inevitablemente los llevará a transitar por el mundo del conocimiento, conocimiento, que en las metes de nuestros niños, puede hacer grandes diferencias en el rumbo de la sociedad. Estamos hablando dela célula básica de producción de información y conocimiento en la sociedad del conocimiento, por tanto, estamos apuntando a los rasgos políticos de dicha producción cuando la enmarcamos en las CV (Gairín, 2006). Todos tenemos la esperanza de que el mundo pueda ser un lugar mejor para vivir, y ahora, gracias a la tecnología, esa utopía está al ‘alcance de un clic’.

Fuente: GAIRÍN S, Joaquín. (2006). Las comunidades virtuales de aprendizaje. Pp. 41-64.


Comunidades virtuales para el aprendizaje “Lo que se le dé a los niños, los niños darán a la sociedad” Karl A. Menninger

Desde tiempos pretéritos, cuando el hombre fue considerado como homo sapiens, el rumbo de la humanidad giró completamente, pues la mente comenzó a desarrollar colectivamente aspectos del entendimiento y conciencia como la combinación de capacidades, el raciocinio, la percepción, la emoción, la memoria, la imaginación y la voluntad. A partir de aquí comenzamos a cuestionarnos sobre las cosas que nos rodeaban, nos fijamos como el centro del mundo, y con esto, comenzamos a actuar en pro de nuestros beneficios y comodidades, desarrollando cada vez más, estrategias para la obtención de mejoras en todas las ramas del saber. Pronto, esta ‘locura virtual’ llegaría también a los integrantes más pequeños de las sociedades, convirtiendo a la tecnología, no sólo en medio para en un estilo de vida. Podríamos definir a una comunidad de aprendizaje como aquella agrupación de personas que se organiza para construir e involucrarse en un proyecto educativo y cultural propio, y que aprende a través del trabajo cooperativo y solidario, es decir, a través de un modelo de formación más abierto, participativo y flexible que los modelos más tradicionales. (Gairín, 2006). Porque aprender, implica un deseo de hacerlo, y para que ese deseo exista, la responsabilidad recae sobre los hombros de quien enseña, a quien se le adjudica cualquier éxito o tropiezo de la sociedad. Por tanto, para ‘querer aprender’ necesitamos que se presenten ante nosotros estrategias que nos inciten y activen ese deseo de obtener el conocimiento, para que éste pueda adquirir un sentido en cada persona y así, pueda germinar de manera permanente en las mentes de la sociedad. La opción por las comunidades de aprendizaje constituye, así, una apuesta por la igualdad educativa, haciendo que el proceso docente no recaiga sólo sobre el profesorado, sino que también dependa de la participación conjunta de las familias, las asociaciones del entorno, el voluntariado u otros agentes involucrados. (Gairín, 2006).


Por tanto, el papel del docente se convierte en un ‘gestor de conocimiento’, encargado de crear los climas necesarios para el aprendizaje en convivencia, de manera conjunta, para lograr después una independización, al haberlo dotado de las herramientas necesarias y guiarlo, para que sepa hacer buen uso de las mismas. De esta manera, se rompen fronteras, se descubre que el aprendizaje no tiene edad, por tanto, no se limita al estudio en una institución formativa, comprendido esto, el aprendizaje es un proceso individual y permanente en la vida de todo ser humano. Más allá de la tecnología utilizada, el interés del contenido radica en su capacidad de generar interacciones entre los usuarios, de la riqueza del dialogo que se produce en torno a él, y de cómo esta discusión da lugar a nuevos contenidos que pueden a su vez, ser recreados. Así, producir, comentar y clasificar estos medios se convierte en algo tan importante como buscarlos, seleccionarlos y consumirlos (Cabero, 2010). Esto, implica retos en cuestión de romper paradigmas y flexibilizar los estilos de enseñanza, implica en el docente un doble compromiso, de capacitarse, para poder guiar a sus alumnos de la mejor manera, despertando el interés y conduciendo su febril deseo de aprender de una manera más activa y responsable, basado en la explotación de los medios tecnológicos que ahora se ponen a nuestro alcance. Implica por ende, que los alumnos modifiquen sus concepciones acerca de la enseñanza y del papel pasivo que fungían en él, hasta hace no mucho tiempo. Esto supone una enorme transformación en la forma de utilizar e incluso de pensar los medios, así como el conocimiento que transportan"(García y otros, 2010). Se trata también, de caer en la cuenta, que las tecnologías pueden ayudarnos, en la medida en que nosotros queramos que así sea, por lo que, así como hay muchos recursos que se utilizan sin ningún fin pedagógico, existan también docentes creativos que puedan hacer uso de aquello que otros ven como ‘distractorio’, para hacer aprender a un alumno, de la manera más sencilla; sin darse cuenta, enganchándose, y sintiendo la imperiosa necesidad de ‘buscar el conocimiento’. Debemos de cambiar la finalidad del sistema educativo, ya que en la actualidad su función no es únicamente transmitir contenidos estables y


duraderos, sino capacitar al alumno para el aprendizaje a lo largo de la vida. Y los cambios deben ser sistémicos, es decir, no se trata de readaptar el sistema educativo, sino repensarlo y reinventarlo. (Cabero, 2010). Así, la tecnología no sólo ha contribuido al desarrollo intelectual del hombre, también ha generado beneficios a su calidad de vida. Vivimos en un mundo que constantemente está cambiando; a través de la historia, el ser humano ha tratado de comprender, interpretar y aprovechar esos cambios para vivir mejor, así, los avances que ha tenido la tecnología han mejorado la calidad de vida del ser humano en muchos aspectos, uno de ellos pues, y para mí, el más importante; la educación, la cual representa un reto y al mismo tiempo una oportunidad para los individuos, para los ciudadanos y para las colectividades enteras. Las redes son la base o la estructura de: a) cómo el contenido del aprendizaje es organizado, b) cómo se forman las conexiones para facilitar la discusión de los contenidos y crear nuevos contenidos, c) cómo las conversaciones y el flujo del contenido en un ambiente de abundancia de información (Siemens, 2007). El aprovechamiento de sus potencialidades requiere interpretar adecuadamente sus claves y explotar de forma activa las enormes posibilidades que la tecnología nos brinda para la comunicación, la formación, el ejercicio de la ciudadanía, la política, etc., pues su campo de aplicación no tiene límites, sólo es cuestión de dejarse llevar, pero hacerlo con responsabilidad.

Fuentes: CABERO A., Julio. Comunidades virtuales de aprendizaje. EDUTEC. Revista Electrónica de Tecnología Educativa. Edición No. 34. 10. GAIRÍN S, Joaquín. (2006). Las comunidades virtuales de aprendizaje. Pp. 41-64.


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