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El mito de la Capacidad de Carga para Turismo

El mito de la Capacidad de Carga para Turismo.

Capacidad de carga recreativa, capacidad de carga ecológica, capacidad de carga turística, o solo capacidad de carga. De acuerdo a Sayre (2008) 314 en su Génesis, historia, y límites de la capacidad de carga, este concepto puede entenderse en cuatro definiciones distintas: 1) Como un atributo mecánico o de ingeniería de objetos o sistemas manufacturados, que data alrededor de 1840, en el contexto del transporte marítimo internacional que, hasta cierto punto, puede medirse en valores y números fijos de manera relativamente objetiva; 2) Como un atributo de los organismos vivos y los sistemas naturales, datando de la década de 1870 y más plenamente desarrollado en la gestión de ganado y la caza a principios del siglo XX, que dio o rigen al concepto utilizado para actividades recreativas en los parques nacionales de Estados Unidos y que permeó a otros países; 3) Como K, el límite intrínseco del aumento de la población en los organismos, utilizado por los biólogos de poblaciones desde mediados del siglo XX, difundido extensivamente utilizado para ejemplificar un sistema donde el número de individuos es lo suficientemente grande para presionar los recursos naturales existentes y a medida que la población crece, en una relación lineal directa, estos recursos empiezan a agotarse, lo que desacelera la tasa de crecimiento. Finalmente, el tamaño de la población tiende a nivelarse o estabilizarse, lo que produce una gráfica con forma de S.

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El tamaño de la población en el que el crecimiento poblacional se nivela representa el tamaño poblacional máximo que puede soportar un medio ambiente, ese punto donde el sistema puede soportar un numero definido de individuos haciendo uso del ecosistema, se conoce como capacidad de carga o K, después de ese punto la población decrece en un sistema que ya no puede darle soporte315; y 4) Como el número de seres humanos que la tierra puede soportar, empleado por neo-Malthusianos, también desde mediados de siglo pasado. En este sentido, Sayre concluye:”… En todos los casos, la capacidad de carga se ha concebido como un estado de características ideales, estáticas y numéricas, que eran apropiadas en el primer caso, pero cada vez más insostenibles a medida que el concepto se extendía a sistemas de mayor escala, mayor variabilidad y menor control humano.

Para llegar a entender cómo el concepto de Capacidad de Carga (CC) terminó utilizándose para determinar el número de turistas que pueden visitar un parque nacional o área natural protegida con objetivo de uso recreacional, hay que repasar un poco de historia. Dejando de lado el primer concepto, por razones obvias, se dio una mezcolanza oportunista para combinar las tres definiciones restantes para completar el discurso de la capacidad de carga. Además del concepto en ingeniería, que fue el más utilizado desde la antigüedad, el concepto de capacidad de carga poblacional o ambiental se desarrolló inicialmente por los manejadores de ganado y de fauna silvestre en los Estados Unidos alrededor de la década de 1880. “…Bartels et al. (1993, p. 90) 316 encontró que se remontaba al Anuario de 1906 del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, y la edición de 1991 del Random House Webster's College Dictionary lo data entre 1880 y 1885…”. Esta metodología fue creada para tratar de determinar los límites del ecosistema vegetal donde podía desarrollarse y sobrevivir una población animal de herbívoros, dadas las condiciones de rancheo (Dhondt, A., 1988; Carey, D. I., 1993; Bartels, C et al., 1993; Price, D., 1999; McCool & Lime, 2001 Carey, 1993) 317. De este modo, Carey (1993)318 ,

314 Sayre, N. F. (2008). The genesis, history, and limits of carrying capacity. Annals of the Association of American Geographers, 98(1), 120-134.

315 316 Bartels, C. B., Norton, B. E., & Perrier, G. K. (1993). An examination of the carrying capacity concept. In R. H. Behnke Jr., I. Scoones, and C. Kerven (Eds.), Range ecology at disequilibrium (pp. 89-103). London: Overseas Development Institute. En Price, D. (1999). Population and Environment, 21(1), 5–26. 317 Dhondt, A. A. (1988). Carrying capacity: a confusing concept. ACTA OECOL.(OECOL. GEN.)., 9(4), 337-346. Carey, D. I. (1993). Development based on carrying capacity: A strategy for environmental protection. Global Environmental Change, 3(2), 140-148. Bartels, C. B., Norton, B. E., & Perrier, G. K. (1993). An examination of the carrying capacity concept. In R. H. Behnke Jr., I. Scoones, and C. Kerven (Eds.), Range ecology at disequilibrium (pp. 89-103). London: Overseas Development Institute.

Price, D. (1999). Population and Environment, 21(1), 5–26. McCool, S. F. & David W. Lime (2001) Tourism Carrying Capacity: Tempting Fantasy or Useful Reality?, Journal of Sustainable Tourism, 9:5, 372-388 318 Carey, D. I. (1993). Development based on carrying capacity: A strategy for environmental protection. Global Environmental Change, 3(2), 140-148.

cita: “…El concepto de capacidad de carga se deriva de la idea de que un organismo sólo puede existir dentro de un rango limitado de condiciones físicas. Las plantas y los animales requieren una cantidad mínima de energía y materiales críticos, un cierto rango de temperaturas y sólo pueden soportar ciertas concentraciones de productos químicos. La disponibilidad de condiciones de vida adecuadas determina el número de organismos que pueden existir en un medio ambiente…” y permitía proponer estrategias de control poblacional para garantizar la supervivencia de la población en caso de rebasar la capacidad del ecosistema vegetal para sostenerla. Estas estrategias se proponían en base a la suposición de que un sitio solo tenía recursos naturales que crecían o se reemplazaban de manera limitada, con poblaciones animales creciendo, y que esta situación podía ser sostenida hasta cierto punto, después del cual el impacto negativo (erosión, desertificación, hambruna) era irreversible. Al principio de esta etapa de la capacidad de carga para ganadería y rancheo silvestre, se pensó que era una cuestión sencilla de calcular, pero el modelo comenzó a complicarse a medida que se fue comprendiendo que existían muchos otros factores que intervenían en la capacidad de sostener una población de animales en un área determinada. Factores que estaban relacionados directamente con la especie o las especies manejadas, las condiciones biofísicas, los requerimientos nutricionales acorde a edad o género de los especímenes, tipo de cercado, disponibilidad de otros recursos como el agua, o nutrientes diferentes al pasto o las especies vegetales encontradas en el sitio, condiciones climáticas, competencia intra o interespecífica, entre otras. Llegando a un punto donde, como describieron, era prácticamente imposible determinar una sola capacidad de carga para un sitio (aun hablando de potreros y ganado), dado que el desarrollo de una población estaba sujeto a condiciones ambientales diversas, que podían ser causadas por los propios especímenes, por factores externos o por factores o fenómenos ambientales que no dependían directamente de la interacción recurso –población. Algunos investigadores concluyeron que la capacidad de carga solo podía calcularse para sistemas deterministas y ligeramente variables, y únicamente para los casos en que el comportamiento y las relaciones ecológicas de la especie cambiaran lentamente en la escala de tiempo humana, y no era para nada recomendable utilizarla para sistemas estocásticos, aquellos donde hay muchas variaciones del sistema ambiental (la mayoría de los sistemas ambientales son de este tipo), y debido a la naturaleza no lineal de muchas relaciones causa efecto y la falta de conocimiento (datos, información, entendimiento, experiencia), todo lo cual introducía una gran cantidad de incertidumbre en los cálculos (Seidl & Tisdell, 1999; McCool & Lime, 2001) 319 Esta severa limitante en el carácter predictivo le ha valido a la capacidad de carga críticas muy severas en las tres últimas décadas; Price (1999)320 expone no solo las fallas de tratar de llevar un modelo de crecimiento poblacional de laboratorio al campo, y de la forma perniciosa en que los científicos han obviado o tomado por hecho suposiciones, forzando sus resultados para probar este modelo de manera tendenciosa, para llegar a exponer “…Llegamos a la conclusión de que el concepto de capacidad de carga es gravemente defectuoso. De hecho, puede que no sea más que una creencia autovalidante…”. Otros autores plantearon argumentos adicionales cuestionando la utilidad práctica de la capacidad de carga y sus fundamentos científicos (Dhondt, A., 1988; Carey, D. I., 1993; Bartels, C et al., 1993; Mcleod, 1997; Price, D., 1999; McCool & Lime, 2001)321

319 Seidl, I. and Tisdell, C.A. (1999) Carrying capacity reconsidered: From Malthus’ population theory to cultural carrying capacity. Ecological Economics 31, 395–408.

McCool, S. F. & David W. Lime (2001) Tourism Carrying Capacity: Tempting Fantasy or Useful Reality?, Journal of Sustainable Tourism, 9:5, 372-388 320 Price, D. (1999) Carrying capacity reconsidered. Population and Environment 21 (1), 5–26. 321 Dhondt, A. A. (1988). Carrying capacity: a confusing concept. ACTA OECOL.(OECOL. GEN.)., 9(4), 337-346. Carey, D. I. (1993). Development based on carrying capacity: A strategy for environmental protection. Global Environmental Change, 3(2), 140-148. Bartels, C. B., Norton, B. E., & Perrier, G. K. (1993). An examination of the carrying capacity concept. In R. H. Behnke Jr., I. Scoones, and C. Kerven (Eds.), Range ecology at disequilibrium (pp. 89-103). London: Overseas Development Institute.

McLeod, S. R. (1997). Is the Concept of Carrying Capacity Useful in Variable Environments? Oikos, 79(3), 529.Price, D. (1999). Population and Environment, 21(1), 5–26. Stephen F. McCool & David W. Lime (2001) Tourism Carrying Capacity: Tempting Fantasy or Useful Reality?, Journal of Sustainable Tourism, 9:5, 372-388

planteando interrogantes sobre la validez para gestionar no solo el manejo de herbívoros desde esta perspectiva, pero más allá, los usos que se le dio posteriormente para actividades económicas donde interactúan actividades y poblaciones humanas en sitios naturales. Como muchos conceptos y modelos de manejo y conservación que utilizamos hoy día, la capacidad de carga vino importada, en este caso de los parques nacionales de los Estados Unidos. El hecho de que el origen del uso del concepto de capacidad de carga para sostener poblaciones animales en áreas bien delimitadas se haya comenzado a utilizar en las áreas protegidas y parques en los Estados Unidos hace casi 100 años debería ser suficiente para darnos una idea de lo inaplicable del modelo, en nuestro contexto. Por ejemplo, cuando se habla del establecimiento de la primera área protegida "moderna" Estadounidense en 1872, el Parque Nacional Yellowstone, y en 1890 del Parque Nacional Yosemite, se tiende a obviar el dato de que el gobierno de los Estados Unidos expulsó violentamente a los nativos americanos que vivían y dependían de los recursos naturales en esas áreas (Burnham, 2000) 322 Poirier & Ostrgren (2002) 323citan: “…Estas acciones fueron influenciadas tanto por las vistas de los parques como "áreas silvestres" prístinas, desprovistas de ocupación y uso humano. Y por los intereses de poderosos grupos de presión como la industria ferroviaria, que quería desarrollar parques para el turismo; los pueblos originarios eran vistos como incompatibles con ambos intereses…” El modelo estadounidense de parques se creó con la expropiación de las tierras y territorios de los pueblos indígenas y las comunidades locales donde se reclamaron tierras, especialmente tierras comunes, para el Estado, sin siquiera considerar los derechos históricos, legales pre-existentes de propiedad y uso bajo la tenencia histórica tradicional (Price, D 1999) 324 y con compra de propiedades privadas (con el Land and Water Conservation Fund). A la fecha 84 millones de acres (aproximadamente 34 millones de hectáreas) son propiedad del Estado y solo un poco menos de dos millones de acres (809,371 hectáreas) continúan bajo propiedad privada (no comunal). Es decir, el sistema de áreas naturales protegidas de los Estados Unidos está integrada en un 97.6% de propiedades federales y 2.3% por propiedades privadas en forma de “inholdings” (propiedades privadas dentro de parques nacionales).que esperan ser adquiridas por el Land and Conservation Fund. No hay propiedades comunales. Es un sistema muy complejo que incluye: 63 Parques nacionales, 129 monumentos nacionales (administrados por el SPN y otras agencias), 19 Reservas nacionales (más parecidas a nuestras reservas), 61 parques nacionales históricos, 87 sitios históricos nacionales (76 manejados por el SPN y 11 son áreas afiliadas), 2 sitios históricos nacionales autorizados (aún pendientes de compra de la propiedad), 1 sitio histórico internacional, 4 parques nacionales de Campos de Batalla, 11 parques militares nacionales, 21 Campos de batalla nacionales, 34 memoriales nacionales, 25 áreas nacionales recreativas, 10 costas nacionales, 4 costas lacustres nacionales, 15 ríos nacionales y ríos silvestres y escénicos, 3 Reservas nacionales mixtas, 10 Caminos nacionales, 23 senderos nacionales, 15 cementerios nacionales, 55 Áreas patrimoniales nacionales y 16 unidades del Servicio de Parques Nacionales. El manejo se da bajo la supervisión del Servicio de Parques Nacionales, y otras instancias del gobierno, pero el manejo local de servicios de la mayoría se da en forma de concesiones. Actualmente hay más de 500 concesiones (tipo franquicia) para manejar los servicios a visitantes en los parques nacionales y cobrar cuotas de acceso, coordinado por la división de Servicios Comerciales de Cobro, del Servicio de Parques Nacionales. El ingreso bruto es de un billón de dólares. Los concesionarios emplean más de 25,000 empleados en

322 Burnham, Philip. 2000. Indian Country, God’s Country: Native Americans and the National Parks. Washington, DC: Island Press; Colchester, Marcus. 2003. Salvaging Nature: Indigenous Peoples, Protected Areas and Biodiversity Conservation. UK: World Rainforest Movement and Forest Peoples Programme; Dowie, Mark. 2009. Conservation Refugees: The Hundred-Year Conflict Between Global Conservation and Native Peoples. Cambridge, MA, USA: MIT Press. 323 Poirier, Robert and David Ostergren. 2002. Evicting People from Nature: Indigenous Land Rights and National Parks in Australia, Russia, and United States. Natural Resources Journal, Vol. 42, No. 2, Spring 2002. Rights and Resources Initiative. (2015). Protected areas and the land rights of indigenous peoples and local communities: current issues and future agenda. Washington, DC: Rights and Resources Initiative.

324 Poirier, Robert and David Ostergren. 2002. Evicting People from Nature: Indigenous Land Rights and National Parks in Australia, Russia, and United States. Natural Resources Journal, Vol. 42, No. 2, Spring 2002.

Rights and Resources Initiative. (2015). Protected areas and the land rights of indigenous peoples and local communities: current issues and future agenda. Washington, DC: Rights and Resources Initiative.

temporadas altas. Aunque el registro es de más de 575 contratos, solo 60 contratos generan más del 85%de los ingresos (850 millones de dólares). La franquicia es del 5% de los contratos. El sistema recibe más de 292 millones de visitantes recreacionales que gastan 15.7 billones en las comunidades de entrada (Gateway communities) localizadas a un promedio de 60 millas de los parques (Josephson, 2021).325 No hay comunidades dentro de los parques o a menos de 90 kilómetros de distancia. El Acta orgánica que dio origen al Servicio de Parques Nacionales establece el objetivo de su creación, establece: "el Servicio así establecido promoverá y regulará el uso de las áreas federales conocidas como parques nacionales, monumentos y reservas... por los medios y medidas que se ajusten a la finalidad fundamental de dichos parques, monumentos y reservas, cuya finalidad es conservar el paisaje y los objetos naturales e históricos y la vida silvestre en ellos y prever el disfrute de los mismos de tal manera y por los medios que los dejen intactos para el disfrute de las generaciones futuras."(NPS, 2018)326 Era lógico que buscaran un modelo para determinar el número máximo de personas haciendo uso de las áreas, si era uno de sus objetivos el servir como áreas “de disfrute”. En este sentido, entre 2008 y 2019 el sistema de parques de los Estados Unidos recibió 3,584.7 millones de visitantes, a un promedio de 298.725 millones de visitantes anuales (Statista, 2021)327. Otra estadística estima que desde 1904 y hasta 2020, el sistema de parques de los Estados Unidos ha recibido 14’891,410,480 de visitantes (casi quince mil millones de visitantes en 116 años) (NPS, 2021)328 la mayoría turismo local o doméstico. Para cuando el modelo Estadounidense de parques permeó al resto del mundo, alrededor de la década de los 50s – con el boom de las visitas locales a parques dentro del mismo territorio norteamericano, la superposición de esos modelos de protección de sitios que tenían entre sus objetivos el uso recreacional, en territorios federales, entró en conflicto con la realidad de otros países, como por ejemplo los países tropicales en vías de desarrollo, cuyos bosques, selvas, humedales y otros ecosistemas eran parte de la propiedad comunal social y en ellos coexistían poblaciones indígenas y otros grupos tradicionales, que desarrollaron formas de apropiación comunal de los espacios y recursos naturales para su subsistencia. Estas comunidades indígenas y rurales tenían una relación cercana con las especies y los espacios, integrándolos como parte de su patrimonio cultural, su historia y el uso tradicional de los mismos, para los que también habían desarrollado modelos de protección y conservación e incluso mejora de la biodiversidad en sus territorios, por generaciones. Este manejo respetuoso e integral permitió la persistencia de espacios que, a los ojos de terceros que llegaban recién a los sitios, parecían intocados. Esta idea equivocada y simplista de que los territorios indígenas o rurales manejados por generaciones eran espacios “intocados”, motivó, sin conocimiento previo, a grupos promotores ajenos a las comunidades, principalmente académicos y ONGA, a proponer esquemas restrictivos para mantener estas “áreas silvestres” “prístinas” para volverlas áreas naturales protegidas como si fueran bienes públicos, con su visión parcial del neomito de la “naturaleza salvaje intocada” (Diegues, 2000) 329 sin tomar en cuenta que estos espacios históricamente comunitarios habían permanecido así por su relación cercana y la identidad creada con las poblaciones locales. Es decir, porque los locales las habían conservado. Si ahora hacemos una comparación, una instancia equivalente al Servicio de Parques de los Estados Unidos en México sería una combinación de Comisión de Áreas Naturales Protegidas (CONANP), el Instituto de Antropología e Historia (INAH), la Secretaria de Turismo (SECTUR), la Secretaria de Comercio, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA) y el Instituto de Administración y Avalúos de Bienes Nacionales (INDABIN) con enfoque recreativo, de conservación y vigilancia, en áreas despobladas de propiedad federal y unas cuantas áreas privadas. En contraste a cómo ha funcionado el modelo adaptado de los Estados Unidos, en México, para 2013 el sistema de ANP contaba con 25,394,779 hectáreas (CONANP,

325 Josepshon, A. (2021). The economics of National Parks. En Smartasset. https://smartasset.com/taxes/the-economics-of-national-parks 326 NPS (2018). Quick History of the National Park Service en https://www.nps.gov/articles/quick-nps-history.htm 327 Statista (2021). National park tourism in the U.S. - Statistics & Facts. https://www.statista.com/topics/2393/national-park-tourism-in-the-us/ 328 NPS (2021). Visitation number. En: https://www.nps.gov/aboutus/visitation-numbers.htm 329 Diegues, A. C. S. A. (2000). El mito moderno de la naturaleza intocada. Editorial Abya Yala.

2014)330, y siguió acumulando hectáreas, pues en 7 años dio un enorme salto, y para 2021, contaba con 90,830,963 hectáreas reportadas por la CONANP bajo su administración (CONANP, 2021)331; menos de la quinta parte era propiedad de la Nación siendo el resto propiedad privada o comunal; de acuerdo con el Censo de Población y Vivienda 2010, en esa época había 176 Áreas Naturales Protegidas de competencia federal donde habitaban 1’713,628 personas (CONANP, 2014), 332 la mayoría en poblaciones indígenas y rurales. La CONANP, como vimos en otras secciones del documento, se ha encontrado prácticamente desde su decreto y a lo largo de su historia en deplorables condiciones financieras y operativas (Garcigalán, 2015)333, y los fondos generados por cobro de derechos para ingreso a las ANP, que recaudan en todo el país son inferiores a 70 millones de pesos anuales (3.5 millones de dólares aproximadamente) (Quadri, 2014)334. Nuestras ANP no tienen objetivos de parques recreativos y carecen de la estructura, infraestructura y recursos tipo franquicias o un sistema para realmente les permita funcionar como receptoras de turistas recreacionales. Por contraste con el Servicio de Parques Nacionales, la CONANP tiene como objetivo “…mantener la representatividad de los ecosistemas de México y su biodiversidad, asegurando la provisión de sus servicios ambientales mediante su conservación y manejo sustentable, fomentando el desarrollo de actividades productivas, con criterios de inclusión y equidad, que contribuyan a la generación de empleo y a la reducción de la pobreza en las comunidades que viven dentro de las ANP y sus zonas de influencia. Este Objetivo se perseguirá a través de una serie de Objetivos Estratégicos relacionados con las siguientes áreas: Manejo integrado del paisaje, Conservación y manejo de la biodiversidad, Atención a los efectos del cambio climático y disminución de emisiones de GEI, Economía de la conservación, Fortalecimiento de la coordinación estratégica intra-sectorial (Integralidad), Fortalecimiento de la coordinación intersectorial (Transversalidad), Marco legal para la conservación del patrimonio natural, Fortalecimiento institucional y Comunicación, educación, cultura y participación social para la conservación. (CONANP, 2021)…”335

Podría pensarse que la frase “fomentando el desarrollo de actividades productivas, con criterios de inclusión y equidad, que contribuyan a la generación de empleo y a la reducción de la pobreza en las comunidades que viven dentro de las ANP y sus zonas de influencia… ”, que se menciona en el objetivo, podría representar la base para el fomento, administración y operación de turismo y recreación, como sucede en los Estados Unidos, pero debido a que la unidad administradora de las ANP pertenece al sector ambiental su alcance se limita a ese sector y la visión “productiva” es paternalista. Los fondos “productivos” están relacionados con actividades de conservación o pequeños subsidios para los grupos de comunidades. Debido a las propias características y naturaleza del sistema de ANP mencionado, tampoco puede promoverse el modelo tipo franquicias a terceros para manejo turístico integral como el modelo estadounidense, porque además, en México el territorio en parques y reservas, en su mayoría, es propiedad comunal o privada, o son sitios donde se llevan a cabo históricamente actividades económicas de importancia para las comunidades de la zona colindante o de influencia, no relacionadas con el turismo y que pueden competir por fondos, espacios y el reconocimiento.

330 CONANP (2021). Áreas Naturales Protegidas decretadas http://sig.conanp.gob.mx/website/pagsig/datos_anp.htm#:~:text=%C3%81reas%20Naturales%20Protegidas%20decretadas,una%20superficie%20de%2059 6%2C867.34%20hect%C3%A1reas

331 Íbidem

332 CONANP (2014). Programa Nacional de Áreas Naturales Protegidas 2014-2018. https://www.gob.mx/publicaciones/es/articulos/programa-nacional-deareas-naturales-protegidas-2014-2018?idiom=es 333 Garcigalán, E (2015). Diagnóstico de necesidades materiales de las Áreas Naturales Protegidas de Carácter Federal.. Datos en Investigaciones, opiniones, encuestas, evaluaciones y demás proyectos de consultoría contratados o financiados con recursos públicos. Dirección General de Operación Regional. CONANP. https://www.gob.mx/conanp/acciones-y-programas/estudios-financiados-por-recursos-publicos 334 Quadri, G. (2014). El drama de las Áreas Naturales Protegidas de México. https://www.eleconomista.com.mx/opinion/El-drama-de-las-Areas-NaturalesProtegidas-de-Mexico-20140922-0003.html 335 CONANP (2021). Áreas Naturales Protegidas decretadas http://sig.conanp.gob.mx/website/pagsig/datos_anp.htm#:~:text=%C3%81reas%20Naturales%20Protegidas%20decretadas,una%20superficie%20de%2059 6%2C867.34%20hect%C3%A1reas

Así que la CONANP no especifica objetivos de desarrollo de actividades recreativas en las áreas, aunque intentan establecer estrategias de impulso y control de actividades turísticas, entre las que se si promueve el cálculo de capacidad de carga turística. Regresando a cómo evolucionó el concepto de capacidad de carga para el turismo en los Estados Unidos, para la década de 1920 había comenzado a utilizarse el concepto para describir la relación entre el ganado y su medio ambiente, luego se aplicó a los herbívoros silvestres (Leopold 1933)336 Pero, no fue sino hasta la década de 1950 cuando comenzó a utilizarse para tratar de encontrar un número mágico de turistas que una reserva o parque nacional pudiera soportar antes de que los impactos negativos sobre ecosistema y vida silvestre, fueran irreversibles. Para entender ¿Cómo terminó el concepto de capacidad de carga permeando como el número de individuos (turistas) que un área (área protegida o sitio silvestre protegida) pudiera soportar? habría que estar consciente del panorama en torno al momento en que comenzó a permear la capacidad de carga al turismo en los Estados Unidos (que luego se difundió a otros países, entre ellos México). En los 1950337:

a) Estados Unidos era la potencia militar más fuerte del mundo. Su economía estaba en auge, y los frutos de esta prosperidad –automóviles nuevos, casas suburbanas y otros bienes de consumo– estaban disponibles para más personas que nunca b) Entre 1945 y 1960, el producto nacional bruto se duplicó con creces, pasando de 200 mil millones de dólares a más de 500 mil millones de dólares, dando inicio a "la Edad de Oro del Capitalismo

Estadounidense". c) Gran parte de este aumento provino del gasto del gobierno: la construcción de carreteras interestatales y escuelas, la distribución de los beneficios de los veteranos y, sobre todo, el aumento del gasto militar en bienes como aviones y nuevas tecnologías como computadoras, contribuyeron al crecimiento económico de la década. d) Las tasas de desempleo e inflación eran bajas, y los salarios eran altos. Las personas de clase media tenían más dinero para gastar que nunca y, debido a que la variedad y disponibilidad de bienes de consumo se expandieron junto con la economía, también tenían más cosas que comprar. e) La década de 1950 vio al famoso sistema de carreteras interestatales del presidente Dwight

Eisenhower para hacer de los viajes a través del país una realidad para millones de estadounidenses, y los parques nacionales se beneficiaron como resultado. (Poirier & Ostergren, 2002)338 .

En este panorama las razones que pudieron ser determinantes para utilizar el concepto de capacidad de carga en turismo de áreas naturales protegidas fueron:

f) No se había hecho inversión en infraestructura en los parques después de la gran Depresión (década de 1930) y luego tampoco en la década de 1940, porque se involucraron en la Segunda Guerra

Mundial, por lo que se rebasó rápidamente la capacidad de los espacios para visitantes y el personal para cumplir con los objetivos del área protegida. g) Con poder adquisitivo, las nuevas vías de comunicación extendiéndose por todo el país y con el acceso a poseer automóviles, las visitas a los parques nacionales y los bosques nacionales crecieron en las décadas de 1950 y 1960 exponencialmente. Las visitas al parque pasaron de aproximadamente

336 Leopold, A. 1933. Game management. New York: Scribner; 337 History.com Editors (2020). The 1950s. A&E Television Networks. https://www.history.com/topics/cold-war/1950s Preservation vs. Popularity: the National Parks Service in the 1950s. https://medium.com/timelines-and-telescopes/preservation-vs-popularity-the-nationalparks-service-in-the-1950s-6d68558f291 338 Poirier, Robert and David Ostergren. 2002. Evicting People from Nature: Indigenous Land Rights and National Parks in Australia, Russia, and United States. Natural Resources Journal, Vol. 42, No. 2, Spring 2002.

360,000 en el año de 1916 a 21 millones anuales alrededor de 1941. Para 1955, ese número era de más de 56 millones de personas al año (Sutter, 2009)339 . h) Debido a que muchos de los primeros gerentes de recreación en los Estados Unidos habían sido capacitados en las ciencias de la silvicultura, la vida silvestre y manejo de ganado, no en gestión de parques recreacionales o turísticos, las preocupaciones sobre las personas y sus impactos se describieron rápidamente como un problema de capacidad de carga (remitidos al uso de pastizales por el ganado), buscando soluciones urgentes cuando las instalaciones y los recursos simplemente no podían acomodar los crecientes aumentos en la demanda debido a las limitaciones de diseño y gestión. i) Esta década (1950) también destapó luchas fundacionales en el Servicio de Parques Nacionales.

Mientras la administración luchaba por satisfacer la creciente demanda de turistas, tuvo que lidiar con una pregunta filosófica sobre la naturaleza misma de sus tierras. Esa pregunta sigue siendo relevante hoy en día: ¿existen los parques nacionales para preservar la naturaleza, o para hacer que esa naturaleza sea accesible para todos? Y si el servicio solo puede cumplir uno de estos dos objetivos, ¿cuál elige?

Así que los investigadores y administradores de estas áreas, que provenían de décadas de manejo de vida silvestre y no directamente de recreación, asumieron implícitamente que los niveles de uso y los impactos estaban interrelacionados como sucedía con el ganado o la fauna silvestre en un pastizal, por consiguiente presupusieron que el sitio poseía una capacidad de carga inherente o específica. En uso turístico esto sugeriría que a medida que los impactos aumentaran lentamente, debido al uso turístico – recreativo llegarían a un punto donde las condiciones del sitio se deteriorarían rápidamente. El punto justo antes de llegar al punto sin retorno, teorizaron, debía ser la capacidad de carga para turismo y la recreación. Aunque desde 1933, por orden ejecutiva, se habían transferido los 56 monumentos nacionales bajo manejo del Servicio Forestal al Servicio Nacional de Parques. Guardaparques y científicos forestales y de vida silvestre continuaron trabajando en los centros de investigación que se ubicaban en los parques (US Gov, 1933) 340 . En la década de 1960 y principios de los 1970, fueron los científicos y sobre todo los manejadores de recursos naturales del Servicio Forestal de los Estados Unidos, algunos de los cuales se habían convertido en administradores de áreas recreacionales (Lucas, 1964; Wagar, 1964, Lime & Stankey, 1971) 341, los que promovieron la investigación para identificar las capacidades de carga para la recreación en los parques y sitios bajo su responsabilidad. En ese punto se reconocía que la mayor parte de los estándares para ocupación del espacio se habían desarrollado a partir de los juicios intuitivos y experiencias de prueba-error, más que de evidencia cuantitativa de investigación controlada (Lime & Stankey, 1971)342 Es decir, sin pruebas científicas. Para poder entender el razonamiento de la Capacidad de Carga, McCool & Lime (2001)343 ejemplifican tres variantes de la relaciones potenciales entre el nivel de uso y la cantidad de impacto biofísico y social resultante (Gráfico 2).

339 Sutter, P. S. (2009). Driven wild: How the fight against automobiles launched the modern wilderness movement. University of Washington Press. 340 US Gov, 1933. Excerpts From Executive Order No. 6166 Of June 10, 1933 And Executive Order No. 6228 Of July 28, 1933 (5 U.S.C. Secs. 124-132). Executive Order No. 6166:

341 Lucas, R (1964). Wilderness perception and use: the example of the boundary waters canoe area. Natur. Res. J. 3 (1): 394-411. Wagar, J. A (1964). The carrying capacity of wildlands for recreation. Forest Sci. Monog 7, 23 pp., illus. Lime, D. W., & Stankey, G. H. (1971). Carrying capacity: maintaining outdoor recreation quality (pp. 105-118). Routledge. 342 McCool, S. F. & David W. Lime (2001) Tourism Carrying Capacity: Tempting Fantasy or Useful Reality?, Journal of Sustainable Tourism, 9:5, 372-388 Lime, D. W., & Stankey, G. H. (1971). Carrying capacity: maintaining outdoor recreation quality (pp. 105-118). Routledge. 343 McCool, S. F. & David W. Lime (2001) Tourism Carrying Capacity: Tempting Fantasy or Useful Reality?, Journal of Sustainable Tourism, 9:5, 372-388

• La curva A representa una situación en la que los impactos aumentan rápidamente con pequeñas cantidades de uso, y luego a medida que aumenta el uso del sitio, disminuye o se estabiliza el nivel de impacto. • La curva B representa una situación en la que los impactos son una función lineal del nivel de uso. En esta situación, a medida que aumenta el uso del sitio, los impactos aumentan. Esta era la relación que los investigadores de la época suponían existía en los territorios de los parques que eran utilizados para actividades recreativas. • La Curva C representa una situación donde el nivel de impacto aumenta gradualmente, a medida que va aumentando el nivel de uso y luego, después de un punto determinado comienza a crecer aceleradamente. Esta curva ejemplificaba la capacidad de carga intrínseca del ecosistema.

Lime y Stankey (1971) 344 e incluso el propio Odum (padre del concepto del crecimiento poblacional logístico K – de donde surgió la tercera definición de capacidad de carga) dejaron claro que la capacidad de carga no era un estándar de espacio para definir el número de unidades de uso (personas, vehículos) que podían utilizar el espacio recreativo en algún momento, para garantizar una experiencia "satisfactoria" por parte del visitante. La capacidad de carga que se evaluaba en los parques nacionales era el carácter o el tipo de uso que puede soportar a lo largo de un tiempo especificado un área desarrollada a cierto nivel sin causar un daño excesivo ni al ambiente físico o a la experiencia de visitante. No era el concepto ecológico de capacidad de carga. Se trataba de un concepto multidimensional y dinámico, capaz de ser manipulado por parte de la administración del área, de acuerdo con las restricciones administrativas presupuestarias y de recursos del organismo a cargo. La capacidad de carga definida en ese entonces por los administradores de los parques en los Estados Unidos tenía tres componentes que a la fecha son aplicables: 1) Los objetivos de manejo, 2) La actitud del visitante, y 3) El impacto recreacional sobre los recursos físicos.

Gráfico 2. Relaciones potenciales entre nivel de uso y cantidad de impacto biofísico y social resultante. Traducción de autora, Fuente: McCool, S. F. & David W. Lime (2001) Tourism Carrying Capacity: Tempting Fantasy or Useful Reality?, Journal of Sustainable Tourism, 9:5, 372-388.

344 Lime, D. W., & Stankey, G. H. (1971). Carrying capacity: maintaining outdoor recreation quality (pp. 105-118). Routledge.

Estos no eran consideraciones independientes, por supuesto, pero estaban entretejidas y eran fuertemente dependientes de cuestiones de organización, planeación y operación; es decir, la capacidad de carga no solo dependía del tipo de visitante y el ecosistema, sino también del objetivo de manejo del área, las limitaciones administrativas, tareas y de recursos económicos disponibles. Ahora tratemos de ajustar esta visión al modelo mexicano.

¿Por qué es importante, antes que nada, contar con un objetivo de manejo para el área? Porque es necesario conocer la finalidad, fragilidad y complejidad del sistema para poder contar con una idea del alcance de las actividades que puedan o no desempeñarse. Para nada es lo mismo determinar la capacidad de carga para una laguna con un objetivo de pesca deportiva o recreativa, que para una laguna donde se desarrolla actividades náuticas de muchos otros tipos, e incluso natación u observación de biodiversidad. Determinar si el sitio va a ser de baja o alta densidad no solo depende de las “preferencias” del turista. “…Sin objetivos definidos establecer tratar de establecer un esquema de manejo basado en la capacidad de carga de un sitio es fútil….” (Lime y Stanky, 1971)345, y más importante aún, la capacidad de carga no es generalizable “…no se puede asignar una sola capacidad a un área entera…" Lime (1970)346: Es tentador utilizar la capacidad de carga políticamente para generar la imagen pública de que se tienen las cosas bajo control, y obtener números mágicos como fue el caso del Parque Nacional del Gran Cañón, en 1972. El Parque estableció una capacidad de 96,500 usuarios para los navegantes que kayakeaban en el río Colorado a través del Parque. La capacidad se basó en el nivel de uso que se había producido en 1971, no en una evaluación estudiada de la relación entre el nivel de uso y los impactos resultantes. Esta capacidad se incrementó más tarde a 169.500 después de las revisiones en el plan de gestión del río del Parque, pero el límite y la forma en que se implementa, no fue para nada claro347. En México, dado que las ANP no tienen objetivos definidos de turismo, y si al caso usa términos como aprovechamiento sustentable, que resultan demasiado generalistas para servir de base de planeación de alguna determinada actividad, porque deja abierto el abanico para todas las actividades de aprovechamiento sustentable. A medida que crecía la experiencia en campo, en los Estados Unidos, el término llegó a definirse como la cantidad de uso recreativo permitido por los objetivos de gestión de un área. Cuando se lee detenidamente esta definición se notan dos cosas: (1) NO se trata de una capacidad de carga intrínseca o innata; y (2) Dado que se basa en el uso, un área puede tener múltiples capacidades, dependiendo de qué objetivo u objetivos se articulen en ella.

Repasando: los objetivos de la capacidad de carga turística se basan en el uso del sitio, no en algún concepto ambiental. Es decir, un área protegida puede tener una capacidad de carga recreativa o turística muy baja si su objetivo (recreativo o turístico) se enfoca en proporcionar oportunidades para la soledad, para el disfrute exclusivista, de muy baja densidad, en un entorno natural de belleza prístina; pero también puede tener una mayor capacidad de carga, si el objetivo son actividades recreacionales o turísticas que impliquen más personas, y donde haya menos limitaciones en los impactos causados por los visitantes. Para la misma zona pueden existir múltiples capacidades de carga. Y más aún, no debe perderse de vista que el desarrollo y la elección de objetivos de manejo de un área natural protegida es un proceso humano, social, no es físico, ni ecológico, ni biológico. Es decir, determinar cuánta carga va a soportar un sitio, o cuánto cambio es aceptable, si se le somete a una serie de actividades humanas determinadas (directas e indirectas), SIEMPRE es un juicio humano, social, informado y basado en la ciencia, pero creado, determinado y sostenido en el entorno del discurso político y ético (Frissell y Stankey, 1972; Krumpe & McCool, 1997)348 y en muchos casos por los intereses particulares, institucionales o de grupo.

345 Lime, D. W., & Stankey, G. H. (1971). Carrying capacity: maintaining outdoor recreation quality (pp. 105-118). Routledge.

347 McCool, S. F. & David W. Lime (2001) Tourism Carrying Capacity: Tempting Fantasy or Useful Reality?, Journal of Sustainable Tourism, 9:5, 372-388.

348 Frissell, S.S. Jr. and Stankey, G.H. (1972) Wilderness Environmental Quality: The Search for Social and Ecological Harmony. Society of American Foresters Annual Conference, Society of American Foresters.

¿Cuál es el papel de la ciencia occidental en este asunto? Mcool & Lime (2001)349 lo responden así: “… La ciencia juega un papel fundamental en este proceso. Proporciona el conocimiento que los gerentes y los ciudadanos utilizan para determinar cuánto cambio es aceptable. Puede informar a los procesos de planificación sobre los vínculos y las relaciones que existen en un área y con su contexto. Nos ayuda a todos a entender las consecuencias de elegir diferentes alternativas. Obliga a formular preguntas clave, pero no proporciona una respuesta autorizada a la pregunta de «¿Cuánto es demasiado?»…” Esa siempre va a ser una decisión política. Varios autores (Linderberg, 1997; Coccossis y Mexa, 2004; Miller, 2001; Abernethy, 2001)350 insisten que la capacidad de carga turística debe verse como un proceso de planificación integral, como un instrumento de política estratégica para el desarrollo de modelos locales de turismo sostenible y no como una medida científica, un número único o un número mágico. O'Reilly (1986)351 establece que la capacidad de carga debe utilizarse como indicador, como línea de base para identificar umbrales críticos que requieren atención, no como un límite numérico fijo, sino como un indicador a la hora de tomar decisiones y aplicar controles o regulaciones, en el momento que se requiera. McCool y Lime (2000)352 . Para el caso de Bacalar, un aspecto central para una definición de la capacidad de carga recreativa dependería de las necesidades, valores y preocupaciones de los visitantes y los encargados de administrar la Laguna (en este caso APIQROO, como concesionario o SEMAR como responsable). Por lo tanto, una capacidad de carga solo podría establecerse en términos de objetivos de gestión específicos, que varían ampliamente caso por caso (Clarke, 2002; McCool y Lime, 2001; Lindberg et al., 1996; Seidl y Tisdell, 1999; Diedrich et al., 2011)353 . Para Bacalar, tomando como referencia las actividades recreativas ya existentes, habría una gama muy amplia de opciones de gestión para la recreación, además de simplemente limitar el uso de los visitantes (como propone el PROTUR) que incluyen, entre otros, la educación ambiental, la zonificación, la aplicación de la ley y la innovación tecnológica. Tener en cuenta estas opciones cambia el enfoque de la capacidad de carga recreativa de preguntar cuántas embarcaciones son demasiadas, a definir cuánto cambio es aceptable (Diedrch, et al., 2011)354 . Implementar las políticas de capacidad de carga se dice de manera más sencilla de lo que es en la realidad. Implica que un administrador o responsable de un área debe tomar decisiones restrictivas cuando se está por rebasar la capacidad de carga, y esto, como se ha visto para los casos de las ANP de Holbox y Tulum, no ha sucedido, con lo que las ANP rebasaron por mucho su capacidad de carga turística (el número de embarcaciones o prestadores de servicios turísticos autorizados). Cuando es necesario restringir, se crean

Krumpe, E. and McCool, S.F.(1997)Role of public involvement in the Limits ofAcceptable Change wilderness planning system. In Limits of AcceptableChange and Related Planning Processes: Progress and Future Directions. Missoula, MT: USDA Forest Service Intermountain Research Station 349 McCool, S. F. & David W. Lime (2001) Tourism Carrying Capacity: Tempting Fantasy or Useful Reality?, Journal of Sustainable Tourism, 9:5, 372-388. 350 Linderberg K., McCool S., Stankey G. (1997), Rethinking Carrying Capacity. Annals of Tourism Research 24 (2), 461-464.

Coccossis H. and Mexa A. (2004), The Challenge of Tourism Carrying Capacity Assessment: Theory and Practice, Ashgate, Basingstoke, Hampshire. Miller G. (2001), The development of indicators for sustainable tourism: Results of a Delphi survey of tourism researchers. Tourism Management 22, 351–362.

Abernethy V.D. (2001), Carrying capacity: The tradition and policy implications of limits. Ethics in Science and Environmental Politics ESEP 23, 9–18.

Maggi, E., & Fredella, F. L. (2010). The carrying capacity of a tourist destination. The case of a coastal Italian city. 351 O'Reilly A.M. (1986), Tourism carrying capacity. Concepts and issues. Tourism Management 7(3), 254-258. 352 McCool, S. F. & David W. Lime (2001) Tourism Carrying Capacity: Tempting Fantasy or Useful Reality?, Journal of Sustainable Tourism, 9:5, 372-388. 353 Clarke, A.L., 2002. Assessing the carrying capacity of the Florida Keys. Population and Environment 23.

McCool, S. F. & David W. Lime (2001) Tourism Carrying Capacity: Tempting Fantasy or Useful Reality?, Journal of Sustainable Tourism, 9:5, 372-388. Lindberg, K., McCool, S., Stankey, G., 1996. Rethinking carrying capacity. Annals of Tourism Research 24.

Seidl, I., Tisdell, C.A., 1999. Carrying capacity reconsidered: from Malthus’ population theory to cultural carrying capacity. Ecological Economics 31 Diedrich, A., Balaguer Huguet, P., & Tintoré Subirana, J. (2011). Methodology for applying the Limits of Acceptable Change process to the management of recreational boating in the Balearic Islands, Spain (Western Mediterranean). Ocean & Coastal Management, 54(4), 341–351.

354 Diedrich, A., Balaguer Huguet, P., & Tintoré Subirana, J. (2011). Methodology for applying the Limits of Acceptable Change process to the management of recreational boating in the Balearic Islands, Spain (Western Mediterranean). Ocean & Coastal Management, 54(4), 341–351.

problemas de equidad, porque implica que la administración o el responsable deciden quién puede hacer uso o ingresar al área. Esto ha derivado en exclusión de actores, trato preferencial y corrupción. Otro aspecto clave es que, dado que los criterios se basaban en las “preferencias” de los turistas, se aprendió con el tiempo, que los visitantes tienen múltiples expectativas para las experiencias turísticas, sólo algunas de las cuales están relacionadas con la densidad de uso. Es decir, las expectativas son tan amplias porque varían a lo largo y ancho de la pirámide de motivaciones de Maslow, considerando que la emoción y la evaluación afectiva son parte indisociable de la toma de decisiones (Maslow 1982; Marina, 2006; Poncela, 2016)355 En base a esta visión, no existiría lo que se denominaría el visitante "promedio", por lo tanto las condiciones de una experiencia estándar ideal, tampoco existen. Esto también aplica a los habitantes que residen en los destinos turísticos, como Bacalar.

“…Los residentes que viven en destinos turísticos también pueden variar en sus percepciones de las condiciones apropiadas – por ejemplo, los residentes cuyos medios de vida están vinculados a la industria del turismo son generalmente más partidarios de ella – también lo que indica una diversidad de puntos de vista sobre la aceptabilidad de las condiciones sociales y biofísicas. Si tanto los visitantes como los residentes adoptan una variedad de percepciones de condiciones apropiadas o aceptables, ¿cómo se elige qué percepciones 'cuentan' o cuentan más para establecer una capacidad de carga?...” (McCool & Lime, 2001)356

Para Bacalar, no es el cuerpo de agua, no es el planeta, ni la naturaleza o una parte del sistema los que tienen una capacidad intrínseca para el uso recreativo y el desarrollo turístico. Los impactos generados sobre los factores bióticos y abióticos y sus funciones, así como de los elementos sociales y económicos, obedecen a muchas variables que dependen del ser humano, tal como el nivel e intensidad de uso, el comportamiento del proveedor de servicios y del turista, el o los tipos de actividades turísticas náuticas que vayan a desarrollarse, el tipo de gestión y manejo que se le dé al área y al área de influencia, las inversiones en infraestructura, equipamiento en sustentabilidad del o los sectores relacionados, la gestión sustentable de las poblaciones alrededor o en la zona de influencia, el fortalecimiento de capacidades de todos los actores, no solo los usuarios económicos directos; pero también dependerán de factores abióticos como el clima, el suelo, la orografía, la topografía, la hidrología, los intemperismos severos, de los aspectos bióticos como la vegetación ribereña, humedales, todos los elementos que componen la biodiversidad (flora y fauna), en el sistema directamente, pero también en la zona de influencia del sistema. También habría que agregar que los impactos dependen de las políticas existentes de todo tipo, los instrumentos de ordenamiento y regulación existentes, el nivel de cumplimiento de las autoridades lo que requiere de una articulación real y eficiente. Porque en conclusión, diferentes autores concluyen que las capacidades numéricas de carga para sistemas estocásticos (variables con muchos elementos interactuantes) como la Laguna de Bacalar, no han permitido controlar, reducir o mitigar los impactos. De ahí la importancia y la insistencia de las propuestas de las comunidades locales en la visión de cuenca y de manejo integrado del territorio y no de una isla como Área Natural Protegida. La capacidad de carga no puede separarse realmente de la decisión del límite de uso porque una está vinculada a la otra. La asignación de la capacidad de carga numérica es básicamente un proceso de juicio humano que refleja los valores que los grupos que los designan, colocan a diferentes cosas. Si se propone o establece una capacidad de carga, se desarrolla la cuestión de cuán limitadas deben racionarse las

355 Maslow, A (1982) La amplitud potencial de la naturaleza humana, México, Trillas, 125 pp. Marina, J (2006) Las arquitecturas del deseo, Barcelona, Anagrama, 193 pp.

Poncela, A. M. F. (2016). Malinalco: motivaciones, emociones y turismo. Antropología Americana, 1(02), 149-176.

356 McCool, S. F. & David W. Lime (2001) Tourism Carrying Capacity: Tempting Fantasy or Useful Reality?, Journal of Sustainable Tourism, 9:5, 372-388.

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