Primavera 2021• Ejemplar gratuito
Jaime Rodríguez
Sumario Entrevistas y Saludas: Artículo del Arzobispo. La epopeya de Jesús no termina en el sepulcro. Saluda Sr. Alcalde. Juan Espadas Cejas La Semana Santa que perdimos. Amarguras del Domingo de Ramos. José Joaquín León Entrevista a Francisco Javier Gutiérrez de Juan. Director de la Orquesta Sinfónica Municipal de Sevilla Saluda Presidente del Consejo General de H.H y C.C. Francisco Vélez de Luna Saluda Juan Carlos Cabrera Valera. Teniente de Alcalde Delegado de Gobernación y Fiestas Mayores Artículos: Carta del Director..... CCCXXV Aniversario Fundación de la Hermandad de la Amargura (1696-2021). Álvaro Cabezas García La Semana Santa que perdimos. Amarguras del Domingo de Ramos. José Joaquín León Las costumbres sevillanas que el Covid se ha llevado por delante. Javier Macías La presencia de la religión en el ámbito público. El artículo 16 de la Constitución Española. Andrés Ollero Tassara. Catedrático de Filosofía del Derecho Sevilla Fecit-2021. Un encuentro con los artífices del Arte Sacro. José Manuel Fernández Fernández Un hospital lleno de Esperanza. Carlos Míguez Sánchez Hoy fue ayer. Pilar Fuertes Aguilar Cómo decíamos ayer. Juan Pedro Recio Lamata La ciudad sosegada y en calma. Antonio Burgos “Abwesender Büβer”. Joaquin G. Moeckel María, La Virgen. José Antonio Fernández Cabrero El Legado de Juan Carrero Sevilla se convierte en exposiciones: In Nomine Dei Los Misterios de Sevilla El Señor bendijo a Sevilla El Paso del Cachorro transformado Y además.... Nuestras Hermandades. Hermanos Mayores y Vestidores Vírgenes
Fotografía Portada: Antonio López Fotografía Contraportada: Jorge Durán
Director: Alejandro Ollero Con la colaboración especial de María José Giménez Fotografías: Jaime Rodríguez Jorge Durán Rubio Antonio López Mariano López Montes
Javi Jiménez Manuel Agüera Mario Borrallo Ángel Martín
Maquetación: Manuel Íñigo manuelinigo.com - 3DSVQ.es Edita: Amaranta Azahar, S.L.
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Antonio López
Carta del Director Llega un momento en que lo que deseas es parar el tiempo, reencontrarte contigo mismo y empezar a entrar en la añoranza, una serie de telones de recuerdos comienzan a surgir entrando en tu cuerpo como si fuera un goteo. Procuras buscar la comodidad de tu propio cuerpo; las imágenes te llegan de color pastel son una banda sonora de un dulce concierto, algo de toque de añejo, son recuerdos, hijos de tu filosofía cofrade. De pronto una pregunta asalta tu mente ¿por qué?. Se siente una sensación como de bloqueo, intentas huir y lo consigues, quieres pasar página porque sabes que no encontrarás respuesta. Castigo, la locura de la sociedad que nos tocó vivir, laboratorio asesino, guerra encubierta y sientes una sensación de impotencia que te hace llevar tu mente de nuevo a bonitos recuerdos. Te acuerdas de los primeros zapatos nuevos no heredados de tus hermanos; cojo papel aluminio para hacer una gran pelota de cera de esta semana Santa. Mi casa tiene un olor a limpio especial mezclado con otro inconfundible de los pestiños y torrijas. La cocina llena de grandes cacerolas es el símbolo de las previsiones de una Semana Santa de una familia numerosa. Miras hacia arriba y sientes un poco de sensación de envidia, tus hermanos y algunos primos se visten de nazareno por primera vez, a mí me tocará ir con mamá. La voz de mi padre retumba “ir terminando que vamos a presentarnos a la Virgen”. Nos transformamos en una pequeña procesión, uno detrás de otro para no perdernos entre el gentío. Papá es de la Junta, eso nos permitirá saltarnos la extensa cola que paciente espera reencontrarse con sus Titulares. Ya estoy dentro y delante de Ella. percibo un olor a miel de la antigua cera virgen con la que se hacían las velas de los palios. Sin querer se me va la mirada al llamador del paso no sé porqué siempre me atrayeron los hombres que van debajo, aunque mi madre no me deja acercarme a ellos, me dice qué huelen mal y que si me acerco me pueden meter para dentro de un tirón. Elevo la mirada hacia el cielo y me encuentro con su cara y me enciendo. Una lágrima vergonzosa se me ha escapado entre las pestañas, no acabo de entender porque no paras de llorar Señora. Sin que nadie se de cuenta dejo caer al suelo el pañuelo que me mi madre me metió en el bolsillo, pienso que quizás alguien lo vea y se lo acerque a la Virgen para que se pueda secar las lágrimas o que el propio San Juan cuando cierre la Iglesia baje un momento y se lo de a Ella. Sumergido en un gran sueño al levantar la cara en mi casa me encontré con la magnífica saca de punto del busto de Nuestro Padre Jesús en el Desprecio de Herodes, fue entonces cuando mi niñez desapareció. Y mirándole me di cuenta que Sevilla tenía que reaccionar en el año de la priostía y de los voluntarios. Seamos priostes y decoremos nuestros balcones. Seamos cívicos y guardemos las distancias de seguridad y las normas. Recibamos a Jesús con palmeras y colgaduras en los balcones. Amemos a JESUS SACRAMENTADO, este año más que nunca mujeres vestidas de mantilla. Alejandro Ollero
Carta del Arzobispo
Sevilla Nuestra
La epopeya de Jesús no termina en el sepulcro
Efectivamente la vida de Jesús no concluye en su enterramiento y sepultura. El gran escritor y sacerdote español ya fallecido, José Luis Martín Descalzo, en su espléndida biografía de Jesús, nos dice que la resurrección es el foco que ilumina y da sentido a toda la vida del Señor. Sin ella, todo se reduce a la nada. Sin la resurrección, ni la encarnación sería la encarnación del Hijo de Dios, ni su muerte nos hubiera redimido, ni sus prodigios serían milagros. Sin la resurrección, Jesús quedaría reducido a un genio del espíritu o quizá simplemente a un gran aventurero, por no decir a un loco iluminado. ¿Y nosotros? ¿Qué sería de nosotros los cristianos si el Señor no hubiera resucitado? ¿Para qué serviría nuestra Iglesia? ¿Para qué serviría la oración, nuestros cultos y tradiciones? ¿Para qué serviría el esfuerzo moral y el sacrificio si Jesús hubiera sido devorado definitivamente por la muerte? No exagera san Pablo cuando dice que “si Cristo no resucitó, vana es nuestra fe... somos los más desgraciados de todos los hombres” (1 Cor 15,14-20), porque creeríamos en vano, esperaríamos en vano, nos alimentaríamos de sueños, daríamos culto al vacío, nuestra alegría sería grotesca y nuestra esperanza la más amarga estafa cometida jamás. La Palabra de Dios de la cincuentena pascual disipa nuestras dudas e inseguridades. Como los Apóstoles, que ven al Señor resucitado en la misma tarde de la resurrección, cuando están recluidos en el Cenáculo, también nosotros escuchamos la alegre noticia de las mujeres: “Hemos visto al Señor”. Esta es la magnífica noticia que la Iglesia anuncia en el domingo de Pascua al mundo en una explosión de alegría incontenible: “Jesús ha resucitado, ¡Aleluya!”. Sí, su Padre lo ha resucitado, ha aceptado su sacrificio, le ha devuelto el Espíritu que Él le entregara en el Calvario y ha puesto sobre Él su sello, como hiciera en el Jordán y en el Tabor, diciéndonos una vez más: “Este es mi Hijo, el amado, escuchadle”. Gracias a los Apóstoles y a los numerosos testigos que contemplan al Señor resucitado, nosotros sabemos que la resurrección del Señor no es un hecho legendario o simbólico, sino real. No es la mera pervivencia del recuerdo y del mensaje del Maestro en la mente y en el corazón
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Carta del Arzobispo
Sevilla Nuestra
La epopeya de Jesús no termina en el sepulcro
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de sus discípulos. Sí, queridos hermanos y hermanas, el Señor vive, el Señor no ha sido devorado definitivamente por la muerte. El Señor vive y nos da la vida. Por ello, el cristianismo no es sólo una ideología, una doctrina, una fórmula de felicidad o un código de normas de conducta, sino un camino y una verdad que es vida, porque su centro es una persona viva, que ha resucitado y que está sentado a la derecha del Padre, que nos ama, que nos conoce por nuestro propio nombre, que nos invita a su seguimiento, que desea tener una relación personal con nosotros, que nos regala los dones de su Espíritu, entre ellos la paz, que Él desea a los Apóstoles, y la alegría que inunda sus corazones cuando contemplan al Señor resucitado. Esta certeza debe transformarse en confianza, en fuente de sentido para nuestra vida, y en la más firme seguridad a la hora de programar nuestro futuro, pues la resurrección del Señor es el fundamento más firme de nuestra propia resurrección. El Resucitado nos ha conquistado una herencia incorruptible, incontaminada e imperecedera, que nos ha reservado en el cielo. Efectivamente, por su resurrección, el Señor nos ha abierto las puertas del cielo, donde, como dice san Agustín, “veremos y gozaremos, gozaremos y amaremos. Este será el fin sin fin”. Esta certeza alienta nuestra esperanza en la vida de cada día, y es caudal de alegría desbordante ante las dificultades, cuando nos visita la enfermedad, el dolor y el sufrimiento. Esta certeza, por fin, debe ser acicate en la vida moral, que es respeto a la Ley de Dios, que es entrega generosa a nuestros hermanos, que es esfuerzo por ser cada día mejores con el estilo de quien ha resucitado con Cristo y aspira a vivir en una vida nueva. Este es mi deseo para los lectores de “Sevilla Nuestra”, a los que envío mi saludo fraterno y mi bendición. + Juan José Asenjo Pelegrina Arzobispo de Sevilla
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Jorge Durán
Saluda Sr. Alcalde
Juan Espadas Cejas
Hemos vivido una Cuaresma muy diferente a la que estamos acostumbrados. Y nos pasará lo mismo con la Semana Santa, en la que no podremos ver procesiones por las calles debido a las restricciones adoptadas para combatir la pandemia mundial que estamos atravesando. Pero, afortunadamente, y dentro de las limitaciones a las que nos enfrentamos, la Semana Santa de 2021 también será distinta a la de 2020, esa en la que el confinamiento nos arrebató prácticamente todo. Este año, gracias al buen hacer de las hermandades de Sevilla, hemos disfrutado de una programación de primer nivel durante la Cuaresma, en la que el patrimonio de nuestras cofradías, la música, la fotografía y el cine han sido protagonistas. El Ayuntamiento de Sevilla, en su línea constante de colaboración con las hermandades sevillanas, no podía permanecer ajeno a participar en las actividades que se programaron para Cuaresma y que se han desarrollado respetando al máximo las indicaciones marcadas por las autoridades sanitarias. Y también durante la Semana Santa las hermandades abrirán sus templos a los sevillanos para que no olvidemos lo que más falta nos hace en estos momentos: la Fe y la Esperanza. Será un momento importante para reflexionar sobre la importancia de ayudar a los que más lo necesitan, más aún después de las graves consecuencias ocasionadas por esta pandemia. Las hermandades siempre han demostrado su fuerza y coraje en los momentos más duros de la historia. Y ahora lo están haciendo nuevamente. Mujeres y hombres que se desviven por ayudar a los demás, pero también que luchan por mantener nuestras tradiciones aun cuando las circunstancias lo dificulten sobremanera. Valga mi agradecimiento personal y el de la Corporación municipal que presido hacia estas personas y hacia nuestras cofradías, porque ellas son parte fundamental de Sevilla, la esencia más pura de nuestra ciudad. JUAN ESPADAS CEJAS ALCALDE DE SEVILLA
Sevilla Nuestra
Antonio López Manuel Agüera
Esta revista ha visto la luz gracias a las empresas, instituciones, comercios y colaboradores amantes de las tradiciones que apuestan por una revista histórica en momentos difíciles. A todos ellos nuestro más sincero agradecimiento. Sevilla Nuestra
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CCCXXV ANIVERSARIO
Fundación de la Hermandad de la Amargura (1696-2021) Sevilla Nuestra
Orígenes en San Julián Es bien conocido el hecho de que la Hermandad de la Amargura obtuvo la aprobación de sus reglas el 2 de junio de 1696 por parte del arzobispo de Sevilla, Jaime de Palafox y Cardona, cuando aquella tenía su sede en la parroquia de San Julián, templo en el que los cofrades de la entonces Hermandad del Desprecio llevarían unos años reuniéndose en torno a un misterio de devoción común. Muy poco después se consiguió realizar la estación de penitencia a la Catedral de Sevilla en la tarde del Domingo de Ramos de 1699. Queda constancia de otras salidas desde San Julián en los años 1701, 1702, 1714 y 1718. La intermitencia fue causada, seguramente, por la inestabilidad económica que aquejaba a la corporación en ese momento, algo que era circunstancial a muchas corporaciones de carácter penitencial en esa y otras épocas, sobre todo en los primeros pasos de las mismas. Algo que las últimas investigaciones han esclarecido es el hecho de que la Hermandad del Desprecio se fundó en San Julián como entidad separada de la de la Hiniesta, resurgida a partir de 1667 tras los años de depresión posteriores a la gran epidemia de peste de 1649 que haría estragos en esta zona de la ciudad. La de la Hiniesta, a partir de entonces, se renueva contando con algunas de las personalidades más importantes de la urbe y siempre bajo el patrocinio municipal puede desarrollar con cierta seguridad su trayectoria a lo largo del último tercio del seiscientos y durante el siglo siguiente. Caso contrario lo supone la joven Hermandad del Desprecio, nacida con otro carácter y que tenía que convivir con una importante corporación en un mismo templo, con las dificultades que ello conlleva. Fue en San Julián, por tanto, donde se encargó la hechura de las imágenes titulares. En el caso de Jesús del Silencio, parece que fue en 1698 cuando se solicitó al taller de Pedro Roldán, con sede muy cercana al templo (en la actual calle Duque Cornejo), que se realizara una imagen de Cristo siendo despreciado por Herodes, que ya procesionó en la primera estación de penitencia. En esa ocasión, al no tener aun la Hermandad de la Amargura imagen de Dolorosa para acompañar al misterio, se sirvió de la titular de la Hiniesta (destruida en 1932) para la salida. Aunque no se han encontrado más datos, parece que esa fue la tónica de los siguientes años, al menos hasta 1708 cuando se prueba documentalmente la existencia de la talla de Nuestra Señora de la Amargura, todavía sin el acompañamiento de San Juan Evangelista, cuya portentosa efigie tendría que esperar hasta los años de 1760 para configurar junto a la Virgen el mejor misterio iconográfico conformado en el siglo XVIII que actualmente procesiona en la Semana Santa de Sevilla.
Traslado y establecimiento en San Juan de la Palma
Quizá con la pretensión de ampliar la esfera social que conformaría la Hermandad y quizá anhelando un nuevo espacio para el incremento de una devoción penitencial creciente, los hermanos de la corporación del Silencio en el Desprecio de Herodes acordaron en cabildo general de 22 de agosto de 1723 el traslado al populoso barrio de la Feria, a unos pocos cientos de metros al suroeste de la ciudad. Cambiarían así la zona de huertas pegadas a las antiguas murallas por las vías llenas de comercios, negocios y talleres artesanales de la collación de la parroquia de San Juan Bautista, conocida popularmente como San Juan de la Palma por la célebre leyenda sobre el milagro de las palmeras de la plaza. 14
CCCXXV ANIVERSARIO
En todo caso, el deseo de trasladarse no suscitó la unanimidad de todos los miembros, ya que contra el acuerdo capitular se entabló pleito por un grupo de hermanos encabezados por Juan Millán, dirigente destacado de la hermandad, al menos desde una década antes. Las razones que se esgrimían resultaban muy lógicas desde un punto de vista actual: ya hacía tres décadas que la corporación se había fundado en San Julián y, a pesar de las dificultades iniciales, era por esos años en los que se estaban apreciando mejoras en la estabilidad orgánica a la hora de establecerse como referente entre los vecinos de la collación. El procedimiento que dirimió el asunto fue tortuoso y generosamente documentado. A pesar de ello, tras casi un año de pleito, el 25 de junio de 1724 se aprobó en Cabildo la escritura de concesión del uso de la capilla de la parroquia de San Juan Bautista a la que querían trasladarse, en ese momento propiedad de Francisco de Esquivel. Aunque el primer cabildo que se celebra allí tiene fecha de 27 de agosto de 1724, las imágenes continuaron en San Julián en los meses siguientes, al menos hasta la aprobación del hecho consumado por parte del provisor y vicario general en 26 de octubre del mismo año. Según las actas, el 30 de noviembre las imágenes aun no habían sido trasladadas y es ya el 1 de mayo de 1725 cuando se expresa que se celebra el cabildo en presencia de las imágenes en San Juan de la Palma. Es posible que, como en tantas ocasiones ha sucedido, estas salieran en sus pasos de San Julián para realizar su estación de penitencia en la Semana Santa de aquel año y se recogiesen en San Juan de la Palma.
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Fundación de la Hermandad de la Amargura (1696-2021)
El Señor del Silencio volvió a San Julián en 1996 Ante la inminencia de los actos que habrían de celebrarse en 1996 por el III Centenario de la fundación de la hermandad, la Junta de Gobierno presidida por Rafael Peinado Merchante nombró una comisión encargada de organizar la agenda de actividades y cultos para tal efeméride. En ese contexto, quizá el más significativo de todos resultó ser el Solemne Vía Crucis celebrado el 22 de marzo con Nuestro Padre Jesús del Silencio en un recorrido que lo llevó de San Juan de la Palma a San Julián para celebrar allí una misa conmemorativa y el descubrimiento de un azulejo que recordara sobre los muros de la antigua parroquia el nacimiento de la Hermandad de la Amargura. Álvaro Cabezas García 15
La Semana Santa que perdimos
Amarguras del Domingo de Ramos
Publicado en Diario de Sevilla el 5 de abril de 2020 (Domingo de Ramos). Premio Fernando Carrasco 2021, otorgado por el Consejo de Cofradías al mejor artículo.
Sevilla Nuestra
Hoy empieza una Semana Santa sin pasos, la más triste y extraña que hemos conocido. El tiempo nos clava el puñal del coronavirus y nos deja una herida abierta en la memoria.
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HOY es Domingo de Ramos, pero no lo parece. No veremos al primer nazareno que irrumpe como un fantasma entre el sol tibio de la mañana. No veremos a los niños de blanco que llegan bulliciosos a la plaza del Salvador, ni oiremos el crujir de la rampa cuando baje el paso de la Borriquita. No veremos la blancura inmaculada de la Paz cobijada bajo la arboleda perdida del Parque. No veremos la ojiva de San Julián enmarcando el azul celestial del palio de la Hiniesta. No veremos el arranque valiente de Jesús Despojado en la plaza de Molviedro. No veremos a la Virgen del Subterráneo intercalando suspiros entre el azahar de la calle Doña María Coronel cuando sigue la estela estremecida del Cristo de la Humildad y Paciencia. No veremos la Gracia y Esperanza de la Virgen según Sevilla, con la cera a compás por Caballerizas. No veremos a la Virgen de la Estrella en su esperada salida de San Jacinto, desde donde los trianeros la iban a seguir hasta perderla de vista en el puente abarrotado. No veremos el Amor, con lo que eso significa. Y no veremos la Amargura, sino que la sentiremos en lo más profundo del corazón. Podemos imaginar, pero nada será igual que otros Domingos de Ramos. La nostalgia se refleja en los siete cuchillos del coronavirus que se clavan en el corazón de la Semana Santa. Hoy las calles de Sevilla permanecerán silenciosas, pero no expectantes para ver el Silencio Blanco que se esparce desde San Juan de la Palma. Sólo quedará un silencio triste que evoca la pérdida y que no aceptará el consuelo, a sabiendas de que es sólo una excusa que brota de la resignación. Hoy volvería a salir la Amargura restaurada. Más blanca, más aproximada a lo que vieron otras generaciones. Nosotros no la veremos, cimbreada en su paso de palio, en el diálogo eterno con San Juan, que no necesita el recurso estéril de las palabras imposibles. No irá por la calle Feria, en busca de la carrera oficial, donde los silencios del desastre se acumularán hoy desde la Campana a la Puerta de los Palos. ¿Quién podía imaginar un Domingo de Ramos en Sevilla sin las sillas y los palcos? ¿Y quién podía imaginar un Domingo de Ramos sin el Señor del Silencio y la Virgen de la Amargura en sus pasos? Una mañana sin colas expectantes en San Juan de la Palma, para volver a ver lo mismo que hemos visto todos los años. Una tarde sin que suene el eco de su marcha, como un himno que se repite y nos acerca a la profundidad del cielo. Una noche sin que la Virgen se encuentre cara a cara con las Hermanas de la Cruz, que la aguardaban sabiendo que es su Madre, y recordando que entre ellas siguen más vivas que nunca las verdades que les inculcó Santa Ángela. Y sin ver la última chicotá, cuando en la oscuridad de la madrugada se difuminan todos los silencios blancos al traspasar el cancel de San Juan de la Palma.
Sevilla Nuestra
El coronavirus nos ha sembrado de amarguras el Domingo de Ramos. Pero el coronavirus no podrá con la Amargura de San Juan de la Palma. El coronavirus será un paréntesis entre dos años, que recordaremos como un episodio triste pero efímero, cuando pase el tiempo. No habíamos conocido nada igual. La amargura es saber que la muerte aguarda, que se ha emboscado entre las sábanas de alguna residencia de mayores, en la soledad de unas personas que aguardaron su crueldad, tan impasible como implacable. La amargura es la rabia de pensar que no pudimos evitarlo, que no fuimos capaces de entender los cantos de sirena traicioneros con los que la Vieja Dama se disfrazaba en las esquinas de las ciudades. La amargura es el dolor de no enterrar a unos muertos y mantenerlos entre el hielo sin que nadie los vele. La amargura es la evidencia de que somos frágiles, incapaces de salvarnos por nosotros mismos. La Amargura es la promesa de unas lágrimas que se resbalan entre el silencio. La Amargura es saber que nunca nos dejará en la soledad y que el llanto de los inocentes estará presente en su pañuelo. La Amargura se refleja en su rostro, mientras la observa San Juan, que siente lo mismo que Ella y que nos representa a todos. Hoy la Amargura no sale a las calles, ni la podemos visitar en San Juan de la Palma. Pero la Amargura estará dispuesta a alcanzarnos el corazón, para que las lágrimas se sequen con el sol de la Esperanza. Porque hoy también es Domingo de Ramos, aunque nos duela más que nunca la Amargura de Sevilla.(sumarios destacados) La amargura es la evidencia de que somos frágiles, incapaces de salvarnos por nosotros La Amargura es saber que el llanto de los inocentes estará siempre en su pañuelo José Joaquín León
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Mariano López Montes
En nuestras Amarguras, protégenos bajo tu manto
Entrevista a Francisco Javier Gutiérrez de Juan
Sevilla Nuestra
Director de la Orquesta Sinfónica Municipal de Sevilla
Si tuviéramos que escribir el currículum de Francisco Javier nos llevaría muchas páginas de la revista. Hemos extraído una pequeña parte de la presentación que recoge la propia página de la Sinfónica Municipal. Hablar con él es impregnarse de alegría, por ello, he decidido hacerle una entrevista que se la dedico a SU MUJER mirando a mi Amargura. Y me quedo con una frase suya. La sinfónica de Sevilla es de 1838 siendo la banda civil más antigua del mundo. ¨Yo soy, a mucha honra, músico nacido en una humilde familia de pueblo de mi Guillena natal (pueblo de la provincia de Sevilla).¨ ¿Cuáles son sus próximos compromisos musicales? Mi prioridad profesional es la Banda Sinfónica Municipal de Sevilla. En ella, en estos momentos estamos terminando la grabación de dos discos además de la banda sonora de una película que se estrenará en el Festival de Cine de Cannes de 2021. Uno de los discos es una coproducción internacional entre España, Colombia, Costa Rica, Venezuela y Estados Unidos y lo estamos grabando entre Sevilla, Madrid y Estados Unidos. Otro de los discos es muy cofrade y lo está produciendo la Hermandad de la Sed y todo lo que se recaude será destinado a su obra social: “Un disco una comida”. Además seguimos con nuestra temporada de conciertos en la que gracias a Dios aparecen nombres de primer nivel internacional, ya sea del mundo lírico con la soprano Mariola Cantarero , como del sinfónico con los trompetistas Rubén Simeo, Yturvides Vilchez, Jose Cibaja, u otros géneros con nombres como Falete, Paco Candela, Manuel Lombo, Argentina, etc… En cuanto a mi actividad fuera de la Banda Sinfónica Municipal de Sevilla, debido a la pandemia tengo en compás de espera mis próximas salidas al extranjero para dirigir orquestas sinfónicas profesionales e impartir clases magistrales en universidades de Italia, Hungría, Colombia, etc. En España sí estoy dirigiendo orquestas profesionales de todo el país e impartiendo clases magistrales en distintos conservatorios y universidades. Tienes dos hijos músicos María y Javier ¿cómo te sientes cuando lo oyes tocar? Me siento muy feliz. Son músicos por decisión propia. Ambos tienen mucho más talento que yo. Disfruto y sufro cuando los oigo más que nadie porque conozco las dificultades. De ahí, que valore aún más los momentos dulces y amargos que como en cualquier profesión han de tener lugar. ¿Cuáles han sido los descubrimientos musicales más importantes fruto de sus investigaciones? Son muchos y resumirlos sería una tarea larga y pesada. Pero sí hay dos aspectos que han calado en el ambiente.
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Entrevista a Francisco Javier Gutiérrez de Juan
Sevilla Nuestra
Director de la Orquesta Sinfónica Municipal de Sevilla
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El primero sería dar valor a lo que tenemos. Tenemos grandes compositores y obras magistrales que no han sido cuidadas y valoradas en su justa medida. Son obras de primer nivel internacional que han sido despreciadas por críticos, músicos y cofrades. Sin embargo cuando se han interpretado correctamente han sido valoradas muy positivamente fuera de nuestras fronteras. Y en ése momento, cuando son reconocidas fuera, es cuando aquí la gente se “baja de la ramita”. Por ejemplo, somos consultado en infinidad de ocasiones por formaciones profesionales de todo el mundo para asesorarles sobre programas de música “religiosa” para el periodo de cuaresmas. Desde Australia, Holanda, Italia, toda Latinoamérica, etcétera, recibimos peticiones de consejos o materiales. El segundo punto que destacaría es el propio cuidado técnico de estas obras. Ha calado nuestra interpretación historicista en la que hemos cuidado las instrumentaciones, las partituras y estructuras originales, e incluso la velocidad original. Las interpretaciones se habían ido amanerando a tal punto que las marchas se tocaban cada vez más lentas y al mismo tiempo se les cortaban trozos. Ha calado nuestra visión historicista y se ha recuperado el ritmo más rápido original de las marchas procesionales. ¿Consideras que Sevilla es una buena aficionada a la música? Muy buena. Hay muchos aficionados a la música en Sevilla que yo considero mejores músicos en potencia que yo. Su único problema es no haber estudiado música ¿Sevilla es una ciudad ideal para la inspiración de un músico? Por supuesto que sí. Cualquier lugar bello puede ser adecuado para un artista. Aquí a la belleza de la ciudad se une el carácter de las personas. Considero al actual pueblo andaluz, un pueblo moderno, tolerante, acogedor, comunicativo, trabajador y democrático. Esto lo hace de Sevilla un lugar muy bueno. Se podría mejorar si todos colaboráramos un poco más entre nosotros para creando sinergias optimizar todo nuestro potencial.
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¿Las marchas procesionales españolas se conocen fuera de nuestras fronteras? Por supuesto que sí. Hoy mismo he enviado unas cuantas a la Banda Nacional de Conciertos de San José, la banda profesional de la capital de Costa Rica. ¿Te parece que hay algunas composiciones de Semana santa, que busca más el efectismo que la calidad de la marcha en sí? Sí. Pero eso mismo pasa en la “Gran Música Sinfónica” y nadie se rasga las vestiduras.
Sevilla Nuestra
Si tuvieras que hacer una división entre las marchas que normalmente se le tocan a los pasos de palios en Sevilla cual sería? Buenas y malas El término música procesional, ¿es correcto? Sí, pues define la finalidad de la música. Es un género que tiene un espacio propio dentro de la música incidental. Se trata de poner música a unas escenas que se mueven por la ciudad llevando un mensaje concreto. La finalidad de esta música es amplificar el mensaje que se pretende difundir.
¿Podrías decir las diez marchas procesionales que según tu opinión son las de más calidad? No. No puedo porque hay muchísimas. Y además no puedo escoger ni tan siquiera dentro de un mismo compositor. ¿Sabrían ustedes decirme cuál es la mejor marcha de Gámez, de Morales, de cualquiera de los Font? ¿Quiénes son los compositores que por cualquier razón han conseguido dar un giro importante a la música procesional? Yo destacaría a Manuel Font Fernández porque sin él la milagrosa música procesional de autores como Gómez-Zarzuela, sus hijos los Font de Anta, Turina, etc no habría sido lo que es. Otro revolucionario fue López Farfán que aportó un soplo de alegría a la Semana Santa. Gámez Laserna marcó un camino seguido por compositores como Morales o incluso Abel Moreno. En el presente también hay compositores que han marcado nuevos estilos como Marvizón quien utiliza un lenguaje con armonías que hasta su irrupción como compositor cofrade no se utilizaban en las marchas procesionales. Hay otros compositores como Moreno Pozo, Moral Jurado o David Hurtado que han ampliado el lenguaje de la marcha procesional con recursos técnicos propios de la gran música sinfónica.
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Restaurante & Tapas
El Restaurante donde siempre aciertan los que apuestan. Disfrute de nuestra nueva terraza exterior.
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Jorge Durán
45 años después, un paso de palio en San Jacinto
Las costumbres sevillanas que el Covid se ha llevado por delante Publicado en ABC de Sevilla el 25 de enero de 2021 Hoy la ciudad está apagada. La pandemia ha roto el engranaje que le da la vida, que son sus costumbres. Sale el sol pero en la calle sólo se ven sombras deambulando. Este virus ha sumido en una tristeza infinita a la Sevilla que se desborda, la de las tradiciones legadas, los usos y las formas que la identifican y la hacen única. La ciudad de hoy no tiene nada que ver con la de hace un año. Es un mismo escenario al que le han cambiado los actores. La muerte de la calle es un hecho. Agoniza en la música de la mujer que toca la canción rusa una y otra vez, bendita sea, con un acordeón en la calle Sierpes. La que se agarra a la vida con el aroma a incienso en la Punta del Diamante, el perfume de la nostalgia que es una lanzada en el esternón. A la ciudad sólo le queda el «me alegro de verte» y el «a ver si nos vemos» sin pararse, que ya no es de ojana sino la pura verdad, y la consiguiente pregunta a tu señora: «La verdad es que no me acuerdo del nombre». Se llama Sevilla, que al darte la vuelta ya te ha dado la puñalada. Está tan triste, que ya se suspenden los actos inaplazables y más simbólicos. En la Catedral, para no haber, no habrá ni las bodas de plata y de oro. Hoy todo es plomo, que pesa demasiado frente a la mesa de camilla, el Glovo y una serie de Netflix, que es la única empresa que se está forrando. Por eso se han inventado el «Neflicofrade», para que la ciudad vea pasar su propia vida a través de la tele... pero con sevillanía. Este año no ha habido ni el olor a castañas asadas, ni el puesto del palodú, el del algodón de azúcar, la garrapiñada o el chorrito del coco (¿alguien lo ha probado alguna vez o es un adorno?). El gitano de los globos anda desaparecido. Hace meses que no suena el «oooh» de la Campana cuando a un niño se le escapa el Pocoyó que se pierde por el cielo de una ciudad fiambre. En esta capital del bucle, este año no hay reloj que mida el tiempo. No le vimos la espalda al negro, aunque llegó volando con el globo de Dora la Exploradora en la víspera de Reyes. Pero no es lo mismo. En Sevilla las cosas son como son, y aquí la Estrella de la Ilusión tiene que pedirle permiso a la Esperanza antes de cruzar la muralla. Todo se lo ha llevado este año el viento, hasta al Heraldo, que acabó en Montequinto. 26
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Marta María Triana
Sevilla Nuestra
Los besos, las bullas, la alegría de las calles... La ciudad es el mismo escenario por el que pasan actores disfrazados de fantasmas.
Jorge Durán
Sevilla Nuestra
Las costumbres sevillanas que el Covid se ha llevado por delante
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Y aunque el calendario marque que la Cuaresma está a la vuelta de la esquina, aquí no hay nada en su sitio. Esto parece Burgos... no el maestro del recuadro de las cosas nuestras, que sigue escribiendo a la lumbre del farol de cruz de guía. ¿Estáis puestos? Papelones de pescao frito de después del cabildo, al que siempre le sobra el trozo de pescada frío; coches pitando detrás de una parihuela en una noche de invierno; cornetas y tambores que resuenan a la orilla del río; olor a alcohol y a bicarbonato sódico de la limpieza de plata; cartel de «se hacen capirotes» de la Puerta de Carmona; mujer que cose cartones al ocaso de una tarde en una silla de enea en plena calle Huelva. Nada está puesto, ni se pondrá en este otro bucle pandémico. Se ha perdido la tertulia encendida: «¿Martes Santo al derecho o del revés?». No habrá noticia en este ABC que anuncie que este año tampoco se habrá arreglado la Madrugada, porque la reforma será para el año que viene. Eso sí que es una tradición de Sevilla. Como la llegada del boletín al buzón anunciando el calendario para sacar la papeleta de sitio o la calle cortada por dos policías porque hay tres vía crucis cruzándose. «¿Más pasitos? ¿Qué van a dejar para Semana Santa?», se lamenta el sevillano malaje. Este año no habrá niños subiendo y bajando la rampa del Salvador, no habrá privilegiados de la priostía ocultando cuándo se subirá la Virgen al paso o la saya que va a llevar este año. Nadie mirará el tiempo un mes antes del Domingo de Ramos, ni habrá debate en las redes sobre la fiabilidad de los partes con tanta antelación o las cabañuelas. No habrá quinario a Marvizón ni a Antonio Delgado en la radio, porque no hará falta. Esta Sevilla es tan distinta que le pedimos a Dios que traiga la lluvia al Viernes Santo, que truene justo a la hora en la que el Cachorro expire en Triana. Las costumbres más de aquí están en el más allá. Ricardo no sabe si poner la croqueta de bacalao los viernes de Cuaresma o mantener la vigilia todo el año con la que está cayendo. Sixto, el del Eslava, ha hecho obras para ampliar la barra. Ya no hay aforo del 500% en el metro y medio de ancho, donde desde la quinta fila nada más entrar el camarero ya pregunta «qué va a ser». Ahora caben dos en tres metros. Ya no hay viejos tomando la copita de aguardiente en el desayuno para entonarse antes de la partida de dominó. Ya no hay bullas en el Salvador, en la Mina, la Fresquita, Cateca o Las Columnas a cualquier hora de la tarde. No suena el reguetón en la calle Arfe y hasta los vecinos lo echan de menos. Cuántos meses hace que no amanece Sevilla con la peste a orín en las estrecheces después de una noche en las cercanías de la Cuesta del Rosario. Se ha perdido hasta el atasco en la del Caracol un sábado a primera hora camino del exilio en Huelva cuando se van los fríos. En este invierno permanente, no hay esqueleto que crezca al final de Asunción. La única portada es la de periódico cada día en el quiosco de la vuelta de la esquina. No se ven colas de mujeres pacientes en Velasco para comprar complementos o en Julián López para la tela de los trajes de flamenca. Lo que se lleva ahora es el pijama, la bata y el programa de Manuel Lombo.
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Y luego están los afectos. Sevilla es la ciudad donde los hombres se saludan con dos besos como símbolo de masculinidad. Y aquí todos sabemos que, si se dan en la misma mejilla y de forma sonora, es que ahí hay dos costaleros de Villanueva. Besos, como los que llevamos robándole a nuestros abuelos desde hace casi un año ya. Hay besos y besos en Sevilla, como los que los hijos dan a sus padres en plena euforia en la grada del Villamarín o el Pizjuán cuando marca el equipo. A veces esos son los únicos besos que damos los herederos. Ahora los valoramos. Costumbres perdidas que hieren como puñales sólo al recordarlas. Tradiciones como el olor a pipas y a cigarrito de la felicidad en el estadio y el clásico grito como el que no quiere la cosa... «¡Niño, apaga eso que me estoy mareando!». Nada más que hay fantasmas los domingos en el Cástulo, el Jamaica, el Huracán o la tienda de Rosi, en Heliópolis. O en La Espumosa, el Flamingo o el Europa en Nervión. Las previas han sido arrebatadas, como el litro compartido.
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Hay besos y besos
La Sevilla de la turismofobia llora como la bella Susona por los callejones de la Judería la falta de guiris asomados desnudos a los balcones. Se ha perdido al cochero de caballos quedándose con el rubio colorado de las chanclas y los calcetines al pasar por la Torre del Oro: «Se llama así porque ahí se guarda todavía el oro que vino de las Américas». Ese ya se perdió, pero las costumbres sevillanas regresarán. Ya lo dijo El Lebrijano: «Lo que Sevilla te da, no te lo quita nadie». Javier Macías
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Javi Jiménez
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Nuestras Hermandades
LUNES SANTO
DOMINGO DE RAMOS TÍTULO POPULAR DE LA COFRADÍA
HERM. MAYOR/ VESTIDOR VIRGEN
TÍTULO POPULAR DE LA COFRADÍA
EL AMOR
Juan Cruzado Candau José Antonio Grande de León
SAN PABLO
José Luis Pérez Flores José Manuel Lozano
JESÚS DESPOJADO
Rafael Aranda Barrionuevo José Antonio Grande de León
BESO DE JUDAS
Manuel del Cuvillo Palomino Pepe Aguilar
LA PAZ
Manuel Núñez Gómez Juan Robles
SANTA GENOVEVA
José Enrique González Eulate Manolo Vespia
SANTA MARTA
Antonio Távora Alcalde José Manuel Lozano
SAN GONZALO
José Fernández López Antonio Bejarano
VERA CRUZ
José Manuel Berjano Arenado Antonio Bejarano José Luis Caballero Ávila Antonio Bejarano
ESCUDO
Álvaro Enríquez Amador Antonio Jesús del Castillo
LA CENA LA HINIESTA
Nicolás de Alba Castaño Manuel Ojeda
SAN ROQUE
Alfonso Medina de la Vega José Antonio Grande de León
LAS PENAS
LA ESTRELLA
Manuel González Moreno Luis Miguel Garduño
LAS AGUAS
LA AMARGURA
Nicolás Ollero Tasara Joaquín López
EL MUSEO
MARTES SANTO
ESCUDO
HERM. MAYOR/ VESTIDOR VIRGEN
Narciso Cordero García José Antonio Moreno Bernal Juan María Toro Guillén Mª Ángeles Soria y Mª Carmen Gandul
MIÉRCOLES SANTO
HERM. MAYOR/ VESTIDOR VIRGEN
TÍTULO POPULAR DE LA COFRADÍA
EL CERRO
Manuel Zamora Pulido Francisco Carreras Iglesias
EL CARMEN DOLOROSO
Luis Manuel Pazos Casado Pepe Aguilar
SAN ESTEBAN
Luis Tovaruela Díaz Pedro Luis Bazán Gallego
LA SED
José Cataluña Carmona Jesús Campos
LA CANDELARIA
Álvaro Delgado Gómez Pedro Luis Bazán Gallego
SAN BERNARDO
Francisco Javier Gómez García José Manuel Lozano
EL BUEN FIN
Juan Antonio Díaz Rico Jesús Corral Zambruno
LA LANZADA
Antonio Ramírez Iberburen Vicente Martín
TÍTULO POPULAR DE LA COFRADÍA
SAN BENITO
ESCUDO
José Luis García Maestre Salcedo Mariano Martín Santonja
ESCUDO
HERM. MAYOR/ VESTIDOR VIRGEN
EL DULCE NOMBRE
Manuel Pío Casal del Cuvillo José Antonio Grande de León
LOS JAVIERES
José Antonio Oliert Rodríguez José Ramón Paleterio
CRISTO DE BURGOS
LOS ESTUDIANTES
Jesús Resa Rodríguez Joaquín Gómez Serrano
SIETE PALABRAS
Antonio Escudero Galván Joaquín Gómez Serrano
SANTA CRUZ
Juan Jiménez Gómez José María Cordón
LOS PANADEROS
Ángel Corpas Jiménez Mariano Martín Santonja
EL BARATILLO
Luis Fernando Rodríguez Carrillo José Antonio Grande de León José Antonio Manzano Bermejo Antonio Bejarano
Hermanos Mayores y Vestidores Vírgenes JUEVES SANTO
TÍTULO POPULAR DE LA COFRADÍA
“LA MADRUGÁ”
HERM. MAYOR/ VESTIDOR VIRGEN
TÍTULO POPULAR DE LA COFRADÍA
LOS NEGRITOS
Felipe Guerra Vázquez José Manuel Lozano
EL SILENCIO
Eduardo Del Rey Tirado Manolo Palomino
LA EXALTACIÓN
José García Rufo Antonio Jesús del Castillo
GRAN PODER
LAS CIGARRERAS
José García Pastor Joaquín Gómez Rodríguez y Antonio Bejarano
Félix Ríos Villegas Luis Miguel Garduño
LA MACARENA
José Antonio Fernández Cabrero José Manuel Lozano
EL CALVARIO
José María Carnero Salvador Camareras de la Virgen
ESPERANZA DE TRIANA
Sergio Sopeña Carriazo Francisco Javier Hernández Lucas
LOS GITANOS
José María Flores Vargas Antonio Bejarano
ESCUDO
Manuel Soto Díaz Manuel Ojeda
MONTESIÓN QUINTA ANGUSTIA
José Soto Mediero Gerardo Pérez Belmonte
EL VALLE
Gonzalo Pérez de Ayala Antonio Bejarano
PASIÓN
José Luis Caballero Flores José Antonio Grande de León
VIERNES SANTO TÍTULO POPULAR DE LA COFRADÍA
ESCUDO
HERM. MAYOR/ VESTIDOR VIRGEN
SÁBADO SANTO
HERM. MAYOR/ VESTIDOR VIRGEN
TÍTULO POPULAR DE LA COFRADÍA
LA CARRETERÍA
Miguel Ángel Moreno Reina Antonio Bejarano
El SOL
Antonio Luca de Tena Pardo José Manuel Lozano
SOLEDAD SAN BUENAVENTURA
Manuel Luque Martín José Antonio Grande de León
LOS SERVITAS
Ángel Solís Guisado Pepe Asians y Antonio Bejarano
EL CACHORRO
Marco Antonio Talavera Blanco Antonio Bejarano
LA TRINIDAD
Ubaldo Blanco Sáenz Joaquín Gómez
LA O
Javier Fernández González Francisco Javier Camacho
EL SANTO ENTIERRO
José Manuel Laguarda García Manuel Ojeda
SAN ISIDORO
José Manuel Rubio Sotillo Manolo Vargas
SOLEDAD DE SAN LORENZO
José Joaquín León Morgado Manuel Caballero
MONTSERRAT
Antonio Vera Recio Antonio Bejarano
LA MORTAJA
Juan Manuel Fernández Ramos Manolo Sousa y Antonio Comas
ESCUDO
ESCUDO
HERM. MAYOR/ VESTIDOR VIRGEN
DOMINGO DE RESURRECCIÓN EL RESUCITADO
Manuel Francisco Ruiz Piqueras José Manuel Lozano
La presencia de la religión en el ámbito público. El artículo 16 de la Constitución Española
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Andrés Ollero Tassara Catedrático de Filosofía del Derecho
1. Se garantiza la libertad ideológica, religiosa y de culto de los individuos y las comunidades sin más limitación, en sus manifestaciones, que la necesaria para el mantenimiento del orden público protegido por la ley. Lo primero que salta a la vista en este epígrafe del artículo 16 de nuestro texto constitucional es la equiparación de la libertad religiosa con la ideológica. Esto implica un rechazo de todo intento de subordinación o minusvaloración de la dimensión religiosa en el ámbito público, como la pretendida por los planteamientos laicistas. La libre expresión de la propia ideología es exigencia elemental en una sociedad democrática; lo mismo cabe pues afirmar en ella de la vivencia sin obstáculos de las propias convicciones religiosas. Entre unas cosas y otras, es fácil que una acabe oyendo de vez en cuando alguna tontería. Nunca he oído sin embargo que alguien defienda la conveniencia de una igualdad ideológica, salvo que pretenda reinventar el partido único. Pero la estadística no perdona: he oído a Fotografía que será, en su día, incluida en la algunos que se quejan de que en España no hay igualdad Galería de Magistrados Eméritos del tribunal religiosa. Asunto distinto es cómo convivir en una Constitucional, donde permanece Andrés Ollero sociedad pluriconfesional. solo desde algo más de siete años de los nueve previstos por la Constitución. Tan absurdo como impedir la libre manifestación de la propia concepción del mundo sería el intento laicista de privatizar la vivencia religiosa, como si se la considerara perturbadora de la convivencia social. Ya suena demasiado a viejo aquello de considerar a lo religioso como el opio del pueblo, pero -quizá inconscientemente- los laicistas parecen pretender replantearlo como si la religión debiera ser tratada como el tabaco del pueblo: fume usted poquito y en su casa. El mantra que esgrime el laicista de turno es que no se puede imponer las propias convicciones a los demás; como si él mismo no tuviera convicciones. Ya lo escribió Machado: “Zapatero, a tu zapato, os dirán. Vosotros preguntad: ¿y cuál es mi zapato? Y para evitar confusiones lamentables, ¿querría usted decirme cuál es el suyo?”. Por si no quedara claro, la primera línea del precepto arriba citado incluye a la vez la libertad de culto, con su inevitable proyección pública; a la vez que deja bien claro que no se trata de una mera piadosa actividad individual sino que incluye manifestaciones comunitarias, como las tan gozosamente abundantes en Sevilla. Continúa en pag. 36
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La presencia de la religión en el ámbito público. El artículo 16 de la Constitución Española
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Andrés Ollero Tassara Catedrático de Filosofía del Derecho
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El Tribunal Constitucional, al referirse al ejercicio de los derechos fundamentales, no deja de avisar que no hay derechos ilimitados. Los derechos son siempre libertad delimitada, para hacer posible la convivencia, e igualdad delimitada, para no ahogar la libertad. Al fin y al cabo la justicia, que aparece con una y otra como valor superior del ordenamiento jurídico (artículo 1.1), no es sino el ajustamiento de libertad e igualdad. El límite de las libertades ideológica y religiosa es sin embargo particularmente mínimo: lo estrictamente necesario para el mantenimiento del “orden público”. Este no tiene nada que ver con las tribulaciones de la Cofradía de los Panaderos para llegar a su capilla, ni con las lamentables carretitas en la Campaña de triste recuerdo. Tal orden es como el núcleo duro de los derechos fundamentales, ajenos a toda negociación. Por muy devotos que parecieran sus adeptos, no se consideraría constitucional una comunidad que se reuniera los miércoles para realizar sacrificios humanos, premiando al afortunado con pasar a mejor vida. El segundo epígrafe de nuestro artículo es sin duda el menos conocido, lo que facilita que se vea con facilidad atropellado. Dice así: 2. Nadie podrá ser obligado a declarar sobre su ideología, religión o creencias. Lo que tiende a olvidarse es su consecuencia: atenta a la convivencia democrática quien descalifica inquisitorialmente opiniones ajenas echándole a su autor en cara sus creencias religiosas; como si con ello estuviera profanando un ámbito público presuntamente neutro. Algo tan poco elegante como nombrarle a la madre. Bien experimentado lo tendrán quienes se atrevan a defender la vida del no nacido o del enfermo terminal. Una sociedad religiosamente neutra sería tan poco democrática como una sociedad ideológicamente neutra. La frontera entre lo neutro y la neutralización es muy tenue. Sobre todo cuando, opinando uno seis y otro tres, llega el neutral de turno y lo soluciona a su manera: cero y todos contentos… El epígrafe más enjundioso del artículo 16 acabará siendo el tercero, que pone en cuestión el dogma laicista de una obligada separación entre lo religioso y los poderes públicos, entendida como no contaminación. Quizá por alergia al incienso, se pretende imponer un espacio social libre de humos. El término “separación” ni siquiera está presente en la Constitución, que lo sustituye -como veremos- por otro bien distinto: cooperación. 3. Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones. Queda pues claro que el Estado español no es confesional. Cada ciudadano podrá tener la religión que libremente prefiera o no tener ninguna. Dejará en su contorno social, como es lógico, la huella de sus propias convicciones; como un ejemplo de pluralismo, reconocido también como valor superior del ordenamiento jurídico que en el artículo que abre la Constitución. Lejos de mostrarse ciegos ante lo religioso, los poderes públicos han de tenerlos en cuenta, no para ajustarle las cuentas, sino para ver el modo de atenderlos con la cooperación en cada caso más eficaz. A eso llama el Tribunal Constitucional laicidad positiva. Dado el pluralismo de confesiones religiosas, el resultado será obligadamente desigual; pero no de acuerdo con los caprichosos humores de quienes ejerzan el poder, sino del modo consiguiente a las creencias religiosas de sociedad española. De ahí la referencia a la Iglesia Católica, ausente en el anteproyecto de constitucional, pero incluida luego con el elocuente apoyo del mismísimo Santiago Carrillo.
Jorge Durán
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Homenaje Como acto sustitutivo del Pregón de la Semana Santa, suspendido por segundo año y en espera de que el Domingo de Pasión de 2022 pueda escucharse a Julio Cuesta Domínguez reanudar esta tradición, el Consejo de Cofradías decidió organizar un Homenaje a modo de recopilación, de la mano de un puñado de significados Pregoneros. Con el objeto de rendir homenaje a cuantos pasaron por los sucesivos atriles del Teatro San Fernando, Lope de Vega, Álvarez Quintero y Maestranza, su presentación y coordinación corre a cargo del periodista Francisco José López de Paz, sin faltar la insustituible presencia de la Banda Sinfónica Municipal bajo la dirección de Francisco Javier Gutiérrez de Juan. Ofrecemos una selección de fragmentos de los pregoneros que intervendrán. El Pregón que a través de significados cofrades en el gobierno de las Hermandades llevaba tiempo transcurriendo por discursos más o menos de exégesis, con José María Rubio en 1991 retorna al formato poético buzoniano de encendidos versos. En el entorno milenarista del suyo (2000), el laureado académico Joaquín Caro Romero lleva su texto al culmen de la rima. Al año siguiente el periodista Carlos Herrera realiza una minuciosa obra literaria cuya emotiva perfección raya la mayor de las exigencias. Y en el último lustro Lutgardo García (2015) y Alberto G. Reyes (2017) colocan el listón en lo más elevado del parnaso, asombrando con filones de originalidad y metáfora aun increíblemente inéditos en la Semana Santa. Por último, con las últimas manos que llegaron al atril, inaugurando la presencia femenina en el mismo, Charo Padilla (2019) nos hurgó las entrañas en una especie de “Cinema Paradiso” con lo más sagrado de cuanto llevamos vivido los cofrades. Tras ella vino el silencio del que Julio Cuesta nos despertará en un año si Dios y la Esperanza nos lo permiten. José María Rubio: “Otro Domingo de Ramos /¡ay amor! en la clausura /y la monja soñadora /esperando a la Amargura. /Dicen que la Virgen quiere /vestirse la toca blanca /y quedarse con nosotras /a vivir en nuestra casa./ (…) Dicen que la Virgen quiere / dejar el palio y la plata /y clavarse en nuestra cruz;/salir todas las mañanas /a mendigar caridades,/quiere hacerse nuestra hermana,/para abrazar la pobreza,/para sufrir en su alma /los dolores del que sufre /sin trabajo ni esperanza./(…) Dicen que la Virgen quiere /hacerse paloma blanca /y anidar en los cipreses / y dormir en las ventanas /para velar nuestros sueños,/para alegrar nuestras almas./Y yo cuidaré su nido /y yo arreglaré su cama,/y seré su compañera /cuando por Sevilla vaya /tocando los corazones /con la punta de sus alas. /Y yo pediré con Ella,/repetiré sus palabras /cuando musiten amores /y reclamen esperanza./La noche se ha detenido./¡ay amor! La Virgen pasa;/la Amargura va llorando /y ha mirado a la ventana, /y una monja soñadora /se ha despertado al mirarla. /¡Se queda, Madre, se queda,/prepare una toca blanca!” Joaquín Caro Romero: “Sé donde la vida empieza/no donde la vida acaba./ Los gitanos en la Cava/ y Ella en la calle Pureza./Tres veces Cristo tropieza/ al salir de la besana./Y la dulce Capitana/quiere llevar el madero./Ay, Señor, ¿por qué la quiero,/ si yo no soy de Triana?/Después de cruzar el puente/y visitarla en su casa,/yo no sé lo que me pasa/que me siento diferente./Si la espada del relente/ corta en sueño a la mañana,/mi sangre se hace campana/por su nudo marinero./Ay, Señor, ¿por qué la quiero,/ si yo no soy de Triana?” Carlos Herrera 2001 Realmente la casa no debería tener tantos espejos. Desde que estáis solos no necesitáis veros más que el uno al otro. A veces la vida te parece una cosa tan vana que hasta sientes deseos de ir apagando las lámparas para que tus ojos descansen en la sombra. El café siempre acaba derramándose en tus pantalones, algún canalla aparta las paredes de casa para que no te apoyes y ya han de decirte dos veces las cosas para que las oigas bien. Sin embargo quisieras sacudirte el polvo de los días y bajar con ellos a llenarte los ojos de lágrimas y los bolsillos de caramelos, a sujetar tu antifaz con tu mano vigorosa, a mirar muchachas agazapado en tu anonimato, a saludar discretamente con un gesto de tu mano a los conocidos de la carrera oficial, a escuchar de nuevo al Brigada Rafael, a mirar una y otra vez a esa Dolorosa que obra el milagro serpenteante de una larga hilera de nazarenos... ¡Ay, si tuvieras cincuenta desengaños menos!
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al pregón Lutgardo García: “Amo tanto lo perdido,/ que estoy echando de meno s/cosas que no han sucedido./Yo digo que la tristeza/es la Soledad pasando/y oír sillas que se cierran./La dicha duró un instante./Se marcha el Sábado Santo,/queda un año por delante./Cómo se pudo pasar,/hasta hace nada esperando/y ahora otra vez a esperar”.
“Ni avanzas asfixiado hacia la muerte,/ ni duermes ni despiertas desvelado,/ni el aire en tus pulmones se equivoca./Ni eres frágil, Señor, ni eres tan fuerte,/ni hay niñas en tu cielo, está nublado,/ni un ay en las barandas de tu boca./Te juegas tu poder a voz en grito/tirando al río Betis mil monedas:/todo es a cara o cruz y en cruz te hospedas,/en cruz plantando cara al infinito./ Tu lucha cada Viernes es un rito/que nubla en tu retina mis veredas,/y yo me voy, Señor, y tú te quedas,/eterna es tu condena sin delito./Si no expiras bastante en el Museo/y exponen tu más triste vaticinio,/sufriendo sin respiro y sin ahorro,/mi muerte es tu dolor en su apogeo:/ni puede ya llorar tu Patrocinio,/ni Tú podrás seguirme, mi Cachorro.” Charo Padilla: “Les pregunté a los que están más cerca de Ella, a los que cubren el cielo de su Basílica “¿Para qué quieres más, Charo?”, me preguntaron todos los ángeles, “si tienes su cara morena, el rostro donde están las oraciones de tu madre, de tus antepasados, tu gente buena, ¿Para qué quieres contar cómo y cuándo se hizo la Macarena?” Y los ángeles, en mi sueño, me dejaron a las puertas. No pude pedir paso, no pude abrir el micrófono, no pude narrar hoy la gran historia: ser la primera en contar cómo se hizo la Macarena. Lo que yo hubiera dado por ese reportaje. Un ángel me vio apenada. “Vete en paz Charo, sigue viviendo tu fe, anda, que hasta en sueños quieres ser la primera”. El mismo ángel me despertó. Volví a la realidad. Estaba en Sevilla, era primavera, todos ustedes me oían proclamar que hablé con esos ángeles que tallaron a la Macarena. Pero ahora no sé si es verdad, no sé distinguir entre sueño y realidad, soy un mar de dudas, una mujer confundida. Tengo cuerpo de Viernes Santo, dulce fatiga, honda satisfacción. Estoy cansada, pero me siento muy feliz. Quiero seguir soñando. Soy la mujer que un día, en un sueño pregonó: “Sevilla es una cara morena a la que mi madre rezó”.
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Alberto García Reyes:
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Sevilla Fecit-2021 Un encuentro con los artífices del Arte Sacro
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José Manuel Fernández Fernández
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El arte sacro forma parte de nuestra cultura más genuina y constituye un elemento simbólico en el que religión y fiesta se unen para expresar emociones, afectos y una manera de relacionarnos. Esta artesanía cofrade, se erige como elemento de identidad desde que nuestras manifestaciones religiosas como la Semana Santa o las romerías adquirieron su carácter festivo en el siglo pasado y gozan de una aceptación sin parangón que supera a tiempos pretéritos. Es incuestionable el protagonismo singular que tiene Sevilla en la creación de estos objetos, desde que su puerto fuese la puerta de Europa en los negocios de la Carrera de las Indias, hace ya cinco siglos. Hoy, este protagonismo sigue reconocido por su gran calidad y valor patrimonial. Aquí se continúan creando retablos, imágenes, bordados y piezas de orfebrería, cuyo destino puede ser cualquier punto del mundo. Hay que resaltar que estos oficios contribuyen a la conservación del patrimonio artístico. Son bastantes los profesionales formados académicamente para acometer los complicados procesos de restauración, siempre bajo los referentes de la Ley del Patrimonio Histórico Artístico y las Declaraciones y Cartas Internacionales que tratan sobre este tema. Dentro de lo que podemos entender como disciplinas del arte sacro encontramos la escultura y sus complementos, la talla, el dorado, el diseño, el bordado, la pasamanería, la orfebrería y la restauración. En el año 2018 estos profesionales se asociaron para representar, defender y difundir sus intereses económicos, sociales y culturales y así nació la Asociación Gremial Sevillana de Arte Sacro con el fin de fortalecer el protagonismo de Sevilla en el arte sacro. Toda esta artesanía supone un flujo económico fundamental para la ciudad que, desde el pasado marzo de 2020, en el que nos vimos inmersos en esta pandemia, se ha resentido fuertemente, peligrando un considerable número de puestos de trabajo por la cancelación de encargos, y reducción de trabajos, desde que se suspendieron las procesiones por segundo año consecutivo. El Ayuntamiento de Sevilla es consciente del valor patrimonial que representa estas artes y artesanías y el positivo impacto económico que supone, de ahí que, junto con la Asociación de artesanos, organicen una exposición anual en la Casa Consistorial, en la que este año se han unido la Fundación de Caja Rural y el Consejo General de Hermandades y Cofradías, con el fin de dar visibilidad a este sector de gran calado en la ciudad y contribuir a la conservación de estos oficios. Para los sevillanos es de vital importancia conocer este mundo Fernando Aguado
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Juan Manuel Miñarro. Escultor
artesanal, que, por su cercanía y convivencia, a veces nos resulta tan cotidiano, que olvidamos el valor que le otorgan fuera de Sevilla. Por lo general, el conocimiento de estas piezas sacras nos ha llegado desde su destino final, cuando son presentadas como parte del patrimonio material y artístico de una hermandad o entidad religiosa que los encarga, quedando en segundo lugar sus autores y su proceso creativo. De ahí que Sevilla Fecit, sea la entrada a este mundo de los artistas y artesanos. A través de este exposición se muestra el mundo de los artesanos, quiénes son, cómo se desenvuelven, los talleres, el proceso de ejecución de una pieza, el diseño, los modelos iconográficos y simbólicos, los materiales y técnicas y los fines a los que están destinadas, un lenguaje artístico construido para expresar un sentimiento religioso. La exposición se desarrolla en la planta baja del Ayuntamiento, un lugar singular con entrada por Plaza Nueva y salida a la Plaza de San Francisco y, aunque se ha prescindido de espacios emblemáticos como la Sala Capitular Baja, para garantizar un recorrido acorde con las medidas anti covid, no deja de ser un espacio bello y cargado de historia donde mostrar 44 obras artísticas, algunas de ellas viendo la luz por primera vez, que invitan al visitante a conocer como sus artífices han transformado la materia en objetos y que, una vez terminados, asumirán su sentido religioso, simbólico, social y festivo.
A la hora de plantearme cual sería el discurso expositivo para mostrar las 44 obras, tuve claro que debía empezar por ellos mismos, ponerles caras y plasmar las frases y comentarios que ellos me han ido transmitiendo en las múltiples conversaciones mantenidas. Por eso, la exposición arranca en el atrio del Ayuntamiento, donde se pone rostro y voz a los verdaderos protagonistas de Sevilla Fecit. La muestra está estructurada en cinco capítulos y he procurado que todas las disciplinas artísticas estén representadas en cada uno de ellos, ya que existe una relación de reciprocidad entre ellas, aunque expuestas desde el prisma de un capítulo concreto. En cada obra hay Continúa en pag. 42
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Sevilla Fecit-2021 Un encuentro con los artífices del Arte Sacro
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José Manuel Fernández Fernández
una breve descripción y un código QR que permite a los visitantes, desde sus teléfonos móviles, acceder a información ampliada de las distintas piezas y conocer al autor o autora de las mismas. El primero se titula EL ARTE SACRO, UN ARTE VIVO. En su discurrir encontraremos que, en cada obra, además de la proyección de su autor, se incorpora la institución que encarga el trabajo para enriquecerla aún más, participando directamente la sociedad a la que pertenece. También se pone de manifiesto que en sus talleres el tiempo no está detenido. En ellos convergen, además de los saberes, experiencias y útiles tradicionales, nuevos estudios de técnicas y avances que, sin perder su cualidad artesana, logran que estos objetos de culto provoquen devoción, belleza, rito y fiesta. En el segundo capítulo, NATURALEZA, PRINCIPIO Y FIN: SUSTANCIA, FORMA Y TÉCNICA, descubriremos que lo que crea el artífice sacro no lo hace de la nada, sino inspirándose en algo. Es la Naturaleza el origen de sus creaciones y de la Naturaleza el material que utiliza. Pero para ello, es necesario un proceso mental donde las ideas vuelen y surjan y, por supuesto, la habilidad para trasladarlo al mundo real, representando aquellos sentimientos y arquetipos que saben que deben plasmar para que sus obras sean ungidas de vida. Propongo observar cada obra desde tres paradigmas: La sustancia, la forma y la técnica. La sustancia es el tema que el artesano quiere comunicar. Las emociones, los sentimientos, las ideas que quiere exteriorizar y compartir con el resto de sus semejantes. En ella va Cordonería Alba la originalidad, la verdad de su mensaje y su calidad imaginativa. La forma constituye el objeto físico creado, lo tangible construido por su autor. Al observarla, percibiremos las pautas seguidas, las convenciones y las reglas utilizadas para que sea transmisora de sentimientos, ideas y mensajes. Continúa en pag. 44
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Sevilla Fecit-2021 Un encuentro con los artífices del Arte Sacro
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José Manuel Fernández Fernández
Finalmente, la técnica es el método personal del artesano con el que armonizará la sustancia y la forma para lograr su propósito. Constituirá su estilo, su impronta, aquello que diferenciará su creación de la de otros. El tercero de los capítulos habla del LENGUAJE SIMBÓLICO Y SU SIGNIFICADO. El arte sacro, al igual que las demás expresiones humanas, se sirve de un conjunto de símbolos que, aparte de su valor estético, el artesano utilizará para que su obra sea comprendida e identificada. Lo simbólico lo encontramos en la forma, en el color, en la materia… otras veces va inmerso en su disposición. Desde la imaginería, la pasamanería, los bordados, la orfebrería, los dorados, las tallas, la pintura, etc. se forjan formas simbólicas que transforman la pieza creada en un lenguaje comprensible para todos. Invito a leer en las imágenes y sus vestimentas, en los palios y faldones, en candelabros, coronas, canastillas y respiraderos, porque cada uno de ellos contienen un mensaje, un por qué, no están colocados simplemente buscando una armonía estética, sino que cada uno son parte de un camino a recorrer lleno de significaciones. Todos son símbolos formales dispuestos armónicamente construyendo un Antigua Casa Rodríguez discurso claro y preciso. En el cuarto capítulo he reunido las obras del poco más del 10% de mujeres que forman parte de Sevilla Fecit, para resaltar que, en el arte sacro, la mujer sigue poco representada. LA MUJER EN EL ARTE SACRO, es el título de este capítulo, y a través de estas obras y las manos que anónimamente participan en los distintos talleres, propongo visualizar el trabajo de todas ellas y juntos, concluir el camino hacia su plena integración y reconocimiento. La muestra concluye a modo de epílogo en la Sala del Apeadero Lleva por título, SAGRADO, RITO Y FIESTA. A partir del momento en el que la obra sale del taller y es aceptada como un objeto de carácter sagrado, la labor del artesano ha concluido, ahora adquiere un sentido social y simbólico que será compartido por todos. En Semana Santa estos objetos alcanzan mayor protagonismo por su función ritual y social. En estos días la ciudad conmemora la pasión, muerte y resurrección de Cristo. Las piezas aquí expuestas, nos hablan del rito de la celebración de la resurrección, del fuego que se bendice en la liturgia pascual, en la victoria que se anticipa en el Domingo de Ramos, en la eterna primavera retenida en la cera. Es el tiempo en el que Sevilla rebosa de teatralidad y sensibilidad. La ciudad está alegre y de fiesta porque la vida ha vuelto a triunfar y la Esperanza sonríe de nuevo a hombres y mujeres.
José Antonio Grande de León 44
José Manuel Fernández Fernández Comisario SEVILLA FECIT 2021
Manuel Martín Nieto Imaginero 652 80 85 40
Transportes Gil se siente orgulloso de nuestro imaginero de Morón.
Manuel Martín Nieto
Los hermanos menores de edad
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Tratamiento especial de datos de un colectivo tan vulnerable. La normativa actual prevé protección especial para un determinado tipo de datos personales. Son los llamados datos sensibles. Estos consisten en aquellos que revelan una información privada delicada, ligada a la dignidad de los humanos y a su propia libertad, incidiendo de una manera clara en el libre desarrollo de la persona. Por un lado, el dato de que un alumno de un centro docente opte por cursar la asignatura de religión o la alternativa prevista, no es considerado un dato especialmente protegido. Lo único que revela ese dato es que el estudiante está interesado en conocer los principios, historia y preceptos ella. Tampoco sería un dato que revele la religión la asignación de la contribución a la Iglesia Católica en el IRPF. Esto se debe a que la marcación de la casilla sólo muestra la preferencia del contribuyente por una determinada obra social. Por otro lado, la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD, en adelante) ha señalado que sí sería un dato especialmente protegido la participación de un alumno en un rito relacionado con una religión determinada. El especial cuidado que hay que tener a la hora de tratar datos de menores de edad, en particular de niños, se suma a la protección que merecen los datos sensibles de carácter religioso. Recomendaciones prácticas para todo Fiscal de una Hermandad en referencia a datos de Hermanos Menores de edad: • • •
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L a hermandad, antes de obtener el consentimiento, debe proporcionar información básica al menor y a sus padres, al menos de su identidad, los fines del tratamiento, los destinatarios de los datos y del ejercicio de los derechos. Cuando sea necesario el consentimiento, se debe prestar de tal forma que se distinga claramente de los demás asuntos, de forma inteligible y de fácil acceso y utilizando un lenguaje claro y sencillo. Además, en el caso de menores de 14 años o de personas mayores que se hayan visto privadas de capacidad de obrar plena, las hermandades deben obtener el consentimiento del titular de la patria potestad o tutela sobre el niño o el interesado. Los mayores de 14 años podrán otorgar el consentimiento para la utilización de sus datos personales por sí mismos. Cuando se procesen los datos de un menor de 16 años y mayor de 14 años que recibe electrónicamente atención pastoral debe recabarse la autorización del titular de la patria potestad o de la tutela y del propio menor. Los menores podrán revocar el consentimiento prestado por sus representantes legales, desde el momento en que alcancen la edad para consentir por sí mismos (14 años). Deberá evitarse en todo caso los tratamientos de datos personales que impliquen un menoscabo de la honra o reputación de los menores. Hay que tener en cuenta, además, que en el caso de que vayamos a hacer uso de imágenes o vídeos en los que aparezcan los menores, hay que tener el consentimiento expreso y previo para ello. Es importante recabar el consentimiento previo de los padres o tutores o del menor que tenga más de 14 años para que se puedan fotografiar, utilizar su imagen y hacerla pública en páginas webs o redes sociales.
Cuestión aparte, por polémica, es la de qué ocurre si un titular de la patria potestad sobre un menor quiere que forme parte de una Hermandad y el otro no…pero no es quizás este momento el más apropiado para sacar a colación cuestiones tan “delicadas” y sí para hacer hincapié en la obligación de los fiscales de las Hermandades de cumplir escrupulosamente con las obligaciones legales, máxime cuando sin ello estaríamos dando carta blanca a todos aquellos que de una u otra manera esperan un error de cualquier tipo para atacar a nuestras Cofradías.
RAFAEL JIMENEZ JOSE LANZAS ROCÍO VAZQUEZ FERNÁNDEZ-PALACIOS ABOGADOS, S.L.P.U. 48
Jaime Rodríguez
Te sigo esperando
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Sevilla Nuestra
In Memoriam
Carlos Morán. Capataz
Juan del Río Martín. Arzobispo Castrense
Luis León. Capataz
José Miguel Hidalgo. Capataz
José María Suárez. Ex Hermano Mayor San Benito
José María Domínguez-Rodiño. Ex Hermano Mayor Santo Entierro
Sevilla 2021
Otto Moeckel. Ingeniero
José Moya Sanabria. Empresario
Rafael Vallejo. Ex Hermano Mayor Buen Fin
Luis Murillo. Ex Hermano Mayor Esperanza de Triana
Manuel Luque. Sacerdote
Juan Manuel Espín.
Un hospital lleno de Esperanza
Sevilla Nuestra
Carlos Míguez Sánchez
Permítanme los lectores comenzar estas breves líneas, haciendo alusión a la expresión derivada del mito de Pandora: “la esperanza es lo último que se pierde”. Y es que en un hospital es donde dicha expresión cobra más sentido. Hay esperanzas por doquier, en sus pasillos, en sus quirófanos, en sus consultas, en sus salas de espera, en sus unidades de cuidados intensivos, en todos sus espacios, pero sobre todo, en el corazón de sus profesionales, los enfermos y sus familiares. Pues sí, ahora, en el nefasto aniversario de que se desataran todos nuestros males, al igual que se escaparon cuando Pandora abrió su caja, lo único a lo que en muchas ocasiones nos agarramos es a la esperanza de superar esta situación crítica desde la perspectiva de la salud, lo social y lo económico. La esperanza, que a veces es consejo, y otras consuelo, o ambos, en un hospital se transmite en su propio ambiente, pues cuando uno se dedica a la salud, y más concretamente a la sanidad, viene como anillo al dedo la frase clásica de dos ilustres médicos franceses del siglo XIX, Adolphe Gubler y Claude Bernard: “Guérir quelquefois, soulager souvent, consoler toujours” “Curar a veces, aliviar a menudo, consolar siempre”. Está máxima, que todo médico debería tener en su bolsillo junto a su fonendoscopio, ha cobrado su mayor esplendor en estos días que nos han tocado vivir, pues esta pandemia ha supuesto afrontar situaciones de incertidumbre para los profesionales, ante lo nuevo y desconocido, recuperando la esencia misma de la medicina, más concretamente lo que en términos de gestión sanitaria se ha adornado con el término de humanización de la asistencia. Así ha sido, y es, en estos días para los pacientes, ha tenido tanto valor el último antiviral disponible en el mercado para tratar la enfermedad, como el poder hablar por videoconferencia con sus seres queridos o recibir el abrazo “EPIficado” de los sanitarios. Como oncólogo, mis pacientes han valorado que hasta en las situaciones más críticas y cercanas al final de la vida, llenará sus corazones y el de sus familiares de esperanza, unas veces en conseguir la deseada curación y otras veces, por desgracia, en culminar el camino de la vida en paz. Pero la realidad, es que a pesar de estar curtido en este difícil quehacer diario, esta pandemia nos ha puesto y hecho sentir escenarios inimaginables, ya que esta enfermedad ha afectado a familias completas, aisladas, en las que el infortunio se llevaba precipitadamente a varios de sus miembros. Sin duda, este párrafo sólo puedo sentenciarlo con dos palabras. Gracias, a todos esos compañeros que tienen en sus manos lo más preciado del mundo, la salud. Y ánimo, para aquellos que han pasado por la enfermedad y/o han perdido a algún ser querido. Por último, autorícenme a tener una reflexión de lo que significa la esperanza para un ateo, sevillano y macareno (de profesión y devoción), pues aunque parezca extraño, en Sevilla, se puede ser ateo y macareno. Recogiendo aquí las palabras, de un buen cofrade, mi hermano, esta aparente incompatibilidad sólo puede ser resuelta si uno ha ido con pantalones cortos, frío en las piernas, agarrado de la mano de su madre, en una temprana mañana de viernes santo, a ver pasar por su barrio a la señora de Sevilla. Por ello, ahora, cuando paso por la planta primera de mi hospital y veo representadas las siete esperanzas, no la veo a ella, si no a la que me dio a luz y me enseño, que en la vida siempre se va de frente y con pasos cortos. Carlos Míguez Sánchez Médico, Oncólogo del Hospital Universitario Virgen Macarena
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Saluda Presidente del Consejo General de H.H y C.C
En muchas ocasiones se ha tratado de dar una definición a la Semana Santa, algo verdaderamente difícil, toda vez que se trata de un fenómeno complejo, que posee una marcada vertiente trascendente y devocional, junto a múltiples factores sociales, históricos, antropológicos, etnográficos, estéticos y un largo etcétera. A modo de síntesis, podemos afirmar que la Semana Santa es la celebración religiosa más hermosa en el escenario de una de las ciudades más bellas: Sevilla. Cada año aguardamos con impaciencia su llegada, que este año se han visto acrecentadas por las circunstancias adversas que atravesamos, en las que la actual pandemia nos va a privar por segundo año consecutivo de celebrar nuestras Estaciones de Penitencia, cuando cada primavera, Sevilla se transmuta en una nueva Jerusalén que sirve de marco a los Misterios más trascendentes de la Humanidad, como son la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús de Nazaret; las calles, plazas y rincones de la ciudad no serán surcadas por nuestras cofradías en sus anuales estaciones de penitencia. Así, nos disponemos a vivir una nueva Semana Santa más íntima y personal, pero nunca alejada de todas y cada una de nuestras 70 Hermandades de Penitencia.
Sevilla Nuestra
Francisco Vélez de Luna
Unas Hermandades que –en este tiempo difícil de pandemia- han redoblado sus esfuerzos, propiciando el encuentro de cofrades y fieles con sus más entrañables devociones a través de las redes sociales y volcándose en sus tareas asistenciales para llevar consuelo y ayuda a los más necesitados. Sin embargo, la ausencia de cofradías en la calle no llevará aparejada la no celebración de la Semana Santa. Una Semana Santa más honda, más intimista ciertamente con un halo de nostalgia, Una Semana Santa que nos habrá de llenar de una devoción intimista, cargada de hondura trascendente y abierta a la Esperanza, tan necesaria en un momento como el que atravesamos, pero con la certeza de que nuestras calles volverán a abrazar cortejos de nazarenos, el rítmico andar de los costaleros, la música o la saeta que nos emociona o la multitud que acude a contemplar el paso de las cofradías. No obstante, este año, a diferencia del anterior no estamos confinados y, al menos, gracias a la generosidad de las hermandades de Sevilla, estamos asistiendo con honda devoción a la celebración de los cultos organizados en su seno y pudiendo disfrutar de una programación de primer nivel en la que el patrimonio de nuestras cofradías, la música, la fotografía y el cine tienen un papel relevante. El Consejo General de Hermandades y Cofradías junto a las Hermandades de Sevilla se suman a la celebración de la Semana Santa y estoy seguro que la Cuaresma y la Semana Santa de 2021, diferentes en los modos a lo que acostumbramos a celebrar, quedarán en la memoria colectiva de la ciudad como referente de un momento singular en la historia de nuestras cofradías. Francisco Vélez de Luna Presidente del Consejo General de HH y CC de la Ciudad de Sevilla 55
Hoy fue ayer
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Pilar Fuertes Aguilar La memoria de la Semana Santa es como un libro antiguo con fotografías de Luis Arenas y los textos de Ortiz Muñoz. Como una postal marca escudo de oro en la que el Desprecio de Herodes sale de la Catedral a la Avenida, en la tarde, soleada en su canastilla, del Santo Entierro Magno de 1965, el año de las Misiones. Y es esa Semana Santa del programa de El Correo -más que de Andalucía- de Filiberto Mira. O la de la saeta de Centeno como cantada desde el balcón de Carlos Schlatter en la Radio Popular de la calle Vírgenes: “Silencio, pueblo cristiano; aquí tenéis al Redentor...”. Me vienen los recuerdos en las vísperas de otra Semana Santa que no va a ser, vacía de todo menos de añoranzas, como si la entonara Soto en aquella canción de amor que se hace viva crónica de otra Sevilla en primavera sin primavera: “Me he pasado media vida echándote de menos...”. Echándote de menos cuando llovía y todo quedaba deshecho y mezclado como los colores de una acuarela que mojaba una tormenta. Echándote de menos cuando vivía en Zaragoza y el Arco de La Macarena me hería desde el telediario que contaba su regreso triunfal a la Basílica. Ella era el mundo y yo me sentía fuera del mundo. ¡Ay, los recuerdos! Los que ahora, en esta Cuaresma de 2021 camino de ninguna parte, de ninguna puerta ojiva en San Julián, de ningún Puente de Triana con La Estrella, me escriben los cambios de la Semana Santa como si Juan Carrero me entregara mis propios anales de las cofradías: Suena Font de Anta en una Semana Santa de Banda Municipal de oficio detrás de La Amargura, siempre color de lienzo antiguo, siempre de Antonio el capiller, de don José Esteve, de los Ollero, los Peinado, los Pueyo, Bermudo… de Manolo Ortiz cogiendo el mes de vacaciones para el reparto de papeletas de sitio. Siempre Amargura en el magisterio de su capataz Alejandro Ollero, premio en 1992 de la Fundación Machado, por juanramoniano en sus órdenes, como si mandara “no la mezcáis más, que así es la rosa, que así es el canon”. Los recuerdos, aunque yo no lo quiera, aunque en estos días yo desee más una vida por delante que por detrás, me permiten que llene con ellos una ciudad deshabitada de cornetas y tambores, de esquinas a las que les han arrancado los escalofríos de un paso que asoma, como a los balcones les han descolgado los repelucos de un palio salvando herrajes. Lleno con bullas las calles y las plazas, me hago mi propio sitio en el Museo que hace la desembocadura de un río humano que viene desde Alfonso XII. Lleno también allí la voz llena que lo invade todo de Pepe Peregil para la Virgen de las Aguas: “La rosa dijo al clavel, y el clavel dijo a la rosa, voy a morirme a los pies de la Virgen más hermosa”. Lleno, lleno y lleno esta Sevilla que no entiende su desierto ni su silencio. Lleno mis ojos de lágrimas; eso sí, de lágrimas de esperanza para derramar por los dos perfiles de la ciudad que, otra vez, guarda el dolor en sus templos. Pilar Fuertes Aguilar 58
Mario Borrallo
Sevilla Nuestra
Compendio General de las Cofradías de Sevilla
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En el pasado mes de enero ha visto la luz un nuevo libro sobre la Semana Santa de Sevilla. Nos referimos al «Compendio General de las Cofradías de Sevilla», editado por Renacimiento en su colección «Cruz de Guía. Espuela de Plata». Sus autores, Jesús Luengo Mena y Juan Pedro Recio Lamata son dos escritores sobradamente conocidos en el mundo de las cofradías por sus libros y sus múltiples conferencias y colaboraciones en revistas, boletines y webs cofrades. El libro, tal como Francisco Vélez expone en su prólogo, sigue la línea de los escritos por el abad Sánchez Gordillo, Bermejo y Carballo, Ortiz de Zúñiga, Justino Matute, González de León o los Anales de Juan Carrero en el sentido de compendiar todo lo conocido sobre este mundo tan polifacético de las cofradías. La obra nace con vocación divulgadora y, como bien dice en su introducción Rafael Jiménez Sampedro, podría servir perfectamente de manual de estudios a cualquier persona que quisiera adentrarse en este mundo. El Compendio, en sus 623 páginas, tiene dos partes bien diferenciadas. Al comienzo, en seis capítulos, se estudia la historia de las cofradías: su origen, desarrollo y situación actual, para seguir analizando los cultos que las cofradías dedican a sus Titulares, tanto en el pasado como en la actualidad. Quinarios, triduos, novenas, setenarios, vía crucis, funciones y función principal se desgranan en esas líneas dando cumplida cuenta de su origen y sentido devocional. A continuación se analizan los títulos, la heráldica, los órganos de gobierno de las cofradías y los requisitos canónicos que se precisan para fundar una hermandad. También se analiza y describe la estación de penitencia, el cortejo procesional explicando el sentido y origen de sus insignias, las túnicas y múltiples detalles más que, en tono didáctico y ameno, ilustran al lector sobre la cofradía en la calle. Un capítulo novedoso es el dedicado a la música en las cofradías, capítulo escrito por José Márquez Morales, en el cual el canónigo honorario y cantor de la catedral analiza las marchas procesionales, las bandas de cornetas y tambores y las de palio, la saeta, la música de capilla y las coplas de cultos de las hermandades. Se cierra esta primera parte con un capítulo dedicado a la iconografía y los pasos, aportando datos y detalles minuciosos sobre los pasajes de la Pasión representados, los pasos alegóricos, las imágenes de candelero, los pasos y las partes de que se componen y el mundo de los capataces y los costaleros. En una segunda parte, que los autores han titulado «Las cofradías una a una» se hace un cumplido resumen de todas las cofradías, incluidas las de Vísperas, que por primera vez aparecen en un libro, comenzando por su título completo, residencia canónica, datos históricos bien desarrollados, heráldica, túnicas y sus pasos, así como los autores de sus imágenes y de los enseres procesionales, sin rehuir anécdotas, leyendas o tradiciones relacionadas con las cofradías. El libro cuenta con una importante aportación de fotografías —227— debidas en su mayoría al objetivo de José Ignacio Velasco, fotografías que, insertadas en el texto en los lugares oportunos, ilustran de manera visual lo que el texto explica. En definitiva, estamos ante una obra muy recomendable para el lector que quiera tener una visión de conjunto del mundo cofrade y cuya principal virtud consiste en reunir en un solo libro, a modo de enciclopedia, los principales conocimientos sobre este tema. Y, como no, puede servir también para aliviar el dolor de no poder verlas, este año, en la calle.
Cómo decíamos ayer
Con estas palabras, atribuidas a fray Luis de León, comenzaba el predicador su homilía del primer día de quinario a Jesús ante Anás, queriendo retomar el culto que el año pasado quedó interrumpido. Entonces, la voz del sacerdote enmudeció entre los muros de San Lorenzo, las velas no volvieron a encenderse y las flores se marchitaron a los pies del Señor, la Virgen del Dulce Nombre y San Juan. Desde aquella semana de alarmas y confinamientos, la vida está encerrada en un enorme paréntesis de incertidumbre, en el que el tiempo ha apretado fuerte sobre el barro de nuestras emociones. Al parecer, el fraile a quien se atribuye la frase, volvió a la Universidad de Salamanca tras pasar algún tiempo en prisión y, queriendo retomar la deseada normalidad de tiempo atrás, comenzó su primera clase recordando la última que impartió antes del presidio. Sea o no cierta esta historia, la conocida frase nos brindaba desde el púlpito la añoranza de cuaresmas pasadas con horizontes azules de Domingo de Ramos, cofradías y plenitud. Al igual que le ocurrió a fray Luis, este último año ha sido una cárcel para nosotros. No es necesario relacionar las privaciones soportadas ni los deseos no alcanzados. Antes de la pandemia, nuestra existencia era una colección de peldaños por subir, de desafíos que vencer y de satisfacciones por lograr. Todo iba bien y jamás la historia reciente fue tan cruel. Creíamos ser los dueños del destino y que las cosas importantes danzaban a nuestro antojo, y en esto llegó la vida y nos puso en nuestro sitio. La autosuficiencia humana se derramó por los suelos cuando anunciaron que un extraño virus se escapaba del otro lado del mundo e inundaba el planeta con su manto de enfermedad y muerte. El golpe vino directo donde más duele: en plena Cuaresma. Las ilusiones de grandes y pequeños quedaron atrapadas en la telaraña de una frustración que nunca antes conocimos. Se nos venía encima una Semana Santa para la que no estábamos preparados. La magia de aquellos días se trocó en miedo y desencanto. Desde la clausura de nuestros hogares nos tocó vivir una Semana Santa tan distinta como amarga. La túnica volvió al altillo llorando su prematuro retorno, la papeleta de sitio quedó sin imprimir y las sandalias no salieron de su caja de cartón. Seguimos por redes sociales la Liturgia de los días grandes. Vídeos cargados de melancolía, aroma a incienso lejano y marchas escapadas de no sabemos dónde y que se colaban por las ventanas, fueron un bálsamo inocuo sobre la llaga abierta de la nostalgia. Presentíamos el interior oscuro y silencioso de los templos, añorábamos los abrazos imposibles y sentíamos que las miradas que siempre reconocíamos la tarde del Martes Santo se perderían en horizontes imaginarios. Recibíamos cada mañana la luz de la Semana Santa, la más pura del año, con un halo de tristeza. Poco a poco, los días fueron marchándose envueltos en los aplausos de la tarde. Tras meses de cuidados y reflexiones y aunque el paréntesis continúa abierto, el horizonte de las vacunas y la mano del que todo lo cura, —hay quien dice que es el tiempo, pero en San Lorenzo sabemos que no es así— nos señalan el lento final de un trayecto que no elegimos. El pasado huye empujado por las manos de Quién nos cuida en este tiempo y cuyo nombre, Esperanza, es el contrapeso a tanta tragedia y decepción. Hoy, al volver a casa tras el quinario, sin querer hemos echado la vista atrás con el deseo imposible de borrar este pasado al que aún estamos condenados. Será, si Dios quiere, la primera Cruz de Guía que veamos en 2022 la que nos recuerde este cómo decíamos ayer, confirmándonos la victoria sobre lo que nunca tendría que haber sucedido.
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Juan Pedro Recio Lamata
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Jorge Durán
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Sevilla Nuestra
Sevilla Nuestra
La ciudad sosegada y en calma Lo dijo anoche, con la frase ritual, la Ronda que marchaba entre El Valle y Pasión: “La ciudad está sosegada y en calma como corresponde a la festividad del día.” Yo le sugiero, lector, que no siga usted con este recuadro hasta que sean las tres o las cuatro de la tarde de este Viernes Santo de carracas antiguas y silencio en los barrios, mientras duermen los que acaban de venir de ver las de Madrugada. A esta hora sí que está la ciudad verdaderamente sosegada y en calma, en la tarde sin campanas, con un sol antiguo que se llena de túnicas azules por la calle Toneleros cuando Pepe Andréu está igualando la cuadrilla de la Carretería en la acera del Negro. En esta ciudad sosegada y en calma yo le quiero hablar, lector, de una Sevilla de silencio que no olvidan las cofradías: la Sevilla de los que nos precedieron. Si algo constante hay en todos estos días es la exacta conciencia de la repetición del rito que aprendimos, que nos enseñaron y que hemos de legar. Por eso nunca olvidamos a quienes nos enseñaron. Las cofradías no lo olvidan. La gente no lo sabe, pero ahora, las tres o las cuatro de la tarde del Viernes Santo, la larga tarde sin campanas que está esperando al Cachorro en el puente, el cementerio está lleno de flores nuevas. Lirios de pasos de misterio, rojos claveles de montes de Crucificados, flores blancas de los entrevarales de un palio. En las hermandades alguien pronunció, terminada la estación, las palabras de todos los años:
En la alta noche, yo he visto a un nazareno salir de la puerta de una sacristía con un ramo de claveles blancos, olorosos de cera de candelería, tintineantes aún de una levantá a pulso. He visto perderse, por el camino más corto hacia la certeza de la memoria, a ese nazareno por las calles de Sevilla. Y lo he visto esta mañana, poco antes de que cerraran el cementerio. La ciudad de mármol también estaba sosegada y en calma. No había tambores ni trompetas, ni saetas en los balcones, ni niños pidiendo cera. Pero allí estaba, en el más impresionante paso de la Canina, la verdad de Sevilla. Valdés Leal. Ni más ni menos. Ese nazareno, ahora con un traje gris, avanzaba hacia la seguridad de una calle de cruces y recuerdos. No rozaba un varal el aire entre los cipreses. Había ese silencio que se hace cuando pasa la Mortaja. Ese nazareno de Sevilla dejaba unas flores del paso de la Virgen sobre su propio recuerdo, y en silencio le iba diciendo a su padre lo bien que fue ayer la cofradía, cómo se lució su Virgen.
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USA-Reiseblogger
---José María, dile al prioste que te dé del paso de la Virgen las flores para la tumba de tu padre...
Yo, ahora que la ciudad está sosegada y en calma, también cojo un ramo de flores que me ha dado el prioste de la más humilde cofradía y lo llevo sobre el mármol de la memoria de los que construyeron este gozo. Lo pongo sobre la tumba del maestro Farfán y suenan Campanilleros. Lo pongo sobre la silla del Pali en la calle Aduana y pasan las cuadrillas que tienen fuerza con gracia. Lo pongo sobre los versos de Rodríguez Buzón y vuelven a mecerse las bambalinas por Caballerizas, ya que por calle Sol no cabe. Yo tomo ahora unos lirios y los pongo sobre la Sevilla en flor de José Andrés Vázquez, los llevo al cementerio de disidentes donde nos enseña la única verdad Antonio Núñez Cabeza de Herrera, los pongo sobre la memoria de Manolito Sánchez del Arco. Y hay claveles rojos del puente de San Bernardo sobre el cuarto de estandartes de la memoria donde yace el clarín del brigada Rafael, y cojo unos lirios del Baratillo y los envuelvo en papel de calentitos para llevárselos a Florencio Quintero, y no sé de qué palio coger unas flores bordadas para llevárselas a Juan Manuel Rodríguez Ojeda, y no sé qué clavel de señorito llevar a Rafael Franco, ni qué blancura de la Soledad acercar a Joaquín Romero Murube.
Sevilla Nuestra
Antonio Burgos
Porque si ahora la ciudad está sosegada y en calma como corresponde a la festividad del día es porque ellos slguen guiando nuestros pasos y templando nuestro pulso... A nosotros también, ay, nos llevarán un Viernes Santo flores que fueron fugacidad del gozo en una esquina... Antonio Burgos.
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Sevilla Nuestra
“Abwesender Büβer”
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Ahora que siento nostalgia me referiré a un nazareno que ya no hará estación de penitencia. Si, efectivamente habrá un “nazareno ausente”. La Cruz de Guía de la Hermandad que reside en la sevillana y señorial Plaza de Molviedro, quedará huérfana de su Fiscal de Cruz que durante más cinco lustros le indicaba su caminar. Siempre a su hora en su lugar exacto. Siempre los nietos pidiendo caramelos y nunca dándolos el abuelo nazareno. Los niños terminaban afirmando: “¡Papá abuelo es muy serio!”. Tampoco asistirá a su cita en las queridísimas hermandades del Silencio y el Santo Entierro. Ese mismo nazareno de túnica azul y botonadura roja estará “ausente” los Miércoles Santo ante el paso de la Piedad de la que fuera su Fiscal tantas veces. Una Virgen joven, sin la pátina de los siglos y que no talló Juan de Mesa, ni Ruiz Gijón ni la Roldada, pero que posee para muchos sevillanos que la admiran una autentica unción sagrada. Faltará físicamente como nazareno, pero sus enseñanzas siempre nos acompañaran. Nuestro nazareno ha entendido la vida con elegancia, discreción y humildad. Ha sabido sentirse como un cofrade comprometido. Siempre entregado sin condiciones, con una fidelidad sin ataduras y con lealtad a las instituciones por encima de las opiniones y de las personas que en cada momento las han gobernado. Esto parece fácil decirlo, pero bastante extraño practicarlo. Siempre optó nuestro nazareno por una postura pacífica que le ha hecho disfrutar de una libertad de acción sin límites, con innumerables posibilidades para vivir y actuar según las circunstancias, conocimientos y su leal saber y entender. Disculpaba a los ociosos mientras otros trabajaban en las hermandades para que todo permaneciese hermoso, expresando aquello de: “Unos saben lo que hacen y otros hacen lo que saben”. Siempre igualó por abajo siguiendo las enseñanzas del de Nazaret, que eligió para discípulos a pescadores y no a los doctores del templo. Su lema: ser más que aparentar. Su lección: hacernos entender que nuestra Semana Santa es una celebración de conceptos imponderables, dotada de cuerpo y alma. Su estilo: la tenacidad, siendo firme, porfiado y pertinaz en sus propósitos. Su rito: la peculiar forma de sujetarse el antifaz al rostro. Su legado: inculcar a sus hijos el amor por las cofradías y el respeto a los mayores. Gracias por enseñarnos a comprender que éramos cirios y en cirios nos debíamos de convertir. Nada de apegos a los cargos, pues no hacen falta para querer y trabajar en nuestras hermandades. Le echaremos de menos al entrar en la Capilla. Habrá un gran vacío, pero debe saber y enorgullecerse que la sangre de su sangre ha querido prolongarse de sus hijos a sus nietos que son indeclinables baratilleros muchos de los cuales obtuvieron su “título” en muchas noches de secretaría, sacristía, cuarto-insignias, barco, coro y alguna que otra caída ya vencido por el sueño desde el propio altar mayor convertido en exposición de dalmáticas. Por eso Don Otto, immer in meinem Gedanken. Joaquin G. Moeckel Hijo de Otto Moeckel y María del Carmen Gil.
Sevilla Nuestra
Saluda Juan Carlos Cabrera Valera Teniente de Alcalde Delegado de Gobernación y Fiestas Mayores
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Este año, más que nunca, quiero agradecer la oportunidad que se me brinda desde estas líneas con motivo de la Cuaresma y la Semana Santa de 2021 de dirigirme a los cofrades de esta ciudad. En momentos como los que vivimos es para mí muy importante hacerlo. Pero también quiero comenzar dando mi más sincera enhorabuena a la revista ‘Sevilla Nuestra’ por seguir adelante con esta publicación cofrade de referencia a pesar de las circunstancias. Lo hicieron el pasado año. En pleno confinamiento y ante la imposibilidad de repartir la revista en papel tal y como es tradición en el día del pregón de la Semana Santa, este equipo supo adaptarse a las circunstancias y difundió la publicación en su edición online. Y este año, vuelve a retomar su edición en papel, con la misma ilusión y esfuerzo con la que llevan adelante su proyecto todos los años. En mi opinión, ésta es la actitud que, en general, todos debemos mantener en las actuales circunstancias: seguir adelante y adaptarnos a esta nueva situación. No estamos ante la mejor Cuaresma ni ante la Semana Santa más esperada de nuestras vidas. Pero es Cuaresma y es Semana Santa y la luz de estas últimas semanas, el olor del azahar, el bullir de los sentimientos nos lo dicen. Todo en Sevilla nos emplaza a vivir con mayúsculas estos días, desde la devoción, la fe y la apuesta por nuestras tradiciones, pero siempre con todas las medidas de seguridad sanitarias necesarias para poner por delante lo más importante: la salud. Y con esta idea de seguir adelante, desde el Ayuntamiento de Sevilla, en estrecha colaboración con el Consejo de Hermandades y Cofradías y con otras instituciones y sectores, hemos apostado por un amplio programa de actividades y de dinamización de la Cuaresma que va, además, unido a un plan municipal de reactivación económica de los sectores vinculados a la Semana Santa que por segundo año consecutivo se han visto afectados por la suspensión de las procesiones que cuenta con un presupuesto cercano a un millón de euros. Con la idea muy clara de que lo más importante está en los templos y de cuál es el centro de esta celebración, estamos viviendo también una Cuaresma diferente, que nos está permitiendo admirar el patrimonio de nuestras hermandades, conocer mejor su historia y acercarnos a sectores como los del arte sacro o la música procesional. Las exposiciones organizadas desde el Área de Fiestas Mayores junto a los artistas y talleres de artesanos en la Casa Consistorial sobre arte sacro, con el Consejo en el Casino de la Exposición y en el Antiquarium sobre imágenes secundarias de la Semana Santa y sobre música procesional, respectivamente, son un claro ejemplo de ello. A esto se suma la potente muestra del patrimonio de todas las hermandades organizada por el Consejo en la Fundación Cajasol y un sinfín de actividades como la recuperación de la Exaltación de la Saeta, la muestra de pintura de Semana Santa en el Museo Bellver o el acto de ‘Homenaje al Pregón’, entre otras muchas actividades. Y toda esta amalgama de propuestas ha sido posible gracias a la unión y la colaboración entre instituciones y entidades. Todos a una con un solo objetivo: apoyar y visibilizar a los sectores más afectados por la pandemia en este ámbito y seguir manteniendo viva la llama de nuestras tradiciones y engrandeciendo a nuestra Semana Santa. Me quedo con la ilusión con la que hemos acometido esta Cuaresma y deseo que la mantengamos durante todo el año con la esperanza de que el próximo año viviremos la mejor Semana Santa posible.
Jorge Durán
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Sevilla Nuestra
Manuel Agüera
Jorge Durán
Las Hermandades se volcaron con In Nomine Dei
Entrevista a Antonio Garduño
Sevilla Nuestra
¿Cuántos siglos hay en la exposición “In Nomine Dei? En la exposición hay piezas de seis siglos diferentes. ¿Dime cinco detalles que para muchos pasarán desapercibidos? El anillo del Papa Pío XXI. El libro de registro de hermanos de la Hermandad de los Negritos. La naveta de la Concha del nautilos de la Hermandad del Valle. El puñal de la Virgen del Mayor Dolor del Gran Poder. La túnica de los cuernos de la abundancia de Pasión. Y el parecido de las Marías de la Hermandad del Santo Entierro. ¿Que le está diciendo Pilatos a Sevilla asomado al patio? En Judea mandé. No quise Roma ni poder. Me vine a Sevilla, y en la Calzada me quedé. ¿Un juego de palabras, ¿cuál es la joya de la corona? Sin duda el techo de palio de la Virgen de las Angustias de la Hermandad de los Estudiantes, creo que es la obra de bordados más importante de la Semana Santa. ¿Dónde se encuentra la Virgen sacerdotisa? En el Simpecado de las mujeres de la Hermandad de los Negritos. ¿La exposición In Nomine Dei, es un quejío o una fuerza encerrada entre barrotes? Creo sinceramente que ni una cosa ni la otra. Es una llamada a recordar nuestros valores de siempre y una llamada a la Esperanza que nos llevará a hacer un mundo mejor. Si la exposición fuera un gran fondo de armario y dispusieras de todos sus elementos; tu que provienes de familia de grandes vestidores. ¿Cómo vestirías a esa imaginaria Virgen? ¿Cuales serían los elementos que formarían su palio? Para eso tendría que tener las manos de mi padre o las de mi tío Pepe, cosa que desgraciadamente no tengo, pero si me atreviese, escogería la saya roja de la Estrella, la corona de la Amargura, el puñal de la Virgen del Mayor Dolor y Traspaso y uno de los mantos de la exposición. Los elementos que formaría serían con los del palio de la Virgen de la Estrella, con el manto azul que diseñara mi padre para la Virgen del Mayor Dolor, quedaría un conjunto extraordinario.
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Jorge Durán
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Las Hermandades se volcaron con In Nomine Dei
Entrevista a Antonio Garduño
Sevilla Nuestra
¿Cómo se consigue que un bordado parezca un metal? Utilizando los puntos y los hilos adecuados y, sobre todo aplicando una gran técnica a la hora de ejecutar los bordados.
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¿Has hecho la exposición de tu vida? Sin duda, In Nomine Dei es una de las exposiciones más importante de las que he realizado, pero estoy convencido que la más importante está todavía por venir. Gracias Antonio, por estar desde el principio, por ese trabajo para ponerla en tu marco y después seguir al pie del cañón. Se acabaron las preguntas, sólo una observación que nada tiene que ver contigo, en el mensaje de la entrada y salida, ni son todos los que están,ni están todos los que son, yo soy de los que aprendieron del viejo cofrade que me corre por las venas, apoyar nuestra Semana Santa es hija de la Caridad, nadie tiene que saber quien tiene más mérito que otro, porque al final se equivoca.
Jorge Durán
Manuel Agüera
Jorge Durán
Antonio López
Antonio Sainz
María, La Virgen
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José Antonio Fernández Cabrero Era una joven sencilla cuando se le acercó el Ángel. Su itinerario no parece poder ser más humano en su doble condición de Esposa y Madre. A Abraham lo probó Dios en la fe, pero no le dejó matar a Isaac. A María la probó y consintió que le mataran al Hijo, y Moisés pone hasta cinco objeciones, María ninguna: ¡Hágase en mí pase lo que pase! y lo mantuvo hasta el Calvario. María era judía ¿Cómo entendió que su hijo curara en sábado, cortara espigas, defendiera a las mujeres y transgrediera la ley atacando a la clase sacerdotal? Pues agarrándose a su Fiat ¡Hágase en mí pase lo que pase! ¿Sintió María el silencio de Dios? Pues claro. El Bautista en guerra, el Hijo a la madera, todo, entonces era para Ella, monotonía y silencio. ¿Qué hacía entonces mientras no sucedía nada? Se agarraba a las palabras del Ángel, a su ¡Hágase! sin hacer pregunta alguna donde nosotros no queremos más que evidencias. No meditamos que en el examen, el maestro siempre esté callado. La Esperanza de María fue puesta siempre a prueba extrema: Anunciación ¿Cómo será eso? En la cruz oye el ¿Por qué me has abandonado? Fue una mujer que dio un sí a Dios y que fue fiel hasta su muerte, extendió un cheque en blanco y abrió un crédito infinito incondicional, jamás se volvió atrás ni retiro la palabra. Con su Hágase dijo: Amén a Belén sin casa, cuna ni matrona. Amén a la fuga a Egipto prófuga porque un Niño amenazaba un trono y el trono amenazaba al Niño. Amén al silencio de Dios. Amén a la hostilidad de los sanedritas. Amén a las fuerzas políticas, religiosas y militares que arrastraron a su Hijo Jesús a la crucifixión. Esta es nuestra suprema tentación en la vida, querer tener evidencias de todo. ¿Sabía María todo lo que estaba ocurriendo como lo sabemos nosotros hoy? Su grandeza no le viene del conocimiento sino de su fe. Conoció bien pronto las palabras de Simeón, la espada del dolor la sentiría a lo largo de su vida en forma de: Angustia: ¿Hijo dónde estabas? Destierro: prófuga política pero por veredas y trochas en camino. Persecución: la del Hijo. Incomprensión: ¿Quién es mi madre y quienes mis hermanos? Pérdida del Hijo: ¿Por qué me has abandonado? Soledad: De pie al lado de la Cruz. Como puede verse la María que amamos no tiene nada de sobrehumana, nada de diosa madre. No la situemos fuera de la gran familia humana, es una mujer fuerte y audaz, que no sólo no fue pasiva, sino que no tuvo dudas para afirmar que Dios derriba del trono a los poderosos y a los ricos despide vacíos. No tuvo dudas y sí mucho valor. Y que la mujer que amamos supo siempre desaparecer ante la misión de su Hijo; que fue más sierva que reina. Fue una mujer que no dio pie a una devoción desmesurada y supersticiosa sino a una devoción procedente de una fe verdadera. El Espíritu Santo tomó posesión total del universo de María, desde la Anunciación hasta el Cenáculo y la Cruz. ¿Y en los hechos de los Apóstoles? ¿No estuvo María en las primeras comunidades?
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María, La Virgen
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José Antonio Fernández Cabrero
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¿Entender? ¿Saber? Eso no es lo importante; lo importante no es el conocimiento sino la fe. Y la de María escaló la montaña más alta. Me imagino su conversión con Dios: Padre, apenas entiendo nada, solo que si tú no lo hubieras querido nunca habría sucedido esto ¡Hágase pues tu voluntad! Todo parece incomprensible; no veo por qué tenía que suceder esto, por qué morir tan joven y de esta manera pero acepto tu voluntad ¡Hágase! No veo por qué tenía que ser este cáliz y no otro para salvar al mundo, pero no importa me basta saber que es obra tuya. ¡Hágase! Un día me dijiste que tu hijo sería grande; no es grande, pero aunque nada veo ¡Hágase!. A veces pienso que María fue el gran desmentido de Dios desde Nazareth hasta el Calvario. Sí, hoy lo sabemos, pero, insisto ¿lo sabía Ella? ¿Es amor el que no ha cruzado treinta años de silencio? Y después la soledad; tampoco hay verdadero amor sin horas de soledad y abandono, porque el Hijo se ha ido lejos, a su gran locura: El Hombre. Por fortuna ningún dolor es capaz de ahogar una esperanza verdadera. ¿Y luego? María nunca se jubiló de la Maternidad de los Hombres. Entonces ¿por qué le decimos vuelve a nosotros esos tus ojos? ¿Qué clase de fe es la nuestra? María fue mandada a crecer en las “tres teologales” sin saberlo, de ahí que se nos escape de las manos, y para Ella, vivir aquel tiempo tuvo que ser un infierno. Estoy seguro que María fue asaltada y combatida por la incertidumbre, más nunca abatida. Su secreto fue ese: no resistir; Ella no podía cambiar nada, el Padre lo quería así o lo permitía así. Tanto Madre como Hijo, resuelven con un ¡Hágase! una vez María, tres Jesús. Cuando Ella quiere expresar su identidad espiritual lo hace con “Soy la esclava del Señor”. Su Hijo, con “Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón”. Esta es la María en la que creo: la de la Esperanza; más imitable que admirable; la del recogimiento y callar sonoro. En “María La Virgen”, cuando hoy con más promiscuidad que nunca se desprecia ese valor. María de la Esperanza nos enseñó que las espinas que pinchan no son las que se besan sino las que se pisan. Busquémosla mientras se deja encontrar, pero recordad: Ella alivia la Sed; El señor nos la quita: El amor. Y quien anda en el Amor, ni cansa ni se cansa. Y María no sucumbió nunca, no eran circunstancias para pensar en bonitas teologías. Esta María, la Virgen, es Nuestra Esperanza. ¡Dichosa Tú, que has creído!. José Antonio Fernández Cabrero HERMANO MAYOR DE LA HERMANDAD DE LA MACARENA
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El Señor bendijo a Sevilla
El Señor
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bendijo a Sevilla
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Ángel Martín
Volveremos...
Javi Jiménez
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Sevilla Nuestra
Jorge Durán
Escenas de
la Pasión
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Escenas de
la Pasión
El Paso del Cachorro transformado
La actuación en las andas procesionales del santísimo Cristo de la expiración han implicado una revisión de las mismas desde el punto de vista iconográfico y volumétrico. Se ha querido dotar a este altar itinerante del Cristo de un sentido catequetico importante partiendo de la imagen de nuestra devoción, el santísimo Cristo de la expiración que representa de manera virtuosa “el verbo hecho carne “. Esta cita bíblica es la esencia de nuestro planteamiento iconográfico cuya transmisión oral y escrita se representa de manera perfecta a través de los cuatro Padres de la Iglesia ( San Agustín, San Gregorio Magno, San Jerónimo y San Ambrosio de Milán)y los cuatro Evangelistas(San Lucas, San Mateo, San Marcos y San Juan). Las imágenes han sido realizadas en madera de cedro real ,estofadas en oro fino y policromadas al óleo según los procedimientos tradicionales de la imaginería por el escultor D. José María leal Bernáldez y la colaboración en los estofados del pintor D.Manuel Peña Suarez. Se definen en las cuatro esquinas del canasto los Padres de la Iglesia ya que son estos mismos los que presiden el altar de la primera Basílica de Roma extendiendo así a nuestro altar itinerante la condición de basílica de nuestra sede. De otro modo se opta por la colocación de los cuatro Evangelistas en las cuatro hornacinas que se dibujan en los laterales del canasto. En el plano volumétrico la idiosincracia del proyecto sobre el gran paso del Maestro Guzmán Bejarano ha consistido en acomodar aún más las andas procesionales a la imagen del Santísimo Cristo de la Expiración. Para ello se ha optado por construir todo el conjunto con una forma piramidal para reducir volumétricamente el mismo y hacer que destaque aún más la imagen de nuestro titular. Ello ha conllevado la retirada de algunos elementos como los faroles de plata y las esquinas para poder dibujar esas nuevas líneas de construcción desde la predela del canasto (que se ha tallado de manera corrida en el mismo dibujando la propia esquina) hasta los nuevos candelabros que se han tallado basándose en la identidad de los anteriores pero reduciendo el volumen y altura para así acusar el nuevo dibujo piramidal. La actuación también ha supuesto la sustitución de los 16 arcángeles corpóreos de plata cuyas alas se habían eliminado en la última intervención perdiendo su sentido icono gráfico y se introduce una nueva solución que el maestro Guzmán Bejarano había utilizado en los canastos de similares características como es la
columna salomónica, que además también preside el retablo de nuestra basílica otorgando coherencia estética entre el altar fijo y el altar itinerante de nuestra corporación. Todos estos nuevos elementos de talla han sido realizados por el tallista D. Julián Sánchez Medina e hijo, interviniendo en el dorado D. Emilio López Olmedo. El conjunto se ha concluido con la realización de un nuevo juego de faldones bordados en oro fino cuyo dibujo está basado en la arquitectura de las andas y que juegan con el perfil arquitectónico de los respiraderos de manera invertida jugando con distintas técnicas como la hojilla, setillo, cartulinas,media onda,Mosqueta, ladrillo y muestra. Han sido bordados utilizando distintas estructuras como un galón entorchado perimetral, sobre este se superpone un juego de volutas de forma mixtilinea que se van enroscando de tramo en tramo. Los ángulos van completados por pequeños medallones o cartelillas que riman diagonalmente con la del otro galón perimetral. Los mismos han sido realizados de manera magistral por el afamado bordador D. Francisco Carrera Iglesias “Paquili “. José María Leal
C/ Lima s/n, Mercado de Abastos de Heliopolis. CP 41012 Sevilla Reservas: 854 746 855
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El Legado de Juan Carrero
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Quizá a las generaciones más jóvenes les suene su nombre como a nosotros los de Félix González de León o Bermejo. Seres del pasado cuya obra quedó como fundamental para conocer e investigar la historia de las cofradías. Para nosotros, para mi, fue además alguien de carne y hueso cuyo trato me fue siempre de honda huella por la admiración que siempre le dispensé pero especialmente por el afecto, la cercanía y la atención con que me sentí premiado por su parte. Su carácter fuertemente crítico y adherido a la verdad, a veces más allá de la diplomacia, reforzaban más mi gratitud por ese aprecio inmerecido. Cuanto de bien legó a las Hermandades y no digamos a su Hermandad de las Penas de San Vicente, no puede decirse que le saliera gratis sino que fue fruto de una vida de entrega absoluta. Tal vez con la recompensa de quien además ama y disfruta profundamente aquello por lo que se sacrifica. Pero con su buena ración de disgustos y contrariedades y con las deudas de tiempo familiar que conlleva. Por mi parte considero que su obra no fue un hito más en la larga bibliografía sobre la Semana Santa, una referencia de obligada consulta. Más bien supo dejarnos la brújula con que orientarnos a la hora de comenzar cualquier pesquisa sobre nuestro pasado en el caso de sus Anales, o de formarnos como cofrades en el caso de su Diccionario Cofradiero. He de confesar que el día que deposité el pequeño archivo bibliográfico y hemerográfico que modestamente pude reunir, retuve a mi lado ambas obras porque significan el primer y profundo paso en cualquier investigación o regreso al pretérito en el que me sigo enfrascando de vez en cuando. Primero, lo que diga Carrero, luego ya que venga a aumentar, a corregir incluso, lo demás. Viví la primicia de las primeras ediciones de ambas obras. Incluso ya le era asiduo en sus avances del Boletín de las cofradías. Después recalé en las siguientes ediciones, que mantenían o mejoraban su contundente formato de tamaño y peso enciclopédicos, no merecen menos. Pero ambas quedaron detenidas tras su desaparición, no se si por respeto a no mancillar con manos ajenas lo que tanto mimó al detalle o si por falta de verdadero interés editorial o que no haya autor que se atreva con la tarea detallista de darles continuidad. Pero el uso para el que fueron publicadas como impagables herramientas para el investigador precisan de su puesta al día para no quedar obsoletas y cada vez más amputadas. Cuando se me requirió la presente colaboración, reciente aun mi última consulta a dichas obras, no dudé en solicitar si podía hacer de estas líneas algo más provechoso y útil que la habitual recreación literaria que se me demanda. Y convertir estas páginas en lanzadera de una propuesta en tal sentido. En el caso de los Anales y teniendo en cuenta que se trata de añadir hitos todavía recientes no sería complicado ni trabajoso añadirle la cobertura de estos últimos años en cada una de las Hermandades. Aun así, con un mínimo de infraestructura organizativa, se podría requerir de cada una de ellas -sumándole la participación entiendo que voluntaria de los investigadores oportunos- su colaboración, incorporándolas de inmediato de manera digital y con una frecuencia decenal por ejemplo en edición en papel, previo filtro de un comité en el que los primeros que deben estar incorporados son sus descendientes, por ética, cortesía y por la pertinente autorización legal en derechos y registros. Respecto al Diccionario, es mayor la necesidad de conocimientos específicos en cada uno de los campos profesionales, cofrades, eclesiásticos, artesanales e institucionales que se dan cita en el mismo. Lo cual demuestra una vez más el conocimiento tan completo que atesoraba Carrero de todo el universo cofrade en sus múltiples facetas. Teniendo bien delimitados esos campos, con un representante de cada uno de ellos que los supervise y actualice, la complicación se simplificaría enormemente. Y en el espinoso tema de los dineros, para garantizar la participación voluntariosa y desprendida de todos, debería ser manifiestamente comprobable que el proyecto no conllevaría ganancia comercial alguna, salvo las lógicas de su publicación y venta, quedando los beneficios si los hubiere dirigidos a los propios gastos ineludibles y bien fiscalizados que se requiriesen o a una entidad benéfica que gozara de las simpatías del recordado cofrade. Desde ya, por mi vinculación personal, ponemos a disposición de la idea los recursos del archivo “Documentación cofrade”, de consulta directa en internet, como ubicación concreta para el desarrollo de la idea pero siempre bajo el compromiso ya apuntado de la total filantropía. También sería natural y adecuada localizarla en el seno del Boletín de las Cofradías de Sevilla. En cualquier caso no es esa la preocupación primera para echar a rodar la propuesta. Animamos a cuantos autores, investigadores, aficionados y cofrades en general quieran aportar sus iniciativas al respecto, lo hagan dirigiéndose al correo electrónico de esta revista Sevilla Nuestra (analesjuancarrerosevillanuestra@hotmail.com). Sería un modo de agradecerle y devolverle cuanto tiempo y energías invirtió por el bien de nuestras Hermandades y que de haber vivido estos difíciles momentos presentes, ya estarían anotados y añadidos en ambas obras. Francisco J. Vázquez Perea
En homenaje a los que nos dejaron por la pandemia